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Los Hermanos Záitsev: Arseni

Capítulo 1.

Observo por la ventanilla del avión las nubes, son tan blancas, gruesas y se ven suaves. Parecen algodón de azúcar.

Sin duda es un paisaje hermoso.

—Pasajeros, favor de abrochar sus cinturones en breve comenzaremos el descenso hacía la pista. — El piloto informa por los parlantes. Al instante todos atacamos su orden.

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Después de diez años vuelvo a mí hogar, no será lo mismo sin mis padres. Ellos fallecieron en un accidente automovilístico, fue muy duro para mí. Solo tenía ocho años.

Cuando fallecieron, mí abuela rosa me cuido, me ayudó a salir adelante y después de tres años me dejó con mi tía Ana, la hermana de mi mama.

Puede que hayan pasado diez años, pero el dolor sigue ahí como una huella en el corazón.

Lo que más me dolió también es alejarme de mi hermano Sebastián, a los once me mude a Estados Unidos con mi tía ya que ella es mi tutora. Mi hermano se quedó con mi tío Federico en Neardl ya que él es su tutor y sé que preguntaran ¿Por qué estamos separados? Es simple, mi hermano tiene toda su vida Allá y yo no podía respirar en el mismo lugar en que se fueron mis padres.

Todavía no lo supero y no se algún día podré superar sus partidas.

Fue difícil mirarme a un espejo, soy la copia de mí madre. Ojos marrones, cabello negro y largo. El rostro es casi idéntico, solo que mis labios son gruesos como los de mi padre y Sebastián tiene varias características de mi padre, bueno hace mucho no lo veo. Quizás cambio.

Me considero una persona muy extrovertida y soy muy curiosa, esos son mis defectos.

No puedo evitar meterme en un problema por simplemente curiosa.

El mes pasado estuve presa unas horas solo por ver cómo cocinaban en un restaurante muy importante el sushi.

Me dio curiosidad, en YouTube parece muy difícil. Como decía me encerraron por estar en un lugar privado, lo más loco es que todos se preguntaron ¿Como entre? Si hay mucha seguridad. Yo solo me reí y maldecí porque después me venía el regaño de Ana.

Malditos sushis.

Es su culpa por ser tan deliciosos.

Estoy volviendo a mí pueblo porque mi tío me llamó diciendo que tiene algo importante que decirme, él siempre fue mí favorito y por un lado me alegra que sea él quien cuide de mí ahora. Aunque sea mayor de edad, me gusta sentirme protegida de alguna forma.

Mi tía y él se separaron hace dos años, muchas veces la escuche llorar y me dolía no poder ayudarla. ¿Cómo podía ayudarla si yo estaba muriéndome por dentro?

—¿Cómo te fue en el video de Ayer? — Me pregunta mi tía mirándome de reojo.

Me olvidé de contarles que hago covers en Musictube es una plataforma donde todos los artistas o intentos, suben sus canciones.

—Muy bien, tengo más de seiscientas visitas — le contestó emocionada.

Ayer antes de preparar mi valija e hice un cover de Olivia rodrigo "Drivers license"

Amo esa canción.

Nadie en mí familia además de mí papá sabía que amo tocar el piano y cantar. Nunca tuve el valor, siempre cantaba a escondidas o cuando los demás no estaban.

Él siempre creía que sería una estrella.

Sonrío triste.

Me hacen falta sus abrazos, sus enseñanzas y tocar con el.

Pero finalmente me arriesgué y fue la mejor decisión que tomé, hoy en día tengo 560k seguidores que aman mis covers y me dan su apoyo.

El avión aterrizó, cuando dieron la orden me levanté de mi asiento con mi tía, saqué mi maleta del compartimiento superior. Las azafatas comenzaban a dar órdenes para salir del avión.

Una vez que salimos al exterior, fuimos a buscar mis otras maletas y después esperamos un taxi para que nos lleve a mi casa.

—Hasta aquí — anuncia el chofer deteniendo el auto.

—Esta no es la dirección que le di.

Asomo la cabeza por la ventana y veo un cartel grande con el título de "rent-a-car"

¿Para qué quiero rentar un auto?

—Lo sé señora... — mi tía lo interrumpe.

—Señorita.

—Señorita — se corrige el conductor — ve allá — señala con su dedo otro cartel que dice "Prohibido taxis, solo autos rentados"

—Qué estupidez. — suelta un bufido —. ¿Qué diablos pasó aquí? Eso no estaba antes.

—No lo sé señorita, muchos no se quieren acercar al pueblo — le comenta el hombre mirando a los alrededores.

Muerdo mi labio.

—Jade. — miro a mi tía con el ceño fruncido —. Baja y saca nuestras maletas, mientras le pagó al chofer — asiento y abro la puerta — ¿Cuánto....?

Cierro la puerta, el viento roza mi cara haciendo que mi cabello se mueva de un lado a otro.

No recuerdo que en Neardl haga frío.

Me acerco a la parte trasera del auto y levantó la tapa.

Tomo mi maleta negra y con cuidado la colocó en el suelo, hago lo mismo con las otras tres.

Tengo mucha ropa.

Cierro el capot y llevo mis manos a mi nuca donde hago un leve masaje, dormí muy mal en el avión. Igual es culpa mía me olvide mi almohada de estrella en mi cuarto.

Observo mi entorno, miro el cielo y está por llover. Amo la lluvia, es satisfactorio escuchar el agua caer y asomarte por tu ventana para mirar a los rayos, es una imagen preciosa.

—Gracias. Que frío.

Estoy de acuerdo.

—No confíen en nadie — nos advierte, el conductor asomando la cabeza por la ventanilla de su lado.

Antes de que pueda preguntarle a que se refiere arranca rápidamente alejándose de nosotros.

—No le des importancia — me dice mi tía tomando sus dos valijas — vamos —me hace una seña con la cabeza hacia la pequeña tienda de autos.

Con mi mano izquierda tomó una valija y con la otra la segunda valija.

Gracias a dios tienen ruedita.

Arrastro las valijas mientras nos acercamos a la tienda.

—¿Hola? ¿Hay alguien? — mi tía golpea con su puño la ventana — ¿Hola...?

—¿Sí? — Doy un salto y llevó mi mano a mi corazón.

Me asuste, lentamente me doy vuelta.

Una mujer rubia está parada frente nuestro sonriendo. Es alta, sus ojos son azules y tiene el cuerpo de una modelo.

—Lo siento — se disculpa, al vernos quietas — no era mi intención asustarlas.

—No hay problema, ¿Tienes un auto?

—¿Son de por aquí? — pregunta mirándonos seria.

—Si. Puedes darnos un auto, quiero llegar a mi casa y descansar.

Su mirada parece perdida, paso mi mano por su rostro de arriba a abajo.

—¿Estas? —chasqueó los dedos frente a su rostro.

—Si tengo. — pasa por al lado nuestro —. Esperen aquí.

—Es rara — susurra mi tía mirando por donde se fue la extraña.

...(....)...

Me acomodo mejor en el asiento y muevo mi cabeza al ritmo de la música, En la radio está sonando "Monster" de Justin Bieber y Shawn Mendes.

— I had a chip on my shoulder, had to let it go

'Cause unforgiveness keeps them in control

I came in with good intentions then I let it go

And now I really wanna know — canto en voz baja.

—Me encanta como cantas.

Siento mis mejillas calientes.

—Gracias tía. — sonrió.

—¿Qué..? ¿Qué es eso? — lentamente dirijo la vista a donde está observando confundida.

Frente nuestro hay muchos hombres vestidos de traje rodeando la puerta hacia al pueblo.

Es raro.

Mi tía detiene el auto lentamente y baja la ventanilla.

—Señoritas, ¿Son de por aquí? — inquiere un hombre, es muy pálido. Tiene el cabello castaño y tiene unos anteojos negros, a decir los demás también los tienen.

—¿Por qué usa anteojos si no hay sol?

Me observa y ríe.

—Jade — me regaña mi tía, ruedo los ojos. Solo hice una pregunta — Si somos de aquí, no entiendo ¿Sucedió algo?

—Muchas cosas. — les hace una seña a sus compañeros y abren las rejas —. Que tengan una linda noche — sonríe y un escalofrío me recorre.

¿Soy yo o eso sonó más una burla?

Mi tía rápidamente arranca el auto, echó una mirada hacia atrás viendo la mirada del joven puesta en nosotras o más bien en el auto.

—Eso fue extraño.

—Lo fue, ¿Viste el cartel?

—¿Cartel? ¿El del pueblo?

—Si, lo cambiaron. Decía "VamLood"

—¿VamLood? — hago una mueca — Que nombre más feo.

Asiente de acuerdo, miro por la ventana.

Arrugo mi frente, todo se ve...Oscuro.

No hay niños corriendo, no hay adolescentes perdiendo su tiempo, no hay madres observando a sus hijos.

No hay nadie.

Mi tía estaciona el auto frente a mí casa, miro mi hogar.

Siento un dolor en el pecho.

La casa donde vivía con mis padres.

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Suspiro.

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Hace unos minutos llegué a mí casa, no había absolutamente nadie. Seguramente mí tío esté trabajando y Sebastián esté por ahí. Como pude subí mis maletas a mí cuarto, muchas ganas de vaciarlas no tengo. Quizás mañana lo haga.

Pero lo primero que voy hacer es visitar a mi mejor amiga.

Alana es mi vecina desde hace muchos años, nacimos el mismo día. Ese día mi madre y la suya se volvieron amigas.

Nunca me separé de ella, hasta el día del accidente.

Todo este tiempo estuve en contacto con ella, pero no era lo mismo que en persona.

Golpeó la puerta y doy un paso atrás, escuchó pasos aproximarse.

—Hola, ¿En qué puedo ayudarte? — quiere saber Alana mirando su celular y después me observa.

—Que gran recibimiento. ¿Ya te olvidaste de mí?

—¿Jade? — asiento con la cabeza sonriendo — ¡No puedo creerlo! — chilla feliz — Estás aquí, te extrañe — me abraza fuerte y correspondo su abrazo sonriendo.

—También te extrañe.

Alana es rubia, tiene unos hermosos ojos azules iguales a los de su madre y es más alta que yo. Es muy carismática, directa y muy sensible. Una vez lloró porque su lápiz se perdió, lo más gracioso fue que lo tenía en la mano.

—Tenemos mucho de qué hablar. Ven entra. — ingreso a la casa y miro todo alrededor, está todo igual —. mis padres no están y el tonto de Scott tampoco.

Scott es el hermano mayor de Alana, mi amor platónico. Nunca tuve el valor de decirle lo que sentía o siento por él.

Es el mejor amigo de mi hermano.

Muy cliché.

Tiene los ojos marrones, el cabello castaño y una sonrisa tan perfecta. Es un poco serio, no habla mucho y es muy guapo.

Lo sé porque lo sigo en Instagram.

—¿Sigue trabajando en el garaje? — le pregunto, aunque sé la respuesta.

—¡Si! Es su nido — reímos, suspira y ambas nos sentamos en el sillón — ¿Hablaste con Sebastián?

—No.

—¿Lo viste?

—Tampoco, ¿Qué le sucedió al pueblo?

Se remueve incomoda.

—Nada — ríe nerviosa tocándose el cabello — está todo igual.

—Pues es mentira, hasta cambiaron el nombre... — muerde su labio y mira hacia todos lados — anda, dime que está sucediendo.

—Yo... tengo mucha tarea que hacer — se pone de pie y toma mi mano arrastrándome hacia la salida. Casi me caigo — lo mejor será que descanses... ¿Sí?

—Pero... — me interrumpe tomándome de los hombros.

—Las cosas ya no son como antes, solo...Cuídate. — cierra la puerta en mi rostro.

¿Cuidarme? ¿De qué?

Me abrazo a mi misma al sentir un escalofrío recorrer todo mí cuerpo. 

Capítulo 2.

Observó por la ventana de mí habitación como gotas de agua caen del cielo, no sé por qué la lluvia me pone melancólica. Supongo que es porque siempre me las imaginaba como si fueran lágrimas y que el cielo me acompañaba en mí dolor, eso creí cuando recordaba a mis padres. Que ellos estaban presentes de alguna forma.

Me hacen muchísima falta.

Apoyo mi mano en el vidrio sintiéndolo frío, suspiro.

—Los extraño — Susurro con la voz entrecortada.

Cierro mis ojos unos segundos para evitar que las lágrimas se deslicen por mi mejilla, no quiero volver a caer en el pozo del dolor, quiero ser fuerte. Por ellos.

Abro mis ojos al escuchar el motor de un auto, un auto negro esta estacionado frente a mi casa. La puerta del conductor se abre y Sebastián sale de él, le dice algo al conductor y después cierra la puerta. Corriendo viene hacia aquí.

Frunció el ceño.

Escuchó la puerta principal abrirse y cerrarse de un portazo, giro mi cabeza hacia mi puerta y vuelvo mi vista hacia el frente. El auto sigue estacionado.

Trato de ver al conductor, pero la lluvia y los vidrios no me dejan ver quién es.

Hago una mueca y me alejo de la ventana, tomó los lados de mi cortina blanca y tapo mi ventana.

—¿Jade? — grita Sebastián desde abajo.

Rápidamente salgo de mi cuarto y sigo derecho, me apoyo del barandal de la escalera.

—Jade — musita mirándome con lágrimas en los ojos, sonrió y no puedo evitar sollozar.

Camino hacia el inicio de las escaleras y bajó dos escalones, veo que el sube rápidamente y me envuelve en sus brazos.

Inhaló su perfume.

—Seba. — lo abro fuertemente.

Diez años en los que no veía a mi hermano mayor, antes de que fallecieran mis padres, seba y yo estuvimos siempre unidos. Éramos como amigos, teníamos nuestras indiferencias, pero aun así no podíamos estar el uno sin el otro, el día en que me marche fue el más doloroso. Él lloraba muchísimo, pero entendía que no podía respirar estando aquí.

—Te extrañe, loquita. — Toma mis mejillas y junta su frente con la mía como cuando éramos pequeños. Era nuestra forma de decir "siempre juntos".

—Y yo a ti, loquito.

Me separo de él sonriendo y le hago un breve repaso, no cambio mucho solo sus facciones se modificaron un poco por así decirlo.

Su cara sigue siendo redonda con esos cachetes de bebe, sus ojos están más grande y de color café claro como los de mí padre. Tiene la nariz redonda, las pestañas largas y negras.

El cabello lo tiene negro oscuro, ahora está mojado por la lluvia.

Tiene un aspecto sereno, pero a la vez duro.

—¿Terminaste? — pregunta burlón — Debo decir que el viaje te hizo bien, ya no estás tan horrorosa.

Lo empujo mientras se ríe.

—Idiota...¿De quién era el auto en el que viniste? ¿Acaso ya tienes novia?

—¿Me estabas espiando?

—No, yo solo estaba mirando por la ventana y tú apareciste — me encojo de hombros.

Asiente sonriendo.

—Es de un amigo y no tengo novia, ¿Qué crees que pasará si tengo uno? No habrá seba para nadie.

—No me digas que eres un mujeriego. — lo señaló.

—No te lo diré.

—Seba — me quejo — Las mujeres no son un objeto para satisfacer tus necesidades, acuérdate que tenemos corazón.

—No es mi culpa que se enamoren, es algo inevitable ¿Además visto cómo estoy? — me dice arrogante señalándose a sí mismo.

Río.

Está más musculoso, se nota que hace ejercicio.

—Extrañe mucho tus idioteces.

—Y yo extrañe, tu feo rostro.

—¿Y el tío? — le pregunto mientras coloco mí mano en su cintura y ambos bajamos las escaleras.

—Trabajando, supongo.

Asiento lentamente y nos encaminamos hacia el sofá marrón.

—¡Pero que lindo los hermanitos juntos! — exclama mi tía saliendo de la cocina con una taza en la mano, sonríe y mira a mí hermano — ¿Sabes dónde está el idiota de tu tío?

—Trabajando — le contesta mi hermano subiendo sus pies a la mesita pequeña que está frente nuestro.

—Supone — le avisó a mí tía.

Me quito mis pantuflas rosas y me acuesto en el sofá, colocó mis piernas en el regazo de seba.

—¿Estás cómoda?

—Muy cómoda.

Ríe.

—Voy a llamar otra vez al idiota ese — se queja mí tía volviendo a la cocina y murmurando un par de insultos hacía mí tío.

—No cambian más.

Estoy de acuerdo, no sé el motivo de su separación, pero debe ser algo muy grande para que mi tía se quiera divorciar.

—Ey, Loquito — me mira con atención — ¿Tú sabes qué le pasó al pueblo?

—¿A qué te refieres? — arruga su frente.

—Está todo cambiado, el nombre y se siente como malo el aire.

Me observa unos segundos hasta que suelta una carcajada, con mí pie lo golpeó en el estómago.

—Joder.

—Eso te pasa por reírte — gruño molesta.

—Lo siento. — levanta las manos en son de paz y suspira —. Algunas cosas cambiaron.

—¿Cómo cuáles?

—Hace dos años vinieron unos nuevos empresarios o accionistas no recuerdo muy bien y compraron la mitad del pueblo.

—¿Y Gabriel?

Gabriel es nuestro alcalde, es como un abuelo para mí. Es una persona muy amable y gentil, no puedo creer que él haya vendido la mitad del pueblo si para él es lo más preciado.

—Sigue al frente, solo que los otros tienen más poder.

Asiento.

Giro mí cabeza al escuchar la puerta principal abrirse. Mi tío aparece cargando una bolsa negra.

Se detiene a la mitad del camino y me mira

—Jade.

Estoy en shock, es como ver a mi papá, la única diferencia es que él tiene un poco de barba.

Muerdo mí labio.

—¡Tío! — me levanto de un salto y corro abrazarlo.

—Estás enorme.

Me separó de sus brazos y lo miró con una sonrisa.

—Es que como muchas verduras — ríe mirándome con un brillo de felicidad — ¿Dónde estabas? La tía está enojada.

—Ella se enoja por todo. Fui a buscar esto. — levanta la bolsa.

—¿Es para mí? — asiente con la cabeza y chillo emocionada.

Me encantan los regalos.

Beso su mejilla y tomo la bolsa, me siento al lado de mi hermano y abro la bolsa. Dentro de ella hay una caja marrón, la tomo tirando la bolsa al suelo.

Mi tío se inca a mí lado y lo miro confundida. Vuelvo mí vista hacia la caja y la abro.

Abro mí boca sorprendida, un hermoso collar plateado con una perla roja es lo que ven mis ojos.

—Era de tu madre.

Lo tomo en mis manos las cuáles tiemblan un poco y sonrío.

—Me encanta. — miro a mí tío y lo abrazo fuertemente —. Gracias, muchas gracias.

Su mano acaricia mí espalda.

—De nada, princesa.

—¡Por fin! ¿Dónde te metiste? — me separó de mí tío limpiando mis lágrimas — Te esperé por dos horas.

—Solo fue una hora.

Mi tía está de brazos cruzados mirando molesta a mí tío, el cual la mira con una sonrisa divertida.

—Me ayudas.

Le tiendo el collar y me giró mirando hacia la puerta. Me coloca el collar, bajo la mirada hacia la perla roja y la tomo entre mis dedos.

Es preciosa. 

Capítulo 3.

Suelto un bostezo y me estiro en mi cama, ayer a la noche mi tía Ana volvió a estados unidos debido a su trabajo de abogada. Ni siquiera se quedó a comer solo se despidió de mí prometiéndome volver después de que termine todo allá.

Me siento en la cama y hago una mueca, tapo mis oídos al escuchar un sonido espantoso.

Con los oídos tapados me coloco mis pantuflas, me incorporo y camino hacia la puerta de mi cuarto, despegó una de mis manos de mi oreja y abro la puerta.

Salgo del cuarto cerrando la puerta y veo a mi hermano saliendo de su dormitorio.

—¿QUÉ ES ESE ESPANTOSO RUIDO?

—SON LOS NUEVOS COMPRADORES.

—¿EH? ¿A QUÉ TE REFIERES?

¿Por qué podrían ese horrible sonido?

Es como un sonido de alarma nuclear.

Suspiro aliviada al ver que cortan el sonido.

—¡Al fin! Ahora sí ¿Por qué ponen ese sonido? — lo miro atenta.

—Significa que hay reunión — Explica, frunció el ceño — hace algunos meses avisaron que cuando suene una alarma todos nos debíamos reunir en la fuente de agua, solo dijeron eso — se encoge de hombre.

—Todo está muy cambiado — opinó.

—Puede ser. — sonríe —. lindo pijama, por cierto.

Bajo la mirada y miro mi pijama de hamburguesas.

—Cállate.

—Buenos días — aparece mi tío vistiendo un traje negro.

—Buenos días, tío favorito — beso su mejilla — ¿A dónde vas tan elegante?

—Soy tu único tío, querrás decir nos vamos.

—¿A dónde nos vamos? — me corrijo.

—A la reunión, yo tengo que llevar algunos papeles y es obligatorio ir — me informa, bufo y hago un puchero — no vas a quedarte a dormir.

—Ya no eres mi favorito. — Abro la puerta de mi cuarto escuchando la risa de ambos, sonrió.

—Ponte algo bonito — me pide antes de que cierre la puerta, asiento.

Froto mis ojos y voy hacia el baño, primero me cepillo los dientes y me lavaré la cara, y después buscaré que ponerme.

Me miro en el espejo, tengo un poco de ojeras y mis labios están un poco secos. Nada que un corrector de ojeras y un bálsamo solucione.

—¡Buenos días! — oigo que grita Alana apareciendo en la puerta del baño, lleva un vestido negro con escote v y unas zapatillas del mismo color. Tiene el cabello recogido y dos mechones en cada lado de su rostro, está muy bonita — No estás cambiada — se queja.

—Estaba meando — miento y río al ver su cara de asco.

—Mucha información.

—Como si tú no lo hicieras ¿Por qué estás tan arreglada? — paso por su lado bostezando, tengo mucho sueño. Eso me pasa por quedarme hasta tarde componiendo.

—Estoy sencilla — la miró con una ceja alzada — bueno...puede ser que quiera llamar la atención de alguien — se sonroja.

—Uy... ¿Quién es?

Abro la puerta de mi ropero y muerdo mi labio.

—El hombre más sexy del mundo — me dice casi suspirando, alguien está enamorada.

—¿Y? ¿Cómo es? — le pregunto mientras tomo un vestido azul sencillo.

—No hay palabras para describirlo, pero lo verás hoy — me doy vuelta con el vestido en la mano — ¡Me gusta! Por cierto, lindo collar.

—Gracias.

Soy una chica sencilla, no me gusta vestirme "Elegante" prefiero mil veces estar con un jean y una remera cómoda.

Una vez cambiada y perfumada salgo de la habitación sujetando el brazo de mí amiga, ya quiero conocer al hombre que la tiene flechada.

—¡Pero qué bellezas! — espetó mi tío mirándonos con una sonrisa.

—Gracias — decimos ambas sonriendo.

—¿Vamos? — consulta mí hermano bajando por las escaleras, él tiene puesto una camisa azul y un jean del mismo color, sus zapatillas negras y una chaqueta de cuero.

Todo un chico malo.

—Alto... ¿No vamos a desayunar? ¡Yo tengo hambre!

Los tres me miran.

—Cierto — mí tío lleva su mano a su frente dándose una palmada — desayunamos allá, preparan bandejas de sándwich y café.

—¿Acaso nos tratan de convencer con comida?

—Eso parece, y funciona.

Todos salimos de la casa y empezamos a caminar, la fuente está a dos cuadras y no es necesario ir en auto ya que todos están caminando también.

El pueblo de Neardl contiene aproximadamente doscientos habitantes, somos un pueblo chico, pero con un gran corazón.

Yo amo mí pueblo, aquí crecí, aquí caí muchas veces y también fui muy feliz.

A partir de cinco casas hay una callé y así sucesivamente.

Tenemos la plaza que es lo que más atrae a los visitantes, por la hermosa fuente de Agua. Cuando era pequeña tiraba una moneda y pedía un deseo, siempre creí que era mágica.

Veo que hay muchas personas y hay un escenario donde está nuestro alcalde, miro para todos lados y es verdad hay como diez mesas llenas de comida, y varios termos.

—Quédense aquí, yo iré a llevar estos papeles.

Asentimos en dirección a mi tío y satisfecho se encamina hacia el lado izquierdo, lo pierdo de vista.

—¡Pero miren quien apareció! — escucho una voz a mi espalda — Si es la pequeña Gutiérrez.

Me giro y veo a mí amor platónico Scott.

O ex.

—Hola — sonríe y me toma por sorpresa su abrazo, le correspondo algo confundida.

Nunca fue de abrazarme, solo cuando éramos pequeños.

—¿Cómo estás? ¡He visto tus videos! Cantas jodidamente bien.

Su vestimenta consiste en una camisa negra y un jean del mismo color.

—Gracias. Hago mi mayor esfuerzo.

—¿Esfuerzo? ¡Tu hermano me tiene jodidamente loco con "Mi hermana es una genia" "Viste como canta"! — miro a seba quien se rasca la nuca nervioso, sonrío — No sabía que cantabas tan así, lo tenías bien guardado.

Me encojo de hombros.

—Ya déjala. — Sebastián lo empuja y se dan un abrazo de amigos —. ¿Y Carla?

¿Carla?

Miro a mí amiga quien rueda los ojos y hace una mueca de molestia.

—Nosotras nos vamos — les avisa, Alana tomándome de la mano.

—No sé vayan tan lejos.

Alana me arrastra casi cerca del escenario y la miró interrogativa.

—Carla es mí enemiga, me quiere robar a mí chico — me comenta cruzándose de brazos — además empezó a ser videos vlogs.

Olvide mencionar que Alana es muy conocida en Instagram, hace videos tutoriales de maquillaje, de vestimenta y demás.

Antes de que pueda responderle se escucha un golpeteo. Dirijo mí vista hacia donde proviene el sonido y es el alcalde.

—Buenos días a todos, disculpen el sonido que se produjo hoy temprano, pero tenemos una noticia que darles.

Está serio y yo lo recuerdo muy bien, él siempre estaba sonriendo.

—¿QUÉ NOTICIA? — gritan detrás mío varias personas.

—El pueblo ya no me pertenece.

Jadeos de sorpresa se escuchan, algunos empiezan hablar con su acompañante.

Miro Alana que me mira también confundida.

—¿Y A QUIEN LE VENDIÓ?

—¿POR QUÉ?

—ALCALDE.

Gritos y gritos se escuchan, me colocó más cerca de Alana.

—¡Silenció! Si no me dejan terminar no sabrán — todos hacen silencio — Como sabrán la mitad del pueblo se vendió y me duele decir esto, pero nadie quiere volver aquí, nos estamos quedando sin dinero en el banco y los alimentos ya no se transportan. Se que muchos no se lo esperaban, pero no encontré otra solución, saben que quiero lo mejor para el pueblo y para ustedes.

Sonrío, ese es el alcalde que conozco. Aunque estoy algo preocupada, si no tenemos provisiones y dinero la mayoría va a dejar el pueblo, y eso significa que Neardl va a dejar de existir.

Siento un codazo y miró a Alana molesta, me hace una seña indicando que mire al frente.

¿Qué?

Por estar metida en mis pensamientos no oí cuando el alcalde presentó al nuevo alcalde o debería decir alcaldes.

En el escenario hay dos hombres y una mujer, dios mío...Son terriblemente hermosos.

Los tres llevan anteojos negros como los que vimos con mi tía.

—Es él. El de traje negro, esta tan bueno.

Efectivamente está muy bueno, su cabello es negro, su piel es pálida y sus facciones son perfectas podría jurar que no tienen ninguna imperfección.

Lleva un traje negro y unos zapatos a juego.

A su lado está la mujer más bella que he visto, hasta me hace dudar de mí sexualidad. Su cabello está hasta sus caderas, dedujo que mide 1,70. Tiene puesto un hermoso vestido rojo apretado a su cuerpo y unos tacones negro, sus labios son gruesos y lleva puesto labial rojo, no puedo verle sus ojos, pero deben ser muy bonitos.

Y, por último, está el hombre más sexy del mundo. Su cabello es negro, lleva puesto un chaleco de esmoquin negro que le queda muy bien demasiado bien para mí gustó. Sus brazos se ven anchos y todo en él se ve perfecto.

Veo que se acerca a nuestro alcalde y le dice algo en el oído.

—¿Quiénes son? — le pregunto por curiosidad a Alana, mi mirada sigue en el de chaleco.

—Los hermanos Záitsev — susurra — el que te comenté se llama Makzim ¡Esta un caño! — río por lo bajo — La chica se llama Fedora es muy divertida, la he visto un par de veces en la tienda, y por último el deseado es Arseni, es un poco diferente a los otros dos. Siempre está rodeado de personas, parece una celebridad y todas en el pueblo lo desean, pero ninguna pudo captar su atención.

Arseni. 

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