Año 2010
Lo siento Yoshiro, pero debo irme de aquí.
Escapé hasta la reja y al tocarla, sentí como me paralice ¿Qué...? ¿Qué pasa? Mi cuerpo no respondía a mi mente, yo estaba huyendo. ¿¿Por qué no podía moverme?? Mi aliento estaba atrapado en mi garganta, no podía respirar tampoco. Yoshiro debía estar haciendo esto. ¡No puede ser! ¿Es que jamás podré huir de él?
—Yoshiro, yo...
Faltaba poco para desmayarme y entonces, ya me tenía sujetado del cuello con agresividad. Sus ojos escarlata, muy fríos y llenos de odio, me paralizan aún más.
—Lo... siento solo quería...
"Irme, debo irme de su lado o enloqueceré"
Makoto
Hola, soy Makoto. Tengo 19 años y trabajo en una tienda de conveniencia. Recientemente, me ascendieron, soy encargado, así puedo costear mejor la universidad. Soy huérfano desde que tengo memoria, el único familiar que me queda es mi tía quien vive a varios kilómetros de mi casa. Decidí venir a este pueblito para estudiar, porque me ha fascinado la biología y espero ser un gran médico algún día. Mi vida cambió desde que me encontré un doctor que curó mi enfermedad cuando era un niño, no me daban muchas esperanzas de vida, aún así, yo decidí salir, pero casi me muero y entonces alguien me tocó la frente y me recuperé. Le doy gracias a ese doctor por salvarme y darme más vida. Ojalá lo encontrara para agradecerle con todo mi corazón.
Por varios años he tenido un sueño o pesadilla, no sabría cómo explicarlo. Aparece un hombre sumamente hermoso, alto, musculoso y bello, no puedo describir su belleza porque se me terminarían las palabras. Este hombre, bueno no sé si se le pueda llamar hombre porque para mí es un ángel, me besa de una manera muy dulce. Jamás dejé de pensar en él, ni aunque tuve algunos novios. Creo que por eso siempre fracasé en todas mis relaciones.
—¡Makoto despierta!
Me asusté y salté de mi silla. La maestra me está mirando algo molesta. De nuevo me he puesto a soñar despierto. Este ángel va a arruinar mi carrera.
—¿Ya podemos continuar?
—Pero no he hablado…
Ella ya no contestó y siguió con la clase. Siento ser un descuidado y distraído, pero no puedo dejar de pensar en él. ¿Cuánto ha pasado? ¡10 años! Pareciera que fue ayer cuando apareció frente a mí.
Como estoy prácticamente solo, decidí seguir mi camino viajando por el mundo y conociendo, ahora quiero estudiar medicina y eso fue gracias a este hombre. Deseaba verlo, pero en fin, tengo que ir a trabajar en la tienda. Pero nunca supuse que lo vería ahí, esperándome.
Yoshiro
¿Mi nombre? Yoshiro, ¿edad? No recuerdo, pareciera que tengo 27, pero en realidad dejé de contar después de mi 6.ª centena. La inmortalidad está bien, supongo.
Yo he tenido cientos de amantes, todos mueren, todos se van, cada una de sus reencarnaciones han sido mías y no permitiré que escape de mí, jamás. Aún recuerdo cuando le encontré, se veía deplorable, seguía siendo una belleza, aun estando apuntó de morir. No podía permitirlo, por lo que decidí tomar su enfermedad obligándome a caer en un profundo sueño. Han pasado 10 años, y es hora de que vaya, yo he vuelto con más fuerza y es momento de ir por él, es mío al final de cuentas.
Salí del féretro un poco perdido intentando recobrar mis sentidos, no creí que la leucemia pudiera dejarme así, aunque mi cuerpo ya la había eliminado del todo, aún sentía los estragos de la misma. Aunque se me hacía rara la sensación de debilidad, decidí buscarlo, salí a prisa siguiendo el tenue aroma que tenía de él desde nuestro primero encuentro. Después de un rayo, terminé en una tienda, apestaba a él, pero no podía verlo en ningún lado. Bueno, si es su olor debe venir tarde o temprano. Me quejé recargando mi espalda en la puerta, ¿qué era esperar una hora cuando tienes la eternidad? Nada. Me mantuve en la misma posición por un buen rato haciendo parecer que fuera una estatua. Las personas que pasaban por ahí, me miraban y se impresionaban por mi físico, pero poco me importa, solamente necesito sentirlo venir.
Poco a poco aquel aroma se hacía más y más fuerte, mi mirada se dirigió en esa dirección logrando apreciar poco a poco como iba apareciendo entre las personas. Una suave sonrisa apareció en mí al verlo y sintiendo sus ojos en mí, al fin estaba aquí.
Makoto
Me he quedado de piedra mirándolo. Oh por Dios. ¡Es él, de verdad está aquí! ¡No es una ilusión! Dios… quiero llorar.
—U-usted…
No sé si sea porque pasaron tantos años, ¡Pero se ve idéntico! Me fui acercando poco a poco y lo vi estremecerse, su nariz reaccionó. Es humano, entonces no es él. Mi ángel es un ser de luz que cura enfermedades, no era un humano como yo.
—¿Busca algo en especial? ¿Algún medicamento?
—¿Medicamento? A sí, quisiera todos esos de ahí.
—¿Todos? ¿Se refiere a los analgésicos?
Miré la tienda y no había tantas, pero servirá para que me den una buena comisión.
—Por favor, ¿puede pasar?
No sé cuánto tiempo estuvo esperando, hace bastante calor el día de hoy. Todo está a una buena temperatura en este local, tenemos el aire acondicionado encendido.
—¿Puede llevarlas a una dirección? No puedo estar más tiempo aquí.
Me sorprendió lo que dijo. Pero también me desconcertaba la manera en la que me veía. Era como si quisiera devorarme.
—¿Está bien, podría darme su dirección?
—Claro, permíteme escribirla para ti.
Mientras él la escribía, yo comencé a seleccionar los analgésicos y a pasarlos por la caja registradora, pero sentía que me miraba en todo momento, era una sensación que había sentido antes. Miraba de vez en cuando a este hombre que hacía que mi corazón latiera como loco. El toque de su mano con la mía, me hizo sacudirme, no sé con qué sentimiento, solo sé, que me hacía sentir miles de cosas.
—Quiero que todos los días lleves algo diferente, lo que sea que tengas, lo mejor, ¿entendido? Tengo que hacer un viaje largo al extranjero y no confío en los medicamentos de allá.
—Por supuesto, aquí solamente vendemos lo mejor.
Lo miré cuando me dijo eso y asentí, vaya que es exigente. Me entregó la dirección y fruncí el ceño.
—Señor, esa dirección...
Yoshiro
Su mirada parecía la misma que se pone al ver un fantasma, de cierta forma deseaba que pudiese recordarme, era imposible recordar tus cosas pasadas, pero eso no me quitaba la esperanza. Su aroma me golpeó como una ola, dejándome un momento perdido hasta que sus palabras me llamaron. Mis ojos lo recorrieron por completo, era tan perfecto que moría por tenerlo ya para mí, no podía esperar por mucho tiempo. Sabía que mi toque lo haría reaccionar, me fascina la idea de que aún siente algo por mí, aunque no me recuerde. En cada reencarnación, la persona recuerda vagamente su vida anterior, sin embargo, no lo hace en su totalidad, nunca antes sucedió que alguno recordará absolutamente todo. Entonces, de nuevo me hizo regresar a la realidad, sonreí de lado.
—¿Qué tiene mi dirección? —pregunté inocentemente. Claro que conozco el motivo de esa reacción.
—Nada es que…
Lo miró curioso, acercándome a él de más, acorralando contra la pared y mi cuerpo. Su respiración desesperada me causaba mucha felicidad. Adoro causar estas emociones en él. Estar tan cerca era peligroso, lo sabía, su delicioso aroma estaba por doquier, mi cuerpo temblaba de ansiedad por tenerlo y él parecía estar ensimismado.
—Perfecto.
Susurró desapareciendo de ahí antes de excederme, no quería asustarlo, debía esperar a que viniera por mí.
Makoto
Y en un abrir y cerrar de ojos, él ya se había ido dejando detrás de él, un aroma tan delicioso que me hace recordar el pasado, como si nada de lo que pasé recientemente, hubiera pasado. Así como un sueño muy real.
—Son tonterías.
Sonreí y continué mi trabajo. Aunque no podía dejar de pensar en esa dirección, es un lugar bastante alejado de aquí. Algunos mencionan que viven monstruos, pero solo es para asustar a los niños para que no jueguen cerca de ahí. Los ancianos son el problema, ellos han vivido mucho tiempo y no mentirían con tal de llamar la atención, ellos murmuran que viven demonios y que atraen a los jóvenes, entran y salen como si nada. Pero los viejitos son seniles, así que no todos los toman en serio, además, ¿qué harían con los chicos allá? Solamente buscan diversión y se adentran a ver que encuentran.
Me preparé para llevar la primera entrega a ese sitio, creo que lo he visto, es una mansión que luce muy siniestra. Al llegar confirmé mis sospechas, ese hombre vive aquí y todo se ve muy… marchito, necesitan muchas flores y árboles para darle vida. Creo que entiendo que es lo que sucede: es adicto a los medicamentos. ¿Se drogaba? Eso es malo, supongo que le brindaré mi ayuda, aunque quisiera no hacerlo.
—¿Buenas tardes?
Ya estaba frente a su puerta, toque el timbre y espere a que me abrieran. Estar aquí me causa ansiedad, mi pierna no dejaba de moverse.
Yoshiro
Una vez en casa no había podido lograr sacarlo de mi mente, me sentía como un tigre enjaulado, lo quería aquí y ahora, debía ser mío de nuevo, así pasé aquel rato mirando ansioso por la ventana.
De pronto el delicioso aroma volvió a mí, podía distinguir su pequeña silueta andando y su mano tocando el timbre junto a una temblorosa voz saludando. Abrí la puerta enseguida, bajando hasta la entrada principal, esperándolo con una suave sonrisa, volviendo a admirar.
—Gracias por tan espléndido pedido. Olvidé hacerlo, pero, ¿cuál es tu nombre?
Makoto
Casi gemí con su cercanía, pero logré ocultar mi asombro. Él se veía más tenebroso en su casa.
—E... Makoto.
—Mmm, esta vez es un lindo nombre, me presento, dime Yoshiro.
Se llama Yoshiro, es un nombre muy bello. No sé qué pasaba, pero me sentía observado… muy observado, pero no había nadie cerca, solo él y yo. Mire rápidamente a los alrededores, pero únicamente había maleza y oscuridad. ¿Por qué hay tanta oscuridad si es de día? Pronto anochecerá, pero… debería irme, debo alejarme de él.
En mi corazón sentía algo de miedo, una sensación tan abrumadora que amenazaba con dejarme tieso en ese mismo lugar.
—Bueno… me voy, gracias por su compra.
Intenté moverme, pero no podía dejar de mirarlo, sus ojos penetrantes me ordenaban quedarme ahí. ¿Qué está sucediendo?
Yoshiro
Una sonrisa burlona apareció en mis labios al escuchar aquel ruido de miedo, parecía que sentía quién era yo, aun si no lo supiera. Susurró tomando su mano para dejar un pequeño beso en ella sin soltarla ni alejarla de mi boca, podría quedarme a disfrutar de esto toda mi vida, pero supongo que aún no es momento.
—¿Tan pronto te vas? Supongo que no hay de otra, esperaré mañana por ti, intentaré ser paciente.
Bromeó acercándose a su oído para susurrar lo último y dejar un leve beso en este antes de soltarlo y alejarme con la bolsa. Mantuve esa risa burlona en mi rostro mientras escuchaba sus pasos correr lejos de la casa. No parecía que le desagradara mi contacto, más bien se notaba nervioso, seguía siendo el mismo de siempre. Lamí mis labios con anticipación, saboreando su delicado sabor antes de entrar a la casa. Sé que mencioné antes, que sería paciente, pero realmente no puedo esperar más.
—Supongo que una visita nocturna no hará daño.
Makoto
Me sentía completamente petrificado, solo podía verlo a él haciendo lo que quería, me besó la mano por un largo tiempo. Podía sentir su respiración entrecortada, como tomándose su tiempo para olerme.
—Y-yo…
Se acercó mucho a mí y me susurró, yo me sentía muy extraño, mi temperatura se elevó y mi corazón latió con más fuerza. Su beso terminó por dejarme húmedo, pero no logró verlo, él se fue dejándome ahí. Tan pronto como me pude mover, me fui corriendo sin mirar atrás.
—No vendré mañana, enviaré al chico, espero que no le pase nada.
Cuando estuve lo suficientemente lejos, suspiré. Esto de las entregas es un deporte de alto impacto.
Estuve todo el día distraído y a la hora de salida, me sentía muy paranoico, creía que me seguía alguien, escuchaba pasos detrás de mí, pero al voltearme no veía nada. Me obligué a tranquilizarme y pensar en algo más.
—Son ideas mías.
Negué y continué mi andar. Reflexionar en mis deberes, hizo que me olvidara de esa sensación tenebrosa y abrumadora. Pude continuar el día hasta que llegó la hora de venir a casa. Me metí a la ducha, ya era muy tarde, las 11 pm y mañana tenía clase.
—Dios...
Salí con una toalla alrededor de mi cintura buscando mi celular, revise rápidamente para ver si había trabajos extras, pero no había nada, menos mal. Me puse un bóxer y me acosté a dormir, necesito todo el descanso posible.
Sin querer, comencé a soñar con mi pasado. Cuando el ángel me curó, yo estaba luchando con todas mis fuerzas para ir a la pastelería, mi tía no tenía idea de nada, me escapé para comprar un pastel por su cumpleaños, ella siempre hacía todo por mí, siempre la veía llorando a escondidas porque ambos sabíamos que iba a morir, así que no me importaba mi dolor, salí a comprarlo y me detuve un segundo a descansar… no debí hacerlo, casi me desmayo y justo cuando continuaba mi andar, alguien me atrapó y me llevó a un hospital. El doctor que me atendió, dijo que ya no me dolía nada, el cabello dejó de caerse y mi salud mejoró. Pero recordando a esa persona que me salvó, fueron muchas cosas extrañas que me dijo. Al principio no entendía por qué me arriesgaba de esa manera si estaba enfermo, pero no le tomé más importancia a lo que decía, él me tocó la cabeza y comencé a sentirme mejor. Pero no pareció suficiente, agarró el mentón para depositar un casto beso. Yo pensé que era un doctor, porque me había curado justo antes de llevarme al hospital.
Días después, cuando mi tía se aseguró que ya estaba bien, me dejó salir a pasear y jugar cerca de aquí, pero yo me escapaba para buscar a mi salvador, siempre me paraba en el mismo lugar, en la misma hora, todos los días, todos los años hasta que un día simplemente lo olvidé. Comenzaron a interesarme otras cosas (los chicos, por ejemplo) y me concentré en mis estudios. Ya no podía ir a mi encuentro sin invitado, ya no podía ir más. Cuando me gradué de la preparatoria, decidí irme de viaje a varias partes del mundo, pero cuando se me acabó el dinero, regresé y me reformé.
Yoshiro
Me mantuve al margen durante todo el día vigilando desde mi escondite, parecía poder sentir mi presencia, pero a la vez se mentía diciendo que no era nada. Su casa era bastante pequeña, lo suficiente apenas para una persona, era incómoda, una pequeña cama y un pequeño baño. Se había tardado mucho en bañarse y aún más en dormir, así que ya seguro que estaba perdido en sus sueños, decidí recargar algo de energía, ya hacía tanto tiempo, moría de hambre. La sangre no es el único alimento de los vampiros, al menos para mí. Tengo miles de años de edad, mi cuerpo se acostumbró a no beber por décadas, sin embargo, siempre que encuentro a mi alma gemela, debo probar cada fluido posible, por último la sangre, porque una vez que llegué ese momento, no habrá marcha atrás.
Acomodado sobre él, poco a poco repartí caricias por sus piernas lanzando un leve hechizo para evitar que él despertara. Su cuerpo poco a poco comenzó a responder a mis caricias, podía oír su sangre aumentando el flujo por su cuerpo y su corazón palpitaba cada vez más rápido. Subí mis manos bajando lentamente su ropa hasta lograr ver su excitación que comenzaba a despertar.
—Provecho.
Bromeó para mí antes de comenzar un camino de besos desde su ombligo hasta la base de mi regalo, era maravillosamente dulce, como si no pudiera dejar de probarlo. El olor de un alma gemela era tal como una droga, imposible de ignorar. Con una sonrisa pícara lo ataqué de golpe comenzando un vaivén tan rápido como podía buscando emocionado más. Con cuidado, acaricié sus muslos subiendo hasta su trasero, apretando a gusto propio.
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