"Antes de que empieces a leer este libro, dejemos las cosas claras. Quiero que hagas tres cosas por mí:
Uno: no te ofendas por nada de lo que leas a continuación.
Dos: olvida tus inhibiciones.
Tres (y la más importante): a partir de ahora, todo lo que voy a contarte debe quedar entre tú y yo"
^^^S. Grey. La sociedad Juliette. (2013)^^^
A ver como puedo iniciar esto. Bueno, mi nombre es John Ross y no creí que me fuera a funcionar eso de escribir un diario para eliminar esas voces en mi conciencia, ya llevo una semana y me está funcionando muy bien. Escribo estas memorias solo con un fin médico, no para denigrar a las personas que nombraré en estas páginas. Mi oficio no es escribir, por ello, pido disculpas de antemano si no logro explicarte claramente mis anécdotas.
Empecé a escribir sobre mi vida porque quien iba a ser mi psicólogo me lo ha recetado en la primera y última consulta, (aclaro que no estoy en rehabilitación) le dije que mi trabajo me está consumiendo. Las voces de las personas que mueren en mis manos me susurraban en las noches y dormir se estaba volviendo un verdadero problema.
A lo que el psicólogo respondió:
Mire señor Ross, mi trabajo es escuchar a mis pacientes, *a personas de verdad, usted es un monstruo, un **criminal** y debería estar tras las rejas, solo le puedo sugerir, siquiera sé que le puedo sugerir... deje de matar, y si quiere que esas voces no lo atormenten, escriba** su día a día para que exteriorice eso podrido que lleva dentro. Considérelo un acto de cortesía profesional, el que no le denuncie en este momento, pero lo veo por aquí de nuevo y será el último día que presuma su libertad*.
Vaya, tengo que disculparme por ese doctor. Ayer estuve que visitar a una señora que vive solo con su hija, al parecer le prestó dinero a alguien que no debía y no tuvo la cortesía de pagar a tiempo. Entonces me encomendaron a que la incentivara a pagar la deuda. Me puse ropa elegante, un poco de perfume (solo uso perfume cuando el objetivo es una mujer, nunca se sabe lo que pueda pasar, hasta podría conocer el amor de mi vida) ¡Carajo!, hasta debo parecer un romántico empedernido
Me subí a la... bueno, es verdad, tengo una moto Harley-Davidson, y no es por presumir, es la única motocicleta que me tranquiliza un poco al escuchar el sonido del motor en el asfalto. Bueno, sigamos, salí rumbo al apartamento de las chicas. Oh, ese ruido del motor, mientras el viento golpea mi cara, ¿puedes sentirlo?
No fue muy difícil atarlas. Fui amable al comienzo, porque era un problema que se solucionaba con el jodido dinero. Las senté frente a mí y les pregunté por la plata, ellas decían que no tenían nada. Pero a mí me dijo la persona que me contrató que en la casa ellas tenían unos ahorros millonarios.
En vista de su negativa a cooperar y no dar la información, procedí a la fuerza.
Por más que las golpeaba con mis puños, decían no tener nada guardado, sus caras sufridas salpicaban mi ropa con cada golpe. Hasta que la hija de la señora, cuyo nombre es Karol, me dijo que si quería la podía Usar a ella como yo quisiera a cambio de no lastimar más a su Madre. Es el tipo de propuestas que escucho en estas situaciones.
Con mi trabajo yo he logrado guardar mucho dinero. Creo que cada vez me estoy haciendo más sensible porque por mi cabeza paso la idea de pagar yo mismo la deuda a cambio de poder tener a la muchacha. Vaya ocurrencias las mías.
Pero las órdenes que tenía eran muy claras, ellas debían esa suma desde hace cinco años. En ese tiempo habían podido solucionar algo y no dejar que esos tipos recurrieran a mí... o a otro de los que trabajan como yo. Casi eran las nueve de la noche y debía de terminar el trabajo. Les dije que aceptaría la oferta, de estar con ella a cambio de dejarlas vivir.
De inmediato le quité las sogas que la ataban a la silla, ella misma se desvistió, pero me pidió que lo hiciera en otra habitación, no delante de su madre. Me negué a su petición, la tiré al piso boca abajo, y respingando la cola empezamos a coger.
La señora me miraba con desprecio y apartó la cara. Por eso, Saqué mi revolver y le dije que nos mirara o le dispararía. Ella miraba a su hija empoderarse en tal situación que podía ver cómo se antojaba también. ¿No me crees? Te aseguro que sí. Es que la gente en esos momentos es muy extraña. No hay un libreto para eso.
Todo estaba en silencio, solo se escuchaba el sonido metálico de mi cinturón chocando con la cola de la muchacha, luego sentí un espasmo en mi panza, noté que Karol aguantaba las ganas de llegar al éxtasis, tal vez porque su mamá la estaba observando, o tal vez porque no estaba dispuesta a concederme su más íntima expresión, no la merecía. No era digno de recibir ese gesto más íntimo que una mujer decide darle a su hombre cuando se entrega a él.
Podría hacerlo más despacio señor, no estoy acostumbrada a hacer este tipo de cosas. Solo he tenido coito dos veces en mi vida y ninguna de esas veces ha sido con un animal. Dijo Karol rasgando los codos en el piso.
-Tranquila Karol, recuerda que estás salvando la vida de tu mamá. Ustedes mismas son culpables de lo que está pasando, no a todo mundo se le puede prestar dinero y chantajearlo así. Ustedes han tratado a esos tipos como unas put4s. No se prestan Díez millones y desapareces. Felicitaciones se les cumplió su deseo. Y en cuando a ti ¿Al menos estás f0llando por una buena causa, ¿no crees? Les dije muy enfadado, pues odio tener que hablar mientras hago mi trabajo.
Tenga un poco de compasión con mi hija desgraciado, nos está quitando nuestra dignidad, a ella su pureza y a mí, me estás causando un daño psicológico del cual no sé si pueda superar ¡Joder es mi hija, Mald1to hijo de p...! Dijo la Madre de Karol llorando e intentando soltarse de la silla.
Por favor, señora, su hija no es pura ni por atrás, y usted está acostumbrada a acostarse con hombres delante de ella. O ¿Ya olvidó que cog1a con desconocidos por dinero en la habitación mientras su hija veía la TV y los escuchaba? ¡Sí!, así es, las investigué Bien antes de llegar aquí. La policía la citó varias veces por eso. Luego siguió la costumbre de prestar dinero y cambiarse de ciudad.
Al terminar le di unos disparos a la señora, fue lo único que la hizo callar.
A Karol le disparé mientras estaba boca abajo. Aun con el silenciador el ruido es fuerte, por lo que tuve que salir inmediatamente de la habitación.
Hacía mucho que no cog1a así, pero puedo decir con seguridad que fue él se×0 más placentero que he tenido en mi vida. Karol debía entender que no eran inocentes, no había salida más que la muerte, es lo que pasa cuando intentas joder a alguien muy peligroso. Si no las mataba, el muerto fuese yo ahora. Y debo agregar que lo que les hice no fue nada comparado con lo que me habían ordenado que les hiciera.
Querido diario este fue un día normal en mi trabajo, el día de hoy me lo tomé libre, los patrones me pagaron por haber hecho la tarea, espero dormir bien esta noche.
Querido diario, en ti puedo confiar esas cosas de mi cabeza que por obvias razones no le puedo contar a nadie. Tú eres mi confidente y sé que nadie jamás te leerá porque antes que alguien te encuentre voy a quemarte.
Ayer en el tren me senté al lado de unos jóvenes que iban jugando en sus teléfonos mientras hablaban sobre sus miedos. Había dos chicos y una chica rubia alrededor de los veinte años, ella decía que sus dos amigos eran unas niñitas porque le temían a las arañas.
Entonces ella se quedó mirándome, pero yo miraba al piso evitando el contacto visual, hasta que me preguntó:
Oye tipo raro ¿Le temes a Algo?
Yo me quedé mirando sus bellos ojos, justo fijados en mí, (grave error) solo pude balbucear:
Ammm, no lo sé.
Ella respondió que le daba igual. Chica rubia, si tan solo supieras las cosas que he hecho habrías salido corriendo de allí, yo lo entendería porque hasta yo me doy miedo a veces. He matado muchas chicas de tu edad, pero por suerte me puedo ocultar en este disfraz humano amigable que todos ven.
Lo cierto es que sí, tengo miedos, le temo a esos susurros en mi cabeza, pero sin lugar a dudas, le temo más a esa sombra que me persigue.
Esa sombra también ha estado siguiendo a mi objetivo, es una muchacha llamada Magdalena, también iba en el tren junto a la chica rubia, se suponía que debía matar a Magdalena allí, pero me estoy ablandando porque no pude hacerlo delante de ellos.
Llegamos a la parada del tren, perdí de vista a Magdalena, la chica rubia y sus dos amigos se bajaron, sentí la necesidad de seguirlos, fue como una fuerza que me empujaba a ir detrás de ellos.
Aquí tengo que confesar, querido diario, que con el pasar del tiempo en este trabajo, se han creado dos personalidades en mí, una pasiva y otra que es la que hace prácticamente el trabajo de eliminar a las personas. Y cuando esa personalidad aparece, solo viene por una cosa, sangre.
Tengo que darle lo que quiere o ese monstruo acabará conmigo. Tal y como me pasó con esta chica del bus, de pronto el otro sujeto se interesó en ella, de un modo obsesivo. Podría ser que, yo sea un asesino espontáneo a veces.
Seguí a esos chicos, hasta entrar a un club, allí todos se fueron a un lugar diferente. La chica se encontró con alguien que al parecer era su novio, se abrazaron, se besaron y siguieron por el pasillo hasta entrar en una pequeña habitación.
Allí me quedé disimuladamente, había muchas personas armadas en ese lugar, tenía que encontrar el momento perfecto para entrar dónde estaba esa chica rubia, ya me empezaba a desesperar. Mientras pensaba en una idea, pasó un mesero por mi lado y entro al baño.
Esperé que entrara, luego entré yo, se estaba lavando las manos. Me acerqué a él, tomé su cabeza y la estrellé contra el lavabo, no creo que haya muerto. A lo mucho tendrá que cogerse unos puntos.
El mesero quedó inconsciente y aproveché para quitarle su uniforme y ponérmelo. Listo. Me miré al espejo, para limpiar la gota de sangre que había quedado en el uniforme y salí del baño. Fui a la cocina, tome una charola con cosas de comer y regresé a la habitación donde estaba mi objetivo, tenía mucha emoción.
Apreté la perilla de la puerta, pero me detuve al oír quejidos dentro de la habitación. ¡Joder se estaban cog1endo mi chica!
Abri la puerta y dije "Servicio de Cocina"
¿Qué carajos viejo? No hemos pedido servicio, sal de aquí ahora. ¿Que no ves que estamos ocupados? Dijo el novio mientras la chica se cubría con las sábanas.
En mi Mente le respondí, lo sé, pero el otro sujeto no podía esperar.
Le disparé al chico con mi Desert Eagle, la bala entro justo en su frente. La chica iba a gritar, pero me tiré sobre ella y le tapé la boca.
Le dije que si quería vivir no gritara, por el bien de los dos. Ella temblaba, totalmente descubierta.
En ese punto ya estaba desesperado, la sangre sube mi adrenalina, así que la tiré sobre la cama, iniciamos cog1endo suavemente y el éxtasis vino muy rápido porque estaba obsesionado con ella.
Tampoco la quise matar.
Le conté mi plan para salir del lugar juntos, quería llevarla a mi casa. Me vestiría con la ropa de su novio muerto.
¿Qué mierda me vas a hacer, ya abusaste de mí, que más quieres? Dijo ella con lágrimas en sus ojos, haciendo una mueca preciosa con sus labios.
Le dije que solo quería que me acompañara, salimos simulando que éramos una pareja normal.
Al llegar al apartamento la encerré en mi sótano, le puse comida y le llevé ropa.
Cuando regresé por más comida, allí estaba esa sombra en una esquina, de nuevo siguiéndome.
Querido diario, esa sombra no deja de seguirme, y aún no decido que hacer con la chica, por ahora estará allí en el sótano. Espero verte de nuevo Magdalena, eres mi próximo objetivo.
Este fue Otro día más en mi trabajo.
Solían decirme los colegas de profesión que por aquellos días de semana santa había que guardar reposo, pues los espíritus del diablo andaban en el pueblo. Pero como dice el dicho, "Por la Plata baila el perro" y ¿Más díablo que yo quien? Me había salido un trabajo ese viernes Santo.
Me llegó el sobre a mi correo, en el interior tenía un cheque con cien mil dólares. Yo jamás he visto para quien trabajo, solo me llegan los correos con la información de a quien debo matar, no pregunto ni protesto, además creo que por eso pagan muy bien, para que no hable.
Esto será muy fácil. Fue lo primero que se me vino a la cabeza después de ver a quien tenía que matar, la foto que venía en el sobre era de una chica con cabello Negro de tez canela muy bella, tan hermosa que se me hacía un pecado matarla.
Escribí por el grupo de WhatsApp dónde hablo con los otros colegas, ellos me dijeron que era muy sospechoso, que los jefes no nos mandan a trabajar los viernes santos, que me quedara quieto.
Yo no creo en cosas de brujas, todo eso de los espíritus es una farsa, les dije.
Agarré mi Desert Eagle con el silenciador adaptado y salí justo a las ocho de la noche.
Se suponía que la chica estaría en una fiesta en las afueras del pueblo. Hasta allá llegué, busque entre la multitud. Allí logré verla, tenía un vestido rojo muy corto, estaba muy maquillada, sus labios tan rojos como la sangre, brillaban al reflejo de la luz en medio del humo, combinando con su ropa en una atmosfera envolvente.
Desde una esquina, sigilosamente seguía sus movimientos, la observaba bailar y besar a muchos hombres. Era el alma sexy de la fiesta. No podía matarla allí, como al parecer era una teibolera VIP, tenía muchos pretendientes esperando tener una oportunidad de acercársele. La espiaban igual que yo, pero sus intenciones eran diferentes a las mías. También estaba protegida por jíbaros que la cuidaban, como quien cuida una máquina de hacer dinero. De vez en cuando salía con un hombre diferente a un callejón oscuro que estaba detrás de la calle, pero al cabo de unos minutos solo regresaba ella.
Entonces decidí acercarme de una vez, sin importar si alguien se interponía.
-Hola preciosa soy Ross ¿Quieres ir conmigo al callejón? Tengo un regalo para ti. Le dije, a lo que ella, sacando la cerveza de su boca, clavando sus ojos en los míos, como si ya me hubiese visto antes, dijo:
-¿Ah si? Espero que sea muy grande, me gustan grandes. Sígueme.
Nadie se interpuso.
Salíamos de entre la multitud ebria, me llevaba tomado de la mano. Desde atrás tenía una buena vista, su hermosa cola, era perfecta. No puedo negar, querido diario que me gustó verla caminar delante de mí con sus altos tacones negros, que cada vez su Toc Toc, se hacía más perceptible.
Nos detuvimos en lo más oscuro del callejón.
Dándose vuelta me empujó a la pared, me besó suavemente, puso mis manos en su pecho por unos segundos, luego las llevó abajo. Tomó mi dedo índice y lo puso en su feminidad. Cuando me besaba sentía su lengua, era demasiado grande, la metía en mi boca y quería que la absorbiera.
El viento cada vez llagaba más frío y el cielo se obscurecía.
¿Entonces cuál es el regalo que me tiene, Sr. Ross? Me dijo, mientras con su mano apretaba la entrepierna.
Bueno, podemos ir más lento si quieres. Ella dio una vuelta dejándome ver mejor su cabello tan largo y negro.
¿Tú crees en las coincidencias Ross? Dicen que si vas a morir un día, hagas lo que hagas vas a terminar buscándola... tu solito. Dijo ella mirándome fijamente.
No lo sé, puede que, en efecto, esta noche alguno muera... tú o yo, creo que es una posibilidad que no podemos ignorar, señorita. Le dije en tono reflexivo.
Pues estoy de acuerdo contigo, usted tiene mucho coraje, venir desde tan lejos, solo con un objetivo, puede que el objetivo de su viaje no sea exactamente el que usted busca, sino que usted mismo es el objetivo de su propia iniciativa, ¿No cree señor Ross? O como se explica que haya venido desde el otro extremo de la ciudad solo para verse conmigo. Alguien a quien usted no conoce, puede que yo sea algo diferente a lo que usted espera, salvo que de uno u otro modo usted no se irá decepcionando esta noche. Dijo ella.
Su forma de hablar le hace parecer que usted tiene el control de esta situación; sin embargo, señorita, usted no tiene el control en este momento, en este lugar solo hay un monstruo, y está en frente de usted. ¿Quién carajos eres? Obviamente, no eres una teibolera como haces creer a todos aquí.
Señor Ross, incluso hasta los demonios de los círculos profundos del infierno respetan la **Semana Santa**, creo que usted debería tener eso muy claro, porque es momento de que usted empiece a creer.
Si eres tan sabía en estos asuntos, resuelve la siguiente pregunta ¿Quién es esa sombra que me persigue, eres tú?
No señor Ross, no soy yo, solo le puedo decir que Dios tiene un favorito en la tierra, alguien que tiene permiso incluso hasta de matar si es necesario, es un defensor de aquellos que no pueden defenderse de personas como usted, y fue usted mismo quien lo llamó desde tan lejos, muy pronto sabrá quién es, pero claro primero tiene usted que salir vivo de aquí.
Bueno, ya es suficiente de tonterías. Le dije muy enojado.
Justo en su boca puse los 38 Centímetros de mi arma. Y le dije:
Lo siento, pero alguien no te quiere viva, tal vez por todo eso que sabes, y pagó mucho dinero. Es una pena matarte porque eres muy hermosa e inteligente a juzgar por lo que acabo de escuchar.
Mientras le decía su sentencia, ella empezó a sonreír y saco el arma de su boca.
¿Entonces cree que todo es una broma? Estás aquí porque yo te traje, desgraciado, engreído. Me comeré tus tripas y haré que veas todo sin morirte antes. Para que tu sufrimiento este acorde con lo que mereces.
Y en ese momento se le abrió una enorme y espantosa boca en la frente, me mordió el hombro, su mordida era como de caballo con dientes de tiburón. Por más que le disparé con mi otra mano en el forcejeo, no le hice ningún daño.
Me desprendió la carne del hombro a mordiscos, luego me tiró contra la otra pared. En este punto casi perdí el conocimiento, sus dientes crecieron y estaban más afilados, los clavó una y otra vez, me tenía casi desangrado en aquel callejón solitario.
Se tragó hasta la última gota de sangre mía que se había regado en la acera, su figura ya no era humana, le salió una enorme panza y sus ojos se tornaron rojos. Ya no era la mujer amable de hacía unos minutos. Estaba a punto de morir, hasta que dijo con una voz como de rugido:
Después de esto, empezarás a creer en historias de brujas, existimos. La única razón por la que no te doy el golpe de gracia esta noche, es porque en tu mundo, también eres un monstruo como yo. Y, a mi amo le sirves más vivo que muerto. Como quiera, gracias, tenía mucha hambre.
Al instante desapareció junto con la gente que estaba en la fiesta a pocas cuadras de allí. Solo quedé yo allí tirado, moribundo, pensando en mi chica rubia del sótano. ¡Oh mi chica! Si moría, ¿Quién iba a cuidar de ella?
Querido diario y así fue como esa noche casi no vivo para contarla en Semana Santa.
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