Frente al espejo, observaba su imagen, y la de su hermana arreglando su cabello, mientras que en sus pensamientos, ella no podía evitar recordar a sus padres. En ese momento, sintió una punzada en su cabeza.
- Hayyy, Mina! Por Dios, que estás haciendo a mi cabeza! - Exclamó Melia, sobando su cráneo.
Mina sonrió. No le iba a confesar a su hermana que lo había hecho a propósito. Ella había observado lo distraída que estaba Melia. La sonrisa que la caracterizaba se había apagado, los párpados de sus ojos estaban decaídos.
Habían pasado trece años desde que habían fallecido sus padres. Pero Mina sentía que su hermana no lo había superado. En los días antes del aniversario de su muerte Melia solía entristecerse.
Era ese el principal motivo por el que había hecho bajar a su hermana de la montaña sagrada para que se pasaran unos días con su tía Ramelia. Que Melia se distrajera, era su objetivo.
- Por qué, por qué... Por qué tengo que ponerme este estúpido vestido, y estos adornos metálicos en la cabeza... Mírame!... Es la ropa que suelen usar las damas de los cinco reinos... - expresó Melia haciendo gestos con su cara.
- Bueno... mmmm... Yo tampoco sé mucho Melia . Lo único que sé, es que tía
me dijo que está noche, íbamos a recordar las normas de los reinos que nos
enseñó cuando éramos niñas...
- No puede ser... En serio? No. No puede ser. Esto va a ser agotador... No quiero, no quiero, no quiero... -contestó bajando su rostro y colocándose la mano en la cara en señal de fastidio.
- No te preocupes Meliá... No es tan malo... ¡Es solo una cena, Por Dios! No seas tan dramática hermana... Hagámoslo por tía Ramelia... Ella, tal parece, que tiene unos invitados de uno de los cinco reinos... Contestó Mina con algo de diversión en su tono, mientras sonreía, tratando de
animar a su hermana.
*********
- No te preocupes... Todo va a salir bien... Vas a ver como las gemelas se van a comportar de acuerdo a la ocasión... Ya instruí a Mina para que me
ayudara a que Melia tuviera el adecuado comportamiento... - dijo Ramelia a su esposo.
- Ramelia, tú conoces a Melia. Ya sabes que ella no se anda con rodeos para expresar lo que piensa... Es tan... Salvaje... Crees tú que realmente se pueda someter... - Le contestó Kroner frunciendo el ceño.
Ramelia lo llevó a sentarse en unas bancas del jardín y masajeo los hombros de su esposo:
- Tienes que relajarte... Te estás imaginando el peor escenario. Que tal que cuando Melia conozca a alguno de tus dos sobrinos, se gusten y nazca
un bonito amor...
Kroner se levantó sobresaltado, abriendo sus ojos y frunciendo el ceño. El imaginarse que a
alguno de sus dos sobrinos, llegara a gustarle Melia. Sería desastroso. para Kroner, ninguna mujer en tierra de Ranson podrían aspirar a ser siquiera una concubina de segundo nivel para sus sobrinos.
- Ramelia... No te imagines cosas que nunca van a pasar... La educación de mis sobrinos es selectiva, y bueno, mmmmm.... Tus sobrinas ni siquiera tienen educación...
Ramelia lo miró con desaprobación. Al instante se adelantó dejándolo solo en el jardín.
En esos momentos llegaron los príncipes. Kroner se había dado cuenta que su esposa se enfadò. Pero al ver a sus sobrinos no le dio mayor importancia. Les hizo la tradicional reverencia y les dijo:
Sus altezas, espero sea para ustedes aunque sea un poquito tolerable mi humilde casa.
- No se preocupe tío real. Hemos deambulado por Casa Alada. Sin duda alguna, su casa es de las mejores del lugar... - Contestó Kramin, el sobrino menor.
- Les agradezco su amabilidad... Se que la estancia aquí es apenas tolerable... Es por eso que esta noche he preparado para sus altezas los tres deleites reales...
Con las palabras que su tío Kroner les dirigió, los príncipes
comprendieron que hacía referencia, a una de las más viejas tradiciones de
Kandor. Buena comida, buen vino y para postre, una mujer virgen. El manjar que todo hombre en los cinco reinos vivía para disfrutar.
Las normas exigían que los hombres podían y tenían el deber de explorar su sexualida con más de una mujer. Quien se aferraba a tener una
sola mujer en su vida era considerado como un hombre débil.
Kailer, quien era el principe heredero, era amante de la perfección. Era altivo y engreido y muy controlador. Su prepotencia lo llevaba a pensar que él era el mejor entre todos los principes de los cinco reinos. Y en referencia a las mujeres, hasta el momento en todos sus 26 años de vida, no había habido una que se resistiera a sus encantos. En toda su vida no había hecho jamas el esfuerzo de dirigirse a una mujer ni para hablarle, ni para tener algun gesto con ella. Hasta ese momento, no había existido alguna que le llamara su atención de manera diferente a las otras.
Kroner los condujo al lugar en donde se llevaría a cabo la cena. AL llegar, ya Ramelia y sus hijos estaban en el lugar. Fue en ese momento, que Mina y Melia llegaron a la estancia.
Ellos fijaron sus ojos en ellas y abmiraron la belleza de las gemelas. Imaginando, que ellas eran la tercera parte de los deleites reales, que su tío les había prometido.
Kroner se adelantó, y enseguida dijo:
- Su Alteza, príncipe Heredero Kailer, y su alteza, príncipe Kramin, del reino de Kandor. Estas jóvenes aquí presente, son las sobrinas de
Ramelia, Melia Co y Mina Co.
Kailer fijo sus ojos en Melia. Por alguna razón llamó mas su atención ella. Kramin a su ves, miró a Mina, quien desde que la vio, le había impresionado.
Melia no podía creer lo que escuchó. "Un príncipe. - "Como había dicho. Esta será una muy cansada noche" - Susurró entre dientes.
- La señorita dijo algo? - Le interrogò Kailer, con sus ojos fijos en ella. Pero ella no le rehuyo la mirada. Se la mantuvo de una manera retadora.
Mina, que había escuchado con claridad lo susurrando por Melia, le agarró la mano y la obligo a hacer una
inflexión, mientras dibujaba una sonrisa, interrumpiendo en ese momento el aire tenso, que se había creado.
- Sus altezas, nos sentimos honradas de poderlos conocer, expresó Mina.
- Está bien. Sus altezas, por favor tomen asiento. Intervino Kroner con algo de nerviosismo.
Melia observó, como los dos engreidos principes, se sentaban primero que ellas. Eso le hizo sentir fastidio en su ser. Era una estupides, que no pudieran sentarse todos al mismo tiempo, solo porque una norma lo dictara. De hecho, toda la escena para ella,
era humillante.
El tener que regir su forma de actuar a normas tan arcaicas.
Solo, por la presencia de ellos, les quitaba, todo el encanto, que los príncipes pudieran tener.
Eso, sumado a la postura corporal estresante, que tenían ellas que tener, sin poder optar, por una posición que les resultase mas comoda, la irritó.
Mientras que ellos conversaban, la desesperanza la abrumaba. Quería poder tener un poder, para pasar la página, lo más rápido que le fuese posible.
Quería poder opinar sobre los temas de que hablaban, para que ellos se dieran cuenta, que ellas tenían también entendimiento sobre politicas y conflictos sociales.
Cerró sus ojos, y empuño sus manos, maldiciendo por dentro, las cabezas, que desde la antigüedad, establecieron dichas normas.
- Tío, me he apercibido que es muy apropiada la educación que le has dado a estas damas, sobre las normas y costumbres de Kandor... Su comportamiento
es apropiado y la ropa es decorosa y elegante... Quien se iba a imaginar que en
Ranson, donde viven mujeres salvajes, que no tienen la mínima idea de vestir
adecuadamente, pudiéramos haber encontrado estas bellas doncellas...
Melia, sintió que un fuego le subía de su interior.
"De dónde, este egocéntrico príncipe saca tantas estupideces" - se preguntó. Como se atrevía él, a afirmar, que la forma de vestir, sencilla y sin complicaciones de la gente de esta tierra, era salvaje.
Mina agarró sin que nadie lo notara, la mano de su hermana, apretándola duro. Ella sabía que Melia estaba
a punto de debatir con fuertes argumentos, el pensamiento del príncipe
Kramín.
-Todo esto su alteza, ha sido gracias a la benevolencia de la madre real... Cuando Ramelia fue aceptada como concubina, fue la misma madre, quien se encargó de que Ramelia aprendiera - Contestó Kramon.
- Sin duda alguna, nuestra abuela, tío real, fue tu gran benefactora. Te permitieron que una simple concubina de segundo nivel fuera tu esposa. Eso es algo que no tiene precedente. Aunque debo admitir que él preció que tuviste que pagar fue demasiado grande. No creo que algún príncipe en los cinco reinos, esté dispuesto como tú, a renunciar a su derecho real, solo por una mujer, y no una normal, sino una salvaje...
Las gemelas se miraron... Melia no podía disimular su enojo. Su rostro se fue tornando rojo. Que una mujer no valía, que un hombre renunciara a riquezas y prestigio por tenerla...? Que si era alguien de Ranson lo valia menos...? Qué somos anormales...? Melia quería matarlo. Ese estupido proncipe arrogante y soberbio no tenía idea, de lo que valía una mujer.
-Me perdí... Realmente no comprendo a que se refiere cuando dice, Que una mujer de Ranson es salvaje. Y lo que entiendo menos...
- Melia, se que no te sientes muy bien... Te agradezco que hayas hecho el sacrificio de acompañarnos... Mina por favor acompaña a ru hermana a su habitación... - Interrumpió Kroner
Cuando el tío Kroner le dijo eso; Mina agarro fuerte el vestido de su hermana, sin que nadie lo notara, y sin dar tiempo a la respuesta de Melia
a su tío Kroner, dijo, levantándose de la mesa:
- Que disfruten de la comida... Hizo una reverencia y
agarró a su hermana por la mano. Esta sin oponerse se levantó dibujando en su
rostro, una inconfundible cara de enojo, y de inmediato se marcharon.
Al partir las gemelas, en la mesa se hizo un silencio incómodo. Tanto
Kramin como Kailer se preguntaron que pasaba? porque ella había tomado esa
actitud y Después de unos momentos, la cena continuo. El tío de los príncipes hizo lo posible, por seguir entreteniéndolos con su charla.
Ramelia al igual que sus hijos, también pudieron disimular muy bien el descontento
que sentían, por el trato que Kroner, les había dado a las gemelas, al echarlas
de la mesa.
Habían pasado algunas horas, desde que las gemelas se acostaron a dormir. Aunque Cada una tenía su propia
habitación; esa noche Mina decidió quedarse a dormir con Melia. Mina había quedado fundida, pero Melia por más que trataba, no podía conciliar el sueño.
Trataba de cerrar sus ojos y olvidar lo ocurrido. La humillación que antes sus ojos vivió su tía Ramelia, cuando ese narcicista principe le dijo, a su tío, que su tía no valia el sacrificio que él hizo, al dejar su posición social, para hacerla su esposa, atormentaba a Melia.
Las gemelas tenían claro, que la historia que vivió su tía Ramelia, cuando siendo una simple médica, de tierra considerada salvaje, por los reinos, se enamoró del tercer príncipe del reino de Kandor, no fue fácil.
Las situaciones a las que se sometió en ese reino para ser aceptada, fueron humillantes. Es de ese sacrificio, del que debería haber hablado ese príncipe, y no centrarse, solo en el supuesto sacrificio del tio.
Pero lo que le producía más curiosidad, era el concepto etno-centrista que los engreídos príncipes de Kandor, tenían de la tierra de Ranson.
Que somos salvajes... –pensaba Melia- solo porque en Ranson se tiene la capacidad de pensar diferente. Solamente porque no se recrea, alguna inexistente diferencia entre los hombres y las mujeres, o entre unos y otros por sus posiciones económicas.
Solamente porque le damos más importancia a la naturaleza, y a su belleza, que a las exhuberantes construcciones humanas.
En ese momento, Melía decidió no seguir pensando en ese asunto. Se levantó de la cama con discreción, para no
despertar a su hermana, y salió al jardín a tomar un poco de aire fresco. Caminó por medio del paraje, hasta llegar a una parte del lago, en el que había un puente; en donde podía contemplar con claridad la belleza de la luna.
Después de un rato de estarla observando, Melía escuchó, el sonido del blandió de unas espadas. Se dejó
llevar por el sonido, hasta encontrarse con un enfrentamiento de espadachines, cuya técnica, al mirarlo detenidamente, era excepcional.
Por la oscuridad del lugar desde el cual miraba, Melia no lograba ver bien de quien se trataba, así que decidió acercarse y esconderse detrás de unas rocas, que estaban cerca del lugar del enfrentamiento.
Cuando al fin tuvo la oportunidad de observar detenidamente, a los que consideró experimentados espadachines, entonces pudo notar, que se trataba de los príncipes de Kandor.
Melia los observó luchar. La destreza en artes marciales de ambos era impresionante. Bueno, no podía esperar menos de unos príncipes–pensó-.
En ese momento, observo acercarse, al espacio de la práctica de los príncipes, a alguien. Era su primo Rafell.
Meliá sintió que su sangre se calentaba rápidamente, al entender, el que ella pensaba, era el propósito de su primo, quien estaba acompañado, de tres hermosas mujeres.
Antes de que ella se diera cuenta. Rafell dijo a los príncipes, después de saludar haciendo la habitual reverencia:
- Su alteza, príncipe Kailer. Su alteza príncipe Kramín. Estas señoritas que están aquí, han sido escogidas, ataviadas y preparadas adecuadamente desde hace días, para que les sirvan en la cama.. Son vírgenes, tal como la tradición real lo exige.
En ese momento Kailer y Kramin se miraron, tras entender, que las hermosas damas que les habían acompañado en la cena, no eran para deleitarlos.
Melia por otro lado, no podían creer lo que estaba escuchando. Qué estába pasando? Cómo su primo, y en Casa Alada, donde la libertad en igualdad de derecho respalda las decisiones de las mujeres, hicieran tal acto.
No pudo soportarlo más y se acerco a donde estaban ellos, mirando de manera retadora a los príncipes y a su primo Rafel les dijo:
- Acaso he escuchado bien lo que dijiste Rafel... Cómo te atreves a obligar a estas tres mujeres para que le sirvan en la cama, a tales narcisistas? Acaso porque el heredero al trono de Kandor está aquí, crees tú que aquí rigen las reglas de Kandor.
Qué te pasa primo? Cómo te atreves a humillar a estas mujeres obligándoles a tal servicio? Qué pasó con el derecho que tienen las mujeres de no ser utilizadas como accesorios de unas personas que no entienden la diferencia entre el respeto y la lealtad?
Los príncipes estaban sorprendidos. Kailer observaba a Meliá muy detalladamente, reparando minuciosamente la manera diferente como estaba vestida, dibujando en su rostro un reconocible menosprecio.
El primo de Melia, la miró un poco incómodo y también al príncipe heredero. El cual después de haberla observado de manera fría, se alejó, guardando su espada y sin decir una palabra, al igual que también su hermano. Ignorando las palabras que le dirigía la gemela.
No cualquiera podía acercarse y hablarle. Y esa chica sin educación no era la excepción. Fue así como guardó silencio y se fue del lugar.
Cuando él se alejó, Rafell se acercó a Melia y le dijo:
- Que mal te ha hecho mi padre para que le deshonres de tal manera.
Al irse Rafell, las jóvenes comenzaron a llorar delante de Melia, diciendo.
- Señorita Melia, usted no entiende; exclamó una de ellas llamada Padi... Necesitamos una gran cantidad de dinero para que nuestros padres paguen los daños que hicieron en el reino de Kandor y sean sacados de prisión. Solamente estamos tratando de ser filial señorita. Si le servimos de manera adecuada al príncipe, el señor Kroner nos dará esa cantidad de dinero. De esa manera podremos sacar a nuestros padres de prisión.
Melia no lo podía creer. Pensar que su tío Kroner les daría tal cantidad de dinero a ellas, para que les sirvieran a sus narcisistas sobrinos, aprovechándose de la dificultad que estas mujeres estaban pasando, le hacía temblar el corazón.
Melia sentía que desconocía completamente a su tío Kroner. Si tenía ese dinero, porque no se los regalaba, para que ellas dejaran de sufrir.
Por otra lado, Kramín y Kailer no habían dicho ni una palabra en todo el recorrido hasta su habitación.
El desencanto que en especial Kailer sufrió, era evidente para Kramin. El no podía creer, que la hermosa dama que había admirado en la cena, en realidad era una salvaje, que no tenía ni la más mínima idea, en su parecer, de lo que era respeto y decoro.
A kailer le pereció terrible, que esa mujer le hablará de manera tan irrespetuosa a su primo Rafell, y que tuviera la osadía de dirigirse a Kramín y a él con reclamos, como si ellos, fueran cualquier hombre de su pueblo. Rompiendo con ese comportamiento toda norma de educación que estaba prohibida en los cinco reinos. Ya que ninguna mujer podía hablarle sin que él diera su permiso.
Desde niño a Kailer le enseñaron cual era el lugar de las mujeres en la vida del hombre y en especial en la sociedad. Miles de veces había escuchado a su abuelo, a su padre y a sus tíos referirse a su tío Kroner, como una persona débil, que fue embrujado por una salvaje.
Miles de veces le habían enseñado, que el único papel que debía de tener una mujer en su vida, era el de instrumento, tanto para reproducirse, como para el placer.
Ahora podía entender la actitud de su Tío Kroner, cuando en la cena, le ordenó a esa mujer que se levantará de la mesa y se fuera a su habitación.
Melia por su parte, al volver a su habitación, se sentía en conflicto. Como era posible que su primo de toda la
vida, de la noche a la mañana cambiara tanto. Y que al hombre que había conocido por tío, lo desconociera completamente, con tan repugnante comportamiento.
*****
Al día siguiente las gemelas trazaron un plan, para conseguir el dinero. Aprovechando que en ese día se celebraría una de las dos competencias máximas, del año, celebrada en Casa Alada, en la que participaban dos alumnos escogidos como representantes de cada una de las siete escuelas, que conformaban la casa de
las mariposas aladas, Melia y Mina convencieron al primo de su padre y patriarca de la escuela Sanlo-tei, Jerem; quien, era el único que conocían, que debido a su parentesco y buena relación con su tio Rener, se atrevería a ayudarlas, para que alguna de las dos participara, como presentante de su escuela.
Solo de esa manera, Podrían tener la posibilidad de conseguir la cantidad que requerían, Ya que el ganador de las competencias, además de la insignia de la mariposa alada, recibiría una bolsa de oro, la cual según las gemelas, podría ser la solución al problema, de las dos hijas del señor Teji y la del señor Ran.
Cuando Melia llegó al gran salón de competencias, no pudo dejar de divisar que los dos príncipes, que ella consideraba como narcisistas, estaban en el palco especial, al lado del palco central, que era el de su tío Rener.
Los recuerdos de lo ocurrido la noche anterior vinieron a su mente. Meliá sentía un malestar en el estómago, de solo recordar, cómo esos príncipes, ignoraron sus palabras.
Rodeó el lugar con su mirada y vio como muchas jóvenes no dejaban de mirarlos, atraídas por el aspecto de ellos, y muchas otras personas les alzaban sus manos saludando. Pero ellos permanecían con sus miradas frias, y sin el más mínimo esfuerzo por corresponder con el más insignificante gesto de gentileza. Ni siquiera con una mirada a esas personas que los saludaban, entre los que habían incluso ancianos.
En su actitud, esos príncipes, pretendían que esas personas no existían; eso hizo sentir a Melia muy frustrada. Esa escena le producía asco. Como un ser podía ser, tan altanero y prepotente –pensó ella. Los detestó en ese momento.
Las competencias siguieron toda la mañana. Cuando Melía participó de la competencia, por un momento tuvo miedo de que su tío Rener, que la observaba expectante, la descalificara.
Pero poco a poco fue sintiéndose
confiada, ya que no lograba hallar en su rostro, cuando lo miraba, ningún signo de desaprobación, con lo que ella estaba haciendo.
Su desenvolvimiento en toda la competencia, fue muy exaltable. Aunque los que participaron en la competencia
representando a las escuelas eran los mejores, y tuvieron un excelente presentación. Su tío Ralor, quien las entrenó a ella y su hermana, era el mejor peleador y el mejor maestro de toda la secta y del mundo de las artes Marciales. Por tanto, la técnica de ella era inigualable, y su destreza era muy buena.
Al finalizar la competencia, en la que Melía ganó, después de haber quedado como finalista; en una reñida feroz y bastante desgastante lucha con el excelente peleador, como lo era Jin de la escuela Dar Maeri, Su tío Rener se levantó y dijo:
- El título, la insignia de la mariposa alada, y la recompensa de la competencia, serán, para el competidor Jin de la
escuela Dar-Maeri
Todo el lugar estalló en murmuraciones. Esta decisión de su tío Rener, le cayó a Melia, como si le echaran un baldado de agua fría. Se había esforzado para ganar solo porque quería conseguir el dinero para ayudar a estas chicas, pero ahora les había fallado.
-Mi sobrina Melia -prosiguió- no pertenece a ninguna de las siete escuelas de la casa de las mariposas aladas, por lo tanto, aunque haya participado, no tendrá la victoria.
Melia no podía sentirse molesta. Lo que había expuesto su tío Rener era cierto. Mina y ella se habían dejado llevar, y no se dieron cuenta, que su plan fue egoísta, y no pensaban en la importancia de esa competición, para las diferentes
escuelas, y para las tradiciones de la misma secta.
-Melia tienes algo que decir- pregunto Rener Co, mientras miraba a Melia desde su palco.
Melia, colocó su mano encima de la otra y mirando al frente dijo:
-Pido disculpa a todas las escuelas y a todos los espectadores, porque fui una persona egoísta y no onre
la ceremonia de competencia, de la casa de las mariposas aladas... Aceptaré cualquier castigo.
Kailer, que apenas, que de había permitido mirarla de reojo en toda la competencia, pensó en ese momento: "Vaya... Existe alguien a quien esta chica salvaje respeta".
Entonces Rener Co, intervino diciendo, mientras miraba a los ancianos de las escuelas y al público:
– Es todo por hoy. Nos volveremos a encontrar dentro de seis meses. Hizo la señal con la mano, y todos los
ancianos de las escuelas y el público también hicieron lo mismo.
Un minuto después, todos empezaron salir del gran salón de competencias.
En ese preciso momento, hombres, vestidos de negro, con rostros ocultos y espadas, atacaron el palco en donde se
encontraba el príncipe Kailer.
Los príncipes y sus guardias personales y alguno de los encargados de seguridad de la casa, defendieron.
El dominio de la situación de parte del príncipe era innegable. Los presentes se asombraron de sus destrezas
en las artes marciales, y de cómo controlaron la situación. Todo parecía aparentemente bien, Pero lo que el príncipe no esperaba, es que tal primer ataque, había sido una distracción.
De repente, de diferentes lugares, empezaron a llover dardos venenosos. En medio de ese ataque Blen, el guardia personal del príncipe, al proteger la vida de Kailer, resultó herido. Blen cayó y el príncipe Kailer lo
sostuvo en sus brazos.
Melia cepillaba el cabello de Mina, en la habitación de ella, mientras esperaban noticias. Habían pasado aproximadamente dos horas, desde que llegaron a la casa en la que vivían con su tía. Ambas no podían evitar pensar, que el hecho ocurrido traería muchos problemas para la secta.
Era la primera vez que la seguridad de casa alada había sido vulnerada. Ni siquiera en el resto del territorio de Ransón nadie de los cinco reinos correría algún peligro; ya que todo el territorio era vigilado por los guardias de la mariposa negra. Que eran expertos espadachines encargados de la seguridad de Ranson.
Qué clase de problema traerá a nuestra secta, que el príncipe heredero de Kandor haya sido atacado en nuestro
territorio- se preguntaba Melia.
-No puedo creer que algo asi haya pasado en nuestra ciudad – dijo mina mientras miraba en el espejo.
-Aquí lo más seguro, es que haya algún reino, que haya decidido no seguir respetando la neutralidad de la secta
de las Mariposas Aladas, y pretenda meternos en problemas con el reino de Kandor- dijo Melia mientras se retiraba de al lado de su hermana y se asomaba en la ventana.
En ese momento, tocan a la puerta. Toc toc.
Adelante –dijo Mina.
Era una de las empleadas y dijo:
- Señorita Melia, la señora Ramelia pide me acompañe a verla.
Melia entregó el peine a su hermana y salió de la habitación, siguiendo a la joven empleada.
Mientras caminaba Melia se preguntaba, para que la había llamado su tía. Se preguntaba, si en medio de
toda esta situación con el príncipe, su tía tenía la intención de castigarla por haber participado de la competencia, sin el permiso debido.
-Ya me parecía raro que no se había manifestado antes- pensaba Melia, mientras agachaba la cabeza, y se pegaba con su mano en ella.
Después de unos minutos, en el que llegaron a una habitación y se pararon en la puerta en la que había unos
guardias vigilando, Melia se dio cuenta que probablemente era la habitación del príncipe. La empleada inmediatamente se despidió y uno de los guardias dijo:
-Adelante señorita- mientras se hacía a un lado.
En ese instante Melia se sintió confortada, ya que parecía que el tema del castigo, no era el motivo por el cual su tía Ramelia requería su presencia.
Probablemente - pensó Melia- tía quiere que le de mi sangre al guardia del príncipe, para que sea sanado.
Cuando Melía abrió la puerta y trató de entrar. Se tropezó con el pecho de un hombre. Era el pecho nuevamente, del que ella consideraba como un narcisista, el príncipe heredero. Por un segundo ella subió sus ojos, que se encontraron con los de Kailer, quien enfocó su mirada en los de ella. En ese instante, por la cercanía, sus respiraciones se compactaron. Sus alientos se confundieron y sus latidos se
aceleraron. En ese momento, que por alguna razón a ella le pareció eterno, solo por el espacio de aproximadamente de un centímetro, sus labios no se tocaron.
Tan pronto como se recuperó de la impresión del encuentro. Kailer, se controló, alejándose de ella, echándose hacia atrás.
Melia por su lado, agachó la cabeza. Y al instante, escucho la vos de su tía Ramelia. –
-Melia, apresúrate, entra-
Melia se apresuró a entrar y Pasó por el lado del príncipe, sin poder evitar mirarlo. Pero él por el contrario, solo la ignoró
Sus manos un minuto después, se encontraron con las de la tía Ramelia. La cual al sentir el pulso acelerado de
su sobrina y sus manos un poco frías, exclamó:
-Melia estás bien, tienes algún malestar. Te siento el pulso acelerado y las manos frías. Le dijo mientras tocaba la frente de ella.
Cuando su tía dijo eso. Melía no pudo evitar sentir vergüenza. apretó sus puños agarrando su vestido fuertemente Y su vista no pudo dejar de dirigirse a Kailer, quien en ese preciso instante, al escuchar la expresión de Ramelia, también la miró, con una profunda curiosidad. Fue algo que de alguna manera ambos sintieron que pasó en cámara lenta. En ese segundo, para ambos no existía nadie a su alrededor.
El encuentro que había tenido con Melia en la puerta, para Kailer, había sido extraño. Por un segundo al mirar sus ojos y al sentir su aliento, no pudo evitar pensar, que lo que tenía al frente le gustaba.
Por un instante no pudo evitar querer besar esos labios. Pero, recuperó la cordura y recordando la distancia que debe tener de una mujer, se alejó de ella tratando de no volver a mirarla.
Sin embargo su curiosidad lo traicionó, cuando la tía de ella, le preguntó si estaba bien. El tener el pulso acelerado y las
manos frías no era algo común -pensó él.
Kailer la miró expectante, y al ver lo evidentemente nerviosa que ella se puso, por un momento, imaginó que eso le pasaba por el encuentro con él. Pero Melía justificó su condición por el hecho de haber participado en la competencia, mientras esquivaba la mirada de Kailer diciendo:
-Tia estoy bien, un poco cansada por la competencia, es por mi culpa tía. No te preocupes, con un poco de descanso estaré como nueva.
Fue entonces cuando Kroner Granfell intervino diciendo:
-Melia, apresúrate, atiende a las indicaciones de Misimú.
Melia asintió con la cabeza y miró a Misimú. El no tuvo que proferir palabra alguna. Con su mirada le expresó a Melia, lo que ella debería de hacer.
Misimu, era el mejor amigo de su tío Ralor. Ella lo conocía desde pequeña. El al igual que su tío Ralor, habían
sido sus maestros, en la medicina y en artes marciales.
Melia inmediatamente se sentó en la cama al lado del guardia y saco un cuchillo de su vestido, que guardaba en la parte superior del pecho y se hizo un pequeño corte en la muñeca. Le abrió la boca al guardia, dándole a tragar un poco de su sangre.
Cuando Kailer vió que Melia tomaba su cuchillo y se cortaba en la muñeca, se sintió espantado. Aunque ya Misimú le había explicado de las propiedades curativas de la sangre de Melia, no podía creer lo que ella hacía.
Como tampoco pudo creer, cuando horas antes la había visto competir, que ella pudiera tener tan excelente técnica de artes marciales.
Cuando la miraba en la competencia, Kailer, solo veía a una joven delgada de piel muy clara, con algunas pecas en su rostro. Que, a pesar de que no había ningún decoro en su vestido, sino antes, solo era como una simple y sencilla tela que abrigaba su cuerpo; Aun así se veía hermosa, y su presencia por un momento, le hizo sentir ternura y la necesidad de protegerla. Por lo cual, despues de haber sentido eso, decidió no volver a observarla.
En esa competencia de alguna manera Kailer se había sentido muy incomodo, al mirar esos competidores voraces atacar a Melia.
Pero otra era la realidad. Ella era toda una salvaje. Era muy diferente a las mujeres que desde niño había conocido. La manera como sin la mínima señal de dolor cortaba su muñeca, no era sino la muestra de lo que esa mujer en esencia era. Una salvaje.
En cuanto a Melia. No era esta la primera vez que ella se hacía un cortesito en su muñeca, para dar de su sangre cuando Misimú o algunos de los médicos ancianos de la secta, lo requerían.
Cuando era una niña pequeña, y estuvo expuesta a la muerte, por una enfermedad. Sus padres para salvarla le dieron una medicina hecha de la flor del árbol del perón, la única flor que quedaba de un árbol sagrado para la secta, que solo florecía una vez cada 200 años, y que tenía la propiedad de transformar en una sangre curativa, la sangre de la persona que la ingería como medicina. La única parte en el mundo en el que podía crecer era la montaña sagrada en el lado norte de Ciudad Alada.
Cuando Melia terminó de hacer lo que Misimú había requerido, por algún motivo que ella no comprendía, no pudo
evitar mirar a Kailer.
Al poner sus ojos en él y encontrase con la mirada profunda, pero indescifrable de él, se puso nerviosa. El al contrario, al notar el nerviosismo de ella la siguió mirando. No comprendía porque esa mujer que la noche anterior, lo retaba con sus palabras, y que mostró tanta seguridad en la competencia había sido tan segura y que lo ignoró toda la competencia. Ahora mostraba un comportamiento diferente. Un nerviosismo que para él, fue evidentemente una muestra, que para ella, él no le era indiferente.
Melia se sintió aliviada, cuando por el llamado de su tía Ramelia pudo escapar de la mirada de Kailer, cuando su tía Ramelia con una venda, tapo la cortada, mientras le decía:
-Melia vamos a tu habitación, debes comer algo y descansar. Después la abrazó como a su niña chiquita y le dio un beso en la frente.
Para Ramelia, Mina y Melia eran como la niña que por normas del reino de Kandor, cuando quedó embarazada por primera vez de su esposo Kroner a los 6 meses, le tocó perder. En las reglas y normas de ese reino, el primer hijo en la familia real, siempre tenía que ser varón.
Ella en aquel entonces tuvo que someterse a perder a su hija, un vació que solo pudo compensar cuando de cinco años, las gemelas fueron llevadas por su hermano Rener, el líder de la secta; para que ella, las criara y educara.
Cuando Melia y Ramelia salieron de la habitación. Misimú expresó a los presentes:
-La sangre curativa de Melia, puede actuar de dos maneras. En primera instancia puede acabar de una sola vez con el veneno en el cuerpo de la persona. Pero hay una segunda manera en que obra, y es solo neutralizando el veneno en el cuerpo, dando con ello tiempo para que puedan conseguir el antídoto.
No puedo asegurarles en el momento como actuará la sangre en esta ocasión. Debemos esperar dos horas y entonces les diré, toda la información al respecto.
Todos en la habitación quedaron en silencio. Kailer se dirigió a donde estaba Blen, lo miró y se sentó a su lado. Blen para él no era cualquier guardia del reino, contratado para cuidar de su seguridad. Se conocían desde que eran niños muy pequeños y nunca se habían separado. Aparte de su hermano Kramín no había nadie en el mundo que lo conociera tanto.
*****
Unas horas después, mientras se revolvía en su cama de un lado a otro, sin poder conciliar el sueño. Melia no podía dejar de pensar en Kailer. Una y otra vez repasaba en su mente ese perturbador encuentro, como si fuera una vivencia que se repite, sin poder evitarlo.
Era como si una y otra vez sintiera su aliento y anhelaba tocar sus labios. Se sentía espantada. Que es exactamente lo que le estaba pasando –se preguntaba.
Se levantó de la cama, se miró al espejo y tocó sus mejillas y se dijo: -quéte pasa Melía. Él es un príncipe engreído y narcisista. Lo detestas. No puedes permitirte que su presencia te perturbe.
Habiendo dicho esto, se colocó su túnica y sacando su espada, se dirigió al jardín.
Habiendo estado allí por más
de una hora practicando, se sentía mucho mejor. Ahora tenía sus pensamientos claros. Poco a poco fue recuperando la serenidad que la caracterizaba. La paz volvía a ella. Sus pensamientos con respecto a Kailer ya habían quedado claros.
Melia había tomado la decisión de irse por unos días a la Montaña Sagrada, en donde estaba su tío Ralor. De esa manera –pensaba ella- podría alejarse de ese engreído príncipe y así evitaría que la perturbara. Cuando de pronto siente una fuerte voz que le dice:
-deberías de estar descansando. Partiremos a primera hora mañana, y si no descansa lo suficiente me temo que no nos servirás.
Melia estaba de espaldas y no podía verlo, pero sabía que esa voz era de Kailer. Aunque poco lo había escuchado hablar, por alguna razón ese timbre de vos, fuerte y decidido había quedado impreso en su mente. Ella se quedó por un momento quieta, sin proferir palabra alguna y sin ni siquiera voltear a mirarlo. Pero casi al instante, después
de pensarlo por un segundo. Recogió su espada, y emprendió el camino de regreso a la habitación, escogiendo mejor ignorarlo.
Kailer solo se la quedó mirando. Que se creía esa salvaje mujer? –se preguntaba.
Como se atrevía a ignorarlo
nuevamente, cuando él le estaba hablando. Es irrespetuosa no tiene ni la más mínima idea de cómo debería tratar a un hombre - pensó. Como le gustaría poder enseñarle modales. Entonces con una vos suave mientras la veía alejarse dijo:
-Tampoco quería encontrarme contigo pequeña salvaje, solo quería tomar un poco de aire...
Kailer había decido salirse de la habitación, Después de que habiendo pasado las dos horas, Misimú les explicó,
que la sangre de Melia no había sacado el veneno, sino que solo lo había neutralizado. Que deberían conseguir la hierva Sahen que solo crecía en la montaña Badasu del reino de Bedolia, Para poder agregárselo al antídoto que sacaría el veneno de Blen.
Kailer aún no lograba comprender, porque si la secta de las Mariposas Aladas tenía el dominio de las mejores
hiervas y artes médicas, el antídoto para el veneno de Blen no le hacía efecto. Conseguir esa hierba, iba ser muy difícil, sobre todo, teniendo en cuenta que la situación política de los reinos en esos tiempos no era la mejor.
**********
A la mañana siguiente, como Melia había determinado hacer todo lo posible por no volver a ver a Kailer, no se había
levantado temprano como era su costumbre.
Las intenciones que tenía eran de dormir en la cama todo el día. Y cuando se despertase, partir a la montaña sagrada, a donde estaba su tío Ralor. Lo que Melia no se esperaba, era que, en vez de no volver a ver a Kailer, lo iba a tener a su lado por algún tiempo.
La vos insistente de Mina y su tía Ramelia lograron hacer que Melia abriera sus ojos. Melia quien no había entendido las voces que escuchaba pregunto mientras se arropaba nuevamente con su cobija, que momentos antes, ellas le habían quitado:
–Que pasa, porque me despiertan, quiero dormir...
Mina le volvió a quitar la cobija junto con su tía y dijo:
-Melia debes despertarte. La secta tiene un gran problema y te necesita...
Ramelia por su parte dijo: Melia tu tío Roner y yo estuvimos hablando anoche y él me pidió que te dijera, que te encomienda una misión...
Una misión –preguntó Melia- Porqué el no me lo dijo. Expresó Melia al tiempo que se sentaba en la cama.
Ramelia dijo mientras se sentaba en la cama a su lado:
-Tu tío Rener estuvo aquí anoche. Él ha estado pendiente del asunto del guardia envenenado del príncipe. Sino vino a despertarte fue porque yo le dije, que te había visto un poco mal de salud.
Melia se sintió nuevamente apenada y empuñó sus manos, al recordar la situación que logro alterarla cuando tuvo ese perturbador encuentro con el príncipe.
-De que se trata tía –pregunto.
Melia, que el príncipe Kailer haya sido atacado en el territorio de la secta de la mariposa alada, es algo,
que sin duda alguna, traerá a este territorio un gran problema, dijo su tía al levantarse y mirar por la ventana.
- La secta debe de asegurar la seguridad de toda persona ajena a este territorio, mucho más cuando se trata de
la realeza de uno de los cinco reinos –prosiguió Ramelia al tiempo que volteaba hacia Melia
Entonces Mina dijo sentándose en la cama:
-Melía –la secta debe mostrar al príncipe, que no escatima esfuerzo alguno en honrarlo y solucionarle cualquier
problema, que por negligencia le hayamos causado.
Melia no podía entender que era exactamente lo que su tía y su hermana trataban de decirle. Porque no iban al grano y le decían directamente cual era la misión.
Melia –volvió a decir Mina- sé que no los soportas, a mí tampoco me caen bien. Pero lo que menos necesita la Secta es que algún reino sea su enemigo. Debes acompañar al príncipe y mantener a su guardia personal con vida, hasta que encuentren a la hierba Sahen , en la montaña Badasu del reino de Bedolia.
Qué! -exclamó Melia –Bedolia- volvió a replicar, mientras se levantaba de la cama-
- Son muchos días de camino...! –volvió a decir.
- Lo sé pequeña, pero es de vital importancia para la secta, que ese guardia personal del príncipe no muera... Es nuestro problema, ya que nuestra casa no pudo dar la debida seguridad al príncipe heredero–repuso su tía Ramelia.
Melia miró a Mina y le preguntó de manera ya resignada:
-Vendrás conmigo hermana?
Mina la miro, la abrazó y le dijo:
-Hermana, esta vez, es la misma misión, solo que las dos estaremos en espacios diferentes..
Mi tío Rener me asigno el dirigir la investigación de todo lo acontecido en el atentado al príncipe heredero.
El príncipe ha exigido que se le debe presentar un informe de todo lo ocurrido, cuando regrese de buscar la hierba
sehon -Dijo Ramelia mientras también abrazaba a sus sobrinas.
Una hora después; Melia se alistó mientras pensaba en esa situación. Determinó poner todos sus esfuerzos para cumplir la misión. Y
no permitir que lo que sea que le pasara con ese engreído y narcisista príncipe la perturbara.
Ella se sentía enfadada con las pretensiones de él. Sobre todo después de que la secta había hecho todos los esfuerzos por atenderlo y solucionarle su problema. Como se atrevía a exigir los resultados de una investigación, dando tan poco tiempo.
Cuando Melia salió de la casa, acompañada de su hermana, al estar completamente preparada para unirse al grupo que buscaría la hierva de sehon; Se dio cuenta que iban tres carruajes de pasajeros y tres de provisiones, junto con un gran ejército de escoltas. En el primer carruaje, el cual lo habían adaptado para comodidad del enfermo, viajaría el guarda del príncipe, Blen. En el segundo irían los príncipes y el tercero lo habían alistado
para ella.
Abrazó a mina y se despidió de ella dirigiéndose a su tía Ramelia, quien estaba cerca de los carruajes al lado
de su esposo Kroner y junto a los príncipes Kailer, Kramín y su primo Rafel . Al llegar al lugar, en la que todos inmediatamente la miraron, dio un saludo muy simple y casi no notorio, sin mirar a nadie, más que a su tía, a la cual abrazó y al instante, ignorando a todos los presentes, se apartó de ellos, mientras veía como uno de los empleados traía a su príncipe, su hermoso caballo blanco. Al cual montó y enseguida tomó lugar al lado de la carreta del guardia, ignorando todas las miradas.
Kroner Granfell al observar la actitud grosera de Melia, se sintió molesto y avergonzado. No podía comprender
como esa chiquilla que él había criado, no hacia el menor esfuerzo por guardar la más simple muestra de respeto a él y sobre todo a sus sobrinos, que no eran cualquier ciudadano de Ranson, o de Kandor, sino que uno de ellos, sería el próximo rey de kandor
Kailer al observar la actitud de Melia se enfureció. Ni siquiera respeta al tío Kroner -pensó. Sino fuera porque su sangre curativa le era necesario para mantener con vida a Blen, no le permitiría estar cerca de él y molestarlo con su presencia
Pero se dijo, que no iba a permitir que esa salvaje perturbara su atención. En ese momento decidió, no volver a mirarla en todo lo que demoraría la misión. Unos minutos después, todos tomaron su lugar y la caravana partió.
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