I.
En cuanto la joven entró al edificio, los clientes no pudieron evitar voltear a mirar cuando los empleados saludaron a una sola voz a la chica, quien con voz firme pero amable respondió:
—¡Buenos días!
Tanto hombres como mujeres se quedaron asombrados por aquella extraña belleza.
Catalina, una mujer con una presencia arrolladora, alta, con excelente figura y rasgos que la hacían única, una cabellera cuyo color solo se podría comparar con la sangre y unos bellos pero intimidantes ojos grises.
Mientras contestaba a los saludos se dirigió al ascensor, al llegar al último piso salió y camino por el pasillo hasta llegar a una puerta en la que se leía: Presidencia.
Catalina Carvajal Palomino, una joven diseñadora de joyas y empresaria que con esfuerzo y dedicación había logrado crear una cadena de joyerías en varias ciudades. Estas llevaban por nombre “Rubí” en honor a su difunta abuela materna, y porque le encantaba el color de esta piedra preciosa.
Entro en su oficina luego de saludar a su secretaria con una gran, pero fingida sonrisa, en cuanto cerró la puerta su expresión cambio drásticamente, respiro hondo, se sentó y trato de concentrarse en su trabajo.
Ella es una mujer con varias máscaras, en el trabajo una jefa ejemplar: trata bien a sus empleados, es atenta, amable, respetuosa, muy profesional y responsable.
Con su familia, una hija cariñosa, obediente, respetuosa y a veces se comportaba de manera caprichosa e infantil para que sus padres pasaran más tiempo con ella o solo para molestarlos.
Al ser la hermana menor es la consentida de sus hermanos, ellos siempre estaban ahí para protegerla y apoyarla en todos sus proyectos, aunque ella también era cómplice de la mayor parte de las “travesuras” de sus hermanos, desde que tenía memoria esto siempre había sido así, por eso sus padres aunque quisieran tener un favorito no pueden, ya que los tres siempre terminaban siendo un dolor de cabeza.
Con sus amigos y conocidos, una persona sociable, siempre mostrando su gran personalidad e inteligencia, además de conquistar a todos con su linda sonrisa.
Es sin duda una chica agradable, un poco reservada, pero cuya compañía resulta muy placentera, puesto que se le facilita empezar y mantener una conversación con cualquier tipo de persona, además de poseer conocimiento en varios temas.
Le encanta pasar tiempo sola, dibujando, leyendo o creando nuevas joyas, pero su mayor pasatiempo es nadar.
También tiene defectos como todo ser humano y el mayor de estos era su hipocresía, ella estaba consiente de esto lo que la hacía sentir muy avergonzada, pero no lo hacía por diversión ni nada parecido, esto solo era una consecuencia de su trabajo y el estatus de su familia; hay personas a quienes no soporta, pero aun así las saluda y trata como amigos para no causar problemas.
A pesar de esto a su alrededor también se encuentran personas únicas a quienes no cambiaría por nada en el mundo, sus mejores amigos quienes con sus ocurrencias le alegran la vida, gran parte de estos amigos los conoció cuando era una niña dado que sus madres eran muy buenas amigas.
***
Se acercaba el medio día y no había avanzado nada en sus tareas, porque a pesar de sus esfuerzos, los recuerdos de lo que paso en la fiesta días atrás no la dejaban en paz, lo único que hacía era decirse a sí misma: Porque pensé que todo estaría bien, si tan solo se me hubiera ocurrido no ir e inventar una escusa.
El primer sábado del mes de octubre su amiga Sara organizo una fiesta por su compromiso; a causa de los nervios, Catalina empezó su día muy temprano y cuando las tres de la tarde se acercaban, se dispuso a arreglarse para la ocasión, aunque no quería ir no podía faltar a un evento tan especial para su amiga.
Por lo general le gustaba la ropa un poco ancha y cómoda, rara vez usaba falda o vestido, pero para la ocasión eligió un vestido dorado, simple, pero elegante, este resaltaba muy bien su figura, se puso un poco de maquillaje y estaba lista.
El lugar era muy elegante, estaba bien decorado, la vista al mar era increíble, entró, saludo a su amiga y a su novio Marcos, que también era su amigo. Se sentó junto a los familiares de la pareja y al poco tiempo el evento empezó con las emotivas palabras del padre de la novia; había poca gente solo estaban los más cercanos a la pareja, las cosas se dieron con naturalidad, todos mostraron gran alegría cuando Marcos y Sara anunciaron su compromiso y la fecha de su boda, además de las lindas palabras que él le dedicó a su novia, lo que nadie sospechaba era que a pesar de la enorme sonrisa de Catalina ella estaba destrozada por dentro, no es que no le alegrará se sentía feliz por ellos, pero sus sentimientos la traicionaron, empezó a beber bajo la excusa de la celebración de la futura boda.
Después de haber bebido mucho y ver a la pareja besándose mientras bailaba, se vio obligada a salir del salón. Cuando estaba afuera en un pequeño kiosco ya no pudo contener las lágrimas, en ese momento un hombre joven se le acercó para ofrecerle su ayuda, tal era la condición de la joven que ni siquiera se molestó en mirarle la cara al pedirle entre sollozos que la sacara de aquel lugar, se subieron al coche y la forma de conducir de aquel chico dejaba ver que también estaba ebrio.
Catalina le dijo que quería dormir, así que a los pocos minutos el chico se detuvo frente a un hotel, ambos salieron del auto, él pidió una habitación y cuando estaban allí coloco a Catalina en la cama a quien había tenido que llevar cargada, se puso de pie para marcharse, pero Catalina lo tomo del brazo y le dijo:
—Por favor quédate, no me dejes sola…
Tras la acción el chico perdió el equilibrio cayendo a la cama, en ese instante sus ojos se encontraron y sin razón alguna empezaron a besarse apasionadamente.
Al día siguiente Catalina abrió los ojos, al mirar a su alrededor y no reconocer el sitio se levantó de un salto, en ese momento se dio una idea de lo que había pasado, estaba desnuda, le dolía el cuerpo, además de que no se encontraba sola, en la cama dormía profundamente un hombre rubio, musculoso y que obviamente también estaba desnudo.
Pasaron los minutos y Catalina no terminaba de asimilar la situación, no recordaba como había llegado a ese lugar, quién era el chico, y el hecho de que su primera vez se haya dado de tal manera le impedía pensar con claridad.
Cuando volvió en sí, entró al baño para darse una ducha y vestirse, al volver a la habitación el chico ya estaba despierto, estaba sentado en el filo de la cama sujetando su cabeza con las manos, al ver a la chica se levantó, quiso hablar, pero ella lo interrumpió.
—No recuerdo que pasó ayer, pero espero que tú lo olvides y si nos volvemos a encontrar hagamos de cuenta que nada ocurrió, que actuemos como lo que somos, unos completos desconocidos.
Luego de un momento el joven respondió:
—Como quieras preciosa, entonces aquí no paso nada.
Después de esta breve interacción Catalina salió del lugar, tomo un taxi y se fue a su casa, el resto del día se la paso pensando en lo todo lo que había sucedido y cuando venían a ella escenas de la noche anterior no podía evitar sentir vergüenza.
Ya en la noche cuando iba a dormir sentía una extraña sensación, como si alguien la estuviera acariciando y estos lugares empezaron a calentarse a tal punto que tuvo que levantarse para tomar un baño, mientras el agua le caía por el cuerpo se puso a pensar en que a pesar de las condiciones el chico fue muy tierno y dulce con ella, aún recordaba la forma y olor de su cuerpo, pero después se golpeó la cara con la mano, se acostó y mientras se quedaba dormida se dijo a sí misma:
—Calma, todo estará bien, no es el fin del mundo, podría haber sido peor de seguro que ese hombre ya se olvidó de mí.
II.
Con el chico:
Sebastián Mondragón Suárez, primogénito del reconocido dueño de una empresa de autos muy exitosa a nivel mundial: Emmanuel Mondragón y su esposa Diana Suárez, una chef muy conocida. El chico actualmente es el presidente de la empresa de su padre, es descrito por muchas como un “bombón” no solo había nacido en cuna de oro sino que también con una gran belleza y gracia heredada de sus padres, con tales privilegios podía darse el gusto de ser un mujeriego, la mayoría de las mujeres que se le acercaban eran unas interesadas a las que solo les atraía el dinero, por esta razón él no las tomaba en serio, como mucho se acostaba con ellas una o dos veces y no las volvía a buscar. Es un hombre inteligente, amable, carismático, muy respetuoso, un excelente amigo y adoraba a sus padres y a sus hermanos menores.
(Sebastián)
El sábado tenía que ir a una fiesta, mi amigo Marcos se iba a casar y me invitó a la celebración de su compromiso, una noche antes llegué muy cansado y tarde a casa había estado más de ocho horas en un vuelo, así que me levanté solo un poco antes de la hora del evento para alistarme y partir al lugar. Al llegar, salude y felicite a la pareja, luego me dirigí a la mesa donde estaba mi familia. El evento estuvo entretenido y había algunas chicas lindas y aparentemente solteras, lástima que papá y mamá estuvieran ahí.
Había pasado mucho tiempo desde nuestra última vez juntos, así que estábamos muy contentos hablando y poniéndonos al día de todo lo que habíamos pasado en estos años separados, aunque siempre hablamos por teléfono no era lo mismo.
Por la emoción del momento no me fijé en lo mucho que había bebido, ya estaba mareado, así que salí para tomar un poco de aire fresco, empecé a caminar sin rumbo fijo hasta que miré un kiosco, fui hacia él para sentarme un rato, pero ahí se encontraba una chica, era muy linda nunca antes me había topado con una mujer así, pero de alguna manera me resultaba familiar.
Cuando me acerqué más a ella me di cuenta de que estaba llorando, le pregunté si le podía ayudar con algo y me dijo que la sacara de ahí, estaba tan mal que no me pude negar, la lleve hasta mi coche nos subimos y a pesar de que hice mi mayor esfuerzo por conducir de la mejor manera estaba muy mareado sabía que era una irresponsabilidad de mi parte así que cuando iba a preguntarle hacia dónde debía llevarla me dijo que quería dormir, tuve mucha suerte, ya que muy cerca había un letrero en el que se leía: “HOTEL” así que la lleve allí, pedí una habitación y tuve que subir con ella en brazos porque al bajar del auto daño uno de sus tacones, ya en la habitación la dejé en la cama y cuando me iba, ella jaló mi brazo haciendo que yo también cayera a la cama, cuando me dijo que no la dejara sola vino a mí una sensación extraña y desconocida, cuando me di cuenta ya la estaba besando.
Sus labios estaban fríos, eran tan suaves y dulces que no me pude detener, desde la poca lucidez que me quedaba sabia que no debía continuar, pero pudo más el deseo y el calor del momento.
Empecé por acariciar su cuerpo, no hubo parte que no tocara y besara, poco después la desnude por completo, su cuerpo era perfecto, al mirar su carita aún mojada por las lágrimas, miles de emociones empezaron a apoderarse de mí no entendía nada, quería que fuera mía y al mismo tiempo solo quería abrazarla y protegerla. Salí de mis pensamientos cuando sentí como torpemente acariciaba mi abdomen, sonreí, la acomode y sin pensarlo dos veces entre en ella, soltó un gemido de placer, pero su expresión reflejaba dolor, bajé la mirada hacía nuestras partes me sorprendí cuando mire una pequeña cantidad de sangre sobre la sábana, al comprender que era virgen trate de salir de ella, está puso sus brazos alrededor de mi cuello y me beso así que continúe con mucho más cuidado y delicadeza, lo hicimos tantas veces que perdí la cuenta, a pesar de esto quería más y más de ella, lo último que recuerdo es que nos dimos un tierno beso como un par de enamorados y caímos dormidos.
Al día siguiente desperté y me encontraba solo en la habitación, me dolía la cabeza, así que me senté en el filo de la cama a pensar en lo que había sucedido, cuando de repente aquel angelito salió del baño ya listo para marcharse.
Al verla se me hizo gracioso que había logrado reparar su zapato; se la notaba un tanto confundida y asustada, le iba a explicar lo que había sucedido, pero me interrumpió diciendo que nos olvidáramos de todo lo que acababa de pasar y que si nos volvíamos a encontrar fingiera no conocerla, me tomo por sorpresa así que le dije que sería como ella quisiera, ni bien termine de hablar ella salió a toda prisa de la habitación.
Tome mis cosas y salí del hotel, llegue a mi casa, allí me duche, comí algo y empecé a desempacar las cosas que traje, fue más tarde mientras miraba una película que recordé con más claridad como se habían dado las cosas, no entendía por qué me comporte de esa manera nunca había sido tan cariñoso con una mujer y por primera vez en la vida quería volver a verla.
Pero no era tarea fácil encontrarla, ni siquiera sabía su nombre y si preguntaba a los invitados de la fiesta sería extraño, además podría evidenciar lo que paso y seguro que a la chica no le gustaría para nada tal situación.
Al día siguiente (lunes), Sebastián estaba en su empresa, perdido en sus pensamientos cuando su secretaria entró a su oficina:
—Señor.
—¿Qué sucede Inés?
—Afuera se encuentra un hombre llamado Camilo Carvajal Vega, me dijo que usted le pidió venir, ¿lo hago pasar?
—Sí.
Inés salió y poco después entro Camilo, al verlo Sebastián sonrió, pues este era su mejor amigo y había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvieron juntos, al verlo se dio cuenta de que a la persona que le recordaba la chica era él, debido al color de su cabello, incluso tenían cierto parecido aunque Camilo tenía los ojos azules.
—Ha pasado mucho tiempo— comentó Camilo correspondiendo al abrazo de su amigo.
—Sí, te he extrañado mucho hermano. ¿Cómo has estado?— respondió Sebastián.
—¿Muy bien y tú?
—Ahora que estoy de vuelta, me encuentro excelente.
Sebastián invitó a Camilo a almorzar, hablaron de muchas cosas, pasadas unas horas Camilo se marchó porque tenía una reunión en su empresa, por su parte Sebastián también volvió a la suya para seguir trabajando.
En otro lugar de la ciudad la secretaría de Catalina entro a darle unos documentos que ella le había solicitado, se sorprendió mucho cuando miro como su jefa se golpeaba la frente con el escritorio.
—Señorita, ¿Está bien?
—¿Qué? — respondió Catalina antes de caer en cuenta de lo que estaba haciendo — ¡Ah! Estoy bien Samanta, no te preocupes, dime: ¿Qué necesitas?
Samanta le entregó los documentos que leyó y firmo, al terminar:
—Bueno, ya es tarde, así que me voy, además me duele horrible la cabeza. Hasta mañana Samanta.
—«Sería raro que no le doliera después de esos golpes»— muy bien jefa que descanse, nos vemos mañana.
Ya en su casa: ceno, subió a su cuarto a ducharse, se puso la pijama y se metió en la cama, estando ahí su cara empezó a calentarse y ella se la cubrió con las manos.
Pegó un chillido hundiendo su cara en la almohada —Maldita sea, ¿por qué no puedo dejar de pensar en ese hombre?, ay Dios mío porque soy tan tonta y ¿si alguien me vio irme con él?, bueno, al menos era guapo.
¡Oh rayos! Pero que estoy pensando, me acosté con un desconocido, lo único que lo salva es que estaba ebrio y que yo fui quien empezó todo, qué vergüenza espero no volver a verlo nunca y ahora para completar seguro que Samanta piensa que estoy loca.
Ojalá y mañana todo vuelva a la normalidad, no puedo seguir así tengo que superarlo
Se cobijó y poco a poco se quedó dormida.
III.
Los días pasararon en un abrir y cerrar de ojos, Catalina ya había “olvidado” todo lo que pasó.
Era domingo, como de costumbre, fue a casa de sus padres para pasar tiempo con su familia.
En la cena su hermana mayor, Daniela: una hermosa arquitecta con muchas cualidades y metas, además de ser una excelente hermana e hija, fue quien inició la conversación.
—Oye pa, pareces estar de muy buen humor, ¿paso algo bueno?
—Solo estoy muy feliz de tenerlos aquí, y me la he pasado muy bien esta semana con Emanuel hace tiempo que no pasaba tiempo con mis amigos, ¿Se acuerdan de él?— respondió Cristóbal, un exitoso empresario y gran hombre.
—¿Hablas de Emanuel Mondragón?
—Sí, quien más seria capaz de sacar a su padre de su adorada empresa— hablo ahora Ximena, madre de Catalina, quien se dedicaba al diseño de modas.
—Ay, mi vida no exageres— respondió riendo el hombre.
—Tenía entendido que él y su familia vivían en la ciudad D, ¿Así que decidieron regresar?
—Así es, incluso su hijo mayor acepto mudarse de ciudad F aquí, supongo que tú ya te viste con él, ¿verdad hijo?
—Si nos hemos reunido unas cuantas veces—Respondió Camilo sin darle importancia al asunto.
(Camilo, sobrino de Cristóbal, sus padres murieron en un accidente cuando era pequeño, así que fue adoptado y criado como un hijo más de la pareja, convirtiéndose en el hermano mayor de Catalina; CEO de las empresas de sus padres biológicos)
Luego de unos comentarios más sobre los Mondragón Daniela cambio de tema al preguntarle a Ximena por su semana, le preocupaba que se estuviera dejando consumir por su trabajo ahora que ella y sus hermanos habían dejado la casa.
—Bueno nena, lo de siempre, trabajar en la nueva colección, la única novedad son los vestidos de novia de Sara y Eliana.
—Eres increíble, como aguantas a esa arpía.
—No hables así Catalina, Eliana puede ser un poco odiosa, pero es una buena persona.
—Si tú lo dices— respondió sarcástica la joven quien no tolera a Eliana, una conocida con la que había tenido muchos problemas mientras eran compañeras de escuela.
Antes de que Ximena y Catalina empezarán a discutir sobre el tema, el padre intervino.
—Hablando de bodas, Héctor y Sonia nos invitaron a la celebración de su aniversario, van a renovar sus votos, así que lo celebraran con una gran fiesta. ¿Supongo que ustedes también asistirán?
Los hermanos le confirmaron que irían, ya que no pensaban perderse otro de esos eventos como había pasado con el compromiso de Sara y Marcos al que solo pudo asistir Catalina, después de cenar siguieron charlando y poco después cada uno se fue a su casa.
La conversación con su familia le había recordado a Catalina el pedido del señor Héctor, había solicitado un collar personalizado como regalo de aniversario para su esposa, ella era la encargada, pero con tantos asuntos pendientes aún no lo terminaba lo que la estreso porque la celebración seria en muy pocos días.
Al día siguiente recibió una llamada de su mejor amiga Alexandra, Catalina ya tenía una idea de la razón de la llamada y no se equivocó.
Ella era hija de Emanuel y Diana, los amigos de sus padres, se habían conocido de niñas, pero se volvieron a encontrar en uno de los eventos de moda de su madre, ahí se hicieron buenas amigas y cuando Catalina viajaba a la ciudad D siempre se encontraban y pasaban tiempo juntas, además que se escribían casi todos los días.
—¡Cielo! Te tengo una sorpresa.
—¿En serio? De que se trata…
—¡Adivina!
—Mmm, déjame pensar, ¿tal vez estás en ciudad A y quieres que nos veamos?
—Ay Cata, ya lo sabías.
—Sí, mi padre me hablo de ello anoche.
—Bueno, ya que, entonces baja, te estoy esperando afuera de tu empresa.
—¿En serio? Ya voy.— respondió alegre la joven para luego finalizar la llamada.
Catalina salió de la empresa muy emocionada mirando hacia todos lados, hasta que vio como un oso gigante con un ramo de rosas se acercaba a ella, no había dudas, era su amiga Alexandra, siempre con sus ocurrencias.
El oso se acercó, la abrazo y fingiendo llorar, dijo:
—Mi cielo no sabes como te extrañe.
Catalina la abrazó diciéndole que ella también la había extrañado, luego de quitarse el disfraz Alexandra y ella fueron a almorzar.
Mientras comían Alexandra empezó a contarle todo lo que le había pasado en los últimos meses, le contó a detalle como su novio le fue infiel y todo lo que ella le hizo para vengarse, después de un rato llego el turno de Catalina, ella necesitaba desahogarse, pero sus únicas amigas eran: Sara, Alexandra y Verónica, hija de Héctor y Sonia. Verónica era doctora, así que solía estar muy ocupada, y no podía contarle a Sara, ya que todo lo que calló durante años podría salir a la luz, así que poder hablar con Alexandra le alegraba mucho, además que ella era la única que sabía su “verdad”.
Catalina le contó a detalle todo lo que paso en la fiesta y lo que sucedió después con aquel hombre.
—¡No puedo creerlo, Catalina Carvajal se entregó a un desconocido y borracha!
— Podrías bajar la voz— respondió avergonzada por el escándalo que estaba dando su amiga.
—Lo siento mi cielo, pero no logro calmarme, es que no te lo puedo creer, y… ¿Cómo se llama, cómo es, cuantos años tiene, es lindo, tiene buen cuerpo, es casado, soltero, viudo, tiene hijos, qué tipo de sangre es, ya tienen fecha para la boda?
—De que hablas, ¿cuál boda? Lo único que te puedo decir es que si era lindo y tenía buen cuerpo, nada más.
—Ni siquiera su nombre, ¿me estás hablando en serio, con lo anticuada que eres pensé que lo obligarías a casarse contigo?
—Estás loca y no me digas anticuada, además en una situación tan incómoda, ¿qué querías que hiciera?
—No sé, tal vez deberías haberle dicho algo como: oye, me encanto lo de anoche, como te llamas, toma este es mi número, llámame. O también: desgraciado, es que no te diste cuenta de que estaba ebria, ¿cómo pudiste?, solo espero que asumas tu responsabilidad y te cases conmigo, toma mi número nos vemos mañana en la iglesia— hablo Alexandra tratando de imitar la voz de Catalina.
—No cabe la menor duda de que necesitas ayuda, estás loca.
— Es que eso es lo que deberías haber hecho, no salir corriendo.
—Si claro, mejor olvidémonos de eso, empiezo a arrepentirme de haberte contado.
Hablaron de muchas más cosas y Alexandra no dejaba de repetir lo feliz que estaba de tener a toda su familia junta otra vez.
Después de un rato se despidieron y mientras Catalina volvía al trabajo, sonrió recordando lo que Alexandra le contó sobre la venganza a su exnovio.
—«Ay, solo a ella se le ocurre darle un pastel con laxante, me imagino la cara que puso al enterarse de lo que había sucedido, pero merecido se lo tenía ¿cómo pudo serle infiel con una de sus amigas?, bien dicen que es mejor sola que mal acompañada por eso estoy soltera, además — se mira en el retrovisor — no creo que alguien sea lo suficientemente bueno para estar conmigo»— sonríe mientras mueve su cabeza en negación.
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