...Aylin Jefferson....
—¡Aylin! Levántate — Escucho el grito de mí mamá.
—No — balbuceo abrazando a nube, la cual se queja pero sigue durmiendo.
Nube es mí gatita, le puse así cuando era pequeña porque es muy blanca, sus ojos son azules. Me la regaló mí abuelo Elías, el padre de mi mamá cuando cumplí cinco años.
—¡Aylin! ¡Baja ya mismo! — vuelve a gritar — Tienes que ir al instituto.
—¡Ya voy!
Resignada y de mal humor saco mí brazo de encima de Nube, ella se estira y vuelve a dormirse. Qué suerte tiene.
Suelto un bostezo y me estiro un poco, me siento en la cama y quitó la frazada que me tapa a mí y a nube. Mis pies tocan el suelo, estiró mi mano y agarró el celular que está encima de la mesita de luz.
Son las 8:45 AM.
—¡Mamá! — grito y vuelvo apoyar mi cabeza en la suave almohada — ¡Es muy temprano! ¿¡Quieres hacerme sufrir!?
—No. — levantó la cabeza y la veo recargada en la puerta de mi habitación.
—Parece que sí — murmuró — ¿Acaso viste que hora es?
—Si, te desperté para que tomes tu medicamento.
Cuando era pequeña me diagnosticaron " Wd1", no tengo mucho conocimiento de esa enfermedad, pero mí médico Theo, me ordenó tomar unas pastillas que saben horrible, solo el 2% de la población lo obtiene y por desgracia lo tengo yo, si no la ingiero, ya me pasó una vez, mi cuerpo se siente muy cansado, mi respiración se acelera demasiado y mis ojos empiezan a arder de una forma que hace que suelte varias lágrimas.
—Ten. — me tiende un vaso de agua y la pastilla horrible, hago una mueca.
Me incorporo en la cama y llevo la pastilla roja a mí boca, rápidamente bebo bastante agua.
—¿Hoy trabajas? — le pregunto mientras le devuelvo el vaso vacío.
Mi mamá, Abby Evangelina Wilson es doctora del Hospital Salvador, ella tiene treinta y seis años, parece de menos, tiene el cabello castaño hasta los hombros, unos grandes ojos marrones claros, nariz pequeña, labios algo gruesos, mi mama es hermosa y claro mi papa no se queda atrás, Thomas Jefferson, tiene cuarenta y cinco años, ni parece de esa edad, su rostro sigue igual a las fotos que mi madre me mostró de su juventud. Debe ser genético porque mi tía y mis abuelos de parte de él, no cambiaron nada. Mi papá trabaja en una empresa de autos con mi tío Matías.
Bueno y yo, tengo los ojos grandes de color miel como mí papa, el cabello como mi madre, la diferencia que yo lo tengo hasta la cintura, mi nariz es respingada, mi rostro es ovalado, labios un poco gruesos en el inferior y mi cuerpo no me quejo.
Mí busto es pequeño, mis glúteos son grandes y firmes, tengo el abdomen plano, piernas gruesas, todo eso es gracias a las horas que pasé haciendo ejercicio en mi casa, hice sentadillas, abdominales y algunas veces salía a correr. No reafirme mi cuerpo para nadie, lo hice para mí, como dice mi mamá "Haz lo que que realmente sientas, pero hazlo para ti"
—No, me dieron el día — sonríe mirándome — me sirve para descansar un poco y quizás salga con tu papá en la noche.
—¿Ya se fue a trabajar? — inquiero acariciando a nube, ronronea encantada de mis caricias, pero sigue durmiendo la vaga.
—Sí, me dijo que te cuides y que te ama — sonrió — cámbiate que ya te prepare el desayuno.
—Gracias mamá — me deja un casto beso en la frente y se retira de mi habitación.
Mi mirada cae en la foto que hay en la mesita de luz, es una foto mía y de Evan.
Suspiro.
A él lo conocí cuando tenía diez años, él fue mi primer amor. Al principio éramos amigos, pero eso creo que cambió cuando me beso, cuando me dio mi primer beso, aunque solamente hayamos juntados nuestros labios por unos segundos.
Ambos estamos sentados en la escalera de la cabaña de mis padres abrazados con una gran sonrisa, ese día fue el último que lo vi, no sé por qué de un día a otro se fue.
Siempre que estaba cerca mío me hacía sentir una sensación rara, me ponía nerviosa, me sonrojaba muy rápido, mis dedos de las manos se me entumecían y mi corazón latía mil por ahora. En ese momento, no sabía porque me sentía así, pero descubrí que reaccionas así cuando alguien te gusta, el me gustaba.
Recuerdo muy bien nuestro primer beso.
Flashback.
—¡Aquí estás! — dice Evan apareciendo por detrás, asustándome.
—Es trampa, siempre me encuentras no se vale — hago un puchero.
No me gusta jugar a las escondidas, siempre me encuentra.
—Es por tu olor — sonríe y toma mí mano, siento un cosquilleo.
A Evan le gusta tomar mí mano o abrazarme, a mí también, pero no se lo digo porque me da vergüenza.
—¿Huelo mal? — frunció el ceño.
Se acerca más a mí, Evan tiene unos lindos ojos azules como el cielo.
—No, mielcita — es el apodo que me puso por mi color de ojos — hueles delicioso — gruñe.
También le gusta gruñir.
—No me gruñas — me cruzo de brazos — sabes que no me gusta....Me da un poco de miedo.
—Lo siento, ¿Me perdonas?
Me acerco a él y lo abrazó.
—Te perdono.
Me gusta abrazarlo, es como cuando abrazó a mí papá, pero la diferencia es que mí corazón late muy fuerte.
—Gracias, mí mielcita — susurra en mí oído, su nariz hace contacto con mí cuello.
—¡Evan! — río, su nariz hace cosquillas — ¡Para!
Suelto otra carcajada.
—Mía, mía — susurra.
Frunció el ceño confundida, doy un paso atrás.
—¿Quién es mía? ¿Tienes otra amiga?
—¿Qué?
—¿Quién es mía? ¿Vas a cambiarme por ella? — hago un puchero, no quiero que deje de ser mi amigo.
—¿Qué? No — pone sus manos en mis hombros — no voy a dejarte jamás.
—¿Entonces por qué me dijiste "Mía"?
Sus mejillas se vuelven de un color rojo.
—Es...que...eh — me mira nervioso — lo dije porque no quiero compartirte con nadie...¡Siii!..eso...¿Estás enojada?
Niego con la cabeza.
—Soy tuya — le digo con una sonrisa, no quiero tener ningún otro amigo solo él — tu eres mio.
Asiente y sus ojos brillan.
—Siempre, siempre tuyo — sonríe y acerca su rostro al mío.
—¿Qué haces? — le pregunto nerviosa.
—¿Puedo...puedo besarte?
—¿Los amigos se besan?
—Eh..sí.
—¿Entonces puedo besar a Ian?
Ian es nuestro vecino, además de que es el mejor amigo de Evan.
—No — gruñe otra vez — ni se te ocurra besarlo.
—¿Por qué?
—Porque solo tú y yo podemos besarnos.
Asiento.
—Está bien, solo te besaré a ti y nadie más.
—Exacto — sonríe y estampa sus labios con los míos.
Fin flashback.
...(....)...
—¿Vas a ir a la fiesta de Ariel? — Me pregunta Noah, mi mejor amigo, mientras caminamos al aula.
—¿Cuándo es? — esquivo a varias personas.
—El viernes, ven, Tobías se dispuso a llevarnos.
Tobías es su novio, va un año más que nosotros, se encontraron en una fiesta y desde allí empezaron a salir. Noah, para mi es perfecto, tiene el rostro ovalado, labios finos, las cejas gruesas, una nariz pequeña con un piercing, ojos soñadores verdes, mejillas infladas que siempre se las pellizco y el cabello negro oscuro.
—No sé — me encojo de hombros, seguimos caminando.
—Vas a ir — demanda haciendo que voltee a verlo, sus ojos verdes me observan decididos — no vas a estar todo el día encerrada en tu habitación escuchando música deprimente y leyendo algún libro.
Ruedo mis ojos —No estoy todo el día encerrada.
Me mira divertido, emboza una sonrisa.
—Claro y yo odio las pizzas — dice sarcástico, ingreso a mi salón con él detrás.
Hoy me vestí con un jean azul roto en las rodillas, unas zapatillas botitas negras y una camiseta roja, tengo el cabello recogido en una coleta. Caminamos hasta la segunda mesa cerca de la ventana, me quito mi mochila y tomo asiento.
Coloco mi mochila negra en mi regazo y abro el cierre, de ahí saco mi carpeta de mariposa y mi cartuchera violeta.
Lo dejo todo en la mesa marrón y una vez que saque todo lo que voy a utilizar cuelgo mi mochila en el respaldo de la silla.
Estoy en el último año de secundaria, todavía no me decidí si el año que viene voy a estudiar una profesión o voy a buscar un trabajo de algunas horas. Todo depende si apruebo este año y no me llevo ninguna materia.
Levantó la mirada, la profesora de literatura acaba de ingresar, sonriendo deja sus cosas en el escritorio.
—Les tengo una noticia, el director aceptó que hagamos la obra de Romeo y Julieta.
Todos aplaudimos, estuvimos rogándole meses al director que nos deje hacer una obra, antes de que nos graduamos.
—Ya, tranquilos, sé que están muy felices como yo — nos da un repaso a todos, la profesora Paola es una mujer adulta, muy amable, gracias a ella amo leer — ahora lo más importante es quien va a ser de nuestra querida Julieta y nuestro querido Romeo.
—¡Yo! — oigo que grita Eliana, ella es la que más estuvo insistiendo para que la obra se haga.
—¡Yo! — gritan otras chicas.
—Lo justo es que hagamos una Audición ¿Les parece? — todos asentimos de acuerdo — Bien, déjenme revisar qué fechas podemos llevar a cabo la audición.
—¿Vas a audicionar? — me susurro Noah a mi lado.
—Quizás. Sabes que me se la obra de memoria.
—Nerd.
Le doy un pequeño empujón, se ríe.
—Te escuche.
—Esa era la idea.
Ruedo los ojos y vuelvo a prestar atención a lo que la profesora que tiene en la mano un cuaderno.
—Entonces, la próxima semana van a empezar las audiciones — informa — así que prepárense... ¿Ya terminaron de hacer las actividades de la clase pasada? — algunos de mis compañeros niegan y otros asienten — Les daré esta hora para que los que no terminaron, y los demás pueden descansar o terminar algún trabajo pendiente que tengan. Estaré revisando de los que hicieron la actividad, cualquier duda vienen a preguntarme.
—¿Me ayudas? — volteo y observo a Noah mirarme con un puchero, niego con la cabeza —¿Por qué?
—Me dijiste nerd — miró para otro lado haciéndome la indignada, escucho que corre su silla para acercarse más a mí. Reprimo una sonrisa.
—Lo siento, no volveré a decirte nerd jamás — enarco una ceja — lo juro por las pizzas.
—¿Por las pizzas? — asiente decidido.
Noah tiene una obsesión con las pizzas, es como su tesoro, el mezquino se compra dos y no me convida ninguna.
—Está bien.
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Hola, gracias por darle una oportunidad a mi historia. 💜
Instagram: Antuublogg
...Aylin Jefferson....
—¿Puedo ir a una fiesta? — le pregunto a mis padres, ambos dejan de hablar al escucharme.
Me observan sorprendidos mientras yo los miro nerviosa.
—¿Tu? ¿A una fiesta? — dice mi papá mirándome extraño.
—Si, yo ¿Qué tiene? — corro un mechón de cabello detrás de mi oreja — Noah me convenció para ir.
Más bien me extorsionó, me dijo que dejaba de ser mi mejor amigo y se iba a juntar con Brisa Carrillo, mi enemiga de la primaria, esa niña me molestaba cada rato y me quitaba todo lo que tenía en las manos.
—Ah, era obvio.
¿Perdón?
—¿Es extraño que salga a una fiesta? — los miro a ambos sería.
—Es como si los unicornios existieran — contesta mi papá mirando divertido.
—Que gracioso. — le saco la lengua.
—Es que nunca sales hija, siempre estás en tu cuarto escuchando música y te la pasas leyendo — entre cierro mis ojos y los señaló con el tenedor.
—A partir de ahora, voy a salir todos los viernes ¿Escucharon?
—Ya quiero ver eso — suelta una carcajada mi mamá como si fuera muy divertido lo que acabo de decir.
—Nada de chicos — ordena mí papá.
Ruedo los ojos, con indignación tomo mí plato y mi tenedor, luego me levanto de la silla y subo las escaleras, dobló a la izquierda, giró el picaporte y empujó la puerta hacia adentro e ingresó a mí habitación.
Dejó el plato en la mesita de luz, lejos de las garras de nube, ya le di de comer pero parece un barril sin fondo, es una gordita linda. Me siento en la cama, pero primero me quito las zapatillas y me posiciono en forma de indio. Antes de empezar a comer, tomo mi celular, pongo el patrón que es una estrella.
Tengo varias notificaciones, una es de " HistoriasNtd" avisando que va a ver un segundo libro de "Puente de Amor"; es un gran libro, te hace pensar que el amor es algo único y que solo una vez se siente "el real" ese que cuando lo miras te quedas sin aire, que se te clava en la mente y en el corazón.
Las otras son de Instagram y tengo un mensaje de Noah:
-¡Hola! ¿Qué te dijeron tus padres?
-Hola, ¿Puedes creer que me miraron sorprendidos cuando les dije que iba a ir a una fiesta contigo? – le contestó aprovechando que está en línea.
-Me lo imaginaba, es que a todos nos sorprende enanita.
-No me llames así, te dejo, tengo cosas importantes que hacer.
-Sí, claro (nota el sarcasmo) Seguro que leer algún libro, nerd.
-¡Ojalá ya no puedas comer pizza! Jamás.
-¡Oh! ¡Cómo te atreves! ¡No te metas con mis pizzas enana!
-Jaja, vas a terminar rodando de tantas pizzas, te estoy haciendo un favor.
-Me harías un favor si dejas de leer tanto y también si dejas de escuchar esa música sad, te lo digo con cariño. Te dejo que ya vino mí bebé, te quiero.
Jamás voy a dejar de leer, los libros son mí escapé, cada vez que leo una historia aprendo cosas nuevas y menos las canciones tristes, me encantan, mis favoritas son "Human" "Warrior" "Surrender" y "The climb"
Amo cada palabra de esas canciones, son tristes pero por un lado te alienta a seguir adelante y te enseña que no eres el único o única que sufre, la mayoría de las personas se sienten muy identificadas con las letras.
Hay una canción que me hace acordar a Evan es la de "Mia smith – bye"
"Tú eras mi sol en todos mis días de lluvia
El que me sostenga de la mano y me diga que todo está bien
Así que ahora no sé qué hacer desde que te fuiste
Pero sé que te fuiste y que no hay nada que pueda decir
Espero que estés más feliz viviendo sin mí
Espero que estés pasando a todo lo que puedes ser
Y siento mucho haberte hecho perder el tiempo
Pero sigues en mi corazón y siempre estás en mi mente
Sí, sigues en mi corazón y siempre estás en mi mente
Siento como si me estuviera perdiendo la otra mitad de mí
Hay un gran espacio vacío donde solías estar
Pero parece que te fuiste hace mucho tiempo
Supongo que pensé que sería más difícil para ti dejarme ir"
...(....)...
Hoy es jueves así que con Noah y su novio vamos a comprar ropa para la fiesta de mañana, afortunadamente se suspendieron las clases, por lo tanto, aprovechamos. Noah quiere que use algo nuevo, no mis horrorosos Jeans, esas fueron sus palabras.
Escucho el timbre sonar de la casa ¿Ya llegó? Que rápido es manejando, me levanto de la cama y salgo de la habitación cerrando la puerta para que Nube no baje, cuando no estoy yo me da miedo que se caiga de las escaleras.
Empiezo a bajar los escalones.
—Soy Thomas, el papá de Aylin y trabajo para el FBI.
—¡Papá! — lo regaño mientras me acerco a ellos — Deja de amenazar, Tobías es el novio de Noah.
—Oh, entonces, cuida a mí hija — le apunta con uno de sus dedos.
Ruedo mis ojos ¿Es enserio?
—Si. — Tobías ríe haciendo que se le note sus hoyuelos —. La mantendré alejada de cualquier chico.
—Me agradas — Mi papa le sonríe.
—Sí y hace unos segundos lo estabas amenazando.
—Te estaba cuidando — me corrige.
—Si claro — musitó, me paro frente a Tobías y alzó la mirada — Hola — beso su mejilla — ¿Vamos?
—Vamos.
—¿Y mí beso? — volteo y mi papá se señala su mejilla.
—Papá.
—Mi beso.
Me acerco a él y me pongo de puntitas, le doy un beso en la mejilla. Después de salir de mi casa y subir al auto del novio de mi amigo estamos los tres viendo todo lo que hay en las tiendas, nada me llama la atención, no soy de usar ropa corta, prefiero ropa larga.
—Pruébatelo — pide Noah emocionado mostrándome un vestido negro.
—Ni hablar, no, ni loca.
—Dile algo bebé — hace un puchero en dirección a su novio.
—¿Por qué no, te lo pruebas y ves si te gusta o no? — me dice con una sonrisa Tobías.
Niego con la cabeza.
—Anda amiga, pruébatelo — insiste Noah mirándome con un puchero, sonrió.
—Está bien.
—¡Si!
Le quito el corto vestido negro y me encamino hacia un probador vacío, muevo la cortina blanca hacia un lado e ingreso.
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Me desvisto, la ropa que llevaba puesta la dejo en el suelo
—¿Ya estás lista? — oigo que pregunta Noah del otro lado de la cortina.
—Estoy colocándome, insoportable — susurro.
—Te oí.
Me observo en el espejo que está pegado en la pared, el vestido me favorece, no me queda tan mal, estoy algo sorprendida.
—No está tan mal.
Salgo del cambiador descalza y con el vestido puesto, es totalmente negro, apretado en la cintura y pasa un poco de mis rodillas.
—¿Esa es mi amiga? ¡Te ves hermosa! — chilla Noah abrazándome — Si no fuera gay, te invitaría a salir.
Río, sé que me alienta para que lo use.
—Oye — protesta su novio.
—Tranquilo amor, mi corazón es tuyo — le da un corto beso en los labios, los miró encantada ¡Son tan lindos juntos! — ¿Y vas a usarlo mañana? — me pregunta a mí.
—No sé, no es muy yo, no es mi estilo... pero me gusta cómo me veo — admito.
—¡Bien! Lo llevamos, ahora busquemos unos tacones a ver si subís un poco de altura.
—¿Me llamaste enana? — gruñó y me acerco a él para golpearlo — Espero que Greta — Es una señora que hace las mejores pizzas del mundo y todos los domingos vamos a comer allá — jamás te haga una pizza.
—¿Cómo te atreves, enana? — recalca la última palabra.
—Parecen unos niños — susurró Tobías.
—¿Y tú qué te metes?
—¿Si que te metes? — Noah se pone al lado mío.
Rueda los ojos.
—No los aguanto.
Nos miramos los tres y soltamos una carcajada, mi risa se corta al sentir una mirada, vuelco mis ojos hacia las ventanas del local.
—Aylin, ¿Estás bien? — me pregunta Noah, lo miro y asiento, creí ver a alguien — Si no quieres usar ese lindo vestido, no hay problema.
—Me lo llevo — me abraza emocionado.
Es ahora de probar cosas nuevas, no irme a lo sencillo y cómodo, además, me veo muy bien.
...Evan Moon....
Siento el viento rozar mí rostro a medida que corro, correr me ayuda a despejar mí mente y también mantener mi cuerpo en forma. Hace siete años me aleje del amor de mi vida, fue muy duro para mí. La extraño muchísimo, me fui de su lado para protegerla.
Nos ocultamos con mi familia en la manada, en nuestra manada "Blackmoon" Mi padre Aron Moon es el Alfa, ocupare su puesto cuando cumpla los veinticinco años, faltan dos años para que eso pase. Me siento listo para ser el Alfa, pero primero quiero tener a mi mielcita conmigo.
Estos siete años me hicieron cambiar bastante, no solo mi apariencia, también mí carácter fue aumentando al hacerme alejar de todos, sé que me fui para protegerla, pero ¿cómo calmo este dolor?
La pienso cada día, cada maldito día es una tortura.
Recuerdo la primera vez que la vi.
Flashback.
—Evan, tienes que concentrarte — dice mi mamá poniendo sus manos en la cadera y mirándome cansada.
—Lo siento mami — hago un puchero — es que me siento raro.
—¿Raro? — me pregunta preocupada y se agacha para estar a mí altura.
—Si — asiento confundido — mí corazón late fuerte, mis manos sudan ¡Mira! — se las muestro — ¿Que me pasa?
—Debes estar cansado — besa mi frente — ¿Quieres descansar?
Niego.
—Papá, dijo que tengo que ser fuerte para proteger a Melina.
Melina es mi hermana, tiene dos años. Aunque es un poco molesta y se la pasa llorando, la quiero.
—Eres un gran hermano — sonríe y se levanta — ¿Lo intentamos de vuelta?
—¡Si!
—Bien, cierra los ojos — hago lo que mi mami me dice — no pienses en nada, solo concéntrate en mí voz — ¡Bien! ¿Sientes tu energía? — me pregunta.
—Siento cosquillas por todo el cuerpo — río y me sacudo un poco.
Escucho que ríe.
—Excelente, quiero que todas esas cosquillas las guíes a tu mano.
Suspiró profundamente y me concentro.
—Es... Difícil — siento algo deslizarse por mí frente y un dolor de cabeza — Ma..
—Tranquilo, haz lo que te enseñé cariño.
Exhaló e inhaló.
Lo repito tres veces seguidas, el dolor desaparece y siento como las cosquillas se mueven hasta llegar a mí mano.
—Abre tus ojos.
Parpadeó y abro mis ojos lentamente.
—Mira tu mano.
Mi pequeña mano brilla, es una luz color blanca, alzó la mirada emocionó y ella retrocede un paso alejándose de mí.
—¿Mami?
Sus ojos están muy abiertos.
—Tus ojos — tartamudea.
—¿Qué tienen mis ojos?
—Son negros — se acerca a mí.
—¿Negros? — asiente mirándome con los ojos brillosos.
—Son hermosos.
—¡Gracias, mami! — sonrío — ¿Y ahora qué hago?
—Así, cierto — aplaude — junta tus manos y ¿Ves aquel árbol? — asiento — Quiero que le des con toda tu energía
Asiento y levanto mis manos apuntando al árbol, exhaló e inhaló. Cierro los ojos y dejo ir mi energía.
Escucho como el árbol cae al suelo.
—¡Lo hice! — doy un salto.
—Eres muy inteligente, estoy orgullosa de vos — mi mamá me abraza fuerte — ahora, vamos a bañarte que viene tu tío Thomas.
—¿Para qué viene el estúpido beta? — le pregunto tomando su mano yendo adentro.
—Tu papá es un idiota — susurra mí mamá — no lo llames así hijo, es tu tío.
—Pero, papá le dice así.
—Solo tío.
Asiento y ella abre la puerta dejándome pasar a mí primero.
...(....)...
Bajo las escaleras corriendo.
—Evan, ten cuidado — me reprende mi mamá peinando a Melina en su regazo.
—Lo tendré — sonrío y me siento en el sillón.
Miro a Melina que me sonríe y le saco la lengua, arruga su frente y trata de imitarme.
Río.
—¿Y papá?
—Está afuera con tu tío.
—¿Ya vino? — pregunto jugando con mis manos.
—Si.
—Hola. — Una mujer entra a la casa cargando algo en brazos.
—¡Abby! Hola — mi mamá se acerca a ella y la abraza despacio — ¿Cómo está la pequeña Aylin?
—Bien, está durmiendo — sonríe y me mira — Hola, Evan.
Frunció el ceño.
¿Cómo sabe mí nombre?
—Hola — susurro tímido.
—¿No te acuerdas de mí? — niego — Soy tu tía Abby — se agacha hasta estar a mí altura — y ella es Aylin mí hija — destapa la sábana que oculta a la bebé más hermosa, estiró la mano y tomó la pequeña manito.
—Es hermosa — la pequeña aprieta mí mano y abre sus ojitos.
Cuando sus ojos mieles de ella me miraron, sentí una sensación rara.
Acerco mí rostro al de ella, huele delicioso. Huele a menta y fresas.
—Mia.
Fin flashback.
En ese momento no sabía que era mí mate, yo solo sabía que era mía, quería estar con ella todo el tiempo. Mi papá me dijo que ella es mi compañera de vida.
La madre de mí mielcita fue muy gentil en dejarme visitarla todos los días, me ponía muy emocionado cuando mis padres me llevaban a la casa de ellos.
Llegó al centro de la manada, muchas miradas se posan en mí, no me agrada que me miren, menos las mujeres, me ven como algo comestible. Desde mi primera transformación cambie, mis facciones se mejoraron, mi cuerpo se volvió musculoso, como dirían "La pubertad me pegó con fuerza" Me aproximó rápidamente a llegar a la puerta principal de la casa de mis padres, donde vivo hasta que me consiga un lugar donde vivir solo.
Abro la puerta e ingresó, limpio el sudor que cae de mi frente con la mano, debo darme una ducha. Mi hermana Melina está hablando con su amiga Lydia.
Mi hermana es el calco de mi madre, ojos azules grandes, cabello negro oscuro, cara redonda, nariz pequeña. Melina es una chica muy dulce, inteligente y un poco extrovertida. Yo por el contrario, tengo el cabello negro, nariz delgada, labios finos y el rostro ovalado.
—¡Evan! — chilla Lydia, esa rubia de ojos celeste me ha estado intentando llamar mi atención. La rechazó con amabilidad, pero insiste.
La única mujer que logra tener toda mi atención es mi mielcita.
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