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Maldito Valentín

Dulce Hada

Lía era una bella adolescente que creía en el amor destinado, como no lo haría, si su madre Lizet Collins descubrió a su amor destinado en su fiesta de quince, el mejor amigo de su hermano, varios años mayor.

La jovencita estaba segura, que su caso no sería diferente, y eso lo confirmo cuando en una cena, atravesó la puerta del restaurant el hermoso Valentín Lacrost, un cuerpo envidiable, no muy alto ni tan bajo, simplemente perfecto, Lía de quince años lo veía entusiasmada, la última vez que se cruzó con él aun llevaba pañales o al menos eso le dijo su madre,

Valentín camino detrás de su madre, su cabello corto color café, aquel rostro perfilado a pesar de su corta edad y esa aura de chico malo derritieron a Lía, que juro devoción a esos ojos color miel y aquella sonrisa de lado que dejaba ver un pequeño hoyuelo cuando este saludo a sus padres.

Desde ese momento se volvió en una pequeña acosadora, sus tíos Malcon y Lorna padres de su amor, decidieron vivir en California y como era de esperar Valentín dos años mayor asistiría al mismo instituto que los mellizos para finalizar sus estudios y seguir finanzas como su padre, él era quien se ocuparía de la empresa automotriz S.A.

Lía trato por todos los medios de llamar su atención y a pesar de las burlas de su mellizo por ser solo una esclava de ese idiota, ella no desistió, su corazón le pertenecía y estaba segura que su historia de amor seria épica como la de sus padres.

Cuando Valentín debía cumplir una tarea encomendada por Lorna, Lía no tenía problema en hacerla por él, si él estaba en el gimnasio ejercitando los músculos, allí estaba ella como tonta disfrutando de la vista, mientras sostenía la botella de agua fría.

-No hace falta Lía- decía con indiferencia

-Quiero ayudar, no me molesta- sus ojitos negros brillaban emocionados con solo ver el encogimiento de hombros de Valentín y aquella manchita blanca de nacimiento en el cuello. Todo en él era perfecto.

En el instituto Lía lo perseguía cual cachorro, Valentín solía prestarle algo de atención cuando se encontraba solo, pero ni bien sus amigos y amiguitas aparecían, ella se volvía un adorno.

Ella era  feliz, aun cuando él respondía con movimiento de mentón, sus buenos días enérgico junto al casillero con un pedazo de pastel casero que se pasaba preparando la noche anterior.

Nada le importaba, solo él, a pesar de las miradas de burla y lastima de los estudiantes, testigos del trato frio del capitán del equipo escolar.

Valentín era el chico soñado por todas, pero Lía lo había visto primero y no pensaba darse por vencida, aunque su corazón estuviera en juego

Aron varias veces la alejo del grupo de idiotas que secretamente se burlaban de su hermana y aunque más de una vez amenazó a Valentín por usarla, este sostenía que él no hacía nada, y quien debía contenerse era su pequeña hermana.

Así pasaron un par de años, donde la simpática y vivaz Hadita revoloteaba alrededor de su Peter Pan, feliz con tan solo una sonrisa dedicada con esfuerzo, hasta que su príncipe se graduó y eligió finanzas en la Universidad Stanford.

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¿Qué haces preguntó? - Aron al ver a su hermana cubierta de crema, saltando de un lado a otro en la cocina, con una gran sonrisa

-Lemon pie- dijo llevando su dedo y moviendo su cuerpo por un gran escalofrío producto del ácido del limón

-Dime que no es para el idiota- rodo los ojos molestos, amaba a su otra mitad, pero a veces solo quería ahorcarla, por ciega.

-Aron no le digas así, hoy vendrá, con los tíos es su primer fin de semana libre- a pesar de que no compartían lazos de sangre Lorna y Malcon siempre los trataron como sobrinos y ellos como sus dulces y consentidores tíos, una amistad de años unía a sus padres.

-Lía eres molesta, pero odio que te rebajes con ese imbécil, ¿Cuántas veces ha preparado cosa para él?- preguntó sarcástico

-1587 y un poquito más- dijo sin más, mientras buscaba la batidora entre las cosas

-Dios, no lo pregunte enserio- abrió sus ojos verdes incrédulo- llevas la cuenta, carajo estás loca, tú me preocupas- se acercó a su hermana para ver si no tenía fiebre, pero esta aparto su mano.

-Locamente enamorada- giro a ver a su mellizo que negaba molesto- no me mires así Aron, tú te babeas por Mila y yo jamás te desalenté- puso sus manos en la cadera toda enojona.

-Es diferente, Mila me ignora, pero jamás me denigro- hablo realmente molesto

-Bueno tal vez el diminuto cerebro de maní que tienes, no lo quiere reconocer, “chiquillo”- se burló recordando cómo lo llamaba la bella brasilera.

-No me digas así- Aron camino a su hermana amenazante

-Chiquillo- repito Lía sacando la lengua

-Ya veras, loca- grito Aron persiguiendo a su hermana alrededor de la isla de la cocina

-Chiquillo, Chiquillo, chiquillo – seguía como un canto, enojando a su hermano mayor por minutos.

-Cállate Lía o veras – Aron estaba enardecido, odiaba que Mila le dijera así, recalcando su diferencia de edad.

-¿Que pasa aquí?- ingreso Cameron con el ceño fruncido, aun sostenía el maletín

-Papi, Aron me quiere pegar- dijo abrazando el gran cuerpo de su papá que veía molesto a su hijo

Aron abrió los ojos indagando, solo quería que ella no saliera lastimada y termina poniéndose en problemas- Sabes se merecen – ofuscado salió de la cocina

Cameron no entendía que pasaba con sus hijos- ¿a qué se refiere princesa? -pregunto curioso sosteniendo el hombro de su bella adolescente.

-No tengo idea papi -se encogió de hombros y continuo con su tarea.

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-¿De qué hablan?-  Lía traía la bandeja de limonada acompañada de unos pequeños postres cuando vio a las gemelas Collins cuchicheando

-Nada importante, ¿Qué hiciste hoy? - preguntó Aramis ayudando a su prima acomodarse junto

- Lemon pie\, pero no se ilusionen\, lo hizo para el idiota de Valentín que nuevamente la planto\, - Aron se acercó goteando agua\, había salido de la piscina\, luego de darle un par de vueltas\, a lo lejos los radiantes ojos negros de Mila recorrieron\, el perfecto cuerpo del adolescente\, mientras se dirigía a ellos.

-De seguro está ocupado estudiando- Lía mordió sus labios, ansiosas, sus pestañas largas se arremolinaban sobre ese profundo negro de sus ojos, cortesía de Cameron Anderson

-Vamos, deja de ser tan tonta- Aron despeino a su hermana jugando y esta se sacó, armando un puchero gracioso

-No seas cruel- regaño Mila sentándose junto a Daira.

Aron sonrió ladeado y deslizo sus ojos sobre aquella perfecta brasileña que dejaba que sus curvas sensuales se vean rodeadas por tiras de su sexi bikini naranja.

-No soy cruel preciosa, el imbécil siempre hace lo mismo, estoy seguro que mañana aparecerá fotos de él y sus amigos de fiesta, mientras la soñadora de mi hermana lo espera.

Mila rodo los ojos sin intención de seguir la conversación, la mirada penetrante de Aron la incomodaba.

-Quiero probar- Aramis tomo uno de los postres y lo llevo a su boca- esto es delicioso Lía, cada vez lo haces mejor- Intento elevar el ánimo de su primita era evidente que el comentario del tosco de Aron la afecto.

-Lo crees, es el postre favorito de Valentín, me lo dijo la tía Lorna- hablo feliz y sus mejillas se pusieron rozagantes

-Ese tarado, no te merece- Daira elevo su cabello en una coleta y cerró los ojos dejando que el sol impacté en su rostro

Todos disfrutaban del postre y Lía observaba la pantalla del celular, allí estaban las fotos de Valentín con una chica en la playa, otra vez la dejo plantada como su hermano se lo había advertido.

-¿Qué le pediste a Aramis? Aron pregunto curioso, realmente admiraba lo liberal que podía ser Daira

-Quiero que me reemplace un tiempito- mostro con sus deditos una pequeña distancia- en mis clases –

Lía oyó la conversación como si se estuviera dando a lo lejos, estaba sumergida en las fotos.

-No, seguro no es un tiempito- carcajeo Aron

No pudo contener más sus lágrimas y entro a la casa, camino rápidamente y se encerró en la habitación, miro las fotos en las que su hermoso Valentín aparecía, él reía entre amigos de la universidad y una gran leyenda apareció debajo de una de ellas “disfrutando del mejor día “

-No llores Lía al menos esta feliz. Reflexiono y sonrió a pesar que las lágrimas abandonaran sus ojos.

Dos golpes en su puerta la obligaron a limpiar los rastros húmedos de sus mejillas

-¿Si?- pregunto con la voz aun entrecortada

-¿Te encuentras bien?- la dulce voz de Mila del otro lado solo la emocionó mas

-Si Mila, quise ponerme el traje de baño, ya voy- contuvo las ganas de llorar, tendría que volver al jardín y no quería preocupar a sus padres.

-Lía si necesitas hablar aquí estoy- Mila la quería como una hermanita, ella la vio prácticamente nacer y sufría cada que los ojitos dulces se nublaban de tristeza-

-Lo sé- dejo escapar con voz temblorosa, pero el celular en su mano vibro.

Sus brillantes ojos negros como una noche sin estrellas vieron aquel mensaje

-Lamento no poder ir, olvide que mis amigos querían ir a la playa, diviértete dulce cachorrita

El corazón del Lía latió arrebatado, allí estaba su dulce Valentín diciéndole ese tierno apodo, jamás le pregunto porque, pero era tan feliz cuando él la llamaba así que no importaba.

💕💕💕💕💕💕💕

Inicio de nueva historia, espero guste.

Recordatorio: un cap, por día, entre semana, tal vez dos y fines de semana maratón.😘😘😘😘😘😘

Abrazos

Gaby

Chiquillo

La tarde avanzo, los Anderson se encontraban debajo de un bello naranjo, con Lion y Alma y las otras dos parejas, hablando de como aquellos jóvenes que correteaban alrededor de la piscina se habían vuelto, inteligentes, bellos y rebeldes.

¿Este año se reciben las gemelas? - preguntó Edu cuando pasaba el biberón a Lolo para su pequeño querubín de dos años que rogaba por una siesta tardía

-Sí, Daira esta con las ultimas materias, será una gran abogada- suspiro, viendo a su pequeña niña convertida en toda una mujer, recostada a un costado de la piscina- ojalá decida unirse al departamento de legales de la empresa.

Lion seguía siendo el mismo sobreprotector posesivo que antes, tanto Alma como sus hijos eran todo para él y fue difícil aceptar que sus bellezas decidieran vivir lejos para estudiar.

-Aramis también, está preparando su trabajo final, es una inspiración- agrego Alma recostando su cabeza en el hombro de su esposo

-Sí que lo es, pero aun no entiendo mucho de sus garabatos- carcajeo Lion- Autch, amor eso dolió- restregando su brazo

-Cuantas veces te he dicho Lion Collins, no te expreses así- Alma lo regaño y Lizet en complicidad con Cameron reían bajito

-Solo digo que no entiendo mucho- rasco la cabeza avergonzado- pero si es feliz la apoyo, solo que ya no sé de qué hablar con ella, mi guerrera cambio tanto – armo puchero

-Eso es normal-  se sumó Lolo a la charla- los hijos crecen Lion, dale tiempo y volverán a encontrar algo en común- Por cierto, ¿Mila pidió transferirse a aquí? - preguntó el rubio, a Alan que bebía la cerveza controlando aquel adolescente encaprichado con su hija

-EH- se sobresaltó cuando su bella esposa, empujo su hombro

-Amor, Lolo preguntó por Mila- Lois, hablo con la calma que la caracterizaba

-Mi bella Mila, solicitó transferirse aquí, seguirá con su formación en Literatura-  soltó el aire con cierta tristeza

-Literatura, que hermoso- los ojos color miel de Alma se iluminaron, era su debilidad.

-Sí, con Alan nos pareció lo mejor, considerando que estaremos más cerca- agrego Lois sujetando fuerte la mano del rubio que asentía viendo el suelo

-¿Por qué?- curioseo Lion

-Lois recibió una buena oferta en Canadá, y decidimos mudarnos, Mila no quiere, pero eligió California, para estar cerca de sus tíos- vio a Lizet y Cameron- al menos tendrá cerca a personas que la quieren

-Que la aman. - agrego Lizet emocionada por tener cerca a esa bella brasileña.

-Igual quedará en el campus de la universidad y solo vendrá los fines de semana, no quiero que su prototipo de niño seductor acose a mi bebe-

-Vamos, Aron es un sol- carcajeo  Cameron, orgulloso de su hijo

-¿Nosotros podremos llevar a  Lía a Milán?, está a pocos meses de graduarse- preguntó más que emocionado el argentino, ya tenía mil planes, para hacer son su sobrina allá. Era como volver en el tiempo y tener a una mini Lizet viviendo con ellos otra vez.

-Esta vez no será- hablo con pena Lizet

- No ¿Por qué? indagó el rubio con tristeza\, su ilusión se hizo añicos- Ella soñaba con hacer fotografía y que mejor que estar cerca de Edu- explico ansioso

-Eso quisiera saber, de repente se le dio por las Finanzas- Cameron vio a lo lejos a su dulce princesa, caminar hasta sus primos, sin apartar la vista del celular- solo espero que sea lo que haga feliz- el tono preocupado fue evidente y Lizet quiso cambiar el humor

-Nuestro pequeño acosador, como afirma el tío Alan- carcajeo y todos la secundaron- eligió medicina, quieres ser un gran cirujano

-Seguro será excelente -agrego Lois, conocía a ese par desde el vientre.

- Alma\, ¿Dalton\, como va en su primer año en la universidad? - indago Cameron\, sin ver el sinfín de gestos de Lion rogando cambiara de tema.

-No me hagas hablar, - dijo entre molesta y triste- Cam, ese niño sí que es un dolor de cabeza- volteo a ver a su clon, en versión masculina riendo a carcajada con un amigo- no sé qué sucedió con mi bebe, en un año perdió su luz.

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En la casa Mila, recorrió los pasillos con sus pies descalzos, después de cambiarse el traje de baño en uno de los cuartos, llego a la cocina y busco en el refrigerador algo para beber.

-Necesitas ayuda preciosa-

La voz ronca, le erizo la piel, era como si su cuerpo se hubiera congelado y era un mal chiste, considerando que medio de este estaba dentro de aquel armatoste helado

Aron recorrió sus radiantes ojos verdes por esa piel dorada, el pequeño vestido blanco se veía exquisito en el cuerpo exuberante de Mila, caderas redondas, pequeña cintura y piernas de ensueño.

-No gracias- se enderezó, hablo segura sin voltear a ver, no sabía que tanto podía aguantar estar a solas con ese mocoso, que desde que entro en la pre adolescencia la volvía loca.

Ella siguió buscando y agradeció el silencio que se produjo.

-Se fue, gracias Diosito- pensó soltando el aire contenido\, hasta que unas manos fuertes sujetaron su pequeña cintura haciendo que girara sobre sus pies

-Aron, ¿Qué haces? – abrió sus ojos grandes al ver a ese hermoso adolescente, de una gran contextura muscular observándola con una radiante sonrisa.

Aron Anderson, ostentaba un cuerpo muy bien cuidado, su alimentación era buena, y las horas de gimnasio rindieron sus frutos en esas abdominales perfectamente marcadas, sin hablar de la excelente altura que heredo de Cameron.

-Quiero ayudar- fue acercando su rostro tanto, que el aliento cálido rozo la mejilla tierna y rozada.

Mila paso saliva, al sentir el torso desnudo tan cerca, y cerro sus ojos implorando un beso, ese con el que soñó más de una vez y se negaba aceptar.

Ella tenía 21 años, y no hacía más que preguntarse, ¿cómo un adolescente, puro músculos, sexi por nacimiento podía vencerla en su propio juego? Pero en ese momento no le importaba, más cuando una de las manos de Aron la apretó con fuerza y se abalanzó con cuidado

Su espalda sintió el frio contra los estantes del refrigerador, pero el calor que emanaba el cuerpo de aquel monumento, era irreal

-Te gusta las fresas, hermosa Mila – la voz profunda, el aliento caliente, lo labios rozando sutilmente el lóbulo de su oreja, la hizo temblar

Aron sonrió satisfecho, provocaba cosas en esa brasileña que lo traía mal, lentamente, sin dejar de acaricia con su piel la de ella, se alejó quedando a pocos centímetros de esos labios entre abiertos.

Era la imagen perfecta, la tenía acorralada entre sus brazos y sabía que ella deseaba estar así. Esas pupilas dilatadas, esa respiración entrecortada, no podían negarlo.

Mila era todo lo que deseaba y al parecer él también era objeto de su deseo

-Dime hermosa- llevo la fresa sobre los labios y los recorrió con delicadeza, quieres compartir- la perfecta sonrisa de Aron apareció y las pocas defensas se fueron al carajo

La boca del menor empujo la jugosa fruta, Mila dio paso, deseando llegar a esos carnosos labios que estaban tan cerca y lejos a la vez, su corazón palpitaba a mil, hasta que el cartón de leche cayo al suelo y  la despertó, antes de cometer un error.

-Ay, no- protesto al sentir sus pies mojados. Dio un ligero empujón al torso desnudo que la apretujaba

Aron,  rodo los ojos maldiciendo en su interior a gritos, se alejó solo un poco y mordió la fresa frustrado

-Déjalo lo limpiaré- trato de tomarla por la cintura nuevamente- ven aquí

-Alto ahí- ella marco el alto con su mano- esto- señalo nerviosa y Aron sonrió al verla con las mejillas rojas- no te reías, esto es una locura, ok, solo tienes diecisiete y soy mayor que tú.

-Pronto cumpliré dieciocho- agrego elevando una de sus cejas y dio unos pasos haciendo que Mila los retrocediera - creo que nuestros padres estarán de acuerdo- rápidamente volvió atraerla a su cuerpo

-Eres un chiquillo- el agarre se aflojo y aunque detesto la distancia que esa palabra provoco, agradeció alejarlo, ya que no podría seguir conteniéndose.

-Ya basta Mila- sonó ofuscado- te gusto, es evidente, porque no solo lo dejas ser – sus ojos verdes mostraban lo molesto que se sentía y su mano barrio su renegrido cabello hacia atrás, era el mismo gesto de su padre cuando se frustraba.

- Déjate de juegos Aron\, estas acostumbrado a tener una que otra amiguita y yo no soy como esas nenas con las que te rodeas- cruzo sus brazos en el pecho

Aron la vio perplejo, todo en ella le parecía hermoso, suspiro y se acercó tomándola entre sus brazos

-Ey ¿Qué haces? La voz salió llena de ansiedad, cuando su mayor debilidad se inclinaba decidido

-Lo que ambos queremos- acortando la distancia

Mila comprendió que su razón, no iba de la mano con en el deseo por ser besada y cerro sus ojos dándose por vencida.

-¿Que paso aquí?-la voz de Lois interrumpió tan cadente momento, Mila como pudo se alejó de Aron, que cerró los ojos y mordió el labio inferior evitando que la palabrotas afloraran.

-Alguien más podrá joderme el día- protesto internamente.

-Limpia- ordeno Mila y salió despavorida de la cocina, bajo la mirada risueña de la mujer de su padre.

-Vas a volverla loca ¿sabías no? - lo vio traviesa

Aron se inclinó sobre la isla, apoyo sus codos y agarro su cabello con fuerza- Creo que, el que terminará loco, seré yo Lois- sonrió agotado

-No la presiones, Mila no responde bien a eso- él asintió, aun así no seguiría el consejo,  no era de los pacientes- tu madre me dijo que quieres ser mi colega- acerco el limpiador, que el menor agarro para arreglar el desastre. Lois lo observo detenidamente, no podía creer que ella recibió a ese muchacho, en  Bomba

-Sí, seré un gran médico, y esa chica será mia, no lo olvides-  afirmó con una gran sonrisa, limpiando el piso

-Si tienes la tenacidad de tu madre y la terquedad de tu padre, no lo dudo – dijo en complicidad.

💕💕💕💕💕

Nuevo cap. gracias por los mimos a esta historia.

Abrazos

Gaby

Cerrando ciclos

Los meses transcurrieron, la gran noche llego, la fiesta de graduación, el cierre de uno de los ciclos más importantes, para un adolescente, el paso a la vida adulta, como dirían, justamente los adultos.

La etapa, donde se decide que estudiar, de que trabajar, básicamente se decide que serás a futuro, lo loco de todo esto es que nadie sabe que puede pasar dentro de sesenta minutos, muchos menos lo que pasara en años, pero la insistente idea del ser humano de proyectar y organizar su vida, es como un karma que te sigue desde que abres los ojos por primera vez.

Al parecer terminar un ciclo debería llenarte de felicidad, es el comienzo de otro, uno en el que tú puedes decidir. Pero por alguna razón, en esa fiesta, que celebraba el final y el comienzo de algo mejor, donde los chicos visten de trajes elegantes y las chicas, hermosos vestidos, para  los mellizos solo encerraba  la necesidad de huir.

 La gran temática: "Noches de estrellas", pero Aron y Lía Anderson, se sentían estrellados.

Sus amigos bailaban y disfrutaban, mientras ambos tenían la cabeza puesta en otro lado.

Aron no paraba de beber, su elegante esmoquin negro resaltaba su figura y dejo a más de una admiradora desmayada, pero estar rodeado de chicas, lo estaba irritando, sino fuera por sus amigos ya se hubiera marchado.

Lía reía cada tanto, al ver las locuras de su par de amigos haciendo poses en la pista de baile, se negó a bailar con Kara y Timothy amigos desde el prescolar, el precioso vestido rojo que marcaba cada una de sus curvas no se lucia en aquel rinconcito donde eligió esconderse.

Ella apoyo su rostro en el puño, mientras su codo descanso sobre el delicado mantel azul con destellos en plateado, su mirada cargada de tristeza, se perdía en algún lugar de la pista, cuando no veía a esos dos payasos. En realidad, sus hermosos ojos estaban puesto en el chico que por meses espero regrese de Stanford, el chico al que invitó con timidez al baile y él que dijo que no podría asistir, por un examen, al chico que justamente Ali Wilson abrazaba con fervor en la pista de baile, su Valentín.

-Hermoso- susurro. Observo el perfecto traje gris que se ajustaba a la ancha espalda, la rosa blanca en el ojal y la sonrisa que la hacía suspirar cada que esos perlados dientes aparecían. Esa sonrisa que pocas veces le dedico.

Bebió el jugo de fresas caliente y arrugo su naricita odiando el sabor, volvió su vista a ese insignificante vaso de plástico. Ella se sentía así, intrascendente, alguien a quien podían arrojar una vez que cumplía su ciclo, descartable- suspiro y se rio de esos pensamientos tan patéticos.

-Resígnate, no eres más que una tonta niña enamorada para él-

Por meses espero paciente la llegada de su amor platónico, pero el destino estaba encaprichado en no cruzarlos.

Valentín vistió a sus padres y amigos, pero nunca hubo tiempo para ella, o tal vez él no quería verla, negó con la cabeza alejando esos pensamientos negativos.

Lía Anderson siempre veía el lado positivo de todo, tal vez no le alcanzo el tiempo, seguro la próxima será, tal vez lo llamaron de la facultad, tal vez no recibió el mensaje- Una excusa tras otra, la hacían resistir el doloroso rechazo. Pero cada que él no podía, un mensaje llenaba de luz su profunda oscuridad, afirmando que todas sus excusas no eran descabelladas.

-Valentín está muy ocupado-su corazoncito volvía a latir esperanzado

Solo que esa no noche no encontraba cual era el pretexto, para sobrellevar la desilusión.

A pocos metros Aron, observo el lugar, con el ceño fruncido, lo que pensó sería una gran noche, se convirtió en la peor y todo gracias a los sucesos una semana atrás…

📱📱-Debes invitarla, es evidente que le gustas o no seguiría saliendo contigo, me dices que se besaron, ¿Cuál es el problema? - hablo relajada Daria al teléfono, desde Nueva York.

-No, no nos besamos Day, pero sé que estoy cada vez más cerca, al menos no me rechaza como antes, y a aceptado salir varias veces al cine, creo que tengo oportunidad- Aron subía y bajaba una pesa, con el brazo izquierdo. en el gimnasio privado de la planta baja de la casa.

- Entonces no lo pienses tanto\, mi bello tigre\, y ataca- la risa contagiosa de la gemela resonó haciéndolo reír.

-Creo que sí, hoy mismo iré a buscarla a los dormitorios, - aseguro-

Mila ya se había instalado en la universidad, y poco a poco se fue acostumbrando a la vida en California.

-Ahora cuenta, ¿convenciste a Aramis? - preguntó interesado recordando aquella conversación junto a la piscina meses atrás

-Claro que sí, mañana llega mi dulce clon- afirmó juguetona

-Dios Daira, no mereces a Aramis- se acostó sobre la colchoneta descansando

-Ella me ama, tanto como yo, ¿Qué puede salir mal?

-Todo- carcajeó Aron

-No seas negativo, debo dejarte estoy haciendo mis maletas, mucha suerte, primito.

-Para ti también, hermosa

La llamada término.📱📱

-

Aron paso el día eligiendo que ponerse y que palabras usaría para lograr que aquella belleza aceptara ir al baile de graduación.

Se arregló, monto a su Harley-Davidson de colección, regalo de su tío Lion por sus dulce dieciocho y salió toda velocidad.

Detuvo su preciosa máquina, y por obvias razones no pasó desapercibo por las señoritas que transitaban el campus.

Quien en su sano juicio podría evitar ver a un hermoso modelo de hombre, en chaqueta de cuero, pantalones rasgados, anteojos Gucci y con un aura que calentaba todo el ambiente.

Aron espero paciente, sus ojitos verdes detrás de las gafas, desbordaban de emoción. Luego de unos minutos, por fin, Mila se dejó ver a lo lejos.

Ella sonría rodeada de compañeros, su cabello ondeaba con el viento, sus piernas contorneadas brillaban en el sol y el pequeño short blanco ajustaba a la perfección sus caderas redondas, la camisa suelta en tonos verdosos, se agitaba con cada movimiento, haciéndola ver ligera como un pluma.

Él aclaro la garganta, descendió de la moto y fijo la vista en el objetivo, pero sus pasos se detuvieron cuando un moreno, se acercó lo suficiente para saborear lo labios de Mila.

Aron sintió una fuerte punzada en el pecho y no estaba dispuesto a quedar como idiota, rápidamente volvió sobre sus pies llevándose por delante una chica

-Ey, no ves por donde vas- se quejó la rubia cuando sus libros cayeron al césped

-Lo lamento- se inclinó y recogió los libros aun tratando de procesar lo que vio

-¿Aron?-pregunto la joven mujer. cuando tomo sus útiles

El por primera vez la vio a los ojos- Tara, perdón-  la rubia de bonitos ojos azules sonrió, para la mala suerte del mellizo, esta era la compañera de cuarto de Mila

-¿Vienes a ver a Mila?, creo que ya termino su clase- dijo simpática, ella conocía el juego de coquetería de esos dos y le fascinaba la idea de verlos juntos.

-No, está ocupada, no vemos- sin darle tiempo a la rubia, subió a la moto y volvió por donde vino.

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-Ahora, rodeado de gente riendo y bailando, él solo bebía, tratando de ahogar sus penas, en una fiesta que tenia que ser la mejor, pero nada se sentía así.

A lo lejos vio a su compañera de nacimiento y sonrió cuando un compañero de clases se acercó, al menos uno de los dos debía disfrutar la noche.

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-Lía ¿te gustaría bailar? -sonrió el hermoso latino

-Diego, no soy buena en esto- dijo tímida, la verdad es que no quería estar tan cerca de Valentín, que cada tanto volteaba a verla,

-Vamos, este tal vez sea nuestro último baile, tampoco soy el mejor- guiño un ojo seductor.

Lía lo observo, la sonrisa era preciosa, lo labios carnosos, lo ojos negros resaltaban en esa piel bañada por el sol, definitivamente las raíces latinas gritaban en todo su ser.

Diego era su fiel admirador, pero reconocía cuando no tenía oportunidad, al menos esa noche bailaría con la chica de sus sueños.

-Ok solo no te quejes si te piso- curvo sus labios en una tierna sonrisa, tomo las manos y se dejó llevar.

Valentín giro con su pareja para ver como esa pequeña damita de vestido rojo, parecía flotar en la pista, con una suavidad única.

Lía fue invitada por muchos chicos, pero se negó a cada uno esperando la respuesta de Valentín, que llego el mismo día de la fiesta.

-Lo lamento cachorrita tengo un examen, no puedo ir, espero te diviertas.

Ella no podía enojarse, él era una persona responsable quien no querría un chico así, y decidió ir sola, bueno con Aron y su mal humor.

-¿Lacrost no se gradúo?- preguntó Diego, viendo en dirección del ex capitán del equipo

Lía solo suspiro, quería volver a la casa, pero al menos podría decirles a sus padres que bailo, sin mentirles. – Si, hace dos años, ahora está en Stanford- sonrió y dirigió su vista para ver la triste realidad, los brazos del chico que le gusta, están sujetando otra cintura. Pero no importaba, ella iría a Stanford y cuando vea su esfuerzo, él la elegiría, estaba segura de eso.

-Al parecer tiene novia, jure que ustedes dos terminarían juntos- dijo escondiendo su rostro en el cuello de Lía, disfrutando ese calorcito único.

*También yo***–** pensó cerrando sus ojos unos segundos para no llorar.

-Valentín no dejaba verlos y frunció el ceño con molestia

-¿Que sucede bonito?- hablo su acompañante que sintió como se detenía

-Nada, ya es hora de irnos- dijo sintiendo una ligera molestia al ver a ese chico tan aferrado a Lía,

-Claro, hoy estaré sola en casa, aprovechemos- no era secreto que la hermana de su mejor amigo quería más que un acompañante de baile- espérame iré al tocador, ya vuelvo –

- Bien- dijo sin verla\, pero su rostro fue tomado con fuerza y los labios fueron arrebatados en un beso intenso

Lía abrió sus ojos, que se cristalizaron al instante, el aire le fue arrebatado de una sola vez, se estaba ahogando en su dolor.

Una mano en su hombro la jalo y ella  aparto la vista de aquella situación.

-Vamos- Aron la vio fijamente

-Hermano, estamos bailando- explico, Diego ajeno a todo

-Lo siento Diego, pero debo llevarla a casa, Lía-  elevo sus cejas, sus miradas se encontraron, no hacía falta palabras, y ella asintió.

Abrazo a su hermana y la saco a toda velocidad del lugar

-No llores, linda, nadie merece tus lagrimas- hablo furioso, solo quería golpear a ese imbécil que no la valoraba, él mejor que nadie entendía que sentía su hermana.

No es fácil ver a la persona que te gusta, ser besada por alguien mas

-No llorare, no te preocupes- fingió una sonrisa. Al cruzar la puerta, la brisa fría la sacudió

-Quédate aquí, iré por el coche- sostuvo el rostro de su hermana con ternura, y dejo un beso en la frente antes de alejarse. Ellos podían querer matarse a veces, pero se amaban con devoción.

Ella espero, y cerro sus ojos dejando que el viento acariciara su rostro, dolía tanto, Valentín dolía tanto

-Cachorrita- esa voz termino por atravesarla y se negó a voltear.

-Lía- volvió a llamar, la mano cálida sujeto su brazo, haciéndola girar, y allí estaba el chico que podía detener y acelerar su corazón al mismo tiempo.

-Valentín- forzó una sonrisa, pero él reconoció esos ojos tristes, sintiéndose culpable-

Lía perdió el brillo en sus ojos y todo por su culpa.

Arreglado- se regañó internamente

-Lamento no asistir contigo; Jonás enfermo y me pidió que trajera a su hermana- hablo pausado y con cierta incomodidad. Tampoco podía entender porque esa pequeña adolescente, lo desesperaba y a la vez le hacía falta.

-Vi que estabas con tu pareja- señaló detrás de él en dirección a la fiesta, ¿es tu novio? - pregunto curioso- viendo a ambos lados, y sus manos fueron a los bolsillos.

-Idiota, porque te importa- se regañó mentalmente

Su preocupación creció, cuando no logro la sonrisa que Lía acostumbraba a regalarle cada que se acercaba.

Ella arrugó su frente e inclino la cabeza viéndolo fijamente- ¿Qué quieres Valentín? Pregunto con una mezcla de tristeza y decepción

El abrió sus ojos y por primera vez sintió desesperación, ella no estaba reaccionando de igual manera

-Lo digo enserio, tenía un examen solo- intentó explicar nervioso

-Ya lo explicaste, creo que deberías volver- esa excusa no lograba apartar aquel beso que se repetía en su mente una y otra vez.

-Ey, cachorrita- sonrió temeroso y se acercó para acariciar el rostro suave. Era la primera vez que Valentín tenía ese gesto y Lía sintió su cuerpo estremecer-

-Te juro, solo hice un favor a mi amigo- hablo mirándola a los ojos, tan cerca que ella podía percibir la colonia,

Él llevo sus ojos a esos labios tiernos y pensó que se sentiría besarla, su corazón se aceleró tanto que podía escucharlo.

-Amor, vamos- la voz chillona los alejo

Lía reacciono y pudo ver esa perfecta chica, senos grandes, caderas perfectas, todo lo que ella no era, esa era una mujer, y ella solo era… Lía.

Valentín se debatía entre ir o seguir allí sintiendo esa cálida sensación en su pecho

-Amor- insistió la mujercita que cruzo sus brazos en señal de molestia

-Voy... Lía- balbuceo buscando las palabras cuando reconoció la frialdad en esos oscuros ojos. -Debo ir- señalo a su acompañante, esperando esa sonrisa dulce que lo dejará tranquilo, pero no sucedió, no esta vez.

-No, nunca me elegirá a mi- pensó-ella solo era espectadora de la vida en la que quería ser protagonista.

-Lía-.la voz de Mila la calmo, está la tomo del brazo,  luego volteo a ver a Valentín y a la chica a pocos metros. Al instante comprendiendo lo que sucedía.

-Te esperan, ¿por qué no te vas? - dijo de mala manera la brasileña, solo quería golpearlo.

-Luego te llamo- murmuro viendo los ojos cristalinos de Lía que se rehusaba a llorar

-No hace falta, puedes irte- insistió Mila

- Vamos cariño\, ese imbécil no te merece- dijo bajito llevando a Lía

Se dejó arrastrar por unos minutos y luego reaccionó ¿tú que haces aquí Mila?

-Busco a Aron- sonrió como tonta- la tía me dijo que estaban aquí-  mordió sus labios, nerviosa – necesito hablar con él –declaro ansiosa.

-Pero yo no- la voz oscura surgió detrás

-¡¡Aron!!- exclamo asustada por la repentina aparición.

-Vamos Lía- alcanzo la mano de su hermana y la llevo al coche que dejo a poco metros de allí.

-Aron por favor, necesitamos hablar- Mila los seguía.

Su amiga recordó tarde comentarle de la visita y no fue difícil atar cabos para comprender porque ese bombón dejo de llamar.

El hizo caso omiso, abrió la puerta a su hermana para que subiera y camino alrededor del coche para hacer lo mismo

-No tengo en que volver-lo vio con ojitos de gatito mimoso y él se derritió, aunque no lo demostró- al menos me llevas a los dormitorios- imploro aleteando sus largas pestañas.

-Sube - los tres se alejaron de la fiesta y el silencio incomodo inundo el ambiente.

Lía quiso dar el empujón a eso dos que no se decían una palabra y pidió que la dejaran primero, justificando la necesidad imperiosa de dormir y sacarse esos dolorosos tacones. Aron a duras penas acepto y luego continuo viaje a los dormitorios de la universidad

El coche se detuvo, todo se veía solitario, pero resistió las ganas de quedarse un rato más.

-Podemos hablar- pidió otra vez viendo como Aron se negaba a mirarla.

-No creo que  tu novio se sienta cómodo con esto- soltó molesto, viendo al frente

Mila apretó los labios para no reír- vamos sal, entremos al cuarto hablar, Tara no está- bajo del coche y espero

Aron rodo los ojos, enojado, descendió del coche y se sentó sobre el capo- aquí está bien, te escucho- llevo sus ojos a cualquier lugar, no podía controlar sus ganas locas de abrazarla.

Mila entendió que no podría convencer a ese caprichoso y se acercó, viendo lo hermoso que se veía con el saco a medio prender y el cabello revuelto.

- Si te refieres por novio\, al chico que me beso y ahora se está preguntando si tendrá hijos\, pues debo decirte que no\, no es mi novio- sonrió divertida

Él fijo sus ojos en ella sin entender

-El idiota me beso y le enseñe que no cualquiera puede hacerlo- sus ojos brillaron al ver el intentó de Aron por no sonreír.

-Eso pasa por no pedir permiso- mordió su mejilla interna- y si… sus palabras fueron calladas con los labios dulces de Mila.

Sus ojos verdes se abrieron por la sorpresa, al fin logro lo que tanto deseaba, no paso mucho hasta que la atrajo a su cuerpo para profundizar el beso con hambre, aprovecharía cada segundo.

Varios minutos pasaron y el oxígeno se volvió vital

-¿Ahora entraras?- preguntó  cerquita de los labios húmedos de Aron, deseando más.

-No creo que deba Mila, no creo poder controlarme- hablo seriamente, viéndola a los ojos, con su corazón desbocado

-No pedí que te contengas.

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Abrazos Gaby

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