Mi nombre es Camile Maldonado, tengo 25 años y soy maestra de primaria. Vivo en una pequeña isla llamada Los Roques perteneciente a Venezuela, la cual es muy conocida por su belleza natural y cálidas playas.
Hace aproximadamente dos años me comunique mediante la red social Facebook con mi novio actual Marcos Ricci, un abogado italiano de 28 años residenciado en Madrid con el que me lleve muy bien desde el primer momento.
Para resumir la historia, tuvimos una linda amistad virtual por más de un año y hubo tanta química entre nosotros, que decidimos formalizar con un noviazgo a larga distancia hace menos de un año.
En un principio mi novio estaba tan ansioso por conocerme en persona que se ofreció a pagar mi pasaje y estadía en Madrid, pero me negué debido a que sentía que me estaba aprovechando de él y la sola idea me avergonzaba.
Así que estuve como una esclava trabajando día y noche durante mucho tiempo para reunir dinero suficiente e irme a Madrid para conocerlo, ya que también me negué a que el viniera a mi país debido a la situación actual que estamos atravesando. De igual manera Marcos insistió tanto que termine aceptando la estadía en su casa, con la condición de que yo pagaría mi ticket de avion.
Mi viaje estaba planeado para diciembre, pero lo adelante debido a que hace más de un mes mi novio ha estado un poco extraño y no sé si este atravesando por algún problema que me esté ocultando, pero la desesperación me llevo a vender mi auto para completar mi pasaje.
Esa es la razón por la que estoy en este vuelo en pleno mes de julio y sin que mi novio tenga idea de que me dirijo a Madrid ya que no me he podido comunicar con él desde hace dos semanas. Sé que estoy haciendo la mayor estupidez de mi vida al irme a un lugar tan lejano, en busca de un hombre que ni si quiera he visto en persona, pero estoy loca por ese hombre, quiero verlo, tocarlo y saber que está bien.
La azafata comienza a dar las instrucciones, pero los nervios no me dejan prestar atención, así que opto por hacer juego de palabras con el niño que tengo a mi lado ya que los niños son mi mayor distracción.
Cuando la aeronave despega siento mis ovarios en la garganta y clamo a Dios para que este avión llegue a salvo a su destino. El vuelo transcurre sin problemas y después de la escala en panamá, paso el resto del viaje dormida sobre la almohada de mi compañero de juego, el cual no se molesta en apartarme.
Al llegar a Madrid mi mente queda en blanco, es pasada las ocho de la noche y hace un frio de muerte, llamo a Marcos desde un teléfono público, pero me envía a la contestadora así que decido tomar un taxi hacia la dirección que me dio hace algún tiempo.
Al llegar a la direccion el taxista me cobra lo que vale un riñón y no me queda de otra que pagarle lo que me pide a regañadientes.
Tomo mi equipaje observando el impresionante lugar donde me dejo, miro la dirección nuevamente y quedo perpleja, embelesada e incrédula. Me acerco a la entrada y un señor con uniforme de portero me detiene.
—Señorita ¿puedo ayudarla? —pregunta el hombre enfocándome con la luz de su linterna, la cual me deja aturdida y amablemente le pido que la baje.
—Eh.. Disculpe mi intromisión, estoy aquí buscando a el abogado Marcos Ricci
El hombre Arruga el entrecejo mirandome con recelo
—¿Me podría decir cuál es su nombre? —inquiere desconfiado y le explico quién soy y cuál es el motivo de mi presencia en el lugar.
El portero se aparta y habla por un intercomunicado sin quitar su vista de mí, luego de unos minutos se vuelve acercar para darme paso al lugar.
—El señor Marcos Ricci no se encuentra, pero el señor Grimaldi la recibirá —Su respuesta me deja confundida.
¿Quién carajo es el señor Grimaldi? ¿Será mi suegro?
—Venga conmigo.
Decido seguirlo sin preguntar y cuando me adentro en el lugar quedó impresionada con la lujosa villa que se ve a unos metros.
Recorremos un bonito jardin rodeado de pinos hasta llegar al patio trasero en donde se encuentra una impresionante piscina adornando el lugar.
Emocionada arrastro la maleta dando grandes zancadas para mirar de cerca la gran piscina con agua cristalina que me recuerda mucho a mi hogar. Me entra unas repentinas ganas de darme un chapuzon, pero resisto.
Al entrar en la gran casa, mis ojos no dejan de detallar cada espacio decorado al estilo clásico y vintage, absolutamente todo de muy buen gusto. salgo de mi hipnotismo cuando el portero me dice que espere al señor Grimaldi en uno de los sofás y me siento a espera al señor que gentilmente me recibirá en su hermoso hogar.
Espero durante 10 minutos, pero los gruñidos de mi estómago me ponen ansiosa, así que me levanto para llamar al anciano que quizás se quedó dormido y me dejo como tonta esperando en su sala.
Solo avanzo unos pasos, ya que soy detenida por la presencia de un hombre alto, fornido, con frio ojos verdes y una piel bronceada envuelta en un alborno negro bajando por las escaleras.
La impresionante figura me deja de estática, me quedo quieta sin saber que hacer, entonces el hombre se detiene en frente de mi extendiendo su mano para presentarse.
—Mucho gusto señorita Maldonado, mi nombre es Daniel Grimaldi y soy primo de Marcos —Su voz gruesa y roca produce escalofríos en todo mi cuerpo, nerviosa trato de relajar mi voz para que no note como me ha afectado.
—Es un placer conocerlo señor Grimaldi, Marcos me hablo un poco de usted —Miento.
La verdad Marcos nunca me ha hablado de su familia y eso es algo que siempre me ha intrigado, quizás si me gano la confianza de este hombre pueda conocer a su familia.
—Pues él también me comento que tenía una novia muy hermosa y estaba muy ansioso por conocerte —Murmura examinándome lentamente de pies a cabeza.
Me remuevo incomoda sin saber que decir y el hombre frente a mi lo nota quitando su mirada depredadora.
—Debes estar hambrienta —Dice asomando una sonrisa encantadora —,Vamos a la cocina para que comas algo —Me hace un gesto con la cabeza para que lo siga y yo un poco dudosa camino detrás de él.
Una vez que estamos en la gran y espaciosa cocina, el señor Grimaldi me hace sentar en uno de los taburetes mientras me prepara algo de comer. Quedo realmente sorprendida al ver sus excelentes habilidades culinarias.
Prepara una especie de tortilla la cual me sirve decorada con algunas hiervas y siento mucha pena al tener de destrozar semejante obra de arte, pero el hambre que tengo es prioridad.
Al terminar mi plato noto que el chico guapo recostado en la encimera me observa divertido
—¿Hay restos de comida en mi cara, verdad? —pregunto buscando una respuesta a su expresión
—No, es solo que tu manera de disfrutar la comida sin tanta cortesía me pareció interesante
Sus palabras me ponen colorada de vergüenza recordando que el hambre saca lo peor de mí; devore el platillo sin ningún tipo de educación, pasando por alto al hermoso hombre que me observaba.
Luego de pasar la verguenza, chalo un rato con el señor Grimaldi quien me comenta del repentino viaje que Marcos tuvo que hacer a Italia para resolver algunos asuntos de los cuales no entra en detalles.
Al parecer tiene problemas con la comunicación y por eso no caen mis llamadas, pero me aseguro que en unos días regresaría. Así que podía quedarme el tiempo que quisiera en su casa ya que la compartía con su primo y no había ningún problema.
Me lleva a la habitación de huésped que ocupare y sin duda no se compara con mi habitación que mide 4x4. Esta es muy espaciosa con una cama tres veces más grande que la mía y con baño incluido.
El señor Grimaldi se despide diciéndome que mañana estará toda la mañana en su oficina, pero que puedo sentirme libre de conocer su casa para distraerme, emocionada pongo en mi lista disfrutar de la gran piscina que tiene afuera.
Tomo una rica ducha y dejo que el agua tibia relaje mis músculos cansados, durante un momento me quedo pensando ¿Qué estará haciendo Marcos en Italia? Me vine de tan lejos para buscarlo en un país en el cual no estaba.
Deseo tenerlo aquí conmigo asegurándome que todo está bien.
Luego del baño aprovecho la red libre del señor Grimaldi para comunicarme con mi familia, Trato de mantener la voz relajada para que no noten mi frustración y Después de convencerlo de que estoy bien, me acuesto en la cómoda cama quedándome profundamente dormida.
Esta mañana desperté un poco más tarde de lo que deseaba, mis tripas rugían con intensidad así que luego de asearme, bajé para prepararme algo de comer, pero mientras bajaba las escaleras un delicioso olor a tocino invadió mis fosas nasales.
Curiosa me acerque a la cocina notando la presencia de una chica rubia y con grandes atributos preparando el desayuno, si no fuera por el sexy uniforme de empleada pensaría que es la novia del señor Grimaldi ya que su rostro es muy hermoso.
La chica al notar mi presencia se me acerca con una sonrisa encantadora
—¡Buenos días! gusto conocerla señorita, mi nombre es Beatriz. El señor Grimaldi me dejo a cargo de atenderla —expresa haciendo un gesto con la cabeza en forma de saludo, pero como yo no soy una celebridad le tomo la mano para presentarme
—El placer es mío Beatriz, me llamo Camile Maldonado, pero por favor no me diga señorita, solo tutéame y llámame por mi nombre —mi trato la toma por sorpresa, pero reacciona aceptando mi saludo
—Está bien, Camile. ya prepare tu desayuno —saca uno de los taburetes para que me siente y niego haciéndole entender que no me gusta tener tanta atención
—Beatriz por favor no es necesario que seas tan atenta, me haces sentir incomoda —Ignora mis palabras y se me acerca, tomándome gentilmente de los hombros para hacerme sentar
—Lo siento Camile, pero el señor Grimaldi me dio órdenes estrictas de tratar a su invitada como si fueras la dueña de la casa, así que solo te pido que cooperes en eso conmigo —Al observar su mirada suplicante decido aceptar solo para que no tenga problemas con su jefe.
La verdad me inquieta tanta atención de parte del señor Grimaldi, pero quizás lo haga porque aprecia mucho a su primo
Luego de una corta charla con Beatriz sobre los lugares que visitar en madrid, termino mi desayuno y subo para ponerme uno de mis bikinis ya que no aguanto la tentación de lanzarme a la piscina, siempre he pensado que en mi otra vida fui un pez porque me encanta nadar.
Al mirarme en el espejo noto lo sexy que se ve mi bikini y quizás no sea el apropiado, reviso la maleta para buscar uno más recatado, pero observo que todos los demás son exactamente iguales al que traigo puesto ya que los compre pensando en seducir a mi novio. Suelto un largo suspiro de frustración al recordar a Marcos y decido nadar con el maldito bikini que ya me puse porque de igual manera solo estamos en casa Beatriz y yo.
***
La temperatura de la piscina es cálida, nado hasta lo más profundo disfrutando del agua y el sol durante un largo tiempo, la verdad no sé cuánto tiempo pasa, pero cuando mi piel comienza a enrojecerse un poco decido salir para aplicarme un poco de protector mientras me recuesto en una de las tumbonas.
Me relajo tanto que no noto la presencia del hombre que está parado a mi lado. su leve carraspeó es el que llama mi atención
Levanto mi vista observando la tentación andante que esta vestido con ropa de oficina y me observa con una mirada bastante lujuriosa.
Ahora si maldigo sentirme tan expuesta con este bikini
—Señor Grimaldi —exclamo un poco nerviosa
Maldita sea!
—No me digas señor Grimaldi, me haces sentir viejo. Dime Daniel, por favor —su excitante voz sale en forma de exigencia.
Asiento mecanicamente ganandome esa sonrisa coqueta que estoy segura le bajaría las bragas a cualquier mujer.
—Puedes seguir disfrutando de la piscina, si necesitas algo, estaré en mi despacho —Señala hacia la segunda plata a su izquierda —, Esta en esa dirección —Me guiña un ojo y se marcha dejándome con las mejillas enrojecidas y un poco confundida.
Acaso me hizo una invitación indecente?
No, no. Deja de ser tan paranoica Camile.
Pasa una hora y el hambre me vuelve atacar, asi que salgo en busca de algo para comer en la cocina, pero Me detengo en seco al escuchar sonidos extraños proveniente de la segunda planta.
La curiosidad me embarga asi que busco de donde proviene el extraño sonido. subo las escaleras en dirección hacia la habitación que Daniel me había señalado. Mis nervios y curiosidad comienzan a aumentar al igual que el extraño sonido, el cual ya no es tan extraño porque son más bien gemido.
Mi lado bueno me dice que me detenga y retroceda, pero mi lado malo me impulsa a seguir adelante y ver de quien se trata ganando la curiosidad
Al llegar a la puerta del despacho de Daniel Grimaldi noto que está abierta, asomo mi vista por el rabillo de la puerta y Lo que mis ojos curiosos ven me dejan completamente atónita
¡Mierda, mierda y triple mierda!
Estampada sobre el escritorio se encuentra Beatriz completamente desnuda mientras Daniel Grimaldi la conecta desde atrás. El imponente hombre la penetra con tanta intensidad que la mujer grita complacida con el acto. trato de dar la vuelta y dejar de observa, pero el morbo es tan grande que mi boca comienza a salivar deseando ser yo la que este en el lugar de Beatriz .
Ambos suelta su orgasmo extasiados por el momento y me obligo a retirarme, pero lo que ocurre a continuación me deja estupefacta.
El hombre que está de espalda hacia mí, gira su cabeza hacia un lado y noto que asoma una sonrisa arrogante como si desde un principio estuviera consiente de mi presencia en el lugar. impactada cubro mi boca con ambas manos entrando en pánico.
Me aparto buscando una salida y rapidamente corro por el pasillo encerrandome en mi habitacion con la respiracion agitada.
Hay algo perverso en ese hombre que no es normal
pero por Dios Camile… acaso no te diste cuenta que se tira a su empleada. claro con razón!. Ya me había preguntado por qué una chica tan linda como Beatriz trabaja como empleada, quizás es una dama de compañía para el señor Grimaldi o no.. aaarg! ya ni sé que pensar ¿Dónde mierdas estas Marcos Ricci?
El sonido de la puerta me hace sobresaltar, saliendo de mis tortuosos pensamientos. Respiro hondo tratando de relajarme y actual normal, pero la verdad es que estoy muy alterada así que opto por no abrir la puerta, pero la insistencia en la puerta me hace caminar nerviosa de un lado para el otro sin saber que mierda hacer.
—Camile, soy Daniel ¿te sientes bien? —pronuncia el causante de mi alteración.
¿Qué si me siento bien? Como me podría sentir después de ver semejante espectáculo.
—Eh.. si solo me duele un poco la cabeza y quisiera descansar —. Miento tratando de alejarlo.
—En el cajón del baño hay analgésicos, si te sientes mejor baja y come algo. Beatriz está preparando algo delicioso —. Claro que si, hasta yo estaría preparando algo delicioso si un hombre como el, me empotrara contra un escritorio.
¡Maldita sea! La abstinencia de sexo me tiene el cerebro achicharrado, creo que es verdad eso que dicen los viejos sobre la falta de sexo te vuelve amargado y oxidado. Pues así me siento en estos momentos
Daniel se marcha y paso en resto del día encerrada con mis tripas llorando de hambre, deseando que Marcos sea igual de intenso que su primo Daniel en la cama
Estuve un día entero encerrada en la habitación, envuelta en la duda sobre si Daniel era consiente de que lo espiaba, pero en vista de que soy una persona con un gran estómago y el hambre es mi prioridad. Me vi obligada a Salir notando que ambos amantes actuaban normal, algo que sin duda me confundió ya que su trato no pasaba de ser jefe-empleada. simplemente no lograba entender cómo funcionaba su extraña relación.
Por otra parte, Marcos seguía sin dar señales de vida y esa situación me tenia frustrada y al borde de la locura. buscando la manera de distraerme, le pregunte a Daniel cómo funcionaba la ruta de transporte de la ciudad ya que deseaba conocer Madrid y sus alrededores, pero este se negó a que usara el transporte público y me asigno a su chofer para que me llevara donde quisiera
El chofer llamado Antonio vino por mí a primeras horas de la mañana para llevarme a desayunar a un pequeño restaurante familiar donde preparan la mejor napolitanas de chocolate de la ciudad dejándome encantada con el sabor, luego nos fuimos a puerta del sol. una plaza hermosa con mucha historia que contar. mientras recorría la plaza nos acercamos a la casa de correos y el señor Antonio me comento sobre la importancia del gran reloj sobre el edificio, el cual da las populares campanadas de fin de años siendo el protagonista de los rituales que hacen los madrileños cada 31 de diciembres.
De allí nos dirigimos hacia las terrazas en plaza mayor, el cual declare mi lugar favorito en Madrid ya que el ambiente es familiar y acogedor. Antonio y yo nos sentamos admirando el bello entorno mientras pasaban las personas. Degustamos algunos platillos típicos y aproveche de tomarme muchas fotos.
Se nos fue la mañana en plaza mayor así que después de almorzar, Antonio me llevo al edificio religioso más importante de Madrid La catedral de la Almudena construida sobre los restos de una mezquita y la primera catedral que se consagro fuera de Roma por el papa Juan Pablo II. Disfrute detallando la hermosa infraestructuras y vidrieras de colores que crean un ambiente mágico en todo el lugar, subimos a la enorme cúpula que se ve desde el exterior y desde la plataforma obtuvimos la excelente vista del palacio real ubicado en frente de la catedral y ese fue mi siguiente destino.
La verdad Madrid tiene muchos lugares que visitar, pero jamás lo podría hacer en un solo día ya que el tiempo pasa volando y cuando salimos del palacio ya estaba oscureciendo así que agotada Antonio me trajo de vuelta a la villa.
Al entrar en la gran casa me recibe Daniel vestido elegantemente con un traje negro hecho a medida que le queda de muerte. Siendo honesta se ve malditamente sensual y apetecible.
El pelinegro se me acerca con su familiar sonrisa encantadora y trato de no retroceder cuando lo tengo en frente de mí.
—Camile, te estaba esperando —comenta emocionado
—¿A mi?
—Si, a ti. —aclara —, Ya que deseabas conocer Madrid pensé en llevarte a uno de mis restaurantes favoritos
Analizo la situación, pero no veo como opción salir con el, ya que este hombre tiene el don de ponerme muy nerviosa y no imagino pasar el rato con el actuando como estúpida.
Daniel nota la duda en mi rostro así que se adelanta para convencerme
—Ya hice la reservación. te encantará los deliciosos platillo que preparan. —asegura un poco ansioso.
—Eh.. ees que yo no ttengo ropa elegante —titubeo sacando mi peor excusa, aunque realmente solo traje ropa casual
—No hay problema, ya ordené que te trajeran algo para la ocasión.
—¿Que?
—Lo que has escuchado, así que ve a tu habitación y arréglate. te estaré esperando.
Me lo quedo observando contrariada por su atrevimiento, pero su mirada demandante me hace ceder, me confunde sentirme hipnotizada por el, nunca un hombre me habia doblegado con su mirada
Subo a la habitación y cuando entro me quedo boquiabierta viendo los tacones negros y el hermoso vestido rojo en la cama, el cual es corto, pero elegante, destacando los hermosos detalles con encaje en las mangas y el escote.
Dudo que algo así me pueda quedar bien, pero igual me arriesgo porque no tengo otra opción.
Una vez aseada me seco el cabello y le hago algunas Ondas con mi rizadora, el resultado me deja satisfecha ya que mi cabello castaño es un poco rebelde y me cuesta domarlo.
Me coloco el vestido notando que se abraza a mi cuerpo como una segunda piel, resaltando mi figura.” Bastante sexy” luego calzo los tacones negros que no son para nada incomodo a pesar de lo alto que son y finalizo aplicándome una pequeña capa de rímel destacando solo mi labial rojo, ya que me gusta lucir lo más natural posible.
Al bajar las escaleras el hermoso hombre sentado en uno de los sillones del salon se levanta al verme detallando mi aspecto. Su mirada es intensa, ardiente y siento que me quema; trato de actuar natural cuando me le acerco, pero los nervios no me permiten respirar bien.
—Eres preciosa, Camile. —murmura tomando mi mano para besar los nudillos —. No sabes cómo envidio a Marcos —añade con su tono de voz ronco, acelerando los latidos de mi corazón.
Rápidamente corto el contacto ocultando mi rostro avergonzado, pero Daniel me toma de la barbilla insistiendo en que lo mire.
—Lo digo en serio, eres muy hermosa —repite con firmeza.
—Gracias.. —susurro la palabra sin saber que más decir.
—Salgamos antes de que se nos haga tarde —asiento dejándome llevar por él hasta su lujoso auto deportivo.
En el camino no dejo de darle vueltas al asunto de su relación con Beatriz y como soy una imprudente no me aguanto en preguntar.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Te escucho.
—Bueno es que. —pienso en la manera correcta de hacer la pregunta
—Me viste follando con Beatriz y quieres saber qué relación tenemos ¿no es así? —se adelanta a decir, dejandome estatica
Maldición. Él estaba consciente de que los espiaba
—Eso fue un accidente, mi intención no era espiarlos —trato de justifícame, para no quedar como una maldita pervertida
—No te estoy reclamando. Entiendo que fue un accidente y no era tu intención hacerlo, así que no te preocupes —intenta tranquilizarme —, Y con respecto a Beatriz.. no hay nada entre ella y yo —asegura, pero no le creo
—No me mires así, hablo con la verdad. —garantiza —. A Beatriz la conocí hace unos meses en un bar en el cual trabajaba para pagar la clínica donde tenían internada a su madre enferma —. Explica con la mirada triste —. Alguien me contó de su situación, así que la ayudé a pagar su deuda. Cuando su madre se recuperó ella apareció en mi casa rogando que le permitiera trabajar allí para pagarme el dinero, pero me negué y continúo insistiendo hasta que se quedó. El resto de la historia ya la sabes. Nos enrollamos sin ningún tipo de compromiso.
No se por que escuchar la situación de su relación con Beatriz me tranquiliza, es como si mi corazón deseara que este hombre estuviera disponible
—Entiendo —murmuro convencida sin nada mas que preguntar al respecto
Cuando llegamos al restaurante, las miradas se van hacia nosotros. El lugar es muy lujoso y Daniel parece ser muy conocido ya que saluda a muchas personas. El anfitrión nos ubica en nuestra mesa y quedamos uno frente al otro e inevitablemente lo recorro con la mirada detallando su aspecto sexy y varonil.
Dios.. me siento mal por Marcos, pero la realidad es que su primo me atrae mucho.
Daniel ordena por los dos y mientras el mesero toma el pedido trato de pensar en un tema de conversación para no volver el ambiente incómodo. en ese momento se me viene la idea de preguntarle por su familia ya que Marcos siempre me evade el tema. Espero hasta que el mesero se retire antes de preguntar.
—Cuéntame de ti, ¿a qué te dedicas? —me mira divertido disfrutando de mi curiosidad.
—Soy ingeniero, tengo 28 años, trabajo invirtiendo en bienes y raíces ¿y tú?
—Soy maestra de primaria y tengo 25 años. pertenezco a una de las islas caribeñas más impresionantes que podría existir ubicada en Venezuela, cuento con dos padres amorosos y un pequeño hermano ¿como se compone tu familia? —mi pregunta borra su sonrisa divertida, logrando incomodarme.
—Oh, me disculpo. Estoy siendo entrometida
—No es eso, Es solo que.. —se toma un momento perdido en sus pensamiento —. Mis padres fallecieron hace algún tiempo en un accidente —su confecion me deja impactada
—Lo siento mucho Daniel, yo no sabia. Lo siento —me disculpo apenada, sintiendo un nudo en la garganta
—No te preocupes —contesta con la voz apagada aumentando el pequeño malestar en mi pecho.
—Debe ser triste recordarlos
—Te equivocas. —sonríe sin emoción —. Recordarlos no me entristece ya que tengo muchos recuerdos buenos con ellos. lo que me entristece es saber que ya no volverán.
Puedo ver el dolor en su rostro y no quiero imaginar todo lo que ha tenido que enfrentar tras la muerte de sus padres. me pongo en sus zapatos y simplemente no imagino una vida sin los míos.
Su confesión me deja tan triste que dejo de preguntar sobre su familia ya que es un tema delicado y soy una completa extraña para el.
Asi que cambio la convesacion y continuamos con nuestra cena hablando sobre nuestros gustos, hobby y pasatiempos.
Al regresar a la villa el humor de Daniel ha mejorado tanto que me invita a tomar una copa de vino y como soy fanática del vino no me niego. Nos ubicamos en la sala de estar y comienza a hablarme de su gran coleccion de monedas antiguas de la cual esta muy orgulloso.
Después de haber consumido la primera botellas de vino me muestra la condenada colección que tiene guardada en su caja fuerte.
La cual es numerosa y llamativa, sobre todo las monedas de oro.
Si tuviera una coleccion asi me compraría una casa, un auto, monto mi negocio de empanadas y me queda vuelto.
En la segunda botella le hablo sobre la importancia de la arepa para los venezolanos, le cuento sobre la infinidad de rellenos con que se puede combinar y quedo en cocinarle una al estilo madrileños.
En la tercera botella mi cabeza comienza a dar vueltas y decido parar ya que no quiero hacer el ridículo frente a él. Decidida me levanto para despedirme, pero mis piernas ceden y caigo de culo logrando que Daniel suelte una carcajada contagiosa burlándose de mí.
—¡Mierda! —murmuro quitándome los tacones para volver a levantarme
—Ya.. no sigas intentándolo —interfiere —, estas mareada así que déjame ayudarte —me levanta como una novia sin ningún tipo de esfuerzo.
—Eres muy liviana —comenta cerca de mi rostro —, y eso que comes como un camionero —.añade con burla sacándome una carcajada.
Agradezco estar un poco ebria sino me sentiría avergonzada.
Mientras me lleva en sus brazos hacia la habitación respiro hondo absorbiendo el rico olor de su perfumen amaderado, me pregunto que se sentirá besar a Daniel Grimaldi. levanto mi rostro para observarlo de cerca y físicamente es perfecto. Ojos verde oliva, nariz refinada, mandíbula cuadrada y cabello lacio y oscuro perfectamente desordenado.
Una vez que entramos en la habitación me recuesta con cuidado sobre la cama, pero mi cuerpo se niega a soltarlo lo cual produce que lo sujete con fuerza de su cuello, atrayéndolo hacia mí. Mi acción lo deja confundido, pero como estoy ebria y cachonda no me importa una mierda las consecuencias de mis actos
—Bésame Daniel —susurro cerca de sus labios —. házlo. —insisto, notando como sus ojos verdes se oscurecen por el deseo. Baja la mirada a mis labios y se relame los suyos.
—Mentiría si te digo que no quiero, pero no puedo besarte en este estado ya que sentiría que me estoy aprovechando de ti —suspira pesadamente —, eso sin contar que eres la novia de mi primo.
Su explicación tiene lógica, pero en este momento no me importa ni mi estado, ni Marcos.
Lo tomo con fuerzas del rostro y pego mis labios contra los suyos. dándole un beso cargado de deseo, sintiendo el dulce sabor de sus labios carnosos. Como lo esperaba me corresponde el beso, pero de manera hambrienta y posesiva abriéndose paso con la lengua, le trato de llevar el ritmo, pero es más hábil que yo. Sin duda besa muy bien, Pero me toma unos minutos llevarle el ritmo.
El ambiente se calienta y siento la dureza de su pene contra mis piernas, esto hace que mi excitación aumente mojando mis bragas. de repente siento que la ropa me empieza a estorba.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play