Fue un día cálido de abril, la señora Christine daba a luz a su cuarta hija de su matrimonio con Henrique, la llamaron Ivette, era una bebé sana y de unos hermosos ojos azules y cabellera rubia, su padre revisó todos y cada unos de sus dedos, el cuerpo entero para verificar que estuviera sana, le parecía tan hermosa y frágil como un cristal sólo quería que estuviera perfecta, ella tan solo con unas horas de nacida ya le había robado su corazon.
La madre no la deseaba al igual que a sus otros hijos, sólo estaba con el padre para escapar de casa, de su difícil vida con su madre y lo mal que lo había pasado y de todos los abusos que tuvo que soportar, entonces se fue con él primer hombre que le dio algo de afecto.
Aunque el padre se veía feliz ya eran demasiadas bocas que alimentar, si bien no tenían mala situación, pero un bebé más ya era bastante gasto, pero aún así era feliz.
La madre cansada sólo actuaba por inercia, estaba cansada ya que a sus cortos 30 años ya tenía 4 hijos y no se llevaban por mucho, y estaba agotada.
Desde ese momento en el que llegó al mundo fue el instante en el que su destino quedó escrito.
Cuando Christine llegó a casa con la bebé la esperaban su otros 3 hijos impacientes por ver a la bebé y conocer a su nueva hermana, aunque todos estaban emocionados la tercera hija Antonia no estaba muy contenta ya que no sería nunca más la bebe de la casa y eso la hizo poner muy celosa. Además de sentir que la bebé le quitaba su lugar y ella no se parecía en nada a sus demás hermanos y la gente se encargaba de hacérselo saber ya que todos sus hermanos eran de cabellera rubia y ojos claros y ella trigueña de cabello negro y ojos cafés, y siempre se pensaba que ella no era hija del matrimonio porque era diferente a los demás, la gente no se da cuenta lo que provoca con sus comentarios y aunque sólo era una pequeña niña de dos años su corazón estaba inquieto, el hijo mayor Henrique que se llamaba igual que su padre, le pareció la hermana más tierna del mundo, y pensó lo mismo que su padre que veía tan frágil como un cristal y el ya tenía 6 años y creía ser el hombre de la casa y como tal debía cuidar de su nueva hermana, la segunda hija que se llamaba Christine al igual que su madre y ya que tenía sólo 4 años sólo le daba gusto tener alguien más con quien jugar, ella era una niña que se conformaba con lo que fuera.
Ivette solo una bebe indefensa que tuvo la mala suerte de llegar a formar parte de esa familia pero aún no lo sabía, y sus hermanos llegarían a ser una parte fundamental de su vida para bien o para mal.
Mientras pasaban los años y la pequeña Ivette seguía creciendo, su padre mantenía un buen empleo, el era un mercante, se iba durante meses al mar, y cuando llegaba traía muchos regalos para los niños, pero a Ivette solo le gustaba que el estuviera en casa, se ponía tan feliz cuando él llegaba que se colgaba de sus piernas junto a Antonia, lo que más le gustaba a Ivette eran los chocolates que le traía su papá y aunque su madre los escondía para que no se los comieran todos, en la noche cuando su madre dormía el padre despertaba a Ivette y comían los chocolates escondidos, eso era lo que más le gustaba a ella.
A ellos no les faltaba nada y todo lo que querían se les daba, aunque Ivette no era una niña caprichosa y no solía pedir nada ya que todo lo que le daban le gustaba.
Pasaron 3 años y medio y su madre tuvo otro pequeño llamado Gabo, un pequeño de pelo dorado y rizado, de cara angelical y ojos verdes, hermoso como un querubín.
A medida que crecían la rivalidad entre Ivette y Antonia se hacía más fuerte ya que Antonia siempre la golpeaba y como Ivette era más pequeña no se podía defender muy bien, siempre que podía Henrique su hermano la defendía o Cristine también lo hacía, Antonia rompía sus muñecas le tiraba el pelo, la empujaba y si ella se defendía la golpeaba más fuerte.
Al cabo de 3 años más llegó al mundo el sexto y último hijo de la pareja llamado Roy, el era el pequeño consentido de mami, ya que era el más pequeño y no tendría más hijos se convirtió en el consentido. Todo se le daba aunque la situación económica se ponía cada vez más dura el siempre conseguía lo que deseaba, Ivette y Cristine jugaban con el como si fuera una más de sus muñecas, al cabo de un tiempo el matrimonio ya tenía muchos problemas tanto económicos como conyugales y la vida en familia se volvía cada vez peor, tuvieron que vender la casa, el automóvil, la casa rodante, el bote, el negocio en las pesqueras, y todo lo que poseían ya que la economía familiar estaba dura.
Se fueron a vivir a unas tomas, que eran terrenos que la gente ocupaba sin el permiso del gobierno y que estaban en situación de calle, las casas eran muy pobres ya que se construían con lo que se tuviera a mano, no había alcantarillado y el baño era un pozo, se duchaban con un tambor y vivían pegados a un cerro, el barrio era diferente y de tener todo pasaron a no tener nada.
Los niños no notaban mucho lo que estaba pasando y aunque ellos se conformaban con lo que fuera se daban cuenta de que algo estaba pasando, así empezó a tomar forma el cruel destino que les esperaba, Ivette ya de 6 años sabía que habían problemas pero no se atrevía a decir nada solo para que sus padres no se preocuparan y hacerlos felices.
Así fueron pasando los días, las peleas eran más constantes en el matrimonio y Cristine comenzó a golpear a los niños por cualquier cosa que ellos hicieran, siempre fue estricta pero a estas alturas se le pasaba la mano muy seguido, Ivette mantenía los primeros lugares de su clase, pero si llegaba a sacar una sola calificación mala o siquiera bajar un punto ella era golpeada por su madre, sus hermanos no eran tan buenos en la escuela pero igual recibían castigos aunque no tan duros como Ivette.
El padre ya no trabajaba en los barcos, ahora trabaja en la ciudad en el terminal pesquero vendiendo pescados y mariscos, esto no es de mucha ayuda en la gran familia que tienen pero logran llegar a fin de mes, la comida es escasa y la envidia de las vecinas hacia Cristine hacen la vida ahí un infierno, logran mudarse a otro barrio en una casa un poco más cómoda, pero el matrimonio sufre varios quiebres. Un día domingo Ivette y Gabo venían saltando de la mano ya que asistían a una iglesia local con sus padres y venían de regreso, corrían a casa no estaban a más de una cuadra para llegar aunque sus padres estaban más atrás, de repente Ivette de 8 años siente una fuerza que la tira de su mano, logra mirar a su hermano Gabo que tan solo tenía 5 años y ve que una mujer lo tiraba del otro brazo, Cúando Ivette sintió el tirón lo único que pudo hacer fue agarrar con fuerza con sus dos manos y con pánico en su cara miraba como su hermano gritaba para que ella no lo soltara, comenzó a llamar a su padre y este corrió en su ayuda, fue cuando la mujer cedió y soltó a Gabo, Ivette temblaba de miedo al pensar que hubiera pasado si ella hubiera soltado a Gabo y no entendía como pudo tener tanta fuerza para luchar con una mujer y ésta no pudo arrebatarle a su hermano de las manos, sus padres corrieron detrás de esta mujer pero ya había escapado, pero pudieron superar ese episodio tan dramático.
Pasado un tiempo el matrimonio tuvo un quiebre y se separaron dejando a Cristine sola con los 6 niños, aunque el prometió ayudar ella no lo dejaba ver los niños y el tampoco cooperaba con mucho dinero, la relación entre ellos se fue estrechando cada vez más, hasta que se les tenía prohibido a los niños ver a su padre y tenian dicho que si lo veían cerca le avisará a su madre de inmediato, los niños querían a su padre y estaban en una encrucijada, de ver a su padre o no verlo, él los visitaba en la escuela y les llevaba golosinas y les decía que no le dijeran a su madre, en ese entonces Ivette empezó a bajar las calificaciones ya que la tristeza la tenía muy mal, solo quería ser como una familia Normal y tener un papá y una mamá.
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