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Mi Vida Dentro Del "Mundo Criminal".

Prólogo.

Okey, me encuentro atado de pies y manos a los extremos de una cama, también estoy amordazado y por si fuera poco, tampoco puedo ver nada debido al saco que tengo en la cabeza. 

Ya he estado en este tipo de situaciones antes, aunque por lo general me encuentro del otro lado. Bueno eso no significa que no sepa como liberarme, por algo hice un excesivo entrenamiento, y con "entrenamiento" me refiero a todo un fin de semana viendo las primeras temporadas de Mcgiver. Dios, esa sí que es una serie muy creativa. ¿Cómo se les ocurren todos esos planes de escape?

Lástima que no recuerdo absolutamente nada y aunque tuviera esos increíbles conocimientos de escapismo, tal parece que mis captores pensaron demasiado bien de mí, ya que se tomaron todas las precauciones. Es decir, no puedo ver nada, pero esa ligera brisa que siento en mis pezones y en mi entrepierna no parecen ser imaginaciones mías, así que por lo visto me dejaron completamente desnudo. Sigh, bastardos, pudieron al menos haberme dejado mi ropa interior.

*Suspiro*. Hablando en serio, creo que finalmente me llegó la hora. Sabía que este día algún día llegaría, mi oficio no es exactamente seguro que digamos, ¡pero maldita sea!, ¡¿por qué tenía que ser tan pronto?! ¡Aunque se que me lo merezco, todavía soy demasiado joven y apuesto para morir! ¡Deberia tener una muerte épica siendo un anciano badass, que después de defender a un chico de unos delincuentes de poca monta, termino siendo apuñalado por el mismo chico que resulta ser un asesino enviado por una mafia rival y entonces recostado en un charco de mi propia sangre, maldigo a este mundo pecaminoso mientras me fumo mi último cigarrillo hasta perder el conocimiento! ¡Así debería ser! ¡No esta porquería!

Uf. Bien, ya me desahogué. No hay nada que hacer más que esperar a que los carniceros entren y comiencen a cortarme tira por tira. 

Espero que me toquen los típicos locos que solo te torturan como en las películas de terror y no la otra clase de locos que van por el camino de la tortura sexual mórbida.

Es decir, prefiero mil veces que me arranquen la piel y destrocen mís huesos, a ser empalado por un tubo grueso, caliente y afilado, o peor, que me arranquen todo el paquete y lo cocinen a la parrilla con limón, sal y pimienta, y luego me los hagan comer. Al menos me gustaría morir con algo de dignidad.

No le tengo miedo a la muerte, en cuanto a la tortura, siempre guardo en una muela falsa un analgésico oriental milagroso que me insensibiliza contra el dolor. 

Nunca creí que tendría que usarla tan pronto. Prometi usarlo solo cuando estuviera completamente seguro que iba a morir, dado que cuestan un ojo de la cara más un riñón. En serio, tuve que hacer muchos trabajos poco agraciados que no me enorgullecen, para conseguir una mísera pastilla. Aunque la verdadera razón por la que me abstuve de usarlo es porque tiene el horrible efecto secundario de dejarte impotente.

Solo dios sabe cuánto he sufrido, hubo muchas ocasiones en las que me hubiera gustado tragar la medicina, pero mi "compañero" también tenía que trabajar y no podía dejar que se jubile antes de tiempo. 

Ahora ya no tiene caso preocuparse por eso, pero me abstendre de usarlo hasta que comience la diversión. Diablos, ahora que lo pienso me irrita saber que mis órganos serán subastados a viejos pedos que se rehúsan a morir y que mi viril miembro será convertido en un afrodisíaco exótico para una cerda ricachona.

Tal vez hubiera sido mejor comprar un veneno que infecte mis órganos, así podría llevarme a varios vejestorios conmigo al infierno. Eso habría sido mucho más satisfactorio, pero supongo que ya no tiene sentido llorar por agua derramada. 

Sigh, ¿no se están tomando su tiempo en venir? Quizás no soy la única carne del menú, pero al menos se que soy la más sabrosa. Después de todo, las tremendas estupideces que he cometido para llegar a esta situación, solo pueden ser contadas por mí. 

Infancia de novela.

Supongo que comenzaré desde el principio. Nací en la ciudad Blue Diamond y mi infancia fue como la de cualquier drama clásico de novela. Bueno, quizás un drama más moderno, ya que mi padre, después de años de mantenerlo en secreto, finalmente aceptó su orientación sexual y por supuesto mi madre no lo pudo procesar y se marchó sin mirar atrás. 

Todavía era demasiado pequeño para entender las acciones de mi madre, pero todavía tenía a mi padre, así que no estaba tan triste. Lo verdaderamente malo comenzó cuando mi viejo consiguió una nueva pareja. 

Al principio todo era genial, tenía dos padres buena onda y sonará a estereotipo, pero gracias a que ambos tenían un excelente ojo para la moda, siempre supe que atuendo ponerme para verme increíble.

Creí que al estar de novio, mi padre no tendría tanto tiempo para estar conmigo, pero ambos se pusieron de acuerdo para darme atención en un respectivo horario, tanto para jugar, como para estudiar.

Obvio eran otros tiempos y en la escuela había imbéciles que me molestaban por el asunto de tener dos papas. Pero me aguantaba y no decía nada para no preocuparlos. 

Quitando eso, todo iba bien hasta que de la nada despidieron a mí padre de su trabajo. Le informaron que su despido se debió a su pésimo desempeño laboral, aunque la verdadera razón es que el CEO le tenía muchas ganas a mi padre al punto de acosarlo sexualmente en varias ocasiones. 

No me sorprende para nada, mi padre era un hombre muy apuesto y afortunadamente yo heredé sus magníficos genes. 

El punto es que mi padre ya no lo pudo tolerar y juntó todo el poco valor que tenía para rechazarlo. Tal parece que el CEO no lo tomó muy bien y por eso decidió vengarse. 

Su pareja también trabajaba, así que pudimos mantenernos bien, mientras mi padre buscaba otro trabajo. Lo malo es que el CEO tenía demasiada influencia he hizo imposible que alguien lo contratara.

Su pareja y yo, le dimos todo el apoyo que pudimos, sin embargo no fue suficiente. De a poco su depresión lo llevó a hundirse en el alcohol y se convirtió en una persona abusiva y violenta. Tanto así, que en una discusion, su novio terminó malherido y no pudiendo soportarlo más, decidió marcharse. 

Realmente quería a mi nuevo padre y tuve la edad suficiente para sentir tristeza por su ida. No obstante, mi padre me necesitaba y tenía que apoyarlo. Así volvímos a quedarnos solo los dos, sin embargo y por desgracia no fue por mucho tiempo. En una noche de lluvia, mi padre en un estado de ebriedad tomó las llaves y salió al coche.

-¡Papa, detente!

Antes de que se fuera traté detenerlo en lágrimas y llanto, pero mis ruegos fueron inútiles y fui rechazado con un codazo en mí cara. 

Aún recuerdo la culpa en su mirada antes de marcharse. Solo fue hasta la mañana siguiente que supe la trágica noticia de que murió tras chocar contra un poste de luz. 

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Mí padre era un hombre patético y murió de forma patética, pero fue un buen padre y lo recordaré como tal. 

Además me dió una gran lección. Si no quiero terminar como él, debo ser fuerte tanto físicamente como de carácter. 

Obviamente no me olvidé del poder económico y para eso tenía que estudiar, no obstante, hubo unos ligeros cambios en mis planes. 

-Oye perdedor. Supe que el marica de tu papá murió. ¿Acaso rompió con su novio y no soportó la ruptura? Jajajaja.

Debido a las provocaciones del idiota N°1 de la escuela que siempre me hacía bully, perdí los estribos y lo golpeé de una forma tan brutal que lo mandé al hospital durante dos meses. 

Dicen que la venganza nunca es buena, pero fue tan satisfactorio que aún lo recuerdo con mucha alegría. Lo que no sabía es que el idiota N°1 también era el delincuente N°1 de la escuela y cuando lo derroté, me convertí en la figura más fuerte. 

Eso llevó a que otras escuelas vinieran a retarme día trás día con el fin de volverse el N°1. Algo parecido a ciertas películas de un samurái afroamericano. 

Por suerte el novio de mí padre era un ex boxeador y me había enseñado varios trucos para defenderme, solo que hasta ahora no lo había utilizado para no crearme problemas innecesarios, sin embargo, eso ya no me importaba. Al final nadie me bajó de mi trono y viví mis años de preparatoria como un Rey mientras todos los delincuentes de la zona se postraban ante mí y hacían todo lo que yo quería. 

*Suspiro* Todavía era joven y estúpido. Nunca creí que la increíblemente mala reputación que había juntando a lo largo de mis años escolares, atraería la atención de gente muy peligrosa.

¿Género de acción o erótico?

Creo que fue un día por la noche. Andaba vagando por el distrito Green, comúnmente visitado por adolescentes, y de repente me encontré con un tipo de traje negro bloqueando el camino. 

-¿Quién eres? -Pregunté con un tono poco amistoso. 

Todas las señales me decían que solo traía problemas y no me equivoqué. Sin decír palabra alguna, me lanzó un objeto que logré atrapar a las justas. 

-¿Y esto? -Al verlo, me dí cuenta que se trataba de un teléfono desechable y es justo cuando lo noté, que el tipo finalmente habló. 

-Jonathan Grant de la preparatoria St. July. 

-Solo dime Jon. -Le corregí sin importarme mucho lo demás. Después de todo, no hay delincuente en la ciudad que no supiera quién soy. 

El tipo al oírme se arregló sus lentes oscuros, algo innecesario siendo de noche, e ignorando mis palabras prosiguió hablando.

-Si deseas poder y dinero, leé el mensaje del móvil y apreta aceptar. Del caso contrario solo desechalo. Tienes 12hr. -Despues de cumplir con su misión, se dió la vuelta y se marchó.

Estába sorprendido y confundido, pero no le vi el caso en detenerlo, de todos modos no creí que me daría más información. 

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Al regresar a mi casa, tardé un poco en prender el móvil. Todo era muy sospechoso, nadie ofrece poder y dinero sin obtener algo a cambio. 

En mi edonismo se me cruzó por la mente, que podrían desear mi cuerpo. Podría sonar descabellado, pero no es la primera vez. Hubo un tiempo en que varias mujeres mayores me ofrecieron dinero a cambio de mis servicios.

No es algo que me enorgullece, pero dependiendo quién fuera, terminaba aceptando. No era un gigoló para andar vendiendo mí cuerpo porque sí, solamente ocurría que en ese momento necesitaba dinero y me pareció el método más rápido y fácil de conseguirlo, no obstante, la cosa se salió de control cuando hasta hombres pidieron de mis servicios.

Yo no juzgo, pero los hombres no eran mi preferencia. Al principio traté de rechazarlos educadamente y la mitad se rendía, sin embargo, hubo otros que insistían de más y no reaccionaban bien cuando me enojaba y los mandaba al diablo, al punto de querer forzarme a la fuerza. Ja, ni siquiera sabían con quién se metían, pero debido a eso terminé por dejar esa profesión para siempre. De todas formas no lo hice por gusto. 

Volviendo al tema, creí que me buscaban por ese asunto, pero también me incliné por la fama de ser el más fuerte de mi Zona. No lo sé, mis inútiles conocimientos de películas me decían que la trama iba más por el género de acción, que del porno. 

Cualquiera de las dos opciones eran igual de peligrosas, pero tenía que ver de qué se trataba. 

Claro que mí vida podría estar en juego, pero si me ponía a pensar, ya tenía fuerza y reputación, pero eso solo era ahora que seguía siendo joven. ¿Que pasaría cuando fuera un hombre máyor? Por lo general los delincuentes como yo, se vuelven unos perdedores amargados con trabajos horribles y mal pagados, todo el día bebiendo mientras se quejan de su asquerosa vida y de lo que podrían haber hecho mejor. 

Yo no quería terminar así y ya era un poco tarde para volver al estudio o eso me dije en ese momento, ya que en realidad me daba mucha flojera estudiar un oficio. Por ende, dado que deseaba juntar mucho dinero fácil y rápido, este parecía ser el mejor método para lograrlo. 

Tras responder "Sí" en el mensaje, el móvil de repente entró en corto y no volvió a prenderse. 

-¿Qué diablos?

(Clip-Clip).

-¿Hm?

No sabía lo que estaba pasando, pero al instante siguiente recibí un mensaje en mi celular, que me ordenaba dirigirme en tal hora y día, en el lugar específicado en el mapa. 

Ya que sabían mi nombre y la preparatoria a la que asistía, no era sorpresa que supieran mi número te teléfono, así que no le di vueltas al asunto y comencé a prepararme para el día acordado. 

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Eran las 11pm de un sábado y me encontraba en el 3er piso de un edificio en construcción abandonado. 

-Tch, espero que el viaje haya valido la pena. 

Estába muy irritado. La verdad no sé que esperaban de un chico de 17 años, bueno, en realidad serían 18, ya qué los cumplía dentro de un mes. Pero osea, apenas tenía dinero suficiente para mantenerme. ¿Esperaban que pagara un taxi con lo caro que cobran? Para colmo todavía no sacaba mí licencia de conducir y aunque la tuviera, ni siquiera tenía un maldito coche. Tuve, como un miserable, que tomarme tres buses y correr veinte cuadras hasta llegar a la maldita ubicación. 

En fin, solo unos segundos después fui momentáneamente segado por unos reflectores que se prendieron de la nada, y seguido comenzaron ha aparecer varios tipos que bajaban del piso de arriba.

-Oh, así que tú eres el pobre infeliz que se nos encargó maltratar.

-Jajaja. Sorry Kid, pero negocios son negocios.

Un total de 10 sujetos fortachones, con miradas aterradoras y todos armados con palos de madera, tubos oxidados y largas cadenas. En cualquier otro momento podría haberme sentido algo nervioso, sin embargo, justo en esa ocasión me encontraba distraído con un pensamiento.

-[Uf, menos mal. Son solo matones contratados].

Era ridículo, pero desde que pensé que podrían desear mi cuerpo, había mantenido esa preocupación en la cabeza durante tres días y realmente estaba aliviado que no quisieran violarme. 

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