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De Todos Modos Me Iré Al Infierno

Capítulo 1 ¿ Por Qué Tardaste Tanto ?

Capitulo 1 ¿ Por Qué Tardaste Tanto ?

Tirada en una sucia calle, un final patético para una vida patética. Siento deseos de reírme pero un intenso dolor en mi abdomen me lo impide.

Escucho sirenas y veo personas de pie alrededor mio. Sus miradas son de pena y lastima. Conozco bien esa clase de miradas, pero alguien no me ve así.

Es una joven mujer cargando una niña de unos dos años en un brazo y con su otra mano sostiene a otra niña de unos cinco años. Se parecen mucho, es obvio que es la madre de las niñas (y es la que discutía en el celular), la observo llorar mientras se acerca a mi se agacha y me dice:

- Gracias.

Solo puedo mover mi cabeza asintiendo, la niña mas grande me sonríe y noto sus ojos hinchados y rojos. Hay una inflamación en su mejilla izquierda y su labio inferior roto y sangre salpicada en su playera rosa,

La madre se incorpora de mi lado, da unos pasos en reversa sin dejar de mirarme y se pierde entre la gente que se arremolina a mi alrededor. Las sirenas se escuchan mas cerca y pienso como termine en esta situación.

Si le preguntan a cualquiera que me conozca les dirá sin dudar que el último calificativo que les vendría a la cabeza sobre mi seria valiente, todo ocurrió hace una hora aproximadamente. Me dirigía a una panadería. Me había ido bien con las ventas esa semana y me quería premiar con un pastel.

Antes de llegar note una furgoneta oscura que se estaciona adelante de mi. Instintivamente sujeto con mas fuerza mi bolso.

Están construyendo la pared de una casa, ocupando parte de la banqueta, razón por la cual me veo en la necesidad de pasar pegada a la furgoneta.

Noto de reojo dos hombres en ella, camino mas rápido solo para darme cuenta que la furgoneta me vuelve a pasar y se estacionaron unos diez metros mas adelante de la panadería a la que voy. Entro al negocio y me quedo viendo a través de los ventanales con curiosidad, dándome cuenta que nadie sale del vehículo, pienso que he visto demasiadas películas de espías.

Escojo un pastel e intercambio unas palabras con la cajera. Cuando pago al salir golpeo en la puerta con una joven que sostenía una acalorada discusión en su celular.

Solo me mira molesta y siguió en su pelea. Camino unos pasos y es cuando lo noto. La puerta de la furgoneta esta abierta y un hombre habla desde el asiento de atrás a un par de niñas que están paradas a mitad de la banqueta.

Ellas parecen muy entretenidas con lo que él les dice. Miro a todos lado en busca de sus padres y no noto a nadie. Cuando volteo. la escena ha cambiado drásticamente.

La niña pequeña esta dentro de la furgoneta y la mayor corre, cayendo sobre su cara. Su grito me llega al alma. El hombre rápidamente la levanta y la mete al vehículo.

Solo acierto a correr y alcanzo a subir medio cuerpo a la furgoneta y jalo el brazo del tipo que tiene a la niña mayor. Esto desconcentra al chófer que ya había arrancado. Con el acelerón yo caigo fuera medio cuerpo pero sigo agarrada del brazo.

Escucho gritos. El chófer volantéa para ver si así caigo en ese momento no lo note pero me habían arrastrado varios metros.

El tipo empuja a la niña al interior de la camioneta y ya con los brazos libres, me empuja. No sé como pero mi blusa tejida se había atorado con los botones de la manga de su camisa, así que no me podía zafar. Sabia que me iba a botar. Sentí un puñetazo en el pómulo pero mis manos apretaban con toda mi fuerza de su brazo.

Sabia bien lo que les pasaría a esas niñas si las secuestraban. No note la velocidad con que la furgoneta cruzo una avenida teniendo semáforo rojo, provocando así una colisión. Salí despedida junto con el secuestrador.

Así es como termine tirada en la calle. Bueno al menos hice algo bueno al final de mi vida. Tal vez eso me sume puntos con el de arriba.

Y es entonces cuando la vi pasar de izquierda a derecha. Prácticamente pasa sobre mis piernas pero no siento dolor. La observo mas detenidamente, es como una neblina gris y transparente que se va tornando mas oscura, solidificándose, formando una figura humana. Pero es muy alta y delgada. Los brazos muy largos caídos a los costados. Parece que trajera una túnica y en donde debería estar su rostro no se ve mas que oscuridad. Noto algo a su espalda como un enorme bulto. No sé que es.

Un paramédico llega en ese momento y mueve mi brazo izquierdo. No puedo evitar hacer un gesto de dolor y un sonido casi gutural sale de mi garganta, al tiempo que escucho decir en voz alta a los mirones que se retiren.

Noto mas movimiento de personas. Son policías. Escucho que preguntan si alguien vio lo qué paso. Vuelvo mi mirada al paramédico a mi lado izquierdo y escucho:

- Señora va a estar bien, no intente moverse.

Intento hablar y es cuando noto un intenso sabor metálico en mi boca y un liquido viscoso sin duda sangre. Muevo mi mano derecha y siento estar en un charco tibio y pegajoso. Levanto mi mano y veo mi sangre escurrir. Quiero gritar pero el dolor es muy intenso y no puedo.

Miro a mi lado derecho y la veo ya totalmente formada. Alta, esbelta e imponente. La Muerte. Sé que debería de estar aterrada por su presencia pero en realidad siento mucha paz. Intento hablar pero apenas puedo jalar aire a mis pulmones, es como si un elefante estuviera sentado en mi pecho.

Lo intento una vez mas y esta vez le logro decir:

- ¿ Por que tardaste tanto ?

Mientras miro fijamente a La Muerte noto que se mantiene totalmente rígida a mi lado, así que le sonrío con gratitud. En ese momento noto que inclina su cabeza muy rápido como sorprendida.

La voz del paramédico a mi lado izquierdo me distrae.

- Lo siento señora el trafico nos impidió llegar antes.

- No importa. Alcanzo a contestar casi como un suspiro.

Noto que una camilla a sido colocada a mi lado, miro al cielo y veo grandes nubes oscuras que amenazan con lluvia.

Para mis adentros me rio y pienso “pues claro que más se puede esperar en el último día de tu vida si no un cielo gris”. Cerré mis ojos y comienzo a escuchar voces en mi cabeza:

- Debí abortarte

- No te queremos

- Te voy corregir, aunque te mate

- Eres tonta

- Eres fea

- Tú lo hiciste

- No queremos jugar contigo

- ¿Por qué no eres como tu hermana?

- Las chicas no pueden hacer eso

- Sabes lo que le gusta a tío

- No moleste

- Vístete como las demás

- Estas gorda

- Nadie te va a creer

- Tú no puedes

- Conocí a alguien más

- Claro que puedes confiar en mi

- ¿Ya te viste al espejo?

- Somos familia, claro que te pagare

- Ya no te necesitamos

- Soló callate

- Ni eso puedes hacer bien

Basta. Basta. Basta. No más. No más. Eran voces de mi pasado. Familiares, compañeros de escuela, maestros, parejas, compañeros de trabajo, jefes. Sacudí mi cabeza esperando que desaparecieran.

Había escuchado que en los últimos momentos de vida, esta pasaba ante nuestros ojos. Así que a eso se resumía mi vida (sentiria lastima por mi misma pero ya no tenia caso). Ya solo pensé, Dios recibe mi alma y perdona mis pecados.

El dolor me volvió a la realidad. Nuevamente abrí los ojos solo para encontrar a La Muerte aún a mi lado, y pude darme cuenta de lo que creí que era una enorme mochila, en realidad eran unas enormes y majestuosas alas que se expandieron. Eran de plumas negras.

Yo aún no podía ver su cara pero sentía su mirada sobre mí como si escudriñara mi alma. Note que su brazo hizo un muy rápido movimiento hacia mi. Claramente escuche el aire siendo cortado. Cuando me toco en el pecho sentí que algo me jalaba desde adentro hacia fuera y me llene de paz y tranquilidad.

Aún alcance a escuchar la voz del paramédico como si estuviera muy lejos,

— “ya no la muevan a la camilla, ya falleció”.

Capítulo 2 Tariff y Mors

Capitulo 2 Tariff & Mors

Siento aire pasando a mi lado. No, más bien pasan ráfagas de aire a través de mi. Es extraño. No puedo abrir los ojos.

De pronto todo se vuelve silencio y el aire cesa. Ya puedo abrir los ojos pero no veo nada. Todo es oscuridad a mi alrededor.

Por mas que lo intento no distingo nada. ¡Rayos! Donde esta el túnel y la luz al final del mismo

- Hola, ¿Hay alguien? ¡Holaaaaa!

Nada. Ni un sonido. Empiezo a caminar y es cuando lo noto. No estoy de pie. Es como si flotara o estuviera en una alberca.

Puedo moverme. Soy muy ligera. No siento el piso. Siempre me gusto nadar, así que esta sensación me gusta y me empiezo a mover haciendo giros y mi cuerpo por inercia continua girando. Intento una pirueta como las que he visto a las gimnastas profesionales hacer en la televisión. Increíblemente lo logro (estoy feliz).

Y es cuando me doy cuenta de que no siento ningún dolor y curiosamente tampoco miedo a pesar de que todo lo que me rodea es oscuridad y aun cuando no veo a nadie no me siento sola, tengo la sensación de estar protegida.

En este momento no me importa nada. Continuo haciendo piruetas y brincos como si tuviera cinco años.

- Si ya terminaste de brincar como una chiva, ¿podrías venir?

La voz que escucho resonó fuertemente. Freno de inmediato mis brincos y busco de donde proviene la voz.

Entonces comienzo a notar una tenue luz a unos veinte metros de mi. La luz rápidamente se hace mas intensa.

Yo me acerco de inmediato y me detengo a unos dos metros. El lugar se ve mas claro también, y en unos pocos segundos ya puedo ver claramente la figura.

Mide al menos un metro ochenta, de unos veintitantos años con rasgos asiáticos. Tiene el cabello largo y negro hasta media espalda y trae una media coleta. Su rostro es pacifico. Frente amplia con unas cejas rectas y sus ojos son rasgados y de un color dorado con vetas verde. Sus pómulos podría considerarlos normales, pero tiene pecas cafés dispersas en la parte superior de sus mejillas y nariz que le dan un aire infantil. Curiosamente su nariz muestra en el tabique lo que seria una protuberancia, resultado de una fractura vieja, sin duda. Su boca es mediana de labios delgados. Su mentón termina en una leve punta. Me recuerda una almendra la forma de su rostro. Viste algo como un palazzo azul, pero trae algo así como trozos de tela sobre el mismo.

En pocas palabras es hermoso. Si me dijeran que es una mujer lo creería. Luce algo andrógino y tiene un suave aroma a flores.

- Si ya terminaste de admirarme pon atención.

¡Merde! , es una palabra que utilizo desde pequeña. Bajo la cabeza apenada. Tan obvia fui. Él había estado viendo algo como una tablet y creí que no se daría cuenta de como lo observaba.

- Disculpe, no fue mi intención incomodar.

- Lo se, no importa. Soy Tariff y estoy a cargo de tu balance.

Su voz es clara e imponente. No noto ningún acento. Me siento muy pequeña en su presencia.

Me doy cuenta de que el lugar donde me encuentro ya esta mas iluminado y observo que no hay paredes o techo.

De pronto fija su mirad atrás de mi pero como un metro mas arriba de mi cabeza.

Tariff - ¿ Aún sigues aquí Mors ? Yo me ocupo.

Volteo a a mirar a quien le habla y es cuando la veo.

Es La Muerte, y la llamó Mors. Ahora que estoy de pie a unos metros de ella me doy cuenta de que debe de medir al menos unos tres metros. Intento mirar su cara y solo veo oscuridad.

Así que estuvo todo este tiempo aquí. observo que se da la vuelta y comienza a alejarse lentamente. Trago saliva y digo en voz alta:

- Espera. Muchas gracias por traerme y quedarte a acompañarme.

Noto que se detiene un momento al escuchar lo que le digo pero no voltea. Extiende sus alas y luego se aleja un poco más y se va, desapareciendo.

Volteo a mirar a Tariff y noto que me mira por primera vez. No es que no me viera antes, solo que me había mirado con indiferencia casi como si no estuviera.

Ademas de que había estado ocupado revisando lo que considero una tablet extraña.

Tariff – Obviamente ya notaste que estas muerta, así que ahorrémonos el llanto que no estoy de humor, no puedes regresar.

- Ok. Respondí rápidamente y con un tono alegre.

Tariff me volvió a mirar por un segundo con curiosidad y luego noto que se queda mirando a un lado fijamente y esboza una leve sonrisa.

Tariff - ¿ Vas a presentarte ?

Miro hacia donde dirigía la mirada Tariff al tiempo que escucho una risa baja casi gutural, me produce un escalofrío en todo el cuerpo y noto como se materializa.

Es un hombre alto de unos treinta años muy blanco. Cabello castaño. Su melena, algo rizada, parece cortada a diferentes largos. Le llega hasta arriba de los hombros y algunos mechones caen sobre su cara sin cubrirla. Sus cejas son anchas, tupidas y oscuras.

Sus ojos son azules como un zafiro. Tiene unas largas y rizadas pestañas. Una nariz recta con una boca carnosa y rosada. Mandíbula rectangular y la barbilla partida. Un cuello algo largo y musculoso.

Me parece curioso como viste botas cafés, pantalón de mezclilla, una camisa de vestir clara y un abrigo largo café. Parece que lo hubieran sacado de un anuncio de modas. No puedo evitar sentirme intimidada y atemorizada por su presencia, pero al mismo tiempo, siento algo familiar.

Él se acerca sonriendo a Tariff. ¡¡ Diablos !! Tiene una sonrisa que derretiría un iceberg. Él ya se encuentra a lado de Tariff y puedo notar que es unos diez o quince centímetros mas alto.

- Amigo, nunca puedo sorprenderte.

Tariff – Claro este es mi dominio, bastante hago con recibirte y deja de llamarme amigo, no lo somos.

- ¡Ja ja ja! Vamos, tan gracioso como siempre.

Sé que Tariff lo dijo con cara seria y su tono es de fastidio, pero parecen un par de viejos amigos solo molestándose.

Él toma la tablet de Tariff y la revisa. Escucho que hablan algo entre ellos, pero es un idioma que no reconozco. Parece que el modelo intenta convencer a Tariff de algo pero este mueve la cabeza indicando un no repetitivo.

De vez en cuando voltean a verme y señala la tablet mostrando algo. Me recuerda a esos niños que en el supermercado intentan convencer a sus padre que les compren un juguete y brincan alrededor de ellos.

Yo solo miro y me siento más ansiosa mientras rasco mi muñeca nerviosamente. De pronto veo a Tariff levantar las manos como en gesto de rendición. Ambos voltean a verme directamente.

Tariff – Tal vez es tú día de suerte, Helen.

Tarif - tarifa en árabe (solo que le aumente una f)

Mors - muerte en latín

Capítulo 3. El camino al infierno esta lleno de buenas intenciones

Capitulo 3 El camino al infierno esta lleno de buenas intenciones

Helen - ¿ Mi día de suerte ?

Pienso "Acabo de morir de manera horrible y dolorosa". ¿ Acaso no lo notaste ?

Escucho la risa del que parece modelo (y siento escalofríos)

- Te dije que tenia un sentido del humor negro

Tariff – Y mucho sarcasmo

Mientras me mira serio. Merde! ¿ saben lo que pienso ?

Empecé a sudar frio, esto se ha puesto aun mas incomodo. Entonces saben todo lo que he estado pensando de ellos.

Helen - Disculpen, no fue mi intención incomodarlos.

Tariff – Te presento a Hacham. Es un demonio de quinta categoría y antiguo dios de la guerra.

Hacham – De tercera. Terceeera! No me rebajes la jerarquía. Y recuerda que si me degradaron fue por tú culpa, ángel de pacotilla.

Tariff – ¿ Mi culpa ? ¿ De quien fue la brillante idea que nos puso en esta situación ?

Hacham – Todo habría salido bien si hubieras hecho tu parte, pero no!

El angelito quiso quedar bien con el jefe. ¡ Lame traseros !

Mirar como discuten me resulta un poco divertido.

“¡Rayos! Ya búsquense un cuarto”. Apenas acababa de terminar de pensar eso cuando ambos callan y me miran.

¡ Merde ! Olvide que saben lo que pienso. Siento que mi cara arde y pienso “disculpen”.

Hacham – Lo vez, hasta la asinus se da cuenta que estas muy tenso y necesitas un poco de diversión.

Al decir esto le sonríe de manera seductora. Levanta una ceja mientras acerca su rostro al rostro de Tariff, que lo empuja a un lado, molesto.

Tariff - Eso no va a pasar ni hoy, ni nunca.

Hacham - Claro que no va a pasar . . . De nuevo.

Lo último se lo dice a Tariff en el idioma en el que entre ellos se comunican y le dedica una sonrisa de burla.

¿De nuevo? . . . Sí, pero esa es otra historia.

Tariff – bien Helen. he revisado tu historia de vida y ciertamente tu infancia y juventud es triste y el resto solo es mediocre.

Tus años de formación con una familia abusiva fueron difíciles pero no es justificación para haber desperdiciado tus dones.

Helen - Qué dones ¿ de qué habla ?

Tariff – Te explico Helen, cuando las personas son enviada al mundo a vivir sus vidas se les asignan habilidades o dones que les ayudaran para desenvolverse en el mundo humano y tú fuiste afortunada de recibir importantes.

Helen – No comprendo ¿ a qué se refiere ?

Tariff - ¿ Qué no comprendes ?

Noto que Tariff denota molestia en su voz, al tiempo que mira a Hacham con enfado.

Tariff – ¿ De veras, ella ? Tengo personas con I.Q. superior a 160 en la fila, puedo darte cinco.

Hacham - Tranquilo, yo me ocupo (al tiempo que le quita la tablet). Veras Helen, aunque no lo creas tuviste habilidades que pocas veces usaste o nunca y que te habrían conseguido una vida cómoda o algo feliz, por ejemplo, tu observación y algo de manipulación en conjunto y bien aplicadas pudiste lograr que algunas personas hicieran lo que tu hubieras querido, y, si a eso le aumentamos tu sensualidad pudiste ser la Cleopatra de este tiempo.

Helen – Mi “sensualidad”, como tu la llamas, solo me acarreo problemas y dificultades desde niña y me jodió la vida desde preadolescente.

Hacham – Por que no supiste manejarlo y tu madre cagasantos y sus reglas morales solo reforzaron la idea de que todo era pecado, que debías ser una buena y sumisa persona y la vida te recompensaría.

¿Pues que crees? Eso es una estupidez. Solo pasa en las novelas. Nadie te va a dar nada.

Lo que quieras tendrás que conseguirlo por ti misma trabajando, manipulando o robando.

Helen – ¿Crees que no lo sé?

Hacham – Lo sabes ahora que ya eres vieja, que ya no te sirve de nada y que ya te diste cuenta que la vida o Dios no te recompenso por ser un tapete.

Tariff – Basta ya. Helen mi trabajo aquí es decidir a donde deben ir las almas humanas al terminar sus ciclos de vida dependiendo de sus acciones en vida y aunque tu fuiste una buena persona no destacaste particularmente en nada, así que a ti te corresponde el limbo.

Helen – ¿Qué? Pero, pero usted lo acaba de decir, fui una buena persona.

Tariff – Si, pero no fuiste una excelente persona. ¿Sabes lo que Dios mas detesta? Bueno, una de las cosas que mas detesta es el desperdicio e indolencia.

Les dio el mundo a los humanos. ¡Los elevó! ¿Y que hacen ustedes con sus obsequios? Nada.

Sus vidas, tristes o injustas o como sean, son solo resultado de sus decisiones.

No puedes culpar a los demás, en especial a tus padres y familia y llegar aquí esperando un trato especial.

Agacho la cabeza. Me duelen sus palabras, pero reconozco que tiene razón. Muchas veces a lo largo de mi vida preferí dejar que otros pasaran sobre mí.

Me calle y fingí que no me importaba que se aprovecharan de mi si así me sentía parte de un grupo o que me querían, o para no sentirme rechazada y sola.

Hacham – No quieres ir al limbo, créeme. Es un lugar miserable que te ahoga día tras día y puedes estar por años, incluso siglos.

Te quita tu humanidad, te enloquece.

Sentía una gran opresión en el pecho. Y yo que creí que mi día no podía ser peor. Entonces recordé.

Helen – Pero morí salvando a un par de niñas, eso debe valer algo.

Hacham y Tariff se miraron y el primero dibujo una gran sonrisa.

Tariff intento disimular la suya, pero Hacham soltó una sonora carcajada contagiando a Tariff. Pronto los dos reían sonoramente.

“¿ Qué rayos pasa aquí ?” Tariff ya se estaba calmando.

Tariff – Te voy a explicar.

Hacham – No, no por favor permíteme que le explique la situación. Veras Helen, ciertamente hiciste algo que a simple vista es noble y heroico pero . . . No. Existe en el cielo un departamento de predestinación el cual se ocupa de preparar situaciones en la tierra para que ocurran y el “secuestro” de esa niñas era uno de esos eventos.

Helen – ¿ Qué? ¿Ustedes planeaban que secuestraran a esas niñas?

Hacham – Nosotros no, el departamento de predestinación, presta atención.

Tariff – Existen eventos en el mundo que ocurren al parecer de manera fortuita, pero que desencadenan un hecho importante y positivo para un grupo de personas o cambios incluso a nivel global.

Por ejemplo el “secuestro” y tú, lo arruinaste. Ciertamente esas niñas iban a ser separadas de su madre, la cual esta empezando a usar drogas y se niega a darle la custodia al padre, que por cierto era el hombre de la camioneta.

El plan era llevarse a las niñas a París. Ya había contratado una joven muy parecida a la madre para que viajara con ellos con el pasaporte y documentación (que previamente le habían robado). Las niñas tendrían una buena vida.

La mayor conseguiría una beca en la Sorbona donde estudiaría medicina y luego una especialidad en hematología, y unos años después lograría curar la leucemia. Y sus investigaciones darían pie a la cura de otros tipos de cáncer.

La pequeña iba a ser maestra de secundaria e inspiraría a generaciones de profesionistas, en especial a uno que seria el próximo Steve Jobs.

Ahora el padre y su hermano que es el que manejaba pasaran muchos años en la cárcel.

La madre se perderá en las drogas al igual que la hija mayor y la menor se suicidara a los diecisiete años.

Me equivoque. Si podía ser un día peor. Jodí el destino a lo grande. Claro que merecía ir al limbo, pero tuve una duda.

Helen – Entonces ¿ no existe el libre albedrío ?

Tariff – Claro que si. Ese es el más grande regalo que Dios les dio. La predestinación son líneas en el destino. No son perfectas ni exactas. Muchos factores pueden cambiarlas, simplemente orientamos y apoyamos sin interferir directamente.

Acham - Demonio de orden inferior, que gusta del pan (incluí la H)

Merde - Mierda en francés.

Gracias por sus likes y votos 😊

Asinus - Tonto en latín.

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