Hola mi nombre es Aurora Benavides soy mexicana tengo 21 años estamos en el año 2007 vivo en el Estado de México y esta es mi historia, estoy recién casada y soy muy feliz, soy de clase media no tengo mucho dinero, pero vivo con todas las comodidades, una hermosa casa, mi coche y me acabo de recibir de Abogada, mi esposo se llama Esteban Domínguez él es Ingeniero en Telecomunicaciones; ¿Por qué le comento esto? Muy simple por su trabajo viajamos a muchos sitios diferentes poco conocidos, saben me gusta acompañar a mi esposo en sus viajes, son aventuras nuevas y diferentes; todavía no tenemos hijos décimos esperar un tiempo para así poder disfrutar de nuestro matrimonio.
Un día como cualquiera, llega mi esposo de su trabajo y me comenta que tiene que hacer una intervención, así le llaman cuando tienen que salir algún lugar hacer un servicio de noche para que puedan cortar las líneas telefónicas y que la gente no salga afectada por quedarse sin su línea y me comenta que si lo quiero acompañar que iríamos a un pueblito que está por Texcoco, que es parte de mi país México, como él ya ha ido a ese lugar varias veces, me dijo que hay una hacienda muy antigua que es hotel, que me puedo hospedar ahí, ya que él iba a trabajar toda la noche y no había necesidad que me desvele junto con él y al otro día me iba a llevar a comer al restaurante de la hacienda donde se come delicioso, me pareció una estupenda idea y acepte ir con mucho gusto.
Al otro día me alisté con una pequeña maleta con mis cosas era solo un viaje de una noche y regresaríamos al otro día después de comer, paso por mí como a eso de las cinco de la tarde y partimos rumbo a nuestro destino, pensaba que era otra nueva aventura nunca me imagine lo que iba a ocurrir.
Solo hicimos un par de horas efectivamente llegamos a la hacienda era en verdad hermosa muy antigua, según leí en la historia del lugar que tenían en la entrada, la habían construido en el siglo XVII, había pertenecido a monjes Franciscanos y después había sido vendida a terratenientes de aquella época y ahora pertenece a particulares y la habían convertido en hotel muy interesante; mi esposo se tenía que ir a las once de la noche así que tuvimos un poco de tiempo para recorrer el lugar, tenía su propia capilla, un establo enorme, su arena (gallera) donde la usaban para poner a pelear a los gallos y muchas cosas más, también mi esposo me mostró la dirección en la que se encontraba el pueblito, donde iba a estar era un camino que salia de la hacienda, este se encontraba en la parte de atrás del lugar.
Paso el tiempo fuimos a registrarnos al hotel era un día miércoles por tal motivo no había más huéspedes en lugar, ahí el movimiento era el fin de semana, Esteban le comento al de recepción que iba a trabajar durante la noche y que me iba a quedar sola, entonces nos comento que nos daría la habitación uno que está muy cerca de recepción por si se me ofrecia algo y así lo hizo.
Cuando nos dirijimos a nuestra habitación pasamos por una puerta muy estrecha en forma de arco, con paredes anchas, cruzamos por lo que se veía que era el salón comedor, convertido ahora en museo en el había carruajes de la época y fotos antiguas un lugar fascinante y lleno de misterio, nos asignaron la primera habitación de la gran hacienda, le confieso que tuve algo de miedo al entrar en ella debo reconocer, tenía unas vigas anchas y antiguas en el techo, pero lo que más me sorprendió eran las ventanas en lugar de cristal eran de madera muy antigua y para cerrarlas tenias que atravesar un pedazo de viga más pequeño, al asomarte por la ventana se veían las vías del tren que pasaba enfrente de la hacienda, por supuesto era el tren de carga, me quedé un momento paralizada viendo hacia afuera, hasta que el chico que nos mostró la habitación me interrumpió diciendo las ventanas son originales y todo lo que tiene madera, se nota que la pusieron para que durará toda la vida, con un poco de fuerza cerré la ventana y puse el pasador, la habitación quedó totalmente obscura, obviamente teníamos la luz que nos alumbraba, cerro la puerta dejándonos solos a mi esposo y a mi faltaban quince minutos para las once de la noche y este me comenta que se tiene que ir, que ya su equipo de trabajo lo está esperando afuera, que no lo espere, porque posiblemente terminará por la mañana, que descanse, le comento que tengo un poco de miedo que no quiero quedarme sola, que tal si sale un fantasma, se ríe de mi y dice que no sea tontita que los fantasmas no existen, solo levante mis hombros como en señal de duda me dio un pequeño beso en los labios y se fue, al quedar completamente sola sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, pensé entre mí es algo normal es un lugar lleno de energía por tantas cosas que habían ocurrido aquí, traté de no pensar abri mi maleta saque mi pijama y entré al baño para ponérmela, esta era de short y una blusa de manga corta, no había televisión porque trataban de mantener el lugar lo más original posible, lo bueno es que puse un libro para entretenerme en lo que me daba algo de sueño, comencé a leer y vi que iban a dar las doce, yo como siempre me emiciono con la lectura y no siento el tiempo; de pronto escucho unos ruidos afuera, se estaba llendo el chico de recepción y llegaba el velador de la hacienda intercambiaron algunas palabras que no pude escuchar y se retiro, cuando de repente escucho el silbato de un tren, pensé que extraño no le di importancia pero de ¡¡¡pronto comienzo a escuchar voces en un susurró !!! me paro completamente aterrada y afuera de la ventana se escuchaban sonidos de carreta, relinchar de caballos, las espuelas de los animales, muchas voces de personas que se oían bastante atareados, me acerco temblando con la intención de asomarme por la ventana tenía muchimo miedo, tomé valor la abri un poco y al asomarme o sorpresa no pude más y me desmaye.
No sé cuanto tiempo paso, pero al abrir mis ojos no ubicaba donde estaba, observe las vigas del techo y fue cuando recordé todo, me levante, ya que estaba en el suelo bajo la ventana ¡¡Pero que!! Voy viendo a mi alrededor era la misma habitación, solo que había una gran cama con una cabecera de madera tallada hermosamente a mano, el baño era el mismo solo que en lugar de regadera había una gran tina de patas y un gran cubo de cerámica como para almacenar agua, me dolía un poco mi cabeza por el golpe que me di al caer, empecé nuevamente a temblar y fue cuando me percate que tenía que salir inmediatamente de ahí buscar a mi esposo, para contarle lo sucedido comencé a buscar mi maleta para cambiarme de ropa y nada no estaba, lo único que había mío era el libro que traía en las manos al momento de lo ocurrido, lo levante y lo coloque sobre un buro, ni modo, voy a tener que salir así hablar con la administración, ya estaba amaneciendo miro mi reloj y eran las cinco y media ya no debería en tardar en llegar Esteban, me apresuró abrir la puerta, cuando al salir choco con un hombre esté era alto fuerte y vestía de manera extraña, al alzar mi mirada esté se sorprende tomándome de las manos y me dice que ¡¡Tenemos aquí!! ¡¡Que haces en mi habitación me grita!! Esto es una broma o ya sé eres mi regalo de cumpleaños sujetándome fuertemente arrastrándome nuevamente a la habitación ¡¡suélteme!! Le exijo y se burla de mí, pero si eres una mujerzuela mira como estás vestida casi desnuda, estaba un poco ebrio olía alcohol cuando iba a cerrar la puerta, sé escucho un ruido muy fuerte, uno de los empleados había dejado caer al suelo un gran barril que contenía un líquido trasparente viscoso, aproveche esa distracción para empujar al hombre con todas mis fuerzas, haciendo que perdiera un poco el equilibrio, lográndome soltar de él para salir corriendo a toda velocidad, por suerte había un gran portón en la parte de atrás de las habitaciones que daba hacia afuera, pude salir por ahí, estaban distraídos por lo ocurrido y no se percataron de mi presencia, estaba corriendo tratando de ubicar el camino que daba al pueblo y nada donde carajos estaba, me dirijo hacia el establo, era temprano amanecía entre y me escondí detrás de unas pacas de paja, no podía andar vestida así, me senté en cuclillas abrace mis piernas y comencé a llorar, que iba a ser no sabía como salir de esta, de una cosa estaba segura algo había sucedido en la noche después de haber pasado el tren, no podía detener mi llanto y no me percate de que había entrado alguien al establo, se acerca una chica me observa y pregunta ¿Estás bien? Pego un brinco y me paro de un gran salto, la miro y me sorprendo al verla, vestía con falda floreada hasta los tobillos, una blusa blanca como de manta, un reboso amarrado del hombro a la cintura y unos guaraches de piel, era la vestimenta que usaban las mujeres en la época de la revolución mexicana, era alguien de la servidumbre de la hacienda por la forma tan peculiar de hablar.
-¿Señito está bien le paso algo, alguien le hizo daño, le rompieron su ropa?.¿Quiere que le hable alguien que pide ayuda?.-
No, no, no por favor puedes tu ayudarme necesito algo de ropa para cambiarme podrías traerme algo para ponerme.
-Pos yo nomas tengo puros trapos de estos, no creibo que alguien tan bonita como usted así guerita se vea bien usándolos, mejor le digo a mi patrona para que le preste algo de ropa.-
Ayúdame tú por favor, salió de ahí sin decir nada y me quedé sola esperando.
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