Últimamente, mirar el atardecer por la ventana de mi oficina en TechnoForm me generaba paz. Durante los últimos seis años, he estado montado en una montaña rusa, siempre al borde del descarrilamiento.

El proceso de divorcio con Allyson fue incluso peor que todo lo que ella me hizo vivir desde que la conocí, o mejor dicho, desde que ella se fijó en mi.

Hizo todo a su alcance para dilatar el proceso y por si fuera poco, lo hizo público. Si ya divorciarse es difícil, imagina entonces agregar la opinión del mundo entero.

Pero finalmente, la vida decidió sonreírme. Ya había una sentencia.

Se abre la puerta de mi oficina y volteo para ver quién se atreve a entrar sin tocar.

—Hermano, esto es un puto reality show— dice Camilo entre risas — Somos trending toppic en Twitter, Instagram está a reventar. Dios esto es impresionante Ez.

—Lo único que me alegra es que soy libre, al fin soy libre Cam... ¿Sabes todo el jodido tiempo que tuve que esperar? ¿Todo lo que tuve que aguantarle a Allyson?— digo mientras caminaba a mi escritorio y tomaba asiento. Tomo el sobre dónde estaba el mejor papel que había tocado en mi vida. Un papel que me declaraba por fin un hombre libre.

—Mia está en Dakota del Sur — suelta Camilo de pronto. Levanto el rostro para mirarlo.

—¿Cómo sabes que está allí?— tenía meses buscándola y nada.

—Erika fue a una reunión en Dakota del Sur y se la encontró. Heredó una finca que Danny tenía allí y pues... ha estado allí todo el jodido tiempo desde hace seis años Ezra.

Lanzo un suspiro y me afinco al espaldar de la silla. No podía creerlo. La busqué en todos los sitios posible. Viaje por el maldito mundo buscándola y resulta que ha estado en Estados Unidos todo el tiempo.

—Si ha estado en este país seis años, y no se ha puesto en contacto, eso significa que jamás la voy a recuperar Camilo — Cam me mira angustiado.

—Ella ha tenido una buena vida estos últimos años Ez. Ha estado en esa finca. Tiene a Mauricio junto a ella. Markos sigue vivo milagrosamente. Y según lo que Erika dijo, prácticamente los Martin la acogieron como una hija. Por fin tiene lo que ella siempre quiso. Una familia

—Sin mi...— digo decepcionado

—Bueno pero eso fue tu culpa— lo miro con ojos asesinos. — Bueno de Allyson pero ya lo importante es que: Uno, estás divorciado al fin. Dos, sabes dónde encontrarla y Tres — me mira y se queda en silencio.

—¿Y tres qué?— lo miro divertido

—La amas... y ella supongo que en algún lugar de su alma, te ama.

—¿Desde cuándo te volviste un Romeo?

—Tengo su número Ezra.

Abro mucho los ojos y me acomodo en la silla.

—Hermano, Mía sabía que al dar su número a Erika, ese número llegaría a ti. Así que si hay algo...

¿Sería posible que después de todo este tiempo, Mía aún me pensara?

Camilo me dió su número y por primera vez en seis jodidos e interminables largos años, me sentí nervioso, ansioso y patético. ¿Qué acaso tengo nuevamente 20 años?

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Esa noche en Watermill, tomo de la despensa un tarro de mantequilla de maní, subo a la casa del árbol y me siento en el puff rosado de Mía. Comienzo a escribir y borrar un mensaje tras otro para ella. No sabía qué decirle hasta que respiré profundo y decidí ser el mismo Ezra Formaggia del cual ella se enamoró

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Para: Mía Martin

De: Ezra Formaggia

Asunto: ¿Recuerdas esa vez que nos quedamos accidentados a media noche en medio de la nada en Irlanda?

Te sentías tan frustrada y nerviosa que te abracé fuertemente para que te calmaras.

Ezra Formaggia

Presidente de TechnoForm

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Espere ansioso comiendo mantequilla de maní.

Llega un mensaje. El corazón se me aceleró. Era ella. Me había respondido.

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Para: Ezra Formaggia

De: Mía Martin

Asunto: Ya te habías tardado...

... Siempre haciéndome esperar ¿no?

Mía Martín

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Sentí una punzada de dolor

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Para: Mía Martin

De: Ezra Formaggia

Asunto: Te dije que no te iba a molestar más hasta ser un hombre libre...

... Y ahora soy un hombre libre.

Ezra Formaggia

Presidente de TechnoForm

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Para: Ezra Formaggia

De: Mía Martin

Asunto: Show mediático

Vi tu divorcio en las redes y en la TV.

Mi media hermana le encanta llamar la atención

Mía Martín

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Me reí ante su comentario

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Para: Mía Martín

De: Ezra Formaggia

Asunto: Necesito verte Mía

Por favor... Dame otra oportunidad. Si quieres la última, pero déjame entrar...

Ezra Formaggia

Presidente de TechnoForm

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Paso un largo rato antes de que ella me contestara.

Le hable directamente y claro pues necesitaba que supiera mis intenciones.

Cuando Danny murió, Mía sufrió demasiado. Mi drama, mis asuntos, eran un peso que no quería seguir colocando sobre sus hombros. Perdió a un hombre que la amaba y que ella amó. Un hombre que la hizo feliz el poco tiempo que estuvo en su vida. Fue un hombre que me enseñó que, amar, está por encima de todo. Me enseñó que siempre fui egoísta. Que por mi ego, sometí a Mía a un problema innecesario.

Gritar esa mañana en medio de la cocina a Allyson que yo estaba enamorado de Mía, fue el primer paso hacia el desastre. Lo hice todo mal. Todo lo hice realmente mal y ahora solo clamo por una nueva oportunidad, haciendo las cosas bien para amarla tal y como ella se merece.

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Para: Ezra Formaggia

De: Mía Martin

Asunto: No puedo decirle que no al hombre que siempre he amado. ¿Verdad?

... estoy ocupada estos días, pero el 26 estaré libre. Hay un restaurante en el centro de Dakota del Sur. La mejor hamburguesa que he probado. Nos podemos ver allí a las 8:00pm ¿te parece bien ese día? ¿26 de noviembre?

Mía Martín

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Mi pecho me iba a explotar de dicha. ¿Me ama? Volví a leer emocionado el asunto: No puedo decirle que no al hombre que siempre he amado... Me ama, maldita sea, me ama...

Me levanto del puff gritando de alegría.

Mía me ama. Me ama...

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Dakota del Sur- 26 de Noviembre de 2022

9:00pm

El restaurante estaba abarrotado de gente y Mía, no llegaba.

Habíamos quedado de vernos a las 8 de la noche. Ya había pasado una hora y ni rastro. Intenté llamarla varias veces y nada hasta que desde un teléfono desconocido recibo una llamada. Atiendo

—¿Mía?— digo ansioso

—Lo lamento señor, no habla Mía, soy el oficial Brad Brass, encontramos su teléfono como contacto de emergencia. Le informo que ha ocurrido un accidente y hemos identificado a una chica como Mía Karina Martin, y está camino al Sioux Valley Hospital inconsciente— me pongo de pie lleno de horror. ¿Qué accidente?

—Oficial ¿Qué accidente? ¿Qué está pasando? —Me temblaba la voz.

—Una camioneta gris que se dió a la fuga tal como muestra las cámaras de tránsito embistió el auto de la señorita Martin a las siete y cuarenta de la noche.

Sentía los latidos de mi corazón en los oídos.

—¿Sioux Valley Hospital?

—Afirmativo señor.

Tranco la llamada. Llamo a Camilo para avisarle, pago la cuenta de los tragos que había pedido y salgo al hospital sintiendo mi alma caerse nuevamente por ella a los pies. Maldita sea.

En la puerta del Sioux Valley Hospital con un café en la mano y estando en medio del desespero, sencillamente perdí la fe. Mía no se acordaba de mi y lo peor de todo era que si se acordaba de Danny, su esposo muerto que conoció hace cinco putos minutos. Pero a mí, a quien conocía desde hacía tantos años, sencillamente no me recordaba.

Me quedé parado como un idiota sin saber bien qué hacía realmente allí. ¿De qué servía entrar a verla si se alteraba porque no me conocía? Cada vez que salía de esa habitación de hospital, salía un poco más roto. Me rompía el alma verla así. Me mataba cada segundo su olvido y entonces de pronto caí en cuenta de algo. ¿Será que ésta era una señal? ¿Será que después de todo, mi futuro no es estar al lado de ella?

Había estado tantos años luchando para ser digno de su amor y cuando por fin se suponía que la vida me estaba sonriendo, viene esa mujer de nuevo y causa este accidente.

En medio de mi dilema entre si entrar o quedarme afuera, un cauteloso Camilo se me acerca

—¿Desde cuándo no te afeitas Formaggia?— me mira levantando una ceja

—Sonaste como mi padre...— digo con voz ronca y le doy un sorbo a mi café

—Erika está preocupada por ti. No estás comiendo, ya no te preocupas por tu apariencia, estás como en el limbo viejo

—¿Recuerdas que hace días me sentía el hombre más dichoso del mundo? Con el divorcio en la mano y con Mía diciéndome que no podía decirle que no al hombre que amaba. ¿Sabes cómo me siento ahora?— el nudo en la garganta, que ya había hecho camping allí se hacía sentir de nuevo.

—Ezra— dice Camilo con voz cansina— esto seguro es temporal. Es solo por el trauma del accidente. Ella te va a recordar y podrán hacer su vida juntos... solo debes tener pa...

—¿Paciencia Camilo?— lo interrumpo irritado — ¿Qué más maldita paciencia me pide la vida?

Arrojo el vaso de café al suelo y camino de vuelta a mi auto.

—Oye ¿A dónde vas? — grita Camilo quien se había quedado parado en el mismo lugar con los zapatos llenos de café

—Lo siento... no puedo estar aquí.

Subo a mi auto y comienzo a llorar de tristeza y de frustración con ambas manos en el volante. Era inexplicable la sensación en todo mi cuerpo. Se sentía como si un frío recorriera mi pecho y mis brazos. El vacío era insoportable. Me faltaba el aire. Me sentía profundamente desdichado.

Enciendo mi auto y arranco sin rumbo fijo.

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Horas más tarde, me detengo en un hotel en Chicago. Estaba agotado de tanto manejar. Me registro y subo a la habitación a darme una ducha.

Con el agua tibia cayendo sobre mi cuerpo, recuerdo que aún siguen sueltos Alexander Larson y los Fox, Gail y Phillip, su padre. Seis años desaparecidos pero con una nueva entrada triunfal embistiendo el auto de Mía. Gail Fox la había atacado y no descansaría hasta atraparla.

Gail Fox había estado detrás de todo el incidente del ataque de Allyson a Mía el día de su boda. Ella fue quien la saco del psiquiátrico y quién hizo posible que llegara a Bali con la ayuda de su padre, otro idiota igual de manipulable que el pedófilo de Alexander Larson.

Todavía no me quedaba claro si Allyson estaba detrás de todo esto. Ella cumplía su pena en un psiquiátrico. Había salido la sentencia de divorcio. Los medios estaban encendidos y su popularidad seguía en tela de juicio.

Algo que ella no pudo controlar fue que el mundo entero se enterara de su enfermedad. Ella se empeñó en sacarle provecho al divorcio volviéndose viral y toda la mierda le cayó encima.

Perdió la custodia del pequeño Harry, quien ahora vive con sus padres adoptivos, perdió contratos para películas y fue despedida de la serie "Tu y yo" en la que había trabajado tantos años. Su vida estaba hecha una genuina mierda y no podía descartar la posibilidad de que ella estuviera detrás de todo.

Salgo de la ducha sintiéndome más ligero. En eso suena mi teléfono. Era Vania

—Señor Formaggia— dice despacio. La vejez lo había vuelto incluso un hombre más pausado.

—Vania... ¿qué me tienes?— pregunto respirando profundo.

—Se comprobó que la señora Gail Fox conducía el auto. Se fracturó un brazo en el accidente. No fue a ninguna clínica u hospital pero sabe que a Fonseca no se le escapa nada. Hay registro de visita médica a domicilio en su residencia la noche del accidente. Vive en Dakota del Sur. Sin embargo, no sabemos ahora su paradero. Fonseca está en eso aún.

—Aun no entiendo porque ésta vieja se metió en esto. Vania, nadie me quita de la cabeza que Allyson está detrás de esto tal como paso en el 2016 el día del matrimonio de Mía. Gail la ayudó en ese momento y estoy seguro que la está ayudando ahora.

—Tengo la teoría de que Gail Fox tomo el lugar de Alexander Larson. La pone a hacer el trabajo sucio.

—¿Qué se sabe de Larson?— pregunto nuevamente ancioso.

—Nada señor. Es como si la tierra se lo fuera tragado.

—¿Y Mariana?— de ella no habíamos sabido más nunca nada

—Nada señor Formaggia. Se la trago la tierra

Hasta donde sabía, Mariana podría estar literalmente bajo tierra.

—¿Sabemos algo de Enzo y de Emma?— Tenía años sin saber de ellos. Cada cierto tiempo activaba una búsqueda y también, como si la tierra se los fuera tragado. La última vez que hablé con Enzo fue días después de que me diera acceso a los vídeos de las cámaras de seguridad del hotel en Santorini. Luego de eso, nada. Se que Mía lo había invitado a su boda, pero el no fue. Y ya desde allí todo fue caos hasta hace unos días cuando por fin Mía despertó.

—Lo mismo señor Formaggia, no sabemos dónde están.

—Vania, no se me quita esa sensación del cuerpo de que todo está relacionado.

—Su padre insiste en que Enzo y su esposa están en Egipto pero, no están allí señor.

—¿Ves que hay algo raro? Y mi mamá no me dice nada— Con mi padre en Canadá tratando de vivir una vida perfecta, diciendo "Todo está en orden" y con el mediático divorcio con Ally, el tema de Enzo había pasado a segundo plano. No había día que no me sintiera culpable por no indagar más pero Allyson era absorvente y mi padre siempre diciendo que todo estaba bien, pero el silencio de Enzo era raro.

Era extraño como ese grupo de personas en particular se habían desaparecido al mismo tiempo: Los Larson, los Fox y Enzo Formaggia, al igual que mi padre, que aunque se deje ver su paradero, se habían ido de Estados Unidos al divorciarse de mi madre.

Con Mia a salvo y en el mundo de la amnesia, decidí enfocar mis fuerzas en indagar que estaba pasando.

—Vania, es hora de buscar respuestas. Enzo es la prioridad. Quiero saber dónde carajos esta mi hermano.

Los días pasaron y mi mente estaba totalmente enfocada en conseguir a Enzo y a Emma, y por su puesto, dar con el paradero de Los Larson y Los Fox.

Erika se estaba haciendo cargo de Mía quien seguía sin recordarme y preguntando por Danny. No le han dicho que murió y eso me tenía con el alma en un hilo.

Los padres de Danny insistían en cuidar de ella, pero el médico dijo que era necesario que ella se estableciera en un lugar que la ayudara a recordar.

Le mostraron fotos de sus propiedades y eligió el apartamento de Central Park. Cuando le preguntaron el porque, solo dijo que el lugar le parecía conocido.

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El traslado de Mía a Nueva York estuvo a cargo de Erika y Camilo. Por suerte, Mía estaba confiando en ellos, aún cuando no los recordaba.

Una tarde previa a la navidad, miraba por la ventana de mi habitación con una pelota de relajación en la mano cuando recibo una llamada de Erika quién me mantenía al tanto de todo.

—¿Cómo la ves Eri?— pregunto suavemente.

—Recuerda todo respecto al apartamento. Sabe dónde está ubicado todo, pero sigue sin recordarnos.

—¡Guao! Superados por el esposo muerto y el apartamento de Central Park. Esto es... la gran mierda— digo frustrado mientras lanzo la pelota de relajación con fuerza al suelo. Me frustró más que no sonara como esperaba.

—Ya nos recordará. Tranquilo. Oye por cierto Ez. Averigüé lo que me pediste. Si hay un apartamento vacío.

—¿En serio? ¿Qué piso?— pregunto ansioso.

—Justo al lado

—Claro, dónde vivía el travesti— digo recordando un pintoresco hombre que horneaba pasteles de día y se vestía de mujer de noche. La puerta de ese apartamento quedaba justo al frente de la puerta de Mía. —Lo quiero, no me importa el precio

—Sabia qué dirías eso, por lo cual ya me adelanté. Camilo está arreglando todo. Creo que es hora de que dejes atrás un rato a la casa en Watermill.

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Con Vania de lleno con Fonseca buscando a los desaparecidos y Mía instalada ya en Central Park, decido mudarme. Necesitaba estar cerca de ella, así sea solo para verla de lejos.

El 26 de diciembre de 2022 llego a mi nuevo apartamento. Mientras los asistentes que contraté para la mudanza acomodaban todo, busco entre las cosas una copa y una botella de vino. Necesitaba beber para calmarme.

La vista era impresionante pero me hacía falta ver por la ventana nuestra casa del árbol, que deje atrás para poder estar cerca de ella.

Horas más tarde, con todo acomodado, decido salir a comer pues no había nada en la despensa. Busco mi suéter con capucha y mis lentes para leer para salir en plan Clark Kent. No quería que Mía me viera y se sintiera acosada.

Salgo del apartamento y espero el ascensor y entonces cuando las puertas se abren, allí estaba ella, con bolsas de compra y sus audífonos puestos.

Cruzamos miradas pero no fui capaz de hablar. El corazón me latía de prisa. Era la primera vez en seis años que la veía de pie frente a mí, más baja que yo, activa y saludable, sin tubos a su alrededor o crisis nerviosas, era mi chica, mi Mía, de carne y hueso, hermosa como siempre. Oliendo a ella...

—Buenas noches— dijo y caminó hacia la puerta de su apartamento. Yo me metí al ascensor y justo cuando las puertas se estaban cerrando ella voltea y volvimos a cruzar miradas.

Luego de eso, solo tenía frente a mí, el frío plateado de las puertas del ascensor sintiendo los latidos de mi corazón en los tímpanos.

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No logré comer nada, solo caminé y caminé hasta que se hizo la media noche y volví entonces a mi apartamento.

Año nuevo

Erika insistió en que debíamos cenar con Mía y yo me negué. No quería incomodarla. Así que le propuse que luego que recibieran el año nuevo con Mía, me visitaran.

A las 11:50pm salgo al balcón. Las luces de Nueva York eran sencillamente impresionantes. la ciudad se veía hermosa. Miro hacia la izquierda y noto el balcón de al lado y entonces allí estaba ella. Mirando fijamente al horizonte. No me había dado cuenta que tenía vista directa a su balcón hasta esa noche.

Mirarla desde mi balcón era difícil y solo pensaba en una realidad alterna donde ella estuviera a mi lado y en dónde luego del conteo regresivo, recibiéramos el año dándonos un beso en los labios como era la costumbre. Pero eso no pasaría. Ella estaba del otro lado.

De pronto recordé en ese momento una conversación que tuvimos el día del tour de la hamburguesa.

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24 de Noviembre de 2015

A las tres de la tarde Mía se estaciona frente a la casa de Watermill.

Salgo de casa vestido como cuando era más joven, franela blanca, chaqueta de cuero, lentes de sol... solo faltaba la Ducati.

Ella estaba hermosa con su playera de Guns and Roses y sus cabellos rojos sueltos. Desde el asiento del piloto me mira desafiante pues sabía que tenía un comentario de los míos.

—Mía... ¿Qué haces? Bájate que yo conduzco.

—Obligame— dice levantando una ceja con ojos coquetos. Suspiro y entonces le lanzó mi baja bragas y noto que ella traga fuerte.

—Será un verdadero placer señorita Evans— me subo al Rubicon y comienzo a hacerle cosquillas y ella se ríe fuertemente. Al cabo de un rato, Allyson gracias a nuestro alboroto se acerca a nosotros

—¿Se puede saber que demonios pasa?— dice verdaderamente molesta. Mía y yo detenemos el ataque de cosquillas y la miramos.

—Ally... solo estamos jugamos, ya nos vamos— le digo aunque no precisamente ella se mereciera una explicación.

—¿Se van? ¿A dónde?— pregunta aunque no precisamente ella tuviera ese derecho, no después de que pasó con Brandon en la cocina de mi propia casa.

—No es tu asunto— le digo mirándola fijamente a los ojos. Podía ver su molestia. — Mía, arranca

Mía enciende el auto y entonces arranca tal como le dije. Me siento bien en el asiento de copiloto. Mía de vez en cuando me miraba pero no decía nada hasta que rompió el silencio.

—No debiste hablarle así— dice con ambas manos al volante.

—Mía... en serio, no quiero hablar de eso— digo molesto. Allyson me ponía de mal humor.

Mía suspira y centra su vista al frente del camino. Un rato después noto que agarra el dirección a Brooklyn.

—¿Qué carajos haces? ¿Por qué vamos a Brooklyn?

—Por la mejor hamburguesa— dice sin mirarme

—¿En Brooklyn? Yo no piso Brooklyn— Ella se ríe con sarcasmo

—Te la pasas comiendo con Camilo en ese hueco abajo del puente de Brooklyn— Abro mucho los ojos.

—¿Cómo sabes eso?

—Tengo mis métodos Formaggia. Ahora cállate y espera por la mejor hamburguesa

—¿Cómo sabes que es la mejor?— pregunto alzando una ceja. Ella guarda silencio. —¿Hiciste el tour de la hamburguesa sola sin mi?— pregunto indignado

—He hecho muchas cosas sola desde que firmaste contrato— suelta de pronto

—¿Ah sí? ¿Cómo qué?

—He venido a Nueva York varias veces y tú no te has enterado. Fui a Grecia hace seis meses y si me comí esa triple hamburguesa que tanto nos gustó y no te conté.

—Mía...— susurro incrédulo.

—Ezra... en un mundo donde pudiéramos vivir una realidad alterna, seguiríamos juntos aventurando por todo el mundo pero, no es así. Es como si la vida dijera que no estamos en el momento o lugar correcto. O que de pronto era un sueño, despertaste y yo no... últimamente siento que estás al otro lado. Como si no pudiera tener acceso a ti. Como si lo correcto sería alejarme para no causarte problemas

—¿Por qué me dices estás cosas?

—Amas a Allyson Larson, y aunque ella tenga a alguien, igual ustedes tienen compromisos. Yo no encajo. Yo sigo al otro lado.

—Lucho por no perderte en ese lado Mía. Te quiero en mi vida. Eres mi mejor amiga

Mía guardó silencio.

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Estando en el balcón de mi nuevo apartamento en Central Park, a segundos del año nuevo, mirando a lo lejos a Miangel, entendí esa conversación. Ella sigue del otro lado y yo sigo sin recuperarla. Tengo que traerla de vuelta.