Mi nombre es Veríal Ridegrald. Una vez hace mucho tiempo, fui un simple humano que debido a las terribles fechorías que cometí en mi vida, terminé en el infierno para sufrir dolor y tormentos por toda la eternidad.
No siento que fuera injusto, francamente es lo que me merecía. Pero al final, la eternidad no fue tan larga como me imaginé. Al pasar mil años de agonía pagué por mis pecados y los demonios de rango alto me dieron a elegir entre dos opciones.
Primera opción: Puedo regresar al mundo mortal, reencarnado en un ser humano.
Segunda opción: Me voy al paraíso donde jamás volveré a sufrir ningún tormento.
Sinceramente no me interesaban ninguna de las dos. Si reencarno en el mundo humano, me olvidaré de quien soy y de todo lo que he hecho.
Por supuesto que me negué rotundamente. Soy Veríal Ridegrald, yo no puedo dejar de existir. Además, me sigo sintiendo mal por la vidas que arrebaté y aunque ellos a este punto ya dejaron de existír o viven felices en el paraíso junto a sus seres queridos, no puedo darme el lujo de olvidarlos.
En cuanto a lo de ir al paraíso, pues no digo que no quiera ir, pero me incomodaria mucho ver a las personas que maté. Además, seguramente habrá flores, arcoíris y todo el mundo siempre estará feliz.
—¡Gyaj! —Solo de pensar en eso, me dió un escalofrío por todo el cuerpo. No estoy acostumbrado a ver tanta felicidad. En realidad, me siento más a gusto estando en el infierno.
Podría decirse que enloquecí, pero habían pasado mil años y a pesar que sufrí mucho, uno siempre se acostumbra. Les pregunté si quedarme aquí era una posibilidad y obviamente al proponerles esta loca idea, los demonios quedaron boquiabiertos del shock y tuvieron que reunirse para decidirlo.
Jamás había sucedido que un mortal quisiera quedarse en este lugar, así que tardaron varios días en darme una respuesta. Pero al final mí deseo se cumplió. Si reencarnaba en un demonio podría quedarme. Realmente no me importaba en lo que me convirtiera, así que acepté al instante y desde entonces pasé la eternidad como un demonio que castiga a los mortales que fueron tan crueles y perversos como lo fui yo en el pasado.
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No se como decir esto, pero desde que me convertí en demonio pasaron cosas, muchas cosas, *Cosas gigantes* y después de un tiempo terminé por convertirme en el Rey demonio.
Se preguntarán, ¿Qué fue lo que sucedió en ese intervalo de tiempo?. Pero es demasiado largo y no quiero aburrirlos contándoles sobre orgías, guerras demoníacas y celestiales, masacre y ríos de sangre interminables y una batalla de un siglo contra un dios dragón de mil cabezas de otro universo.
No me pregunten como fue que lo derroté, porque la verdad ni yo mismo lo recuerdo. Lo único que tengo es una pintura hecha por uno de mis lacayos, que retrata mí épico regreso.
Yo pienso que exageró un poco con el dibujo, pero el sinceramente cuenta que así fue como me vió. No tuve de otra que aceptarlo y dejar que lo exhibieran en el museo infernal donde tengo mi propia sala.
No crean que fue mi idea, no soy tan vanidoso como ustedes creen, fueron mis lacayos los de la idea. De verdad que son unos diablillos muy juguetones, pero me divierten sus payasadas y su compañía, así que siempre se las dejo pasar.
¿A que iba con la historia? Ah, cierto, sobre mi rango. Pues con todas esas batallas gané popularidad entre las masas y como en el infierno el más fuerte domina sobre el débil, me volví la mayor autoridad en el infierno, convirtiéndome así en el Rey demonio.
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Tenía todo lo que podía desear, la lealtad de todos los demonios, las mujeres más hermosas del infierno y del cielo, (aunque pronto me aburrí de ellas) y por supuesto, toneladas brillantes de oro y joyas.
Creerán que el oro no significaba nada en el infierno, pero resulta que torturar a los condenados sin ningún beneficio, aparte de la diversión, comenzó a ser algo que los demonios ya no podían soportar. Así que cuando me convertí en el gobernante, se me ocurrió una idea para así acábar con el conflicto y desde hace varios siglos se empezó a dar pagas por el servicio de torturas.
Incluso tenemos hoteles de lujo, restaurantes que sirven un exquisito pollo reptiliano de tres ojos a las brazas y los balnearios con la mejor laba ardiente en la que puedes relajar tus fatigados músculos después de un largo día de ahorcar y destripar mal vivientes.
De verdad un lujo que ni siquiera podrías disfrutar en el paraíso. Incluso el infierno se volvió tan popular que los mortales que han pagado por sus pecados, deciden la tercera opción de convertirse en demonios y quedarse. Incluso algunos angeles, conocidos por su orgullo y arrogancia, vienen aquí a pasar sus vacaciones.
Justamente en uno de los restaurantes me encontraba casual almorzando con mis lacayos, cuando de repente mí atención se centró en una chica a poca distancia.
Era una chica alegre, de cabellos dorados, ojos hermosos color esmeralda y desprendía un aura encantadora al punto que mis ojos no podían apartarse de su espléndida figura. Simplemente era demasiado hermosa y parecía un insulto dejar de mirarla.
De verdad no sabía lo que me estaba pasando, mis dos corazónes no paraban de retumbar, me costaba mucho respirar y mis manos temblaban y sudaban por montón.
Recordé sentir algo parecido cuando era niño. Estos síntomas eran productor del miedo, algo raro en mí. No tuve miedo al morir, ni tampoco lo tuve cuando luche contra dioses y demonios. Pero el solo ver a esta chica, me hacía sentir temeroso, me hacía sentir muy confundido y me hacía sentir..."Enamorado".
Era eso, ¿Cómo pude ser tan ciego?. Yo por primera vez en mi vida me había enamorado. ¿Quién diría que estas emociónes nacerían después de mi muerte?.
—Hehe!. —Inexplicablemente comencé a sonreír. Podía sentir miedo, pero a la vez una emoción desbordante comenzaba a aumentar en mi pecho.
—¡Quiero...conocerla! ¡Quiero hablar con ella!. —Cuando este deseo llegó a mi cerebro, inmediatamente caminé para hablarle.
Solo que algo estaba interfiriendo con mi avance. —¡Diablos!. Esto es difícil. —No me lo podía creer. Apenas caminé unos pasos y ya estaba exhausto. Ella no caminaba muy rápido y parecía que podía alcánzarla con facilidad, pero el cuerpo me pesaba como si llevara un planeta en la espalda y cuando quería decirle algo, temblaba como gelatina de lima ácida (literalmente hecha de ácido) y ni siquiera podía abrir la boca.
—¿Qué me sucede?. Soy Ridegrald, soy el Rey del infierno. Angeles y demonios tiemblan ante mi fuerza y no hay mujer en el mundo que no pueda conquistar. ¿Por qué me esta costando tanto acercarme a una chica? .
Al decirme esto me armé de valor y con mayor seguridad logré caminar más rápido. Sin embargo, apenas di unos pasos, uno de mis lacayos me palmeó en el hombro para detenerme.
—Mi señor Ridegrald, le sugiero que no se acerque a esa persona.
—¡Qué estas diciendo!. ¿Acaso piensas darme ordenes?. —Me di la vuelta y le respondí bruscamente.
Se que tenía buena voluntad al advertirme, pero me estaba exasperando porque la chica se alejaba más y más y no pude evitar enojarme. Sin embargo, mi ira desapareció cuando mi lacayo continuó diciendo.
—S-Señor!. Yo jamás me atrevería a hacerlo. Pero es mi deber informarle que la señorita con la que usted quiere hablar, es una importante figura en los altos cielos.
En efecto, me olvidé de especificar que la hermosa chica de la que me había enamorado era un ángel y por lo que me estaba diciendo mi lacayo, no era un ángel cualquiera.
Su encantador nombre era Celestia Vanadish, la hija favorita de los Vanadish. Son un de las familias más poderosa de los cielos. Ella particularmente es el ángel más bondadoso y majestuoso, una joya entre los ángeles, querida por todos y por lo que me estaba diciendo, es excepcionalmente buena en batalla. No por nada viene de una larga descendencia de arcángeles. Los ángeles más poderosos.
Es tan popular que hasta tiene un club de fans de miles de alados, liderado principalmente por su querido hermano mayor Bernassius Vanadish, que por lo que todos comentan, tiene un extremo complejo de hermana.
Mientras sus padres están de viaje en el mundo mortal, tiene como protectores a sus tres tíos para protegerla de cualquier infeliz que decida hacerle daño.
Ahora que me doy cuenta, son las tres personas que estaban con ella. Estába tan hipnotizado por su belleza que no me había percatado que tenía compañía.
Al saber esto, lo entendí perfectamente. Soy el rey del infierno. Si alguien del bajo mundo, en especial mi persona, se acercara a tan encantadora mujer, es seguro que habría mucha oposición por parte del cielo. Incluso me atrevería a decir que una guerra estaría asegurada.
Antes no me importaria si estallara una guerra. Si así lo quisiera, podría matarlos a todos con mucha facilidad. Para empezár fue por mi causa que formamos una tregua. Simplemente me había aburrido de tanta masacre sin sentido y decidí terminarlo por las buenas. Pero ahora tengo que pensar en lo que construí y la guerra solo terminaría destruyendo todo. Además, que la chica de la que estoy enamorado podría acabar muerta o peor, seguramente me odiaria si mato a todos sus compañeros.
Al final suspiré impotente y decidí rendirme. No había caso sacrificar todo lo que había construido, solo por una chica. Pero justo cuando me iba a dar la vuelta para regresar a mi mesa con mis compañeros, la hermosa chica pareció haber notado mi incesante murmullo y cuando me vió, me lanzó una sonrisa tan dulce y resplandeciente que prácticamente me robo el alma.
Ya no habían titubeos sobre lo que debía hacer, así que me jure a mi mismo que no importa lo que tuviera que sacrificar, tendría a esa mujer a toda costa.
—¿Qué? ¿A donde se fue?. —Sin embargo, aunque mis sentimientos eran fuertes y estaba listo para la batalla, me quedé embobado con su belleza por tanto tiempo que al momento de despertar la hermosa chica se había marchado.
Rápidamente le pregunté a mi lacayo en donde se alojaba, pero lamentablemente me contó que este era su último día de estadía en el infierno y ahora mismo se disponía a regresar al cielo.
—¡Diablos!.
Maldije frustrado, más no derrotado. Ésto nada más era solo el comienzo.
"Preparate mí querido ángel. Muy pronto serás mía".
Con mi determinación al máximo, me despedí de mis compañeros para que sigan disfrutando. Luego volé a toda velocidad y me diriji hacia mi castillo para idear el plan infalible que lograría conquistarla.
...............
—AHHHHH!!! ¡¿Porque no se me ocurre nada?!.
Este soy yo, gritando como un perdedor después de cinco minutos de haber llegado a mi mansión.
Jamás creí que fuera tan difícil pensar en un plan romántico de conquista. Solo ahora que me doy cuenta que jamás tuve la necesidad de idear un plan para ganarme a una mujer. Como soy el Rey demonio y la persona más poderosa del infierno, realmente nunca tuve que hacer nada. Con solo hacer un simple llamado, cientos de mujeres se pondrían en fila ante mi puerta.
Al principio creí que eso podría funcionar, pero rápidamente deseche esa idea, ya que esto no se trata de lujuria, por primera vez me había enamorado de alguien y no podía mandarle un mensaje que dijera. —¡Mujer, deseo tu cuerpo! ven a mi mansión cuando la luna roja este en su punto más alto. —Me mandaría al infierno sin pestañear y eso que ya estoy en el infierno.
—¡Dios! Realmente no se que hacer, ¡por favor ayudame! —Como no se me ocurría nada, le ore a dios por un milagro.
Pensarás que es muy descabellado que el rey demonio le pida ayuda al viejo de barba blanca, pero en realidad, después de esa batalla contra el dios dragón de mil cabezas, nos convertimos en grandes amigos y de vez en cuando nos reunimos para conversar, beber y competir en video juegos.
No todos lo saben pero el también estuvo en esa batalla. Solo que como es muy tímido, no le gusta llamar la atención, así que decidió dejarme a mi todo el crédito por la victoria.
Yo le digo viejo, pero en realidad se ve como un hombre de unos 27, extremadamente apuesto y vistiendo un perfecto traje a la medida de color blanco. De verdad que le gusta mucho ese color. Algún día, me gustaría que vistiera algo más, Hmm...nose...algo de color ¡Negro!. Sin embargo gustos hay para todos y no lo puedo criticar.
Después de orar, espere pacientemente por una respuesta. Sin embargo pasaron dos horas y el desgraciado no me respondía.
Estába apuntó de orar de nuevo e insultarlo unas cuantas veces por dejarme esperando, pero al calmarme un poco recordé que el viejo se había marchado a otra dimensión para discutir con los dioses de otros universos sobre quien sustituirá como dios, al dios dragón que aniquilamos hace ya tantos siglos.
Que estúpido soy, ¿cómo pude olvidarlo?. Si recuerdo bien, se marchó hace dos siglos, lo que significa que la búsqueda de un sustituto esta tomando mucho más de lo esperado.
—AAAARGH!! —Cuando me percaté de esto, volví a gritar con amargura y desesperación.
Dios era el único que podía ayudarme. El tenía un gran conocimiento sobre el amor y todas esas cursilerias y con sus consejos me habría sido muy fácil el obtenér el corazón del ángel Celestia.
Pero eso ya no era posible, seguramente dejo a sus ángeles más competentes para cuidar los cielos y vigilar la tierra mientras no estába, pero a ellos son los que menos quiero pedir ayuda. Seguramente se burlarían de mí si se enterasen.
Jaja. Nah. No tienen el valor.
Por otro lado, Dios estaría realmente feliz que yo me allá enamorado de alguien. Siempre me hablaba de lo hermoso que era cuando encontrabas a tu media naranja y bla! bla! bla! Muchas ridiculeces que en aquel entonces no me interesaban, pero que ahora me doy cuenta de lo maravilloso que se siente estar enamorado.
Esto jamás me había sucedido. Cuando era mortal, solo me la pasaba matando y destruyendo ciudades. No es que quisiera hacerlo, pero era el general de un imperio y era mi deber el cumplir las misiones a como de lugar. Solo era un robot sin alma y morí como un perro, sin poder experimentar alguna felicidad.
Por eso quiero acercarme a Celestia, quiero sentir todo lo que Dios me había contado y mucho más.
.....………
Como el plan celestial no funcionó, opte por usar el plan "B", preguntarle a mis subordinados.
—Señor Veríal, ya estamos aquí ¿Que desea usted que hagamos?
Rápidamente llegaron frente a mi y con algo de vergüenza comencé a relatarles los problemas amorosos que tenía, a ver si tenían algunos consejos para ayudarme.
Obviamente mis lacayos quedaron muy sorprendidos por la noticia y varios, bueno, en realidad todos me llenaron de felicitaciónes y regalos que por alguna extraña razón ya tenían preparados.
Supongo que Dios no era el único que velaba por mi felicidad, mis compañeros también lo hacían.
.....………
Despues de varias felicitaciones regresamos al tema principal y después de pensarlo un poco, mis infernales compañeros no tenían ninguna idea al respecto.
—¡Vamos!. ¿Realmente no tienen nada?. —Les pregunté escéptico.
Había visto muchas veces cuando los diablillos traían varias mujeres para divertirse, así que no podía creer que no tuvieran algún plan.
—Bue..Bueno!. No diríamos que es un plan, pero nunca nos ha fallado.
—¡¡¿Que es?!! ¡¡Vamos díganme!!. —Estaba tan emocionado que salte de mi asiento. Finamente algo de ayuda para variar. Parece que mis subordinados no son tan ineptos como yo creí.
Sin embargo, mis esperanzas en su capacidad de casanovas fueron derrumbadas cuando los diez al unísono levantaron sus manos y me señalaron. Al principio no entendía lo que me querían decir, pero cuando pensé más a fondo lo comprendí.
—AHH!! Bastardos! ¡Han estado utilizando mi nombre para conseguir chicas!, ¿no es así?.
—¡Lo sentimos mucho!. —Al ver que me había enojado, como si lo hubieran ensayado rápidamente se tiraron al suelo y golpearon sus cabezas varias veces mientras pedían disculpas.
Estos diablillos despreciables de verdad que no tienen cura. Utilizar el nombre de su señor para tales actos. Por su atrevimiento no sabía si más tarde castigarlos por ser muy valientes o muy estúpidos, pero al ver como temblaban como gallinas reptilianas y tenian expresiones atormentadas de miedo intenso, decidí optar castigarlos por una tercera opción. "Que son un poco valientes, pero mayormente son increíblemente estúpidos".
Los torpes imploraban piedad y seguían golpeando sus cabezas varias veces contra el suelo. Al principio tenía un sentimiento de culpa por gritarles, pero después de ver la misma escena tantas veces, sinceramente ya me tenían harto.
Aburrido me rasque la cabeza y con exasperación respondí. —Tch! ¿Saben que?. Hagan lo que quieran, ya no me importa.
—¡¡¡Yuuuuupi!!! —Los bastardos apenas escucharon mis palabras rápidamente despejaron sus rostros culpables y saltaron de la alegría.
Suspiraba impotente mientras veía como festejaban. No importa cuantas veces los castigue por sus payasadas, jamás van a aprender. Entonces, ¿para que intentarlo?. Mi vida será mucho más sencilla si me dejo de preocupar por cada una de sus idioteces.
No obstante, había algo que me llamó la atención, así que por curiosidad decidir preguntar.
—¡De verdad que no los entiendo!. ¿Porque tienen la necesidad de utilizar mi fama y prestigio cuando las vuestras son igualmente eficaces?.
Los diablillos avergonzados simplemente me miraron sonrientes sin responder la pregunta. Por su silencio no lo entendí del todo, pero puedo imaginar que cometieron alguna estúpidez y por ende no pueden revelar sus nombres al público. Supongo que en algún momento lo tendré que investigar.
Cielos, podrían no creerlo al ver sus caras tontas y sus personalidades juguetonas y haraganes. Pero estos diez diablillos son desafortunadamente mis generales más poderosos.
En el infierno la palabra demonio es de hecho una frase universal para referirse a toda nuestra especie. Pero de hecho, hay una infinidad de razas demoníacas.
Primero estan los demonios comunes, osea con cuernos y alas, que tienen distinto color de piel. Ej: blanco, negro, rojo, azul, etc. Pero también se encuentran las razas hombres serpiente, dragón, insecto, de energía, de magma, de diez brazos y cuatro caras, o simplemente sin una forma descriptible.
Mis preciados y torpes subordinados pertenecen a una extraña raza llamada, "Golinoisse".
Son una raza que puede leer la mente y controlar, borrar y crear memorias de un individuo a voluntad.
Mientras iba en búsqueda de guerreros talentosos para que se unieran a mis filas, escuché sobre ellos de uno de mis soldados y por la curiosidad, rápidamente me prepare para visitar su tribu. Esos poderes me servirían bastante para luchar contra los engreídos ángeles, así que estaba bastante motivado por ir.
No obstante, jamás espere que justo antes de irme, ellos mismos decidieran venir personalmente a mis dominios para unirse.
—¡Señor Veríal nos ha derrotado y como lo hemos prometido, nos uniremos a su ejército!.
Eso fue lo que me dijeron la primera vez que los conocí. La verdad no sabía ni que decir. ¿Qué los derrote? ¿Promesa?. No entendía ni una palabra de lo que decían.
Pero después de tranquilizarme y tener una larga conversación con ellos, me revelaron que su raza tenía una habilidad secreta que jamás le habían revelado a nadie. "Podían ver el futuro".
Individualmente de 15 a 30 minutos, dependiendo de su concentración. Pero cuando están unidos, pueden entrelazar sus mentes y utilizar sus poderes para ver a un año o dos o tres en el futuro. También dependiendo de cuantos de ellos se unan en la mente colectiva.
Me sobresalte cuando escuche esto, pero después de recordar su inesperada llegada y sus palabras sin sentido, logré armar el rompecabezas.
Me explicaron que tal como había planeado, llegué a su tribu y para que se unieran a mi ejército tuve que luchar contra sus diez mejores guerreros al mismo tiempo.
Escuchar eso me sorprendió bastante porque por los rumores que escuché, cada uno podía derrotar a mil guerreros. Obviamente por sus poderes, no es mucha sorpresa que los rumores fueran ciertos. ¿Pero que yo luchará contra los diez?. ¡¡¿Al mismo tiempo?!!. Estoy muy confiado en mis capacidades, pero jamás había luchado contra seres con esas habilidades.
Sin embargo, en vista de que los tengo aquí presentes, quiere decir que los venci y que inesperadamente soy mas fuerte de lo que esperaba.
Además, me contaron que no sólo se unieron por la promesa, se habían sentido tan admirados por mi fuerza suprema que juraron seguirme toda la vida. Jamás pensé que podía conseguir aliados tan formidables sin siquiera haber hecho nada.
¡Diablos! Es ahora que recuerdo sus poderes que me doy cuenta que los bastardos se han aprovechado de mi para salirse con la suya.
Que estupido soy. Con razón tenían regalos y artículos de fiesta cuando les revele que me gustaba una chica y ahora que lo pienso, estaban demasiado sincronizados mientras pedían disculpas.
—*Esta vez se las dejare pasar, pero la próxima vez que decidan tomarme el pelo, me encargaré de castigarlos severamente*. —Eso es lo que en mi mente estaba pensando, pero francamente viendo las caras alegres de los diablillos, puedo predecir que no cumpliré esa promesa y jamás la voy a cumplir.
Inmediatamente volví a suspirar impotente. En sus formas demoníacas se veían tan sabios y competentes. ¿Cómo un simple cambio de forma pudo convertirlos en jóvenes tan inmaduros y despreocupados?.
Si sabia que esta era su verdadera personalidad, lo habría pensado dos veces antes de aceptarlos.
Por cierto, olvidé mencionar que para que las diferentes razas puedan socializar y comunicarse de un modo más cómodo entre sí, utilizamos una forma ligeramente humanoide para movernos. Solo así podemos entrar en ciudades, establecimientos y mansiones, sin temor a destruirlas.
También nos sirve para que las relaciones íntimas con otras razas sea mucho más simple. Porque de hecho, si estos diablillos se presentarán ante una mujer con sus verdaderas formas, es seguro que los mandarían directo al diablo, utilizando mi prestigio o no.
No se cómo describirlos, pero hace poco vi una película de un niño mago que era atacado por Demento.. algo, nosé, pero lucen parecidos a ellos.
En fin. Antes no podía comprender sus emociónes ya que no tenían un rostro para identificarlas, pero con el tiempo e aprendido a leerlos. Son unos bastardos de verdad espeluznantes. Son perfectos para cundir el miedo durante la batalla, pero son terribles para conquistar mujeres. Deberían agradecer a su genética demoníaca que pueden cambiar de forma.
..............
Cuando me convertí en un demonio también adquirí una apariencia feroz y aterradora y después de varias casualidades adquirí una segunda forma mucho más imponente y sublime que la anterior. Pero por el momento no me molestare sobre este tema, mejor continuemos.
Regresando al problema inicial, no se me ocurría ninguna idea romántica y si no pensaba en algo rápido, la hermosa Celestia jamás se fijariá en mi.
—Ah! Mi señor esperé, creo que tengo una idea que lo podría ayudar.
—¿De verdad?. —En mi desesperación, las palabras de mi subordinado me llenaron de esperanza y rápidamente le ordene que continuará.
—Bu...Bueno!. Mientras le cubría el turno de torturas a un compañero que le debía un favor, tranquilamente le arrancaba las entrañas al alma pecadora y en el horario de descanso, por el aburrimiento, comencé a entablar una conversación con el bastardo infeliz. Me entretenia un poco saber lo que ocurría en el mundo humano y entre charla y charla, me comentó sobre sus amoríos de infancia y para que una chica logrará ser su novia, solo tuvo que escribirle una carta de amor. Después de eso, lo seguí torturando hasta que se acabará mi turno.
—¡Asi que una carta de amor! —Ingnorando el completamente normal comportamiento de mi subordinado demonio, puse una expresión pensativa como si realmente supiera lo que significaban esas palabras. Pero sinceramente "no tenía idea".
Bueno, no soy tan estúpido, se lo que es una carta. E escrito miles de cartas desafiando a mis enemigos, pero carta....¡¿de amor?!. Era algo incomprensible para mi.
Osea, ¿tengo que desafiar a mi adorada Celestia a un combate a muerte para ganarme su amor?. En mi época esa respuesta podría ser factible, pero como el infierno ha cambiado bastante tras los siglos, el mundo humano también lo hizo.
No creo que en la actualidad sigan utilizando esos combates sangrientos para conseguir mujeres. ¿Oh talvez si? ¡AAAARGH! ¡¡¡No tengo idea!!!.
¡Maldicion! Soy solo un simple, "humilde", increíblemente poderoso, excesivamente apuesto y sexualmente activo rey demonio. ¿Porqué todo lo que tenga que ver con el romance tiene que ser tan difícil de entender?.
Estaba en un predicamento, no quería verme estúpido frente a mis subordinados, pero me urgía preguntar lo que significaban esas palabras. Afortunadamente, como si mi subordinado me hubiera leído la mente, (y seguramente así fue), lanzó una tos fingida para llamar mi atención y rápidamente comenzó a explicar.
—Ejem! Seguramente usted ya lo sabe, pero lo explicaré de todas formas. En el mundo humano, una carta de amor se crea para entregárselo a la mujer que sientas más atracción. En ella escribes los sentimientos que sientes por ella y algún que otro cumplido sobre su personalidad o su físico para hacerla sentir halagada y conmovida. —Despues de finalizar la explicación, se rasco la cabeza en vergüenza y en humildad respondió. —Es toda la información que pude conseguir del infeliz. ¡Lamento si no fui de mucha ayuda!.
—No! Lo hiciste bien. ¡Buen trabajo! —Al instante felicite a mi subordinado por el gran trabajo y dándoles una gran bolsa de dinero les ordene que se fueran y me dejarán solo para poder pensar.
—Gra.. ¡Muchas gracias Amo!. Como usted ordenó, nos retiraremos de inmediato.
Como predije, los diablillos estaban más que extasiados por la recompensa y no hacía falta ser vidente para saber que la bolsa que les entregue estaría vacia para el atardecer.
Viendo como se marchaban sonrientes para gastarlo todo, suspire abatido y mientras niego lentamente con la cabeza en lamentacion, me repito las mismas palabras que siempre me digo. "Estos diablillos de verdad que nunca van a cambiar"
………………
Ahora que tenía un tiempo a solas, comencé a pensar seriamente en lo que pondría en la carta.
No la conocía lo suficiente como para saber algo de ella o las cosas que le gustaba. Así que simplemente escribí en detalle lo que sentí la primera vez que la conocí.
Parecía fácil al principio, sin embargo las palabras sonaban bien en mi cabeza, pero eran terribles cuando las plasmaba en papel. Así que me pase varias horas escribiendo.
Quería que fuera perfecto, es por eso que les pedí a los sirvientes y a mis subordinados que no me molestaran hasta finalizar este duro y extenuante desafío. "Expresar mis sentimientos".
Lo más difícil que podrías pedirle a un demonio. No obstante, como antes fui un mortal y quedo un poco de humanidad en mi interior, estaba seguro que no me seriá tan difícil terminarlo.
………….
Pasaron "15 dias". 15 malditos días que llevo escribiendo esta jódida carta.
Tengo una migraña severa por tanto pensar, me duele la mano al punto de querer arrancarmela de mi brazo y tengo un hambre tan insaciable que podría comerme toda la ciudad y a sus millones de habitantes de solo un bocado.
Más no todo fue un desperdicio. Al final todo ese sufrimiento valió la pena, porque finalmente logre terminarlo.
Podrían no creerlo pero me encantaba ese dolor. No es porque fuera un masoquista, en realidad fue por la satisfacción de haber pasado por una difícil tarea y haberla pasado con éxito después de muchos tormentos.
No me sentía tan realizado desde que era un mortal siendo torturado por mis pecados. Eso me trajo mucha nostalgia y no pude evitar sonreír al recordar viejas épocas. Aunque bueno, más que recuerdos placenteros, creo que la palabra específica para determinarlo debería ser traumas.
Pero dejando de lado mis problemas mentales, como finalmente la carta estaba lista me propuse a leerla para asegurarme que estuviera perfecta.
………
Querida Celestia Vanadish
Tal vez tu no me conozcas, pero te confieso que me enamore a primera vista la primera vez que te vi.
Solo con ver tu mirada, tus hermosos ojos color esmeralda me quede petrificado.
Fueron solo unos segundos, pero aún así eran tan puros y agudos, que me sentí como haber estado sumergido en lo más profundo del infierno congelante por más de mil años.
Tu lacio y magnífico cabello dorado era tan hermoso y brillante, que superaba el vómito de telaraña cristalino de las aracne-escanyar de los bosques primigenios de la niebla negra.
Tu delgada y exquisita figura era perfecta en todos los aspectos. Ni todas las hadas y sucubos del infierno se te podrían comparar.
Hacías que mi sangre hirviera como un millar de volcanes en erupción y apenas podía controlar la bestia interna que llevaba dentro.
Mi lujuria por ti era tan intensa que deseaba con toda mi alma demostrarte físicamente lo que es estar con un verdadero hombre y complacerte hasta el clímax con cientos de movimientos que jamas te podrías imaginar.
Y por último, "tu sonrisa".
Aquella dulce y sincera sonrisa que me obsequiaste antes de partir era tan pura, tan inocente y tan radiante. Fue como si por unos segundos pensará que el infierno no debería existir. Porque con solo ver tu bella sonrisa, la humanidad caminaria por un sendero de igualdad y armonía por toda la eternidad.
Desgarraste mi cuerpo en miles de pedazos y solo dejaste intacto mis dos corazónes para robartelos.
En simples palabras, "me convertiste en tu esclavo"
Te volviste todo mi mundo.
No puedo comer, no puedo dormir, ni siquiera puedo torturar por gusto.
Lo único que hago todo el día es sólo pensar en ti y a cuantos dioses y demonios debería sacrificar, solo para añorar poder estar unos segundos a tu lado.
Si es posible, me encantaría si aceptarás reunirte conmigo para conocernos mejor.
Si aceptas mi invitación, por favor envía una carta de respuesta para concordar la fecha de nuestra cita.
Atentamente:
El rey demonio Verial Ridegrald
………………
—Muahahaha!. —Orgullosamente comencé a reir por la obra maestra que había creado.
¿Y que mejor para expresar mí intenso amor que escribirlo con mí propia sangre?. Estába completamente seguro que ni los ángeles, con todos sus conocimientos románticos, podrían haber escrito algo mejor.
No es que fuera muy arrogante, pero esta vez me supere a mi mismo y tenía que darme unas bien merecidas palmaditas en la espalda.
……
Al estar seguro que mi carta de amor era perfecta, mis temores desaparecieron y felizmente se la entregue a mi pequeño mensajero, para que valla al cielo y se la entregue en su domicilio.
—¡Estoy seguro que mis sentimientos le llegarán y no tardará mucho tiempo en responderme! —No tenía esperanzas, tenía absoluta confianza de que ella lo haría.
.......
Cuatro días habían transcurrido y Celestia por algún motivo no me respondía.
"La inseguridad comenzaba a rebelarse en mí confiada expresión".
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