Giuliano Rossi
Me llamo Giuliano Rossi, soy nacido en Italia pero vivo en Estados Unidos en búsqueda del sueño americano pero más que nada de estar en libertad y por sobre todo vivir en tranquilidad.
Tengo 28 años, hace ya una década me fui de mí país con el corazón destrozado y el miedo corriendo por mis venas. Extraño muchas veces mí amada Italia y a mí familia pero no puedo volver allí. Más tarde les explicaré los motivos de mí huida.
Mí familia posee una gran fortuna mientras que yo soy un simple farmacéutico que vive en un pequeño apartamento cerca del centro de mí ciudad actual. Vivo feliz aquí y en tranquilidad aún con el ritmo acelerado de la ciudad, por nada del mundo cambiaría éste modo de vivir.
Tengo una relación con una mujer preciosa hace ya casi tres años pero a pesar de que todo entre nosotros funciona muy bien no siento esa conexión que tantos dicen se siente cuando estás con la mujer de tu vida.
Tengo deseos de formar una familia, siento que ya estoy cerca de mis treinta años y es la edad ideal pero aún ni siquiera convivimos. Heather, mí novia tiene veintitrés años y no tiene demasiado interés en formalizar aún más. Comprendo su juventud pero no sé si ella me comprende a mí. Su sueño es triunfar en el cine y se esfuerza demasiado en interpretar muchos papeles aunque aún no ha conseguido uno que la lance al estrellato.
Ella es todo lo que me gusta en una mujer, esbelta, 1.75 de estatura, ojos preciosos, un cuerpo escultural y nuestra actividad sexual es buena.
Hace unos meses he considerado casarme con Heather y vivir juntos finalmente, al menos para estar más juntos porque con su trabajo y mis horarios trabajando largas jornadas en la farmacia, además de las noches de turno allí para emergencias apenas nos vemos pero cuando le mencioné casarnos no reaccionó tal como lo esperaba. Me volvió a decir que es muy joven, que no está lista, que no tenemos dinero suficiente para hacer una gran fiesta como ella merece y un sinfín de cosas más.
La verdad es que tengo una cuenta bancaria donde tengo varios millones depositados desde que salí de Italia pero sólo he gastado una pequeña cantidad en comprar el local donde tengo mí farmacia y mí apartamento.
Soy muy ahorrativo, se que el dinero no trae la felicidad pero si ayuda a no tener tantas preocupaciones y vivir así más tranquilamente pero se que si me gustara una vida de lujos y despreocupada mí dinero se esfumaria rápidamente y cuando tenga mí familia algún día no podría proveerle las cosas básicas así como también los gustos que merezcan.
Lo que yo no sabía es que mí vida cambiaría por arte de magia sólo con el sonido de una dulce y seductora voz que removió muchísimas cosas en mí.
Si una lección aprendí es que un minuto puede provocar un acontecimientos y que varios acontecimientos pueden cambiar una vida completamente para bien o para mal, tal como me pasó a mí.
Lorena Lancaster
Me llamo Lorena Lancaster, soy de Estados Unidos, nacida y criada aquí junto a mí madre que es mí mundo entero.
Mí madre se llama Michelle Lancaster, no tengo más hermanos por su parte ya que por mí padre no sé. Siempre bromeo cuando me preguntan por él y digo que estaba tan emocionado cuando se enteró que yo venía en camino que de la emoción salió corriendo y jamás regresó.
Tengo 20 años y estoy en la universidad con mucho esfuerzo y presión ya que nuestra economía es muy difícil y las cuentas son nuestra preocupación siempre. Me encantaría poder recibirme de bioquímica y estoy poniendo todo mí empeño para lograrlo, además de que no puedo bajar mis excelentes notas para no perder mí beca.
Mido 1.69, tengo cabello castaño hasta media espalda. Me acepto como soy aunque mí peso no sea lo esperado o que mis medidas no encajen en ésta sociedad. Siempre fui rellenita desde ya muy pequeña y el bullyng siempre me acompañó; es doloroso pero ahora soy más fuerte para afrontar éstas situaciones.
Mí mejor amiga se llama Zoe, es una morena hermosa y con una confianza en si misma envidiable. Realmente hacemos todo juntas y es mí gran apoyo en los días difíciles, el hombro en quien llorar cuando me hace falta y quién me brinda optimismo cuando yo creo que ya nada puede salirme peor. Se que si debo poner por alguien las manos en el fuego yo por ella no me quemaría.
Emocionalmente mí corazoncito tiene dueño y le pertenece a mí hermoso Logan. Llevamos ya varios meses juntos y aún bueno no hemos dado el paso final para entregarnos uno al otro pero se que no faltará mucho. Él tiene 24 años y además de ser guapísimo es muy inteligente y trabajador. A Zoe se que él no le cae bien aunque no se los motivos y él siente lo mismo por ella así que no se hablan, algo incómodo si coincidimos en algún sitio.
Mí madre trabaja en una fábrica y mientras está en casa hace arreglos a ropa que le traigan así como también cosas tejidas por encargo. Realmente ella hizo de todo para mantenerme y darme todo lo necesario e indispensable para crecer, aunque eso significara no tener dinero ni para comprarse ropa interior. Se que tengo la mejor madre que la vida pudo darme, es mí ángel, mí vida, mí todo.
Yo trabajo en una cafetería donde hago todas las horas que puedo así acabe cansada; incluso también hago parte de mis tareas allí cuando tengo demasiadas y no hay muchos clientes. La cafetería está en una zona muy concurrida y suele ser muy frecuentada, me encanta.
Mí vida es relativamente tranquila con mí trabajo y correr a la universidad, aportar dinero en casa y dividir el poco tiempo restante en mí madre, amiga y novio.
Ésto es apenas un poquito de mí, cuando aún mí vida podía considerarse tranquila pero muchas cosas cambiarían, un conjunto de sucesos en cadena volverían mí vida tan conocida de cabeza y todo comenzaría con una simple llamada.
Giuliano Rossi
Despierto a las 6:00 horas, me levanto, voy al baño para mí aseo personal y necesidades básicas, me subo a mí cinta de correr que la tengo en el cuarto para invitados que jamás se ha usado, hago abdominales y después voy por mí ducha, desayuno de camino a la farmacia y abro finalmente mí lugar de trabajo.
Un día completamente normal. Preparo un café a media mañana con unas galletas con chips de chocolate porque es un día súper tranquilo. Reviso las redes sociales y veo que mí novia subió varias fotos, reacciono poniéndole me encanta porque se ve súper hermosa y dejándole un comentario dónde le digo cuánto la amo.
Veo mí perfil para subir algo y finalmente cambiar mí foto por otra dónde nuevamente estoy con Cara, mí gatita ya que a Heather no le gusta que subamos fotos juntos.
-Hola señor Smith ¿Cómo le va?- saludo al anciano que viene cada mes para comprar las medicinas para su esposa
-¿Cómo estás Giuliano? Hoy necesito lo de siempre y algún calmante para los dolores
-¿Otra vez la rodilla?
-La rodilla, la espalda, el brazo, ya sabes los años no vienen solos- ríe con su buen humor como siempre
-Tengo algo para usted, éstas cada doce horas y no olvide comer algo antes de tomarlas para que no le dañen el estómago. Mandele mis saludos a la señora Susan
-Serán apreciados, nos vemos- sale con su bolsita de medicamentos y se aleja
Llamo a Heather para saber cuando vuelve de filmar el cortometraje pero no me atiende así que le dejo un mensaje que no sé cuándo lo lea porque en grabaciones no puede tener su móvil y pueden extenderse horas y más horas.
Sigo atendiendo a los clientes habituales y alguno que otro nuevo que viene a comprar las cosas típicas, preservativos, toallas íntimas, píldoras para el resfrío o test de embarazo.
Un muchacho entra, no debe tener más de veinte años y se ve súper nervioso mirando a las dos personas que tiene antes que él en espera y a mí, me causa desconfianza que venga a robar. Reviso que mí arma esté donde siempre por seguridad y sigo atendiendo.
Entra una joven y él le cede su turno mientras camina de un lado a otro, ya no me da buena espina aunque no luce como un ladrón y tengo cámaras pero no sé esfuerza en ocultar su rostro, es extraño.
Llega su turno y se acerca al mostrador para pedirme en voz apenas audible una prueba de embarazo logrando que me tranquilice de inmediato.
Le entrego la prueba en un bolsita de papel y se va apurado. Me quedo riendo por sus nervios pero también siento que el tiempo pasa para mí mientras que sigo sin formar una familia.
Una clienta habitual que cursa su segundo embarazo llega a comprar sus vitaminas prenatales y cosas para su bebé que no tarda en llegar.
-¿Te sientes bien?- la veo pálida y llego hasta ella para llevarla a sentar
-Si solo un pequeño mareo, he tenido náuseas estos días, como todo el embarazo y apenas toque el desayuno
Le ofrezco unas galletas ya que el café en su estado no es recomendable y tomo el papel de las cosas que necesitaba comprar para ir buscando sus cosas.
-¿Estás mejor?
-Si ya, gracias
-¿Segura?
-Si ya estoy perfecta gracias
-Para el pequeño Matty- le doy una paleta para el niño y se retira tranquilamente tocando su vientre
Sigo atendiendo y luego viene un empleado a atender mientras yo me voy a comer a casa y dormir un rato, muchas veces me quedo con él pero mis ánimos después de éste día no están muy bien como siempre. Siento tantos deseos de tener mí propia familia y mí novia jamás se hizo ni un test de embarazo, es más, se cuida muchísimo.
Luego vuelvo a trabajar hasta la hora de cierre y vuelvo a casa con mí hermosa Cara. Otro día en la misma rutina, otra noche que dormiré sólo.
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