Después de haber enviado copias de mi currículum a diferentes empresas, finalmente me han llamado para una entrevista, estoy nerviosa, trato de calmarme, respiro profundo y cuento en regresiva del 10 al 1. Lo hago varias veces, me ayuda un poco, pero inmediatamente vuelvo al mismo estado de ansiedad y sobre todo cuando veo que el tiempo transcurre y no logro que se detenga un taxi, imploro al universo que me conceda el milagro.
Luego de unos cinco minutos:
¡Oh he sido escuchada, se ha detenido uno!. Camino con paso ligero hasta el taxi, y justo en lo que pongo la mano en la manija para abrir la puerta, siento un ligero y suave chispazo que me produce el contacto de otra mano mucho más grande que se posa sobre la mía apretando fuerte e intentando abrir también al mismo tiempo que yo. Me volteo airada para mirarle la cara a la persona descarada que intenta colarse dentro del auto y pretender quitarme el derecho de hacerlo, ya que al fin y al cabo fui quién detuvo el taxi.
Un hombre alto y elegante, sumamente atractivo de cabello corto negro de mirada profunda y con un aroma embriagador, me observa con desprecio, casi diciendo que me aparte de su camino, también lo veo con desdén y lo increpo a que desista de su propósito, sin embargo me ignora por completo, y es cuando alzando mí voz le digo:
— ¿Hey qué le pasa? — ¡No sea abusador! — llevo más de cuarenta y cinco minutos tratando de detener un taxi, y usted viene muy fresco a tratar de quitarme ese derecho.
¡No sea tan sinvergüenza!
Apenas me observa y me dice:
—Apártece que voy retardado a mi trabajo, y también tengo mucho rato esperando por uno.
—¿Ah sí? — pues a madrugar más y dormir menos — le respondo.
Inmediatamente abro la puerta y me introduzco sentándome de un salto en el puesto posterior. Pues el descarado hace lo mismo, y en lo que intento abrir la boca para refutar su comportamiento, el taxista pregunta la dirección de nuestro destino, en medio de la rabia y la confusión que siento le digo adónde me dirijo, el descarado hace lo mismo, por supuesto qué como son direcciones diferentes y totalmente opuestas, el taxista se niega a cumplir el servicio, argumentando qué de esa forma no es su sistema de trabajo, por lo cual y de manera un tanto amable, nos insta a abandonar el taxi.
Furiosa salgo del auto no sin antes mirar con profundo odio al enigmático y buen mozo hombre culpable de mi frustración, y sobre todo del pánico que me causa no poder llegar a tiempo a la entrevista y quizás perder la oportunidad de mi vida.
Sin embargo cuando se está en buena sintonía, el universo conspira a tu favor y te obsequia grandes oportunidades Y fue justo lo que hizo por mí esa mañana, ya que apenas caminé unos tres pasos y veo que un taxi se detiene a mi lado para dejar a un pasajero.
¡Eureka! — grité emocionada, entré al auto y agradecì al cielo, al universo, a los elementos y sobre todo a Dios por el favor concedido.
Cuando la rabia me había pasado, pensé en el apuesto y enigmático hombre que me desestabilizó, ¡qué hermoso es!, y ese aroma suyo tan divino y diferente, no era la fragancia de su perfume, era de su propia piel que emanaba esa esencia tan particular, un aroma único cómo sus huellas dactilares.
La verdad que no me explico porqué me sentí así cuando su mano se posó sobre la mía, respiré profundo y la apreté fuerte contra la otra y ambas las llevé a mi pecho, quizás tratando de atesorar cerca de mi corazón su aroma inolvidable y que se quede allí por siempre.
El sonido fuerte de una bocina me retrotrae de mí ensoñación volviendo a la realidad, de inmediato descarto todos esos pensamientos sobre el atractivo hombre que segura estoy no volveré a ver nunca más en mi vida.
Luego de superar el congestionamiento del tránsito, logré llegar a la empresa donde me habían citado.
Una dama muy joven nos atiende y con voz suave y en un tono bastante audible nos informa:
—"Buenos días para todos y esperando que estén bien. En breves instantes serán atendidos por la licenciada de recursos humanos Alejandra Bermúdez. Se les informa que las preguntas y sus respuestas serán grabadas, no se intimiden por éste detalle, es solo un formalismo para enviarlo a la persona que será su jefe inmediato. No son preguntas de índole personal, sin embargo si alguno no está de acuerdo puede desistir de realizar la entrevista"
Al terminar de hablar, da media vuelta y se marcha. Todos nos hemos quedado allí esperando, a nadie parece preocuparle que su entrevista sea grabada. A mí, ni me da frío ni calor.
Al cabo de unos diez minutos comienzan a llamar. A medida que los entrevistados van saliendo de la oficina, me siento ansiosa ya que se va acercando mi turno, mis nervios son casi que incontrolables, no obstante sigo respirando pausadamente y logro estabilizarme un poco. No puedo evitar ponerme rígida al escuchar una voz que dice mi nombre:
— Señorita Malena Ramírez
—Soy yo, respondo rápidamente levantándome de la silla.
—Pase adelante, la Licenciada Bermúdez le espera.
Entré a una confortable y espaciosa oficina con un hermoso ventanal qué le proporciona claridad, desde allí se puede apreciar completamente la ciudad con sus grandes edificios, sus plazas adornadas por frondosos árboles y gran variedad de flores como es habitual en la primavera.
Con mi cuerpo erguido, la cabeza en alto, y paso lento pero decidido atravieso la sala y saludo cordialmente:
— Buenos días —con permiso.
— Buenos días —responde la Licenciada. Es una mujer de mediana edad, cabello canoso muy corto, de contextura normal y de expresiones agradables. Me observa y hace una señal hacia la silla para que me siente frente a ella, toma su celular, me imagino para activar la grabadora, y de una vez prácticamente sin anestesia me pregunta:
— ¿Por qué consideras que puedes obtener el cargo vacante?
— Bueno — carraspeo un poco.
«Considero qué puedo obtener el cargo vacante ya que al leer el perfil del candidato que solicitan, me sentí totalmente identificada. Además también sumo el hecho de haber realizado y culminado satisfactoriamente mis estudios universitarios. Y aunque al estar recién graduada obviamente no tengo experiencia en lo que a la práctica se refiere, sin embargo, confío plenamente en mis capacidades para realizar un buen desempeño»
La Licenciada me observa, y luego dice:
—O sea, ¿dudas que las otras personas que también han sido citadas, y que al igual que tu tienen grandes expectativas, puedan ejercer el cargo eficientemente?
— Oh no, de ninguna manera. Le ofrezco disculpas, si con mi respuesta haya dado la impresión de ser una persona prepotente, arrogante o presumida, e inclusive poniendo en tela de juicio la capacidad de éstas personas, no ha sido la intención, de hecho, no es ese mi proceder ya que considero que así como en la vida todos tenemos derechos y obligaciones, también todos debemos tener las mismas oportunidades, y por ende aspiraciones que pueden incidir para lograr objetivos establecidos.
—Entonces ¿según tus propias palabras, podríamos deducir que cualquiera de ellos, pudiera estar calificado para desempeñar el cargo?
—Para serle sincera, no puedo ni debo a priori calificar las habilidades de cualquier índole de una persona en particular sin antes por lo menos conocer parcial o total su trabajo. Considero que no se puede dar referencias de lo que se desconoce, no obstante, imagino que sí están aquí es porque confían en sus aptitudes que por supuesto redundan en la seguridad, confianza y la plena convicción en creerse merecedores del cargo en cuestión.
—Si te dijera que el sueldo que ofrecemos no es acorde con el cargo. Quizás muchos han venido, y por supuesto ignoro si es tu caso, ya que tratándose de una empresa multinacional de gran prestigio establecida desde hace muchos años y por ende de gran renombre, pudiesen tener un concepto erróneo creyendo que van a percibir un sueldo exorbitante, entonces, en un dado caso que no fuese así ¿estarías dispuesta a aceptar la oferta laboral?
— Bueno, las personas que laboran obviamente lo hacen motivadas por un salario para cubrir todas sus necesidades, sin embargo, en lo personal no me he planteado sí éste sea alto o bajo, de hecho, no me siento en condiciones de exigir un salario alto. Por ahora lo que quiero es trabajar para lograr la experiencia en mi campo, y sé que podré solucionar con el sueldo que por el momento me ofrezcan en caso de quedar seleccionada. Y respondiendo su interrogante, con todo gusto aceptaría la propuesta laboral.
— Me desconcierta un poco entender que una chica tan joven como tú, pareciera no tener ambición al dinero tomando en cuenta que la mayoría de personas sobre todo los jóvenes es eso lo que más anhelan.
—¿A qué crees que se deba ésta manera de pensar un poco atípica que tienes?
—Quizás con mi opinión al respecto, pudiese dar una imagen un poco alejada de la realidad. Por supuesto que me atrae y reconozco qué es importante, y aunque hay un error de concepto para algunos que mantienen la teoría que el dinero no compra la felicidad, considero que si la compra, y no por lo material, si no por la calidad de vida que proporciona. Estar económicamente estable ayuda a ser estable en otras cosas más siempre y cuando no se caiga en la ambición desmedida. Sin embargo, en mi caso lo que ambiciono es el conocimiento y el aprendizaje, mis expectativas van más allá, y se centran por ahora únicamente en realizar de manera óptima y eficiente mi trabajo y con ello poder aprender muchísimo más, y eso lamentablemente la ambición al dinero no me lo puede ofrecer.
—Okey entiendo — ¿Pero no te planteas la posibilidad y tomando en cuenta que aún eres muy joven, que más adelante cambies tu percepción en cuanto a lo qué opinas hoy?
—Sí claro por supuesto, son pocas las posibilidades de mantener eternamente un concepto u opinión, considerando que cada día que se vive es un constante aprendizaje que nos hace madurar y por ende tener una nueva apreciación de un tema en particular. No descarto que lo que hoy no me agrade en el futuro sea lo contrario. Aún así he sido criada con valores tan arraigados donde la ambición al dinero precisamente no ha tenido cabida, por eso no creo que pueda cambiar mi opinión ya que la base de valores es bastante sólida e inquebrantable.
Me observa detenidamente, parecía desconcertada, y luego de unos segundos garabatea algo en su block de notas y me dice:
— Bueno cualquier decisión nos comunicaremos contigo en breve tiempo. Muchas gracias.
Me levanto de la silla dando las gracias.
No sé pero tengo plena convicción que el empleo es para mí, aunque claro no me pasaré esperando por mucho tiempo. Seguiré enviando copias del currículum por todas partes.
Esa misma tarde recibí la llamada dónde se me informaba que debía presentarme al día siguiente a las ocho de la mañana a un laboratorio cuya dirección también me enviaron para realizarme los análisis pertinentes que la empresa exige a sus nuevos empleados, y que un día después me presente de nuevo en la oficina de recursos humanos.
¡Lo intuía que ese cargo era para mí. Oh que alegria!
En la noche antes de dormir, me persigné, rezė mis oraciones y le agradecí a Dios Padre Celestial por el magnífico día que he tenido y por ésta oportunidad de poder tener mi primer empleo.
Ahora solo le agradezco que me ayude a desempeñar eficientemente todo lo que me asignen.
Pensando en el día de mañana cierro mis ojos, y caigo en brazos de Morfeo.
_____________________❤️❤️___________________
Palabras de autor.
Hola hola...
¿Cómo están? —Espero que bien.
Permítanme presentarme, mi nombre es Mary Berríos, tengo sesenta y cinco años y vivo en Caracas Venezuela. Soy madre de un hombre extraordinario que me ha dado tres nietos preciosos y juntos actualmente viven en Argentina, país de gente hermosa y hospitalaria que los recibieron con calidez .
Pues bueno, les diré que no soy «escritora profesional», solo soy una persona que desde los nueve años y a lo largo de mi vida he leído a los máximos autores de la historia universal tanto de los grandes clásicos como los contemporáneos, y bajo su influencia y el hecho de haberme nutrido de ellos despertó en mi la vena literaria, obviamente no escribo ni remotamente parecido a ningún escritor.
Sin embargo, me he atrevido y tengo manuscritos por allí esperando ver la luz algún día.
Así que publiqué por primera vez en esta plataforma una corta historia, no es nada del otro mundo, tan solo una historia donde predomina el sentimiento más antiguo, hermoso, puro y que realmente domina al mundo logrando vencer barreras y consolidarse en el alma y corazón de los seres humanos. Ese sentimiento no es otro que el Amor.
Espero les guste esta historia y la apoyen con sus comentarios y like.
Comparto con ustedes mi slogan personal:
«"La lectura es cultura"»
Marib Ríos. (seudónimo)
Mares.-
Me levanté muy temprano y obviamente tomé todas las precauciones para llegar a tiempo en el primer día laboral de mi vida.
Cuando llegué a la empresa, me atendió la Licenciada Bermúdez, me saludó cortésmente y de una vez me dió la bienvenida. No obstante, hubo un hecho con el cual no contaba. El cargo en si, se relacionaba con mi carrera de contaduría, ya que era para ser la asistente del Contador General de la empresa, pero en otra sede ubicada un poco más lejos, de cierta manera ésta circunstancia me bajó la moral. Mi alegría y entusiasmo de antes de desvaneció, ésta situación con la que no contaba, me cambia un poco los planes y tendría que madrugar mas. Sin embargo, decidí quedarme y tomarlo como un reto personal que tendría que superar.
La sede principal de la empresa donde fue la entrevista, está ubicada en el este de la ciudad, justo vivo relativamente cerca, pero las oficinas de Finanzas, administración, auditoría y contaduría de la empresa están en la otra sede ubicada al oeste, y es allí que a partir del día de hoy comenzaré a trabajar. Obviamente de polo a polo.
Es un edificio muy moderno, cuyas instalaciones se adaptan perfectamente al flujo constante de clientes y las personas que laboran en sus oficinas en dónde la actividad diaria, demanda rapidez y eficacia en los servicios que deben usar, tales como ascensores, cafeterías e incluso seguridad.
Una vez que llego a la oficina, entrego a la recepcionista los documentos que envía la Licenciada Bermúdez, la cual me hizo entrega de una credencial activada donde se me identifica como empleada de la misma, de hecho la usé para poder tener acceso al edificio y a los ascensores. Muy amable la chica me hace seguirla hasta una oficina cuya puerta está cerrada, toca suavemente y luego de unos segundos la invitan a pasar.
Pues bueno, no sé quién en definitiva conspira contra mi, si el universo, el karma o mis malas vibras. Resulta que al entrar a la oficina, mis ojos se detienen ante la presencia del hombre sentado detrás del escritorio, y no es otro, que el mismo descarado por el que perdí el taxi hace dos días atrás. O sea, seré su asistente, mi jefe inmediato será el Licenciado Oviedo Saavedra. Aunque presa de los nervios, actúe con aplomo, con total seguridad dije:
—Buenos días Licenciado, soy Malena Ramírez, seré su asistente.
—Buenos días señorita— Bienvenida, y espero esté a la altura del cargo, le advierto de antemano que no tengo tiempo para enseñar a nadie, así que espero sepa realizar eficientemente su trabajo.
¡Qué insolente!.. pensé
— No se preocupe Licenciado, no tendrá que enseñarme lo que ya aprendí en la universidad. Pierda cuidado, solo explíqueme cuáles serían mis funciones para desde ya comenzar a realizarlas.
—Deme solo un momento señorita, voy a presentarla ante los que serán sus nuevos compañeros de trabajo. Aquí nos caracterizamos por ser un gran equipo donde el compañerismo, la confianza obviamente sin abusos, y ¿por qué no? la fraternidad prevalece, y eso ha hecho que funcione de lo mejor, y redunde en el maravilloso grupo laboral que se puede ambicionar. Así que sígame.
—Buenos días una vez más para todos. Amigos, ante ustedes la nueva asistente del departamento de contaduría.
—Gracias dije — Buenos días, mi nombre es Malena Ramírez, pero los amigos me llaman Mares, si no hay inconvenientes les invito a llamarme así, segura estoy, que nos llevaremos muy bien. También les diré que estoy recién graduada, tengo casi veintidós años, y éste es mi primer empleo. Una vez más, muchas gracias a todos.
No se hacen esperar las salutaciones y las palabras de bienvenida, se nota que en verdad es un gran equipo de trabajo.
Acto seguido fui instalada en un cubículo justo al lado de la oficina del Licenciado Oviedo.
Mi primera actividad fue introducir transacciones financieras en base de datos internos, crear y actualizar informes de gastos. Una vez que he finalizado, mi jefe lo revisó minuciosamente. Gracias a Dios que todo estaba perfecto.
El día transcurrió entre conciliar facturas e identificar discrepancias, todo pude realizarlo satisfactoriamente.
Realmente me he dado cuenta que ésta es una gran empresa que ofrece un abanico de posibilidades de aprendizaje para una novata como yo. Aparte, qué el personal es increíble. En la hora del almuerzo se han acercado a mí con mucha amabilidad y marcado compañerismo. Eso me encanta.
Lo único que presiento que va a significar un dolor de cabeza para mí, es tener la cercana presencia del licenciado Oviedo Saavedra. Parece un dios del Olimpo, un adonis, es un hombre sumamente atractivo, treinta y dos años, soltero, alto, su estatura debe ser como de un metro noventa. Es poseedor de un cuerpazo que seguramente ha sido totalmente esculpido en los gimnasios, en los deportes como el fútbol y el básquet o los deportes extremos que le encantan, según comentaron los compañeros. También es muy educado, de buen carácter, sencillo, tiene mucha humildad. Pese a venir de abajo, y aunque hoy en día no es que sea millonario, ni siquiera rico, vive mucho mejor que en su niñez.
Pero la verdad sea dicha, lo que realmente me preocupa es lo que éste hombre produce en mí, creo que ni cuenta se da. Ese aroma tan embriagador, tan único, y esa energía, ese chispazo que cada vez que está cerca me desestabiliza emocionalmente.
Conforme transcurre el tiempo, cada día me va gustando más mi trabajo. La relación laboral con mi jefe es óptima, a veces hablamos una que otra cosa de tipo personal, me ha hecho saber qué es el mayor de cuatro hermanos y que su infancia fue un poco difícil.
Me doy cuenta que los dos venimos de orîgenes sumamente humildes. Me ha dicho que su sueño siempre fue prepararse en la vida para ayudar a sus padres y a sus hermanos, de hecho, los dos que le siguen completaron sus estudios universitarios y ejercen desde hace unos años, y el más chico aún los cursa. Aspira que cuando tenga sus hijos vivan en otras condiciones a como él vivió, por lo menos que las cosas esenciales no les falten. De lo sucedido con lo del taxi, ninguno de los dos lo ha mencionado. Ha quedado en el pasado como algo sin importancia.
Y así van pasando los días, me siento sumamente complacida ya que he podido aprender muchísimo más de lo que estudié, he comprobado en primera persona que definitivamente la teoría y la práctica van juntas de la mano, la una sin la otra no funcionan.
Hoy cumplo diez meses en la empresa, me siento tan contenta, todos mis compañeros son extremadamente buenos conmigo, por ser la menor en la oficina por cariño me dicen «niña» me causa gracia, ya que ni siquiera mi familia lo hace, y eso que soy la menor de los cuatro hermanos y ni siquiera tenemos sobrinos que consentir ni nada por el estilo.
En el trabajo he podido desarrollarme ampliamente y aprendido tanto de la empresa como de la contaduría misma, mi jefe me ha enseñado muchísimo. De aquel hombre que en un principio me dijo que no tenía tiempo para estar enseñando a nadie, ya no queda nada, siempre está pendiente de lo que hago y me insta a mejorarlo, de hecho quiere que continúe estudiando... Lo estoy considerando.
Todos los días llega con un detalle para mí, por otro lado, sé que como mujer no le soy indiferente, tampoco él lo es para mí, hay muchas miradas entre nosotros, y esa energía que nos conecta apenas nos vemos o estamos cerca el uno del otro comienza a fluir como si fuera electricidad, sencillamente hay química. Es más, los compañeros se han dado cuenta, ésta situación no ha pasado desapercibida para ellos, pero no hacen comentarios al respecto.
Uno de nuestros compañeros nos invitó a una hacienda de su familia en las afueras de la ciudad, en ocasión de la celebración de las bodas de oro de sus abuelos. La verdad en un principio no pensaba ir. Aunque solo imaginar que estaría a su lado en un ambiente diferente al de todos los días, me hace reconsiderar la posibilidad de asistir y así poder disfrutar juntos los dos. Estaba pensando en eso, cuando él me llamó y ofreció llevarme así como también a tres compañeros, bueno, obviamente acepté.
A las 8 de la noche lo esperaba en la puerta principal del edificio donde vivo. Puntualmente llegó, salió del auto, me saludó y apenas me miró, por supuesto no hizo comentario alguno. Tampoco es que yo esperaba que se eclipsara con mi presencia, ya que con toda la química que puede haber entre los dos, estoy consciente del prototipo de mujer que le atrae. Una vez comentaron en la oficina, que su ideal eran las chicas rubias, altas y ojos claros, pues estoy muy lejos de ser así, soy todo lo contrario, de hecho mis ascendentes maternos son indígenas. Soy de contextura delgada, ni tan alta ni tan baja, de piel morena, ojos marrones y el rostro anguloso con pómulos acentuados, el cabello muy negro, lacio hasta la hombros y de allí en adelante es ondulado hacia las puntas, y largo hasta la cintura, sé que mi tipo es poco convencional, ya me lo han comentado en algún momento. Así que de todos modos estoy muy lejos de ser el tipo de mujer que a él lo cautivan.
Pero, yo sí es verdad qué me he quedado impactada, él siempre se ve hermoso, sin embargo hoy está más hermoso que nunca, sobrio, elegante, esa incipiente barba que lo hace lucir tan sexy, y ese brillo tan especial en la mirada, quise decirle lo guapo y apuesto que estaba, pero preferí callar, sentí vergüenza de hacerlo.
Con toda la cortesía muy propia de un caballero como él, abrió la puerta del copiloto tomó suavemente mi mano y me ayudó a entrar.
¡Ay Dios! — no puedo explicar las sensaciones que el solo hecho de tocar mi mano produce en mi éste hombre, éste adonis me va a matar de un infarto.
Aún así desvié la mirada e hice como si todo estuviese normal.
Éste paseo a la hacienda ha sido fenomenal, me he divertido muchísimo, he disfrutado del lugar tan espectacular que se hace aún más hermoso para el citadino acostumbrado al rudo vivir de la ciudad. Pero, lo más importante es que he estado todo el tiempo a su lado, hemos bailado casi que toda la noche y me ha cantado suavemente al oído. Me siento tan bien en sus brazos.
Al transcurrir lo más importante de la celebración, como el baile especial de la pareja homenajeada, entrega de obsequios y las felicitaciones correspondientes. Salimos afuera a refrescarnos un poco.
Nos sentamos alrededor de una mesa redonda dónde todo el grupo ya se encontraba allí alejados un poco del salón. Comenzamos a conversar sobre cualquier tema qué en la oficina debido a la dinámica propia de la empresa no hacíamos. Por supuesto, él se sentó a mi lado. En eso Fernando, uno de nuestros compañeros me pregunta:
—¿Por qué te dicen mares?
Sonrío, y luego de un suspiro digo,
—Es un largo cuento. Sucede que nunca me identifiqué con mi nombre de pila y menos aún porque los niños me hacían bullying, y te estoy hablando que yo tendría cinco o seis añitos nada más. O sea, el bullying ha existido toda la vida.
—¿Pero que te decían exactamente? — pregunta Jazmin.
— Bueno, todo lo que pudieran relacionar con Malena, por ejemplo: maleta, maléfica, maleza, malentendida, malecón, maletín, maleada, maleante. Sin embargo hubo uno muy específico que me hirió, y de cierta manera me marcó por lo repetitivo que se hacía por parte de la mayoría de niños, y era «malecha» bueno, imagínate lo que sentía al escucharlos tan despectivamente. Dentro de mí inocencia que me daban mis seis o siete añitos, creía que yo era defectuosa físicamente, y por eso me llamaban así. Esa constante burla me dolía profundamente en mi alma, y hería por supuesto mis sentimientos de niña instando a rechazar mi nombre, era tanto, que casi ya no me identificaba con éste nombre, de hecho, he crecido repudiándolo totalmente, e incluso, ya de adulto he tenido que asistir a terapias de sanación y de aceptación, pero absolutamente nada ha funcionado. No obstante solo en algunas ocasiones por lo general de tipo formal o legal, obviamente he tenido, y muy a mi pesar que, irremediablemente aceptar qué es mi nombre de pila. Tristemente ha sido así.
Mares.-
—Pero bueno — ¿No te dabas cuenta que solo eran unos niños tan pequeños como tu, y que con sus burlas quizás no permitían que vieras lo hermoso que es tu nombre?
—Si, claro Jaime por supuesto, sin embargo recuerda que yo también era una niña para ese momento, no tenía el entendimiento para razonar y formar una idea determinada de la realidad, y aparte, qué dónde quiera que iba y daba mi nombre, sonreían o hacían muecas o comentarios aludiendo que era raro, y hasta lo deletreaban. «Ma - le - na» a manera de burla, o quizás no, pero yo ya estaba tan predispuesta que lo creía así. Es que ¿a quién se le ocurrió ese nombre tan particular? — ¡Sólo a mis padres!
—La verdad que es un poco raro, pero tampoco es que es desconocido. Yo lo había escuchado antes — comenta Laura.
— ¿Cómo es que llegó Mares a ti?
—Bueno, cuando tenía ocho años, por asuntos laborales de mi padre iríamos a vivir a otra ciudad, así que me emocioné ya que era la oportunidad de mi vida, aprovecharía el hecho de qué no me conocían en ese lugar y cambiaría de nombre, sin embargo no usaría el segundo que es Aidyn ya que lo compartimos mi mami y yo, y usarlo crearía confusiones al momento de cuando nombraran a alguna de las dos. Entonces me dispuse a buscar nombres, eso sí, no quería que fuesen nombre comunes, claro a esa edad no sabía diferenciar entre apodo y nombre propio, la verdad que me llamaba la atención algo así como un diminutivo, hasta quizás lo que les ponía a mis peluches o muñecas, uno que fuese bonito y lo más importante que se identificara conmigo... Así que tomé lápiz y papel y comencé a hacer combinaciones con los nombres de mis padres, de mis hermanos, de mis familiares, de objetos, de ciudades, de países, de mis mascotas, y un larguísimo etcétera, pero que va, no lograba nada aceptable. Hasta que cuando ya estaba a punto de desistir, de pronto una idea se me ocurrió y me encantó el resultado.
Decidí unir las iniciales de mis nombres y apellidos así: «M de Malena, A de Aidyn R de Ramírez y E de Estévez», leí la palabra que formaban las cuatro letras «MARE» me gustó, aunque no del todo, entonces se me ocurrió agregar la S, o sea la segunda letra que le sigue a la E de mi apellido Estévez, y de esa manera nació «MARES» y ahora sí, ¡me encantó!. Lo repetía muchas veces y mientras más lo hacía más me fascinaba, me identifiqué inmediatamente, tanto que lo amé, y bueno me lo quedé ya que sentí que hubo química instantánea.
A partir de allí a todos los que me conocían como Malena les participé con mucho carácter que de ahora en adelante mi nombre sería MARES y así debían llamarme, y a los que no me conocían, pues obviamente con ellos fue más fácil ya que sencillamente me presentaba y nada más.
—¿Qué les parece? — y tan solo tenía ocho años.
—¡Qué inteligente e increíblemente precoz eras mi niña! —¡¡Me encanta!! —Comentó mi jefe.
Cada uno de mis compañeros aplaudieron mi idea y me felicitaron, por supuesto que el comentario de mi jefe me encantó, caló profundamente en mi alma. Todos comentaban que de hecho les parecía incluso, más hermoso que mi nombre de pila, dicho ésto, cada uno comenzó a hacer las posibles combinaciones con sus propias iniciales, no obstante a ninguno le salió algo realmente coherente, fue muy divertido, nos reíamos y hasta nos burlamos.
Eso sí, a mi jefe le quedó hermoso y fascinante. Siendo su nombre de pila Richard Ibrahim Oviedo Saavedra al unir sus iniciales quedó en «RIOS», bueno, aquello fue apoteósico, los compañeros decían y aseguraban que era un buen augurio para nosotros, que era algo profético, y si llegásemos a ser pareja, pues estaríamos predestinados a vivir una hermosa experiencia entre «MARES y RIOS» Sonreí por sus ocurrencias, no obstante deseando que fuese así, sin embargo en lo profundo de mi alma sabía bien que anhelar eso es un despropósito, un imposible.
Después cada uno se dispersó, quedamos solo él y yo. Comenzamos a hablar de cualquier cosa, del clima, de la luna, los planetas, el sol, la lluvia, de nuestros gustos en cuanto a diversión, bebidas o comida, hobbies, paseos, libros que inclusive ambos habíamos leídos en algún momento y hasta comentamos su trama.
De un momento a otro se queda callado observándome, de pronto me pregunta:
—¿Tienes novio?
—No — contesté rápidamente.
—Increible, una chica tan inteligente, sencilla, carismática y además hermosa — Difícil de creer.
—¿Acaso duda de mi palabra? — le pregunto mirando sus ojos negros y enigmáticos.
—No no, disculpa, no es que dude de tu palabra, pero entiéndeme. Resulta muy cuesta arriba comprenderlo.
—Bueno, es así como le digo, mientras estudiaba no quise relacionarme con nadie que quizás pudiera desestabilizarme emocionalmente y me distrajera de lo que más anhelaba, ya que mi meta siempre fue graduarme con excelentes calificaciones. Se lo debía a mis padres y hermanos.
—Si te entiendo perfectamente, en eso te doy toda la razón. Cuando se establecen metas, no hay nada más reconfortante y qué te hace sentir orgulloso de ti mismo es ver como las alcanzas, y para eso nada más edificante que mantener un norte claro y definido. Te felicito mi niña, eres demasiado inteligente. Ojalá que el hombre que aceptes en tu vida, sepa ver más allá de lo que realmente vales, ya que cualquiera podrá enamorarse de ti, sin embargo no cualquiera sabrá valorarte. ¡Dios no lo quiera!
—Justamente es lo que dicen mis padres, aún asi yo considero qué las situaciones no se deben forzar, solo esperar a que sucedan y nada más.
— ¿No le parece jefe?
—Si claro —Oye:
—¿te puedo pedir un favor?
—Si, como no jefe — dígame.
—No me llames jefe, solo Richard como lo hacen los demás compañeros. Somos una gran familia y esos formalismos no me parecen los más adecuados.
— ¿no lo crees?
—Bueno, lo qué pasa que es por respeto. Usted es mi jefe y como tal lo merece..
— No mi niña hermosa, el hecho "de" no implica "que", quiero decir, qué porque me tutees no me estás faltando el respeto, quiero que de ahora en adelante me llames por mi nombre, o si lo prefieres por el apellido, o lo que sea, pero nada de licenciado, ni jefe, ni nada parecido. ¡Y es una orden y debes cumplirla! ... Sonrió dándome a entender que lo que dijo de una orden era solo una broma.
— Bueno, lo intentaré, pero de antemano le confieso, perdón, te confieso que te vas arrepentir ya que soy muy, pero muy confianzuda.—También sonreí.
— No te preocupes por la confianza, eso me encantaría, no te imaginas cuánto.
Richard me toma de la mano, y mirando mis ojos con los suyos tan negros y hermosos qué hace que un no sé qué recorra toda mi columna vertebral hasta mi cabeza y se quede alojada allí, tiemblo de la emoción y creo que él también está temblando. No sé definir ésto que siento, quisiera preguntarle a ver si puede aclararme éste nuevo sentimiento que no había sentido antes.
Como leyendo mis pensamientos, acerca su rostro al mío, junta su nariz como si de un beso esquimal se tratase, pero, rápidamente suelta mis manos separándose de mí, y me invita a entrar a la casa.
Me quedo casi que en shock. No entendí nada, y aún temblorosa, camino a su lado para continuar en la celebración.
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