Para ti, que conocí en una situación incomoda, que te burlaste de mi por buscar a alguien más, para ti que me enseñaste a qué lo que tengo en casa es perfecto, para ti que abriste mi mente a nuevos sentimientos, para ti que estando tan lejos entraste a mi mente y a mi corazón, para ti que me miras perfecta cuando no lo soy, para ti que cada palabra que leo las guardo en mi mente, a ti que pides dejar de pensar en mi, a ti por la que quiero dejar de sentir una necesidad de saber de ti.
A ti te dedico esta historia con todo mi corazón.
Hoy desperté mirando a mi alrededor y recordé un suceso, algo que viví cuando tenía la edad de seis años, mi madre escuchaba canciones románticas, de esas que te provocan dolor que sientes que te calan el alma, recuerdo que estaba en mi cuarto con la puerta cerrada, al principio odiaba esa música, mi madre las escuchaba siempre mientras cocinaba, creo que lloraba en silencio.
Pero este recuerdo que tengo de niña es extraño, estaba yo sentada en el suelo pegada a la puerta de mi habitación con los ojos cerrados, mientras mis lágrimas caían sobre mi rostro, era algo extraño por qué recuerdo que yo estaba llorando por alguien, alguien que amé, si es extraño pero así fue yo era pequeña como podría amar a alguien a esa edad, y sentir este sentimiento de dolor, decepción si tan solo tenía seis años, pero así fue, algo dentro de mi me dolía y me hacía llorar, en mi mente me llegaba un recuerdo una camioneta azul, un mujer que se alejaba y este sentimiento que me hacía vibrar pero no podía entender a esa edad, no podía entender y solo dejaba fluir por qué me dolía al escuchar esa música, sentía dolor de dejar algo atrás, de estar lejos de algo, no sabía que solo me dolía.
No recuerdo mucho de mi infancia, solo que jugué mucho con mis primos, me encantaba deportes de niños, se que sonara extraño pero si yo soy una niña, así que sonara extraño que les diga que siempre me encantaron los deportes que eran para niños, nací en un época donde las niñas no podían jugar esos juegos, siempre miraba a los niños jugar, pero jamás se me permitió jugar con ellos, pues mi padre era un hombre que tenía ideas muy conservadoras.
Siempre tuve un interés por saber ¿por qué estamos en este mundo?, ¿cuál es nuestro motivo en la vida?, era raro que una niña de mi edad se hiciera esas preguntas, pero siempre sentí que no estaba en sintonía con este mundo.
Mi madre era una mujer muy religiosa ella siempre me enseñó a que existía un ser supremo, un Dios todopoderoso que nos creo, fui educada en un colegio de monjas, donde aprendí a orar y cantar.
Entonces trataba de entender por qué si hay un solo Dios, hay tantas religiones en el mundo, algunos de mis familiares que practicaban otras religiones me invitaban a las asambleas de sus iglesias, yo era una niña así que no podía decir que no, por un lado me agradaba siempre tenía esa pequeña inquietud de saber que hacían en otras iglesias, había escuchado muchas historias sobre que en algunas iglesias se escuchaban voces.
Se preguntarán, ¿cómo es que mis padres no se daban cuenta?, bueno ellos trabajaban mucho, así que me quedaba en casa de mis tíos para jugar con mis primos, pero lo que no sabían es que no solo iba a jugar, iba a las asambleas de otras religiones.
Jamás le conté a mi madre por qué sabía que se molestaría, ya que ella siempre ha sido una persona de una sola idea, difícilmente se abre a otras ideas, lo que nos trajo muchos problemas, pero eso se los contaré más adelante.
Durante mi infancia, sentía que algo no estaba bien, que yo no pertenecía a este lugar, siempre tuve una imaginación increíble, pero no para jugar, sino para mirar la vida y preguntarme ¿por qué estoy aquí?.
Al entrar a la edad de 10 años mis padres me cambiaron de escuela, mi padre había perdido mucho dinero en un negocio, ya no podía pagar el colegio, ingresé a una escuela pública donde habían niñas y niños, me sentía triste por dejar a mis amigas y a las monjas que durante todo ese tiempo me ayudaron a responder mis preguntas existenciales, algo cambio, me volví muy rara, la mayoría de las niñas no querían jugar conmigo, descubrí que me sentía atraída por los niños.
Así que me olvidé de mis preguntas existenciales y me uní al club de las niñas que solo hablaban de niños, ropa, música y cosas de niñas que tal vez los niños no entenderían.
Ahí conocí a un niño, era algo afeminado y no se separaba del grupo de las niñas, siempre pensé que era por qué le gustaba mi mejor amiga pero no era así el quería ser como ella.
Y si llega suceder, en un punto de tu vida no deseas ser tu y quieres ser alguien más.
Pero eso no lo sabía por qué yo solo pensaba en encontrar un amor, si alguien que me amara, miraba las películas de las princesas donde encontraban a su príncipe azul y así quería que fuera mi vida que llegara un príncipe azul.
A veces me ponía imaginar sobre mi príncipe azul, que me rescaté de mi hogar, donde me sentía atrapada.
A veces escribía cartas de amor que solo guardaba para mí, jamás llegaban a las manos de los chicos que me gustaban, si se que dirán que está parte es como la película de a todo los chicos de los que me enamoré, pero en mi época, aún no existía esa película, pero si yo era así escribía cartas de amor a los chicos que me gustaban, hasta el día en que mi madre descubrió mis cartas y me castigo por tener malos pensamientos, recuerdo que las quemó y me dijo que era pecado decirle a un hombre que quería sentir sus labios, para mí era una manera de expresar lo que sentía, jamás fue de una manera pervertida, ni caliente era una niña de tan solo 10 años, muchos dirán que era caliente pero no lo era, solo quería un beso como el que le dieron a la bella durmiente.
Así que mi castigo me enseñó algo, a no pensar en niños, a no desear algo, por qué era pecado.
Hola mis estimados lectores, se que esperan que terminara mi novela anterior y así será solo que tengo está nueva novela en mi mente dando vueltas y vueltas espero les guste.
Les mando un fuerte abrazo y un gracias a todo pulmón por sus comentarios, de verdad que quisiera tener tiempo para dedicarme a lo que me gusta hacer que es escribir.
Volví a soñar de nuevo con alguien especial, alguien que me abrazaba y me daba toda la felicidad que necesitaba, de nuevo no pude mirar su rostro.
Al entrar a la secundaria recibí mi primera lección, tenía que proteger mi mochila como si fuera mi vida o terminaba en la basura.
También descubrí que la mayoría de los jóvenes solo quería tocar a las chicas y algunos comenzaban a sentir que nadie los entendía, que los padres eran como verdugos cuidando que tú vida fuera aburrida.
No les contaré mucho de esa etapa de mi vida por qué fue muy tormentosa, con muchos problemas emocionales; con el pensamiento: "de nadie me quiere mejor me como un gusanito".
Después llegó mi etapa para prepararme para ir a la universidad, me enfoque solo en estudiar, mi diversión era leer un libro, hablar sobre el gobierno, mirar obras teatrales, y de nuevo comenzo a surgir una pregunta, ¿quién soy?, ¿qué hago aquí?.
¿que quiero para mí futuro?¿que quiero estudiar?, toda esas clases de preguntas que no te dejan dormir.
No estudie una carrera, decidí solo estudiar una carrera técnica, pues comencé a trabajar desde los 17 años, mi madre era secretaria en un hospital, así que necesitaban una recepcionista, inicie trabajando en vacaciones y termine tomando el puesto permanente.
Por qué les cuento esto para que sepan cómo comenzó mi vida en este cuerpo, soy jidori tengo 23 años, durante estos años laborando tuve solo una relación con un doctor, al principio era dulce y tierno, pero un día sus caricias se volvieron golpes, ahí comencé a tener estás horribles pesadillas, que me atormentaba día y noche, que no me dejaban dormir.
Esta historia comienza el día que iba manejando camino al trabajo, la carretera estaba vacía, era un camino muy solitario, al principio sentía que era un trayecto largo pero ahora es muy corto, esa mañana me levanté con un enorme dolor en el pecho, tuve un sueño, me despida de esa sombra que estaba bajando de la camioneta azul.
Sentía que algo no estaba bien en mi cuerpo, me arregle para ir al trabajo, tome las llaves de mi auto y escuchaba la radio camino al trabajo.
De pronto sentí que la vista se nublo, estaba parpadeando rápidamente, baje la velocidad del auto, sabía que algo no estaba bien y que tenia que frenar el auto, solo alcance a salirme del camino, mi cabeza comenzó a doler, era un dolor insoportable, de esos que te hacen perder la conciencia.
Desperté en la cama del hospital, ahí me informaron que tenía un tumor en la cabeza que harían estudios, era pequeño pero que necesitaba estar en constante observación y quimioterapias para que el tumor, aún. o entendía como a mi corta edad de 21 años, me habían diagnosticado un tumor en la cabeza.
Mis padres me miraban como si fuera morir, no me hacían sentir bien, sabía que esto cambiaría mi vida pero a un no sabía a qué extremo, después de varios días en observación, regrese a casa de mis padres, ellos no querían que viviera sola, así que termine accediendo a sus peticiones por qué miraba llorar a mi madre, sabía que la hacía sufrir, aunque no fue mi intención enfermarme está solo llego y se depósito ahí,
es la manera en la que veo mi enfermedad.
Me sentía como una niña, de nuevo tenía que estar al cuidado de mis padres, ya no me dejaron trabajar y me tenían todo el tiempo en la cama, a veces cuando quería salir a un lugar ellos me lo impedían.
Un día aburrida de solo mirar las noticias de una enfermedad nueva que acechaba la humanidad, decidí comenzar a leer, mis padres me habían comprado algunos libros.
Comencé a leer un libro que hablaba de seres que se encargan de guiarnos mientras estamos en el limbo, en ese lugar donde solo eres un ente, algo como un espíritu flotante y que se hacen llamar maestros.
Después de varios días leyendo mi libro, tuve un sueño, donde yo estaba en el cuerpo de un hombre, de 38 años de edad tenía dos hijos, mi esposa era un mujer hermosa su cabello era negro tenía una hermosa sonrisa, se miraba muy bella con un vestido rosa pastel.
Cuando me abrazo sentí que mi cuerpo se erizo se la punta del cabello a la punta de mi piel. Desperté asustada por qué había sentido ese dulce abrazo tan real.
Me desperté tratando de no olvidar el rostro de la mujer de mis sueños, estaba algo confundida y no sabía por qué acaso había sentido algo real por una mujer, tenía tantas preguntas en la cabeza que el sueño se me había espantado, así que tome mi libro y comencé a leer un poco, decía que al estar en un estado de hipnosis podíamos viajar a pequeños fragmentos de nuestra vida pasadas, que con cada vida aprendemos o logramos adquirir algunos de nuestros miedos, aún no lograba entender muy bien sobre los maestros de nuestras vidas pasadas, pero el libro me había atrapado.
- Cariño, es hora de tu medicamento y tu medicina decía mi madre.
Buen día mamá, dije mientras dejaba mi libro a un lado.
mi mamá dejaba la charola de mi desayuno y mis pastillas en la cama.
- ¿ cómo te sientes hoy hija ?
- cansada mami dije sonriendo.
Ya no quería sentirme así, siempre fui una persona activa, no me gustaba perder el tiempo, quería disfrutar de las mañanas, mirar los atardecer y en las noches salir a bailar con mi mejor amiga.
- me dijo Erica que ella te va llevar a tu seción.
- si mamá le pedí de favor que me llevara.
- ok si es tu decisión está bien cariño.
- gracias mami.
- por favor usa tu cubrebocas para todo hija no quiero que termines enferma de ese virus del que hablan en la televisión.
- si mamá, no te preocupes voy a tener cuidado.
-por favor si necesitas algo llámame estaré en la cocina preparando tus ensaladas.
- si mamá.
- Mi madre siempre se preocupo por que tuviera una alimentación nutritiva, los dulces y todo tipo de golosina no estaban en el menú de mi dieta.
Entre al baño y mire mi cuerpo frente al espejo, estaba un poco más delgada, mi cabello comenzó a caerse, mi mejor amiga Erica tejió un hermoso gorro rojo para mí que usaba cada que salía de casa.
hola bebe, decía Erica mientras me colocaba el gorro en el baño.
- hola, dije sin ánimos.
- vamos cariño ¿por qué estás triste?.
- pensaba en cuando será el día y la hora en que deje de latir.
- ¡no deberías de pensar en eso!, decía Erica molesta.
- ok tienes razón, tal vez pronto encuentren la cura.
- exacto se positiva, tu tratamiento no termina no sabemos si vaya funcionar
Al subirme al auto miraba a todos los que caminaban por las calles con su cubrebocas, el hospital era un caos, teníamos que llegar y seguir un protocolo, éramos pocos los afortunados en tener un tratamiento ya que la mayoría de los hospitales solo se encargaban de atender a las personas infectadas por el virus.
- ¡Estupido cubrebocas!, lo odio no puedo respirar, decía Erica.
Yo solo sonreía, la verdad es que yo no solo odiaba el cubrebocas, odiaba estar sentada sufriendo de náuseas y sintiendo que muero lentamente.
Mientras me colocaban el medicamento, cerraba los ojos siento que mi cuerpo está cansado que pronto me dormiré en un sueño profundo, saque mi libro y leí sobre una mujer que tiene muchos miedos, que en sus vidas pasadas fue esclava, fue cocinera y de pronto me quedé dormida.
E n mi sueño pude ver de nuevo a la hermosa mujer que se acercaba a mi, me miraba con dulzura y sellaba mis labios con los suyos, estábamos en la intimidad de nuestra habitación ella disfrutaba mucho estar encima de mi, sentía tan real un orgasmo, que desperté sudando.
- ¿Está bien?, preguntaba la enfermera.
- si bien, dije mientras recordaba esa sensación que hace mucho no sentía, cerré los ojos y recordé mi sueño, mirar a esa mujer encima de mi disfrutando de mi me ponía roja de solo recordar esa sensación, por qué sueño eso pensaba, yo en un cuerpo de hombre, que es lo que significa.
- ¿Qué pasa?, no has dicho nada en todo el camino, decía Erica mientras manejaba.
- tuve un sueño donde soy un hombre y tengo dos hijos.
- ¿y eso que significa?
- No lo sé, pero ya son dos ocasiones en las que sueño con esa mujer.
- ¿y es linda?, decía Erica.
- sí es linda, pero por qué yo soy un hombre en mi sueño.
- tal vez eres la mujer y solo que tú lo vez desde otra perspectiva.
- crees que llegue a tener familia.
- todo es posible cariño.
Miraba por la ventana la gente que caminaba por las calles, muchos con temor en sus ojos.
- siento que necesito un respiró de la ciudad
- ¿quieres vacaciones?, puedo decirle a mi padre que nos preste su casa de la playa
- creo que si lo necesito
- Apenas llegué a casa hice mis maletas me sentía con náusea mareada pero tenía muchas ganas de viajar de sentir la brisa del mar.
- ¡estás loca!, mírate cómo estás, gritaba mi madre.
- ¡hija quieres morir!, gritaba mi papá.
- ¡necesito salir de aquí! les grite.
- Erica no decía nada solo abrazo a mi madre y escuché que algo le susurraba.
Subimos al auto al llegar a la casa de Erica sus padres me saludaban.
- Hola cariño, ¿como estás?
- cansada y enferma, dije sería.
- Es broma mamá, decía Erica.
- si es broma, dije sonriendo
- papá vamos a ir dos días a la casa de la playa, decía Erica, su padre le entregaba las llaves.
- Gracias papi, decía Erica.
Subimos a su habitación ella hacia su maleta mientras yo vomitaba en su baño.
- ¡Tengo hierba!, gritaba
- No gracias, dije mientras me acostaba en la enorme cama.
- Ya tengo todo listo es hora de irnos
Me levanté mareada con mucho cansancio, Erica me sostuvo y salimos de su casa.
Al subir al auto me perdí en mis sueños, estaba muy débil.
El sueño fue claro yo bajaba las escaleras de una enorme casa, ella volvía aparecer me sonreía.
- ¿por qué?, dije en mi sueño.
- te amo Jidori, dijo al darme un beso.
La mire asombrado, todo saldrá bien amor.
Me aleje de ella subí a la camioneta azul, de pronto no podía moverme en el auto y desperté agitada.
- ¿estás bien?, dijo Erica
- Ella me llamo por mi nombre, dije nerviosa.
- Creo que te afecta mucho el medicamento.
- ¿que significa Erica?
- no lo sé
Me quedé mirando el paisaje, aún faltaban unas horas para llegar.
Me ama, sonreí al pensarlo
Llegamos a la casa de la playa, baje mi pequeña maleta aún el sol estaba en la cima, me senté en la arena y miraba las olas de mar, cerré los ojos escuchando la naturaleza, me levanté entre a la casa, mire a Erica llorando.
- ¿qué sucede?, dije asustada.
- Estoy leyendo una novela de una aplicación este tipo es genial al escribir, mira como me tiene decía Erica limpiando sus lágrimas.
- ¡estás loca!, me asusté.
- deberías leer esta historia es de amor, muy romántica.
- ok dije sin ánimos.
La historia se llamaba:
Un amor que no se puede borrar.
Era un título simple la verdad no llamaría la atención pero al final es una aplicación de aficionados que puedes esperar.
El primer capítulo contaba la historia de una hermosa chica llamada Lynec, un nombre extraño pero en fin es un aficionado, la historia se vivo en los años 60 o 70 donde las mujeres vestían hermosos vestidos pomposos y cuidaban mucho de su cabello, se dedicaban al hogar, cuidaban a sus hijos mientras los hombres tenían que trabajar para mantener el estatus económico de sus familias, decía que Lynec conoció a Jidori si es mi nombre que coincidencia no lo creen.
- ¡Se llama como yo el tipo de está historia!, le grite a Erica que preparaba unos emparedados.
- Lo sé, por eso la empecé a leer cuando mire tu nombre me causo curiosidad que lo usarán como nombre de hombre.
- bueno que más da, hay nombres de mujeres que se usan para hombre como Jose María
- exacto, pero el tuyo no se te hace algo cool.
- ¡no!, dije molesta.
Decidí continuar con la lectura.
Lynec era una chica de familia poderosa, conoció a Jido en una fiesta donde el acompañaba a su abuela.
Ella era una chica muy romántica en cuento lo vio supo que el era su destino, el era un chico alegre que hacía reír a las amigas de su abuela, bailaba con ellas y no dejaba de hacer comentarios graciosos para sacar las sonrisas de las ancianas.
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