Acababa de volver de la escuela,cuándo ví toda la ropa de mí hermana y la mía, en grandes cajas colocadas afuera de la casa donde vivíamos.
Al verlas desoladas en esa tarde de invierno, me descolgué la mochila de mí hombro en un suspiró de agobio.
Mi padre, un adicto al juego, no pagó nuevamente la renta, y ya debíamos más de tres meses, ésta semana había prometido pagarlo, seguro había despilfarrado lo que teníamos ahorrado, en la noche anterior que se fue de jerga. Al señor Manson ya se le hacía raro eso de que de que la pensión venía con retraso cada mes.
Por eso nos advirtió de que sí no pagamos éste, echaría nuestras cosas fuera de casa, y nos haría sacar con la policía.
Al verlas me dió tanta frustración que no dije, ni hice absolutamente nada, ya sabía lo que vendría, solo me senté junto a las cajas, mirando la neblina del mediodía cubrir los árboles de enfrente, no sabía cómo iba a tomarse la noticia del desalojó mi hermana, tenía que estar para ella en éste nuevo golpe de la vida.
Esperé a qué ella o mi padre regresarán y me pusé a pensar qué le diría, mí hermana había pasado por mucho estos años, y no se tomaría bien esta noticia. En esos minutos en los que esperé, el frío congeló mi nariz y mis mejillas se entumecieron.
Mis manos estaban tiesas, y ni de qué hablar de mis piernas, lo revelador del uniforme no ayudaba tampoco. Una pollera azul y unas medias del mismo color no servían para esta época del año,¿Pero qué podía hacer si eso era lo qué requería el uniforme?, mi ropa de invierno no estaba seca. Solo me quedaba no pensarlo demasiado. Asistía a una preparatoria privada dónde la calefacción venía incluida, en este momento la extrañaba .
Estudiaba en la preparatoria Hamilton, para niños ricos, mí promedio era de un 9 sobre 9 por eso se me permitió una beca en ese lugar, Estudiar era lo único que me entretenía.
Eso me ayudaba a huir de mi vida.
Mi padre vivía ebrio, mientras me ocupaba de mis obligaciones, cocinaba, limpiaba, y cuidaba de mi pequeña hermana, porque eso era lo que me había asignado mi madre antes de morir hace 3 años.
" Siempre he sido una buena hermana, una buena hija, y una buena estudiante,¡¿ Por qué me tienen que pasar estas cosas a mí?!" .
Me dije, apretando los puños mirando con despreció el paisaje. Estaba cansada de está situación, está era la tercera vez que nos desalojaban y siempre teníamos que vagabundear de un albergue a otro hasta que alguien nuevamente confiará en mi padre para rentarle una casa.
En lo que maldecía, una figura tambaleante se acercaba a mí costado.
— ¿H-He?, ¿P-Por qué están las cosas afuera ?.
Balbuceó, y al girar mi vista me di cuenta de quién era. Mis cejas se fruncieron al verlo, borracho como siempre por pasar la noche en apuestas con sus amigos, sosteniéndose como podía con una botella en la mano.
Su mirada no estaba puesta en mí, apenas si se había dado cuenta de mi presencia. Luego sus ojos rodaron hacía mí, al notar algo al costado. Se sorprendió al verme al fin ,y me sonrió.
— C-Camille…hija .— Dijo caminando hacia mí con esa sonrisa, queriendo ser amable cuando me notaba molesta— ¿ C-Com estás?, ¿ Te fué bien en la escuela?.
Al tenerlo de cerca su olor a alcohol y cigarros me revolvieron las tripas, tenía ganas de decir algo pero me sentía agotada de discutir con alguien qué no me escuchaba. Al ver a su costado, me perturbe, mi hermana se encontraba inmóvil, observando la situación. Era una bomba de tiempo a punto de estallar, me apresuré y fui por ella.
Cuando me acerqué, Becky soltó su mochila y me miró con incertidumbre:
— ¿No está volviendo a pasar verdad Camille ?.
Sus ojos color miel se pusieron tristes, en el fondo tenía una pequeña esperanza de que no le arrebataran un hogar nuevamente, ya no quería estar vagando de un lado a otro sin estabilidad.
Intenté abrazarla pero ella me apartó, comprendía lo que estaba ocurriendo.
—¡No!— Gritó con los ojos llenos de lágrimas,, y empezó a elevar más la voz — ¡ No !, ¡ Dijiste que ésto no volvería a ocurrir!, ¡ Lo prometiste Camille ! —Exclamaba, llamando la atención de los vecinos que estaban afuera de sus casas. Al encontrarme con sus miradas juzgatorias, fije la mirada en Becky y la acaricié en los brazos en un intento por tranquilizarla.
— Cariño…— la tomé de los hombros e hice que me mirará, colocando una mano en su mejilla— mírame— le susurré a lo bajo, mi padre mientras tanto solo se quedaba mirando la situación confundido, como sí no se diera cuenta que todo esto era por su culpa.—ésto pasará pronto, se qué es difícil para tí, créeme que sé cuan difícil es — Decía eso aguantando la angustia en mi garganta mientras la miraba con lástima — pero lo importante es qué estemos juntas.
Al terminar de hablar, después de segundos, Becky con unos gestos añiñados de enojo, pareció entender lo que intentaba decirle y bajó la cabeza impotente ante los cambios repentinos que venían en su corta vida.
Intenté abrazarla una vez mas, y ella inerte permitió el contacto sin resistencia. Luego de qué estuviese más tranquila me la llevé a mi lado, dudé si regresar al lado de mi padre, pero cuándo ví una la camioneta de la policía, me distancié y la coloque detrás mío.
Al orillarse la camioneta del 911, bajó el señor Manson por la parte de atrás y otros dos policías salieron junto a él por la parte de enfrente.
— ¡Vete de aquí Robert, o te haré arrestar con los oficiales!.
Advirtió y mi padre no se lo tomó a bien.
— ¡ Creí que éramos amigos Manson!,¿No te pinté la cocina y te arregle las tejas viejas del techo ?.
— ¡Eso no cuenta como un pago!, ¡ Quiero que te largues de aquí!.
Presenciando la vergüenza que nuestro padre nos estaba ocasionando, Becky empezó a ponerse ansiosa ocultando su rostro a un costado mío. Yo la rodeé con un brazo acariciando su cabeza en lo que discutían mi padre y el dueño de nuesta casa.
—¡ Vete Robert!, o de lo contrario serás arrestado por estos dos oficiales.
Advirtió una vez más, y el coraje de papá empezaba a aumentar.
— ¡ Vienes con la policía para asustarme, llamando la atención de los vecinos ! ¡ ¿Quieres intimidarme con eso para que me vaya sin hacer escándalo?!, ¡ E-res un maldito cobarde!.
Le gritó enfadado, acercándose tambaleante hacia ellos.
Los oficiales se pusieron en alerta poniendo sus manos en sus armas, el señor Manson le dio una última advertencia.
— Tu decides Robert, si intentas agredirme estos oficiales te arrestaran enfrente de tus hijas, te llevarán a la cárcel y a ellas las separarán.
Mi padre se detuvo pensando en lo que decía, teniendo un momento de lucidez.
— Piénsalo.
Dijo el señor Manson y nuestro padre nos miró, suspiró y después de unos tensos momentos, se dio la vuelta, fue hasta la puerta de nuestra casa y tomó una caja.
— Niñas, — giró la cabeza hacía nosotras — Vengan, y levanten cada una sus cosas…
Todos los presentes parecían aliviados, mi hermana pequeña aflojó su tenso cuerpo, ya no se sentía el peligro y en contra de mis deseos de obedecer, era mejor que lo hiciera. Caminé lentamente hasta allá llevando a Becky a mi lado, la solté al llegar y tomé dos cajas pequeñas que me correspondían, no tenía muchas cosas, más que los libros de la escuela y dos mudas de ropa, mi hermana tenía lo que yo había dejado al crecer, así que sus cosas fueron una caja mediana y una bolsa con 2 pares de zapatos.
Mi padre llevó 2 cajas más por sobre la que tenía y fue el primero en bajar los pequeños escalones que estaban en la entrada. Miró al señor Manson una vez más,aguantando el querer maldecir, y después pasó a su lado, dejando una leve tensión entre ambos hombres.
El señor Manson era un hombre honrado, pero él no dejaría pasar por alto las deudas de mi padre. Además de que los vecinos se han quejado de él por varios días. Llegaba tarde por las noches y nos dejaba solas a mí y a mi hermana. Por suerte nadie lo ha denunciado o mi mayor miedo se cumpliría, terminar en un hogar sustituto.
Al irnos, no me había percatado de que los ojos verdes de Lourice, una ex compañera de preparatoria, me observaban con asombro desde lejos.
Luego de caminar 6 manzanas hacía el éste, hicimos una pequeña parada para descansar, en un parque que encontramos por casualidad . Nos sentamos los 3 en una banca, yo al lado de Becky y mi padre al lado mío.
Ninguno de nosotros decía algo, permanecimos en silencio mientras en lo que nuestro padre pensaba en qué hacer. Ambas sentíamos que venía ahora la peor parte de nuestras vidas, vagar sin rumbo en albergues transitorios, cuidándonos de no ser vistas por asistentes sociales, y faltar a la escuela por unos días.
Mi padre se cubrió el rostro y entristeció, no se atrevia mirarnos, dándose cuenta de algo y mientras observaba las botellas de alcohol en una de sus cajas dijo:
— Camille, hija, tendrán que seguir solas…
Mis ojos lo miraron dudosos, no creía lo que estaba escuchando. Mi padre quería abandonarnos.
— No puedo hacer nada por ustedes, no les conviene sufrir a mi lado cuando sucede ésto. — Añadió y se levantó de nuestro lado dándonos la espalda.— Eres muy inteligente Camille podrás con ésto…— fue lo último que dijo caminando lejos nuestro.
Atónita, lo observé irse sin poder reaccionar.
Cuándo Becky se angustió y quiso ir tras él, fue cuando reaccioné, entendiendo que era mejor de esta forma . La retuve y no la deje ir tras él, él nos había fallado por muchos años, ahora nos quedaba cuidarnos.
" Camille" dijo entre lágrimas y se aferró a mí, aceptando mi imposición. Confiando en lo que yo creía mejor para ambas.
La abracé con fuerza y al pensar en que ahora seríamos las dos de ahora en más, solté una lágrima que se las terminó llevando el viento helado del crudo invierno.
~•••
Acurruqué a mi hermana en mis brazos, para que no sintiera el frío, yo también lo sentía, mis piernas al descubierto dolían por esa razón, pero lo importante para mí, es qué Becky estuviese bien .
— Camille, ¿ Qué haremos ahora ?.
Me dijo con sus ojitos miel pesanumbrados.
— No lo sé, pero ya se me ocurrirá algo. —Le respondí
— Camille…
Dijo una voz conocida.
Levanté mi vista y ahí estaba Lourice con un abrigo verde largo hasta las rodillas, junto con un gorro y unas botas para el frió. Me asombré al reconocerla.
—¿Lourice?… ¿Que haces aquí?.
Le pregunté confundida, no sabía que vivía por la zona.
Ella se mostró apenada, escondiendo sus manos con guantes en los bolsillos — Pasaba por aquí, … tenía cosas que comprar — Bajó la vista con lástima — Camille… — dijo en una pausa volviendo lla vista hacía mí—Supe lo que sucedió con tu padre.
Yo evite decir algo y ella continuó hablando.
— Mi casa está a unas calles de aquí, ¿ Quieres venir?.
Mi mente dudó, pero Becky empezó a toser, sin poder pensarlo mejor acepté sin saber que esa sería una de las peores decisiones de mi vida.
En el taxi ~•
— Me alegro que hayas decidido venir.
Me comentó ella sonriendo hacia mí.
— Yo te agradezco que te hayas ofrecido ayudarme…no sé cómo agradecerte Lourdes.
Agradecí intentando sonreír en mi angustia a lo que arremetió.
— ¡ Camille!, ¡No tienes de qué!, eres mi amiga, recuérdalo.
Al oírla decir eso, la sonrisa que intentaba dibujar se difuminó, no estaba de humor para ponerme a fingir. Lourdes se dió cuenta de ésto y me dió un toque en mi hombro.
— Relájate Camille, pronto llegaremos a casa. — Se fijó en Becky dormir en mis piernas y sonrió— ¿ Tenía mucho sueño no es así?.
Hice una mueca observando cuidadosamente a Becky asintiendo sin hacer comentario alguno, " Ha pasado por mucho", me dije acariciando los pocos cabellos rubios de su frente, sintiendo en mí, un gran alivio de que no durmiese en la calle.
Fue ahí cuando lo entendí, y me di cuenta de lo que más quería en esta vida, y de lo único que tenía sentido para mí.
Protegerla, cuidarla y mantenerla a salvo. Ella era lo único que me importa.
Con respecto a Lurdes me sentía extraña de estar recibiendo su ayuda.
En clases, no hablamos mucho más que una que otra vez en la hora del almuerzo. Por eso me parecía erróneo que me considerará su amiga, no tenía idea que le había caído tan bien. Pero me trataba como si fuese una, su personalidad era muy infantil al contrario de la mía.
En lo que quedó del resto del viaje nadie en el taxi dijo algo más, hasta llegar a destino.
Una hermosa casa nos esperaba a la vuelta de la esquina justo a una manzana de mi antiguo vecindario, no tenía idea de que ellas vivían ahí, siempre creí que ahi vivía una persona rica, nadie en este vecindario tiene semejante construcción, se supone aquí éramos todos pobres, está casa parecía un pequeño castillo, con 3 pisos y dos cocheras. Al bajar la sensación de inquietud me invadió, que yo recuerde Lourice no tenía apariencia de tener esos recursos, nadie en la preparatoria de la zona, sabían a que se dedicaban sus padres. En ese lapsus que me quedé pensando, Lourdes me invitó a pasar por lo que tuve que olvidar mis pensamientos y acceder por inercia.
Era una casa medianamente ordenada con una decoración del siglo pasado, daba un ambiente a una casa común, de familia, por los retratos de todos los habitantes del hogar ubicados en cada rincón de la casa, incluso había una toma de toda la familia con un perro labrador en el medio, como una hermosa postal.
Eso me fijaba en cuánto me iba adentrando al lugar.
Pero no veía a nadie más, ni siquiera al perro...
—¿ Lourice tus padres no dirán algo por tenernos aquí?.— Le pregunté a Lourice que terminaba de adentrar todas las cajas del taxi.
Cuando ella me escuchó decir eso, noté a Lurdes inquietarse.
— Oh, n-no te preocupes, mis padres fueron a un viaje de negocios— Dijo en una risa nerviosa dejando la última caja a un lado suyo luego miró de reojo a las escaleras de su lado—S-Solo estamos mi hermana Vicky y yo, por el resto del mes Camille— Aseguró y justo en ese momento bajo de las escaleras, una chica de esbelta figura y cabellos oscuros, al verme pude notar sus hermosos ojos marrones, me miró confundida por qué tenía una niña en brazos y después se fijó en las enormes cajas de la entrada con nuestras pertenecías dentro, frunciendo la mirada con desagrado al instante.
— Lurdes ¿ Qué-es-esto?. — le preguntó pausando en cada palabra, fijando la vista en su hermana.
Lurdes quedó helada al ver a su hermana mayor preguntar por las cajas, daba la impresión de que me estaba mudando.
— V-Vicky, ella es C-Camille, La conocí hace 2 años atrás en 4 año, n-no es una extraña, verás, se que nunca me viste con amigas p-pero.—de a poco ella empezó a enredarse en sus propias palabras, intentando dar una explicación.
— No te pregunté quién es ella, ¡Sí no, por las cosas que están tapando la entrada!.
Exclamó frunciendo aún más la mirada hacía ella, parecía molesta por lo que me moví de ahí para darles espacio a hablar.
Mientras discutían yo me fuí a la sala y coloqué a Becky en un pequeño sillón junto a la chimenea que tenían prendida y en lo que hacía eso, escuchaba lo que discutían aquellas dos.
"¡¿ Cómo se te ocurre traer a alguien extraño a aquí?!"
" No es una extraña es mi ex compañera,¡Ya te lo dije!."
" No me interesa quién sea, no puedes traer a alguien extraño a nosotras aquí¡ Como si fuese un hotel!"
" ¡Ten compasión!, Desalojaron a su padre y la encontré sola en el parque, no tiene a donde ir ".
En un momento se silencio, me pareció oír a Vicky suspirar como si estuviese meditando.
" Demonios Lourice,¡No somos beneficencia!, ¿ Qué pasará si los vecinos sospechan y llaman a la policía ?. Sabes que no podemos tener problemas con la policía o harás que nos investiguen "
Dijo eso último en voz baja, algo que llamó mi atención, ¿ Que ocultaban aquellas dos?.
" No será por mucho, las dos están solas. Tiene a su pequeña hermanita consigo… no podía dejarla ahí y irme sin mirar atrás "
Decía con la voz quebrantada, llena de lástima por mí, podía conmover con eso a cualquiera hasta yo me sentí mal por ella, y eso hizó con su hermana mayor.
" Aghh, ¡Bien!. ¡Pero no pasará el mes aquí !"
Le dijo y yo me puse a pensar.
" ¿ Por qué su única preocupación era no llamar la atención ?. "
Vicky se adentro a la sala donde estaba y caminó hacía mí con actitud prepotente.
—¡No dejaré que te aproveches de la ingenuidad de Lourice para hacer lo que sé te dé la gana!, mañana mismo buscarás como ganarte la vida, no compartiremos la comida, ¡ Aquí no somos caridad! — Me gritaba apuntándome con un dedo, algo que me hizo encender los motores, tenía ganas de responderle pero solo había silencio entre nosotras dos y el choque de nuestras miradas transformaba el ambiente en chispas.
— ¿Quién dijo que yo quería quedarme aquí?.
Le respondí y ella arqueó las cejas.
" C-Chicas…"
Balbuceaba Lurdes de lo más preocupada por la manera en que nos mirábamos . Pero todo llegó a un momento de quiebre, cuando Becky se comenzó a moverse en medio de sus sueños, desde el sillón por las intensas voces que oía a su alrededor.
Vicky miró a mi hermana con algo de lástima, creo que tuvo un deja—vu de tiempos lejanos.
— Como sea, pero ponle una manta a esa niña —. Me ordenó, y me dió la espalda.
Lourdes se me acercó apenada por el comportamiento de su hermana.
— Lo siento Camille. ..
Se disculpó agachando la mirada con vergüenza.
— Está bien, no cualquiera acepta a un desconocido con una niña, te lo agradezco, pero pronto nos iremos.
Le dije para confortarla, y después ella se fue a buscar algo para el frío de la noche.
Pero a mitad de la noche, un pequeño ruido me despertó, y al abrir los ojos me di con Vicky saliendo por la puerta, vestía con un vestido de cóctel negro, abierto por la espalda, éso marcaba muy bien su figura, resaltando sus caderas y su predominante trasero, me hice la dormida pero la espiaba con la rendija de mí ojo, Luego escuché como tomó el auto y se fué.
Esa noche, no me surgieron muchas sospechas, pensaba que Vicky tenía alguna fiesta formal o algo parecido.
Después por la madrugada, oí las llaves abrir la puerta, era ella quien regresaba de algún sitio.Fingí seguir dormida para que no me reclamará algo.
Vicky se acomodó los pechos y sacó unos enormes fajos de dinero de entre medio del sostén.
Mi sorpresa fue grande, al ver tanta cantidad, ni con 3 deudas juntas de mi padre podría alcanzar esa suma. De lejos podía ver según la proporción de ella billetes y la cantidad como unos 30.000 dólares.
Ese sostén si que tenía espacio de sobra...
Pensé en mi mente a lo que me rei por eso.
Vicky se dió cuenta y me miró, yo aparte la vista y fingi entreverarme con las sábanas. Pero no la había engañado...
Al notar que se fue arriba, me levanté e hice el desayuno a las 8 de la mañana,ya tenía el desayuno listo para todas a las 9.
La única que no bajó a desayunar fue Vicky.
Eso se me hizo muy obvio. Nadie que volviese a esa hora podía querer desayunar, solo dormir.
Me reduje a no hacer conjeturas, mientras le servía a Lourdes quien aceptó con gusto el tocino con huevos que le prepare de su nevera. A mí hermana le servi un par de huevos que habían en nuestras cajas, el señor Manson fue muy bueno al dejarnos algo de comida.
Miré la hora después de desayunar y supe que Becky y yo debíamos partir, ella a la primaria de la zona y yo a la Academia Hamilton.
— Lourice tenemos que ir a la escuela, cuando regresemos prometo que no te ocasionaremos más problemas, me iré tan pronto llegué a la puerta.
A Lourice se le conmovieron las entrañas y sus ojos se hicieron rojos, quiso mantener la postura pero le resultaba difícil mantener la mirada en nosotras . — Está bien, me parece muy honorable de tu parte Camille, no faltar a clases a pesar de las adversidades...
Su actitud llorosa me confundía, no entendía si le resultaba conmovedor o si había algo más, no podía ser tan sensible. Fue hasta que se me ocurrió que preguntar en lo que ella comía.
— ¿Lurdes no irás a clases tú también?, Tu ibas a la preparatoria Madison como yo a esta hora.
Ella se sobresaltó un poco al mencionar aquello, y paso de un trago el tocino de su boca, poniéndose incómoda.
— Y-Yo iré en unos momentos, no preparé la tarea para hoy, así que quiero pasar la clase de física de la primera hora.
Su evidente comportamiento me decía que no iba al colegio desde hace tiempo.
¿ Pero por qué ?.
Reprimí mi instinto que me mostraba alertas que algo no funcionaba adecuadamente, tomé a Becky para prepararla para la escuela. La peine, la cambie y me asegure que se lavara los dientes antes de salir. En mi caso yo ya me había alistado una hora antes de preparar el desayuno así que solo tuve que tomar el maletín y largarme con mi hermana antes de que se hicieran las 10.
Después de dejar a Becky en la primaria, hice una carrera hasta la Academia Hamilton para llegar a tiempo, y logré pasar a unos minutos de que cerraran las puertas.
Al salir luego de hacerse las 4, fuí a buscar a Becky y antes de que su mundo se derrumbará la preparé para lo que viniera de ahora en más.
Le dije que buscaríamos otro sitio, Vicky y Lurdes no me resultaban muy confiables, cuándo abrí la puerta del hogar, Vicky se encontraba en la sala principal, desayunando lo que había sobrado del desayuno de esta mañana.
— ¿ No te dije que no somos caridad?
Miré a Becky y le ordené algo — Cariño, ve a la cocina, tengo que hablar de un asunto importante ahora.
Becky me miró con pánico, tenía miedo de ese " Asunto importante" que quería hablar aquella chica conmigo, creía que me encontraba en problemas, pero asintió casi por llorar y fue a donde le dije.
Al irse, la sonrisa amable que tenía para Becky, se borró, al voltear a ver a Vicky.
A ella no le caía tan bien, y a mí me resultaba sofocante.
Me senté en frente de ella en la sala principal, mientras ella terminaba en el plato de porcelana el tocino con huevos revueltos que había hecho esta mañana.
Ínco los últimos trozos en el tenedor y me miró con odio — Eres una maldita ladrona, nadie te dió permiso de robar estos huevos para hacerte un desayuno.
Su actitud me pareció ostigante, no había robado nada, esos huevos eran míos, por lo que procedi a explicarle.
— No robamos nada, tenía unos huevos en las cajas que traje así como hamburguesas y otros productos congelados. Si crees eso por qué los encontraste en la heladera, fueron las sobras que dejé del desayuno del medio día.
Ella se molestó y golpeó el tenedor en la mesa.
— ¡Mentirosa !. — Me gritó a lo que yo me enfadé.
— ¡¿Que demonios te pasa?!,
Vicky se levantó de una manera violenta apuntándome con el tenedor.
—¡ Ése es el asunto! , tu hermana y tú, me interesan un comino, solo las soporto por qué Lurdes no se sentiria bien y me molestaria por el resto del año.
—¡ Yo le dije que no me quedaría aquí, hoy mismo iré a buscar un lugar!
— ¡Perfecto!, ¡ No te irás nunca!, — me dijo riendo creyéndome incapaz — hasta que encuentres uno yo me habré hecho mayor.
Luego de burlarse de mi en mi propia cars y dejarme tragando mi rabia, paso junto a mi costado dándome un empujón con el hombro. Mi bronca era tanto como mi confusión. ¿Por qué tenía que soportar ésto?.
Debía hallar el modo de conseguir dinero y escapar de esa loca.
CAP 3.
Así como lo poco que teníamos de comida desapareció, los días también lo hicieron. Ya no nos quedaba mucho, y ya llevábamos con arroz, queso y fideos por varios días. Mi hermana empezaba a desvanecerse por la poca alimentación, intenté buscar trabajo, pero todos me decían que necesitaban que sea mayor de 18 y apenas y tenía 17. Me maldije por no nacer un año antes, nadie quería tener un menor atendiendo el negocio familiar.
Tampoco podía dejar a Becky a solas con gente que no conocía.
Vicky me sometía a las tareas del hogar, al principio las hice como modo de agradecimiento pero luego ellas empezaron a abusar de mi buen gesto. Me ponían a lavar toneladas de ropa, incluso la que habían guardado en el ático por años, termine haciéndoles la comida y ordenando sus cuartos, claro siempre con la mirada atenta de Vicky que parecía disfrutar verme bajo su mando, ya no tenía tiempo para estudiar, desaprove dos exámenes y las noches ya no me alcanzan para estudiar, estaba muy cansada y no tenía muchas fuerzas. En un descuido, Vicky ya empezaba a preguntar por mis padres, y mi mayor miedo es que llamará a servicios sociales para desacerse de nosotras, intentaba asustarme, para obligarme a obedecer. Y no tenía más salida que dejarme humillar.
Una tarde mi hermana entro por curiosidad a su habitación y terminó usandole el labial rojo fuego que tenía en su mesa de luz, a Becky le gustaban el maquillaje, mi madre solía pintarse mucho y a veces le usaba sus labiales. Vicky al verla tocar sus pertenencias, entró en crisis y la golpeó en el rostro.
Yo no estaba presente por qué estaba colgando la ropa en el tendedero pero cuando oí los llantos inconfundibles de mi hermana, corrí hasta dentro.
Su carita roja por el bofetón en su cara reflejaban lo que había pasado. Un ser incomprensible la lastimó, Vicky vino por atrás y la empujó hacia mí.
— ¡Tu pequeña escoria, buscaba que robar en mi alcoba y se acabó el labial importado que tenía de regalo!.
— ¿¡ Y tan importante es para que merezca un golpe?!.
Oculte a mi hermana detrás mío que no dejaba de llorar.
— Entonces mantén sus manos quietas dónde yo las vea, ¡ Si llega a faltar algo se irán las dos de aquí está noche!.
Exclamó y se fué, mientras mi corazón se partía por tal injusticia, Becky no dejaba de llorar, ella no tenía la culpa, solo era una criatura inocente. Pero tuve que morder las palabras en mí boca y las ganas de arrancar su rostro con las manos.
Casi me derrumbó al curar su mejilla hinchada esa tarde ... ¿ Como alguien podía tratar así a una niña?.
En la noche dormí abrazada a ella y después me fui a la sala a llorar incansablemente, rogando por algo que solucionará mis problemas.
Después escuché un ruido, yo no debía estar abajo si no en el ático dónde nos ocultaban, me oculte con miedo detrás del sillón, no quería que pensaran que estaba robando y al espiar por el costado, me dí con Vicky llendose nuevamente a altas horas de la noche, cada fin de semana lo hacía y después volvía a dormir. Una vez cuando pasaba cerca de su habitación la ví contando una gran cantidad de billetes, sin dudas era algo tenía que ver con salir a estas horas.
No sé que me llevó a seguirla, pero quería saber cómo obtenía el dinero, la seguí a pie por varias manzanas, preguntándome ¿ Acaso vende drogas?, ¿ Se prostituye por eso le va bien?. Pero su atuendo no era de acuerdo a cómo las prostitutas se vestían, era ropa demasiado elegante, vestidos como para una fiesta de gala.
Gasté los últimos 15 dólares en seguirla en un taxi, lo último que me quedaba por vender un par de aros que tenía de sobra. Vicky llegó hasta el muelle, y después de unos minutos de esperar tras los barcos,un hombre apareció y se la llevó en yate, de esos que solo los ricos pueden alquilar.
Lo que había presenciado no había aclarado ninguna de mis dudas.
Desanimada por no haber hallado la respuesta, regresé y cuando volví me encontré a Lourice en la puerta.
Ella me miró molesta cruzada de brazos.
— ¿ A dónde fuiste ?. Me dijo.
— Fuí a… — titubie, no tenía idea de cómo evadirla, — Quería respirar un poco. — Mentí a lo que ella me miró con obviedad.
— Camille puedo parecer muy buena, pero no puedo ignorar lo que ví. Te espie por la ventana mientras salías detrás de mi hermana.
"Creí que estaba dormida...."
— No, yo sólo…
Me tranquilice y me dispuse a decirle la verdad, no podía mentirle, Lourice no era como su hermana asi que podía decirle la verdad. Tenía que apelar a su empatía.
— Está bien la seguí, es solo que quería saber que es lo que Vicky hace para ganar tanto dinero, ustedes tienen dos autos en el garage y siempre tienen buenas cosas. La curiosidad me ganó, creeme que no tenía malas intenciones.¿ Me disculpas ?.
Ella me miró con empatia y al segundo me invitó a pasar a dentro.
Me llevo a la sala para tener una charla y se sincero conmigo.
— Camille, se lo que te tiene tan mal. Mi hermana no es muy buena contigo lo sé, pero creeme que trabajar de lo que vive mi hermana no es para todos.
— ¿ Acaso ella …?
— No, no, — nego con la cabeza— es algo más complicado, no podría llamarlo de ese modo a veces es necesario, pero solo si el acompañante quiere y da su consentimiento.
No parecía convencida de lo que decia pero tenía que saber qué es lo que hacía su hermana para ganar tanto dinero, yo lo necesitaba y si había alguna forma en que pudiese hacerlo, yo lo haría por Becky.
— No entiendo de que se trata el trabajo de tu hermana.
— Es como un servicio, en que un hombre o mujer elige a una persona para que lo acompañe tal día o a veces unas horas.
— ¿Es como si alquilaran una pareja por un día ? .
—¡Sí!, ¡ Eso!. Solo que no te alquilan como novia, te explico. Cada persona que requiere un servicio de acompañante busca alguien que le preste su tiempo y su presencia en algún evento o reunión donde el solicitante necesita un acompañante. A veces para escuchar cuando no tienes con quien hablar, para una fiesta donde no tienes con quien ir, o ir a la boda de tu mejor amigo cuando no tienes pareja. . ¿ Lo entiendes ?.
— Suena demasiado creíble, aunque no entiendo por que alguien pagaría por eso.
Le dije incrédula, tenía que ser alguien muy patético para pagar algo así.
— Las personas que tienen demasiado, son a veces las que tienen muy poco, por eso el que tiene dinero puede comprar un tiempo compartido con otro ser humano, sin necesidad de entablar una relación.
Las palabras de Lourice sonaron convincentes, podría aceptar hacer eso por una unica vez, al menos para que mi pequeña hermana pueda comer, hasta encontrar algo más.
— Y dime…— musite.— ¿ Sabes cómo acceder a eso?.
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