Mei es una chica hermosa, haciendo referencia a su nombre. Es una dulce princesa con cabello rubio platino brillante y ojos azules como un diamante; conocida por su gran amabilidad y gentileza, es la luz de muchas personas y el orgullo de muchas otras. Mei fue abandonada por sus padres desde muy pequeña, pero por suerte para ella fue adoptada por una familia que le ha dado mucho amor y la convertiría en su heredera. La pareja no podía tener hijos, pero al instante quedaron encantados con la pequeña Mei, no solo por su hermosura, sino por su amabilidad y ternura que poco a poco fue mostrando; fué criada con inteligencia, amor y mucho cariño, pues, era la persona que algún día gobernaría. Todos tenían confianza en ella de que lo haría perfecto. La pequeña princesa siguió siendo la adoración de todos, era inteligente, estudiosa e incontables virtudes más. Muchas familias quisieron pedir su mano en matrimonio, pero para el padre de Mei no era de agrado, así que todos terminaron rechazados, ella por otra parte, aunque pensaba que era algo lindo, estaba concentrada en su futuro como heredera de la familia.
- Buenos días princesa, está listo el desayuno.- Dijo Liliana con una gran sonrisa.
- ¿Y papá? - Preguntó Mei al ver que no era su padre quien venía a despertarla.
- El señor tuvo que irse por unos asuntos pendientes.- Explicó Liliana.- Me pidió que le diera esto.- Dijo entregándole una pequeña cajita.
Mei aún con un poco de sueño, tomó la pequeña caja y miro lo que había dentro.- Es muy lindo.- No pudo evitar sonreir al ver el lazo que había dentro de la pequeña caja. Era un pequeño lazo de color amarillo y azúl, tenía un corte perfecto, combinaba perfectamente con ella.
- El señor estuvo preparando ese pequeño detalle con mucho cuidado para usted, la aprecia mucho.- Confesó Liliana con otra de sus sonrisas.
Mei solo se limitó a mostrar una brillante sonrisa.
- Es hora de ir a desayunar princesa. La señora está esperándola en el jardín.
- Muchas gracias Lily.
Luego de unos pocos minutos Mei fue a acompañar a su madre en el desayuno, quien la recibió con una sonrisa.
- Buenos días mamá.- Dijo la joven princesa con una sonrisa.
- Buenos días, cariño.- Respondió su madre con otra sonrisa, sonrió aún más al ver el pequeño lazo en la cabeza de su hija.- Te ves muy hermosa.
- Gracias.- Respondió su hija sonriendo.
- La princesa es muy hermosa, pronto tendrá también su propia familia, será muy emocionante y tierno ver un bebé de la princesa.- Habló Hannah sonriendo y emocionada.- Me pregunto si será pronto.- Dejó salir otra sonrisa.
Hannah al igual que Liliana, fueron unas de las pocas mucamas que cuidaron y ayudaron en el crecimiento de Mei. Hasta hoy en día la siguen cuidando y protegiendo.
- Un bebé de la princesa.- Se escuchó repetir a la madre.- Creo que también sería muy lindo.- Demostró una sonrisa.- Después de todo los años están pasando, me gustaría tener un nieto antes de morir.- Sonrió la dulce madre nuevamente.-
- Muchos amigos de la familia han querido pedir la mano de la princesa, pero su padre cree que ninguno es digno.- Mencionó Hannah riendo.
- ¿Mano? - Preguntó Mei curiosa.
- Así es, muchos amigos de la familia han querido presentarte a sus hijos, incluso desde que eras un niña.- Contestó Hannah.
- Por ahora es tiempo de concentrarse en otras cosas.- Respondió Mei con madurez y una ligera sonrisa.
- Ah, mi ilusión se rompió.- Dijo Hannah en susurro decepcionada, al parecer quería cuidar más niños.
- ¿Cuándo regresa papá?
- Está resolviendo unos asuntos con la familia imperial, creo que debe estar aquí en unos días.- Supuso su madre empezando apenas a desayunar.
Por otro lado estaba su padre, Roger, quien era un viejo amigo de la familia imperial, quien mantuvo distancia de cierta familia por la llegada de su hija.
- Es bueno verte nuevamente Roger.- Dijo el emperador.
- Igualmente Anastacius.- Respondió Roger mostrando una sonrisa.- Ha pasado mucho tiempo.
- Si, ha pasado mucho, me alegra saber que sigues siendo amigo de la familia.
- Por supuesto, bendiciones para la familia imperial.
- Oí que tienes una hija.- Mencionó el emperador observando la cara de asombro de Roger, ya que este no parecía esperarse hablar sobre eso.
- Si.- Dijo Roger.
- Eso es bueno, me alegra saberlo, quiero conocerla. Quiero conocer a la prometida de mi hijo.- Dijo Anastacius serio, su cara no podría transmitir más seguridad.
- ¡¿Que?! - Gritó Roger dejando caer la taza de té que tenía en su mano.
- No me digas que lo olvidaste Roger, nuestro acuerdo fue muy dejado en claro en el pasado.- Volvió a hablar Anastacius con cara de poco amigos.
Cuando el antiguo emperador murió, Anastacius heredó el trono y tomó cierta madurez en sus palabras y acciones, tiempo después de convertirse en emperador se enamoró perdidamente de una chica, tuvieron dos hijos, luego de ello Anastacius acordó con Roger que en cuanto él tuviera una hija, si ese era el caso, ambos hijos quedarían inmediatamente prometidos, siempre y cuando la joven tuviera la edad adecuada para casarse con su hijo. Roger aceptó con una sonrisa, para él sería un honor que su futura hija fuera la próxima emperatriz, pero para su sorpresa luego supo que no podía tener hijos, no dijo nada a Anastacius al respecto, hasta que después adoptó a Mei, esa niña que se había encargado de llenar de felicidad la vida de Roger y su esposa. Ya no estaba dispuesto a casar a su hija solo por estatus, así que se mantuvo alejado de la familia imperial para no arruinar el crecimiento ni el futuro de su hija. Tiempo después Anastacius se enteró que Roger tuvo una hija, se alegró de inmediato, sabía que el trono estaría seguro con ese compromiso.
- No mencionaste sobre su nacimiento.- Siguió hablando con expresión seria.- Pensé que éramos amigos.
- Ya veo.- Respondió Roger, no pudo decir nada más.
- Verás, Me estoy haciendo viejo.- Dijo el emperador bromeando un poco, al ver la cara de su viejo amigo.- Desde que Jannette murió mi hijo no tiene la mínima intención de contraer matrimonio por voluntad propia, solo quiero asegurar esta generación, además no quiero morir sin poder ver a mi hijo ser padre.- Rió Anastacius.
- Puedes buscar otra chica, Mei no está disponible.- Dijo por fin Roger.
- ¿Mei, eh?, ¿Ya está prometida?, ¿Casada o con hijos? - Preguntó el emperador con seriedad e ironía.
Roger Negó.- Pero tiene planes, es nuestra heredera.- Dijo de cierto modo un poco preocupado.
- Los planes de Mei tuvieron un destino claro incluso antes de nacer y usted estaba al tanto de todo.- Expresó Anastacius con razón.- Será la próxima emperatriz, y la madre del próximo heredero al trono después de mi hijo, no tienes de que preocuparte, gobernará de todas formas.
- Anastacius...- Quiso decir algo pero el emperador lo interrumpió.
- Te agradezco por mantener alejados a los insectos insoportables de su hija.- Dijo en un tono frío y expresión seria, para luego irse.
Pasaron algunos días y Roger regresó nuevamente. Le comentó lo sucedido a su esposa, sin embargo no tenían muchas opciones, tampoco querían entregar a su hija, Roger se sentía culpable de haber entregado a su hija incluso antes de nacer o conocerla, por eso no estaba dispuesto a comprometer a Mei, nunca lo hizo, hasta ahora había rechazado todas las propuestas de casamiento para Mei, pero esta vez dudaba poder escapar. Vieron como opción hablarlo con Mei, pero no serviría de nada, ya que está diría inmediatamente que si por solo proteger a sus padres.
Anastacius dejó que Roger lo pensará por un tiempo, sin embargo, al no recibir respuesta rápida su paciencia acabó.
Días después se reunieron nuevamente con el emperador, pero esta vez con la visita de alguien más.
- Es un gusto verlos de nuevo, Roger, Athanasia.- Dijo Anastacius saludando a la pareja que se encontraba frente a él.
- Bendiciones para la familia imperial.- Pronunció la pareja.
- Me alegra verlos, tenemos muchas cosas de que hablar.- Habló Anastacius.- Creo que ya están enterados del acuerdo de hace años así que no hace falta recordarlo.- Siguió diciendo con su rostro serio.
- Estamos enterados.- Respondió Athanasia.- Queremos que consideré el buscar otra chica, nos importan los sentimientos de nuestra hija, no vamos a comprometerla solo por estatus.- Terminó de decir Athanasia con seguridad y madurez en su voz.
- Me llena de alegría saber que aman la familia, por eso Roger aceptó muy orgulloso en el pasado.
- Reconozco que lo hice-. Habló Roger reconociendo su error.
- Sus problemas y sentimientos no son los míos, espero que todo se cumpla como ya lo teníamos acordado.- Anastacius tenía su expresión seria con la mirada fija en Roger queriendo decir algo-
- Roger y Athanasia asintieron.
Por otro lado se encontraba Mei, quien estaba sonriendo muy felizmente en un paseo en el lago.
- Me alegra que le esté gustando este paseo princesa.- Dijo Liliana.- Siempre fue muy fan del lago ¿No es cierto? A pesar de que cuando era una niña se cayó al agua.- Siguió contando para luego unirse a la risa contagiosa de Mei.
- Es cierto, esa vez estaba realmente asustada, por suerte papá estaba conmigo.- Contó.
Mei era una niña muy terca e inquieta, e insistió en volver al lago, su padre dijo que era peligroso así que fue sola. El hombre supo de la situación y terminó por echar a muchas sirvientas que en ese entonces estaban a cargo de cuidar a su hija.
- Los hijos de la princesa serán igual.- Mencionó Liliana.- Creo que en su momento serás una madre maravillosa, ama a los niños, también los corriges con amor y sabiduría, y ellos también la aman a usted.
Mei solo se limitó a sonreír, su sonrisa brillaba al saber que también podría llegar una persona instructiva para los niños.
Siguieron con su paseo hasta que cayó la noche. Al día siguiente, Roger y Athanasia volvieron, nunca tocaron el tema del matrimonio frente a Mei. Ya habían tomado una decisión, aunque la decisión no era de ellos, decidieron aceptar el matrimonio. El viejo sabio emperador no les daba opciones.
Ese mismo día llegó una carta de invitación a la familia, era una invitación al debut de la pequeña princesa de la familia imperial, Pannellope.
Pannellope es la tercer hija de la familia de imperial. Su madre murió dando a luz a Pannellope, sin embargo, es la pequeña niña del emperador. Estaba a punto de cumplir sus 13 años.
- ¡Hermano, hermano! Mira mi vestido.- Dijo Pannellope emocionada a su hermano mayor.
- Cariño, tu hermano está un poco ocupado hablando con papá en este momento, luego hablas con él ¿Si? - Intervino su padre.
- Está bien, puedo ir con ella.- Esta vez habló su hermano mayor, el primero en la línea, con madurez, mostrando una ligera sonrisa a su hermana.
La niña de ojos color rosa y cabello negro que brillaba, sonrió ilusionada y llena de emoción, llevándose a su hermano. Al padre no le quedó de otra más que suspirar.
- Hermano. ¡Quiero bailar mi primer baile con mi hermano! - Dijo Pannellope un poco acelerada esperando una buena reacción de su hermano mayor.- Quiero mucho al hermano, por eso deseó que él sea el primero con quién baile en mi debut, sé que estás ocupado y que no te gustan este tipo de eventos pero quiero bailar contigo hermano.- Expresó la pequeña.
Su hermano solo se sorprendió por las palabras de su hermana, luego solo se limitó a asentir.
- Si eso es lo que quieres, no me queda de otra.
- ¡Gracias hermano! - La pequeña saltó sobre él de toda la emoción que tenía.
Él no mostró emoción alguna.
- Te vez muy bonita con ese vestido.- Terminó diciendo.
Habían pasado tres días, era el cumpleaños de la pequeña Pannellope.
- Se ve muy hermosa.
- Será una princesa muy bonita, es muy tierna.
- La pequeña princesa es adorable.
Pannellope vio a su hermano salir y se le iluminaron los ojos de inmediato, estaba muy feliz de poder vivir ese momento.
- Te vez muy bien hermano, muy lindo.- Dijo la pequeña a su hermano mayor.
- También te vez linda.- Respondió su hermano demostrando una ligera sonrisa.- Es hora de irnos.- Extendió su brazo para que pocos segundo después fuese entrelazado con el de su pequeña hermanita.- Feliz cumpleaños.- Dijo mientras caminaban.
- Gracias.- Agradeció la pequeña iluminada.
Por otro lado Roger y Athanasia estaban en total silencio, era la primera vez que Mei veía sus caras tan pálidas.
- ¿Se encuentran bien? - Preguntó su hija preocupada.-
- No te preocupes cariño, tu madre y yo estamos bien.- Respondió su padre.
Mei iba a decir algo cuando comenzó a sonar la música, el baile ya había comenzado, era una canción lenta y muy bonita que sin darse cuenta se le escapó una risita, intentó ver quienes bailaban pero la multitud de personas lo hizo imposible, así que solo se limitó a escuchar la hermosa música hasta que esta llegó a su fin. La multitud se disminuyo, así que se acercó cuando vio una escena muy tierna, era una pequeña niña muy hermosa de cabello negro como la noche muy brillante y ojos de color rosa, estaba acompañada del emperador, su padre, que miraba a su hija con cariño y nostalgia de que esta estaba creciendo muy rápido, se quedó mirando la escena hasta que la música terminó nuevamente, iba a seguir observando cada baile, le emocionaba mucho, pero fue interrumpida por sus padres, estos al verla tan emocionada se miraron y sonrieron, su preocupación se fue por unos segundos, pero luego una voz los interrumpió.
- Roger, nos vemos otra ves.- Dijo Anastacius sorprendiendo a Roger y Athanasia.- Oh, ella debe ser Mei.
Mei solo se inclinó e hizo reverencia, era el emperador, el que hace un momento bailaba con su hija.
Los padres de Mei se le borró la sonrisa de sus caras al instante en que vieron a Anastacius, y este solo les sonrió.
- Necesito que me acompañen.- Dijo Anastacius a la familia de tres que se encontraba frente a él.
Roger y Athanasia se miraron nuevamente entre sí, no querían que su hija se enterará de esta manera que iba a casarse. Mei miraba a sus padres con preocupación, ambos estaban pálidos después de ver al emperador.
Iba a preguntar algo, pero sintió algo que jalaba su vestido, se volteó y vió una niña, tenía el cabello negro, ojos rosas y un vestido de color amarillo y diversos colores más, le quedaba muy bonito. La niña vio al señor que estaba frente a sus padres y salió corriendo hacia él.
- ¡Papi! - Dijo Pannellope muy tímida.
- Pannellope, Cariño.- Respondió Anastacius dándole una sonrisa encantadora a su hija.
- Papi, no encuentro a mi hermano.- Dijo en voz baja por su timidez.
Los padres de Mei solo veían la escena sorprendidos, El emperador de verdad tenía ese lado tan tierno delante de su hija. Mei siguió sonriendo viendo a la pequeña Pannellope, era una niña encantadora y muy tierna.
- Me retiro.- Se despidió el emperador de la familia que estaba en frente para volver con su hija.
- Bendiciones para la familia de Alger.
Mei vio que sus padres dieron un gran suspiro.
- ¿Seguros que están bien? - Ella siguió insistiendo.
- Estamos bien.- Respondió su padre.- ¿Bailamos, mi princesa? - Dijo extendiendo su brazo.
Mei sonrió ante su acción y fue junto a su padre, la multitud se reunió nuevamente, muy pocos sabían que Roger tenía una hija después de todo, todos quedaron encantados con la belleza de Mei, mientras su madre solo miraba la escena con ternura, luego de terminar la música iban nuevamente a sus lugares, pero se sintió otro suave jalón en el vestido de Mei.
- Yo también quiero bailar.- Dijo un niño con timidez.
- Claro, mi pequeño príncipe azul.- Le demostró una sonrisa llena de confianza y cariño, el niño también le sonrió con timidez y tomó su mano.
La escena fue admirada por todos con ternura, Los padres de Mei también observaron la escena, y una sonrisa escapó de ellos.
Por otro lado estaba el emperador, quien estaba siendo guiado por Pannellope.
- Cariño, ¿Adónde vamos? - Preguntó.- Papá tenía algo muy importante que resolver con unas personas.
- Lo siento papi, pero no encuentro a mi hermano.- Dijo Pannellope con voz tímida.
- Oh, cariño, tu hermano debe estar por aquí cerca, sabes que no le gustan estos eventos-. Respondió Anastacius a su hija dándole un pequeño beso en su frente.- Ya todos se están por ir, y es muy tarde, es hora de dormir, puedes hablar con tu hermano mañana, yo le avisaré que vaya a verte luego. Feliz cumpleaños.
La niña asintió obediente mente. Y su padre volvió nuevamente.
- Llévala de regreso.- Le ordenó a Félix.
- Cómo ordené señor.
Vió a su padre irse, mientras ella iba caminando con la cabeza baja, cuando tropezó con algo, o alguien, al instante movió su cabeza hacia arriba y se encontró con un chico con cabello negro, el chico era muy alto, supuso que debería tener la misma edad de su hermano mayor, el chico la miró por unos segundos, su cara tenía una expresión de sorpresa, hasta que Félix decidió hablar.
- Lo siento señor.- Se disculpó para luego seguir guiando a la niña.
- Lo siento.- Dijo Pannellope con un tono tímido y un poco de miedo. Ambos se alejaron.
- Feliz cumpleaños.- Dijo el chico en un susurro. Cuando Félix y Pannellope llevaban una distancia notoria de él.
Ya habían pasado varias horas, y todos estaban regresando nuevamente.
- Nos disculpamos por no poder hablar apropiadamente hoy.- Mencionó Roger despidiéndose.
- Tendremos mucho tiempo.- Anastacius habló con tono frío para luego irse.
Al día siguiente Mei fue a tomar el desayuno con Liliana y Hannah, también en compañía de Lucas, el encargado de proteger a la princesa desde que llegó al palacio, sin embargo, es como su hermano mayor. Cuando Mei llegó al palacio, ninguna de las mucamas querían tener la responsabilidad de cuidar a una niña, mucho menos con lo traviesa que era Mei, por eso solo Liliana, Hannah, Maazh y Diana se encargaron de ella, estas dos últimas fueron cambiadas de puesto por el padre de Mei cuando ella tenía 5 años. Por otro lado estaba Lucas, su madre trabajó también para la familia de Mei, pero después de muchos años de trabajar en el palacio, murió por una enfermedad crónica. Lucas comenzó a trabajar o eso parecía, para la familia después de la muerte de su madre, era muy pequeño para la espada en los primeros días, pero después de cumplir 14 años se volvió un experto con la misma. Aunque no la usaba, ya que era un mago después de todo.
Por la tarde Mei fue a estudiar junto a su padre, quien estaba ayudando con sus estudios desde que era una niña.
- Su majestad, llegó una carta de invitación.
- ¿Quién? - Preguntó Roger con expresión seria por haber interrumpido la clase.
- La familia imperial.
La cara de Roger cambio en un instante, parándose de golpe de la silla, al parecer el emperador quería reunirse, no quería tener que lidiar con problemas así que Roger y Athanasia eran los encargados de hablar con Mei sobre su compromiso. De pronto una gota de sudor comenzó a recorrer la mejilla de Roger, este cayó nuevamente sobre su silla, después de unos minutos solo salió sangre por su boca provocando que este cayera desmayado. Mei corrió a él en un instante.
Después de 13 días, Roger aún no había despertado, trajeron a los magos más expertos pero nadie lograba hacer que despertara, ni siquiera lograr saber que estaba sucediendo. La paciencia de Athanasia ya se estaba muriendo. Después de 36 días Roger abrió sus ojos.
- Al parecer fue usado para magia negra en el pasado.
Cualquiera que haya usado o use magia negra será quitado de su lugar y encarcelado, sin importar que lugar o estatus tenga. Al parecer el padre de Mei utilizó la magia negra en el pasado, pero no para dañar a alguien, sino con la intención de querer eliminar recuerdos, pero luego de eso llegó Mei y nuevamente revolvió todos sus recuerdos reemplazando los por recuerdos felices, pero para ese entonces ya la magia negra había sido utilizada.
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