Melissa una jovial pero brillante abogada que no se deja llevar por el protocolo cultural de la sociedad ni los estereotipos, tiene muchos conocidos pero pocos amigos. Melissa ha tenido que dedicarse a otros oficios para poder pagar su carrera. Al graduarse dejó todos, pero un tiempo después retomó el baile, el baile sensual que practica por hobbie, es una mujer que disfruta ser observada, ama sentirse deseada y ser inalcanzable para la mayoría.
Mel no se compromete por miedo a sufrir, como alguna vez lo hizo con su ex prometido, con quién tuvo una relación de más de tres años, pero el día de su boda él decidió no llegar, y se lo notificó dos horas antes a través de una carta, enviada en un ramo de rosas blancas. A partir de ese día si un hombre le gusta solo lo utiliza, los seduce por y para su propio placer. Prefiere incluso no saber sus apellidos, pues siente cierto compromiso al hacerlo, por lo que jamás intenta saber nada más que lo que ve, pocas veces sabe sus nombres.
Asher es un apuesto beisbolista que a pesar de tener el físico que cualquier mujer quisiera tener a su lado es tímido, soñador y un fiel creyente en el amor, es en sí un romántico empedernido, sin embargo se volvió solitario desde que terminó su última relación que duró 5 años.
El destino llevará a estos dos personajes a encontrarse en un baño de un aeropuerto por un acontecimiento Fortuito de dónde se despliega una discusión que también termina en sexo furtivo y salvaje; encuentro que deja ambos corazones acelerados y ganas de que se repita, sin embargo y aunque lo disfruto no quiere saber nada de él, como siempre se aleja y se va.
Pero es ese mismo destino que los llevará a coincidir en un vuelo desde la ciudad de los Ángeles a la ciudad de new York, horas de vuelo que Asher aprovechará para saber más de esta encantadora y sexy chica, y ella no puede dejar pasar por alto la atracción que también siente por este chico apuesto, gracioso y ocurrente, que la hace reír más de lo que acostumbra. Lo que los lleva a un nuevo encuentro sexual en el baño del avión, y desde entonces en esas 6 horas de vuelo se tratan como auténticos novios; él esperaba más pero ella al bajarse del avión se despide de él esperando no volver a verlo nunca más.
Su sorpresa es enorme cuando al día siguiente coinciden en la empresa del hermano de Asher, Miller Sport Entreprise, dónde ella tiene una reunión con Marco Miller, para una posible representación dónde dicha empresa es acusada de estafa. Es aquí donde comienzan los días de jugar al gato y al ratón, donde Asher utiliza todos los métodos de conquista que conoce y Melissa todos los métodos de evasión que siempre le funcionan, aunque con él se le está tornando demasiado difícil.
Y más aún, porque Melissa no se relaciona fácilmente y está vez lo ha hecho con dos personas muy cercanas en sí, ella deberá tomar una decisión que va a cambiar su vida, ¿pero el riesgo merecerá la pena?
El rayo de sol que entra por mi ventana, hace que morpheo por fin suelte mi cuerpo. Abro los ojos lentamente, tomo mi celular, son las 8 menos 5 de la mañana, me percató de que aún tengo suficiente tiempo de estar a tiempo en el aeropuerto, tengo un vuelo a la 1.25 de la tarde a la ciudad de New York, una importante empresa me citó a una reunión porque aparentemente quieren que los represente en un y tengo una cita con el presidente de "Miller Sport Entreprise". Lo que sin duda alguna es una gran oportunidad para mi carrera profesional y para dar a conocer a mi bufete que estoy a punto de abrir, por ahora soy abogada independiente, pero pronto muy pronto si la vida vuelve a sonreírme abriré un bufete que lleve mi apellido, es por ello que tengo la mayor intención de tomar este contrato de representación.
Miro a mis lados, la habitación de este hotel me es muy familiar, pero no hay nada como despertar en casa.
El moreno que me acompañó en la noche luego de terminar de bailar está descansando a mi lado, aprovechó la oportunidad, tomo mi ropa me visto y huyó de allí como solo yo sé hacerlo, mañana si lo he visto no me acuerdo.
Soy abogada, puedo decir que soy exitosa, llevo 4 años ejerciendo de manera independiente, y he ganado suficientes casos como para darme a conocer y hacerme un nombre.
Antes baile y atendía mesas por necesidad, era la única forma que conocía para pagarme la carrera, hoy bailo por pasión y por hobby.
Debo confesar que disfruto mucho ser observada con deseo, ver las pupilas de los hombres y de algunas mujeres dilatadas de deseo por mí me hace sentir cierto poder sobre ellos, y más aún porque no pueden tocarme solo pueden verme bailar. Si alguno o alguna me gusta me divierto, la paso bien y luego ¡adiós!
El dueño del local, Fernando se volvió mi amigo y me permite bailar solo cuando yo quiero hacerlo, solamente él sabe que no soy ,"Nikki". También recoge las propinas por mi y donamos la mitad de lo que se hace al mes a una casa hogar de la región.
Bailar es mi oxígeno, y lo hago cada vez que puedo, anoche fue uno de esos días dónde el moreno que acabo de dejar dormido en la habitación de un hotel me dió una noche de placer necesaria para liberar el estrés.
Me voy hasta la parte trasera del hotel donde aparcó mi auto, subo velozmente y manejo a casa con la satisfacción que me otorga está noche de orgasmos que tuve, saboreo aún el alcohol que bebi de la boca de mi acompañante, y sonrió, estoy más que satisfecha para empezar bien mi semana, manejo a casa, al llegar tomo una ducha, preparo algo rápido para comer mientras leo sobre Miller Entreprise.
Reviso la función específica de la empresa, la cuál es representar deportistas de alto rendimiento, en su mayoría, profesionales del béisbol, también veo que el caso se trata de una acusación de estafa, y el demandante es un ex jugador de los Yankees de new York, quien demanda a la empresa por una presunta estafa. La cual tiene más cifras de las que mi cerebro puede procesar.
Leo por más de dos horas para empaparme del caso mientras desayuno y tomo té, el té me relaja y me ayuda a despertar en las mañanas, ya que no me gusta ni un poquito el café.
Una hora más tarde salgo a trotar un poco, coloco mis cascos con la canción titanium a todo volumen y mi lista de Spotify de ejercicios, al salir la brisa fría envuelve mi rostro, es una sensación que me gusta, me recuerda lo libre que soy.
Aunque mi mejor amiga y psicóloga particular Sam, dice que mi libertad es mi propia jaula. Ella es mi persona, la que siempre está y la que mejor me conoce desde lo que creo es toda una vida. Nos conocimos en un campamento para personas con sobrepeso cuando apenas teníamos 13 años, desde entonces dejamos de tener sobrepeso, ambas nos apoyamos y llegamos al peso con el que cada una se siente satisfecha, y nos hicimos responsables de nuestro bienestar, ella se ve cada día más hermosa, yo aunque no tengo las medidas de una miss, pues soy más llenita en las caderas igualmente me siento genial, y le dedicó por lo menos 5 horas de ejercicio a la semana, desde ese día no nos hemos separado por más de 1 día.
Cuando alguna de las dos viaja nos llamamos diariamente por facetime, puedo decir que Sam es y será mi única relación afectiva estable. Aún así ella insiste en que sería más feliz si me volviera a enamorar, si, Sam es una romántica empedernida que cree fielmente en los cuentos de princesas y príncipes encantados.
Pero en fin el tema es la libertad que siento de vivir mi vida como quiero, sin preocuparme por el que dirán, sin embargo, nadie jamás se imaginaria que la brillante abogada Melissa Fisher es también algunas noches "Nikki" la incandescente.
Es como un juego para mí y así en secreto quiero mantenerlo hasta el día de mi muerte, repito la única que sabe cada uno de los detalles de mi vida es mi amiga Sam, y a veces pareciera que prefiere olvidarlo, pues repite que me hago daño con cada relación sexual que tengo, pero para mí es todo lo contrario, estoy de buen humor, relajada y no tengo que darle explicaciones de nada de mi vida a nadie.
Llegó de trotar, relajo mis músculos y estiró por el tiempo que creo que es suficiente, miro el reloj son casi las 10 de la mañana..
– Joder! Ya se me hizo tarde, tengo cuándo mucho, una hora para estar en el aeropuerto.
Corro por toda la casa buscando mi maleta, la verdad en mi trabajo soy muy organizada, pero tengo la característica de que aún saliendo 8 horas antes a una cita, siempre siempre me sucede algo que me hace llegar tarde.
Meto tres trajes de trabajo, dos tacones que combinen con los tres, un jeans y dos franelas y un suéter, un par de converse, y ropa interior suficiente para cinco días aunque se supone que solo me quedaré dos, pero mujer precavida vale por mil, mi bolsa o cartera que combina con cualquiera de los atuendos que llevo.
Me doy una ducha tardando más de lo que me gustaría, salgo seco mi cabello rápidamente y optó por una cola de caballo, me maquillo y pongo un vestido formal pero cómodo de color negro, llevo zapatillas, ya que son 6 y algo más horas de vuelo, espero aterrizar a tiempo para ir al hotel, retocar mi maquillaje y cambiarme de zapatos.
Pido un taxi que afortunadamente llega antes de lo pautado y arranco al aeropuerto, llegó a tiempo hago todo el proceso de revisión y cuando ya estoy apunto de abordar avisan por los altavoces que el vuelo se ha retrasado cuarenta minutos, me da tiempo de comer algo rápido y tomar algún té que me tranquilice, aunque me gusta volar, no deja de darme un poco de nervio; voy al café más cercano y hablo con el chico guapo que al verme de una vez sonríe como si me conociera:
– ¡Hola!
Me saluda amablemente…
– ¿Qué puedo servirte preciosa?
Inmediatamente cambio de actitud, me gusta el coqueteo, pero no soporto que solo por ser mujer los hombres siempre quieren tratarnos como si nos conocieran desde siempre.
– Podríamos empezar por la cordialidad con respeto. Quiero un té, y un sándwich con pollo. Gracias!
– ¡Claro señorita! Ya atiendo a su pedido…
Mucho mejor así. Mientras como, alguien tropieza la mesa donde estoy sentada y la salsa se derrama en gran parte de mi vestido. Volteo y es un hombre que viste cazadora marrón, ni siquiera se voltea a pedir disculpas, pero no tengo tiempo para discutir Veo el reloj y solo quedan veinte minutos para tomar el vuelo, dejo lo que me queda de comida y corro al sanitario más cercano.
– ¡Joder! No soy yo si no le ocurre algo así…
Noto como la única opción que tengo es quitarme el vestido, miro todo el sanitario y por suerte estoy sola, que baño más raro pienso, pero igual me quito el vestido lo lavo y empiezo a secarlo en la secadora de manos, está funcionando… cuando ya está a punto de terminarse oigo la puerta abrirse pero ni volteo, total lo que puede entrar es otra mujer y yo estoy en ropa interior, tampoco es que muestre demasiado, más me ven en el club bailando…
Cuando volteo al espejo para vestirme veo un hombre, alto, rubio, con unos ojos cafés que me recorren el cuerpo, me da calor mucho calor pero puede ser cualquier abusador por lo que le digo:
– ¡Oye! ¿Qué diablos estás mirando?
Él sonríe y me responde:
– A ti. No es común entrar al sanitario de caballeros y encontrar a una mujer semi desnuda…
– ¿ Es el baño de hombres?
El vuelve a sonreir y me dice:
– Si. Señalando los urinarios
Lo cual me apena pero a la vez me molesta que este aún mirándome como idiota
– Bueno, igual ya estoy aquí y casi termino con lo que hago, haz lo que venías a hacer e imagina que no estoy aquí…
– Difícil que cumpla con tu petición…
Respiro con molestia y vuelvo a responder:
– ¿Es que acaso nunca has visto a una mujer desnuda?
Él suelta una carcajada y me responde:
– Miles… pero no en un sanitario de hombres de un aeropuerto..
– Que aburrida tu vida. De nada por hacerla hoy más divertida y que tengas algo interesante que contar…
– No solo para contar, sino que ver..
– Igual de nada. ¿ Puedes dejar de mirarme ya como idiota? Se te van a salir los líquidos si no vas a lo que viniste…
– Tienes razón dice, y ahí mismo saca el miembro de sus pantalones y ahí frente a mis ojos empieza a orinar, no se porque estoy molesta y excitada al mismo tiempo con este desconocido.
Termina, se sacude en un gesto de lo más varonil y me dice:
– ¿Quieres que cierre la puerta? ¿O prefieres seguir viendo hombres mientras orinan?
– No vine a ver hombres mientras orinan, simplemente me equivoqué de baño, sin embargo, aprecio el arte… Si, cierra la puerta por favor.
Volteo para dejar de mirarlo y me dice:
– ¿Quieres que me quedé para que nadie más entre mientras terminas?
Todo esto lo dice mirándome de arriba a abajo, y relamiendo los labios cuan león con hambre, cosa que me prende y no lo entiendo…
– ¿Qué te hace pensar que quiero que un desconocido venga a cuidar de mi? Me puedo cuidar sola. Gracias!
– Oye, lo siento solo quería ser amable, hay muchos hombres que mal el que estés aquí semi desnuda y podrían querer hacer algo más que mirarte…
Tiene razón, no todos los hombres respetarán la distancia que el si ha hecho y eso me produce aún más morbo, porque a pesar de que me mira como si quisiera comerme no se ha acercado más de lo necesario…
– ¿Ah sí? ¿Y tú quisieras hacer algo más que mirarme?
Vuelve a sonreír, tiene unos dientes y unos labios hermosos, además que se le hacen hoyitos en las mejillas al sonreír
– ¿Qué te hace pensar que te miro con deseo y no con envidia?
– Jah! Con envidia me mirarias si fueses homosexual, y un homosexual no me miraría como lo haces tú..
– Ah si? Y como lo hago según tu?
– Con deseo, quieres tocarme…
– No me gustan las exhibicionistas..
– No necesitas que te guste para desearme, y se que lo haces.. – Lo reto con la mirada…
¿dime si no has pensado durante esta conversación que se sentiría estar dentro de mi?
– ¿Tu lo has pensado?
Me dice sonriendo y se acerca lentamente y le digo:
– ¿ No ibas a cerrar la puerta?
El da la vuelta camina hacia la puerta y yo quedo con el corazón acelerado y con ganas de que se devuelva y me tomé como un salvaje.
Cierra la puerta, pasa el cerrojo pero queda de lado dentro mirándome con un brillo en sus ojos que me prende y me moja.
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