Bienvenidos, queridos lectores.
Esta vez compartiremos las aventuras amorosas entre el codiciado Christian Grey y la tenaz Rose Hathaway.
Como intuyen es un fanfic de 50 sombras de Grey y Academia de vampiros, obras de E.L. James y Richelle Mead y E.L. James, respectivamente. Por lo que naturalmente encontraremos personajes de ambas historias, aunque no todos como algunos les gustaría.
La historia es mía. Les cuento que soy super fan de ambos sagas, por lo que he decidido utilizar dos de los momentos más importantes de ellas en mi historia. Por supuesto, no al pie de la letra porque no me permitiría llevar la historia hacia el lugar que quiero, pero he elegido un par de los que para mi son más relevantes. Así que aprovecho y me disculpo, si algún fan acérrimo de ellas, no las encuentra como viven en sus memorias. Además, que me parece graciosa la idea de imaginar, no sé mmm... Rose Hathaway entrando por primera vez tan desastrosamente a la oficina de Grey. Por dios, es la maldita Rose Hathaway, viajo al otro lado del mundo para perseguir a su mentor-amante y poder liberar su alma ¿Cómo Puede pasarle algo tan tonto? Ella es como un jodido ninja.
Ella se ha acostumbrado a la oscuridad, a veces lucha contra ella, en otras ocasiones es más fácil entregarse a la dulce locura que ofrece. Él está lleno de sombras, vive que en ellas, se envuelven en ellas y aunque él no lo sabe, es reticente a dejarlas ir. Para ambos parece más sencillo vivir en agonía que superar sus sombras, su oscuridad. Abrirse y volver a ser lastimados es más terrorífico que luchar contra la muerte y perder. ¿Un amor oscuro como el suyo realmente puede hacer renacer sus esperanzas, su fe o terminara por destruirlos?
La desesperación me impide respirar. Rostros por todas partes, manos fantasmales rodeando cada parte de mi cuerpo y ojos, ojos observándome. Los hermosos jades que crecí amando dejaron de mirarme con alegría, rápidamente alrededor del iris se formó un aro rojo sentenciando a su ser a vivir sin alma; su rostro se tiño de sangre y su mirada compasiva se convirtió en una aterradoramente fría. A su lado, con el mismo aspecto, estaba el primer hombre que ame, el hombre que me arruino; se regodeaba por la sangre inocente en sus manos, Dimitri.
Mi cuerpo se sacude de manera violenta y a lo lejos logro escuchar un suave y preocupado murmullo — Despierta - pide — Por favor, Rose, despierta.
Inhalo bruscamente sentándome en mi cama como si de un resorte me tratase.
— Shhh, Shhh, calma nena. Ya paso. - arrulla mi amiga con ternura rodeándome con sus brazos mientras yo sollozo en el hueco de su cuello. — Todo está bien. Repetía una y otra vez.
Después de unos minutos, cuando los espasmos se calmaron y paró mi llanto, me alejo reuniendo mi mirada con la suya, no eran los jades de la que una vez amé como a una hermana ni los esmeraldas que tan profundamente me enamoraron, pero eran verdes, verde cartujo con hermosas líneas amarillas en el iris, me hacían pensar en campos verdes llenos de girasoles.
Todo en ella es hermoso, sus brillantes y vivaces ojos, el largo y manejable cabello rubio fresa, la nariz respingona, su curvilíneo y tonificado cuerpo. Cualquier chica moroi moriría por un cuerpo como el suyo. Tan bella que era capaz de hacer que hasta un gran casanova tartamudee en su presencia, aun con su cabello revuelto por el sueño, sus ojos y nariz rojos e hinchados por la gripe que la molesta desde ayer seguía vendiéndose maravillosa. Kate es mi mejor amiga y compañera de piso desde que la conocí hace poco más de cuatro años.
— Lo siento, Kate - me disculpo — No quería despertarte.
— No seas tonta, Rosemarie- utiliza mi nombre completo a modo de regaño. — Para eso están las amigas.
Sus palabras remueven todo en mi interior, siendo las mismas que tantas veces use con Lissa. Las envío lejos negándome a romper en llanto.
— Eres la mejor.
— Lo sé - duda, pero continua — ¿Quieres que lo hablemos?
Niego cansada, no tengo el ánimo suficiente para hablar sobre ello. Al principio, durante el primer año fuera de la corte real, las pesadillas eran diarias con el apoyo de Kate y mi familia se han vuelto más escasas, aunque no por eso menos dolorosas y aterradoras.
— Solo fue un mal sueño -susurro.
Rápidamente, se acomoda en el espacio vacío de mi cama.
— Me quedaré - murmura arrastrándome de vuelta entre las mantas.
Nos acostamos una enfrente de la otra, tan cerca como si hubiera alguien y no quisiéramos que nos escuchen, una linda sonrisa adorna su rostro, pero ella no llegaba a sus ojos, estos seguían cargados de preocupación. Kate, a veces, puede llegar a ser una completa perra, pero nunca la vi siendo tan dulce y amorosa con alguien que no fuera yo, bueno, en algunas ocasiones con algún miembro de la familia. Realmente amo a esta chica, es la hermana que mis padres jamás me dieron; no debo decir eso frente a mi hermano o me quemara hasta la muerte. Lo que más me llena es saber que ella me ama en la misma medida y que jamás me defraudaría, no es como ellos.
Como los que creía eran los míos.
— Estoy aquí, puedes decirme cualquier cosa kardeş. -dice mientras acariciaba mi mejilla suavemente con la punta de sus dedos, sonrío ante el nombre cariñoso, pues es la palabra turca para hermana. — Nunca voy a dejarte.
Suspiro, tomando fuerzas para comenzar.
— Había mucha oscuridad… y yo… yo estaba en el otro lado, ellos, los fantasmas no querían que volviera… -me detengo, ella me mira esperando, ha que continué — Lissa… era un strigoi, Belikov también. Ellos eran aterradores, Kate -Termino cerrando mis ojos con fuerza.
La rubia me evalúa por unos minutos antes de hablar — ¿Has pensado en volver con el psicólogo?
Niego.
— Sabes que los odio. Además, me ha ido muy bien hasta ahora. Te tengo a ti. -me encojo de hombros con simpleza — Ya sabes, nada como la inquisición Kavanagh.
— ¡Hey! -se queja dándome un débil golpe en el brazo — Adoras la inquisición Kavanagh.
— Si, pero cuando tu enfoque no soy yo.
Nos reímos despejando el ambiente.
— Me encantaría, ver al egocéntrico multimillonario que entrevistaras mañana mientras está bajo la inquisición Kavanagh -murmuro apagando la lámpara junto a mi cama de nuevo. Mi genial amiga abrió sus brazos invitándome a descansar en ellos — ¿Realmente esperas que corra a ti? -me burlo — Estás apestada.
— Solo porque tú eres un dhampir y no tienes que pasar por esto como los demás mortales, no quiere decir que puedas ponerme en cuarentena ni despreciarme por mi condición como un simple humano. Además, no es como si pudiera contagiarte. -quiero decirle que, aunque mis genes fueran mitad vampiros y tuviera un gran sistema inmunológico, existe una posibilidad de contagiarme, pero al ser esta misma tan remota lo dejo pasar.
Kate, me miraba en la oscuridad dándome un infantil puchero — Vamos, Rosie, te mueres por venir aquí… Lo sé -canta divertida. Riendo me refugio en su abrazo, ella besa suavemente mi frente. — Siempre que me necesites aquí estaré.
— Lo sé, Kate. Siempre que me necesites aquí estaré. -repito a modo de promesa.
— ¿En serio?
El tono en su voz me dijo que esto no me gustaría — Por supuesto –aseguro.
— Iras por mí a la entrevista de mañana - eso suena completamente como una afirmación y no a una pregunta. — No creo que pueda hacerlo, esta gripe realmente me está jodiendo.
— Te dije que fuéramos al hospital, Katherine -regaño suavemente.
— Sabes cómo es la gripe para mi Rose, solo tres días de descanso total y sopas, porque no me sirven una mierda los analgésicos – me acurruco más cerca de ella, buscando comodidad para caer en el letargo conocido como sueño.
— Has trabajado muy duro para esto, no es justo que no puedas hacerla, ¿ya preguntaste si-
Ella me corta — Ni lo digas, tú mejor que nadie sabe lo que he tenido que pasar para conseguir la dichosa entrevista, si pido que la muevan, la cancelaran. -se queja. — Si lo haces te deberé una grande.
“¿Deberme una grande? Yo soy la que te debe todo” me digo.
— Ok.
— Genial, ya configuré tu alarma -coloco los ojos ante eso, por supuesto que ya tenía planeado pedírmelo ¿U ordenármelo? — Ahora descansa cariño -susurra besando mi frente de nuevo. Al poco tiempo caí en un sueño sin sueños.
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Maldigo mientras me miro en el espejo tratando de controlar mi cabello, mis ondas naturales no querían colaborar el día de hoy ¿Debería pasarle un poco la plancha y alisarlo un poco? Inmediatamente, me arrepiento de la idea, demasiado cabello y poco tiempo para ello.
Estudio a la chica en el espejo, piel pálida con un pequeño tono dorado sobre ella haciendo que no me vea enferma, pero tampoco bronceada, algunos dicen que es de un tono un poco más claro comparado con el del interior de una almendra, grandes ojos violetas, nariz respingona, una boca pequeña, pero con labios rellenos. Hay que dárselo a mis padres son hermosos y la combinación de sus genes no podría ser peor. Reviso mi cuerpo curvilíneo y tonificado por el entrenamiento, no puedo negar que me veo caliente con el conjunto que elegí: botas café oscuras sobre la rodilla, medias negras, una falda caqui tableada, dos dedos sobre las botas, un suéter ceñido al cuerpo gris claro y una chaqueta Chanel a cuadros en tonos cafés, azules y grises. Claramente, no me veo como una ejecutiva, pero aun así luzco lo suficientemente formal para la ocasión. Si hubiera sido por mí solo usaría unos jeans y converse, pero no voy a dejar que ninguno de esos estirados me vea por encima del hombro y no podría permitirme hacer quedar mal a Kate. Esto es muy importante para ella. Tampoco puedo ser hipócrita y actuar como si no tuviera el dinero para vestirme mejor.
Maldigo de nuevo observando mi único problema, mi cabello. Amo mi cabello, heredado por mi padre, pero hoy realmente me está poniendo las cosas difíciles. No había manera de que cediera para hacerme algún moño francés, además, de que si no salía pronto llegaría tarde. Me rindo, levantándolo en una cola alta.
En la sala de estar veo a Kate, acomodada en el sofá con un tazón entre las piernas, mientras se suena la nariz.
Realmente me entristece la situación, ella había trabajado muy duro por esto y ahora este estúpido resfriado le impedía ir a la entrevista que había concertado para la revista de la facultad con un mega empresario del momento. Así que va a tocarme a mí. Tengo que estudiar para los exámenes finales, tengo que terminar un trabajo y se suponía que a eso iba a dedicarme hoy antes de ir a trabajar, pero no. Lo que voy a hacer es conducir un montón de kilómetros hasta el centro de Seattle para reunirme con el enigmático presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc. Como empresario excepcional y principal mecenas de nuestra universidad, su tiempo es extraordinariamente valioso, pero ha concedido una entrevista a Kate. Lo mejor que le ha sucedido en el último año, según ella. Solo espero que no sea uno de los típicos snobs pedantes.
— Rose, lo siento. Tardé casi un año en conseguir esta entrevista. Si pido que me cambien el día, tendré que esperar por no sé cuantos meses más, y para entonces las dos estaremos graduadas e incluso tal vez, los alumnos nuevos del próximo año a la universidad puede que estén graduados. Cocinaré y limpiaré la casa por todo un mes, lo juro... -me suplica Kate con voz nasal por el resfriado. Haciéndome acordar de su comentario en medio de la noche.
— Ya te lo he prometido. ¿Alguna vez he roto mi palabra? Mejor no respondas eso. Vuelve a la cama. ¿Quieres algo?
— No, así estoy bien. Ya he preparado un poco de té con la receta de tu mamá y aunque no lo parezca me siento mucho mejor que esta mañana - señala el extremo de sofá, mientras toma un nuevo pañuelo. —Esas son las preguntas y la grabadora. No olvides tomar notas, luego ya lo transcribiré todo.
— ¿Me das una pequeña biografía? No sé nada de él —murmuro intentando reprimir la extraña inquietud en mi pecho, que es cada vez mayor.
No soy una chica tímida ni que se avergüence la mayor parte del tiempo, en realidad en ningún momento, pero hay algo sobre esta entrevista que me tiene los nervios de punta.
— Empresario, multimillonario, tercero de cuatro hijos, nariz de perro para los negocios, su vida romántica es un misterio, espera... ¿Sucede algo? - me estudia con sus ojos un poco nublados por el malestar. — Te ves un poco fuera de ti ¿Estás... nerviosa?.
— Estoy bien – miento rápidamente.
Un poco de desconfianza brilla en su mirada.
— Eres brillante, creativa y muy buena para improvisar. Si lees las preguntas antes de entrar allí te harás una idea sobre qué hacer. Sal ya. El viaje es largo. No quiero que llegues tarde. Rose, no sé qué pasa, pero prometo que todo estará bien -termina reconociendo mi pequeña mentira.
Suspiro al escuchar la miel en sus palabras. Aunque Kate, es sincera y desea hacerme sentir mejor, ella también quería que me fuera, hiciera esta entrevista y volviera pronto a casa con los resultados.
—Además, estás muy, muy caliente. Si te la pone muy difícil solo sonríele un poco.
Niego divertida.
—Puedo ver cómo me estás votando para que vaya por tu primicia. - se encoge de hombros fingiendo inocencia. —Está bien, me voy. Vuelve a la cama y no olvides comer. Prepare una sopa, está en el horno.
La miro con cariño.
— Sí, lo haré. Suerte. Y gracias, Rosie. Me has salvado la vida, para variar.
— Se una buena chica mientras no estoy en casa – bromeo guardando las preguntas y la grabadora en mi bolso, le lanzo una sonrisa y cierro la puerta tras de mí.
—Siempre soy una buena chica. -Oigo su grito lleno de quejas desde el interior de la casa.
Rápidamente, me dirijo al auto. Cuando estoy a punto de entrar veo como un hombre alto, bien construido y sin duda bien parecido, se acerca con pasos firmes. Es un dhampir, inmediatamente lo reconozco como uno de los guardianes de la reina Tatiana.
Al igual que yo, es mitad vampiro y mitad humano, es decir, que uno de sus padres es moroi y el otro un dhampir. Solo en casos muy, muy raros, casi inexistentes, uno de los padres es humano. Se supondría que, al ser mitad humanos, alguno de nuestros progenitores debería ser humano, pero por algún extraño caso de la genética los hijos entre morois y dhampirs también son dhampirs y no ¾ vampiro y ¼ humano. Los primeros dhampirs nacieron de la unión entre morois y humanos, aun así, hace más de un milenio atrás, cuando nuestra “sociedad vampírica” se separó y oculto de los humanos, las relaciones entre ambas especies se volvieron algo tabú.
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