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Secuestrada

Capítulo 1

Me llamo Elizabeth Marie Davis y tengo 26 años. Provengo de una familia de fanáticos religiosos de la cual huí hace tiempo. Mi vida en el lapso de dos años cambió radicalmente, no había manera de saber que pasaría conmigo ni las sorpresas que el destino había preparado para mí.

Nací y crecí en un pequeño pueblo de Ohio. Hija de padres que consideraban que casi todo era pecado. Amaban y temían a Dios por sobre todas las cosas.

No podría decir que fui maltratada físicamente pero psicológicamente lo fuí.

Acabe mis estudios con la ilusión de asistir a la universidad, algo que me costó demasiado porque según papá "las mujeres deben permanecer en casa, criar a sus hijos y atender a su hombre". Un pensamiento demasiado machista y anticuado que a medida que fui creciendo detesté con pasión.

Fui víctima de bullying y un sinfín de burlas por mi vestimenta porque como era de esperarse debía vestir como alguien respetable y no como una mujer de mala vida como según mis padres creían todas las personas de mi edad acostumbraban.

Mi silueta se escondía debajo de camisas enormes y faldas hasta los tobillos demasiado anchas o vestidos de manga larga con cuello y largo hasta los tobillos. Nuestra religión obligaba a usar faldas y no pantalones, ni en eso éramos libres.

A corta edad me veía como una anciana aunque con el rostro de alguien muy joven.

Papá trabajaba, mamá y yo hacíamos los quehaceres del hogar y debía también aprender un sinfín de cosas para ser una buena esposa.

Tenía horarios estrictos y una vigilancia digna de un militar, así vivía. Las únicas amigas que podía tener eran miembros pertenecientes a la iglesia pero yo no quería eso, no me sentía parte de ese lugar por más que no conociera más que eso.

Las niñas eran criadas con conceptos machistas y anticuados, obligadas a contraer matrimonio entre los dieciocho y los veinticuatro años con miembros de la iglesia que elegían sus padres. Debían tener hijos y continuar el ciclo con ellos.

Mi hermana mayor siguió las órdenes de mis padres y la ví sufrir demasiado aquello hasta que no soportó más y terminó suicidándose. Ella fue casada virgen con alguien un poco mayor que ella pero no mucho, ella no lo quería ni iba a quererlo jamás. Se había enamorado de otra persona y planeado escapar pero cuando sus planes fueron descubiertos no hicieron más que apresurar la boda.

Su esposo la sometió a su voluntad, le quitó su virginidad pero además acabó con su alma. Ella quedó embarazada y sufrió un aborto pero su marido creía que debía tener más hijos así que no se detuvo en sus abusos. Ella no soportó más, no lo amó jamás ni estaba lista para tener una familia. Estaba atrapada y no encontró otra salida que la muerte.

Este suceso solo empeoró todo pero me dió tiempo porque me buscaban un matrimonio y solo lo retrasaron debido a la pérdida de mi hermana. Yo también quise huir pero debía planear que hacer para no correr la misma suerte

Ahorre mucho tiempo peso por peso de lo poco que mi padre me daba y de las propinas de ayudar a una señora miembro de la iglesia. Julia era su nombre, ella creía que todo era absurdo y no estaba de acuerdo con varios miembros ni su manera de proceder.

Sus hijos incluso hicieron su vida fuera de la iglesia porque así lo decidieron.

Cuando Marcos pidió mi mano luego de la misa y la boda comenzó a planearse debí apurar mis planes de huida. La señora Julia me dió dinero y le pidió a su hija que me llevara a Nueva York que era donde estaba viviendo. Así fue que una madrugada logré escapar.

Llegué allí y la hija de Julia me dió algo de su ropa que ya no le quedaba por haber subido de peso, fue mi primera vestimenta normal. Busqué una pensión para vivir y comencé a trabajar de mesera en más de un sitio, también hacia limpieza, cuidado de niños, lo que fuera.

Así trabaje hasta que ví un anuncio en el diario de que una importante compañía de seguridad necesitaba empleados. Fui sin pensar y el único puesto disponible fue en limpieza. Acepte sin dudar porque la paga era mucho mejor, además de tener seguro médico.

Meses después conseguí otro lugar donde vivir, un pequeño apartamento cerca de mi trabajo que si bien era más caro tenía más comodidades y por sobre todo era seguro.

Lo que nunca imaginé fue que alguien veía cada uno de mis pasos y que más adelante buscaría la oportunidad para reclamarme como suya....

***Éste es el primer capítulo de esta nueva historia. Espero sea de su agrado y que me dejen comentarios que me ayuden a mejorar y hacer más agradable la lectura para ustedes.

Con cariño desde Argentina, Silvina 😘***

Capítulo 2

Comencé a ascender en la compañía y poco a poco dándome un mejor estilo de vida acordé a mis posibilidades.

Una de las tantas cosas que debí aprender en mi preparación para ser una buena esposa fue a administrar el hogar así que ahorraba lo más que podía siempre temerosa de que mi familia me encuentre y me lleve obligada al altar.

No tenía auto ni siquiera sabía cómo conducir uno, apenas si había aprendido a manejar mi teléfono celular. La única amiga que hice que era secretaria del jefe de la compañía siempre me decía que yo había nacido en otra época y es que hasta yo aveces lo pensaba.

Los primeros meses vivi con el temor de que mis padres me encontraran o alguien me reconociera en éste lugar pero aunque el tiempo transcurrió a un ritmo acelerado en ésta gran ciudad el miedo aún persiste. Es un terror con el que viviré por siempre aunque no lo desee.

Evito las fiestas y las reuniones sociales a las que mi amiga me invita siempre por el miedo a ser reconocida. Soy feliz viviendo en el anonimato, en las sombras. Cada día al llegar a mi apartamento cierro hasta las persianas, no soy capaz ni de abrí las cortinas. Soy bastante paranoica. Incluso que alguien golpee mi puerta pone a latir mi corazón amenazando con salir de mi pecho.

Miro la foto que tengo junto a mi hermana y pido a Dios que la tenga en su santa gloria. Le hablo cada vez que me siento presa del pánico y que caigo presa de mis recuerdos.

Quiero vivir, quiero ser libre, anhelo ser feliz y ser una mujer segura de si misma. Ya no quiero vivir con el temor de que me encuentren y me obliguen a casarme. No me imagino perdiendo mi virginidad como un trabajo de esposa como le pasó a mi hermana. Deseo ser la dueña de mi cuerpo y de mis decisiones, elegir yo con quién acostarme o cuando me sienta lista para tener hijos..

En mi trabajo hay muchos hombres guapos, incluso siendo la secretaria del contador y teniendo que llevar informes contables a otros sectores de la compañía o a los altos ejecutivos prefiero acabar rápido y volver a mi lugar seguro para que nadie me mire ni me hable.

.

Luego de mucho tiempo trabajando aquí solo conozco la voz del presidente y vicepresidente porque jamás ví sus rostros. Tampoco me interesa conocerlos, me asustan porque sus voces son muy duras y siempre que los he escuchado es gritando.

Me he sentido muy inquieta, ansiosa, mirando a cada rincón. Tengo un presentimiento de que algo sucederá pero no sé que es. Tengo miedo, estoy paranoica. Incluso he tenido pesadillas y sueños en los cuales despierto asustada gritando.

Él cansancio me está pasando factura. Mi mente vive en otro sitio, mi cuerpo está en alerta y hasta cuando mi amiga me toca el hombro para hablarme me siento presa del pánico imaginando que sea alguien de mi pasado.

-Liz ¿Estás bien? ¿Por qué estás así?- preguntó Marina asustada

-Tengo un mal presentimiento, siento que algo me sucederá y no dejo de soñar que me llevan a la fuerza

-Deberias ir al médico, quizás por unas pastillas para dormir. Luces cansada y estás muy alterada

-Lo pensaré

-Hoy me quedaré contigo, de todos modos no necesito llevar nada porque tenemos que usar éste uniforme cada día

-Gracias Mar

-Para algo son las amigas. Nos vemos a la salida

Al momento de salir me dirigí con todos al ascensor porque estar sola me daba miedo y sentía cada sitio como un peligro inminente.

Busco con la mirada a Marina y nos vamos al apartamento. Tenerla a ella me hace sentir más segura y me da menos miedo. Aunque si viene un atacante armado estaría en el mismo peligro.

Cenamos, miramos televisión y nos fuimos a dormir porque mañana debíamos ir a trabajar nuevamente

Me baño mientras Marina prepara un desayuno con lo poco que tengo en el refrigerador porque he estado tan asustada que no hice ni la compra semanal. Salgo del baño y busco un conjunto de ropa interior y no lo encuentro así como tampoco la blusa que uso debajo de la camisa del uniforme.

Desayunamos y nos dirigimos al trabajo, hoy más descansada. Marina me avisa que se quedara también hoy a dormir conmigo así que planeamos ir al súper y luego cenar mientras vemos una película.

Capítulo 3

Mi jornada laboral transcurrió con normalidad aunque mi presentimiento de sentirme en peligro seguía latente. Hablé con Marina y quiso tranquilizarme de que estaba bien y aunque le hice creer que me sentía más tranquila, mentí.

La sensación de estar en peligro era fuerte y asumí que era mi familia la culpable o los miembros de esa maldita iglesia llena de locos.

Esa noche cené en soledad, me bañé y al buscar mi pijama, no estaba.

-Seguro estoy tan loca que olvido dónde dejo mis cosas, seguro mañana las encuentre- mencioné en voz alta

-Hasta hablo sola, te estás volviendo loca Liz, definitivamente- volví a decir para mí misma

Luego de dar mil vueltas en la cama caí profundamente dormida

Iba por una calle muy conocida y entraba a mi antigua casa donde mis padres estaban sentados a la mesa hablando con la familia de mi pretendiente. Milagrosamente no me veían y me dirigía a mi habitación con el corazón latiendo descontrolado. Cerraba la puerta haciendo el mínimo ruido para que no me notaran y vinieran a buscarme.

Mi hermana salía debajo de mi cama y me abrazaba con lágrimas en los ojos

-¿Que haces aquí? No eres real- preguntaba mientras las lágrimas caían y empapaban mi rostro

-Necesito que me escuches, sólo hay una manera de escapar

-¿Cuál? No quiero terminar como tú, dime- exclamé desesperada

-Baja la voz, alguien te escucha si hablas en voz alta

-Dime por favor- tomé sus manos y suplique

-Si dejas de ser virgen no podrán casarte con ninguno de la iglesia

-¿Que dices?

-La verdad Liz, debes renunciar a tu virtud y así serás libre

Iba a abrazarla pero la puerta de la habitación se abría y ella desaparecía.

Desperté llamándola y llorando aún con la sensación de haber estado con ella.

Busqué su foto y lloré amargamente

-Si supieras cuánta falta me haces, desearía que estuvieras aquí. De tan solo haber resistido podrías haber escapado conmigo y hacer tu vida como siempre quisiste pero no pudiste esperar. Ahora ya nunca podré verte ni abrazarte, nunca seré tía, ya todo lo que soñé contigo no se hará realidad.

La alarma sonó y debía salir de la cama, secar mis lágrimas y alistarme para el trabajo. Lave mis ojos con agua helada para que baje la hinchazón y el enrojecimiento pero más que agua fría, necesitaba un milagro.

Llegué al trabajo y me rei de la ironía de la situación. En una empresa que promueve la seguridad yo me sentía inmensamente insegura.

Me sentía asfixiada, temerosa, como si el mal estuviera al acecho y yo sin saber a qué temerle, o a quién. En resumidas palabras me sentía en la boca del lobo.

Al salir del trabajo Marina se fue conmigo nuevamente al ver mi aspecto lamentable, al menos ella me animaba y calmaba mi paranoia levemente

Nos acostamos a dormir y noté otra cosa extraña, mi perfume que uso cada día, el único que tengo estaba tirado al lado de mi cama. Yo había tendido la cama antes de irme y era raro que este fuera de sitio cuando acostumbro no sacarlo del baño.

-¿Estás bien? Te quedaste mirando el perfume

-Es raro, he perdido cosas estos días y el perfume siempre me lo aplico en el baño, no entiendo que hace aquí

-Has estado muy distraída, ya encontrarás las cosas. ¿Recuerdas que cuando estuve estresada metí el papel higiénico al horno en vez de la pizza? Es normal distraerte y hacer las cosas mal si no estás durmiendo correctamente

-Quizas tengas razón pero aún así es extraño. Seguro mañana encuentre todo

-Ya lo verás, vamos a dormir que mañana será un largo día

-¿Por qué lo dices?

-No se, quieren un balance de todos los departamentos, algo me dice que harán recorte de personal- me estremeci ante la idea de ser despedida

-Hay no, ojalá no perdamos nuestros puestos

-No pasará, además hay como diez estúpidas que no hacen nada más que mirar su teléfono, primero las sacarán a esas. Vamos a dormir que mañana lucire peor que tú si no descanso

-Buenas noches Mar, gracias por acompañarme

Mientras Mar dormía yo repasaba la idea del sueño y más allá de que me causaba terror que un hombre me tocara, su parte razonable había.

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