Hoy es el gran día, Camille Dosanto está feliz porque hoy se casa con quién ella cree es el amor de su vida, Jonathan Peralta. Tiene a dos chicas arreglándola, una el maquillaje y la otra el peinado. Camille recuerda que anoche estaban hablando de su prometido y las mira a través del espejo y les pregunta:
- Bella, ¿Puedes contarme lo que platicaban ayer en la noche? Cuando entré en la sala cambiaron de tema y parecían nerviosas.
- No era nada Cam, no te preocupes
Bella se miró con su amiga y compañera de trabajo Luz.
- Oye, no me creas tan tonta. Las estoy viendo ahorita mismo. Diganme que sucede.
- No podemos decirte nada Cam – le responde Luz
- Okey, no insisto más chicas.
Y siguieron arreglándola. En cuanto terminaron, Camille insistió en pagarles el trabajo echo por ellas con el poco dinero que tiene, aunque es de una familia pobre ella valora el trabajo de los demás y no le gusta ni quiere abusar de ellas, a lo que las chicas se niegan rotundamente y le dicen que lo tome como un regalo de boda.
Luego de aceptarlo, Camille baja a la sala y se dirige a la puerta principal a esperar su vestido que debe llegar en cualquier momento después de terminar con los detalles que hacían falta. Mientras espera tararea una de sus canciones favoritas y en eso escucha la bocina de un auto y en cuanto lo ve queda completamente sorprendida al darse cuenta de que es el último Alfa Romeo Tonale color rojo, auto de alta gama, de este año. Si no fuera que su mandíbula la lleva pegada a su cabeza, ya estaría en el suelo pero queda aún más sorprendida al ver al hombre que baja del asiento trasero del auto: es un rubio ojos color esmeralda, alto y fornido y se nota que está entrenado y en muy buen estado físico.
El hombre camina hacia Camille con un vestido blanco en sus manos y la detalla por completo: su cabello rubio peinado con algunas ondas y con una coronilla de trenzas, sus ojos color azul marino y sus labios, quedó impactado por esos labios color cereza, le daban ganas de morderlos, son gruesos y carnosos. Llega al frente de Camille y le dice:
- Buenos días señorita, tengo una entrega para Camille Dosantos.
- S-si, soy yo – dijo tartamudeando, se había quedado hipnotizada por la sonrisa hermosa y genuina que le brindó – Gracias – agregó .
- No hay de que señorita Dosantos, pero ha quedado un saldo sin pagar de mil dólares y necesito que lo cancele para poder dejarle el vestido.
- ¡¿Cómo?! – Camille no lo podía creer, se supone que su novio lo pagaría – Por favor pasa y toma asiento, hablaré con mi prometido. Él debía realizar el pago.
El hombre pasa y toma asiento en el sillón de la sala mientras Camille busca su teléfono y le marca a Jonathan. Un tono, dos tonos, tres tonos y hasta que está a punto de cortarse la llamada automáticamente, responde
- ¿Qué es lo que quieres ahora? – le espeta enojado
- ¿Qué estás haciendo Jonathan? – Se le nota agitado – Faltan menos de dos horas para la ceremonia y ¿No has pagado mi vestido? ¿Qué sucedió? ¿Y qué haces? Te noto agitado
- No es de tu incumbencia lo que haga o deje de hacer Camille, estoy jugando al fútbol con mis amigos e iba genial hasta que llamaste. Y no pagué tu maldito vestido porque no pienso casarme contigo.
- ¡¿QUÉ RAYOS DIJISTE?! – Camille empezó a sentirse mal y las chicas que estaban a su lado se asustaron así que la ayudaron a sentarse - ¿Por qué me haces esto? ¿Y sobre todo hoy?
- Eso es porque no te amo, amo a Lara tu querida amiga. Hace un par de meses que salimos
- ¿Qué dices? ¿Sales con Lara?
- Si Camille, por el amor de Dios ¡Si! Me casaré con ella en un tiempo y además lleva a mi hijo, así que te advierto que no me vuelvas a contactar ¡Adiós! – luego de eso se escuchó la línea muerta que significa que han colgado.
Camille no podía más de la impresión, su corazón le dolía y le comenzaron a brotar lágrimas de los ojos. El muchacho que esperaba por el pago del vestido vio la situación y se acercó a ella, le acarició la espalda y la abrazó, escuchó lo que sucedía y no entendía porqué un hombre traicionaría a una dama como ella. Le dijo que tratara de tranquilizarse y que no se preocupara que todo estaría bien.
Ella se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se paró de golpe y le dijo rompiendo el abrazo
- Lo siento señor….
- Luna, Matthew Luna
- Señor Luna, lo lamento por esto. Además de hacer perder su tiempo, también le hice perder su dinero. Dígame cómo puedo compensarlo.
- No hay necesidad, no se preocupe. Yo hablaré con mi madre – la madre del Sr. Luna es la diseñadora del vestido de novia – ella lo entenderá y seguro que no habrá problemas.
- ¿Y cuando puedo hablar con su madre para llegar a un acuerdo Sr. Luna?
- Ella está fuera en el auto, la llamaré si eso quieres
- Por favor Sr.
En eso se siente el timbre de la casa sonar, Camille va a abrir la puerta y enfrente de ella tiene a la diseñadora más prestigiosa del país y del mundo. Camille está a punto del desmayo de la emoción, tanto que está conteniendo aire desde que abrió la puerta. Después de un momento parapdea y reacciona
- ¡Oh! Lo siento Sra. Casimiro, pase por favor. Disculpe que le pregunte pero ¿Qué está haciendo en mi casa?
- Ella es mi madre – explica Matthew
- ¡Oh! – solo logra salir de los labios de Camille
Ornella Casimiro, diseñadora prestigiosa internacionalmente estaba en su casa, sentada en su sofá tomándole la mano y viéndola con ternura
- ¿Qué sucede, que en un día tan bonito e importante como este, estás llorando?
- No me voy a casar Sra. Casimiro – le brotaron dos lágrimas de los ojos – mi ex prometido me ha estado engañando y canceló todo sin siquiera avisarme – volvió a llorar con fuerza sin poder evitarlo, le dolía mucho lo sucedido.
La Sra. Casimiro levantó la vista para mirar a su hijo y este la miró con pena. La mujer volvió a centrar la mirada en Camille y le dijo:
- Srta. Camille mírame – a lo que ella levantó la vista y la miró a los ojos – ese hombre es un cretino y no te merece en lo absoluto, ni tu amor y mucho menos tus lágrimas. Quiero que vayas a refrescarte un momento y luego vuelvas aquí.
Ella obedeció, se dirigió a su cuarto de baño, refrescó su rostro y suspiró un par de veces para calmarse, luego regresó a la sala y se sentó al lado de la Sra. Casimiro.
- Lamento que mi ex prometido no haya realizado el pago, quisiera saber si puede aceptar que se lo pague en cuotas. Actualmente tengo un trabajo en el que no gano mucho pero podría hacerlo, lo lamento mucho Sra. Casimiro.
- No te preocupes linda, y eso no es necesario. Quisiera hacerte una propuesta
- ¿Una propuesta? – Camille no entendía nada
- Si querida. Yo entiendo que recién nos conocemos y que poco sabemos unos de los otros pero quisiera saber si estás dispuesta a casarte con mi hijo
- ¡Mamá! – se sorprendió Matthew – acaba de pasar un momento horrible y tu pensando con quien casarme…
- Matthew Luna te llamas al silencio, soy tu madre – lo cortó sin que pudiera terminar de hablar
- Pero mamá…
- Nada, pero nada Matthew – volviendo a mirar a la chica que está frente a ella con una cara que deja notar por completo su sorpresa, continúa – Entiendo tu reacción, verás, mi hijo necesita casarse por un motivo que tiene que ver con negocios, él es dueño y jefe de la empresa Luna Entertainment y veo por tu cara ahora que recién te enteras
Camille estaba en shock, habían pasado muchas cosas en menos de una hora: su prometido la engaño y la dejó, conoció a la mujer más importante en el ámbito de la moda y tiene a su lado al dueño y jefe de la empresa más grande y prestigiosa del mundo del entretenimiento. La ‘O” formada por su boca la estaba entumeciendo, no acababan las sorpresas, además de todo eso, la mujer que tiene enfrente quiere que se case con su hijo. Camille siente que en cualquier momento se va a desmayar.
- Pero Sra. Casimiro no me conoce ¿Cómo sabe usted que soy buena persona? O ¿Qué no me aprovecharé de su dinero? O…
- Basta linda, tu tanto como yo, sabemos que no eres así
- Lo sé pero…
- Nada, déjame terminar – A lo que Camille asiente y la mujer continúa – Como decía, mi hijo necesita casarse para terminar de concretar unos proyectos. Verás, en el mundo de los negocios un hombre casado es un hombre de confianza, responsable y seguro. Mi hijo es joven aún y no se ha casado por el simple hecho de que no conoció a la correcta pero en este caso sería un trato que beneficie a ambas partes, tanto a ti como a él. A él lo beneficia en su negocio y a ti a superar y darle una buena lección a tu ex, además del ámbito económico…
- No, yo no quiero su dinero Sra. Casimiro – dijo Camille negando con la cabeza suavemente
- Lo entiendo Camille pero de igual manera te verías beneficiada por ello al estar casada con mi hijo. Realizaríamos un contrato por 3 años y ahí quedarían determinados los puntos de ambas partes. Pasado ese tiempo ustedes deciden lo que harán, si seguir juntos o separarse. Si te parece podemos realizar una cita y juntarnos nuevamente para ver el contrato.
- Okey pero no quisiera que mis padres sepan lo del contrato, no lo aceptarían y no quiero decepcionarlos
- Tus padres deben amarte mucho – la Sra Casimiro le brinda una cálida sonrisa a Camille – No te preocupes, no le diremos nada y alguna historia idearemos para decirles
- Muy bien ¿Y ahora que sigue?
En eso se siente que la puerta principal se abre y dos personas animadas entran conversado pero en cuanto ven la situación en la sala y la cara de Camille hinchada y sus ojos rojos se detienen.
Eran los padres de Camille.
La Sra Casimiro y su hijo se apartan para darles el espacio merecido para que puedan acercarse a su hija.
Van corriendo hacia su hija y la abrazan mientras preguntan:
- Hija mía, ¿Por qué lloras? - dice su papá
- Cam mi vida, debes prepararte para la ceremonia, ¿Qué es lo que sucede?
- Papá, mamá – los dos la miran expectante – no me voy a casar
Y eso fue como un balde de agua fría para ambos, se quedaron sorprendidos con sus ojos bien abiertos
- Pero hija ¿Y eso por qué? Si ustedes se aman y…
- No papá, no es así
- Pero ¿Cómo que no es así hija? – pregunta la madre
- No mamá, Jonathan no me ama en absoluto. La única que estaba enamorada era yo
- ¿Por qué dices eso hija? Si se les veía tan felices
- Mamá, era todo mentira, me mintió. Me engaña con Lara desde hace meses, él mismo me lo dijo, también me dijo que se van a casar en un tiempo y que ella espera un hijo de él
Eso fue otro balde de agua fría para ellos, bueno más que agua fría parecía que estaba lleno de concreto porque la noticia les pareció muy dura.
- Y canceló la boda también
Camille agachó la cabeza y sus padres la abrazaron y consolaron pero Camille ya no tenía de dónde sacar más lágrimas y se prometió no volver a llorar por ese hombre que la despreció tanto.
- Papá, mamá no se preocupen. Voy a estar bien ¿Si?
Sus padres se sentían orgullosos de su hija que a pesar de lo que estaba viviendo, estaba fuerte y con ganas de seguir adelante.
- ¡Oh! Lo siento, me olvidé de presentarlos
Los padres de Camille se sintieron extrañados por lo que dijo su hija
- Les presento a la la Sra Ornella Casimiro y su hijo Matthew Luna, ellos son mis padres Laura Pinto y Daniel Dosanto
Recién en ese momento se dieron cuenta los padres de Camille que habían dos personas más en la sala de su casa, se voltearon y se quedaron anonadados de la sorpresa pero se recompusieron rápidamente y se estrecharon la mano
- Un gusto – dicen la Sra Casimiro y su hijo
- El gusto es nuestro – responde el padre de Camille
Suena el timbre otra vez.
- Yo voy – dice Daniel
Al abrir la puerta se queda atónito al ver al magnate de los negocios Facundo Luna parado en la puerta de su casa, después de recomponerse lo hace pasar
- Por favor, adelante. Lo lamento por mis modales
- No se preocupe...
- Sr Dosanto, Daniel Dosanto
- Un gusto
- El gusto es mío – responde Daniel estrechándole la mano al Sr Luna mientras se dirigen a la sala.
- Cariño ¿Por qué se demoran tanto? ¿No era la entrega de un vestido? – le pregunta el Sr Luna a su mujer, la Sra Casimiro
- Lo lamento cariño, pero no hay boda y me quedé hablando con esta hermosa señorita y consolándola un poco – le brinda a su esposo una cálida sonrisa
- ¡Oh! Cómo lo siento Srta – le dice a Camille apenado
- No se preocupe, estaré bien y además la Sra Casimiro fue muy buena conmigo.
Todos se sonrieron y se sintieron cómodos en ese momento y la madre de Camille pensó en algo y dijo
- ¡Oh! Que grosero de mi parte, no les he ofrecido nada y siguen ahí de pie. Por favor tomen asiento, ¿Desean algo de tomar? ¿Un té?
Los invitados se miran y la Sra Casimiro es la que habla
- Sería muy agradable, gracias – y le da una bella sonrisa a la madre de Camille
Laura se dirige hacia la cocina a preparar el té para los invitados mientras todos toman asiento en los sofás de la sala
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