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Llámenme Emperatriz

Cap 1 °•

El gran y basto imperio se tornó de luto, en el horizonte la bruma amenazaba por expandirse entre todo el mundo y en los corazones de los habitantes el dolor de su pérdida se hacía presente. En el palacio real un manto color oscuro se cernía sobre aquella caja donde reposaba  el cuerpo sin vida de ese gran hombre. Las falsas lágrimas se escapaban de los ojos de los príncipes y princesas, mientras que la emperatriz era consolada por uno de sus hijos.

Había muerto el emperador.

En su vida fue un hombre que gobernó de manera eficaz esta gran nación, pero los días no pasan en vano y el peso de los años se enterró en su espalda hasta que ya no pudo respirar. Se declaró un mes de luto en  donde nadie podía salir de sus hogares y debían copiar sutras. Pasado ese tiempo y cuando el dolor ya no era tan intenso, fueron llamados los catorce hijos que el emperador había de tener.

Era hora de elegir al próximo gobernante  que tomaría todo el poder sobre Jerala (antigua China) . Como yo era la 8va princesa debía estar presente aunque fuera una gran pérdida de tiempo. Me llamaban la "princesa olvidada", como  mi apodo lo deja implícito, mi padre nunca me amó y jamás fue ni siquiera una sola vez a visitarme. Para él, yo no era la 8va princesa ni tampoco su hija. Me dolía mucho como mis demás hermanos se burlaban de mí y me humillaban en frente de los demás.

"Bastarda", "hija no filial", "no mereces ser llamada princesa y menos que me digas hermana",

Esas, entre muchas más eran las palabras que escuchaba muy a menudo de mis hermanos.

Con el tiempo, los fui olvidando y mi comportamiento se volvió mucho más frío y distante. Casi nunca me relaciono con los demás herederos ni me interesan ninguno de ellos. Hoy, es el día en que cualquiera de esos malagradecidos se convertirá en el emperador, dependiendo de lo que mi padre haya dejado plasmado en su testimonio, pues fue él ,quien decidió antes de morir cual se quedará con el trono. Vine solo hasta aquí por curiosidad, no es que me interese ver como cada uno de esos buitres se pelean entre sí cuando digan el nombre del escogido.

Ni siquiera me tomé la libertad de arreglarme para la ocasión, odio tener que estar vistiendo esos estúpidos kimonos tan apretados y calurosos cargados con demasiados adornos que dejan aturdidos los ojos, además de los escandalosos peinados que debíamos usar todos los días. Muchas fueron las quejas y los regaños que recibía por estar "mal vestida" que la verdad ya no me importaban. Para resumir mi vida, era un completo desastre frente a los ojos de las demás doncellas "correctas".

Llegué al gran salón y sin perder mucho tiempo me senté en uno de los primeros asientos, podría así presenciar mejor el espectáculo.

— Hermana, tienes mucho coraje al venir ¿Acaso alguien como tú tiene la esperanza de convertirse en emperatriz?- Expresó la 5ta princesa con una sonrisa de burla y desprecio en el rostro

—No querida, solo venía a ver quién de esos bastardos se convertirá en el próximo rey patético - Dije mientras señalaba a cada uno de mis hermanos incluyéndola a ella.

—Perra como te atreves...

En ese momento la emperatriz entró y todos hicieron silencio. La hermosa mujer caminaba erguida a través del largo pasillo hasta llegar al trono donde tomó asiento.

— Que la gloria y bendición de los dioses esté siempre con todos vosotros-

Expresó con gran elegancia  aquella mujer de unos sesenta años mientras hacía una leve reverencia. Los allí presentes hicieron lo mismo en señal de respeto, yo,solo me incliné un poco, estaba deseosa de que esto terminara lo más rápido posible.

—Como todos vosotros ya lo sabéis, hoy es el día en que se dará a conocer ,quién tomará este tan importante cargo. Estoy completamente segura de que  el antiguo emperador escogió con gran sabiduría al próximo gobernante de Jerala,también doy por hecho que será un rey ejemplar así como lo fue su padre.

El eunuco se acercó y abrió con sumo cuidado aquella preciosa caja adornada con flores de oro y demás piedras preciosas. La emperatriz tomó un pergamino que había en su interior y lo desenvolvió lentamente, entonces prosiguió a leer. Estuvo, literal, una hora leyendo aquel estúpido papel. Estaba a punto de largarme cuando comentó que ya era hora de decir el nombre.

— Por ende, le otorgo el trono así como las riquezas y todo el poder del imperio a....

Puse los ojos en blanco esperando el  nombre, estaba un poco ansiosa por saber cuál de estos estúpidos  será el escogido. La emperatriz abrió los ojos como platos y casi se atraganta mientras miraba con detalle el pergamino

— La... La...a la 8va princesa de Jerala, Kumiko... Lue

*Sutra: sagradas escrituras en las que toda clase de enseñanzas y reglamentos eran registrados.

Continuará...

Cap 2°•

No podía creerlo. En el momento en que mi nombre se escuchó por todo aquel salón me puse de pié completamente confundida y estoy segura que no era la única.

—¿¡QUÉ?! - pregunté atónita

Hubo un gran y pesado silencio que inundó todo aquel pabellón. Los nobles allí presentes quedaron pasmados, no los culpo, era de esperarse. Y yo, pues allí estaba, parada atónita por la noticia y no podía creerlo.

—¿Madre que acabas de decir? ¿Es eso cierto? — preguntó el primer príncipe confundido y algo enojado

—¿¡Qué?! ¡Su majestad eso es imposible! - la quinta princesa estaba eufórica

— Esto tiene que ser una broma - Miré a la Emperatriz quien parecía estar leyendo una y otra vez el nombre escrito en el papel. Hizo una pausa, tomó aire y volvió a hablar

—No, 8va princesa. Tú nombre es el que está escrito aquí -

Habló calmadamente como cuando   entró pero en sus ojos  se podía apreciar el enojo. Pude escuchar como los demás protestaban. El lugar pronto comenzó a temblar por los incesantes susurros de los 14 príncipes.Estaba furiosa, confundida y harta de las estupideces del palacio. Caminé hasta la emperatriz y me coloqué en frente de ella.

—Deme acá ese  papel. Esto es una tontería—Prácticamente le arrebaté aquel pedazo de papel.Comencé a leer el texto hasta llegar al final, y allí estaba, mi nombre escrito con tinta de oro.

"¿¡Ese viejo padecía algún tipo de deficiencia mental?!"Dije para mis adentros mientras contemplaba aún atónita mi nombre. ¿Por qué yo? El emperador nunca me trató como a su hija, tal vez ni siquiera sabía de mi existencia y mucho menos que era la 8va princesa.

— ¡Su Majestad! Estoy en completo desacuerdo. - Enojada la 5ta princesa exclamó

—¡Esto es absurdo! ¡Solo mírenla ¡Por Dios estamos hablando de esa bastarda princesa! ¿¡Cómo nuestro padre permitiría que alguien como ella fuera la Emperatriz!? - El tercer príncipe tampoco parecía estar contento con la decisión del rey.

—¡Es cierto!

—¡No lo permitiremos!

El primer príncipe se mantenía callado pero estaba apretando sus puños con tal fuerza que sus nudillos comenzaban a tornarse de blanco.

—¡Silencio! — gritó la emperatriz con furia. Al parecer, estaba harta de las innumerables quejas.

—¡Me reuso! —Hablé fuerte y decidida.

Todo volvió a quedar en silencio por tercera vez. El sonido de mi voz hizo un gran estruendo y todos casi al unísono voltearon a verme. La emperatriz estaba muy furiosa y luchaba por calmar su ira y mantener la calma.

—No me interesa en lo absoluto tener nada que ver con el gobierno y mucho menos ser la Emperatriz de este reino. Me niego. Sé que mi padre me eligió por alguna razón que desconozco pero a mí petición, deseo que alguien más tome este puesto. Todos sabemos que no soy la chica más adecuada para  tan importante cargo- Hablé relaja y calmada. Trataba de ocultar mi sorpresa y el nudo que se me hacía en la garganta

Lo único que me faltaba era esto. Yo, Kumiko Lue, la olvidada, despreciada y rebelde princesa del palacio ser elegida para gobernar. Parecía ser casi una broma la cual, no le agradó a nadie, incluyéndome. Lo único que quería era tener una vida en paz, por esto siempre me aparté de los demás. Quería estar tranquila como cualquier otra persona. Desearía haber nacido en otro lugar que no fuera este palacio, la vida aquí es infrahumana, llena de odio y problemas.

De hecho, planeaba escapar cuando el nuevo gobernante estuviera en el trono. He ahorrado mucho dinero durante años para llevar a cabo ese plan, pero ahora todo se fué por el barranco. Mi cabeza no dejaba de preguntarse cómo y por qué rayos mi padre hizo esto, después de que me abandonó y rechazó.

Estaba segura que a la emperatriz viuda no le faltaba mucho para darle un infarto de tanto coraje y enojo. Otra vez estaba sorprendida mirándome fijamente.

—¿Estás diciendo que no quieres ser la Emperatriz?—preguntó tocando su frente.

—Es lo que acabo de decir ¿Hay alguna forma de que alguien más tome mi lugar?

—¡Qué bien! Al parecer todavía te funciona la cabeza —dijo la 5ta princesa furiosa y con algo de burla en sus palabras.

— ¡Silencio princesa Yun! No se le ha permitido hablar— la emperatriz volvió a levantar la voz para luego suspirar— Es algo complicado 8va princesa, pero creo que es posible mediante un decreto que diga que usted no está de acuerdo con asumir el trono y se lo precede a alguien más.

—Bien. Avíseme cuando todo esté listo para llevarlo a cabo. Ahora necesito descansar— Sin más preámbulos me dispuse a salir de aquel lugar antes de que más ofensas cayeran sobre mí.

Sin tardar mucho tiempo llegué a mi palacio y rápidamente entré en mi habitación, necesitaba despejar la mente.

—¿Por qué me elegiste a mí?—pregunté al viento mientras reposaba mi espalda contra la puerta- ¿Por qué yo..? Yo no era nada para tí... - mi pecho comenzó a oprimirse mientras tomaba asiento - ¡¿En donde estabas cuando mamá murió, su majestad?!  ¿Eh?...Su enfermedad era terrible y le provocó una muerte dolorosa y tú no te dignaste a visitarla ni tan solo una vez ni siquiera te presentaste a su funeral- Se hizo un nudo en mi garganta y las lágrimas comenzaron a salir-

—¡¿En donde estabas aquellos días que lloraba descontroladamente porque extrañaba a esa mujer que me cuidó desde que estaba en su vientre?! Y tú no apareciste para consolarme... ¡Nunca tuve un padre! ¿Y ahora haces esto? ¿Acaso quieres hacerme más miserable de lo que ya soy?...

Un mar de lágrimas inundaban mis ojos y caían como cascada por mis mejillas, tenía que desechar  todo lo que había encerrado en mi corazón por mucho tiempo. Tantos años sufriendo y siempre oculté mi pesar, tratando de ser una chica fría y distante pero es imposible que no me duela. Por todo esto me sentía que no era nadie y fui construyendo un muro alrededor de mi alma para que nadie pudiera entrar. Pero duele, duele mucho y no puedo evitarlo...

Continuará...

Cap 3°•

Estaba distraída observando detenidamente mi reflejo en el gran espejo, mientras mi doncella arreglaba mi vestido quitando algunas arrugas que se encontraban en él. Un rayito de sol se escabulló por entre la ventana e iluminó mi cabello negro mientras era cepillado por las delicadas manos de mi doncella. Mi  cabello color de la noche, fue un bello regalo de  mi madre, pues su tono era realmente hermoso. Un día mis hermanos trataron de cortarlo y teñirlo de blanco marfil, después, pasó mucho tiempo hasta que pudiera volver a su color natural otra vez, los odié mucho debido a que parecía un alcón  con la cabeza blanca y en otras partes negra.

Por otro lado, mis grandes ojos eran color carmesí, adornados por largas pestañas y unas cejas muy bien delineadas. Una pequeña nariz se posaba en mi rostro y mis labios eran sencillos, ni muy grandes, ni tampoco pequeños. El color sangre de mi iris fue al parecer lo único que me dejó mi padre antes de morir, pues, sus ojos eran iguales a los míos. Era la única de los 14 hijos que tenía el emperador que heredó los ojos carmesí.Estando ya lista, me dirigí a la puerta . Esta vez, mi destino era el salón principal pues, la emperatriz viuda me mandó a llamar, tal vez tenga  que ver con lo que acordamos hace unos días cuando fui electa emperatriz.

- Señorita, ¿Es cierto que usted no desea ser la Emperatriz?- Dijo mi querida amiga Lin mientras caminábamos por los grandes pasillos del palacio

- Así es Lin. Solo quiero una vida en paz. Además, es bien sabido que yo no soy la más indicada para ese importante cargo.

- ¡Eso no es sierto su majestad! Por algo el antiguo emperador la eligió  en vez de a sus otros hijos. Usted si sería una gran gobernante, más de lo que cualquiera de esos engreídos pueden ser- Me causó un poco de gracia su comentario, pues en parte tenía razón.

- Eso ya lo sé. Pero no tengo el apoyo de nadie en mi familia por lo que me convertiría en un blanco fácil. Además de que no sé nada de política y no es que me interese.

Después de caminar un rato llegamos al gran y majestuoso lugar. Ambas puertas que daban entrada al salón se abrieron al unísono dejando ver el interior de ese bello lugar. Estaba decorado con plantas y adornos de oro, las cortinas hechas de tela preciosa, una gran alfombra roja se cernía sobre el piso de mármol finamente tallado hasta llegar al trono, donde con gran elegancia se encontraba la emperatriz viuda. A los lados, estaban todos los ministros del gobierno así como los eunucos, escribas y funcionarios. Entré con el mentón en alto mientras caminaba erguida. Al estar en frente de la mujer ella habló...

- Bienvenida, 8va princesa- Luego, todos se inclinaron en forma de saludo

-Hola...

-Estamos reunidos aquí para informarle sobre nuestro acuerdo de hace unos días.

- Ya lo imaginaba, me alegra saberlo.

- Al estar todos aquí, hemos llegado a la conclusión de que la única forma en que puedas darle tú lugar a otra persona es después de la coronación. Cuando  seas la emperatriz oficialmente, entonces tendrás el poder y la autoridad para decretar algo así- Expresó uno de los tantos funcionarios del gobierno

- ¿¡Estás diciendo que debo ejercer el rol de emperatriz hasta que sea coronada como tal!?

- Me temo que sí...

-¿Y cuanto tiempo sería eso aproximadamente?

- Al rededor de unos meses

- ¿MESES? ¿Y cómo se supone que lo haré, si no se nada de política? - Suspiré mientras llevaba una de mis manos a la frente, estaba comenzando a obstinarme todo este asunto. Pero ya se me hacía una idea de que esto sucedería.

- Descuide princesa. Para eso estaré a su lado. Además de que tendrá la ayuda de varios hombres e incluso un secretario que la ayudará. -  la emperatriz de seguro estará feliz de que yo no quisiera gobernar, pues así, su hijo, el primer príncipe sería el rey cuando yo deje el cargo.

- Bien. Trataré de hacer lo mejor que me sea posible. Pero ya sabía que algo como esto podría suceder, así que tomé algunas decisiones por mi cuenta- Hice una pausa- Como ahora soy la emperatriz hasta que sea coronada tengo solo tres peticiones que hacer.

Todos me miraban atentos y algo confundidos. Estaba segura que no se esperaban algo como eso.

- Primero... el trono- Miré fríamente a la emperatriz viuda quién estaba cómodamente sentada - Su majestad, como usted ya no es quien  dirige este lugar ni el país, no veo el porqué  deba seguir utilizando el trono. Así que a partir de hoy, sólo yo podré sentarme en él-

Mi comentario, hizo que forzara aún más la sonrisa fingida que se dibujaba en su rostro blanco. Era claro que no le agradó mucho lo que acababa de decir porque en su mirada se podía apreciar el claro enojo y odio que sentía por mí.

-No hay problema, lo entiendo perfectamente.

- Segundo- levanté dos dedos-  Ayer me encontraba caminando por los alrededores de mi palacio y pude apreciar que este estaba desgastado y un poco descuidado. En resumen, se ve feo y no lo quiero. Solicito mi traslado al palacio "Rocío de la mañana" lo antes posible.

- ¡¡QUÉ!! - Chilló la estúpida y entremetida 5ta princesa desde atrás- ¡Ahora sí que enloqueciste!-

En efecto, el palacio Rocío de la mañana era de la 5ta princesa quién lo tomó por su propia cuenta con su típico descaro que le caracteriza.

-¡Eres una pu-

- Tercero. Escucho un solo insulto hacia mi persona y sea quien sea, lo castigaré con latigazos hasta que ya no pueda respirar por ofender a su futura emperatriz. Así que mida sus palabras de serpiente venenosa princesa Yun, o atengase a las consecuencias.

La quinta princesa estaba furiosa, tanto así que temblaba de la ira que sentía. Trató de hablar de nuevo pero la Emperatriz viuda la detuvo. Simplemente, me di la vuelta en dirección a la salida.

-Me retiro, debo prepararme para la mudanza- dije mientras sonreía satisfecha con las expresiones de todos esos escorpiones que se encontraban allí.

-Mañana temprano estaré aquí, su alteza para que me dé algunas  indicaciones.

Dicho esto, salí tranquilamente por la gran puerta. Aunque solo sería la emperatriz por un corto período de tiempo y entre menos se extendiera mejor, lo aprovecharía al máximo. Les haré pasar un mal rato a los que me hicieron daño alguna vez. Que estén preparados, porque no tendré piedad así como ellos no la tuvieron conmigo.

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Hola mis bellos lectores. ¡Gracias por darle una oportunidad a mi novela, espero de todo corazón que les valla gustando! Espero que estén bien. No olviden dejar su like y seguir la historia, esto en verdad alegra mis días al igual que los comentarios, pues amo leerlos, algunos son muy graciosos y me hacen reír, otros me alientan a seguir y los adoro.

>>¿Que les perece el carácter de nuestra prota? (Comenten)<<

¡Chaito! Los quiero mucho mucho mucho mucho

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