Mi nombre es Frederick Taylor, tengo 38 años, hijo único de Hamilton y Roxette Taylor. Soy CEO de Freecars Taylor’s empresa especializada en el diseño y producción de autos deportivos y de carreras. Soy diseñador industrial y además de la dirección de la empresa, diseño los autos de temporada y les hago pruebas de campo a los autos de carrera. Ya que también soy corredor de Fórmula Uno.

Soy el soltero más codiciado de Londres. No me gustan los compromisos, no estoy dispuesto a soportar a una mujer a mi lado llena de caprichos, que me esté diciendo que debo y que no debo hacer, amo mi libertad.

Pero para evitar habladurías y que mi imagen no se vea comprometida poniendo en duda mi masculinidad, entonces aparte de mis amigas sin compromiso, me conseguí una «novia», Margarita Holguín. Hija de los diseñadores de alta costura Holguín Miranda.

Ella es supermodelo, llevamos 5 años juntos y 3 de compromiso. No le hemos puesto fecha a la boda, porque no me interesa casarme y siempre le doy excusas para sacar una fecha.

Es la única mujer que soporto después de mi madre. Pues Marga es sofisticada, hermosa, recatada, tiene mis mismos gustos finos por la comida y la música. Y lo mejor, permanece en viajando por sus múltiples contratos, solo nos vemos dos fines de semana en el mes y es lo mejor para mí.

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Soy Brisa Marina Storm. Tengo 20 años, soy hija de Melibea Storm quien me tuvo de 16 años. Soy producto de una relación con su profesor de historia, mi papá es arqueólogo y es mayor 20 años que ella. El cual al tener relaciones con una menor de edad le fue retirada su licencia de docente. Mi abuelo no tomó represalias contra él, pues sabía lo revoltosa y rebelde que ha sido siempre su única hija. Esto con la condición de que le cediera mi patria potestad y se fuera al extranjero a una empresa de excavaciones en Egipto, que mi abuelo le cedió, y él gustoso aceptó.

Crecí con mi mamá y mis abuelos Aldrich y Melba Storm hasta que mi mamá se volvió a casar hace 6 años, un poco después de que yo cumpliera los 15 años. Y se fue a vivir a la Argentina con su ahora esposo, con un hijo de mi padrastro de una relación anterior y mis 2 hermanitas medias de 4 y 2 años, Génesis y Abigaíl.

Soy una niña genio. Tengo un cociente intelectual de 150. Aprendí a leer a los 2 años, y a los 3 años hacía operaciones matemáticas simples. Terminé mi secundaria a los 13 años y a los 17 ya tenía 2 carreras ingeniería de motores y administración de empresas.

Ahora estoy terminando de hacer la carrera de diseño industrial. Amo lo que hace mi abuelo y amo la empresa de la familia. Por eso me he preparado para sucederlo en la empresa, StormMotors Inc.

Somos encargados de diseñar y fabricar motores especialmente para carros de carreras y deportivos. En mis ratos libres hago reconstrucción de autos clásicos con los motores que fabricamos y además soy piloto de Fórmula Uno.

A pesar de haber sido la come libros de la escuela y la universidad, mi estilo ha sido siempre muy particular. Me llevaba bien con todos, nunca sufrí de bullying, he sido muy amiguera, y me gusta el bullicio, bailar, pasear y las fiestas.

—Hijo, mañana llega la pequeña Brisa a reemplazar a Stella en su licencia de maternidad. Espero que no le pongas las cosas difíciles a la niña, ella quiere aprender de ti en este tiempo para que al cumplir la mayoría de edad asuma la presidencia de StormMotors —dice mi papá entrando a mi oficina. 

—Papá, ya hablamos de eso. Y lo acepté por el aprecio y los negocios que tenemos con su abuelo. Pero a pesar de que es una superdotada y tiene 3 carreras, no deja de ser una mocosa, mimada e inmadura. Trataré de soportarla lo más que pueda. Espero que mantenga muy ocupada para que no me vaya a sacar de quicio —Le hago saber mi sentir. 

—Frederick, pero si Brisa es un amor. ella donde llega llena todo de luz, la gente la quiere. Estoy seguro de que en estos 3 meses que van a trabajar juntos, vas a cambiar ese concepto que tienes de ella —Mi padre refuta lo que le digo. 

—No lo creo papá —Nunca cambiaré el concepto que tengo de ella. 

—¡Qué alegría abuelo, mañana empiezo a trabajar con Fred! Estoy que no me lo creo —Abrazo a mi abuelo y lo lleno de besitos. 

—El que no lo cree soy yo Brisa. Como me dejé convencer de ti y pude convencer a Taylor. No puedo decirte nunca que no, pero si con esto te sacas de la cabeza a Frederick estaré más que satisfecho —Mi abuelito me mira con enojo. 

—Abuelo, desde que lo vi en mi fiesta de quince años no lo he podido sacar de la cabeza. No me importa lo que digan de él o la fama que tenga, para mí él es perfecto. Por eso necesito ser su asistente estos meses antes de asumir la presidencia para poder desencantarme de él —O para que él se enamore de mí. 

—Ay, mi niña. Recuerda lo que me prometiste. Que después de que asumas la presidencia te olvidarás de él y únicamente se verán para hacer las respectivas negociaciones de las dos empresas. También quiero que me prometas que nunca dejarás de ser tú misma, ni cambiarás por darle gusto a las personas, debes seguir siendo auténtica como siempre —Toma mis manos y me mira fijamente. 

—Si mi Abu, te lo prometo. Este tiempo será para aprender de nuestro principal socio comercial. Te quiero mi viejito —Lo vuelvo a abrazar. 

Llego a la empresa de Fred, es muy hermosa, está ubicada en el sitio más exclusivo de Londres “The City” es un edificio de 30 pisos, con toda la fachada de vidrio. Entro a la recepción para presentarme. La chica que veo en su gafete que se llama Erika me mira de la cabeza a los pies y le sonrío.

—Hola Erika, mi nombre es Brisa Storm y vengo para el reemplazo de la licencia de maternidad de la asistente de Presidencia —La saludo por su nombre y le doy mi mejor sonrisa. 

—Sí, eso me dijeron. La verdad esperaba a alguien… Mmm, diferente. Pero siga, vaya al ascensor. En el piso 30 están las oficinas del CEO, él ya llegó, espero que eso no te cause problemas —me da las indicaciones, aunque noto algo de incomodidad en su hablar. 

—Gracias Erika. Espero que seamos buenas amigas, si no es problema podemos almorzar juntas —Le propongo. 

—Claro… Bajas por mí y vamos a la cafetería de empleados —Su semblante se relaja y veo que es sincera en sus palabras.

—Ok, nos vemos entonces —Me despido y me dirijo al ascensor como me indicó. 

Llego al piso 30. Al salir del ascensor veo una gran sala de espera con un enorme ventanal que divide la sala de juntas de 2 oficinas.

Una dice presidencia CEO Frederick Taylor y en la otra dice director ejecutivo COO Daniel Tanaka. Cuando estoy dispuesta a tocar en la puerta de presidencia sale mi nuevo jefe y un apuesto señor de aproximadamente 30 años, alto de ojos negros rasgados, cabello lacio un poco largo, también negro recogido en una cola y con barba.

—Hola Fred, ¿te acuerdas de mí? Soy Brisa, Brisa Storm, tu nueva asistente. —Le doy la mano, pero me la deja estirada. 

—Señorita Storm, llega tarde. Hace 10 minutos debía estar aquí. Baje al 3.er piso, se presenta a la oficina de recursos humanos y pregunta por Nancy Logan. Ella le dará su gafete y le hará firmar el contrato. Sube con ella para que le explique sus funciones como asistente de Presidencia. Ah, y para usted soy señor Taylor. Puede retirarse —Sentí mi corazón apachurrarse con lo feo que me ha contestado, pero no soy de demostrar que algo me ha disgustado. 

—Okey —Solo contesto eso. 

—Hola linda. Me presento ya que el presidente de esta compañía no tiene los modales para hacerlo. Mucho gusto, Daniel Tanaka, pero me puedes decir Danny —Se presenta el ejecutivo que está con Fred. 

—Mucho gusto, señor Tanaka. Cuando lo conozca más le diré Danny. Con permiso, voy a recursos humanos y vuelvo —Me dirijo a donde me indicó Fred. 

Hoy fue un día muy agotador. Hice mi trabajo de asistente, de secretaria, de aseadora, de domicilio, de recepcionista, UFF. Todo lo que me decía Fred que hiciera lo hacía, pero no me quejo si con eso lo tengo cerca.

—Hola mi niña, ¿cómo te fue en tu primer día? —Me saluda el papá de Fred al llegar a la oficina. 

—Hola señor Taylor. Creo que bien. Hay mucho trabajo, pero no he podido estar en las juntas con Fred. Me tiene de un lado para otro —Me mira sorprendido cuando le digo, y sé muy bien por qué. 

—¿Cómo así? Tranquila Brisa, mañana estarás en las juntas. La idea de que estés aquí es que aprendas el manejo de las empresas —Punto para mí. 

—Gracias por lo que hace por mí. Ya es tarde, mi hora de salida ya terminó. Mañana nos vemos señor Taylor, espero de verdad poder estar en una junta. Hasta mañana —Me despido, agarro mi bolso y salgo corriendo. 

—Hasta mañana pequeña Brisa —Se despide y entra a la oficina de su hijo. 

—Hijo, ¿cómo es posible que no hayas tenido a Brisa en las juntas de hoy? —Entra mi papá muy enojado haciéndome reclamos. 

—¿Ya te fue con el chisme la mocosa? —Debió de encontrársela antes de entrar a mi oficina. 

—Frederick, mañana estaré acá temprano y en cada junta o firma de contrato espero ver a Brisa incluida. La idea es que aprenda como se hacen los negocios para asumir la presidencia en su empresa —Me explica de nuevo, algo que yo ya sé. 

—Tranquilo papá, a partir de mañana Brisa participará en las negociaciones —le digo para que quede tranquilo. 

—Eso espero —me responde y se va enojado. 

Llego a la empresa con mi “nuevo” bebé. Estoy ensayando su motor para poder ingresarlo a la subasta de fin de mes. Es un chevy clásico de 1957, le hice cambio de cojinería de lujo, frenos de disco y motor eléctrico GT. espero ganar en la subasta el 200% de lo que invertí.

Cuando me bajo del auto sale el portero don Manuel, y se queda mirando mi auto.

—Hola mónita. Ese auto me trae recuerdos, esta muy uvita. Así tenía mi abuelo, uno que cuidaba mucho. Le decía el cariño verdadero —Me dice mientras lo acaricia, recordando el pasado. 

—Ni se compra, ni se vende —completo la frase. 

—Pero lo tuvo que vender. Su negocio quebró y tuvo que salir del Chevy —Mira el auto con tristeza. 

En ese preciso momento llega Fred, baja de su limusina y se queda viendo mi auto.

—Señorita Storm, ¿es que su dinero no alcanza para comprarse un auto último modelo? —me dice mirando despectivamente a mi auto. 

—Hola Fred. Sí, pero mi dinero lo invierto restaurando autos clásicos. Es así como mi hobby y luego subasto a mis “bebés” en el “London Barn Finds”—Le explico, y sé que se asombra aunque lo disimula. 

—Interesante… A partir de hoy la necesito en las juntas que estén programadas y las firmas de contratos. La idea es que en estos 3 meses aprenda a hacer negociaciones. Espero que sepa que se debe hacer—Sube las escalas para dirigirse a la entrada del edificio. 

—¡Claro, que bien!

Salgo detrás de él y lo sigo hasta la oficina, pero en el trayecto no me dirigió palabra. Y si le hacía alguna pregunta me contestaba en monosílabos.

Veo que la niñita en menos de una semana ya se lleva bien con todos los empleados de la empresa.

Saluda a todos por su nombre, es bullosa para saludar, le gusta vestir de colores alegres, mantiene con unos audífonos puestos, canta a todo volumen cuando está en su escritorio, anda mascando chicle a toda hora y haciendo bombas.

Y ni que decir de las selfis que se toma en cuanto espejo ve y con las empleadas. Ya le he llamado la atención de todo esto, pero solo me ve, me pone ojos de Jordano y sigue en las mismas.

No la soporto, interrumpe mi paz, no veo la hora de que se largue a su empresa.

—Fred, ya me voy. Salimos varios empleados para un pub cerca. El Nicholson’s por si nos quieres acompañar. El señor Tanaka va a ir, es que vamos a celebrar mi ingreso en la compañía —Entra a mi oficina sin tocar a hacerme una absurda invitación 

—Señorita Storm, yo no asisto a esos lugares, pues no es mi ambiente. Que disfrute nos vemos el lunes —Le contesto tajante para que se vaya. 

—Que lastima Fred, me hubiera gustado compartir un rato contigo. Será para la próxima, el lunes nos vemos —Por fin se va.