No debes entrar al bosque, esas eran las primeras palabras que mi madre decía cuando dejábamos la casa para ir a mi escuela.

Hay lobos salvajes y hambrientos decía mi padre cuando le preguntaba el porqué no podía visitar el bosque que estaba a solo unos pocos metros de nuestro pequeño pueblo.

Es peligroso dijo mi abuela cuando me acerqué al temido bosque a mis 5 años.

Te comerán, esas fueron las palabras de mi hermano mayor cuando pregunté el porqué los lobos eran tan peligrosos.

Pero..

Ni en mis más grandes pesadillas hubiera imaginado lo que experimentaría o en el peligro que estaría por desobedecer las órdenes de los mayores.

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^^^Charlotte Allen ♡ 5 años.^^^

—¡No entres en el bosque!.—Grito mi madre cuando salí corriendo detrás de un conejo y este se adentraba al bosque.—¡Charlotte!

Me detuvo y deje ir la oportunidad que tuve para sostener aquel esponjoso y hermoso animal blanco.

No entre al bosque, pero mi madre golpeó mi rostro con una fuerte cachetada cuando finalmente logró alcanzarme.

—¡¿Cuántas veces te he dicho que no corras hacia esta dirección?!.—Grito frenética y no sabía si debía llorar por mi mejilla adolorida o por el miedo que estaba experimentando al verla tan furiosa.

—Lo siento, mamá.—Dije e hice un puchero con mis labios.

Mi madre lo había dicho en repetidas ocasiones que no debía acercarme al bosque, pero ese pequeño conejito había llamado mi atención y solo quería acariciarlo cuando este comenzó a saltar hacia el bosque. No fue mi culpa, no intentaba desobedecer a mi madre, simplemente había olvidado sus órdenes por un breve momento.

—Dios, hija.—Ella se arrodilló para ponerse a mi altura y luego me abrazo como si estuviera tocando la cosa más frágil e importante de su vida.—Lamento haberte golpeado, pero debes entender que no puedes entrar a ese lugar.

Mi madre es una mujer joven, su cabello es negro y tiene unos ojos celeste agua muy hermosos. Mi hermano mayor y yo tenemos la fortuna de haber heredado el color de sus ojos, pero nuestro cabello era rubio al igual que papá.

—Mamá, ¿el bosque es peligroso?.—Pregunté.

Era una pregunta tonta para muchos porque la respuesta era muy obvia, pero yo solo era una niña de 5 años y conocía poco del pueblo en donde vivo junto a mi familia.

—Escúchame, Charlotte.—Mamá puso sus manos en mis mejillas e hizo que hiciera contacto visual con ella.—Antes que tu hermano mayor y tú nacieran, mi primera hija desapareció cuando la vi entrar al bosque, no hubo nada que pudiéramos hacer, ella desapareció sin dejar rastro y no es la primera vez que ocurre algo así con los niños de este pueblo.—La cara de mi madre mostraba una tristeza innegable.—En aquel bosque viven las bestias que son los responsables de aquellas desapariciones.

—¿Asher y yo teníamos una hermana mayor?.—Pregunté sorprendida y dejé la tristeza de mamá en segundo plano.

Que malvada eres Charlotte.

—Si, mi niña.—Ella asintió con la cabeza y sus ojos se habían cristalizado para comenzar a llorar en cualquier momento.—Ustedes tenían una hermana mayor, pero ella fue víctima de las bestias que habitan en las profundidades del bosque y ni tu padre, ni yo logramos encontrarla.

Me preguntó si mi hermano sabe que antes de nosotros, mi mamá ya tenía una hija y que la perdió por culpa del bosque al cual tanto teme.

—¿Ahora entiendes por qué no debes acercarte a este lugar?.—Preguntó ella y yo asentí con la cabeza.—¿Me prometes que no entrarás al bosque sin importar lo que ocurra en un futuro?

—Lo prometo, mami.—Respondí.

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Nota Importante: Esta historia solo tendrá 500 palabras por capítulo y posiblemente sea un tanto erótica.

PD: Como tema principal tiene un amor extremadamente tabú, luego no se quejen porque están advertidos. 😈

...Por favor, separen la ficción de la realidad....

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^^^Charlotte Allen.^^^

—Hermano, ¿tú lo sabías?.—Le pregunté.

Estábamos jugando a crear una base secreta con barro y nuestros soldados eran piedras de distintos tamaños.

—¿Qué debería saber?.—Preguntó él.

Asher al igual que yo, tenía un hermoso cabello rubio y sus ojos eran de un color celeste claro, la gente suele decir que somos como dos gotas de agua, aunque mi hermano no es tan curioso como yo y tiene una personalidad más reservada.

—Mamá dijo que nosotros teníamos una hermana mayor.—Mencioné mientras juntaba el agua con la tierra para crear más barro.

—Oh, eso.—Respondió como si hubiera recordado algo.—Si, también me lo dijo hace unos años.—En ningún momento despegó su mirada de la base y sus manos seguían moldeando el barro para darle forma a nuestra creación.

Estábamos a solo unos pocos metros de nuestra casa, nuestra madre nos tenía prohibido alejarnos más o nos quitaría el único tiempo que teníamos para jugar sin ser vigilados por ella.

—¿No la recuerdas?, ¿cómo era nuestra hermana?.—Pregunté.

—¿Cómo podría saberlo?.—Sus ojos se encontraron con los míos.—Ella desapareció antes de que yo naciera, no puedo recordar a alguien que nunca he visto.

—¿Crees que ella fue como nosotros?.—Pregunté.—Con cabello rubio y nuestro color de ojos.

—No lo sé.—Sé encogió de hombros.—Tal vez si lo era, no pude preguntarle a mamá porque siempre se pone triste al recordarla.—Hizo una mueca.—Charlotte, no debes poner triste a mamá con tus preguntas.

—Pero quiero saber más de ella.—Me queje.—Es nuestra hermana.

—Si haces llorar a mamá, no jugaré más contigo.—Advirtió.—Y no entres al bosque, ese lugar hace que ella se vuelva loca.

Hice un puchero y Asher sonrió.

—Olvidemos la base secreta.—Dijo, pero yo mantuve mi mirada baja por la decepción de no poder saciar mi curiosidad.—Haremos un castillo.—Ofreció y toda mi atención se fijó en esas últimas palabras.

—¿En serio?.—Pregunté y él asintió.—Pero no te gusta jugar al castillo con la princesa de la torre, siempre dices que es un juego para niñas.

—Solo será por esta ocasión, así que cambia esa cara y ayúdame en la nueva construcción del castillo.—Dijo y yo di un pequeño grito de felicidad.

—Si quieres puedes ser el caballero.—Ofrecí y él hizo una mueca.

—No, seré el dragón.—Decidió.

—¿Entonces quien vendrá a mí rescaté?.—Pregunté.—Necesito un caballero para salir de la torre.

—No necesitas tal cosa.—Destruyó la base secreta que estaba moldeando y comenzó a reutilizar el barro para empezar a crear el castillo.—Serás una princesa fuerte y valiente y serás quien mate al malvado dragón.

—¡No!.—Grité horrorizada.—No quiero matar al dragón, quiero vivir con él por el resto de mi vida.

—No tendrás mucha vida si eliges vivir con una cosa tan peligrosa.—Respondió y negó con la cabeza.—Tienes que matarlo para lograr vivir, el dragón también intentará matarte para comer y no morir de hambre.—Explicó lo obvio.

—Pero no quiero matarte.—Me queje.

—Es un juego, Charlotte.

—No quiero matarte ni en el juego, ni en la realidad.

—Entonces yo te mataré y tendremos un mal final en esta historia.

—¿Me matarás?.—Pregunté horrorizada.

—En el juego.—Aclaró.

—Mmm.—Lo pensé.—De acuerdo.

—No, entonces no quiero ser el dragón.—Hizo una mueca.—Seré el estúpido caballero.

—¿Por qué has cambiado de idea?.—Pregunté.

—Porque no me gusta un final en el que yo provoque tu muerte.—Respondió sin más.

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