"El tiempo todo lo cura" esa frase se repite en mi mente desde hace 4 años atrás y la sigo repitiendo porque a pesar que ha pasado tanto tiempo el dolor aún permanece intacto, cada noche es más amarga, pero mi pequeño lucero lo es todo y por el haré lo que sea, quizás cuando deje de amarlo lograré cerrar este ciclo tan doloroso que me limita diariamente a seguir adelante y ser feliz.
Me llamo Salome Palmieri actualmente tengo 22 años, soy madre de un hermoso niño que es la razón de mi vida, vivo por ahora en España, pero nací en Rusia, soy huérfana de madre por lo que crecí en un orfanato porque mi padre desapareció, pero en el momento menos esperado apareció como arte de magia solo para despedirse de mi.
...Salome Palmieri...
4 AÑOS ATRÁS
- Salomé alguien vino a visitarte-.- Me informa la directora del orfanato dónde estoy.
La miro sorprendida y ella hace lo mismo, ambas sabemos que no tengo familia, pues llevo años aquí y nadie vino por mí desde que mamá murió.
- ¿Seguro que es a mí que llaman?-. Pregunto incrédula.
- Completamente segura-. Afirma la directora.
Tuerzo la boca y ella se va, no me gusta nada de lo que está pasando hoy.
- Quien podrá ser, si mal recuerdo tú no tenías ningún familiar-. Me dice Viví.
- Anda y luego nos cuentas, te vamos a estar esperando-. Dijo Lucí.
Luci y Viví son las dos únicas amigas que tengo en este orfanato, siempre hacemos las cosas las tres, somos inseparables y tenemos planeado que cuando salgamos de aquí nos iremos a vivir juntas.
Cuando salgo del dormitorio que comparto con ellas para ir a la sala de visita, se vienen muchas cosas a la mente como tener en claro que este orfanato es todo lo que tengo ya que cuando mi madre se suicidó por culpa de el que algún día fue mi padre, nadie me reclamó como familiar y terminé aquí sola y con un gran vacío en mi corazón, ya que mi madre no pensó en mi al momento de tomar aquella horrible decisión.
Entré a la sala y una señora de unos 50 años estaba esperándome, no la había visto nunca, así que solo le hice una señal de que se sentara para hablar .
- Hola, me dijo la directora que usted me vino a visitar-.- Le digo detallando su rostro porque su presencia me causa curiosidad.
- Hola Salome, soy Claudia tu tia-. Me dijo y casi me caigo de la silla, pero me recuperé rápido.
- Disculpe pero yo no tengo ninguna tía, ya que mi mamá era hija única, se ha equivocado y jamas la he visto ni la recuerdo-. Le dije siendo lo más educada posible.
Iba a pararme para irme pero me detuvo del brazo haciéndome sentar, me pidió que la escuchara y que luego tomara una decisión, así que volví a sentarme y estuve atenta a la historia que tenía por contar.
- Yo no soy hermana de tu mamá-. me miró como temiendo a decir el resto - Soy la hermana de tu papá.
Me quedé congelada al escuchar dichas palabras, no sabía cómo reaccionar y sin más un doloroso recuerdo invadió mi mente.
Inicio del Flashback
- No por favor Alexander no te vallas-. Le suplicaba mi mamá a mi papá mientras yo escuchaba desde el último escalón de la escalera.
- Basta Paula, ya no aguanto más, entiende que es por el bien de nuestra hija.- Le dijo mi padre.
- No se te ocurra meter a la niña en esto, mejor di que te vas detrás de esa loca.- Dijo mi madre con lágrimas en los ojos.
- YA BASTA!! no pienso seguir a tu lado-. Abrió la puerta, la miró por última vez-. Dale un beso y un abrazo a mi pequeña de mi parte.- Dijo para luego irse y no volver más.
Fin del flashback
Recordar aquella escena me hizo doler el pecho, es una herida que por más que pasen los años, jamás sanará, siempre va a sangrar cuando se la toque.
- Salome yo se que estas en shock, pero yo no sabía que tu existías, me enteré hace unos dos meses cuando tu padre me localizó y me pidió que te encontrara-. Me dijo la mujer que decía ser mi tía.
- ¿Como supo donde estaba?-.- Le pregunté.
- El siempre lo supo, solo quería lo mejor para ti-. Una risa amarga salió de mi interior.
- No me haga reír señora, él se marchó y no fue capaz de irme a buscar cuando mi madre falleció-. Le reproché con dolor al recordar cuánto lo necesité.
- Lo sé Salomé, pero tú no sabes los motivos que tuvo.-. Me agarra de las manos.-. Escúchame y después decides, solo te pido que me escuches.
Sus palabras sonaban tan necesitadas que no pude decirle que no, ese es mi pequeño defecto, soy muy sensible a cosas como estás.
- Esta bien la voy a escuchar-. Dije resignada.
Ella sonrió con dulzura, le hice una seña para que me siguiera al patio que hay en el orfanato y así tener un poco más de privacidad.
Nos sentamos en unas bancas que estaban un poco apartadas de la algarabía del orfanato.
Le pido que empiece, pero la noto nerviosa y un poco ansiosa, como si contarme aquella historia fuera algo difícil.
- Mi hermano trabajaba como guardaespaldas de una familia muy peligrosa en Rusia, la hija del jefe se obsesionó con él a tal punto que le dijo a él papa que quería casarse con tu padre, este le dio la libertad de hacerlo, pero Alexander rechazó la propuesta porque ya ustedes estaban en su vida-. Empezó su relato.
Decidí escucharla sin interrupciones, necesitaba saber que tan cierto era lo que me estaba contando.
- Esta mujer al enterarse de eso las mando a investigar para ver quienes habían sido las intrusas que le habían robado a su amor para poder deshacerse de ustedes, cuando Alexander se enteró no le quedó de otra que aceptar a esa mujer y se casó mientras que a ustedes las alejo y mando a vivir a un pequeño campo, todo con tal de que esa loca no las encontrara. Pero esa mujer se las ingenio y dio con ustedes a pesar de que Alexander se casó con ella, no sabemos que le dijo a tu mamá porque días después tu mamá se suicidó. Él no te reclamó porque temía que esa mujer te hiciera daño, porque está seguro que Paula jamás se hubiese quitado la vida, ella sabía el motivo del alejamiento de Alexander-. Concluye.
- Eso es mentira!!!.- Grité -. Yo la vi llorar y sufrir el día de su partida.
Estaba segura de lo que había visto y escuchado, así que la mujer que tengo enfrente es una impostora que quiere complicarme la vida
- No Salome, tu papá le explicó, lo que pasa es que ella se dio cuenta que tu estabas escuchando y armo un drama para que tu la vieras sufrir y jamás se te cruzara por la cabeza buscarlo para así mantenerte a salvo-. Explicó pero para mí era difícil creer todo eso.
No le dije nada, estaba procesando todo, tenía un nudo en la garganta y no me salían las palabras, entonces Claudia siguió hablando.
- Se que en unas semanas sales del orfanato porque ya tienes 18 años.- Dijo despacio-. Yo quería que vinieras a vivir conmigo después de salir de acá.
- No le entiendo-. Estaba confundida.
- Mira Salome no soy rica pero trabajo y tengo casa propia, déjame ayudarte, puedes seguir estudiando, yo te apoyaré, aquí te dejo mi número llámame para cualquier cosa-. Me extendió un papel.
- Lo voy a pensar señora Claudia ahora sí me disculpa me retiro.-. Le dije cogiendo el papel con el número telefónico.
Ya en el cuarto que comparto con mis amigas les conté todo, aun estaba un tanto aturdida y no sabía que hacer, así que les pedí que me ayudarán a tomar una decisión.
- Yo opino que deberías ir amiga, es mejor ir con ella que vivir debajo de un puente.-. Rodé lo ojos cuando dijo lo último.
- Viví tiene razón amiga piénsalo, pero recuerda que cualquier decisión que tomes cuentas con nosotros-. Dijo Luci.
- Gracias amigas nose que haría sin ustedes-. Les dije dándole un abrazo a ambas.
- Te volverías loca.- Bromeó Viví haciéndonos reír.
Pasaron los días y mis 18 años habían llegado, no hubo fiesta, ni la algarabía, solo las mañanitas que me cantaron mis amigas, ya había tomado una decisión, me iba a vivir con mi tía, trabajaría e ingresaría a la universidad, la estoy esperando porque hoy salgo del orfanato, mis amigas me están acompañando hasta la entrada para despedirse, ya que ellas salen unos meses después.
Me despedí de mis amigas y partí a una nueva vida, ya tengo trabajo, mi tía trabaja de sirvienta en una casa y pues yo le dije que quería trabajar y empiezo el lunes, mi tía vive con su hija, es viuda por lo que me contó.
- Bienvenida prima- Me dijo una chica casi de misma edad-- Soy Cloe.
- Hola, mucho gusto me llamo Salome - le extendí la mano en forma de saludo.
- Bueno ahora que ya se conocieron vamos a desempacar y a descansar ya que el lunes Salome empieza a trabajar en la mansion-. Dijo mi tía acomodando mi maleta en la cama que estaba al lado de Cloe.
- Estupendo prima yo también trabajo allí, por fin voy a tener con quien charlar en tiempo de descanso-.- Se me acercó y me susurro.-. Allí hay puros vejetes.
- Cloe te estoy escuchando-. Dijo mi tía cruzando los brazos.
- Hay mamá es la verdad más parece un asilo de ancianos que una mansion-. Mi tía la veía con enojo-. A excepción del papi rico de Liam ese si esta como me lo recetó el doctor.
Ante su ocurrencia solo sonreí, presiento que nos llevaremos bien con mi prima, aunque desde ya me intriga el famoso Liam. La noche se hizo presente y las tres nos disponemos a descansar, será un largo fin de semana.
El fin de semana pasó en un abrir y cerrar de ojos, y ya estamos lunes, para ser sincera estoy un poco nerviosa, mi prima Cloe me contó un poco de esa familia, me dijo que se apellidan Russo Ferrer, tienen una de las empresas más grandes de este país dedicadas a la venta y creación de equipos tecnológicos, tienen tres hijos dos hombres y una mujer.
Llegamos y quede maravillada con la mansión, es enorme, desde lejos se ve el inmenso jardín rebosado de flores.
Mi tía me presentó ante los jefes, la señora Linda Ferrer y el señor Dante Russo. El señor se ve que es amable, pero la señora Linda no tiene nada de eso, excepto el nombre, me dió una mirada aterradora, bueno primera persona que ya le caí mal, tampoco es para tanto no creen.
Una vez concluida la presentación mi tía me designó los oficios de hoy, por esta semana trabajaré todo el día, pero a partir de la otra semana solo por las tardes y noche, ya que empiezo con la universidad.
Me dirigí a el primer dormitorio, toqué pero nadie me contestó así que supuse que ya no había nadie y entre.
Empecé con la recamara, por Dios la persona que duerme aqui parece ser un tornado porque esta todo tirado por doquier, estaba tan concentrada que no me percate de la persona que me observaba desde el umbral de una puerta hasta que sentí su aliento a centímetros de mi oído.
- Debo decir que me ha gustado la hermosa vista me has dado-. Pegue un brinco del susto.
- Me ha asustado-. Dije con mi mano en el pecho.
- Esa no es la reacción que siempre dejo, pero déjame presentarme soy Liam Russo Ferrer-. Dijo el apuesto chico con una sonrisa torcida en sus labios.
Vaya que Cloe tenia razón, este hombre es un adonis, como que se me antojo ir al medico de Cloe para que me recete este tipo de medicamentos, por lo que veo es de buena fabrica.
- Te gusta lo que ves-. Me dijo al ver que lo quedé mirando más de la cuenta-. Porque puedes quedarte a jugar un ratito conmigo-. Dijo por último y allí se le fue el encanto.
"otro sapo queriendo ser príncipe".
- ¿No cree que ya está un poco grande para jugar¿.-. Mi pregunta lo hizo sonreír más.
- Pero mis juegos son de adulto ¿quieres que te enseñe a jugarlos?-. Dijo acercándose e invadiendo mi espacio personal.
Tome valor y me alejé, no quería tener problemas con la señora Linda, ahora ya se porque me dijo que me mantuviera lejos de sus hijos, este parece que esta acostumbrado a solo chasquear los dedos y las mujeres le abren las piernas.
- No me gusta jugar con niños engreídos-. Lo miré de pies a cabeza-. Me gusta jugar con hombres maduros.
No dijo nada solo me dio una mirada oscura y yo me marche de allí, después terminaría de arreglar aquel dormitorio, cuando el príncipe sapo ya no este.
LIAM
Me llamo Liam Russo Ferrer tengo 22 años, soy el hermano del medio, mi hermano mayor se llama Bruno y tiene 28 años, de hay sigo yo y después mi hermanita menor Amelia que tiene 17 años, soy un hombre relajado, me gusta divertirme mucho, pero cuando se trata de trabajo soy una persona imparable, que no te quisieras cruzar en mi camino, me encantan las mujeres hasta ahora no hay una que me haya dicho "no" a la primera.
Después de la pequeña charla con la chica que estaba arreglando el dormitorio, me quede con un sabor amargo en la boca, pensé que quería jugar conmigo.
Llego a la empresa, saludo a todos y le digo a mi asistente que la espero en la oficina para ponernos al día.
Pensaran que mi asistente me ayuda íntimamente, pero la verdad es que no, ella es muy hermosa, pero jamás me a gustado mezclar lo laboral con lo personal, aunque no voy a negar que casi siempre vive insinuando que me la coja, pero me gusta sentirme deseado.
- Ey Liam que te pasa te estoy hablando y estas en las nubes.-. Me dice mi mejor amigo Marcos.
- Que quieres Marcos, no ves que estoy trabajando.-. Le digo mientras llevo mi vista al computador.
- Que pasa amigo, desde que llegaste te veo distraído, pensativo.-. Me miró y abrió la boca.- No me digas que llegó la chica que te va a robar el sueño.
Me río al escuchar semejante barbaridad, no es que no crea en el amor lo que pasa es que primero voy a disfrutar de cuanta mujer se me atraviese y después cuando me aburro me caso.
- Sabes hay una nueva chica de servicio en mi casa, es hermosa no te voy a negar, pero me mando al carajo.-. Lo miré y le di una sonrisa maliciosa.-. Tu sabes como me encantan las que se hacen las difíciles.
- Solo déjala tranquila, no todas tienen derecho a caer a tus pies-. Se quejó Marcus.
- Hasta ahora no ha habido ninguna y ella no será la excepción, es más voy a tomarme esto como un reto personal-. Saboree esas palabras.
Mientras hablaba con Marcos entra Alfonso y se une a la platica, lo ponemos al día y me propone una tentadora propuesta.
- Hagamos algo, si te la llevas a la cama en menos de seis meses, te doy mi auto, mi departamento y te pago un viaje a donde tu quieras y yo seré tu sirviente por un mes-. Propuso y la verdad no me pareció nada mal lo que me ofrece.
- Acepto!.-.Le dije, la idea de que sea mi sirviente me encanta.
- Yo pienso que no deberías hacerle caso a Alfonso-.- Dijo Marcos y Alfonso lo miró como si quisiera estrangularlo.-. Te puedes arrepentir amigo.
- Tu decides Liam.-. Me miró Alfonso.-. O aceptas mi reto o simplemente te rindes al no poder con una pobre sirvienta.
La palabra rendirse no está en mi libro de vida y no la pondré en tela de duda solo por esa chica, asi que poniendo los pro y los contra acepté.
- Jamás, ya veras que en menos de dos meses la tengo bajo mis sábanas.-. Lo dije tan seguro que hasta miedo de mi mismo sentí.
MARCOS
ALFONSO
BRUNO RUSSO FERRER
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