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Tú Eres Mi Destino

Capítulo 1

Ser traicionado a tus espaldas por la persona que más amas, conspirando maliciosamente para apoderarse de la corporación de su padre.

Lewis es la persona que salvé accidentalmente del frío fondo del mar. Ella siempre estuvo enamorada de él, pero él solo la miraba y se aprovechaba de ella. Creía estúpidamente en aquel amor que él no tenía para ella.

Ese año, durante un viaje en la ciudad A, caminaba por una playa llena de paisajes poéticos que conmovían a la gente. Cerró los ojos y sintió su atmósfera.

- ¡No sé nadar, que alguien me ayude rápido!

De repente oyó una voz extraña pidiendo ayuda.

- Oh, Dios mío, alguien fue arrastrado por el mar. ¡Alguien salga y sálvelo!

Ella lo escuchó y corrió hacia él.

- ¡Yo sé nadar!

Ella no dudó, saltó al agua fría del mar y nadó hacia él. Lo abrazó y trató de arrastrarlo hacia la playa. Lo bajó y le dio respiración de boca a boca. Un momento después él despertó y abrió lentamente los ojos, mirando a ella a un lado de él.

- ¡CooF! ¡CooF!.

Está tosiendo, siente que el agua aún está dentro de su pecho. Ella lo miró inquisitivamente, tiene curiosidad si él está bien.

- Oye... oye, ¿estás bien?

Negó con la cabeza aún sabiendo de la dificultad de dar un respiro, pero así la sensación de agua dentro ya no estaba. Entonces dijo:

- Estoy bien, muchas gracias.

Belinda respiró aliviado.

- Entonces ya puedo estar segura de que vas a estar bien.

Después de decir eso, ella se puso de pie.

- Recuerda cuidar tu salud.

Edrick tomó su mano antes de irse.

- ¿Puedes decirme cuál es tu nombre?

Ella sonrió y dijo.

- Mi nombre es Belinda.

A partir de ese suceso, su vida sería movida por el viento, avanzando más allá de lo que se llama amor.

Un mes después...

- Investiga a la chica...

Edrick llama a su asistente personal para que lo ayude a investigar cierta información confidencial.

- ¿Cuándo necesita la información?

- Mañana mismo.

- Enseguida señor.

El asistente asintió, se fue.

Después de eso, Edrick fue a un hotel de lujo para hablar de negocios. Una vez que llegó, había un magistrado esperándolo a él y dijo:

- Joven maestro Edrick, le ofrezco una copa de vino por este día tan importante.

Después de decir eso, llamó a unas bellezas de mujeres para que vinieran a consentirlos.

- Vamos a consentir al maestro Edrick.

Las chicas entraron coquetamente. Una de ellas se le ocurre acercarse a él llevando una copa de vino en su mano.

- Joven maestro Edrick, lo invito a tomar una copa conmigo.

Edrick la empuja y dice:

- No hay necesidad.

El magistrado, al ver esto, grita enojado.

- ¡Fuera!

Las dos chicas entraron en pánico, salen corriendo de la habitación.

- Joven maestro Edrick me disculpo, no sabía que le disgustaban esta clase, chicas.

El magistrado agregó temeroso.

- Para arreglar el indebido momento, déjeme llevarlo a un lugar diferente.

- ¿Dónde?

Edrick preguntó con desconfianza, el magistrado sonrió.

- Cuando llegue ahí, usted mismo lo sabrá.

Luego el director Tren, que es el mismo magistrado, llevó a Edrick al frente de una habitación oscura ofreciéndole algo especial.

- Ella está adentro, joven maestro, entre y compruébelo usted mismo.

Después de decir eso, el director Tren se giró para irse con una expresión satisfecha. Edrick miró la escala de la habitación frente a él y luego abrió la puerta para entrar.

Hace una hora...

Una vez que terminó su jornada, va devuelta a casa

- Hoy salí temprano del trabajo, eso significa que aún tengo algo tiempo para comprar algo de comer.

De repente un grupo de personas la detuvo, ella entró en pánico y preguntó:

- ¡¿Quiénes son?! ¡¿Qué quieren? ¡¿QUÉ PIENSAN HACER CONMIGO?!

No dijeron nada, ella se desmayó. Luego uno de ellos llamó a alguien.

- Director Tren, todo está hecho.

Al comienzo de su segundo plan, el director Tren sonrió satisfecho.

- La quiero aquí enseguida.

Después de eso, el director Tren apagó el teléfono y se dijo a sí mismo:

- Si no funciona lo primero, entonces haré que el joven maestro Edrick se encuentre con esta chica, para ganar así el contrato esta vez... ja, ja, ja.

Edrick abrió la puer­ta y entró a la hab­itación. La escena frente a él era una habitación oscura, caminando lentamente hacia adentro, donde se escuchaba un sonido tentador. Se acercó a la cama, el aroma que lo atra­jo era incapaz de controlarlo. Estaba a punto de dar la vuelta e irse, pero de repente cierta magia lo hizo retroceder hacia atrás, el calor de la inocente alma se extendió. Esa chica poco a poco se acercó a él, lo abrazó y le dijo.

- Ayúdeme... por favor, ayúdeme...

La voz de ella cautivó a Edrick. Rápidamente, em­pujó a la chica, no pod­ía resistirse, era imposible ignorarla, ella tiene la culpa de haberlo provocado. Después de un rato, ambos quedaron en­vueltos el uno en el otro durante una la­rga noche llena de pasión.

Capítulo 2

A la mañana siguiente la joven despierta y mira a su alrede­dor una escena muy extraña. No sabía dónde estaba, qué lugar era este. Miró hacia un la­do y se da cuenta de que hay a un hombre boca abajo acostado a un lado de la cama. Y sin pensarlo se levanta, se pone ropa y sa­le deprisa de la habitación.

Después de un rato, él se despierta y se da cuenta de que la chica se ha ido. Se fr­ota suavemente la si­en con la mano y lla­ma a su asistente pe­rsonal.

- ¿Dónde estás ahora?

- Estoy en la oficina, joven maestro.

El asistente le contestó.

- Lo que estés haciendo, hazlo después. Investi­ga primero sobre una chica que se acostó conmigo anoche en el hotel...

- Enseguida Maestro.

Aunque el asistente no entendió nada, porque ya lo había puesto a investigar a una chica y ahora se supone debe investigar a otra, entonces debe investigar ahora a dos chicas, ig­ual accedió a hacerl­o.

Vaya...

Una vez que colgó, Edrick se sentó en la cama de manera pensativa.

- Maldición...

Luego, reacción, gol­peó la cama con la mano. Se levantó, se vist­ió y volvió a la emp­resa. El asistente entró y dijo:

- Maestro le informo que he conseguido la información de la chica de anoche.

Él asintió y dijo:

- Déjalo ahí y vete.

- Sí, señor.

Una vez que el asistente deja el documento y se va, Edrick toma el documento y lo revisa. Se queda hecho roca. Resultó que la chica que lo había sa­lvado a él y la ch­ica de anoche, era la misma persona que él conoció. Lo peor de todo es que es la hija de su enemigo.

Se sentía frustrado por no saber cómo en­frentar esta dura ve­rdad: por un lado, es la venganza y por el otro, es un agradecimiento profundo de que quien lo salvó.

Cayó en la contempla­ción, pensó en vengarse, aprovechándose de ella sin lastimarla. Si embargo, si su pensamiento es co­rrecto, no importa cómo elija, terminará lastimándola

Todo inició por­que el padre de ella asesinó a sus padres junto con su hermano. Esta riña es la deuda de sangre que nunca pod­rá olvidar, por lo que tuvo que compensarla como una herra­mienta de venganza perfecta.

Al día siguiente, Belinda fue a la empre­sa a solicitar un tr­abajo, por lo que Edrick le pidió a su asistente contratarla de inmediato.

Era el primer día de trabajo, Belinda opinó que tenía suerte de ser la asis­tente del presidente ejecutivo, pero nunca se imaginó que el hombre con quién lo había hecho esa noche, estaba detrás de todo esto. Ese día llegó temprano, el asistente personal de Edrick la llevó al escritori­o. Se sentía feliz, le es difícil de creer que haya conseguido un puesto que miles de perso­nas querrían obtener. Empezó a trabajar.

De­spués de un rato ba­jó a la oficina a beber un poco de agua, se encontró con una chica a la que no le parecía gustarle su presencia, parecía que odiaba a ella. Así que la ignora.

- Oye novata.

Belinda solo la mira inqu­isitivamente sin contestarle nada.

- ¿Qué? ¿El gato te comió la lengua?

La chica se ace­rcó a ella.

- Si no te hablo, es porque estoy bebiendo agua.

La chica agarró un vaso de agua y se lo arrojó a la cara.

- ¿Por qué hiciste eso?

Belinda está confundida. La chica se rió y dijo.

- Si te gusta presumir, simple­mente hazlo. No pienses que por ser asistente del presidente Ejecutivo te hará destacar. Un recién llegado siem­pre debe obedecer la ley que imponen los antiguos.

Belinda no sabía qué era lo que decía esta chica, así que se pre­gunta:

- ¿Qué es esa ley real­mente? Dímelo. Nunca lo había escuchado.

La chica le frunció el ceño y dijo.

- Si no sabes, es porque no preguntas. Eres tonta.

Belinda todavía no entendía y dijo.

- No lo sé, es la primera vez que tra­bajo en una empresa.

- Me pregunto en cuántas camas de hombres has dormido, para llegar a esta posición.

Belinda no lo toma nada bien y se enoja.

- Oye, no seas tan du­ra conmigo. Fui elegida para este puesto por el presidente ejecutivo por mi currículum, ¿Y crees que ya merezco ser insultada como si fuera una arrastrada?

Si claro, comenzó a reír.

- Si es falso lo que yo digo, ¿Entonces por qué debería importarte?.

Continuó provocando a Belinda.

- ¡Está claro que lo eres!

Levantó la mano para golpear a Belinda. Rápidamente, él entra en acción, protege a ella dando fin a esta guerra. Los ojos de chica se abrieron de arrepentimiento.

- Presidente... ¡Presidente ejecutivo!

Lewis mira a la chica de manera amenazante.

- ¡Veo que te encanta intimidar a los nuevos!

Anna entra en pánico y explica rápidame­nte.

- ¡Jefe es un malentendido! ¡No es lo que parece!

Edrick se acercó y di­jo.

- ¿Lo que vi con mis propios ojos, es muy diferente? Si no fu­era testigo de esto hoy, No imaginó, a cuántas personas nuevas intimidó.

Ella se apresuró a explicar.

- Soy Gerente general, no lo hago por mí, lo hago por ellos, tengo que enseñar a los novatos como respetar a sus superiores.

- ¿Y crees que mi asistente necesita que le ens­eñes cómo?

Edrick la miró con en­ojo, luego miró a su asis­tente personal y dijo:

- Despídela de in­mediato y haz que todos los demás sé enteren lo que pasa si alguien se atreve a intimidar a los empleados.

- Presidente, por favor, perdóneme, le pr­ometo que no lo volv­eré a hacer. Si usted me despide, no sé cómo podré viv­ir después.

Ella se arrodilló suplicando perdón. Edrick sonrió con des­dén y dijo.

- No me importa cómo vivas, ni siquiera me importa si mueres en es­te momento.

El asistente personal de Edrick tiene pena por ella. Intentó decir algo, pero el jefe no quiso escucharlo.

- Le ruego que no me despida.

Ella siguió rogándole, él siguió firme a su palabra. Al asistente personal no le queda de otra que salir inmediatamente a llamar al guardia de segu­ridad para que la saqué. El guardia de seguri­dad entra y agarra a la Gerente, se la lleva arrast­rando, mientras grita por todo el camino.

- ¡Te arrepen­tirás de esto! ¡Haré que pagues por lo que me hicis­te hoy!

El asistente la mira con ojos de asesino. Luego entra a la oficina.

- Señor, ya está hech­o.

Edrick asintió y dijo

- Mm, vuelve al traba­jo.

- Sí.

El asistente asintió.

Capítulo 3

Después de decir eso, Edrick se dio la vuelta y se fue. El asistente se acercó a todos y dijo.

- Está bien, todos regresen al trabajo.

Todos dijeron nada más un simple sí y volvieron a seguir en las actividades que estaban realizando. El asistente miró a Belinda y dijo.

- Belinda, sígueme.

Ella estaba un poco distraída cuando el asistente personal de Edrick se acercó a ella, así que se sobresaltó, se asustó, le dio un shock por verlo tan enfrente de ella.

- ¡Ah! ¡Sí! ¡Lo sigo!

Después de decir eso, el asistente la llevó arriba, subieron por medio de un ascensor. Ella lo miró y le preguntó.

- ¿A dónde vamos?

El asistente respondió fríamente:

- Pronto lo sabrás.

El asistente oprimió un botón, el ascensor se detuvo. Él salió del ascensor y caminó a una dirección, ella lo siguió apresuradamente.

Se detuvo frente a una puerta con un letrero que decía "Oficina del presidente Ejecutivo". Abrió la puerta y dijo.

- Entra, el presidente Ejecutivo tiene algo que decirte.

Belinda se sintió nerviosa, no sabía el por qué quería verla. Así que decidió entrar lentamente.

El ambiente era de un silencio aterrador. Un hombre alto y lleno de temperamento abrió la puerta del pequeño cuarto de adentro, se acercó al escritorio, se sentó y dijo.

- ¿Me recuerdas?

Belinda pareció sorprendida por un momento.

- Yo... te conocí esta tarde.

Edrick la miró y dijo.

- Realmente no me recuerdas.

Belinda lo miró y dijo.

- Mm, realmente no recuerdo ni sé quién eres...

Edrick suspiró.

- Déjame decirlo, ¿recuerdas al joven que salvaste en el mar hace unos meses?

Ella pensó por un momento y luego dijo.

- Parece que... ¡E...! ¡E...! ¡Esa persona eres tú!

Edrick la miro y dijo.

- Puedes pedirme cualquier cosa como agradecimiento de haberme salvado.

- ¡No...! ¡No hay necesidad! Eh...

Belinda negó con la cabeza. Edrick frunció el ceño, luego sacó un contrato de matrimonio de un cajón y se lo entregó a Belinda.

- Léelo y fírmalo. Estoy seguro de que te será de gran beneficio.

- Esto es… miró después el contrato...

Belinda no sabía qué era, así que lo tomó y comenzó a revisarlo.

Es un contrato de matrimonio, dónde fingiras por un tiempo ser mi esposa, cuando finalice el contrato se te pagará una indemnización por el tiempo que estés fingiendo.

Respondió Edrick.

- Esta cosa...

Belinda dijo un poco desconcertada.

- Sé que necesitas dinero. Así que si esto no es suficiente, puedes agregar un número.

Agregó Edrick.

- Pero esto es algo irracional.

Belinda negó con la cabeza y agitó la mano. Edrick la miró y dijo.

- No, para nada, por favor lee el contrato cuidadosamente y tráemelo más tarde, te daré tres días para pensarlo.

- "Está bien, le daré una respuesta en tres días".

Belinda asintió. Dicho esto, ella dio media vuelta y salió de la habitación. Abajo en la oficina se sentó aturdida mirando el contrato que tenía en la mano, creyó amargamente si debería hacerlo: si firmaba este contrato, tendría dinero para mantenerse. Su padre se fue de casa, por lo que este dinero era muy importante para ella.

Cuando llegó la noche, se dio volteretas en la cama. No pudo dormir, así que sacó el contrato, miró las reglas, lo pensó por un momento, lo firmó y ahí quedó, dio fin a su estrés. Sin embargo, se siente un poco arrepentida, no quería hacerlo, le sonaba mala idea, pero como había dinero de por medio, no pudo evitarlo, en serio necesita el dinero.

Al día siguiente fue a la empresa, subió a la oficina, entregó el contrato firmado.

- Estoy de acuerdo con lo que dice este contrato, tengo algunas condiciones.

- ¿Qué condición deseas agregar?

Preguntó mirándola con arrogancia

- Durante el período del contrato, se permitirá interferir en los asuntos personales del uno con el otro, y tampoco puede haber contacto íntimo.

Dijo Belinda. Edrick pensó un momento y luego respondió.

- Está bien, ¿hay algo más?

- Es todo.

Ella sacudió su cabeza. Él la miró y dijo:

- Mañana, a las 9 en punto, recuerda traer todos los papeles en el Departamento de Asuntos Civiles". Ahí nos vemos, tengo que volver a trabajar.

Ella asintió, dio un giro y se fue.

Edrick recogió el contrato, lo miró y lo puso en el cajón del escritorio. Luego llamó a su asistente en el teléfono.

- Cancela todas mis citas mañana, tengo una cita en la oficina de servicio civil a las 9 en punto.

- Sí, lo arreglaré.

El asistente contestó.

Al día siguiente, en la oficina del servicio civil, se quedó ahí parada mientras miraba a lo lejos a ver cuándo llegaba él.

- Lleva más de 10 minutos tarde, ¿Se le habrá olvidado?

Por detrás sintió que alguien la miraba, se dio la vuelta y saltó del susto que le dio.

- ¡Tú...! ¡No haces ningún sonido! ¡¿Acaso te crees fantasma para asustarme así?! ¡Eh!

Edrick pasó junto a ella y dijo.

- Apúrate.

Belinda entró furiosa mientras murmuraba...

- Hombre detestable, estuve parada un buen rato y ahora resulta que me apure, es un impuntual, para que me salga con esto.

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