Me pregunto si, buscamos la felicidad para nosotros mismos o solo para demostrar a otros que los somos, como cuando el alma grita y la boca ríe.
Es normal esconder lo que de verdad se piensa a aquellos en los que no confiamos pero, tanto nos acostumbramos a ello que desarrollamos la habilidad de mentirnos a nosotros.
Un amigo intento simplemente no pensar en nada en un momento para probar pero su reacción fue difícil de ignorar…
La mente, viajera inconsciente de lugares donde de verdad es donde quieres estar, y tal vez, donde no te guste es a donde debes ir, ¿A cuál de las dos iría? En estos momentos mientras escribo esto, mi cabeza ya se hace echando humo tratando de analizar la situación.
El comienzo
Sus lágrimas caen solas, son terriblemente inevitables, el cielo hoy está gris, estaba lloviendo, hace frio y mi único pensamiento es que me mojaré en la noche por que no traigo sombrilla, la lluvia fría al igual que la espesa niebla, cuentan a su vez distintas historias, esas en las que me hacen recodar mi infancia, todas aquellas cosas que un día viví y quedaron atrás.
Asustada del mundo, viviendo en una burbuja donde le rezo a Dios todos los días para que no se reviente.
Esto se torna peligroso, a estas alturas de juego, vivo en un tiempo donde me he anclado a una niñez interminable, donde todos tienen un aura diferente, los pájaros solo cantan para ellos, donde la lluvia ya no viene con frecuencia, cuando el sol abraza sin piedad alguna todo a su alrededor, ya el verde de las hojas no es tan vibrante y el olor a tierra mojada no es tan puro o, aquellas brisas frías que hacían erizar mi piel.
Todo empezó un día en mi balcón, tarareaba una melodía desconocida al tiempo, embarcada en aquellas cosas que en mi pasado vivían, los truenos, a su vez, resonaban como si compartiéramos los mismos sentimientos que yo.
El agua era fría y ya el cielo se tornaba gris opaco, aquella casa de zinc comenzaba a tambalearse y mi única preocupación era la persona que estaba dentro.
Pensar que Dios estaba sentido cada vez que llovía, era típica la oscuridad en pleno día, pero aun pienso que aquello era hermoso, porque en aquellos días era donde las familias aparentaban más unidas, así como los pájaros volviendo al nido preocupados por sus crías.
Te recuerdo.
-¿Qué es vivir? Acaso es disfrutar de las pequeñas cosas tanto como puedas, o es tal vez actuar como si no hubiese mañana…
Estas preguntas vienen a mí con frecuencia cuando recuerdo todas las cosas que hice por impulso, aquellas que provocan que los nervios brotaran como cuando el vaso rebosa.
Recuerdo la primera vez que me subí a un árbol, me caí y me raspe la rodilla pero volví a escalarlo solo porque parecía divertido, aprender el lenguaje de las cotorras de barrio que solo hablaban de sus grandes amoríos, temas que nunca entendí con exactitud.
Recuerdo a Alex, era la persona que nos cuidaba, el era un hombre afeminado, mi madre me dijo que era porque él era gay, lo explico de tal manera lo pudiera entender, tanto así que llegue a quererlo como de la familia, de una manera alocada.
Un día, escuche voces provenientes de afuera, salí para ver y lo vi hablando con alguien, el no se percato de mi presencia y dijo aquello que para mí fue las palabras más crudas que lo amargo., dijo que pronto se iría.
En un momento volteo solo para decir que no era lo que yo creía, sentí aquel enorme impulso de llorar y para cuando caí en cuenta ya estaba corriendo, por supuesto, el comenzó a seguirme pero, me encerré en el cuarto y el, por horas permaneció pidiéndome que abriese la puerta.
¡Sé que era injusto pero, que mas podría pensar una niña! A veces quisiera devolver el tiempo para armarme de valor, mirarlo a la cara y desearle la mejor de las suertes.
Hoy en día recuerdo su cara con exactitud, sentado en el balcón escuchando su música favorita con los ojos cerrados, su cuerpo delgado y cabello oscuro, camisa negra ajustada y pantalones jeans, aun después de estos 8 años, quisiera volver a ver aquella serenidad que pareciera estar pintada en su rostro.
Desde entonces me vi como lo cobarde que era, las tardes parecían eternas y las noches segundos que pasaban en conjunto con el parpadeo, mi papà se había ido de casa provocando que mis ojos vieran el lugar como una mansión.
Todas las hojas dibujadas con el lápiz que con un dulce me regalo y, con el que muchos juegos escribió, los trastes sucios que quedaron sumergidos con el olor a maíz dulce, ese que siempre nos preparaba en las tardes, la pared que un día dibujo con aquel pedazo de tiza húmeda que se perdió.
Creo que sin darme cuenta, el cuaderno quedo empapado de largas poesías y locos poemas que escribía por primera vez.
La camisa que descubrí en el patio todo embarrado de lodo y que aún conservaba ese olor a canela conservada y alguna fruta exótica que tal vez no conocía, la bicicleta rota en el callejón que hacía meses prometió arreglar y que por alguna razón quedo al olvido.
Solo esperaba que lloviera para postrar mi cara en los barrotes del balcón, empaparme de aquellas gotas que en conjunto de melodías antiguas, inundaban el lugar, embriagándome con el suave aroma de recuerdos y momentos que desee nunca se terminaran.
Confusión
Llegados a este punto, tengo el cerebro adormecido, interfiriendo con lo que podrían ser futuros recuerdos, parte del ser que oxidandose toma rumbo opuesto, los caminos se dividen trayendo confusión. ¿Que estaré buscando en las profundidades del vacío que yace apartado en la oscuridad más inmensa que la noche dispersa sin estrellas?
Estancada en lo que serían las cadenas del tiempo, grilletes que se entrelazan con las extremidades esparcidas por doquier, que aun con el sol en su punto se crean lugares de sombra.
A lo lejos, unas ruinas de arena sin vida que aun áspera se mueve con el viento, danzando en conjunto con el aire que anda por doquier.
Me estremezco al retroceder las hojas de este viejo cuaderno que cuenta lo que callo y esconde lo que veo, adentrándome en lo que sería un valle oculto detrás de los ojos y dentro de la cabeza, permitiéndome explorar un lugar que está expuesto a viajes constantes entre el pasado y el presente, creando brecha al futuro.
Dime ¿Que se supone que haya detrás de aquellas paredes agrietadas que, no dejan pasar ni la luz que se supone traiga consigo la sombra del amanecer, que es lo que con tanto ardor tratan de esconder?
La noche de cuervos silbantes
Y aconteció que, el cielo se cubrió de estrellas, estrellando lo que sería un espacio sin fin, una oscuridad que escondía los árboles y demás edificios, el sonido de los animales que solo cantan cuando no se les ve, un aroma a aire frio mezclado con las pocas nubes ya presentes, cristales rotos por doquier y gastosos llantos interrumpían el silencio, creando así lo que serían luces caminantes que se arrastran por el suelo.
Sentada en lo más alto con los pies tambaleantes y la mirada al más allá done el pensamiento cobra vida, rumbo a un viaje a lugares lejanos con deseos vivientes, que, titubean por la desesperación de alguien que no le importaba llamar la atención.
La diferencia que existe entre nosotros me hace pensar que somos de mundos y tiempos distintos, intento crear vínculos que talvez no existan donde me doy cuenta que los estoy viendo pero no los puedo tocar.
Serena en aquel rincón con el libro en la mano y una taza de té a su lado, pareciera una adulta madura de esas de las que quisieras aprender, un ambiente cálido que no te permiten parpadear, donde no reconoces si es realidad o tan solo ilusión.
Ahora más que frotándome los ojos, veo que es hora de regresar ya que, las doce habría de llegar.
06:36pm
Ahogándome en el mar de los recuerdos donde trato de traer de vuelta momentos, voces y personas que simplemente ya no están, donde crecer se ha convertido en una obligación desde siempre.
Guardar olores, recuperar tiempos que han quedado en estado de congelación prohibiendo mi mente avanzar, sembrando un sentimiento de nostalgia en el corazón que con cada latido solo me alarma, haciéndome recordar que todo aquello que sacó lo mejor de mí ha quedado atrás, en las ruinas de aquel viejo lugar, mas allá de las fronteras que ya hace mucho recorrí.
Extrañas puestas de sol donde trato de comprender si es amanecer o atardecer, nuevas melodías que pintan y llenan de emoción creando ilusiones que por poco confundo con la realidad, irregularidades que crean momentos que desearías nunca se convirtiesen en pasado, alterando el presente, formando conflictos en crear un futuro donde nos sintamos a gusto.
Mirar atrás y querer regresar a aquellos momentos que han sido archivados en el baúl de los recuerdos, lleno de gestos que han quedado borrosos con el pasar del tiempo que más bien parecen pintadas en la mente.
Estoy sentada frente al computador, al lado y una taza de café negro caliente, envuelta en el último respiro del sol atardeciente, de momento a otro, se crea un ambiente de tensión, los latidos del corazón aceleran paso y las manos comienzan a sudar.
"Esta noche será una de esas donde el techo muestra su show de marionetas, donde la oscuridad hará su acto de presencia".
Huracán Mental
Sentimiento abrumador, vientos fuertes y lluvia fría se sincronizan alejándote de la realidad, un sueño ilusorio de alma andante y cuerpo presente, melodías vagas ambiguas a lo lejos, olores abundantes y rocas andantes colina abajo, fuertes truenos, nubes grises y suelo húmedo, bolsas de basura bajando por el arroyo, agujeros en las calles y arboles cayendo sin ser taladrados, puertas asonantes, animales huyendo y calles vacías, zinc tambaleante, apagones electrizantes y oscuridad agobiante, ventanas olvidadas, balcón abierto y niña mojada.
-HEY! ¿en qué piensas?
-Nada…
Como un bote, entramos en el futuro hacia atrás.
Todo lo que vemos son las escenas del pasado y nadie puede ver las vistas del mañana...
Picoteando en la ventana interrumpió mi concentración, no le importa los calurosos rayos del sol, parece divertirse mientras sopla el viento de una manera exagerada, clara habitación ambientada de voces ajenas a mi importancia, altos tacones y vestido corto con rayones de pavorreal da directorio con voz autoritaria, creación majestuosa de un ser superior a uno pensador, y volviendo la mirada ya perdida y distraída, cantando volvió y interrumpió, estancada me es imposible ignorar aquel pájaro que después desapareció llevándose mi concentrada imaginación.
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Confundiendo la confusión.
-Excluida de una realidad que más bien parece fantasía, atada en una era apartada de mi importancia, un poco más debajo de un pozo al que no logro ver profundidad, largos pasos por un camino que raramente había conocido. Impotente bajo la orden del destino que no logro cambiar a mi favor, logrando confundir la confusión de algo que creí vivir y que solo fue un sueño de ojos abiertos.
Un punzante ilusión que no ha sido rota por ninguno y, que por mentirosa que sea, decidimos estar atrapados en ella. Un extra de ambulante buscando su destino, un camino sin sendero que no lleva a ninguna parte, que, a pesar de no ser visto, posamos nuestros pies sobre ese valle que se mantiene oculto a ojos impuros.
La mariposa aquella que se cuela en el aire haciéndose uno con la invisibilidad.
Acciones que delatan tus pensamientos haciendo parecer que todo es una mentira. Seguir siendo uno más en esta supuesta realidad no es más que sollozos pasajeros que no dan el boleto para regresar y canciones que te dicen algo muy distinto a lo que supuestamente ven tus ojos.
-Me pregunto cuál de los dos es más mentiroso, si el que dice y no ve o el que ve y no dice y, lo que dice, no es la verdad.
Pasado presente.
Travesuras inolvidables de un ser que vivía anclado a creencias encerradas en un mundo desconocido, pasar el tiempo con los míos era mi pasatiempo preferido, aquellos chistes agrios eran sin duda los más graciosos, llenar la casa con agua y deslizarnos por el pasillo eran nuestros toboganes preferidos.
La oscuridad se abastecía con risas tiernas de 4 niñas que sentadas en su balcón esperaban el regreso del ser amado, eran aventuras de historias de terror el camino hacia la cocina por un largo y oscuro pasillo, era arduo aquel trabajo de ser el mayor y tener que calmar a tu tripulación, las sabanas de seda y almohadas encogidas brotaban inquietud por brindar calor al cónyuge, era solitario escuchar los bichos enredados en los montes y calmado ver a los demás dormir, mas sobre todo aquello terminaba con el tocar de la puerta…
Hoy la noche está fresca, el aire es más puro que ningún otro, me siento como si viajara en el tiempo a mi niñez cuando por última vez tome un baño bajo la lluvia.
Escaparme por las tardes, justo después de hacer los quehaceres era una rutina excitante, mis hermanas y yo corríamos a jugar en la pequeña calle del barrio para después salir corriendo por que alguien nos avisaba de que mi mama se estaba acercando, creí que mi corazón estallaría un millón de veces…
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Anhelo.
De pequeña deseaba vivir en un bosque templado de árboles pinosos, cerca de aquel arrollo donde se escuchaba la cascada, el agua correr entre las rocas, donde la mayoría de los días había niebla y una brisa fría de esas que me encantan, una cabaña de madera y tabla vieja donde la casa holiera a bosque añejo, quería salir a explorar, tocar la tierra húmeda y sucia con mis pies descalzos, recostarme al pie de la montaña para planear como escalarla, buscar bichos, los más raros que encontrara, ver a los ancianos vecinos sentados en su mecedora tomando café e haciendo historias de su pasado, la música que se escuchara a lo lejos pero que se expandiera por doquier, escuchar la risa de los pequeños saltando la cuerda y pasar donde inviernan los animales pero, sobre todo, escuchar la voz de mi madre para que regrese a casa porque se ha hecho tarde.
Siempre ame ver a mi padre hablar con los de su misma especie, y digo especie porque antes clasificaba a las personas por su sexo, el siempre mostraba una sonrisa resplandeciente, de esas que para mis ojos se han perdido con el paso de los años, mi madre en su trabajo en casa, era una aura de charlas integradas de cuentos factibles que nunca entendí, me pregunto que habrá pasado con aquellas costumbres que hoy se han vuelto reliquias y que rara vez se vuelven a comentar, donde mi hermano una vez me felicito por haber escrito bien su nombre en donde siempre falle.
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A un recuerdo recordado.
Este se puede contar como uno de los días más felices de mi vida, aunque es el más sencillo, era un día soleado-nublado, el viento era el más fresco de todos, mi hermano había vuelto de otro país, tenía yo 13 años, trajo un estreno de una película que quería compartir especialmente con nosotros, los pájaros cantaban como nunca en los barrotes de nuestro balcón, los arboles eran sin duda los más verdes y altos que jamás haya visto.
El viento traía consigo una melodía sin vox que me calmaba, era un ambiente de campo, toda la casa olía a él, un perfume a tierras que nunca había visitado.
Lo veo, lo veía como un dios al que por su altura no alcanzaba, quería que no me dejase nunca, siempre decía que odiaba las despedidas, era como si soltara mi mano en un día de frio, pero, me calmaba su sonrisa tierna y estremecedora que me decía, todo estará bien.
¿Adonde ir, donde pertenezco? tendré que seguir con este extraño y repetitivo impulso que come mis entrañas y se queda con todo lo que creí que era, por ahora creeré que es la realidad.
Si, un día que nunca olvidare…
Ella era perfecta, no había nada que pudiera hacer, todo era su fuerte, aún más allá de las fronteras, un grito sin vos llamándote a un lugar qué tal vez no exista ¿Realmente hay un si no existe algo más allá?
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