Diana

Hola mi nombre es Diana León, tengo 24 años, mi sueño de toda la vida? Ser diseñadora de vestidos de novia, pero no cuento con los medios económicos para poder realizar mi sueño.

Hace un tiempo conocía a Marcus Smith, mi novio. Mi madre ha muerto hace 2 años, yo solo vivo con mi hermano menor y mi padrastro, quien no quiere que esté cerca de Marcus, él quiere casarme con su jefe, un señor que podría ser mi abuelo, pero que tiene mucho dinero, dizque para vivir sin preocupaciones el resto de mi vida. Mi hermano siempre ha intentado convencer a su padre; mi padrastro, que no me obligue a casarme con ese señor, que me deje ser libre, pero él nunca lo escuchaba y a veces hasta lo golpeaba, por lo cual le he pedido a mi hermano que ya no se metiera, pues no quería que el sufriera, es un buen chico. Por esta razón Marcus y yo hemos decidido mantener nuestra relación en secreto, él me ha propuesto matrimonio.

Dentro de una semana me casaré con el hombre que amo, y podremos vivir nuestro amor con toda libertad.

Yo vivo en un pequeño pueblito, donde la familia de Marcus tiene algunos negocios y un rancho, pero él vive en la ciudad, me dijo que cuando nos casemos, me llevará a vivir con su familia.

Yo estoy a punto de graduarme como enfermera universitaria, en verdad no me gusta esta profesión pero era el sueño de mi madre y por ella he decidido estudiar.

En este momento he salido de clases, ahora me dirijo hacia la cascada del río, donde suelo encontrarme con mi amado Marcus.

Al llegar, puedo verlo de espaldas a mí. Corro hacia él y lo abrazo. Puedo sentir como su cuerpo se tensa al oír mi risa.

- Diana, te he dicho mil veces que no me gusta que me hagas este tipo de bromitas - dice él volteando con el ceño fruncido, sus ojos negros están clavados en mí, parece molesto.

- Lo siento mi amor, solo me emocioné al verte eso es todo - respondí algo apenada.

- Está bien - responde él y besa mi frente.

- Estoy contando los días, para ser tu esposa - digo entusiasmada.

- Justo de eso quería hablarte cariño - dice él bajando la mirada, algo nervioso.

- Qué ocurre? Ya no quieres casarte conmigo? - pregunté asustada.

- No, no es eso mi vida. Es que ha ocurrido un problema con las empresas de mi familia en el extranjero y tengo que viajar a encargarme de eso y no podré estar el día que habíamos acordado en casarnos - dice tomando mis manos.

- Y entonces cuándo nos casaremos? - pregunto con la voz quebrada.

- Nos casaremos de todas formas, solo que no será una boda como las demás. Yo firmaré el acta antes de salir de viaje y luego enviaré al juez aquí para que firmes tú, así estaremos casados y estaremos juntos cuando yo regrese. Mientras tanto yo dejaré avisada a mi familia para que te reciban en mi casa, te lo prometo - dice él muy tranquilo.

- Marcus, es una locura, yo jamás iría a tu casa si tú no estás allí - digo confundida.

- Mi amor, ellos ya saben que me voy a casar contigo y se mueren por conocerte, de hecho mi madre quería que la boda fuera una gran celebración, pero yo la he convencido de que nos dejara a nosotros a nuestra manera - dice él con una sonrisa y de alguna manera me tranquiliza.

- Está bien, si tú lo dices - digo no muy convencida.

- Cuando regrese de mi viaje, nos iremos de luna de miel. Y por fin vas a ser mía, muero por ser el primer hombre en tu vida - dice él besando mis labios.

- Así será entonces - digo abrazando su cuerpo.

...

Finalmente llegó el día de casarme. Quizás no como lo había imaginado pero me casaría en fin.

Marcus se ha comunicado conmigo por teléfono para informarme que ya había firmado los papeles y que el juez vendría al día siguiente para que yo pudiera firmar.

Y así fue, finalmente me encontraba junto al juez en un pequeño restaurante del pueblo, mi mano temblaba pero al fin firmé los papeles y ahora ya estaba casada con Marcus Smith.

- Bien señorita, aquí tiene su acta de matrimonio. Ahora debo llevarla con la familia Smith por pedido del señor Marcus - dice el juez, era un señor de avanzada edad y me inspiraba confianza.

Entonces aproveché que mi hermano y mi padrastro estaban en el horario de trabajo para ir por mis cosas y escapar de casa. Le dejé una nota a mi hermano, contándole el motivo de mi partida y diciendo que estaría bien, que luego lo llamaría.

Diana

Ya va a ser de noche en unas horas, y hemos estado viajando junto al juez hacia la ciudad donde vive Marcus.

Hemos llegado, ya se podían visualizar los grande edificios, las calles, el tráfico y todo lo característico de las grandes ciudades.

Yo solo observaba a través de la ventana del coche, mientras el juez mencionaba algo sobre una dirección que le habría dado Marcus, de donde debíamos ir.

- Hemos llegado señorita, aquí es. Entremos, la acompaño - dice el juez.

- Deme un segundo, llamaré a Marcus para avisarle que estoy aquí - digo tomando mi móvil y marcando su número.

- Hola, cariño? - responde Marcus algo agitado.

- Hola amor, ya he firmado los documentos y ya tengo nuestro acta de matrimonio, estoy afuera de la que parece ser tu casa - digo algo nerviosa.

- Perfecto cariño, solo entra y diles que vas de mi parte, ellos sabrán que hacer contigo - responde Marcus y corta la llamada.

Me pareció raro, pero decidí seguir sus instrucciones.

El joven de la entrada nos dejó pasar, era una casa enorme con un gran jardín, de solo ver me ponía nerviosa, de seguro eran personas muy adineradas y yo me sentiría fuera de lugar allí. Marcus me había dicho que su familia tenía dinero pero no pensé que tanto.

En la puerta nos recibió una mujer mayor, dijo que era la ama de llaves y nos invito a pasar a la sala.

El juez le dijo que si podíamos ver al señor de la casa, y ella asintió.

- El señor Samuel viene en un momento - dijo y desapareció por uno de los pasillos.

-Buenas tardes, en qué puedo ayudarlos? - una voz nos distrajo, era un señor mayor, que vestía muy elegante.

- Señor Smith, soy el Juez Ricardo Fontana - dice él y ambos estrechan sus manos.

- Y usted jovencita? - dice volteando hacia mí.

- Soy Diana, Diana León señor - digo con voz inestable.

- Qué se les ofrece en mi casa? - dice él muy amable.

- Bueno, como ya le ha informado su hijo Marcus, he traído a su esposa aquí con su familia. Él ha dicho que ya estaban al tanto de todo - dice el juez con toda tranquilidad.

El señor Smith solo nos observa asombrado a ambos, y luego me mira confuso.

- Oí bien? Esposa de mi hijo dice ? - pregunta frunciendo el ceño.

- Así es señor, aquí tengo el acta de matrimonio - digo mostrando el documento.

- Qué ocurre? - la voz de una mujer resuena en el lugar.

- Dice que es la esposa de Marcus, y al parecer es cierto, aquí está el documento firmado - dice el señor.

- Es imposible, si es una broma, es de muy mal gusto, Marcus ni siquiera tiene novia y mucho menos se casaría - dice la mujer observándome.

- Lo siento, ella es mi esposa Eva - dice el señor, presentando a la mujer, ella solo nos observa y asiente una vez.

- Samuel hay una sola manera de salir de dudas, llama a mi hijo, debe haber una explicación para todo esto- dice la mujer con voz dura. El hombre sin decir una palabra camina por el salón hasta desaparecer por un pasillo.

Mi corazón se comenzó a acelerar y empezaba a ponerme nerviosa.

- Se... Señora yo sé que parece imposible, pero su hijo me dijo que nos casaríamos antes de que él se fuera de viaje, de hecho él firmó los documentos antes que yo. Acabo de hablar con él por teléfono y me dijo que ustedes me estarían esperando - digo con mi voz a punto se quebrarse.

- De qué hablas papá? Yo no tengo ninguna esposa, qué clase de broma es esta? - la voz de un hombre retumbaba, pero no era la voz de Marcus, esta voz era mas gruesa y tajante.

- Mírala, es ella y tiene un documento firmado por ti, donde dice que es tu esposa - dice Samuel señalándome.

De pronto, frente a mí apareció un joven, con rasgos muy similares a los de Marcus pero claramente no era él. Tenía ojos negros, con cejas y pestañas abundantes, pero era quizás un poco mas alto y lucía algo mas joven, también por un momento cruzó por mi mente la indecente idea de decir que es mas guapo que Marcus.

Él solo me miraba a los ojos sin decir una palabra.

Diana

- Quién eres? Y por qué estás diciendo que eres mi esposa? Ni siquiera te había visto antes en mi vida - dice él con odio hacia mí.

- Lo siento, yo estoy buscando a otra persona. Busco a Marcus Smith. Su familia tiene una agencia de automóviles, tienen una pequeña sucursal en mi pueblo Laguna del Valle y también tienen un rancho, allí yo lo conocí, él dijo que estaría fuera unos días por trabajo, y que yo me quedara con su familia, pero hubo un error, lo siento - me disculpo apenada y con lágrimas en los ojos, mi corazón va a salir de mi pecho, no puedo creer lo que está ocurriendo.

- este es mi hijo Marcus Smith, y sí, efectivamente tenemos una sociedad con una pequeña agencia en Laguna del Valle y también un rancho, pero quien estaba encargado de ese negocio en los últimos 10 meses no era Marcus, sino Mauricio, mi hijo mayor. Pero él regresó a Italia, donde vive desde hace años - explicó Samuel.

- Mira, él era el muchacho que conociste? - pregunta Eva, enseñándome una foto en su celular, donde sale ella y Marcus, o mejor dicho, ahora Mauricio.

- Sí, es él - digo soltando un sollozo.

- Maldito desgraciado - dice Marcus en un susurro.

- A ver señor, usted es juez. Puede explicarme cómo ocurrió esto? - dice Samuel.

- El señor Marcus...Perdón el señor Mauricio me contactó para pedirme que los casara a él y a su novia, le dije que era complicado lo que pretendía pero me suplicó y dijo que era algo urgente, entonces le pedí toda la documentación requerida, y cuando me presentó los papeles, parecía estar todo bajo control. Si quiere podemos revisar el acta, es original - dice el juez.

- Por favor, pase al despacho, me urge aclarar esto - dice Marcus. Él, Samuel y el juez, parten hacia el despacho.

- Ven muchacha, te daré un poco de agua, te ves muy alterada- dice Eva, que me mira con compasión.

Caminamos por la gran casa hacia la cocina, allí le pidió a una de las sirvientas que me diera un vaso con agua.

- Lo siento - digo entre sollozos.

- No sé que decirte, aún no puedo creer que mi hijo haya hecho algo así, debe haber alguna explicación. Ven, vayamos al despacho a ver de qué están hablando - dice ella tomandome del hombro.

Al entrar al despacho, vi a Samuel sentado en un sillón de cuero, el juez frente a él sosteniendo unos documentos y Marcus con las manos apoyadas sobre el escritorio, y la mirada fija en el piso.

- Qué ocurre ? - pregunta Eva.

- Al parecer Mauricio ha usado la identidad de Marcus para hacer esto, ha falsificado sus documentos y su firma - dice Samuel.

- Ay no puede ser. Pero siendo así, pueden pedir la anulación del matrimonio - dice Eva.

- Eso es imposible - dice el juez.

- Cómo que imposible? - dice Marcus.

- Sí, su firma fue falsificada, él tiene derecho a pedir que sea anulado - dice Samuel.

- Lo siento pero no, Mauricio me entrego un documento en blanco con su firma, y me ha pedido que prepare una especie de contrato matrimonial, donde dice que deberán estar casados por 6 meses sin la posibilidad de anulación, cumplidos los 6 meses podrán divorciarse - explica el juez.

- Eso es una locura - dice Eva.

- Es un maldito hijo de perra - dice Marcus y azota contra el piso un adorno de cristal, que vuela en mil pedazos.

- Pero fue una firma falsificada señor - dice Samuel.

- No, no lo fue papá. Yo firmé ese maldito documento en blanco, yo ese día tenía prisa y el desgraciado de Mauricio se aprovechó, me dijo que le firmara unos documentos en blanco que él se encargaría del resto, dijo que sólo eran unos documentos que debía presentar en el banco. Yo confié en él papá, era mi hermano y ve lo que me hizo. Juro que lo mataré! - grita Marcus y sale a toda prisa del despacho, chocando contra mi hombro y haciendo que casi caiga al piso.