Alice
Mi primer día de vacaciones de verano de la universidad apenas comienza. Doy un suspiro enorme antes de ir hacia la cafetería, muero de hambre y al fin he podido terminar con la presentación de proyectos finales que ha terminado conmigo.
Hace demasiado calor, por suerte he elegido una blusa de tirantes blanca y arriba una delgada camisola a cuadros que ayudan a ser el clima un tanto más llevadero. Apenas camino un par de pasos cuando puedo sentir el sudor escurriendo por mi pálida piel.
Me adentro al lugar que afortunadamente tiene clima y es bastante fresco, así que no tengo que preocuparme más por el calor. Voy directo a la barra de comida y tomo una de las charolas no sin antes haber pagado mi comida. Entrego mi comprobante a la mujer de la barra y comienza a servir lo que parece puré de papa, jugo, sopa, un trozo de carne y una extraña gelatina.
Al terminar voy hacia una mesa cercana y comienzo a comer sola, como hace un semestre, mi madre me ha preguntado que si no he hecho amigos pero la verdad es que yo no vengo a hacer amigos, solo quiero terminar mi carrera y conseguir un buen empleo para dejar de viajar cada vez que cambien a mi madre de hospital.
Miro lentamente hacia mí alrededor y puedo notar la seguridad con la que todos hablan, que envidia. Este semestre solo he hecho equipo con una par de personas que no me parecen que sean la mejor opción para formar una amistad así que me he limitado a solo trabajar y acabar con ello.
Puedo ver como hay varias chicas que van por el lugar entregando un par de volantes probablemente de la fiesta de final de semestre. Ellas se ven bastante tranquilas y amables.
Cruzo la mirada con una rubia que me sonríe y al instante desvío la mirada. Pero puedo ver de reojo cómo es que se acerca hasta donde estoy.
—No te he visto por aquí, eres nueva ¿verdad? —miro hacia todos lados y asiento.
—Sí, soy Alice… Alice Bradley —extiendo mi mano y ella la estrecha
—Hola Alice, yo soy Abril, solo Abril —guiña un ojo—. ¿Te gustaría ir a la fiesta de fin de semestre?, ¿ya te han invitado?
—No me han invitado —digo y ella extiende un folleto en mi dirección
—Ya lo he hecho, te esperamos entonces —dice y yo no respondo solo veo el folleto con colores neon o fluorescente.
—Bien —digo y ella me mira de forma extrañada.
—¿Qué te pasa?, ¿no te agrada la idea, te he visto y parece que no hablas con mucho así que te iría bien ir a una fiesta que te permita conocer a gente no solo que estudien finanzas —alzo una ceja y asiento, ahora parece mi madre.
—Bien —y ella bufa para después irse. Miro como es que siguen invitando a varias personas y ahora entiendo, parece que ella es una clase de mujer social que varias personas pueden identificar. Yo la he visto en un par de las clase que compartimos pero se nota que no es de nuevo ingreso, se reúne con un par de chicos que parecen mayores y se nota también que tiene éxito con ello.
Continuo almorzando y cuando por fin termino camino fuera de la cafetería para ir directo a la parada de autobús. El sol es extremadamente fuerte a pesar de que pasan de las 4 de la tarde. Me siento en la parada y noto que no hay nadie al rededor, se nota que ya es final de semestre. En ese mismo instante escucho como es que una mujer grita molesta.
—¡No pienso hacerte caso!, ¡eres mi hermano no mi padre! —dice la chica y parece que discute con alguien en un auto color negro, al final la puerta se abre, de donde sale un hombre con una camisa color blanco, es alto y en realidad me parece bastante atractivo a primer vistazo. Se queda estático de repente y luego se gira en mi dirección haciendo que me sienta bastante incómoda.
El hombre de tes blanca se queda mirándome fijamente y por un momento siento como si le hubiera conocido desde hace tiempo, pero jamás lo había visto. Luego se gira hacia la mujer con la que estaba discutiendo y ella me mira también, su comportamiento comienza a asustarme un poco cuando escucho que el autobús se acerca y me pongo de pie un tanto desesperada.
Sigo mirando a ese chico quien no parece inmutarse, solamente me mira y veo que da un paso cuando el autobús lo cubre y subo sin pensarlo dos veces. Me adentro y tomo asiento de manera rápida para luego confirmar que él está justo debajo de mi y sigue mirándome. Tiene ojos profundos y de color, es extraño, es como si… ya nos conociéramos.
El autobús avanza y dejo de mirarle, mi mirada se concentra en… la nada.
Marcos
Odio tener que venir a la escuela, afortunadamente el años escolar ha terminado y esta es la última vez que tengo que venir a buscar a Azura, esa niña no se comporta por más que hablemos con ella, siempre sale con un par de desplantes.
Pudiera estar en nuestra región haciendo guardia, afilando nuestras armas planeando atacar a los asquerosos chupasangre o manteniendo a la manada, pero no… tengo que acudir a esta estúpida escuela.
—Esperemos que llegué pronto o terminaré perdiendo la paciencia —digo y mi mejor amigo que es humano al 100% me mira con los ojos bien abiertos, sabe que hablo en serio.
Tomo una gran bocanada de aire y es cuando siento ese leve aroma dulce, siento una extraña presión en el pecho y como es que mi lobo comienza a alterarse, va de un lado a otro tratando de calmarse pero sé que… está aquí.
Abro la puerta del auto y salgo para seguir oliendo ese aroma tan particular, debo de verme como un gran idiota pues mi mejor amigo me mira como si estuviera haciendo algo muy extraño, pero en realidad solo estoy tratando de localizarla.
—¿Qué te pasa?! —grita Lois desde el auto pero no me importa, es cuando mi hermana viene casi corriendo y la escucho discutir, yo le respondo pero no mido mis palabras, es como si me hubiese desconectado de mi cuerpo, ¿dónde está?, ¿de quién es ese olor?
Mi entrepierna se endurece conforme aspiro más y más. “Es ella”, susurra mi lobo interior “Búscala ahora”. Paso por todas las caras, voy hacia la puerta y veo una pequeña chica sentada en la parada de autobús.
Los aullidos de mi lobo hacen que duela mi pecho, trato de controlarlo pero no puedo. El intenso dolor me obliga a ponerme de pie y caminar hacia dónde está esa mujer.
Nos miramos fijamente y por poco estoy a punto de correr hasta donde está, solo pienso en tenerla cerca, ella se pone de pie aun mirándome hasta que llega el autobús e interrumpe nuestra visión. La he perdido de vista sé que se ha subido al autobús, y luego aparece su rostro, es tan hermosa y tiene una piel muy fina, ella es realmente perfecta.
“Es ella, ve por ella, la necesito”, miro su melena sus mejillas sonrojadas y siento como me falta el aire y como tengo una lucha en mi interior. Mis piernas se endurecen y el autobús comienza a caminar dejándome atrás.
Necesito saber quien es, necesito saber donde vive, necesito saber todo de ella, porque es mi mate, la he encontrado.
—¿Qué pasa? —pregunta Lois y yo no puedo despegar la mirada de aquel autobús.
—Marcos —dice Azura, pero no le respondo, siento la mano de mi amigo en la espalda.
—He viejo, traquilito no queremos escenitas aquí —trato de controlar mi respiración.
Tengo que hablar con él, tengo que domar a mi lobo. Espera por favor, no puedo reaccionar impulsivamente. Siento un calor tan desgarrador que duele, puedo sentir su olor, es tan dulce, tan fresco, muerdo mis labios hasta hacerlos sangrar. Douglas se sienta a un lado mío.
—La encontré —digo casi sin aliento y entre dientes. Él mira sorprendido hacia todos lados.
—¿Aquí?
—Es la chica de la parada, lo sé —eso sonó mas como un gruñido
—Vale, Marcos tienes que esperar, veremos como podemos acercaros a ella o tal vez Azura la conozca y… —lo interrumpo de mala gana.
—¡LO SÉ, LO SÉ! —Lois suelta un silbido.
—Ya caíste hermano —lo miro de mala gana y suelta una carcajada
—Dime quien es —digo mirando a Azura
—Marcos la universidad es enorme y…
—Está en tu edificio, sabes quien es, necesito su nombre —mi hermana me mira con los ojos bien abiertos, sabe que es lo que significa.
—No sé, creo que se llama Alice, es muy callada, no he trabajado con ella y son muy pocas las clases que compartimos juntas, pero… el semestre acabó, tendrás que hacer algo más que venir aquí —mi voz está ronca, siento las palmas de mis manos hervir al igual que mis pies.
—¿Cúal es su apellido?— se encoje de hombros—. Nunca la había visto.
—Creo que llegó a validar un par de materias este semestre, no es de la ciudad —asiento, por supuesto, ya me habría percatado de su existencia.
Siento una necesidad de mirarla un poco más, pero se ha ido, cierro los ojos y puedo mirarla en mi recuerdo, es hermosa, se ve tan frágil que hasta el viento más ligero podría lastimarla… su piel es pálida, sus jeans al cuerpo dejan ver sus piernas, son menudas al igual que sus anchas caderas… mierda, que caderas, cintura pequeña y cabello café oscuro… sus ojos. Es nuestra, mi lobo no deja de elogiarla y la verdad es que yo tampoco.
—Tenemos que irnos — les digo mientras camino hasta mi auto y pienso de que manera es que puedo acercarme a ella de manera inmediata.
Alice
Trato de olvidar el intercambio de mirada con ese extraño chico, en realidad es mayor, se le ve, y muy atractivo, en realidad es alucinante, pero me niego a mi misma y trato de concentrarme en el hecho de que las clases han terminado.
Saco de la mochila una camisola para cubrir mi piel del sol. Para ser las 4 de la tarde la temperatura no ha bajado ni un poco. Tomo el volante de la fiesta que me ha dado Abril y comienzo a ondearlo para echar un poco de aire. Un chico con aspecto deportivo se sienta a un lado mío.
—¿Hace calor no? —asiento sin contestar y me concentro en el camino, estoy del lado de la ventana así que es mucho más fácil para mi evitar cualquier conversación—. ¿Irás a la fiesta?
Le miro de manera extrañada y veo como es que señala el volante que llevo en la mano.
—Oh, no creo, no soy mucho de fiestas y.. solo quiero descansar un poco, ya sabes —él me mira asintiendo.
—Deberías de ir, es una buena oportunidad de encontrar buenas personas y una que otra no tan buena, todo depende —dice
—¿De qué? —pregunto y él bufa
—De las intenciones con las que vas a una fiesta, aunque, al ser universidad podrás imaginarte el descontrol —asiento
—Lo pensaré entonces —digo mientras me giro hacia la ventana.
El camino parece más largo de vuelta, solo pienso en llegar a casa y darme un baño. Identifico la parada más cercana a casa y me pongo de pie, mi acompañante hace lo mismo se despide de mí con una sonrisa la cual devuelvo y va hacia otro lado, lo miro caminar hasta perderse en un par de calles.
El sol me hace desear terminar el recorrido cuanto antes. Solo un par de cuadras más. Miro las bonitas casas de los vecinos cuando me percato de escuchar pasos detrás de mí. Al volverme no encuentro nada y eso me asusta más que si encontrase a alguien.
Cruzo mi jardín de forma rápida y abro la puerta de forma hábil para después cerrarla con los tres seguros que mi madre ha puesto en sus momentos de sobreprotección. Subo las escaleras y voy directo a mi habitación.
—Necesito una ducha —suspiro y comienzo a quitarme la ropa hasta quedar solo en ropa interior.
—Sed, sed —bajo las escaleras y tomo un vaso con agua—. Odio este clima.
Vuelvo a subir a mi habitación. Voy directo hacia mi muy apreciado baño propio. Eso se aprecia aún más cuando las aventuras de mamá llegan a venir.
Abro la llave del agua fría y dejo correr mientras me deshago de la ropa interior. Me adentro y el contacto con el agua fría me hace relajarme, cuanto lo había deseado. Cierro los ojos y sin previo aviso esos ojos tan verdes del chico de la cafetería me invaden.
—¡Mierda! —digo sobresaltada y tengo que sostenerme de la pared para no caer. Mi respiración está agitada, ¿Qué ha sucedido?, ¿por qué he pensado en él?, es como si… lo tuviera en mi mente.
Dejo caer el agua fría por mi rostro de nuevo y al poco tiempo opto por salir de la ducha y vestirme con la pijama más pequeña que tengo disponible para no sufrir de más calor. Es cuando un fuerte golpe en la ventana me hace saltar y tomar un bate que siempre duerme a mi lado, por obvias razones.
Me acerco lentamente a la ventana pero no hay nadie, estoy segura de lo que he escuchado… no lo imaginé, o eso creo.
—Estás volviéndote loca Alice —relajo mis hombros y enciendo la refrigeración central esperando que aminore el calor en la casa.
Ya vestida bajo a prepararme algo de cenar, son las 6 pm. Mi móvil suena, y la pantalla anuncia que es mi madre.
—Hola linda ¿Cómo estás?, ¿ýa libre? —le digo que bien evitando algunas cosas mientras unto mermelada en un pan tostado—. Me alegra escuchar eso… querida esta noche me tocará guardia, ¿te veo mañana en la mañana?, puedo llevarte si quieres.
Le doy largas y me despido de ella. Tomo los panes tostados y subo a mi habitación. Me dispongo a navegar un poco en las redes sociales, nada nuevo… a excepción de la solicitud nueva de Abril en todas mis cuentas, esa chica no se le pasa nada, pienso riendo. Es muy agradable. Busco algo en la TV y tampoco logra captar mi atención. Dejo un partido de soccer español mientras ordeno un poco mi habitación. Por más que intento no puedo sacar de mi mente a ese chico, a sus ojos… es extraño. Al terminar apago la luz dejando solo la TV encendida y una pequeña lámpara en mi mesita de noche y sin percatarme me quedo dormida.
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