Mason
Voy rumbo a la empresa por la ventanilla veo como el sol comienza a destilar los primeros rayos de la mañana. Está un poco caluroso para mí gusto, odio el verano, las altas temperaturas y todo lo que implica sudar.
Pienso en todo lo que me dijo mi abuelo Dominic con respeto a casarme, soy su único nieto y quiere verme con una familia antes de partir al otro mundo. Mis padres no paran de dar lata con el mismo tema. Eso me pone de mal humor que ni yo me soporto.
Llegó a pasos rápidos que la secretaria no puede seguir mi ritmo, Marc ya está en la oficina con mi café en
el escritorio, tomo asiento. Cuando ya nos encontramos los dos solos lo invito a sentarse.
-Señor ¿Cómo está? - me molesta tanta formalidad hace años que nos conocemos y no puede tratarme de
"tú", - ¿Para qué me llamo?
-Quiero que pongas un aviso en el diario, escucha bien lo que te voy a decir, para solicitar una esposa - Marc
abre los ojos como platos.
- ¿A qué se debe está decisión? Si se puede saber - pregunta con mucha curiosidad.
-Es una tonta, pero eficaz decisión. Mi abuelo quiere verme casado antes de morir, también para que sea su único heredero - me giro en la silla quedando otra vez frente a los ojos de Marc - Dominic no debe enterarse de lo que estoy planeando ¿entendido?
-Como usted ordene - dice - pide algún requisito en especial.
-No, pero eso te lo dejo a ti, me conoces bastante, para saber mis gustos. Solo trata de que no sean locas
obsesivas.
Asiente saliendo por la puerta, yo medito todo lo que voy a hacer, tengo que ser muy precavido para que no sepan mi secreto. Luego me concentro en los papeles que tengo delante de mis ojos para firmar.
Después de un día agotador regreso a mi casa, es una mansión grande, yo diría un castillo gigante. Tiene como cinco pisos, una cocina grande con comedor, sala de estar y juego, piscina, campo de golf, tenis y fútbol. No es nada comparada con la hacienda que tenemos en el campo, allí tenemos caballos, son los animales que más amo en el mundo.
Bajo de mí auto, un lujoso BMW Serie 7, son mi otra pasión. Entro por la puerta de servicio para evitar a mi madre, cuando logro mi cometido, corro por las escaleras. Saco un jens negro, una camisa rosa del vestidor para la ir está noche a mi club nocturno, "Wild Heart".
Mí club se llama como soy yo, un corazón imposible de domar, tampoco creo que exista la mujer que lo pueda hacer y cumplir mis exigencias. Espero que Marc encuentre la adecuada para el trabajo de esposa, que no cause ningún problema y que sea del agrado de mis padres porque estaré frito si eso no sucede.
Ya más relajado, ingreso a la ducha, dejo que caiga la agua por mi piel. Es algo sumamente hermoso sacarse el
estrés, después de unos minutos, salgo para vestirme. Pero antes voy a tomar una siesta de media hora.
Despierto una hora más tarde, busco la ropa apresurado. Ya son las diez de la noche, quede con Ricky a la diez y media en el club. No le gusta mí impuntualidad seguramente se va a enojar.
Estando listo bajo, y me encuentro a mi madre tomando café con Eunice, esa mujer me desagrada. Siempre quiere vender a su hija al mejor postor, varias veces intento que yo me casará con su hija. Finjo ir distraído por lo que salgo tan rápido que no les doy tiempo de saludar.
Conduzco por la carretera principal, mis pensamientos se centran en Olivia, siempre me he preguntado ¿Qué hubiera pasado con nosotros dos sí ella estuviera con vida? Es lo que nunca va a tener respuesta.
++++++++++++++++++
Emily.
Soy una mujer que últimamente he cambiado de trabajo un millón de veces, por decirlo de alguna manera, la enfermedad de mí hijo a provocado estragos en nuestra rutina diaria. Nunca sabes si va a tener una recaída o no y lo peor de todo, es que, su padre nos abandonó cuando supo lo que pasaba con él.
He cargado con esto yo sola, en ocasiones, ya no sé si seguir a delante o darme por vencida. Pero mi niño me necesita solo lo hago por su bien estar. Muchas veces tiro la toalla, aunque mi madre y Ava, mi mejor amiga, no dejan que me rinda sin antes luchar.
Como todos los días, me levanto temprano para ir a trabajar. Tengo varios empleos, la enfermedad de Liam, no me deja otra opción. Algunos son de medio tiempo, otro por la tarde y uno es por la noche. Mamá lo cuida, ya que vivimos con ella, nos mudamos cuando perdí mi casa que fue embargada por el banco. Jacob, el padre de mi hijo, la hipoteco, cosa que yo no sabía. Un día, los empleados del banco, llegaron y se llevaron todo solo nos permitieron sacar la ropa.
Mi impotencia, dolor y odio por esa persona que decía "amarnos" no valía nada. Desde ese día me jure a mí
misma nunca más volver a enamorarme, tampoco derramar lágrimas por un patán que solo destrozo mi corazón.
Desde entonces me dedico en cuerpo y alma al único ser que merece todo mí amor. Todo el esfuerzo para salir de este infierno es por él.
Hoy me toca hacer limpieza en una casa de ricos. Por la noche trabajo de mesera en un club nocturno, en ese lugar la paga si es buena. La mayor parte de mis ingresos es para pagar el tratamiento de Liam.
Desayuno rápido para poder alcanzar el autobús, tomo unos sorbos de café y subo a darle un beso a mi hijo. Al ver que se encuentra dormido, lo contemplo desde la puerta es un ángel inocente que no tiene la culpa de nada. Me acerco sin hacer ruido, aunque no se da cuenta de mi presencia, ya no me demoro más sino voy a llegar tarde.
Alzo mi bolso del respaldo de la silla, colocándolo en el hombro y salgo caminando hasta la parada del autobús. Una hora tardo en llegar a destino, llegó e ingreso por la puerta de servicio, voy a un cuarto asignados para las empleadas para cambiarme de ropa y ponerme el uniforme, que consiste en un vestido blanco hasta las rodillas, delantal negro en el frente, pelo recogido y zapatillas blanca.
Solo estoy a cargo de limpiar habitaciones, cambiar sábanas, toallas y quitar el polvo de los muebles. La que
siempre limpio es la principal, que es de la dueña y su marido, también la de sus hijos, en total son tres la más importante. Las demás solo cuando me lo piden.
Durante el tiempo en que realizo mi trabajo nadie me interrumpe, la única autorizada de decirme algo es la
encargada del personal, Carmen, es una persona muy amable, simpática y humilde porque nunca tiene algo que reprocharme.
Luego de varias horas de limpieza, cambio el uniforme por mi ropa un poco más cómoda. Vuelvo a subir en el
transporte público para volver a casa, era tanto el cansancio que casi me duermo, al bajar mis párpados sé cerraban por el sueño que tenía.
Al entrar en casa no sé escuchan ruidos, es algo que me parece raro, paso por la cocina y nada. En la mesa de la sala veo un trozo de papel con un mensaje:
"Fuimos al parque un rato, no te preocupes en un rato volvemos. Besos y descansa"
Una sonrisa se aparece en mi cara. Mi madre es el mayor respaldo que tengo en esta vida, sin ella no sé qué hubiera hecho.
Preparo algo ligero para comer, después camino hacia mi habitación. Llevo un toallon en la mano y me meto en la ducha, el agua es deliciosa en un cuerpo cansado. Salgo porque el sueño amenaza otra vez, ahora si no quiere dejarme en paz, cuando termino de secarme, optó por un vestido corto como pijama.
Ya no doy más del sueño así que me recuesto en la cama, en menos de dos minutos me duermo.
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Abro lentamente los ojos, Liam se encuentra a la par mía completamente dormido, estiro el cuerpo y con pereza me levanto. Observo el reloj que tengo sobre la mesa de luz, son casi las cuatro de la tarde, hoy me toca trabajar de noche. De solo pensarlo me da dolor de cabeza.
Bajo buscando a mi madre, la encuentro sentada bebiendo jugo de naranja, al parecer no se da cuenta de que
yo estoy bajando las escaleras. Estiro la mano para arrastrar la silla y sentarme a su lado.
-Hola mamá - digo, ella solo muestra su sonrisa - ¿Cómo estás?
-Hola bien cariño ¿y tú? - pregunta, pero ya sabe cuál es mi respuesta.
-Cansada mamá, hoy me toca trabajar por la noche.
-Lo sé corazón, no te preocupes todo saldrá bien, yo cuidaré de Liam. No estés triste – habla acariciando mi espalda en un gesto de "no te rindas".
-Gracias, sino te tuviera no sé qué haría - corren unas lágrimas por las mejillas que ella seca con sus dedos.
-Pero estoy aquí cariño, ya no pienses en eso - giramos nuestras miradas a la escalera para ver bajar
sumamente contento mí hijo. Amo cuando tiene esa energía, súper contagiosa y no está decaído por el vómito, que es síntoma de su enfermedad.
Nos abraza a las dos juntas, riéndonos a carcajadas porque casi me caigo de la silla.
-Mami ¿Podemos ver una película? - habla Liam, mamá hace un gesto con la cara para que le diga que sí.
-Si está bien ¿cuál quieres ver? - va pensando hasta sentarse en el sofá de la sala.
-Podemos ver "Coco" - dice con una sonrisa.
Yo me siento a su lado, enciendo la televisión que la conecto a mi celular para buscar la película, en unos minutos comienza. Él se acurruca bajo mi brazo, en la mitad empiezo a ver la hora, pero aún es temprano.
Liam se levanta para buscar algo que comer, trae un vaso de leche y galletas de vainilla. Lo observo de lejos su
pelo rubio ya creció de nuevo, esos ojos color miel volvieron a tener el brillo de antes y aumento de peso comparado hace dos años atrás.
Cuando termino de ver la película, corro a darme un baño, acomodo mi uniforme en la mochila y solo llevo puesto el pantalón jens negro para que se me facilité cambiarme en el club. Tengo que salir una hora antes del horario de entrada, ya que el lugar queda retirado de mi casa, es en la zona céntrica de la ciudad.
Beso a mamá, a Liam que se encuentra pintando. Él no hace preguntas ya sabe que su madre tiene que trabajar para costear su tratamiento, solo sonríe. Reviso la mochila antes de salir, estando todo listo, abrazo a mamá y me voy.
Por la ventanilla observo una ciudad con mucho movimiento, personas que vuelven a sus hogares y otras van a juntarse con amigos. También se debe a que es viernes, nadie quiere quedarse en casa. Bajo a media cuadra, son más de las siete de la tarde, el sol ya comienza a desaparecer en el horizonte.
El club "Wild Heart" abre sus puertas a la nueve de la noche, llegó justo a tiempo, mi compañero Lucas me está esperando. Ingresamos juntos, yo cambio la remera por una camisa blanca mangas largas, una chaqueta negra, sandalias altas y un logo en forma de corazón con el nombre del club.
Mi trabajo consiste en servir bebidas a los clientes, todos los que llegan aquí son millonarios, más de uno quiso ofrecerme dinero por sexo, claro que no he aceptado no quiero más problemas de los que ya tengo.
Tampoco sé quién es el dueño, nunca lo he visto o yo no lo conozco. La noche va pasando lentamente, llevo un par de tragos a la mesa cinco, donde están cuatros señores mayores conversando, dejo el pedido y volviendo alguien me choca, su cara de desagrado lo dice todo.
-Perdónnn - intento disculparme, pero parece que no le convence.
-La próxima vez fíjate por donde caminas - objeta molesto, sus ojos son penetrantes casi intimidantes que me
obliga a bajar la mirada. No respondo a su grosería, vuelvo a mi puesto y él me mira de vez en cuando. Que sujeto más arrogante que pueda existir.
Cuando terminamos nuestro turno, ese sujeto todavía no se ha marchado, está hablando con el gerente, Mateo. Lucas se ofrece a llevarme y acepto encantada. El cansancio me vence que me duermo apenas llegó a la cama.
Mason.
En el club alguien me choca, no sé quién es, parece ser una empleada. Su cara de asustada lo dice todo, ser
arrogante es lo que me caracteriza así que mis palabras la dejan más vulnerable de lo que aparenta ser.
-Perdónnn – balbucea e intenta disculparse, pero sus nervios la traicionan logrando que agache su cabeza en
señal de sentirlo.
-La próxima vez fíjate por donde caminas - objeto molesto, pero no lo estoy. Es mi forma de ser arrogante.
Continua hacia la barra, efectivamente es una empleada de mi club, vuelvo a centrar mi mirada en mis
acompañantes entre ellos se encuentra mi amigo Ricky. Bebo un sorbo de mi Martini, ya no puedo entender de que están hablando, porque mis ojos recaen en esa mujer que me atropello hace un rato.
La observo discretamente, es bonita nada que envidiar a la demás, pero noto que sus ojos verdes que esconde una tristeza o una preocupación grande. No sé para que la estoy mirando seguramente es otra interesada, de esas que siempre se acercan por un poco de dinero o fama.
Toda la noche lo pase distraído, nunca me desconcentro tanto, mucho menos si se trata de hacer dinero. Aunque el señor Smith me aburría con palabrerío de su familia perfecta, que para nada lo es, si se diera cuenta que su esposa lo engaña, no se reiría de los demás.
Casi acaba la noche, esa mujer, está en la entrada esperando a alguien, su compañero sale con una mochila yéndose juntos, deben ser novios.
Cuando se va termino con mí paranoia, ya un poco más relajado, charló con el gerente para que me diga si
hay algún problema o no.
La madrugada llega antes de lo esperado, regreso a mi hogar, bastante cansado. Pero afortunadamente no hubo ningún problema con mi propiedad, eso me tranquiliza, lo único en lo que sigo pensando es la mesera que sé estrello conmigo.
Por lo tarde que es la carretera se encuentra vacía, uno que otro vehículo encontré en el camino. Mantengo mis ojos puestos en el pavimento aún falta para llegar, también pienso en la decisión de buscar esposa, es una responsabilidad muy grande, aunque con un contrato de por medio. No me gustan los malos entendidos, muchos menos que se crean que voy a enamorar. Ya lo hice una vez y la perdí.
Esté mundo exige mucho para lo que no estoy dispuesto a dar. En las últimas semanas soñé con Olivia, los sueños son difíciles de entender, ella sonreía. Yo trataba de llegar a ella, eso no ocurría porque se alejaba cada vez más, lo que me dijo si pareció algo fuera de lugar "permítete ser feliz". Esa maldita frase ha estado causando daño en mi corazón.
Me detengo al costado de la acera de la carretera, las lágrimas corren por mis mejillas, las seco con un pañuelo. Pensar en ella es un efecto que no he logrado superar, no creo que lo consiga, la llevo en mi corazón sintiéndome muy culpable por su muerte. De alguna forma lo soy, yo provoqué a su padre con mí arrogancia, lo pagué perdiéndola a ella.
Sollozando vuelvo a seguir mí curso, en veinte minutos, llegó a casa angustiado, otra vez con esa amarga sensación de querer morir.
Salgo del auto, todo está en silencio y las luces apagadas, ingreso por la puerta principal. Quiero caminar
hacia la escalera, pero una voz me detiene, es papá.
-Hijo ¿estás bien? - ya sabe que me encuentro mal. Estoy de espalda, no veo su rostro tampoco voy a hacerlo.
-Sí papá - piso el primer escalón y vuelve hablar provocando que me enfurezca.
-No lo parece ¿Otra vez piensas en Olivia? - su pregunta causa irritación en mí.
-Si lo sabes para que preguntas - digo en tono un poco alto.
-Hijo - sus palabras quedan a medias - podemos conversar. Sé que no es fácil pero ya pasaron varios años de su muerte, ya es hora de que lo superes ¿No crees?
-NO TE METAS EN DONDE NO TE LLAMAN - digo casi gritando despertando hasta a mamá que baja atando su bata en la cintura, me mira con lástima cosa que no me gusta. Yo giro sobre mis talones mirándolo fijamente, mis ojos deben de estar rojos por el llanto, él tiene en su mano un vaso de agua. También lleva puesto un pijama en azul.
- ¿Qué pasa? ¿por qué gritas? - mi madre está alterada.
-Nada - decimos los dos al mismo tiempo.
Emprendo mi retirada pisando fuerte cada escalón con mucha rabia por lo sucedido. Ya en la habitación, sentándome al borde de la cama en los pies, retiro los zapatos, aflojo los botones del saco y la camisa. Solamente quedo en pantalón, recojo una toalla del armario para meterme bajo la ducha durante media hora.
Escucho un par de golpes en la puerta, debe ser mamá, no hay ganas por parte mía de darle una explicación de lo que paso allí abajo.
La cabeza duele como nunca, también mi alma, el corazón y el recuerdo de alguien que no volveré a ver más. Luego de pensar en ello tirándome en la cama, el sueño viene a mí cierro los ojos, pongo mis brazos sobre ellos, ya dormido completamente.
El lugar está rodeado de árboles, no puedo ver nada por la intensa niebla que me cubre el lugar, camino despacio para ver si hay alguien más. Una mujer con pelo cobrizo logro distinguirla a lo lejos, se encuentra de espalda, su vestido largo blanco está embarrado en la terminación de éste.
Sé aleja cada vez más, yo la sigo a una distancia prudente. Alguien viene corriendo.
-Mamá mamá - dice el niño, aunque no lo reconozco. Él la abraza por detrás, se gira para tomarlo en brazos. Es rubio, pero es escaso el pelo, tez blanca como un papel y ojos brillosos verdes.
Yo me quedó observando la escena, lo toma de la mano siguiendo su camino, otra vez hago movimiento para ir detrás de ellos.
Llegan a una cabaña en el centro del bosque, es hermosa con macetas y flores en color amarillo, rosa y negras; muchas negras. Me doy la vuelta estando rodeado de las mismas flores, aunque tienen espinas largas.
Ellos suben a por los tres escalones en la entrada, un hombre sale de la pequeña casa, alza al niño haciéndolo dar vueltas en el aire. Sé escuchan las carcajadas de felicidad.
-Papi volviste - habla el niño.
Su madre lo mira, no puedo ver el rostro de esa señora, desaparecen perdiéndose dentro de la cabaña.
Después de unos minutos ella sale afuera con una taza en la mano, siento un olor como a perro mojado, creo que es un lobo.
Miró a todos lados, no lo veo, la desesperación me dice que corren peligro. De pronto, un lobo blanco hace su
aparición por el costado de la cabaña. En ese momento el niño corre a toda velocidad al patio.
-A qué no me puede agarrar - grita poniendo en alerta al animal.
El lobo ya vio al niño, seguro irá por él, salgo corriendo para alcanzarlo antes que el animal blanco. Pero aparecen otros animales, es una manada, pillo al pequeño e intento entrar a la casa. Lamentablemente ya es tarde, ellos atacan al padre y ella quiere huir, un lobo gris le impide el paso.
-Corre Liam, corre - le grita a todo pulmón - corre.
Es devorada en un instante, le tapo los ojos a Liam para que no vea. Él no llora solo quedó en un estado de shock. Un lobo negro con ojos azules viene por nosotros, lo subo a mi espalda y corremos por medio de árboles, nos pisa los talones. Apuro el ritmo de mi velocidad quedando en una encrucijada, hay un río y es muy profundo.
El lobo gruñe, me doy media vuelta para quedar frente de él, pienso si rendirme o tirarme. Barajo la segunda posibilidad y me tiro con el niño dormido.
Nado desesperadamente, sin embargo, Liam ya no lo tengo conmigo. Manoteó a todos lados, la respiración se hace lenta, pesada y sin fuerza me arrastra la corriente. Pierdo contacto con todo a mi alrededor, también el conocimiento.
Desde la profundidad se oye una voz femenina que me habla tocándome los hombros y la cara para despertar.
Empiezo a abrir poco a poco los ojos, encuentro a mi madre a la par de la cama, se mueve en dirección a la
ventana y hace a un lado las cortinas, la luz penetra en mi vista causando que me tape con las manos.
Siento el cuerpo pesado, pegajoso y el sudor corre por el rostro. Creo que fue una pesadilla lo que tuve, mamá estira su mano con un vaso de agua, se la recibo mirando su cara de preocupación.
- ¿Otra vez una pesadilla? - ya me conoce sabe lo que sucede conmigo.
-Si - contestó devolviendo el vaso.
- ¿Me quieres contar? - pregunta pasando una toalla por la frente.
-No por ahora - salgo de la cama dirigiéndome al baño.
Por primera vez sueño algo que no tiene que ver con Olivia, hasta me parece raro todo, no es muy significativo o sí. Lo que me causa intriga es el hecho de no saber quién es esa mujer, no vi su rostro mucho menos el de su esposo.
El agua recorre mi cuerpo quitando todo rastro de sudor, ya renovado voy al vestidor, unas gotas de agua caen desde mi cabellera castaña, observo el reflejo que me brinda el espejo viendo esos ojos azules sin vida e hinchados a causa de ese horrible sueño.
Luego de debatir que utilizar para ir a dar un par de vuelta o ver a Ricky parto a buscar a mi hermoso hijo, mi
auto.
Ya llevo dos días sin dormir, eso es fatal para mí porque cambio de humor dependiendo con la persona que trate.
Saco el celular sin quitar los ojos de la carretera, colocó en uno de mis oídos un audífono para llamar a mi amigo y saber dónde anda. Suena una, dos y a la tercera contesta.
-Hola mi querido amigo - para ser domingo luce muy contento - ¿Cómo estás?
-Hola no muy bien que digamos ¿y tú?
- ¿Por qué que paso?
-Después te cuento, ¿Estás ocupado? Estoy yendo a tu casa - él solo escucha lo que yo lo he preguntado.
-No estoy en casa, salí un rato a despejar la mente - se ríe bajito, pero igual lo oigo.
-Entonces ¿Dime en dónde te encuentras? - preguntó.
-En la cafetería a la vuelta de mí casa.
-Ok en un rato llegó - contestó colgando el celular y lo tiro en el asiento del copiloto.
En breves instantes aparco en el auto, el lugar se llama "Café Media Hora", las hermosas flores puestas
en un cantero en la vereda le dan un toque pintoresco, también frescura. Ingreso, unas rosas negras me llaman la atención, son parecida a las que soñé anoche, Ricky habla sacándome de mis pensamientos.
-Por aquí Mason - habla desde una mesa al lado de la ventana.
Estiro la mano para saludarlo, arrastro la silla para tomar asiento, él está solo. Creí que estaba en compañía
de alguien porque sonaba muy alegre.
Conversando entre bromas y risas pasamos más de una hora, eso me alivio la opresión que sentía en el pecho. Debato si contarle el sueño que tuve, aunque no lo va entender, así que opté por no decir nada.
Él se despide con un abrazo, de repente me encuentro solo, no hay personas en el bar. Está un poco solitario y no es para menos es domingo, todos aprovechan para descansar en sus casas. Veo pasar las personas por la galería, unas vienen, otras van.
No sé en qué momento pasa una mujer por mi mesa, su pelo es cobrizo, va vestida de jens azul, remera mangas tres cuartos y lo que no veo es su cara. Habla con el mozo detrás de la barra, le sonríe en afirmación perdiéndose por las puertas del personal, es una empleada.
En segundo sale ya con el uniforme, cuando veo su rostro me recuerda a la chica del sueño, su rostro está pálido, su tez es blanca así que se nota a lo lejos, sus ojos nos lo puedo ver.
Mi teléfono suena, pierdo la concentración, ellos se dan cuenta que todavía estoy en el bar. Dejo la paga y
la propina retirándome del lugar.
Justo hoy tenía que surgir este problema.
Mason.
Es lunes otra vez, maldigo mentalmente porque fue un fin de semana bastante malo, entre el horrible sueño
y el problema en la oficina me dejaron exhausto.
Primero saludo a mi madre que ya se encuentra en la mesa desayunando, jalo la silla sentándome y sirviéndome un poco de café, no sé qué tanto observa mi madre.
-Buenos días hijo - habla antes de tomar un sorbo de su taza - ¿Te encuentras bien?
-Si madre ¿Por qué? - preguntó, aunque ya sé a qué se refiere.
-El domingo en la mañana no parecía, ¿Qué paso algún sueño malo o una pesadilla?
Insiste con lo mismo cuando ya le dije que no pasa nada, no debe saber lo que sucede en la empresa, tampoco se lo diré esperaré que papá lo haga para ahorrar una discusión con ella.
Mi silencio es más que suficiente porque ella sé queda callada. Le doy un beso en la frente retirándome de la
mesa, tengo que hablar con Marc sobre el encargo que le encomendé.
Máximo veinte minuto tardo en llegar porque es muy temprano, a estas horas circula muy pocas personas, el guardia de seguridad me da la bienvenida. Toma las llaves de mi coche y lo lleva al estacionamiento.
Nuestra empresa lleva años trabajando en el rubro de construcción, "Constructora Rogers MacConel" se llama, el edificio tiene veinte pisos; el mío es el último. Ya adentro saludo cortésmente a la secretaria, la señora Emma, recuerdo que ella es la empleada más antigua en la empresa.
Sigo el camino al ascensor, entro apretando el botón al piso veinte, el cual se encuentra vacío. El sonido me
avisa que ya tengo que salir, quiero dirigirme a mi oficina y una señora me detiene, es la amiga de mi madre. Esmeralda pensé que ya no la vería más, pero aquí está de nuevo molestando, es lo único que sabe hacer.
Yo escapo rápidamente dejando al jefe mayor hablar con ella, no estoy de humor para aguantar sus chismes baratos de sus hijos.
Estando ya en la oficina le pido a mi secretaria Sophia que me comunique con Marc, luego de unos minutos él se presenta ante a mí. Golpea primero.
- ¡Adelante! - digo. Él siempre tan amable ojalá todos fuéramos así.
-Buenos días señor - dice, yo me levanto caminando hacia la ventana.
-Buenos días ti también Marc, dime una cosa ¿Ya está en proceso lo que te pedí?
-Si Mason - hace mucho tiempo que no me tutea - ya lo hice. La selección se llevará a cabo la semana próxima.
-Muy bien - lo miró volteando mi cabeza hacia atrás - cuando hayas seleccionado a las mujeres me traes su
currículum para verlos.
-De acuerdo. Solo diez serán elegidas por mí, tú decidirás a quien elegir ¿De acuerdo?
-Si está bien - contestó.
Su eficiencia es lo mejor que tiene, además de ser un amigo confiable, que sabe en lo que me convertí hace unos años después de la muerte de Olivia.
Un día escapando de mi dolor conocí a una persona que me cambio por completo, su estado era deplorable a causa de unos cazadores furtivos, pero ya lo sabrán en otra ocasión. Por ahora solo me limitare a vivir en una farsa de matrimonio.
Marc se va sin decir nada, ya puedo imaginar lo que pensará respeto a lo que estoy por hacer, no me preocuparé por ello ahora. Hay cosas más importantes que resolver.
Sophia ingresa con carpetas en mano para firmarlas. No entiendo porque está chica cada vez que me ve se sonroja, es muy linda cabellera rubia, ojos cafés oscuro que resaltan y cuerpo esbelto.
-Señor debe firmar estos papeles - habla cuando me doy media vuelta para mirarla - su padre lo espera para una junta en diez minutos.
-Está bien, voy para allá, deja los papeles los firmó y te los llevo yo en seguida.
-Como usted diga - se retira dejándome solo con mis pensamientos.
Me masajeo la cien antes de buscar un bolígrafo, tomo asiento y leo detenidamente el nuevo contrato que tengo que aprobar. Observo que todo se encuentra en orden, junto todas las carpetas que trajo Sophia, salgo a donde está ella. Se los entregó yendo directo a la sala de juntas, ya están todos los directivos, saludo en voz alta para que me oigan. Mi asiento es al lado de Ricky, es uno de los arquitectos de la firma, mi padre comienza a hablar.
-Bueno, primero que nada - toce antes de continuar - ya saben todos del problema que hubo aquí durante el fin de semana.
El señor Smith lo interrumpe - Señor MacConel lo que paso no es algo tan simple de resolver - cuestiona estiraron sus manos por sobre la mesa.
-Créeme que soy consciente de eso, pero si no hicieron nada indebido no tienen de que temer - refuta mi padre.
Esto es algo sumamente delicado, aunque hay cosas que se robaron que pueden dañar la imagen de la empresa, y no lo voy a permitir. Ya puse a investigar quien fue el que entro sin ninguna autorización, Marc no me va a defraudar, además no quiero que llegue a la prensa y a oídos de mi abuelo.
Él últimamente ha estado mal de salud empeoraría si llega a saberlo por los medios de comunicación, cuanto más lejos éste será mejor para nosotros, espero que mamá se lo diga.
Somos como diez personas en la junta, y la verdad sospecho de algunos de ellos sobre el robo, sin embargo, no tengo pruebas concretas aún.
-Lo mejor será que la prensa no se enteré porque nos matarían con sus preguntas - es el turno de Ricky.
-Yo también lo creo - interviene uno de los accionistas el señor Marcus Wilson.
-Bueno, ya tenemos un investigador privado en el caso - vuelve a hablar mi padre - lo que suceda se los
comunicaremos.
Todos asienten menos Smith porque parece sumamente preocupado, a algo le teme estoy seguro, pero ¿A qué exactamente? Esa pregunta ronda mi cabeza hasta que nos vamos de la reunión.
Vuelvo al despacho, pido un café bien cargado, necesito pensar cómo resolver el problema que nos va a afectar a todos, hackearon la base de datos llevándose con ellos información valiosa.
No debo precipitarme a sacar conclusiones apresuradas, aunque la actitud de ese señor me dejó bastante
alterado, pondré a Marc que lo vigile para saber que esconde.
Después de un largo día de pensamientos profundos decido que me voy a mi hogar, apenas toco el picaporte
Ricky me llama.
-Hola ¿Qué sucede? ¿Algún problema? - solo sé oye su respiración.
-No nada solo quiero que vayamos por unos tragos - no se dio cuenta que es lunes - ya hace que vas a decir que hoy es lunes ¿Quieres ir?
-Sí, es día de semana y que raro tú nunca bebes a estas horas - miró el reloj son doce y media de la mañana - ¿Por qué quieres beber?
-Si vienes te cuento.
-Voy para allá entonces - su voz es apagada - pásame por mensaje la ubicación.
-Bien, hasta luego - corta la llamada. ¿Qué será que le pasa? digo mentalmente.
Con mucha intriga corro al encuentro de mi amigo, lo sentí bastante deprimido seguro otra decepción amorosa. Siempre le pasa por ser tan impulsivo e ir demasiado rápido con las mujeres.
El trayecto no es largo así que llegó antes de quinces minutos, desde el parabrisas lo veo sentado en el bar
tiene la cabeza baja jugando con el borde de la taza. ¿Será algo malo? Me preguntó cuándo quiero entrar. Al verme eleva la mirada y apenas una sonrisa perceptible, me empiezo a preocupar no es común verlo en esta situación.
Estamos sentados retirados de la ventana, como me gusta a mí, hay pocos clientes, pero sigo creyendo que Máximo quiere decirme una cosa importante para él.
-Me vas a decir ¿Lo que pasa contigo? - yo le hago señas al mozo para que me traiga un café.
-Es difícil para mí expresarme, lo sabes ¿verdad? - asiento con la cabeza - hace varios días atrás conocí a una
chica. Es muy bonita, pero.......
-Siempre existe un, pero amigo mío - le apretó el hombro en forma de consuelo.
-Déjame terminar - levanto las manos para arriba en señal de que no dije nada - bien, ella esconde algo aún no he logrado saber que es. Y me da miedo que tenga marido o novio.
-Y por eso ¿estás enojado? - mi cara de sorpresa y decepción es patente.
-Un poco, me molesta que no confíe en mí.
-Pensé que era algo más importante, una enfermedad o que tú mamá había muerto - me reí al pensarlo.
-No seas tonto, eres mi amigo por eso quería hablar contigo.
Nos reímos ambos de mis tonteras, me relajo conversando de otras cosas y estando a punto de irnos entra esa mujer que trabaja en el club. La observo detenidamente, su pelo cae por la espalda, la ropa que lleva se ajusta al cuerpo marcándole su figura, se da cuenta que la estoy mirando y que lo he disimulado al hacerlo. Ella se sonroja, yo me escabullo hacia el baño para no verme como un ogro ante su atenta mirada de curiosidad.
Lavándome la cara trato de refrescar mis ideas y pasan muchas preguntas por mi cabeza. ¿Qué hace aquí? La vi ingresar con el uniforme puesto, ¿Cuántos trabajos tiene está mujer? También se parece mucho a la mujer de mi sueño.
Muevo la cabeza para despejar toda idea absurda que pueda llegar a ser coherente o errónea. Alguien golpea la puerta, es Ricky, me mira confundido será porque me fui de la mesa sin pensarlo dos veces.
- ¿Estás bien? - no lo miró a los ojos\, aunque sé que va a descubrir lo que me pasa.
-Si ahora salgo.
Se va dejándome solo, seco las manos y la cara con toallas descartables, ojalá ya no la encuentre cuando vuelva a la mesa.
-Pareces que viste un fantasma Mason – dice cuándo vamos saliendo del bar.
-No sé lo que vi, pero quedé traumado con una persona desde un sueño que tuve, la otra noche.
Eleva sus señas y abre más sus ojos de lo que puede abrirlos, ese gesto me hace reír. Saco la alarma al auto y nos montamos en él para volver a la empresa. Yo debo arreglar unos detalles con Marc sobre el bendito matrimonio, de solo pensarlo me pone de mal humor.
Lo último que me faltaba era tener que soportar una mujer por conveniencia, espero soportarlo. ¡Solo serán seis meses, nada más!
Máximo entiende cuando no quiero hablar de lo que paso en ese lugar y lo respeta porque si no terminaríamos peleando por la opinión que me dé.
Al llegar me dirijo directo a la oficina, me tiene muy perturbado esa mujer y su idéntico parecido con la mujer de mi pesadilla. Aunque su rostro no lo vi parecido porque estaba de costado. Me paso las manos en el pelo, tomo un vaso de agua y observo el paisaje desde la ventana, el aire que entra es sumamente tranquilizador que cierro por unos breves instantes los ojos tratando de relajarme.
Sentándome en la silla doy vueltas hasta que Marc interrumpe mis pensamientos demasiados obsesivos por el momento. Esa idea no va a dejarme en paz hasta que encuentre otra cosa que hacer. Veremos a que jugar en una semana.
- ¿Alguna novedad Marc? - está parado al frente como un soldado listo para ir a la guerra.
-Nada nuevo, pero la entrevista para su futura esposa está en marcha.
-Me alegra saberlo, y necesito relajarme Marc, ya sabes a quién quiero en mi departamento por la noche
¿entendiste?
-Como usted ordene señor - y se retira en busca de mi relajación.
No suelo acostarme con mujeres todos los días, sin embargo, lo hago para sacarme el estrés y olvidarme por un rato que me voy a casar. Marc sabe mis gustos, no va a tener problemas en encontrar a alguien para una aventura. Tampoco se van a negar porque la paga es muy buena.
A la única mujer que extraño es a Olivia, no me imaginaba una vida sin ella, pero aquí sigo sin ella. Triste
realidad la que me toca vivir.
La noche de luna llena se acerca y debo inventar una excusa para salir de la ciudad sin que nadie descubra en lo que me convertí...
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