Mami, mami!!!, se acerca corriendo a donde estoy sentada mi hermosa bebe y no puedo evitar sentir como se dibuja una amplia sonrisa en mi rostro, extiendo mis brazos hacia ella y la envuelvo en mis brazos.
- Princess!!!, digo y veo como se acerca corriendo detrás de ella mi precioso sobrino Caleb.
- No es justo Anya Isabelle!, exclamaba molesto Caleb. Por lo que aleje el cuerpo de mi amada bebe y observo su rostro, buscando encontrar un indicio de que sucedió con Caleb y mi bella hija luchaba furiosamente por evitar que sus ojos se encontraran con los míos, fijándolos alternativamente en mi frente o en mi barbilla. Mi hermana Esther se ríe ante la conducta evasiva de mi princesa y extiende su mano a su hijo Caleb, el cual se acerca silencioso a su madre, mientras ella lo interroga dulcemente:
- A ver hijo de mi alma, a ver hijo de mi corazón, siéntate con tu madre y cuéntame que sucedió…
Caleb se debatía entre abrir su corazón a la dulzura de su madre o mantenerse de pie y en silencio. Levanto su rostro y observo en silencio el árbol bajo el cual nos encontrábamos tomando el té, fijo su vista en un botón de las flores de cerezo que lo adornaba, por un momento cerro sus ojos e inspiro profundamente dejando salir el aire de sus pulmones poco a poco. Cuando los volvió a abrir, su rostro se había relajado y sus ojos rasgados irradiaban paz, se sentó al lado de su madre en el suelo y susurro:
- Estaba jugando con Anya y ella me reto a jugar a las escondidas, si la encontraba dentro de 1 hora, ella me iba a dar una recompensa… lo que yo quisiera. Aquí Caleb se quedo callado y ambos niños se sonrojaron. Anya continuaba evadiendo la mirada de su madre a lo que ambas hermanas se miraron un poco perplejas ante la situación.
- Querido Caleb y que sucedió?, pregunte.
- La encontré, murmuro entre dientes.
- Princess… mírame por favor, le dije a mi pequeña y ella cerro sus ojos por un momento mientras bajaba su cabeza, poco a poco sentí como su pequeño cuerpo se iba relajando y finalmente levanto su rostro y pude ver sus hermosos ojos cristalizados por lagrimas que se negaba dejar salir y que hacían que el color violeta de su ojo derecho destellara. Su rostro continuaba sonrojado por lo cual su blanca piel la hacía lucir como si tuviera fiebre.
- Me encontró donde me escondí mama y si estuve de acuerdo en entregarle su recompensa,… pe- pero… titubeo antes de continuar. Me pidió que cerrara los ojos y me beso. Esto último lo dijo atropelladamente y su rostro enrojeció aun mas, bajando nuevamente su cara tratando de esconderla en mi pecho.
- Pero princess, un beso entre primos no tiene nada de malo, o si? Pregunto viendo a Caleb y mi hermana.
- Tía… lo que sucede, iba a decirme Caleb cuando fue interrumpida por una furiosa Anya,
- Mama es que Caleb me dio un beso como los que tú y mi papa se dan, como los que mi tía y mi tío se dan…
- Si, pero ya te dije que yo te quiero Anya Isabelle, te dije que vas a ser mi esposa cuando seamos grandes, yo… yo te quiero Anya… dijo mi sobrino con la mirada clavada en el piso y rojo hasta las orejas. Por mientras, mi hermana y yo nos veíamos sorprendidas, tratando de ocultar nuestras sonrisas ante esta situación tan intensa entre un par de críos.
- Pero es que mama, Caleb es mi primo… como puede decir que me quiere como esposos? No lo entiendo… snif, snif. En este punto mi pequeña princesa comenzó a llorar a lo que Caleb levanto su mirada hacia ella y su expresión era dolorosa.
- Pequeña Anya, perdóname. Si quererte te hace daño te prometo que no te quiero, por favor, no llores. Te lo prometo, no te voy a querer y no me voy a casar contigo. No llores, no por mi culpa, perdóname. Mi sobrino se debatía entre levantarse y acercarse a mi hija y mantenerse al lado de su madre y su rostro demostraba la aflicción que sentía ante la reacción de Anya. Mi hermana lo abrazo y deposito un beso en su frente, se levanto y lo tomo de su mano alejándose lentamente los dos. El joven Caleb caminaba cabizbajo. Deje que se alejaran lo suficiente para acariciar la cabeza y espalda de mi pequeña y preguntarle suavemente:
- Entonces princess… porque huiste de Caleb? Mi pequeña me miro a los ojos y observe en ellos la misma devoción y pasión que observaba en los ojos de su padre al mirarme.
- Mama… es… que… me gusto!!!, yo también lo quiero mama. Y reanudo su llanto. La mantuve entre mis brazos, mientras ella lloraba profundamente, yo solo podía darle palmaditas en su espalda.
Se oyeron 3 leves golpes en la puerta de la habitación…
- Adelante, dije en voz alta mientras terminaba de cepillar el largo y sedoso cabello rojo de Anya. Al observar su reflejo en el espejo, ya estaba más tranquila y aparentemente estaba superada la pequeña tormenta de la tarde. Debajo de sus ojos se observaban unas ligeras ojeras.
Lentamente, entro en la habitación Caleb, quien se mantuvo a unos pasos de la puerta. Llevaba sus manos escondidas detrás de su espalda y estaba cabizbajo.
- Eh… tía… Anya, quería pedir perdón por lo que sucedió hoy en la tarde. Suspiro, Anya te quiero mucho prima y no soporto estar lejos de ti, por una tontería mía…
- Caleb, lo interrumpió Anya, caminado hasta quedar frente a él, diciéndole suavemente: Yo también te quiero y no quiero estar molesta contigo, levanto su mano y la coloco en una de las mejillas de Caleb, al sentir el rostro de su primo frío rápidamente con sus dos manos acerco sus rostros para lo que ella tuvo que colocarse de puntillas y unió sus frentes, le dijo preocupada:
- Caleb estás frío, pasa… lo guio a la cama.
Mi sobrino se notaba nervioso y un poco renuente, pero no podía evitar ser guiado por Anya a la cama.
- Pri- prima… te quiero entregar este presente como ofrenda de paz entre nosotros y mostró lo que ocultaba detrás de sí. En un frasco de vidrio se observaba como una pareja de mariposas de color azul revoloteaban una alrededor de otra. Anya observaba fascinada su obsequio y sus ojos brillaban, levanto su mirada y fijo sus ojos en los de Caleb y pude ver como Caleb se estremecia y daba un paso atrás. Anya tomo su regalo y abrazo a su primo efusivamente y le dio un sonoro beso en la mejilla.
- Caleb… la pequeña se mordió el labio inferior y le dijo, no era necesario primo, te quiero tan grande como el cielo y nada de lo que hagas tu tonto lo cambiara, le dio otro beso y lo envolvió con su cobija favorita. Mama por favor cuéntanos la historia… Anya coloco las mariposas en la mesita de noche al lado de su cama y comenzó a ordenar las almohadas y cobijas, haciendo espacio para ella y Caleb. El aún permanecía completamente rojo, pero sus ojos reflejaban un suave brillo.
- Pues, a ver pequeños… Ayude a acostarse a Anya y Caleb se acomodó a su lado. Anya tomo una de las manos de Caleb y la coloco a un lado de su rostro acunándola con su manita.
Hace muchos, muchos años, en un mundo que no era como el que hoy en día conocemos, un mundo que era regido por reyes, reinas, magos y brujos, los hombres y mujeres trataban de vivir en paz y en armonía, bajo el amparo de la gran luz. Pasaban los años y las gentes nacían, vivían, trabajaban, amaban, tenían sus hijos y luego morían cumpliendo así el orden natural de la creación. Hasta que los magos, que celosamente observaban el cielo buscando conocer el destino de la humanidad, descubrieron que los brujos habían convocado un terrible poder, la oscuridad. Alarmados convocaron a los reyes de todos los países, lejanos y cercanos y alertaron, que si los brujos continuaban por ese camino, una profunda oscuridad invadiría el corazón de la humanidad terminando por destruir todo a su paso. Los reinos decidieron seguir el consejo de los magos y unirse a ellos para hacer frente a ese flagelo. Con lo que no contaban era que entre los reyes, había algunos que ya habían sido contaminados en sus corazones por los brujos y la oscuridad y que estos no dudaron en traicionar a la luz. Eso llevo a una larga y cruenta guerra, que diezmo a hombres, mujeres y niños y trajo hambruna, peste y dolor a la tierra conocida. Pero aun entre los buenos reyes y magos, existía un profundo amor por sus pueblos y a pesar del gran sacrificio que ello suponía, decidieron unir sus destinos para a través de generaciones y generaciones desde las sombras proteger a la humanidad, así nacieron las principales familias que forman parte del Concilio. Los brujos y los reyes cuyo corazón se había oscurecido por la codicia y la ambición se unieron en su propósito de dominar el mundo y preparar un líder, que llegado el momento oportuno dominara y esclavizara el mundo para dar adoración y pleitesía a la oscuridad. Esta silenciosa lucha se extendió a lo largo de siglos y siglos y fueron involucrándose otros reinos, que decidieron mantenerse al margen sin tomar partido por uno u otro bando…
Llegando a este punto, desperté de mi recuerdo y vi a los pequeños, mi princesa estaba dormida, pero Caleb me observaba fijamente estudiando mi rostro.
- Tu prima ya se durmió mi príncipe… le dije acariciando su cabello.
- Si tía, lentamente el retiro su mano de entre las manos de Anya y ella se removió un poco molesta al sentir como se alejaba de su contacto. Él suavemente deposito un beso en su frente y su disgusto se borró dibujando una sonrisa. Él se paró frente a mí y lo tomé de mi mano mientras salíamos de la habitación.
- Tía… esa historia en verdad… es… como decirlo? ¿La historia de nuestras familias, verdad? Dijo buscando mi mirada.
Sonreí lentamente, mientras le dije: así es pequeño Caleb… falta poco para que cumplas 12 años y en ese momento tu mamá y yo, te explicaremos muchas cosas de acuerdo a la tradición de nuestras familias, allí entenderás algunas cosas.
- Tía… en este momento te juro por mi sangre que si algún día esa oscuridad quiere venir por mi princesa yo la protegeré y si es preciso derramare cada gota de mi sangre por salvarla a ella. Me sorprendí ante la firmeza y convicción de este pequeño de 11 años, a lo que sonreí y le conteste:
- Esperemos Caleb que ese día nunca llegue, coloque mi mano sobre su hombro. Pero si ese día llegara, en las únicas 2 personas fuera de mi esposo Sebastien en quien confiaría son tú y tu mamá. No desistas sobrino, aunque son muy jóvenes mi hija te quiere de la misma forma y con la misma intensidad que tú la quieres, pero recuerda que solo tiene 7 años y aunque es muy inteligente y vivaz, no sabe cómo enfrentar lo que tú despiertas en ella, tiempo al tiempo sobrino.
- Tía Elizabeth… susurro.
- Caleb aún no olvido cuando viste a Anya de recién nacida, aunque apenas tenías 4 años tu pequeño rostro mostró devoción por ella, algo que me impresiono, era como si vieras lo más hermoso en el mundo, la tratabas con tal delicadeza que no era propio de un niño de tu edad. Por eso quiero que sepas que nada me haría más feliz que cuando ustedes dos sean grandes, en el momento adecuado, ambos se casen y vivan ese gran amor que se están destinados a vivir. Él coloco su mano sobre la mía agradecido.
- Quiero que recuerdes estas palabras aun cuando no las entiendas Caleb, pero tú serás esa luz que iluminara el camino de Anya, serás su amor, su esposo, su amigo, consejero y guardián. Reconozco en ti, el carácter, el corazón y la inteligencia necesarios para ser un gran hombre, ese que mi hija necesitara a su lado. Confió en ti Caleb.
Mi sobrino me abrazo y me dio un beso en la mejilla y siguió su camino hasta su habitación, una vez que lo perdí de vista, me gire hacia la parte más oscura del pasillo y se acercó mi hermana caminando lentamente hacia mí, sonriendo me dijo:
- Vaya par esos dos, soltó una suave carcajada.
- Ni que lo digas, respondí yo riéndome mientras negaba con mi cabeza. Que intensidad estos niños, lleve una mano a mi frente. Sé que son precoces, pero imagínate Esther… si esto es ahorita cuando sean adolescentes no los vamos a poder dejar solos…
Esther se llevó la mano a la boca ahogando la risa:
- Pues desde antes que nacieran sabíamos que estaban unidos, para bien o para mal, sus destinos están unidos. Pero me preocupa algo Elizabeth… sabemos que esos sentimientos tarde o temprano se iban a manifestar para unirlos… pero es demasiado pronto, aún son muy jóvenes… eso quiere decir que algo importante está por suceder. Estas últimas palabras las dijo con la voz quebrada y sé que sus ojos estaban conteniendo lágrimas. Me acerque a ella y la abrace, acerque mis labios a uno de sus oídos y los oculte lo mejor que pude mientras susurre:
- Hermana no te puedo decir muchas cosas… perdóname por… me interrumpí y tome aire. Anya está preparada para acudir a ti apenas sea indispensable. Abre bien tus ojos y confía en tus instintos, entrego en tus manos mi más preciado tesoro. Sentí como lágrimas se escapaban por mis ojos y le di un beso en la mejilla a mi hermana y en ese momento escuchamos una tos que nos interrumpía.
- Amada esposa… y se acercó a mi Sebastien tomando mi mano entre las suyas y depositando un suave beso en ella. Cuñada, saludo y realizo una leve inclinación de su cabeza.
- Cuñado, saludo mi hermana mientras secaba sus lágrimas y se recomponía.
- No pude evitar observarlas, sucedió algo? Pregunto Sebastien.
- Un pequeño drama entre Anya y Caleb, conteste.
- Pero nada que no haya sido ya solucionado cuñado, completo mi hermana. Siempre si se van mañana para la ciudad?
- Si cuñada, extraño mucho a mi mujer y a mi hija, acto seguido me acerco a su cuerpo y olio mi cuello. Mi hermana comenzó a retirarse y se despidió de nosotros deseándonos buenas noches.
Sebastien me tomo entre sus brazos y siguió el camino hasta nuestra habitación, una vez adentro me acerco a su cuerpo y comenzó a dar besos en mi cuello y rostro mientras inhalaba profundamente el olor de mi piel. Poco a poco comenzó a retirar cada una de mis prendas y recorría mi cuerpo con sus labios y sus manos. Poco a poco yo también iba quitando cada una de sus prendas y acaricié cada cicatriz en su pecho y en su espalda. Él soltó mi largo cabello pelirrojo, al igual que el de nuestra hija y detuvo su mirada en mis ojos de color violeta y comenzó a besar furiosamente mis labios, nuestras caricias subieron de tono y nos dejamos llevar a la deriva de esa gran pasión que dominaba nuestros sentidos y nuestra cordura. Horas después completamente agotados y desnudos, retozábamos en la cama mientras mi cabeza reposaba en su pecho sobre su corazón escuchando cada uno de sus latidos, mientras tanto Sebastien besaba las puntas de los dedos de mi mano que tenía entrelazada a la de él.
Mientras tanto...
- Amor… sabes que no me da buena espina todo este numerito de Sebastien, le decía Esther a su esposo Boris mientras le daba un masaje en sus tensos hombros, ambos se encontraban desnudos en la tina de su baño.
Boris asentía con su cabeza mientras escuchaba a su preocupada esposa, le contesto con voz ronca mientras acariciaba lentamente las piernas de su mujer que lo rodeaban:
- Lo sé amor, he estado moviendo mis fichas tratando de obtener alguna información, sabes que siempre la cadena se revienta por el eslabón más débil, pero hasta el momento nadie se ha chivado. Si está planeando algo, lo está haciendo con pocas personas involucradas que bien sean de su absoluta confianza o que resulten ser prescindibles después de lo que piense hacer…
- Porque no insistimos mañana en que la pequeña Anya y mi hermana se queden un poco más con nosotros, por lo menos hasta saber que está pasando?
- Me imagine que me lo pedirías, por eso cuando venía con Sebastien se lo plantee. Pero se negó rotundamente, sin embargo, logre que me invitara a acompañarlos mañana… no está demás que los acompañe con algunos escoltas, no crees amor?
Esther sonrió y dejo de masajear los hombros de su esposo, acercando sus labios a su nuca y comenzando a besar su nuca deteniéndose suavemente en el lóbulo de su oreja:
- Si amor, contesto con voz suave y cadenciosa, gracias por proteger a mi hermana y sobrina.
Ya Boris estaba perdiendo el autocontrol que lo caracterizaba y hábilmente salió de la tina, lo que produjo que parte del agua inundara el cuarto de baño, pero él sin el menor temor saco a Esther de la tina y la apoyo contra una de las paredes besando sus labios, mientras acariciaba su rostro dibujando con sus dedos el contorno de su rostro. Explorando cada parte del cuerpo de su mujer con sus manos y estimulando cada punto débil en ella, llevándola al punto de estar desesperada por él solo en ese momento se unió con ella fijando sus profundos ojos azules en la mirada asiática de su mujer.
A la mañana siguiente...
- A donde vamos? Preguntaba juguetonamente Anya a Caleb mientras los dos corrían tomados de la mano.
- No me dijiste que querías que te llevara al lugar donde había encontrado las mariposas antes de irte? Le contesto Caleb.
- Por supuesto Caleb, sonreía Anya mientras lo seguía. En un bolsito llevaba el frasco con las 2 mariposas que él le había obsequiado la noche anterior.
Después de correr por un buen rato, llegaron hasta un pequeño claro en los abundantes bosques de cerezo que rodeaban la casa Boris Egorov y Esther Sakaguchi, padres de Caleb. En ese espacio si se observaba detenidamente una hábil mano había dispuesto algunas trampas donde estaban atrapadas muchas más mariposas de múltiples tamaños y colores. Anya observaba todo sorprendida y con ojos brillantes buscaba los oscuros ojos de su primo.
- Caleb… pregunto emocionada, tú hiciste todo esto por mí?
A lo que Caleb sonrió tiernamente mirándola a sus hermosos ojos y asintió. En ese momento una vez más el mundo se detuvo para Caleb, ver los maravillosos ojos de Anya lo descontrolaba. Sus ojos eran únicos, según le dijeron ella tuvo una mutación genética y uno de sus ojos era violeta al igual que los ojos de su madre y el iris de su otro ojo era completamente negro al punto de parecer una oscura noche sin estrellas, que solo algunas veces se iluminaba con el brillo de un millón de estrellas. Eso junto a la blanca piel de la pequeña Anya y los innumerables lunares y pecas que adornaban su blanca piel y su largo cabello rojo lo dejaban sin aliento desde que tuvo consciencia de su ser. Sencillamente, era algo que no alcanzaba a entender y contra lo que no podía luchar.
Anya soltó su mano y camino hasta el centro del claro y tomo entre sus manos la prisión de vidrio de las hermosas mariposas que Caleb había entregado y la abrió permitiendo que las mariposas escaparan de su celda de cristal. Anya sonrió radiantemente a Caleb que no perdía uno solo de sus movimientos y comenzó a dar vueltas en el medio del prado. En ese momento Caleb acciono un mecanismo que permitió que todas las mariposas prisioneras fueran liberadas originando un torbellino multicolor que fascino a Anya quien sintió como se aceleraba su corazón y se acercó a Caleb atrayéndolo al centro de la hermosa tormenta multicolor. Por un momento Caleb fijo su mirada en el cielo mientras observaba como las mariposas iban remontando en el aire cuando sitio como la mano de Anya bajo un poco su rostro para acercarlo al de ella que se encontraba en puntillas y como un leve aleteo de mariposa sintió por un momento los labios de Anya sobre los de él dejándolo paralizado por la sorpresa y por la emoción. Ese instante lo aprovecho Anya para salir corriendo y dejarlo allí deseando perseguirla, pero entendiendo que era necesario darle algo de espacio a ella que era más chica que él. Llevo sus manos a los bolsillos de su pantalón mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios.
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