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El Día Que Te Conocí

Conociendo a mi nuevo orientador

Llegué tarde al colegio y nuevamente tuve que ir a coordinación a pedir un pase de entrada.

Había prometido a la coordinadora levantarme temprano para no tener otro retardo. Mi nombre es Gina tengo 14 años, estudio tercer año de educación media, mis padres Cleo y Santiago están en proceso de divorcio, soy hija única, bueno eso creía yo, pues la razón de que mis padres se estén divorciando es por la infidelidad de mi padre.

De su relación con su amante nació Santi Junior, mi hermano, del cuál no conocíamos su existencia.

Hace tres meses salíamos de la iglesia, vimos el carro de papá estacionado, nos emocionamos mucho pues pensamos iba a buscarnos, recorrimos los alrededores y encontramos a mi padre en la casa parroquial.

Al verlo, salí corriendo, pero en ese preciso momento él le decía a la secretaria que deseaba los requisitos para bautizar a su hijo, mientras tomaba en brazos a Santi y le daba un beso.

Grité papá

Él volteó al escuchar mi voz, mamá se encontraba parada en la puerta. Al vernos su cara palideció, no sabía que hacer, nosotras tampoco. La mujer a su lado Enma (su amante), le quitó el niño de los brazos e intentó ir hacia nosotras, pero papá reaccionó tomándola del brazo.

Mamá en ese momento tomó aire y solo dijo: Gina, ven, te confundiste ese no es tu padre, yo traté de resistirme, pero mamá me tomó de la mano, salimos de allí y llegamos a casa.

Ese día papá volvió temprano a casa, llevaba un ramo de rosas, creo quería pedir perdón a mi madre, pero ella no lo escuchó, le dijo que se fuera, pues al regresar de la iglesia, recogió todas sus cosas y las puso en las maletas.

Días después me fue notificado que papá no volvería a casa, las visitas iban a ser establecidas por medio del tribunal al igual que la pensión alimentaria.

Desde ese momento mi vida se convirtió en un infierno, intenté hablar con mi madre para que perdonará a papá, pero no lo conseguí, lloraba por las noches, creo que mi madre también, sin embargo, durante el día se mostraba fuerte y segura.

Papá se fue a vivir a casa de su amante, solo me escribía de vez en cuando. Al principio cumplía con sus obligaciones, nos enviaba dinero, pagaba el colegio y mis clases de música, pero hace un mes que dejó de hacerlo, tuve que dejar las clases de música, pues no tenemos el dinero para pagarlas.

Mamá decidió buscar empleo, los gastos de la casa y el colegio ameritaban que alguien se hiciera cargo, debido a eso, paso las tardes sola.

El colegio donde estudio es uno de los mejores de la ciudad, ingresé aquí desde maternal, mis compañeros de clase son hijos de familias adineradas, pero mi círculo de amigos lo conforman solo 5 personas: Ana, Sofia, Rubén, Luis y yo.

Mis amigos desconocían por lo que estaba pasando, pero mamá le contó a su amiga Sonia (madre de Sofía) y desde entonces ya no pertenezco a ese círculo, pues sus padres les prohibieron que tuvieran amistad conmigo. Desde entonces, no tengo amigos.

El carro de mamá se descompuso la semana pasada, por lo cual he tenido que ir a clases caminando, mi colegio queda a 7 cuadras de casa.

Buen día, dije al llegar, la coordinadora (Profesora Glenys) me ve y dice:

Glenys: Buen día Gina, hoy antes de ir a clases, tendrás una cita con el departamento de orientación.

¿Qué? respondí molesta, no he llegado tarde, vea la hora en mi reloj son las 7:15am... intenté engañar a la coordinadora.

Glenys: corazón son las 7:40 am, hace más de 15 minutos debías estar en el aula de clases.

Respondí bajando un poco la voz, tratando de parecer desconcertada, fue por culpa de mi reloj, por favor Profe, no volverá a ocurrir.

Glenys: lo lamento, pero llevas dos semanas llegando tarde, tus profesores han informado que incumplen con las actividades y además ayer empujaste a Rubén durante el receso.

No lo empujé respondí, fue...

No me dejó terminar, inmediatamente me interrumpió diciendo:

Glenys: ya lo hablamos ayer y tú asumiste la culpa, además creo que he sido clara anteriormente, tus retardos a clases y mal comportamiento ocasionaría que orientación interviniera, así que señorita espere acá un momento

Dicho esto. se levantó de su silla y salió de la oficina. Me quedé allí sentada, tenía ganas de llorar, pero de nada valdría, pasaron cinco minutos y regresó la coordinadora y junto a ella un chico muy apuesto.

Glenys: Gina, él es Amilcar nuestro nuevo orientador.

Le dije, buen día.

Amilcar: hola Gina, cómo dijo la Profe. Glenys soy Amilcar y me gustaría conversar contigo, se sonríe.

Yo también me sonreí

Posteriormente fuimos a su oficina, me hizo diversas preguntas, cuando tocó el tema de mis padres comencé a llorar, exageré mucho la situación, dándome cuenta de que el orientador se creyó todo lo que dije, fue así como comenzó mi actuación y manipulación.

Manipulación

Fue tal mi actuación que llamaron a mi madre, la misma debía acompañarme al colegio al día siguiente de lo contrario no podría entrar a ver clases.

Al llegar mi madre a casa, lo primero que hizo fue llamarme.

Cleo: ¿Qué fue lo que dijiste en el colegio?

Nada mami, solo dije la verdad.

Cleo: ¿De qué verdad hablaste?

De lo que sucede en casa, me dejas sola, llegas tarde, papá no viene a visitarme, me retiraron de clases de música, ya no puedo ir al club y de paso ya no tengo amigos, me siento muy sola, he pensado en quitarme de su camino, no quiero seguir viviendo así.

Cleo: Gina no digas eso, perdóname hija, llego tarde porque he tenido que trabajar horas extras, te expliqué la vez pasada, pensé que lo habías entendido, con respecto a tu padre he solicitado un embargo de sueldo pero aún el abogado no me da respuesta.

Mamá me siento muy sola, porque no dejas el trabajo.

Cleo: ¿Cómo haremos para tu alimentación y el pago del colegio?

Llama a la abuela, ella siempre te ayuda.

Cleo: desde la separación con tu padre, tu abuela no atiende mis llamadas, ayer fui a su casa y me informaron que no soy bienvenida a esa casa, ya que no aceptan personas divorciadas.

Mamá ya no quiero ir a ese colegio, mis amigos no me hablan y todo por tu culpa, botaste a papá de la casa y además le contaste a tus amigas, sollozaba y gritaba.

Cleo: ¿Qué quieres que haga? no soporto verte así.

Vuelve con mi papá, perdonalo por favor mami te lo pido.

Era tanto el nivel de drama que mi madre no tuvo otra opción que llamar a papá.

Realizó alrededor de diez llamadas hasta que por fin papá contestó.

Santiago: ¿Qué quieres?

Cleo: disculpa que te llame, necesito hablar urgentemente contigo.

Santiago: No entiendo sobre qué, dijiste muy claro que no querías hablar conmigo, es más me enviaste a tu monigote de abogado y pediste que desde ese momento me entendiera con él. Ahora ¿Qué quieres?

Cleo: se trata de Gina, está muy afectada por nuestra separación, hace un momento me dijo que no quiere seguir viviendo y temo que pueda hacerse daño.

Santiago: son tonterías, la tienes muy consentida.

Cleo: no son tonterías, nunca la había visto llorar así, es más por primera vez me han llamado del colegio, ha estado llegando tarde e incumpliendo con las tareas.

Santiago: no te creo, ya sé estás haciendo todo esto porque he dejado de enviarles dinero.

Cleo: no es cierto, yo estoy trabajando y logrado pagar el colegio y la alimentación de nuestra hija.

Santiago: nuestra hija, hace un mes me dijiste que era tu hija, impidiéndome además las visitas, ahora sí es nuestra hija.

Cleo: discúlpame de verdad no pensé en que afectara tanto a Gina, por favor acompáñame mañana a la cita con el orientador.

Santiago: estás loca, no tengo tiempo para estupideces.

Diciendo esto colgó.

Mamá comenzó a sollozar, sabía que había tenido algo de culpa por no permitir que me visitara y eso había enfurecido a mi padre.

Yo había escuchado toda la conversación, pues me había quedado escuchando detrás de la puerta.

No quedaba duda, todo en la vida se puede lograr a base de manipulación, me dije.

El regreso de mi padre

Al día siguiente, mamá fue conmigo a la cita con el orientador, yo subí al salón de clases.

Desde ese momento iniciaba la segunda fase de mi plan, pues desde el momento en qué perdí mi anterior vida, decidí que todos iban a pagarmelas, iniciaría con mis padres y posteriormente cada persona que me hubiera ofendido según yo.

La clase transcurrió normal, al salir al receso, observé a mi madre platicando con la coordinadora, ella lloraba, me acerque y colocando cara de inocente le pregunté que le pasaba.

Mamá limpió sus lágrimas inmediatamente, no quería que le viera así, pero a mí no me importaba por su culpa había perdido mi estatus y mis amigos.

Ese día al llegar a casa, me encontré con una agradable sorpresa, papá había regresado a casa, íbamos a continuar siendo la familia feliz. Inmediatamente todo comenzó a arreglarse en nuestras vidas, mamá dejó de trabajar, yo volví a las clases de música y al club, igualmente regresaron nuestras amistades.

Sin embargo, yo había decidido hacer pagar hasta la más mínima humillación que me hicieron pasar.

Así transcurrieron los días, delante de mis amigos fingía cómo si nada hubiese pasado, asistía con ellos al club y a todas las actividades que me invitaban.

Un día Sofia y Rubén me invitaron a una finca, yo sabía montar a caballo pues mi familia paterna tiene una finca y desde pequeña en las vacaciones solía ir con mis primos y tíos a pasear.

A Rubén le aterran los caballos, Sofia al igual que yo, sabe montar. Iniciamos nuestro recorrido, convencí a Rubén de que se montará en el caballo conmigo, le aseguré que no le pasaría nada, está era la tercera persona que debía sufrir, me dolió mucho el empujón que me dió en la cancha y que nadie me creyera.

Así comenzamos a recorrer la finca, Sofia iba a la par conmigo, conversábamos sobre nuestras fiestas de 15 años y las personas que invitaríamos.

Propuse hacer una carrera a lo que Sofia accedió, así que nos adentramos en la hacienda y comenzamos a correr, hice que Sofía tomara ventaja, con la excusa de que Rubén tenía miedo, detuve el caballo, bajé para supuestamente sostener al caballo y luego él bajara, pero luego de bajar pinché al animal y este salió despavorido.

Rubén pedía auxilio, yo salí corriendo detrás para disimular que se trataba de un accidente, Sofia al escuchar los gritos de Rubén, se devolvió y entre ella y el capataz lograron detener al caballo.

Cuando Rubén bajó del pobre animal temblaba del miedo, quiso culparme pero yo con cara de inocente negué todo, dije que no entendía porque el caballo salió despavorido, coloqué como excusa que quizás Rubén transmitió sus nervios al caballo.

Abrace a mi "amigo" cómo si de verdad me sintiera preocupada por lo sucedido, dije que pronto se le pasaría, incluso busqué agua para calmar un poco el susto.

Nadie podía sospechar de mi, ante los ojos de los demás la culpa fue del caballo...

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