Te has preguntado alguna vez ¿cuál es tu destino en la vida? Algunas personas viven una vida tranquila, sin emociones de ningún tipo y otras viven la vida al límite, sin preocupaciones, ¿esas personas, eligieron esa vida o el destino ya tenía su camino trazado?
Te dejo pensarlo por un momento. Ahora, enfócate en tu entorno, un campus universitario y el chico que tienes en frente, sentado sobre una banca, leyendo un libro. Thomas, un chico que a simple vista es muy común, viviendo una vida universitaria como todos los muchachos de su edad, eres testigo de cómo levanta la mirada y la clava en una muchacha pelirroja que camina despistada sin darse cuenta de quien está a su alrededor, Tom queda prendado al instante y la sigue con la mirada, hasta que ella se pierde entre los edificios y la gente. Ellos aún no lo saben, pero serán los protagonistas de esta linda historia, vivirán aventuras que no se pueden imaginar y se enamoraran tan profundamente que parecerá irreal. Ahora, te vuelvo a preguntar ¿fue el destino? ¿O ellos eligieron ese camino?
Te haré una pregunta y quiero que la respondas con toda la sinceridad de dentro de ti.
¿Crees que el amor pueda llegar a ser tan fuerte que ni siquiera el mismo destino pueda romperlo?
Piénsalo un poco, no me respondas de inmediato, seguramente habrá opiniones que difieran unas de otras y lo entiendo, no todos pensamos de la misma manera y eso se debe a lo que creemos y hemos aprendido a través del transcurso de nuestras vidas.
Sin embargo, la vida te da muchas sorpresas, no pierdas la esperanza. En fin, te preguntarás por qué te hago esta pregunta, bueno, hoy vengo a contarte una historia, una historia de tantas, pero muy especial, no la juzgues hasta que hayas terminado de leerla.
Conozco a un muchacho que conoció al amor de su vida, fue, ¿cómo lo puedo llamar? ¡Ouh! Ya sé, amor a primera vista y no fue precisamente caminando por la calle, este amor llegó a ser tan fuerte, que me sorprendió a mí misma. Quizá luego te diga mi nombre. Pero por ahora, concentrémonos y comencemos con esto.
Tom, así se llama el protagonista de nuestra historia. A Tom le pasó, que conoció a esa persona especial y aunque él supo inmediatamente al verla que esa muchacha se convertiría en la persona por la que lo daría todo, ella en ese momento solo pensaba en llegar pronto a una prueba muy importante.
De acuerdo, la historia está en mi mente ¿cómo debería empezar?
¡Oh! Si… tal vez por el inicio, pero cuando me refiero al inicio no quiero decir que te contaré el origen de todo, veamos, iniciaré contando como nació Tom. Aunque creo que eso ya te lo puedes imaginar, una mujer con un enorme vientre a punto de dar a luz, donde solo otra mujer compartía su dolor, llevada en una silla de ruedas por los pasillos de un hospital, respirando como si soplara velitas, con un tremendo dolor y al final, alegría por el nacimiento de un niño. Te diré que era el menor de 1 hermana, una hermana que según Tom era muy abusiva, sobre todo cuando era pequeño, él era como su juguete, alguien que había nacido solo para hacerle los mandados, probar maquillaje en su rostro y vestirlo de princesa en los eventos de Halloween, cuando en realidad él quería vestirse de Pedro Picapiedra. Nunca lo dejaba ver el programa de televisión que quería, ya que el hermano mayor casi siempre tiene el derecho de elegir lo que se ve, en fin, no tengo mucho que contar de esta etapa de su vida, porque no es muy importante aquí, así que lo dejaré a tu imaginación.
Tom como todas las personas en el mundo, debía pasar por la pubertad y adolescencia, algo que le da dolor de cabeza a cualquiera. Bueno, en esta etapa se convierte en algo primordial el sexo opuesto y el descubrirse a uno mismo. Dejas de lado todo lo demás y comienzas a experimentar los primeros amores y las ilusiones. Tom era un muchacho muy dedicado, y quiero decir, realmente era muy dedicado, en todo lo que se proponía, historia, matemáticas, ciencias, arte, música y lo que más fascinante le resultaba, ¡Literatura! Era un chico muy simpático, y a medida que iba creciendo, sus atributos físicos, también mejoraban.
Lo que nos lleva a la primera experiencia de Tom en el amor. Su primer enamoramiento. Su primer amor platónico.
Era un día por la mañana, en la que el sol brillaba dando sus primeros rayos de luz, y una ciudad despertando hacia un nuevo día, (no cuestiones, sé que es cursi pero siempre quise iniciar un texto de esta manera) cuando sonó el despertador que Tom había instalado en su móvil, y no es que fuera al colegio, estaba de vacaciones, pero ese día era especial, haría algo que quería desde hace mucho. Ese día iría a inscribirse a un club de natación junto a su mejor amigo, Jay, este era el mejor de sus mejores amigos se conocían desde el primer día de preescolar cuando Tom estuvo llorando toda la mañana porque no veía a su mamá, Jay se le acercó y lo golpeó, Tom soltó más el llanto y respondió con otro golpe y así iniciaron una pelea, la maestra encargada solo suspiró y de un grito los separó y les advirtió que la próxima vez que uno de ellos golpeara al otro los llevaría a la sala donde se encontraba el “Coco”, ninguno de ellos sabía qué o quién era el “Coco” exactamente, pero cuando los demás niños lo escucharon exclamaron un suspiro de terror y eso fue más que suficiente para que ninguno volviera a llorar o golpear al otro, entonces decidieron hacer una especie de contrato, donde prometían cuidarse uno al otro para no entrar en la sala del “Coco” y así comenzó su sincera amistad.
Ese día Tom despertó temprano, su madre le había hecho el desayuno así que comió y salió en busca de su mejor amigo, cuando tocó la puerta de la casa de Jay salió su hermana.
-¿Qué quieres?
-Ver a Jay- respondió Tom
-Aun duerme- dijo ella volteando los ojos y abriendo el paso.
-Bueno, voy a pasar a verlo.
Mientras esperaba se comió otro desayuno, por que la madre de Jay se lo sirvió sin preguntar si es que ya había comido y ni modo que lo despreciara, así que se calló y haciendo como que le gustaba mucho, se lo comió, Jay bajando por las escaleras y aun soñoliento le preguntó qué hacía en su casa tan temprano y Tom muy emocionado respondió:
Hoy nos inscribimos en las clases de natación ¿lo recuerdas?
-¡Oh! Es cierto … bueno, vamos - y mientras decía esto encogía los hombros, así que salieron, Tom con una actitud de emoción y Jay como si no le importara en lo más mínimo, te explicaré, Jay siempre fue una persona indiferente, o mejor dicho sus emociones básicamente eran de frialdad, siempre pocas cosas eran las que lo emocionaban, en su casa tenía lo que quería con solo decirlo, su padre nunca le negaba nada, quizá porque no pasaba tiempo con él, por el contrario, Tom era muy risueño, había aprendido que si quería algo debía luchar por ello, como cuando quería algún juguete nuevo o algún videojuego, debía lavar los platos durante una semana completa o algo así.
Fueron a la academia, se inscribieron, a Tom le emocionaba pasar dos horas al día por todo un mes debajo del agua y a Jay, bueno a él le daba igual.
El primer amor platónico de Tom ocurrió justo cuando había pasado una semana del inicio de las clases de natación. Angélica apareció un día con cabello largo, de color negro y medio rizado, con un traje de baño enterizo y un cuerpo de ensueño, Tom quedó prendado al instante, intentos vanos fueron los de captar la atención de Jay, él estaba más preocupado por usar bien sus flotadores.
Solo existía un pequeño inconveniente, Tom tenía apenas 11 años y Angélica 28, era la nueva instructora de natación, resulta que el instructor había decidido ir a su segunda luna de miel con su segunda esposa sin explicación alguna (de esto se enteraron luego, cuando Angélica se los contó).
Como te lo podrás imaginar, a partir de ese día, toda la atención de Tom se volcó hacia Angélica, todos los días en los que llevaba esas clases, se apresuraba a despertar, tomar desayuno e iba con prisa a la casa de Jay, tomarse un segundo desayuno, sacarlo de su cama y llevarlo. Angelica, se había convertido en una especie de musa para Tom.
Se esforzaba mucho para ser el mejor de la clase y Angélica no lo pasaba por alto, es más, parecía agradarle el muchacho, después de todo, sí era el mejor alumno que había tenido y le parecía que tenía futuro en eso, así que pensó en prestarle más atención para mejorar sus capacidades.
Una mañana, después de suspiro tras suspiro por Angélica y después de las clases de natación, Jay y Tom se encontraban en los casilleros hablando de cosas de súper héroes cuando Jay lo notó, la mujer que su amigo consideraba la mujer más hermosa sobre la faz de la tierra se acercaba hacia ellos con una sonrisa.
-Voltea- le dijo muy despacio.
-Sabías que a Stan Lee se le ocurrió la idea de que un súper héroe basado en un insecto seria espectacular? De hecho, la idea se le vino a la mente viendo volar a una mosca
-¡Que voltees!
-De ahí nació Spiderman.
-Tom, ¡voltea! - dijo esto con una muestra de molestia en la cara.
-Pensó en otros nombres claro, como… en este momento Jay lo tomó de los brazos y le dio vuelta y su rostro se topó cara a cara con la de Angélica.
-Hola – dijo ella.
-Insectman – dijo él
-¿Cómo pudiste decir Insectman?
-No lo sé, es muy complicado, cuando tienes a la mujer de tus sueños delante de ti. No se puede pensar claramente.
Te preguntarás que fue lo que pasó, bueno aquí te lo aclaro, después de la metidota de pata de Tom, Angélica sonrió y preguntó qué cosa era “insectman” obviamente la mujer no tenía ni idea de comics, Jay dijo que era Spiderman y Tom no dijo nada, absolutamente nada, su mente se quedó en blanco.
-¡Ah! - dijo ella recordando las películas de un hombre que lanzaba telarañas y trepaba muros - Bueno… no conozco mucho de súper héroes, pero conozco un lugar en el que venden helados muy ricos ¿quieren venir?
Jay se encogió de hombros y Tom no podía moverse, intentaba coordinar su cerebro con su cuerpo, pero en ese momento le era imposible solo sintió como Jay lo jalaba y su cuerpo se movía mecánicamente. Iba pensando que la sonrisa de Angélica era muy bonita (suena muy cursi lo sé, pero era el primer amor de un niño de 11 años y el primer amor es muy bonito)
Intentaba escuchar lo que Angélica decía, pero le era muy complicado, “un futuro” dijo Angélica. Eso sonaba importante, así que con mucho esfuerzo, intentó prestar más atención.
-Me gustaría que vinieran a mi casa, especialmente tú – dijo señalando a Tom.
Tom sintió un leve mareo, lo estaba invitando a él, no a Jay sino a él, a su casa ¡a su casa!
Después de tomar el helado todo su mundo se centró en fantasear, conocer la casa de Angélica y como pasarían el fin de semana, porque eso había dicho ella, “el fin de semana los espero” Tom muy emocionado por todo lo que acababa de pasar, no podía dejar de pensar en ello … ya se lo imaginaba, él llegando con flores y un terno, ella esperándolo con un vestido rojo muy ceñido a su cuerpo sentada sobre un sillón con las piernas cruzadas y una copa de vino entre sus dedos (ya sabes cómo son las fantasías de los pubertos).
Pues el fin de semana llegó muy pronto y Tom se había preparado mentalmente para este en especial, lo había esperado con mucha ansia así que le dijo a Jai que iría solo a la casa de Angélica.
-¿Por qué? Vamos a ir juntos ¿no?
-Escucha, quiero ir solo a la casa de Angélica para declararle mi amor ese fin de semana y estoy seguro que te invito a ti solo por cortesía
-¿Si escuchaste lo que dijo? - cuestionó Jay enarcando una ceja
-Claro, me invito a su casa y yo acudiré.
Jay trató de explicarle con aspavientos y muecas, por qué deberían ir juntos a la casa de la maestra, pero Tom no escuchaba, estaba decidido, y cuando se ponía así, no había nada en el mundo que lo hiciera cambiar de opinión, así que Jay, soltó un fuerte y sonoro suspiro y al fin se dio por vencido y le dijo que no iría.
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