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El Placer De Ser Tu Esposa.

Mi nombre es Amy Castillo.

...INTRODUCCIÓN...

Hola, mi nombre es Amy Castillo, tengo 27 años, soy diseñadora, orgullosa madre de dos niños y estoy a punto de casarme... con mi ex esposo.

Seguro te estás cuestionando al respecto, ¿Ex esposo?, mis amigos y familia también lo hacen.

Mi mejor amiga incluso me ha dicho:

– Amy, habiendo tantos hombres guapos de entre los que puedes escoger, ¿Elijes al mismo, qué te sucede mujer?

En el pasado yo hubiese pensado lo mismo, después de todo, tomar caminos separados es la finalidad de un divorcio.

_________________________________________

Todo comenzó a mis tiernos 15 años, soy la hija mayor de un matrimonio fallido, conformado por una licenciada en pedagogía, maestra de jardín de niños y un licenciado en Educación física, instructor de artes marciales.

Yo estaba cursando el primer año de preparatoria cuando gracias a Braulio, hermano de mi mejor amiga, Diana, conocí a Christian Grand.

En ese entonces Christian tenía 18 años de edad. Es un tipo de 1.80 de altura, tez apiñonada, ojos cafés oscuros, mentón afilado y un cuerpo tonificado por el entrenamiento de fútbol.

Asistimos al mismo instituto, él lidera el equipo de fútbol soccer de éste, mientras que yo, me uni junto con Diana al equipo de porristas.

Compartimos el mismo grupo de amigos, entonces era muy común encontrarme con él en diferentes ocasiones, podía ser una tarde en casa de mi amiga, en reuniones durante o después del entrenamiento o simplemente en las instalaciones del instituto. Cada vez que nos encontramos, él aprovechaba la situación para guiñarme un ojo, lanzarme un beso en el aire o evitarme el paso.

Me invitó a salir un par de veces y, aunque mis ganas eran inmensas, la precaución a no salir lastimada venció por mucho.

Es bien sabido por todos que, Christian acostumbra salir con diferentes chicas al mismo tiempo, en cada reunión asistía con una diferente y simplemente yo no sería una más de su lista, me dije.

Comencé a salir con un chico de mi agrado, Alan Salas, él se comportaba muy dulce y atento, también está por entrar a la universidad. Mis padres lo conocieron de inmediato y les agrado, lo fui incluyendo al grupo de amigos y también coincidió con algunos respecto a gustos. Todo iba perfecto hasta que un día, Alan no pudo acompañarme al entrenamiento de fin de semana, como ya era costumbre, después de terminar de entrenar algunos del equipo de porristas como los del equipo de fútbol nos reunimos en la casa de uno de nosotros, en esta ocasión fue la casa de Diana y Braulio, sus padres no estuvieron por un asunto familiar así que, tuvimos la casa sola. A los chicos se les hizo fácil comprar alcohol y preparamos botanas, con música alta.

De momento estábamos divididos entre chicas y chicos pero, conforme fue avanzando la tarde, empezaron a dar ideas de juegos.

–Juguemos semana inglesa – Dijo Andrea.

Algunos nos alborotamos y aceptamos.

– Yo me apunto – Dijo Diana.

Claro que no dejaría a mi amiga sola, entonces la seguí.

– ¡Yo también juego! – Pensé un poco y luego me retracte– No, saben que yo tengo novio. Mejor yo no juego.

– Pues reemplazamos los besos por tragos y listo– Dijo Diana.

– Sólo los que no quieran besar– Dijo Mariana.

– Me parece bien– Contesté.

– Yo también quiero tragos– Agregó Christian.

Terminamos las rondas y decidimos que era hora de elegir otro juego.

– Juguemos a la papa caliente – Dijo Mariana– Quien pierda, deberá tomar un caballito de tequila.

Los chicos empezaron a negarse pero, nosotras estábamos un poco más que alteradas, así que terminaron por aceptar.

Después de que todos tomarán un par de tragos más, decidimos jugar ahora algo más tranquilo, no podíamos permitirnos llegar ebrios a nuestras casas.

– Juguemos verdad o reto– Grite y mis amigas se entusiasmaron conmigo.

**Debo hacer una pausa aquí y anunciar que esta fue la primera vez que me emborrache, claro que perdí el control de mis ideas muy pronto.**

Nos acomodamos en círculo al rededor de la mesa de centro. Braulio comenzó a girar la botella.

Le tocó a Andrea que escogió reto, tuvo que pararse de manos y contar hasta 100.

Después siguió Erick, quien pidió verdad y admitió su amor hacia Diana. Todos hicimos escándalo pero no le pareció tan gracioso a Braulio, porque Diana es su hermanita menor y Erick es su amigo.

A Braulio le tocó besar a Andrea, a Diana beber de un zapato, Alejandro salió en ropa interior a la calle, Christian tuvo que correr tras un perro, yo tuve que caminar de manos mientras tomaba un shot de tequila.

Seguimos jugando por un buen rato pero, ya casi era hora de irme, así que comencé a despedirme.

– Quédate, amiga– Me pidió Diana – Mañana te llevamos a tu casa.

– No, bonita, mis papás no me van a dejar – Le repetí en varias ocasiones.

– Bueno, una última ronda y ya– Me insistió, Andrea y Braulio también se unieron a la petición.

– Una última ronda y ya nos vamos, yo me voy contigo. – Me dijo Andrea.

Erick escucho y también Christian, se acercaron y se ofrecieron a acompañarnos de vuelta después de otra ronda. Terminé por aceptar.

–¿Verdad o reto?– Preguntó Alejandro a Mariana.

– Verdad.

–¿Quién te gusta tanto, que serías capaz de hacer todo con esa persona?

Mariana lo pensó un momento y se mordió los labios reuniendo el valor suficiente.

– ¡Christian Grand! – La chica se sonrojo con su respuesta.

–¡ Uuh!– Hicimos un grito de bulla.

Ella giro la botella y cayó en Christian.

–¿Verdad o reto? – Andrea pregunto.

– Reto.

– Debes besar a la chica más linda aquí – dijo Andrea, dándole un ligero codazo a Mariana.

Todos estábamos esperando a que la besara pero, eso no salió como lo creímos.

Antes de hacerlo, él pidió que las chicas cerrarán los ojos, pues temía que si lo hacía así como así, a quien desea besar se negaría.

Yo cerré los ojos pero, entreabrí mi ojo derecho para poder ver lo que hacían y así, poder hacerles burla a Chris y Mariana.

Cuando de pronto ví su silueta, me tomo de la nuca, me presionó hacia él, besándome.

Todo era risas pero nadie se lo esperaba, mucho menos yo.

Me separé en cuanto pude de él, me sentí molesta y avergonzada con la chica al frente mío.

Mariana se levantó y entró corriendo al baño. Andrea fue tras ella y Diana me pidió que me quedara en la sala para darle espacio.

Christian me miró y me guiño el ojo como de costumbre. Mi enfado aumento con su comportamiento, en un principio yo ya les había dicho que yo no entraba al juego de besos porque tengo novio, si algo he aprendido de mis padres es que no se hace lo que no quieras que te hagan.

Andrea regreso minutos más tarde a reunirse con nosotros, me acerque a preguntarle respecto a Mariana. Andrea se mostró muy enfadada y arremetió contra mi.

– Eres una zorra, Amy. – Gritó Andrea en su intento de proteger a su amiga.

Todos nos quedamos callados, en ese momento todos supimos que la reunión ya se había terminado.

– Es sólo un juego, Andrea, Mariana no sabe diferenciar las cosas – Contestó Diana intentando defenderme.

– Tranquila, amiga. – Tome a Diana del brazo y la lleve a su habitación.

–¡Esa maldita!, ¿Cómo se atreve a hablarte así?– Gritaba mi amiga enfadada.

– No le tomes importancia, estamos ebrios– Intenté calmar a Diana.– Es hora de que duermas un poco.

Ayude a Diana a llegar a su cama y la dejé cuando ví que ya estaba dormida.

Opte por irme a mi casa, le llamé a mis padres para que pasaran por mi a un punto medio porque yo ya no quería estar ahí.

Christian salió atrás de mi para disculparse.

–Por favor, déjame acompañarte– Dijo, tomando mi chamarra antes que yo.

– Christian, deberías ir a consolar a Mariana, tuvo mucho valor para decir lo que dijo.

– Amy, ella no es de mi tipo, no te hagas, sabes que tú me gustas desde antes.

– Ya Christian, yo tengo un novio, deberías respetar eso. –Le arrebate mi chamarra y camine más rápido.

Mi padre no tardó en llegar al lugar acordado, Christian se acercó a saludarlo por pura cortesía, porque todos le temen a papá, y regreso a casa de Diana.

Habían estado tomando fotos y videos de esa tarde, me preocupo que Alan se enterará.

En cuanto llegue a casa recibí su llamada.

– Hola, preciosa, ¿Qué tal el entrenamiento de hoy?

– Bien, estuvo cansado.

– Me imagino, ¿Ya llegaste a casa?

– Si, mis papás pasaron por mi.

– Que bien, ¿Qué hicieron?

– Pues compramos un par de botellas de tequila y jugamos un poco.

– Amy, ¿Estuvieron bebiendo?

– Si ... un poco.

– Ay me lo perdí, será para otra ocasión.

– ja, ja, sí.

Se escuchó la voz de su mamá llamándolo y termino la llamada después de eso.

– Debo irme, adiós, preciosa.

– Adiós– Colgué.

Aprendiendo la lección.

Me recosté en mi cama y sentí todo darme vueltas. Intenté calmarme pero no lograba hacerlo, de repente no pude contenerme más y vomité. Mi madre estaba en la sala, en cuanto escucho mi escándalo, entró a mi habitación asustada. Se preocupó al verme en ese estado.

–Amy, ¿Te sientes bien?– Se apresuró a poner su mano en mi frente y después de unos segundos de análisis, se puso de pie frente a mi y me miró fijamente– Estás ebria.– afirmó.

Intenté decirle lo contrario pero, otra vez vomité. Mi mamá se enfureció y llamo a mi padre alarmada.

– ¡Amy está ebria! – Gritó al teléfono.– ¿Cómo es posible que no te hayas dado cuenta?

– Mamá, perdón en verdad, por favor perdóname. – Le dije intentando calmar la situación.

Mi madre me dió una mirada fría y siguió hablando al teléfono.

– Gilberto, ¿Cómo quieres que lo tome? Tiene 15 años, ¿Qué pasará después si dejo que esto pase?

Mi padre que estaba al otro lado de la línea, intento calmar a mamá y resolvió que vendría a mi casa a hablar la situación conmigo.

Tardó unos minutos, llegó después de que mamá me pusiera a limpiar la escena que había hecho, me sentaron en la mesa frente a ellos.

– Amy, ¿Qué tanto bebiste, hija?– Me preguntó con calma mi papá.

– No lo sé, papá. Fue muy poco, solo quise probar.

– ¡Ya no irás con esos amigos! – Dijo mi mamá alterada.

– ¡Mamá!, yo fui quien quiso probar, ninguno me obligó.

– Regina, no seas tan extrema. Son chamacos.– Contestó mi padre con un tono comprensivo.

– No, Gilberto, no me convertirás en la mala de la historia, ella debe hacerse responsable.

– Mamá, discúlpame por favor, no volveré a llegar en éste estado, por favor creéme. Es sólo que mis amigos no tienen la culpa de lo que yo haga, y no quiero que tengas una mala imagen de ellos.

– Regina, escucha a la niña, ella está consciente de lo que hizo y supongo que no la está pasando bien, espera a mañana que sienta el verdadero arrepentimiento, creo que eso será castigo suficiente – Dijo mi papá muy tranquilo, mientras mi madre le lanzaba una mirada afilada y después agregó – Amy, tu madre y yo pasamos por esto mismo pero, es necesario que sepas que no está bien, es peligroso tomar con tus amiguitos porque algo malo puede ocurrir, un día lo entenderás.

– Si, papá, también perdóname.

– Debes cenar algo e irte a dormir. ¿Quieres tacos? – Me dijo mi papá, feliz de tener la idea .

–¿Ahora también la premias con su comida favorita? –Dijo mi madre aún molesta.

– No la estoy premiando, debe cenar algo para que no se vaya a poner mal en la noche, no pienso regresar en la madrugada para llevarla al hospital, por deshidratación por ingesta de alcohol o cualquier cosa peor.– Mi padre sin dejar su tono casual volteo a mi madre y le sonrió– Vamos, los invito a todos, llámale a Rodrigo.

Mi madre seguía molesta pero, llamo a mi hermano menor para que fuéramos a cenar.

Después de la cena, me sentí mucho mejor, mi padre pidió consomé para llevar y me lo dió.

–Esto es para mañana, será tu desayuno y te sentirás un poco mejor. Hija ya no hagas esto, tu madre está muy espantada de que algo pudiera sucederte, hay personas con malas intenciones en cualquier lugar, no queremos verte expuesta a esas situaciones, eso es todo.

–Entiendo y lo siento.

Mi padre nos dejó en la puerta de la casa, y mi madre me quito el consomé de las manos para ponerlo en el refrigerador.

– Hija, mañana debes dejarlo hervir antes de comerlo. – Me dijo más tranquila – No me molesta lo que hiciste, sino como lo hiciste, no debes actuar a nuestras espaldas, no puedo evitar que experimentes pero debes ser más prudente.

Mis padres tienen una personalidad tranquila y una mente abierta, es común que difieran de opiniones como individuos pero, como padres son los mejores. Aún no entiendo porque se divorciaron, eso paso hace unos años, al día de hoy mi madre empezó a rehacer su vida y papá dice que no cometería el mismo error dos veces, a pesar de eso, siguen teniendo una buena relación por el bien de sus hijos.

Le di un abrazo a mamá con un poco de culpa y me fui a dormir.

Ya es de día y la luz me pegó directo a la cara, mi mamá vino temprano a abrir las cortinas para dejar entrar al sol en mi habitación, siento mi cabeza explotar, en cuanto me levanté a correr las cortinas de nuevo, mi madre me escucho y me llamo desde la cocina.

– ¡Amy, hija ven!

Tome una sudadera grande para taparme los ojos con la capucha, camine lento porque sentía la vibración de mis pasos en la frente y me dolía aún más.

Entré a la cocina con la cabeza abajo, por fin entendí las palabras de mi padre de la noche anterior, estoy sintiendo el verdadero arrepentimiento. Mi madre me acerco un plato con consomé que sacó del horno de microondas, odie con todas mis fuerzas el sonido de la alarma cuando anuncio que mi desayuno estaba caliente, me miró con una sonrisa extensa.

– ¿Cómo te sientes, nena? – Dijo con un tono un poco burlón.

– Mamá, me duele mucho la cabeza, por favor dame algo para deshacerme del dolor.

– Hija, no puedo hacer eso, ésto es parte de la experiencia de beber alcohol, ahora desayuna rápido, eso te hará sentir mejor y cuando termines ve a prepararte para salir.

– Mamá, no quiero salir, quiero dormir un poco más.

– Amy, no te estoy preguntando si quieres, te estoy diciendo que iremos y punto. Hoy es el cumpleaños de tu tía Carlota y no podemos faltar.

– Mami, ¿Te puedo alcanzar allá?

– No, hija. Necesitaré tu ayuda para ir por la comida.

Tuve que resignarme, mi madre no me dejaría quedarme sola en casa.

"Espero dormir un poco en el camino", pensé.

Me di un baño y me sentí un poco mejor, me vesti muy casual, tome un pantalón de mezclilla a la cintura, una blusa de mangas aglobadas rosa, unos zapatos beige con un tacón pequeño y una bolsa pequeña, también me puse unos lentes oscuros para combatir la luz solar. En menos de media hora ya estábamos listos para salir. Subí al auto y recliné el asiento del copiloto hacia atrás, para poder dormir un poco durante el camino de una hora que haríamos a la casa de mi tía. Mi plan fue un rotundo fracaso, cuando mi mamá encendió el estéreo y subió el volumen, mi hermano se le unió cuando empezó a cantar en voz alta.

En un momento creí que la dichosa cruda me mataría, me arrepentí aún más de haber hecho lo que hice cuando nos detuvimos en un mercado a comprar insumos para la reunión. Los vendedores gritan, hay música a todo volumen para llamar la atención, el ruido se está volviendo mi peor enemigo este día, estuvimos al rededor de una hora buscando todo lo necesario para la comida, mi madre también quiso comprar ahí mismo el regalo de mi tía y estuvimos paseando de puesto en puesto hasta que encontró algo que le gustó.

Estoy muy conciente de que mamá está dandome una lección.

La cruda moral.

Por fin llegamos a la casa de mi querida tía Carlota. Mi tía está al pie de la puerta, acompañada por mis primas: Bárbara y Valeria. Esperando nuestra llegada.

En cuanto se estacionó mamá, ellas de acercaron a saludar, nos ayudaron a llevar todas las compras a la cocina, donde se encuentra más gente en movimiento. La fiesta de mi tía, sólo sería una "pequeña" reunión familiar pero, nuestra familia no es para nada pequeña.

Al haber tanto que hacer, mi madre nos dió tareas para realizar, en este punto yo me resigne a tener dolor de cabeza, y debía soportarlo el tiempo que dure porque no podría hacer nada al respecto, así que fui de inmediato a lavar las ollas y platos junto a mis primas sin objetar.

– ¿Cómo has estado, Amy? – Valeria me preguntó con una dulce sonrisa.

– Bien, ¿Y ustedes?

– No nos quejamos, estamos en exámenes. – Contestó Bárbara.

– Tú, por otro lado, traes cara de perro atropellado– Dijo Valeria, haciendo que Bárbara soltará una carcajada.

– Me duele la cabeza.

– Si, supongo que es por la borrachera de anoche. – Valeria agregó.

–No fue una borrachera, es sólo que no sabía en qué me estaba metiendo.

– ¿Qué se siente tener resaca? – Pregunto Bárbara.

Ellas son gemelas y son menores que yo, solo por 1 año, mis tíos no les permiten salir ni a la esquina solas. No asisten a fiestas de sus compañeros y mucho menos visitan a sus amigos en sus casas. Cuando les conté sobre las reuniones de los equipos, se emocionaron por todo lo que les cuento.

– Siento que muero. No lo recomiendo.

– Ya veremos– Dijo Valeria con una sonrisa pícara.

Estábamos entradas en la plática, nos pusimos al corriente sobre lo que habíamos estado viviendo los últimos meses. Si bien, mi madre y la tía Carlota son muy apegadas, nosotras no nos veíamos tan seguido, sólo sabíamos de la vida de las otras por las redes sociales.

–Oye, ví que tu novio no estuvo en la fiesta. – Valeria hizo el comentario de lo más casual.

–¿Qué, cuál fiesta?

– Pues la de ayer, la que tuviste con tus amigos. –Respondió.

– ¿Cómo sabes eso? – Pregunté intrigada.

– Pues por las publicaciones y los vídeos. – Agregó Bárbara después.

No me impresionó que ellas supieran de lo sucedido anoche pero, supuse que había sido porque mi madre habla mucho con mi tía y ellas escucharon alguna conversación. Me alteré un poco de saber que no era así.

– ¿Qué publicaciones?, ¿De qué están hablando?

– Ay Amy, pues Braulio subió los vídeos a su perfil y te etiquetó a ti, así como a todos tus amigos.

Desde que colgué el teléfono con Alan la noche anterior,bno había vuelto a tomarlo, estaba tan ocupada en mi malestar que ni siquiera lo encendí.

Me seque las manos y saque mi celular de un costado de mi pantalón. Lo encendí y abrí la aplicación.

Ni siquiera termino de cargar la página para cuando me llegaron las notificaciones, mensajes y anuncios de llamadas perdidas de mis amigos y, de mi novio.

Comencé a reproducir los videos que Valeria menciono, solté un grito ahogado antes de que terminarán, me tape la boca de la impresión. Seguí viendo la pantalla, abrí los mensajes y tenía al menos unos 50 mensajes pendientes y la mayoría son de Alan.

Las gemelas se pararon a cada lado de mi y vieron los mensajes, como yo no sabía si abrirlos o no, Bárbara tomo mi teléfono y ambas empezaron a leerlos intercalando el celular.

-Diana, pregunta: "¿Cómo estás?", también dice que se siente muy mal y cree que va a morir. – Dijo Bárbara, riendo

–Braulio te escribió para decirte que lo repetirán la siguiente semana en su casa. – Comento Valeria y agregó:– Por favor, llévanos.

–Uy, éste está feo– Dijo Bárbara– Mariana no quiere volver a hablar contigo.

– ¡Ash!, Como si fuera tan importante, ella es una arpía– Concluyó Valeria.

– Alan dice que tienen que hablar, le urge, que ya sabe todo, ¿Qué significa eso?, ¿Por qué no contestas?, ¿Por qué se lo ocultaste? ¿ Ya no lo quieres? bla, bla, bla– Leyó Valeria, poniendo los ojos en blanco.

– Es muy intenso, a esa hora estabas dormida, ¿Qué no piensa? – Comento al respecto mi prima.

Bárbara le arrebato el móvil a su hermana y esbozo una sonrisa al leer la siguiente conversación.

– Ja, ja, ja, éste es el bueno– Dijo y comenzó a leer textualmente en voz alta– "Amy, perdóname por favor, sabes cuánto me gustas y no pude evitar darte ese beso, en verdad espero que aceptes mis sentimientos hacia tí, te quiero mucho".

Ese Chris te declaro su amor.

Valeria se alarmó un poco.–O sea, ¿Cómo?, ¿Ustedes se besaron? – Me preguntó y su hermana también abrió los ojos grandes cuando eso sucedio.

– Si, ¿acaso no vieron el video?

– No prima, ese vídeo no lo subieron anoche.

Volví a reproducir los videos y los ví con calma, en ninguno aparece el beso, ¿Pero cómo se había enterado Alan, entonces?, o tal vez y sólo tal vez, él no ha visto nada; pensar en eso me tranquilizó.

Bárbara terminó el tema.– Creo que ya no tienes novio.

– Ay no importa, tiene a Chris que es mil veces mejor y es tan guapo, prima. Dile que sí. – Valeria dijo emocionada. – Aparte Chris me cae mejor que el intenso de tu ex– Soltó una risita.

Mi mamá apareció detrás de nosotros, nos llamó la atención por no terminar nuestros deberes. Reanudamos el trabajo y nos mantuvimos ocupadas en más tareas que nos dieron.

La fiesta inicio en la tarde, para esa hora yo ya no tenía ningún malestar, me dió mucho gusto reencontrarme con el resto de la familia. Los primos juntamos unas mesas y nos hicimos compañía, comimos y bailamos hasta cansarnos, subimos fotos de la reunión y la pasé muy a gusto. Fue hasta que volví a recibir una llamada que recordé lo que había sucedido. Alan había mandado más mensajes que no note y se decidió a llamar.

– Hola. – Dije casualmente.

–¿Por qué no me contestas los mensajes? – Dijo Alan en tono molesto.

– No los había visto.

– ¿No los viste o los ignoraste? – Dijo.

Me sentí extrañada de oírlo de esa manera, nunca se había referido a mi con ese tono.

– No ignore nada. ¿Por qué me hablas así?

– Pues porque no has visto mis mensajes pero, si puedes publicar que estás de fiesta y, muy divertida con tus primos.

– Ja, ja, ja, ¿Te molesta que esté de fiesta con mi familia? – Dije bromeando.

– Tenemos que hablar.

– Si, tienes razón, tenemos que hablar. No sé que te sucede pero, lo que sea que pienses tiene una explicación, mañana podremos hablar pero por ahora, si me disculpas, te voy a colgar porque estoy con mi familia, cómo ya sabes. – Yo tampoco le había hablado así a mi novio pero, me irritó su actitud.

– Amy, sé que te estuviste besando con Christian Grand– Dijo molesto y luego colgó.

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