...***...
Ulises tiene 23 años, vive en la ciudad de México, tiene una relación de cuatro años con Gabriela Belmonte de 26 años y la ama profundamente, los dos son abogados, cada uno en campos diferentes, ella se especializó en derechos de la familia y divorcios mientras que Ulises es un abogado penalista. Los dos se llevan muy bien, amor están profundamente enamorados en uno de otro. Ulises incluso ya está listo para dar el siguiente paso pero Gabriela no lo está, y probablemente nunca lo esté.
...(Foto Ulises Montenegro)....
...Ulises....
Creó que ya esperé suficiente tiempo. Hoy es el día, hoy le voy a proponer matrimonio a la mujer que amó, llevamos cuatro años juntos así que esperó que me dé el sí, estoy muy nervioso. Creó que cualquiera en mi lugar estaría cómo yo. Y más si sabes que a tu novia no le agrada mucho la idea del matrimonio. Una vez la invité a la boda de un amigo y lo que dijo durante la ceremonia me causo preocupación.
Sobre todo ahora que le voy a proponer matrimonio. Estoy en pánico pero igual me arriesgaré. Tal vez en estos cuatro años que llevamos haya cambiado de opinión respecto al matrimonio y ahora sí me acepté.
...Flashback...
...Dos años atrás....
Estábamos en la boda uno de mis mejores amigos, Alex y su novia Leticia. Ellos apenas llevaban unos meses juntos pero estaban tan enamorados que decidieron dar el siguiente paso.
En ese entonces yo y Gabriela ya teníamos dos años juntos y aunque en ese momento yo si me quería casar a ella no la veía muy convencida. Por lo que no le había dicho nada al respecto.
Ese día la invité a venir y aunque ella no quería si pude convencerla. Su cara lo decía todo. Le daba flojera estar en la boda. Yo por el contrario me veía así cómo Alex y veía a Gabriela cómo Leticia. Deseaba que fueramos nosotros los que estuviéramos en el altar. Más cuando el sacerdote pidió que dieran sus votos matrimoniales y mi amigo empezó.
— Yo Alex Zurita me enamoré de Leticia desde ese instante en qué chocamos en la universidad, me perdí en su mirada, sentí como si mi mundo ... — (Da un discurso muy cursi)
Después habló la novia.
— Yo Leticia Hernández me enamoré de ti después de que chocaramos, porqué en el momento que lo hicimos tiraste mis libros y no me caíste nada bien. — Todos reímos, incluso Alex. El discurso que Gabriela daría sería cómo el de Leticia, lo conocí y lo odié, lo hice sufrir y después me enamoré. Algo más o menos así me imagino yo. Leticia seguía dando sus votos cuándo Gabriela me habló.
— ¿Cuántos años piensas que va a durar está farsa.? — Me pregunté de que estaba hablando, no creó que piense que mis amigos están fingiendo.
— ¿De que hablas.? — Pregunté pues no entendía si se refería a mis amigos o conociéndola cómo yo la conozco tal vez para no aburriste se puso a pensar en cosas del trabajo.
— Este matrimonio, ¿cuántos años piensas que va a durar.? — Hablaba de mis amigos, por fin me quedó claro.
— Yo creo que toda la vida, mi amigo está perdidamente enamorado de está chica. — Estaba igual o más enamorado que yo de Gabriela.
— Yo creo que en dos años tendré a Leticia en mi despacho exigiendo un divorcio. — No me pareció que lo decía en broma.
— ¿Piensas que no lo ama.? — Ella es buena intuyendo cosas.
— No es eso, si lo ama pero el amor se acaba. Y el destino de los matrimonios es el divorcio. Siempre acaba en esa parte.
— ¿Y si somos la excepción.? — Estábamos a nada de cumplir dos años de noviazgo así que pensé que sería ideal pedirle matrimonio ahí. Tal vez dice que no le gusta el matrimonio y que no creé en el. Pero quizá si le agrade la idea.
— El día que me propongas matrimonio nuestra relación se termina.
— ¿Hablas enserio.? — Qué me diga que sólo es una broma.
— Muy enserio. Te amo pero no me quiero casar y eso siempre te lo he dejado claro. — Lo había echo en varias ocasión eso es cierto.
— Si un día cambias de opinión me avisas.
— No llegará ese día. Eso tenlo por seguro. — Afirmó ella.
...Fin del flashback....
Ya pasaron dos años desde ese día, así que seguro ya cambio de opinión.
(Tocaron la puerta)
— Adelante.
— Amor feliz aniversario.— Gabi entró y se acercó a darme un beso.
— Feliz aniversario hermosa.— La bese con más intensidad.— Está noche te quiero solo para mí, ¿entendiste.? — Ya quiero que llegué.
— No me des órdenes, sabes que odió cuando te pones posesivo.
— Perdón, hermosa ¿tienes tiempo para mí está noche.? — Suplique porqué sólo así la podré convencer.
— Consulta con mi secretaria y agenda una cita a ver si puedo recibirte.
— ¿Amor te vas a poner en ese plan.? — Siempre que se enoja me dice lo mismo.
— Tal vez.
— Gaby, hermosa, preciosa, dueña de mi corazón, ¿puedes hacerme el honor de cenar conmigo está noche.? — Ahora fui meloso.
— Así me gusta, okay a las 8.
— A las 8 preciosa.
— ¿Sabes.? siento que no podré esperar hasta las ocho. — Me quitó el cinturón y metió sus manos entre mi boxer.
— ¿Cerraste la puerta.? — Ésto que va pasar require privacidad.
— Es más emocionante así. — Se apoderó de mis labios y yo la senté sobre mis piernas. Le quité la ropa interior y la em**sti con fuerza, ella se empezó a mover y la sensación de placer aumentó.
— Te amo. — Por algo me quiero casar con ella. Quiero ésto todas las mañanas al despertar y todas las noches antes de dormir.
— Yo también te amo. — No vinimos juntos y ella se arregló la ropa. — Te veo a las 8. — Me dió un beso y se fue. Cómo amo a esa mujer.
...Horas después....
Ya estábamos en el restaurante, lo reserve todo para nosotros, Gabriela trae puesto un vestido muy seductor, lo único que quiero después de proponerle matrimonio es llevarla a mi departamento y arrancarlo de su cuerpo. Tal vez hicimos el amor hace unas horas pero son adicto a ella. Su cuerpo me vuelve loco.
— Ya se que preferirías estar en otro lugar pero mínimo disimula esa mirada de pervertido que tienes. — Me dijo cómo si ella no fuera pervertida también.
— Gaby.
— Dime.— Me arrodille y saqué una cajita con el anillo dentro.
— Gaby ¿quieres casarte ...?
— No quiero.— Se levantó de la mesa y salió corriendo del restaurante, yo salí detrás de ella y la detuve en la calle.
— ¿Porqué tenías que arruinarlo.? — ¿Arruinarlo.? ¿Pedirle matrimonio es arruinarlo.?
— Gaby te amo, llevamos cuatro años juntos, ¿no crees que es hora de dar el siguiente paso.?
— Estamos bien así, tenemos un noviazgo hermoso, trabajamos juntos, nos vemos todos los días, pasamos fines de semana juntos. Te visto en tu departamento. No necesitamos un acta que nos ate al otro.
— Yo quiero atarte a mí, quiero que seas solo mía.
— Siempre he sido sólo tuya.
— No habló de eso. Yo quiero vivir en la misma casa que tú. Tener hijos...
— Lo siento pero si eso es lo que quieres no puedo dártelo. Vamos a terminar.
— ¿No hablas enserio verdad.? — ¿Quiere terminar sólo porqué le propuse matrimonio.?
— Habló enserio. — Gabriela se subió a un taxi y se fue, no entiendo porque le molesta tanto la idea del matrimonio.
...Gabriela....
¿Por qué lo arruinaste Ulises?, ¿porque casarnos si sabes que esa palabra me enferma.? No sé cuántas veces le he repetido que no creó en el matrimonio. Qué odió escuchar esa palabra.
— Señorita hemos llegado. — Dijo el taxista. Busqué dinero en mi bolso y le pagué.
— Gracias.— Baje del auto y fui directo a mi departamento, se suponía que hoy tendría una noche de pasión con el y ahora estoy aquí comiendo helado y con una relación de cuatro años terminada. Me niego a que sea culpa mía. Es culpa suya por no recordar las palabras que le dije una y otra vez.
...(Foto de Gabriela)....
...Al día siguiente. Ulises....
Llegué temprano al bufete, quiero hablar con ella, quiero que me diga cuál es el problema conmigo, desde hace cuatro años la he respetado, la he llenado de amor, mi posición económica es bastante buena no entiendo su inseguridad. No entiendo por qué se negó si ella también me ama.
Me asomé en su oficina sólo para escuchar una conversación de una pareja discutiendo.
— Exijo que me deje la casa y una pensión alimenticia. — Dijo la mujer.
— Estás loca si piensas que te dejare mi casa. — Protestó el hombre.
— Te soporte diez años y no puedes. — Reclamó ella enojada.
— Lo hiciste por interés. — Cada segundo que pasaba la discusión se subía de tono.
— YA BASTA. — Dijo Gabriela, y la pareja dejó de discutir.— Ya se que se quieren matar pero no lo hagan aquí, revisaré su caso, los espero mañana a las 10 de la mañana. Ahora por favor salgan. — Pidió más tranquila. La pareja salió y yo entré.—Estoy ocupada.
— ¿Tienes miedo de que terminemos como ellos.? — Quizás ha visto demasiados divorcios, y eso le pudo esté afectando.
— Ya terminamos y no como ellos.
— Yo nunca acepté esa ruptura.
— No necesito que lo hagas. Basta con que uno no quiera seguir es esa relación. Y así de fácil se termina.
— ¿De verdad no te casarás conmigo?
— Ayer te di una respuesta, no me hagas repetirla. Vete de mi oficina por favor.
— ¿Por qué eres así.? — Me acerqué y la acorrale entre mis brazos y su escritorio.
— Por favor aléjate. — Me empujaba pero yo no movía ni un dedo.
— ¿Tienes miedo de que te haga cambiar de opinión?
— Mi decisión es firme, ahora vete, tu ya no eres nada mío.
— ¿No lo soy.?
— Bueno. Eres mi colega. Tengamos una relación cordial. No quiero que el ambiente se vuelva insoportable.
— Volverás a mis brazos, no voy a renunciar a ti.
— Es mejor que lo hagas. Ya te dije que no me casaré. — Le di un beso, ella me empujó pero sólo lograba que el beso fuera más salvaje, al final se rindió y me correspondió.
— Aunque lo niegues se bien que todavía me amas. El amor no se acaba en una noche. Caerás de nuevo. Y nos vamos a casar. — Salí con una gran sonrisa, me acordé de la primera vez que la besé puso resistencia pero después se dejó llevar. Igual que ahora.
...Gabriela....
Me puse a revisar el caso de la pareja que casi se mata en mi oficina, no me podía concentrar, todo es culpa del idiota de Ulises, el sabe que lo amo y que me encanta estar entre sus brazos por eso se aprovecha, pero que se quite la estúpida idea de hacerme su esposa. No entiendo su afán por una boda. Es un procedimiento estúpido que nadie debería llevar a cabo. Yo quiero seguir con el, pero sin ataduras, como novios, y solo como novios.
...Días después....
Un hombre de unos 30 años vino a mi oficina.
— Buenos días. — Saludé al sujeto.
— Buenos días.
— ¿Puede decirme su nombre.?
— Maximiliano Cazares.
— Bueno señor Cazares creo que se ha equivocado, mi secretaria no agendó cita con usted y yo rara ves representó a los hombres.
— ¿Es feminista.?
— Sólo quiero mantener un equilibrio. Además disfrutó ganarle a los abogados del género masculino. Conozco a uno que se especializa en divorcios. No es tan bueno cómo yo, pero le será útil. — El se rió.
— No estoy aquí por un divorcio.
— ¿Entonces.? — No creó que su familia le esté haciendo daño físico. Y esté aquí para demandarlos.
— Vine a proponerle matrimonio.
— ¿A quien.? — Pregunté sorprendida.
— A usted.
— ¿A mí.?
— Si, a usted.
— Señor Cazares, ¿usted acaba de salir del manicomio.?
— Ja ja ja ja. — Rió frenéticamente.
— No Gabriela. — ¿Con que derecho me tutea. —Yo la vi en los tribunales y quedé muy impresionado con usted, quiero que sea mi esposa. — ¿Me vió, se impresionó, y ahora piensa que ya lo aceptaré.? El mundo cada día tiene más locos..
— ¿Y por qué piensa que voy a aceptar?
— Por qué si no lo haces, tú pasado podría salir a la luz. — ¿De que pasado estaba hablando.? ¿Acaso se dió a la tarea de Investigar todo relacionado a mi vida.?
— Disculpé, parece que no entendí bien. ¿De que pasado me está hablando.?
— Te dedicabas a engañar hombres. Y sacarles dinero.— Eso fue hace muchísimo tiempo. ¿cómo es que lo sabe.? Las únicas que conocían esa parte de mi vida, eran mi hermana y... — Graciela me contó todo. — Esa traidora. Ella también estuvo metida en esto. ¿Cómo me pudo traicionar.? No me importa. No pienso dejar que esté tipo me chantaje.
— Por mi puede hacerlo, la verdad es que mi pasado es pasado a nadie le interesa. — En ese momento hice lo que tenía que hacer para sobresalir. Se que no estuvo bien, tampoco me siento orgullosa de haberlos hecho. Pero era necesario si quería terminar la universidad.
— Tú carrera se vendría abajo. — Dijo Maximiliano. Yo se que eso puede pasar. Pero no le daré el gusto de saberlo.
— No lo creó, tres años de trayectoria limpios no se van a arruinar por un chisme barato. — Hay abogados que peores escándalos han tenido. Y siguen cómo si nada.
— ¿Estás segura de eso.?
— Muy segura. — Afirme con confianza, pero en mi corazón habían muchas dudas. Por suerte el hombre salió furioso. Fue totalmente de mi agrado. Es obvio que no aceptaría casarme con el. No siquiera acepté a Ulises, y a el si lo amo, así que mucho menos me casaría con alguien que es un cero a la izquierda en mi vida.
Las horas pasaron y llegó el momento de ir a comer. Decidí no ir. Ulises vino pero mi secretaria le dijo que yo había salido. Le ordené que dijera eso. En éste momento no quiero ni puedo verlo. Quizás el amor me ciegue y terminé aceptado algo que detesto.
Más tarde fui a casa de mis padres, le compré un regalo a mi sobrino, tiene 15 años, y somos buenos amigos, el dice que aunque tengo 26 parezco una niña de 15 y no es precisamente por mí físico, más bien por mí forma de ser. Suelo ser muy relajada con el. Aunque si necesita consejos también se los doy. Hay momentos para cada cosa.
...Días después. Ulises....
Ayer me enteré de que Gabriela se va a casar con otro hombre, por fin entendí el por qué se negaba a mí, resulta que mientras yo le daba todo el amor y respeto que pensé merecía, ella tenía una relación con un empresario que se dedica a lavar dinero y exportar droga.
Estaba furioso, no pude verla en todo el día. Su secretaria me afirmó que no vino a trabajar. No sabía que hacer. Lo único que se me ocurrió fue llamar a mis amigos, Gerardo y Raúl, Fuí de fiesta con ellos. Desde que Alex se casó no viene, yo ya no lo hacía tan seguido pero hoy es necesario. Necesito quitarme esté odió que me está consumiendo.
— ¿Y ahora?, ¿a qué se debe el honor de tu visita.? ¿Gabriela te dejó salir.? — Preguntó Gerardo con un toqué de burla. Si supiera por lo que estoy pasando no se burlaría.
— Gabriela ya no se mete en mi vida. Ahora está muy ocupada con los preparativos de la boda.
— No sabía que se iban a casar. Felicidades. — Dijo Raúl, parece que no entendió o no puso atención en mi tono.
— Yo no soy el novio. — Decidí aclararles.
— ¿Qué.? Si tú no eres. ¿Quién lo es.? — Preguntaron mis dos amigos. — ¿La engañaste y te dejo.? — Con el pasado que tengo es lo más lógico pensar que yo falle. Pero no fue así.
— No la engañé. Ella me engaño, no se cómo, no se cuándo solo se que me engaño y se va a casar con otro hombre. — Tal vez no me importaba el engaño, lo que realmente me dolía era que aceptó casarse con el, y conmigo no.
— Lo siento amigo, yo siempre pensé que ella era una buena mujer. — Gerardo lo decía con pesar.
— Yo también lo pensé. Ella se veía muy enamorada de ti. — Raúl ve mal. Creó que ella nunca me amó.
— Al parecer nos engaño muy bien. ¿Saben que? nunca volveré a fijarme en una mujer mayor que yo. — Tal vez ese fue el problema.
— Gabriela solo te lleva 3 años. — No entiendo si Raúl intenta defenderla. O si sólo habla por hablar.
— Pero esos tres años le sirvieron para saber engañar a un hombre, soy tan ingenuo pensé que ella me amaba tanto como yo.
— No te preocupes, mira esa rubia no te quita los ojos de encima, ve a qué te consuelen un poco.— Gire a verla, Gerardo no fue muy discreto al señalarla..
— Tienes razón, no tengo porque mendigar amor, yo nunca fui de esos. — Caminé hacía una chica rubia muy bonita, y le invite un trago, después la lleve al hotel y tuvimos sexo, no me encantó, mientras se lo hacía solo pensaba en Gabriela, yo fui su primer hombre, yo le enseñe todo lo que sabía, ella es muy apasionada, creo que nunca voy a encontrar a una mujer que me encienda tanto como mi hermosa Gaby.
...— — — ...
Al día siguiente Ulises llega al bufete lleno de chupetones, Gabriela lo ve y aunque se siente destrozada, no le dice nada, entra a su oficina para seguir trabajando, Ulises entrá detrás de ella.
— ¿No piensas preguntarme nada.? — Pregunta Ulises cómo si ella fuera quién hizo algo malo.
— ¿Debería.? — Gabriela se siente fatal, no tiene ganas siquiera de hablar, pero se mantiene fuerte ante los sucesos.
— ¿Nunca me amaste verdad.?
— Eso ya no importa. — Igual ya se consiguió a otra, piensa en su interior.
— ¿ALGUNA VEZ ME AMASTE.? — Los gritos de Ulises llaman la atención de las personas.
— No hagas un escándalo. Estamos en nuestro trabajo.
— Me importa muy poco el escándalo, ¿por qué te vas a casar con el y no conmigo.?
— ¿Qué más te da.? Has tu vida y deja que yo haga la mia.
— No podré si no me dices por qué te casas con el.
— Es por un bien mayor.
— ¿Qué te dió que yo no te dí.? — Se acerca a ella y la toma de los hombros.
— Ulises por favor cálmate.
— ¿DIME POR QUÉ.? ¿El he hace el amor mejor que yo.?
— Ya déjame. — Gabriela lo empuja.
El señor Federico Reyes llega. Es el dueño del bufete, jefe de ambos y padre de Gabriela aunque ella no lo sabe.
— ¿Qué está pasando.? Sus gritos se escuchan en todo el lugar.
— No es nada señor, solo un malentendido.— De apresura Gabriela a explicar. — Abogado Ulises le pido que salga de mi oficina, ahora estoy muy ocupada.
Ulises se ríe irónicamente y después sale de la oficina.
— ¿Qué pasa entre ustedes.? — Pregunta don Federico.
— No es nada.
— Hija, tu sabe que cuentas conmigo para lo que sea. — Se refiere a ella cómo tal, pero Gaby piensa que es por qué le tiene apreció.
— Gracias señor, enserio estoy bien.
Federico sale, el nunca ha tenido el valor de decirle a Gabriela que ella es su hija y eso es por qué el tiene otra familia, de hecho solo el y la madre de Gabriela conocen este secreto, Gabriela piensa que su padre es Arturo Belmonte el esposo de su madre.
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