En la década de los 20 en Perú, se vivía en una época dónde las familias tenían numerosos tabúes. Algunos de ellos eran que, hablar de sexo con los hijos era un tema considerado satánico, que la mujer debía llegar virgen al matrimonio, las hijas debían ir acompañada del hermano mayor hasta para ir a la bodega a comprar. Muchas cosas eran estrictas; en los colegios, los maestros castigaban severamente a los estudiantes, el respeto hacia el maestro era cosa seria.

Esta es la historia de un par de muchachos, aún menores de edad, están muy enamorados desde hace tres años, pero todo era a escondidas. A veces, a la salida del colegio se escapaban dónde había árboles y arbustos grandes o detrás de los autos para besarse. Estos dos violaban todas las reglas. Antonio Zeta era la oveja negra de una familia aristócrata, se enamoró de Catalina Monteza, una jovencita hija de un humilde obrero. Pero era hermosa que la quiso para él a toda costa sin importar el bajo estatus social. Le llevaba regalos todos los días. Una tarde, Antonio fue a la escuela de su enamorada para llevarla a un lugar especial, ambos de 16 años de edad, y con una locura en mente.

- ¿Te gusta este lugar? - Antonio luce orgulloso de mostrar la cabaña que está al confín de su casa hacienda, era su lugar de retiro con vista a los campos de cultivo. - Está tarde quiero estar contigo.

- ¿Estar conmigo? Pero si estamos juntos.

- Hacerte mía, el amor, que seamos una sola carne.

- Eso es solo para los casados. Tenemos solo 16 años.

- Te amo princesa.

- Tengo miedo.

- Nos casamos y ya. Asumiré la responsabilidad, un hijo a nuestra edad no creo que sea tan malo. Además, es la primera vez, no pasará nada.

- ¿Y si resulta que tendré un bebé?

Soy el único hijo que posee todo esto. Estarás aquí, conmigo. Para que se te vayan los miedos, te presentaré a mis padres.

Este muchacho se presenta ante sus padres y presenta a su novia, como todo un grande.

- Papá, mamá, les presento a mi novia, ella es Catalina Monteza, es mi enamorada y yo quiero que ella sea mi esposa.

- ¿Qué dijiste? - su padre esta furioso -, ¿Cómo un muchacho de 16 puede hablar de estas cosas?

- Que quiero estar con ella por el resto de mi vida.

- Pero ¿No te das cuenta que eres demasiado joven para andar pensando estas cosas? – su madre se da aire, la noticia le ha chocado.

Pasan los días, Catalina quiere romper con Antonio, pero éste siempre iba a verla. Pero para su cumpleaños, Antonio lleva hasta su cabaña a Catalina y esa misma tarde la amó. El muchacho rompió todas las reglas, rompió con el tabú, amó a Catalina y la llenó como regalo de cumpleaños. Una hora después de la travesura, se presenta ante sus padres, pero solo estaba su madre.

- ¡Mamá! - de lo más fresco.

- Señora Zeta, buenas tardes. – saluda Catalina toda tímida.

- ¿Qué le pasó a Catalina? Hija ¿Por qué esa cara, niña? ¿Te sientes mal?

- No, mamá, ella está bien, lo que pasa es que acabo de hacer el amor, la hice mi mujer para poder casarme con ella. ¿Me lo autorizan? - Con aires de héroe.

La madre se desmayó, la sirvienta se escandalizó.

A las semanas, los padres de ambos muchachos se pusieron de acuerdo, tras varias reuniones. No podían dilatar mucho el tiempo. Catalina estaba gestando y solo fue una vez. La familia Zeta adoptó a Catalina por qué pronto daría a luz un nieto a los Zeta.

La condición fue esa, Antonio prometió estudiar y trabajar duro y parejo para mantener la familia, Catalina por su parte debía aprender a cocinar comida que solo los aristócratas comen, lavar a la perfección la ropa, criar al niño como lo hacen los aristócratas y todo lo que una mujer de la alta sociedad tenía que saber en casa.

Antonio se graduó con honores como médico, encontró trabajo en un hospital muy respetado en la capital, el Hospital 2 de mayo. Un hospital con mucha historia militar. La pareja ya contaba con dos hijos y se mudaron a la capital, allí compraron su casa, en un lugar alejado para que los niños crezcan lejos de todo ruido y cosas malas.

Pasan los años, la familia creció, tuvieron cinco hijos a los treinta. Todos felices por quince años más y aquí la pesadilla. Estamos en 1970, Catalina y Antonio con 45 años de edad tuvieron un bebé, lo llamaron Roger Zeta, una sorpresa muy grande para los padres, un bebé en la vejez, lo vieron como un regalo muy especial por parte de Dios. Pero, desde el hijo mayor hasta el último, con la edad de 15 años ya cumplidos, odiaron a su hermano recién nacido, Alfonso y Regina, los mayores se fueron de la casa con sus familias. Los otros dos esperaron a graduarse y también se fueron. Roger tenía 4 años, iba al colegio de educación inicial. Era muy inteligente, muy sociable y alegre. Jugaba solo, su hermano que quedaba, Julián, lo maltrataba, no soportaba al pequeño, al igual que sus hermanos, toda la atención era para el pequeño, así que, terminó de estudiar y esos cinco hijos nunca más volvieron a casa y menos llamar por teléfono. Se fueron para siempre. Roger empezó a crecer, al igual que la urbanización, la Molina se convirtió en distrito de gente adinerada.

Roger con solo 15 años entró a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) a estudiar medicina, fue un caso especial que salió en los periódicos, noticieros tanto locales como extranjeros. Entrar a la San Marcos era difícil, era la mejor casa de estudio de Latinoamérica, y entrar a los 15 años de edad, debía ser superdotado, pero la excelencia académica fue declinando con el paso de los años, aun así, esta casa de estudio mantiene su respeto por ser la decana de América.

Para el año 1995 se fue a hacer estudios en Inglaterra y luego en Suiza, pero por el lado francófono, por lo tanto, habla inglés y francés fluido.

La familia Zeta tenía de vecina a la familia Rázuri

En la historia del Perú, el apellido Rázuri, es apellido de respeto. En la lucha por la independencia, el rebelde oficial José Andrés Rázuri Esteves era del ejército patriota, es decir, de favor del pueblo peruano. El ejército realista perdió contra el ejército patriota en la batalla de Junín y otras batallas, pero dejó el servicio militar para dedicarse a la agricultura. Y así, expulsando a los españoles, se logra “la independencia” sellada el 9 de diciembre de 1824 con la batalla de Ayacucho. La proclamación fue el 28 de Julio de 1821; el sellado o la liberación como quieran llamar se dio después de la batalla de Ayacucho.

Allí es cuándo se escucha por primera vez el apellido Rázuri en el Perú. Estamos en el año 1985, pero 1827 hasta 1995 hubo fuertes tensiones en la frontera norte, hasta estallar la guerra del Cenepa. Ahora, 1985 el terrorismo azota el Perú entre las provincias de Ayacucho (la zona más roja), Junín y Ucayali. Hay dos grupos terroristas SL (Sendero Luminoso) y MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru).

William Rázuri estuvo al frente en ambas guerras. En el Cenepa estaba destacado para hacer resistencia, y evitar la invasión al territorio nacional. Pero fue enviado al Vraem entre los años 1987- 1989 a combatir contra el terrorismo.

Ahora que son vecinos con los Zeta. Es una familia pequeña. En esa casa vivían dos hermanos. Uno de ellos es William, herido de gravedad, quien quedó en silla de ruedas sin poder volver a caminar. Es de carácter amable, en la guerra aprendió a valorar la vida, la amistad, la familia. A su regreso de la guerra, su novia de ese entonces, lo dejó por discapacitado, pues escogió a un coronel corrupto. Humillado de la peor manera, queriendo suicidarse en el hospital Militar, una joven enfermera frustró su plan.

- Capitán Rázuri ¿Por qué hace eso? ¿Por qué suicidarse? No nos deje capitán, el país lo quiere mucho por sus logros militares.

- Mi novia me dejó por invalido ¿Para que seguir viviendo?, soy una carga ahora, nunca más podré volver a caminar. - le gritó.

- Pero capitán Rázuri, lo necesitan para capacitar jóvenes, quienes se van para pelear contra el terrorismo, su experiencia es muy valiosa.

- ¿Para qué quieren un discapacitado? ¿Para ser el hazme reír? - se irrita más.

- ¡Capitán! ¿Quién mejor que usted para indicar que traman ellos, siendo usted quien los enfrentó frente a frente?

- ¿Entonces? ¿Es que debo seguir viviendo según su opinión? Además, creí en mi novia y me dejó por el coronel ese, quien nos dejaba al hambre en la frontera, es un delincuente. - Sigue furioso.

- Capitán, usted encontrará a alguien que lo valore, ya verá. No siga enojado, no es bueno para su salud.

- ssssss, - siseó con gesto despreciativo - ¡A un invalido! Por favor, no me haga reír enfermera.

William fue dado de alta, su hermano lo trajo a casa. Le dio su bienvenida, con toda la familia que quedaba, siendo ellos su hermano, su cuñada y la hija.

- William, - le habla su hermano Carlos - te presento Ariana, tiene 17 años, es europea, está aquí porque no tiene dónde ir. Se ofreció para ayudarte con tus cuidados. – Se dirige ahora a Ariana - Ariana, te presento mi hermano, él es William, como ve, está en silla de ruedas y no volverá a caminar, por favor téngale paciencia, es militar, puede que se comporte grosero. Cualquier cosa me avisa.

- Sí señor, y gracias por la oportunidad de darme un trabajo. – Ariana se mostraba tímida.

- Con que tú eres Ariana. – William la examina con los ojos en cada parte de su cuerpo. - Tienes 17 años. Háblame de ti, tengo que saber quién eres, quiero conocer a la persona que me va a cuidar.

- Señor, mi nombre es Ariana Suárez, soy natural de España. Viaje al Perú por intercambio estudiantil, pero me robaron mi maleta y mis papeles cuando estaba preparando mi viaje de regreso. Ingresé a la universidad a los 16 y hubo un intercambio del que me animé y quedé aquí un año. Mi embajada solo me ayuda con mis documentos personales, pero no con los de estudio, eso va a tomar tiempo.

- ¿Qué estudias?

- Ingeniería Ambiental, tenía que viajar para Ucayali, allí tenemos una base de estudios sobre flora y fauna de la zona y crear un proyecto para proteger el medio ambiente. Fue una bonita experiencia. La selva aquí es muy bendecida con variedad de flora y fauna. Pero tuve miedo, los terroristas fueron quienes nos atacaron.

- Me suena muy interesante. ¿Fue necesario viajar a la selva?

- Si.

- ¿Porqué?

- Allí, en zonas boscosas, se puede poner a prueba a escala real un proyecto medioambiental. Y por qué mi especialidad que quiero estudiar está relacionada al área verde; mi amiga tiene su especialidad en flora y fauna marina.

- Es muy interesante, lástima que hayan tenido que pasar por tan mala experiencia, ser asaltadas por los terroristas.

- Señor, mi amiga fue asesinada, la policía nos confundió con delincuentes, al llegar a Lima.

- ¡Oh! Lo lamento, tanto. - Estaba lamentando por la terrible situación del país - ¿Cuándo piensas retornar a tu país?

- A penas sea posible.

William se asegura de que no haya nadie escuchando y le toma una mano.

- Escúchame bien. Mi hermano, su esposa e hija son crueles. Haré todo lo que pueda para cuidar de ti.

- No parece. Debe estar exagerando.

- Tú hazme caso. - se pone firme - Son mitómanos con las personas que no tienen su estatus. Ariana, eres bonita, ingenua, justamente por qué no conoces quienes viven aquí, quizás no pueda hacer mucho, por favor se fuerte. Sólo confía en mí.

Efectivamente, la familia Rázuri tiene muy mala fama, pero saben engañar a los de afuera, William intentaba proteger a Ariana, con el paso de las semanas, William se enamoró de ella. Amaba a Ariana cuando no había nadie en casa, la amaba con locura, hasta le propuso matrimonio, cuando se enteró que convertirá en padre.

- William, estoy asustada y mucho.

- ¿Por qué mi amor?

- Estoy embarazada.

- ¿Tendremos un bebé? ¿Para cuándo lo tendremos? - Estaba emocionado y asustado a la vez.

- En mayo. - Mas asustada que un gato remojado.

- Faltan ocho meses, mi amor, me haces feliz con esta noticia.

- Tengo mucho miedo.

- Hablaré con la vecina, la señora Catalina. Mañana viene a visitarnos, pensaré en un plan para protegerte no solo a ti, sino también a nuestro hijo. —Besando el vientre de Ariana, también le habla a su bebé—Papá te cuidará, papá te quiere mucho. Te amo hijo, aunque eres tan pequeño ya eres especial, ya te haces anhelar, ya estás ocupando un lugar en mi corazón. - Mirando a Ariana - está es la mejor noticia que jamás he recibido en mi vida; un hijo. Lo hicimos con tanto cariño.

- Es verdad, lo hicimos con cariño y mucha locura.

Ambos se ríen.

- Me costó mucha gimnasia poder llegar a esto. - Le toma de las manos a Ariana - Cásate conmigo, por amor y por qué el bebé sea legítimo.

- Lo de gimnasia te creo, te esforzaste mucho. Casarme contigo, quisiera.

- ¿Qué nos impide ser felices? Somos tú y yo, ahora esta nuestro hijo.

- Tu hermano y su familia son el problema.

Estamos ahora en setiembre del año 1989, Roger ya tiene 19 años de edad. Entre estudiar y el internado no está en casa sino solo para dormir.

Ayer William se enteró que será papá, tiene que proteger a su familia, ama su familia, especialmente ese hijo, es muy importante para él. Ellos dos y los Zeta son muy amigos, el señor Antonio, le hace sus masajes para evitar las contracturas musculares por estar en silla de ruedas. Luego de eso, viene la señora Catalina con pastelitos, siempre variados, difícil que se repitan los mismos pastelitos en la semana. La pasan muy amena sus tardes, pero hoy sería una tarde diferente.

- Gracias por lo de hoy, Tony.

- Somos amigos, Willy. Mi esposa está haciendo unos pastelitos muy especiales, vas a chuparte los dedos, eso los hace hoy, porque nuestro hijo cumple 19 años.

- Aquí está el té - se acerca Ariana con una gran sonrisa y mira por la ventana, deja la bandeja para abrir la reja - Ya vino la señora Catalina. - Sus ojos brillan como si Catalina fuese su esperanza. - Pase por favor.

Ahora que los cuatro están sentados, las caras de los Rázuri cambian.

- ¿Pasa algo? ¿Están mal los pasteles? - se preocupa la señora Catalina.

¡Oh, no! Señora Catalina, sus pastelitos son increíbles, muy ricos. - Afirma William.

- ¿Qué es lo que pasa? ¡Cuéntame! - Antonio se pone todo oídos.

- Te seré directo Tony. Tú conoces a mi hermano.

- Esta lacra. - Como si eso arruinara el sabor de los bocaditos.

- Ese es el problema, Ariana y yo pronto seremos padres, mi hermano será capaz de todo, para matar al niño. Él y yo nunca nos hemos llevado bien.

- ¿Un bebé? - Catalina saltó de la emoción - felicidades a los dos, un nieto Tony, un nieto.

- ¿Nos ayudarán? Eso sería bueno - William tiene una premonición feliz.

- Le haremos creer a Carlos que el padre del bebé es Roger. - Comentó deliberadamente Antonio.

- ¿Funcionará? - Ariana está muy asustada. - Aceptará Roger esa idea.

- Eres menor que hijo por dos años, así que, hay más probabilidades que por la diferencia de edades, sea mi hijo el padre del bebé. - Propuso Antonio hablándole a Ariana - Además, Catalina ya lo dijo: “nieto”, está proclamado como nieto de los Zeta. No te preocupes, los vamos a ayudar.

- Mi hijo podría venir los fines de semana, él vendría por Ariana, para llevarla de paseo, así creerán que él es el papá. - Se le ocurrió Catalina.

- Genial. Entonces todo está resuelto... Shhhh!!! Ya llegó Silvana. - Ariana está alerta.

- Iré a atenderla. - se apresura Ariana.

Ahora cambian el tema. Para no levantar sospechas. Una vez que hace ingreso Silvana a la sala…

- Y dígame, señora Catalina, ese don de la pastelería ¿De quién la heredó?

- La familia de mi esposo me enseñó. Cuando mi esposo me secuestró, a los 16 años. - su mirada es pícara.

- ¿Tony? ¿La secuestraste a los 16 años? – William estaba asombrado y ha de veras.

- Mmmm para ser sincero, la embaracé a los 16.

Silvana estaba escuchando la conversación, se quedó pálida como el papel, escuchar esa conversación vergonzosa. Antonio continúa con su historia.

- La esperaba a la hora de salida del colegio, nos escapábamos, ella era mi dulce locura. Mis padres no querían que me casé con ella, por la edad y la diferencia de estatus. Tú sabes, en aquella época, las reglas, el tabú y todas esas cosas. Así que, la amé una sola vez y salió a mi favor, mi matrimonio se dio gracias al bebé que hicimos.

- Caramba, ustedes no perdieron el tiempo.

Antonio le guiña el ojo William. Y comenta.

-Bueno, ahora mi último crio será “papá a los 19.”

Enfatizo la frase papá a los 19 para que Silvana escuche bien antes de repetir la información como teléfono malogrado.

- Otro que tiene prisa. Empezó por dónde todos terminan. - ríen los tres.

Silvana, tose un poco y se disculpa por interrumpir la conversación.

- Buenas tardes, señores, bienvenidos a la casa de los Rázuri.

- Hola hija, ¿Cómo te fue hoy? - preguntó la señora Catalina.

- Me fue bien. – hace un gesto forzado de buena niña - Tengo tareas que hacer. Disculpen - Mirando a los Zeta fijamente.

Como se fue Silvana, Antonio mueve la cabeza negativamente, William no es bien visto en su propia casa, ese gesto de Silvana lo deja todo bien claro.

- Bueno William, fue un placer poder platicar un poco, mañana continuamos, odio tener que cortar la conversación, mi hijo está por llegar y la cena no está terminada.

- Si, claro. Son bienvenidos.

Se despiden, Silvana aparenta ser muy educada, pero mira con desagrado a su tío. Una vez que los Zeta dejaron la casa de los Rázuri. Silvana ataca a su tío.

- ¿Con qué derecho un invalido recibe visitas en mi casa?

- Soy tu tío, un poco de respeto.

- ¿Respeto? ¿Me lo está pidiendo un invalido? Increíble.

- Señorita Silvana, su almuerzo está servido. – Ariana la atiende.

- ¿Cómo una mugrosa como tú abre la puerta a la gente sin autorización? ¿No le enseñaron a respetar la casa ajena? Española de poca monta.

- Suficiente, Silvana. – William se enoja.

-Tú no eres nadie para levantarme la voz.

William es odiado por su propia familia, estando en su propia casa, por qué Carlos solo estaba cuidando del inmueble, mientras él era de servicio, a él le duele sentir eso. Volvió a recordar su pasado en el hospital militar y con el trato de su sobrina el día de hoy, por su mente ocurren estas palabras: “Si tan solo la enfermera no hubiera venido a frustrar mi plan de suicidarme, no estaría sufriendo. Ahora tengo una familia que proteger, invalido como estoy, tengo que pedir ayuda a vecinos de buen corazón. Me siento tan inútil, en una estúpida silla de ruedas, pero tengo una familia que me necesita ¿Por qué no me mataron los terroristas? ¿Qué será de mi hijo? ¿Qué le doy a dar a mi hijo? Estoy en mi casa ¿Así es como me tratan? Ojalá pueda negociar con Roger, voy a depender mucho de él”

Los pensamientos negativos siguen pasando por su cabeza.