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Guerra Mágica

El comienzo

Hay veces en la vida en que la rabia y el rencor se han acumulado tanto en las venas que no importa lo que pase alrededor, solo importa buscar venganza, los sabios aconsejan que no hay que dejarse llevar por la ira, que se debe pensar con cabeza fría y analizar las consecuencias de lo que se está a punto de hacer, pero estas ideas quedan en el olvido cuando lo único que pasa por la mente es hacer pagar a aquellos que nos han hecho sufrir en la vida. Esa sensación de furia desmedida, de rabia sin control y de venganza era lo que pasaba en el interior de Juliana.

Juliana era una chica de 22 años de edad, tenía sus ojos de un intenso color verde oscuro, su piel era blanca igual que la luna y su cabello era de un rojo encendido como la misma sangre, era muy hermosa, de aquellas mujeres que con solo pasar dejaban a los hombres con la boca abierta y con la idea de "quién será el afortunado al que esta belleza le entrega su amor". Sentía como su sangre le ardía de furia y no aguantando más, lanzó un grito y clavó un puño en la pared de la cueva donde se encontraba, en aquel momento un hombre de piel morena entró preguntando:

- ¿Estás bien?

Ella se volteó y lo miró con sus profundos ojos verdes, le dijo:

- Sí. ¿Están listos?

- Estamos listos - respondió el hombre levantando con orgullo su cabeza - Ya se acerca la dama de negro con su ejército

Juliana sonrió, tomó una brillante espada que estaba a su lado y poniéndosela en la cintura salió de la cueva, al salir se encontró con una gran cantidad de hombres y mujeres que la miraban expectantes, entre ellos también se encontraban unos lobos que tenían la estatura de un hombre de dos metros, Juliana pasó por el lado de ellos y se puso en el frente de toda la multitud, se encontraban encima de unas rocas y al frente de ellos se encontraba una llanura exageradamente larga, Juliana esbozó una sonrisa en el momento en que al otro lado de la llanura apareció otro gran ejército de hombres y mujeres, junto a ellos se encontraban unos horribles monstruos que daban rugidos al cielo, había seres con grandes alas que mostraban sus colmillos amenazadores, en el medio de ellos apareció una mujer vestida de negro, llevaba en la mano lo que parecía un cetro, se detuvo y por un minuto se quedó observando a Juliana quién tampoco le quitaba la mirada de encima a la recién aparecida, después de un largo silencio, la mujer vestida de negro levantó su cetro al frente y dijo:

- Suelten a mis niños

Algunos hombres que sujetaban unas cadenas las soltaron y de inmediato varios perros que parecían sacados del mismo infierno empezaron a correr hacía Juliana y su gente, los animales ladraban horriblemente mientras corrían, debían de pesar casi cien kilos, eran enormes y en sus grandes hocicos se les derramaba sangre y lo que parecían restos de carne humana, Juliana levantó sus manos y al bajarlas, varias águilas gigantes salieron volando hacia el frente, las enormes aves abrían sus bocas y escupían fuego hacia los perros, pero al parecer el fuego no les hacía nada a los enormes animales porque seguían corriendo y cada vez se acercaban más.

Juliana miró a su derecha, en donde se encontraba un muchacho que parecía de su misma edad, era rubio y sonreía como si la batalla que se aproximaba lo excitara, tenía una dentadura perfecta, sus dientes blancos relucían a la luz de la luna llena que esa noche había, Juliana lo tomó de la mano y él sin dejar de sonreír volteó a mirarla, Juliana también le sonreía y luego de unos segundos él le guiño un ojo, luego abrió sus brazos y de la palma de sus manos brotó un fuego que flotaba sobre la piel y acto seguido se echó a correr en dirección a los perros, Juliana no esperó y también empezó a correr seguida de toda su gente, hombres, mujeres y los lobos gigantes, el ejército liderado por la mujer vestida de negro dando un grito también empezó a correr, bajo la luna llena y el cielo estrellado los dos ejércitos estaban a punto de chocar... La guerra del mundo mágico había empezado…

Una vida anormal

CUATRO AÑOS ANTES

En un lugar muy lejano del cerebro de Juliana se escuchaba un pitido, una especie de alarma que le taladraba sus oídos, poco a poco tomó conciencia de que era su alarma despertando, medio dormida le dio un puño a su reloj y se hizo el silencio, se quedó despierta mirando al techo y escuchando unos sonidos que provenían del otro lado de la pared, su habitación quedaba junto al baño y en ese momento se escuchaba como si alguien estuviera vomitando, para ella ya no era nuevo escuchar eso, todas las madrugadas llegaba su padrastro borracho a dejar todo el baño cubierto de su asqueroso vómito.

Juliana se levantó de la cama y se miró en el espejo de su pared, sus ojos verdes eran resaltados por unas ojeras que la hacían parecer demasiado cansada, luego de unos segundos murmuró: "Eres hermosa Juliana" y tomando su toalla salió al pasillo al mismo tiempo que salía su padrastro del baño, Juliana lo miró y le dijo:

- ¿Ya terminaste de sacar tus porquerías?

- Eso no te importa - dijo el ebrio - además\, ahí te dejé mucho en el suelo para que limpies

- No hace falta\, yo lo limpiaré - una mujer entró en el pasillo

- No mamá\, no vas a limpiar nada\, yo lo haré - dijo Juliana

- Sí\, déjala\, que tu inútil hija sirva para algo - dijo el borracho caminando por el pasillo

Juliana lo miro con rencor y luego de unos segundos se dio un pequeño golpe con un dedo en su frente, en ese momento el ebrio se detenía en el pasillo y agarrándose la cabeza gritó:

- Ah\, maldito dolor de cabeza

En veinte minutos Juliana se bañó y se arregló, bajó a la cocina donde su madre le servía el desayuno mientras trataba de ocultar un ojo morado, Juliana le dijo:

- No me digas que ese desgraciado volvió a ponerte una mano encima

- Él me golpea solo porque me quiere y además yo no hago las cosas bien - respondió la madre lavando el trapo con el cual había limpiado el baño

- ¿Pero qué son esas ridiculeces mamá? No puede ser que no lo hayas denunciado - dijo Juliana dejando la tostada que había agarrado

- Tampoco puedo Juliana\, no puedo ser tan tonta\, si él se va ¿Quién va a seguir trayendo dinero a la casa?

- ¿Cuál dinero? Si la mitad lo gasta en licor y en borracheras y solo trae miserias\, además ya te dije que yo puedo trabajar para conseguir dinero

- Y yo ya te he dicho muchas veces que no\, debes preocuparte por seguir con tu carrera en la Universidad\, además tienes 17 años\, eres menor de edad y no puedes trabajar

- Eso no importa\, en una semana cumpliré 18 y puedo trabajar y estudiar

- Dije que no\, debes estudiar para trabajar en una profesión importante - dijo su madre saliendo de la cocina

Juliana se quedó pensando en la cocina en que tenía que conseguir un trabajo en secreto de su madre para lograr sacar al miserable de su padrastro de la casa, por quedarse distraída se le hizo tarde y al salir de la casa, el autobús ya había pasado, así que le tocó irse a la Universidad caminando, el viento ondulaba su cabello rojo, ella no se lo pintaba ni nada, desde pequeña siempre lo tenía rojo y así a ella le gustaba, otro aspecto raro en ella era su piel que desde su nacimiento siempre había sido pálida y así se pusiera maquillaje siempre seguía igual de pálida, al parecer a los hombres les gustaba su apariencia porque diariamente tenía que aguantar insinuaciones y piropos a los que ella se hacía la de los oídos sordos.

Pero en Juliana lo más raro eran las extrañas cosas que pasaban a su alrededor, si quería que a alguien le pasara algo malo, solo lo tenía que pensar y de inmediato ocurría, o también solo se tenía que golpear suavemente una parte del cuerpo y a la otra persona le dolía terriblemente esa parte del cuerpo, esa táctica ya la había utilizado muchas veces con su padrastro, hacía que en su cabeza sintiera como si un taladro lo fuera a traspasar. Juliana no entendía por qué tenía esos dones, pero no le importaba tenerlos, la verdad ¿A quién le importaría?

Llegó a la Universidad donde al igual que todos los días, los demás la miraban y hablaban entre ellos, decían que parecía más muerta que viva por su tono de piel, pero la peor de todos era una chica de unos 19 años llamada Ashley, ella y su grupo de retrasadas mentales no perdían oportunidad para recordarle que parecía la clara de un huevo y que por eso no tenía amigas, y para malestar de Juliana vio a Ashley que venía por el mismo pasillo por el que iba ella, al pasar por su lado, Juliana escuchó que decía a sus amigas:

- Esta noche le voy a decir a Thiago que lo hagamos por primera vez

Se detuvo al ver a Juliana y le dijo:

- Mmm\, ya llegaste\, pensé que por fin te habían vuelto a enterrar en la tumba de donde saliste

Sus amigas estallaron en carcajadas, Juliana siguió caminando como si no hubiera escuchado nada, pero con una idea en su cabeza, acto seguido, la idea se hizo realidad, Ashley aun riéndose seguía caminando, pero pareció como si hubiera pisado una cáscara de banano invisible y en un momento se había dado tremendo sentón en el suelo, Juliana siguió sonriendo, ahora la zorra esa no tendría que esperar hasta la noche para que su trasero le quedara doliendo.

El día transcurrió normal, las mismas clases aburridas en las que la mente de Juliana estaba en todas partes menos en el aula de clase, lo más emocionante del día ocurrió cuando Thiago, el chico más lindo de la clase (y su amor platónico) la miró y en vez de mirarla raro como todos, le sonrió, esa sonrisa no se le borró de su mente en el resto del día y en esa sonrisa venía pensando en la noche cuando caminaba de regreso a su casa, por mucho tiempo le había querido hablar, pero no se atrevía ¿Y si esa sonrisa era una señal?, pensó que el momento de hablarle había llegado, y se decidió a escribirle una carta en cuanto llegara a su casa, así le diría todo lo que sentía por él y sin necesidad de estar frente a él.

Se quedó un rato afuera de su casa mirando al cielo, en ese momento un fogonazo atravesó el firmamento rápidamente, Juliana pensó que se trataba de una estrella fugaz y pidió ese deseo que tanto quería, pidió que sus sueños se hicieran realidad, pero lo que Juliana no sabía era que eso no era una estrella fugaz y que el objetivo que llevaba no era ningún buen deseo, sino que iba a provocar el inicio de una guerra en otra dimensión.

La fortaleza destruida

A muchísimos kilómetros del sitio donde se encontraba Juliana, encima de una gran montaña se hallaba ubicado un gran castillo con dos imponentes torres que se alzaban al cielo oscuro de la noche, rodeando el castillo había una enorme reja y en todo el frente de la estructura había una puerta de barrotes en la cual hacían guardia dos hombres corpulentos, un jardín inmenso era la antesala del castillo. En aquella noche silenciosa, en medio del jardín se levantó un remolino de polvo y de el salieron dos hombres, uno se apoyaba en un cetro y tenía cerca de 50 años, el otro era un chico de 17 años, tenía el cabello rubio y su piel era blanca como la luna, en su mano no llevaba un cetro, sino una bolsa de papas fritas de la cual iba comiendo, se acercaron a la verja donde los corpulentos hombres levantaron sus manos como si estuvieran a punto de lanzarles algo, el hombre mayor levantó su cetro y dijo:

- Magmus

Los dos guardias abrieron las rejas y los dejaron pasar, el chico al pasar por el lado de los guardias les murmuró con la boca llena de papas:

- Magmus

Los dos hombres llegaron a la puerta del castillo donde un hombre con una gran barba los esperaba en la entrada, al verlos abrió las puertas diciendo:

- Rubén\, Dylan\, que bueno que llegaron

El hombre del cetro respondió:

- Walfod\, llegamos lo más rápido que pudimos ¿Qué fue lo que pasó?

- Es mejor que ella te lo diga Rubén\, pasen por favor

Siguieron al hombre barbudo por una gran escalera hasta llegar a una amplia sala iluminada por antorchas, en el frente de la sala había un gran trono en el cual estaba sentada una mujer que aparentaba tener unos 70 años, frente al trono había cinco hombres de pie, cada uno sosteniendo un cetro y cada uno estaba acompañado de otro hombre que no pasaban de los 40 años, el más joven en la sala era el chico de cabello rubio llamado Dylan, Rubén se paró junto a los otros e inclinando la cabeza dijo:

- Suprema\, estoy a sus órdenes

La anciana se aclaró la garganta y dijo:

- Bien\, ya están todos - se levantó de la silla mirándolos con mirada apenada

Uno de los hombres levantó la mano y dijo:

- Disculpe mi señora\, pero falta que llegue el líder Ambort para estar los 7 líderes reunidos

- Me temo que Ambort no llegará - respondió la mujer con tristeza

- A qué se refiere mi señora - dijo otro de los hombres

- Esta noche los he... - la mujer se detuvo porque en el silencio de la sala se escuchaba unos ruidos extraños\, parecía como si alguien estuviera masticando algo en tono muy alto\, todos voltearon a ver a Rubén quién a su vez volteó a mirar atrás donde Dylan mirando el techo con curiosidad masticaba fuertemente sus papas sin importarle el ruido que estaba haciendo

- Dylan\, por favor - le dijo Rubén mirándolo severamente

Dylan los miró a todos y con una sonrisa guardó la bolsa en un bolsillo de su capa y sin dejar de sonreír hizo un gesto para que prosiguieran, Rubén sonrojado miró a la mujer y dijo:

- Discúlpelo\, Suprema

La anciana respiró hondo y dijo:

- Como venía diciendo\, esta noche los he reunido porque acaba de pasar algo muy grave\, hace unos momentos ha sido atacada la fortaleza que estaba a cargo del ausente Ambort\, la fortaleza Wellton\, recibió una fuerte bola de fuego\, conformada por múltiples hechizos de índole oscuro\, lamentablemente el ataque destruyó por completo el hechizo protector del castillo y acabó con todo\, dejó hecho polvo la fortaleza y el líder Ambort y toda su gente murieron en la explosión

Los hombres se miraron desconcertados y murmuraron entre ellos

- Obviamente - prosiguió la mujer - lo primero que tenía que hacer era reunir a los 6 líderes restantes para contar lo ocurrido y prevenirlos de aumentar la seguridad\, estoy segura de que ninguno tiene dudas del responsable del ataque\, ustedes conocen muy bien la profecía y saben que con este ataque se ha empezado a cumplir lo que la profecía dice\, así que debemos empezar a prepararnos para lo que se viene\, llegó la hora de hacer que la chica venga a nosotros\, así que: líder Eduard\, protector de la fortaleza Amstard\, líder Fernando\, protector de la fortaleza Zakfot\, líder Manuel\, protector de la fortaleza Cabams y líder José\, protector de la fortaleza Vilkons\, ustedes y sus hombres de confianza deben volver a sus respectivas fortalezas y protegerlas porque muy pronto nos enfrentaremos a lo oscuro y prepárense porque se vienen tiempos difíciles\, ahora retírense menos el líder Rubén\, nos volveremos a ver

Los cinco líderes salieron de la sala seguidos de sus compañeros aun murmurando la información que acababan de recibir, al quedar solos la Suprema dijo:

- Líder Rubén\, protector de la fortaleza Macknars\, a usted le encomiendo la misión de ir a buscar a la chica y empezar a darle toda la información necesaria sobre el mundo al que pertenece

Rubén asintió y luego de hacer una venía a la anciana salió, seguido de Dylan, cuando hubieron salido de la sala, Dylan preguntó:

- ¿De qué profecía hablaban?

Rubén se volvió y lo miró sorprendido diciendo:

- ¿En serio no has leído la profecía?

- Me da pereza leer - respondió Dylan sonriendo

Rubén suspiró y siguió caminando seguido de Dylan que se encogió de hombros y de nuevo sacaba su bolsa de papas y seguía comiendo. Rubén sabía que la misión que tenía era de mucha importancia, debía poner al tanto de todo a aquella chica que sin saberlo sería la salvadora de su mundo.

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