《No tenía que pasar...no es lo que planeaba... ni en sueños lo imaginé...¿y ahora qué?... ¿cómo te atreves?...un trago más... es broma... así se dio... no esperes respeto...no eres de la familia... ¿quién te crees?...hazlo por ella... ¿y yo qué?.. No hay vuelta atrás...no se puede borrar el pasado... ¡así aprenderás!... Nunca podré amarte...no estás a su nivel,...y más... y más...》
Son algunas de tantas palabras y frases que me han dicho y también usé.
Uno no imagina lo que le puede deparar el destino, dónde estará, futuro, estudios, metas. Sólo puede proyectar o en mi caso soñar.
Me llamo Melina Echeverri, pero mis amigos y conocidos me dicen Mei. Tengo 25 años, soy estudiante, estoy haciendo dos carreras, administración de empresas y contadora pública, las cuáles me queda poco para terminar. Inicié las dos, no por elección, sino por ser carreras que hicieron mis padres, ya que heredaría el puesto de uno de ellos el día de mañana, me agradan y desenvuelvo muy bien en las mismas, pero siento que mi vocación va más por el lado artístico, pero no fui motivada para seguirlo, no porque no quisieran, sino porque nunca lo di a entender o conversé, sino, estoy segura que mis padres me hubiesen apoyado, ya que priorizaban mi felicidad. Soy de nacionalidad Argentina. Actualmente resido en Corea del Sur, que luego detallaré porqué.
Volviendo a mi relato, recuerdo que mi padre me decía, que uno mismo debía forjar su destino, al principio costaría, pero con ayuda de las personas que amas, todo se puede lograr.
Me inculcó muchos valores, sobre todo respeto, que nadie es peor ni mejor que otro, ayudar en lo que sea posible y necesario.
Me decía esa frase conocida, "HAZ EL BIEN SIN MIRAR A QUIEN" y muchas enseñanzas más y por sobre todo darme mi lugar, no dejarme menospreciar, ni que se abusen de mi confianza por alguna ignorancia, etc.
Pero tristemente el destino nos dio una sacudida, mi padre enfermó, una enfermedad que lo deterioró en menos de un año y nos lo arrebató de golpe.
Estábamos devastadas. Económicamente teníamos un buen porvenir, más lo heredado por mi padre. Mi madre era asistente en una empresa de marketing internacional, lo cual le deMandaba viajar constantemente ya que se desenvolvía muy bien siendo traductora también. Otra de mis vocaciones, aprender idiomas.
Ella se mostraba fuerte a pesar de lo ocurrido con papá y más siendo ahora el sostén familiar, había noches en que se encerraba y la escuchaba llorando y maldiciendo por lo ocurrido y fueron un par de años así, hasta que un día empezó a cambiar su porte y semblante, volvió a mejorar anímicamente, sobre todo luego de su último viaje a Corea.
Un día me pidió hablar luego de volver de la Universidad y me comentó el porqué de su mejoría.
Al parecer en su viaje le tocó traducir una conferencia en Corea y luego su jefe le presentó a un empresario que se interesó en ella.
Ella temblaba un poco al contarme, quizás por nerviosismo al ver mi reacción. Al parecer el hombre la cortejaba, halagaba y como su estadía fue larga, hasta la invitó a cenar y volver a Corea fuera del ambiente laboral.
Por supuesto primero quería saber mi opinión y si estaba de acuerdo viajar con ella, porque primero y principal debería conocerlo mejor, antes de dar otro paso, pero prefería que también lo conozca y dé mi aprobación.
Tomé sus manos y lo primero que le dije es que ella merecía volver a ser felíz y si era necesario viajar al otro lado del mundo para conseguirlo, yo la seguiría, porque no me hacía a la idea de estar lejos de ella. Ya me costaba cuando sus viajes sólo eran por un par de días.
Por dentro, los nervios me devoraban, sería un nuevo comienzo, en otro lugar, otra nación, cultura...
Afortunadamente no íbamos a tener problemas de comunicación ya que mi madre al ser traductora y yo seguir sus pasos, sabíamos varios idiomas, entre ellos coreano, pero teníamos un acuerdo, sólo nosotras lo sabríamos. Ni siquiera su pareja sabía, porque le pedí que no cuente mucho sobre mí. Era una manera de hacerme pasar por quién no entiende nada, pero a la vez desenmascarar gente falsa. Espero estar equivocada, porque mi madre se vería perjudicada y con otra desilusión en el amor.
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Nos quedaban unas horas para tomar el vuelo. Mamá había obtenido el traslado y mis papeles de estudios habían sido dirigidos a la nueva Universidad. La cuál me acepto enseguida por mis calificaciones y desempeño. Nuestras cosas por el momento las dejaríamos al cuidado de una familia amiga. Me dolía tener que vender la casa que mi padre hizo construir con mucho sacrificio y dónde me crié, por eso mamá decidió conservarla y pasarla a mi nombre.
Me despedí de mis amistades. Una sorpresa que me llevé es de mis amigas Lorena y Paola, ellas también pidieron traslado y viajarán dentro de poco. Aman la cultura coreana. Así que no lo dudaron para ir. Aparte de ser becadas son muy buenas estudiantes y aplicaron para la misma Universidad que yo. Así que tendría a mis mejores amigas conmigo en Corea.
Escuchamos un auto frenar, del mismo desciende mi amigo y compañero de clases, Ángel Fernández. Su semblante era triste y le costaba fijar su mirada en mí. Cuando se acercó sólo me abrazó con mucha fuerza.
-Yo también te extrañaré mucho- le digo y asoma una lágrima, que él seca.
- No es justo, no ahora - Me dice apoyando su frente a la mía. Entrelaza nuestras manos, acción que me pone incómoda. Acto seguido toma mi rostro y ahí reacciono y me alejo un poco.
- Lo siento Ángel yo... yo no...
- Lo sé, discúlpame el atrevimiento. Siempre me dejaste en claro tus sentimientos y dije que te respetaría, pero ahora que te vas... quizás no quería perder las esperanzas de conquistarte.
Sonríe y se aleja más. Saluda a mi madre y vuelve a acercarse para depositar un beso en mi frente.
- Cuídate pequeña. Te voy a extrañar. Si me lo permites me gustaría visitarte alguna vez.
- Claro, una vez instaladas les mandaré un mensaje con la dirección.
Acordé también con mamá que iríamos a un departamento y si a ella se le ocurría juntarse con su pareja, yo permanecería en el lugar. No podría vivir con ella. Así que respetaría mi decisión de que con el tiempo, viviría sola.
Nos despedimos por última vez y una vez que logré que mis amigas me suelten, nos dirigimos al aeropuerto. Tendríamos un laaaaargo viaje, así que preparé una lista extensa con muchas canciones en mi celular y varios cómics y novelas para entretenerme. Mamá tomaría tranquilizantes para dormir, ya que le aterraba volar.
Una hora después del despegue, observo las nubes, mi asiento está junto a la ventanilla, me pierdo en ese extenso paisaje donde uno desearía poder volar, entrecierro mis ojos porque me permite soñar a mayor escala, pero algo en mí me hace sentir observada, y al abrir mis ojos busco la mirada que me produce esa reacción.
En los asientos del centro del avión se encuentra un tipo con lentes oscuros, gorra y barbijo, que parece dormido. Quizás por eso la sensación que tuve y malinterprete, junto a él una chica que me clavó la vista al verme observando a su compañero. Ésta también llevaba barbijo y gorra, por lo cual no pude ver su rostro, pero sí, la mirada penetrante hacia mí, serán gente famosa pensé. Le hice una reverencia por mi atrevimiento y sólo giró la cabeza como ofendida. Levanté los hombros como diciendo, jódete si no las aceptas o me tiene sin cuidado.
Habré quedado dormida porque me despierto sobresaltada, ya que el avión hizo una leve turbulencia. Cuando se calmó todo, me tranquilizó ver que mi madre ni se inmutó, ¡Dios! ¿Cuántos calmantes se habrá tomado? Pensé.
Me levanto y voy al baño, me refresco un poco para despabilarme, me seco y procedo a salir, en el apuro choco con alguien, pido disculpas, y noto que es el sujeto de antes, estaba sin los lentes, sus ojos eran color negro y su mirada profunda, un poco que me intimidó y cuando estaba por avanzar hubo otra turbulencia que me hizo aferrarme a él. Acción que también imitó y cuando nos damos cuenta estábamos dentro del baño, no sé por qué pero no podía dejar de mirarlo. Por más que pasó la tormenta seguíamos abrazados y fueron varios minutos que estuvimos así. Fue como encontrar refugio en sus brazos.
Me suelta y se aparta, hace un ademán con su mano para darme paso, nos miramos por última vez y me retiro.
Cuando finaliza el viaje suspiro por el cansancio de horas de vuelo y por lo acontecido anteriormente. Ésta vez noto que me mira y no lo disimula, la chica se aferra a su brazo y le hablaba enojada, él sólo la ignoraba.
Hacen el anuncio de que se podía descender y para suerte mía mi madre ya estaba despierta, no debería hacer un escándalo para despertarla, éste consistía en empezar a gritarle y zamarrearla enérgicamente.
Dentro del aeropuerto esperamos las maletas y frente nuestro estaba esa pareja, que de cierta manera empezó a irritarme su presencia.
Una vez fuera, esperábamos un taxi y cuando uno frena, la muchacha anterior se nos atraviesa para subirse primero, me pone furica y la tomo del brazo para detenerla.
- Ey !! ¡Nosotras paramos éste vehículo, respeta y espera el tuyo!
Se pone histérica y comienza a insultarme, obvio en coreano, lo cual me hago la que no entiendo, ya que yo, le había hablado en español. Interviene mi madre pidiendo disculpas en su idioma y me pongo peor. Me hace gestos para que me contenga y mantenga en silencio.
- ¡Madre, que me haga la que no entiendo no significa que me deje pisotear! Ella es una atrevida que debería ser ubicada. Si no lo entiende por las buenas, con todo gusto se lo haré entender por las malas. - Cariño te entiendo, pero no estamos en nuestro país, aquí un incidente no se pasa por alto así nomás.
Cierro los puños y cuando volteo el muchacho se acerca en actitud sobrante y me dice también en coreano.
-"Bienvenida a Corea"
Y para tomar venganza, me le acerco, bajo nuestros barbijos y le arrebato un beso, la otra monta en cólera y cuando se me abalanza la esquivo, sujeto a mi madre y por poco la tiro dentro del móvil.
El taxista mete las valijas y la ventaja nos fue dada por el sujeto que sostenía a su novia, creo yo, tratando de calmarla.
Una vez que subí extiendo mi mano tirando un beso y guiñándole un ojo.
Mi madre sólo negaba con la cabeza y miraba de a ratos enojada.
Jeje disfruté tanto ese momento.
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Dimos la dirección y en el transcurso del viaje observaba todos los lugares por los cuáles pasábamos, mientras mi madre me seguía dando un sermón por lo ocurrido.
Después de varios minutos de taladrar mi cabeza, se queda callada y cuando me giro la noto como ausente y mirando los alrededores. Tomo su mano y le pido disculpas. Ésta se vuelve y me sonríe y me comenta su preocupación por todo, sus miedos por ésta relación, y cómo será mi trato con los familiares de su pretendiente.
Le dije que tiempo al tiempo, pasaría lo que tiene que pasar. Era normal estar así, ella asiente, me escucho y soy toda una filósofa.
Llegamos a destino. El departamento es hermoso, con lo justo y necesario para las dos, para qué más? prácticamente entre mis estudios, su trabajo y salidas, casi ni estaríamos. Sólo necesitábamos lugar para descansar. Tampoco era muy pequeño contaba con tres habitaciones baño en una de ellas, baño de servicio, cocina, comedor y living que daba a un pequeño balcón, donde podíamos apreciar un hermoso paisaje.
Acomodamos algunas cosas, comimos algo rápido y nos vamos a descansar, fue un largo viaje, luego de bañarnos me acomodo a su lado y la abrazo.
- Qué haces? Ya estás grande para esto no crees?
- Nunca es tarde para mimos maternales. Te amo mamá. Además una vez que tu novio se junte contigo a hacer cositas, no podré tenerte así.
Me pega en el brazo y ríe
- Mocosa atrevida, evita esos comentarios.
- Qué, acaso no tendrán intimidad? No tuvieron todavía? Es Virgen???
- Por favor Mei!!- se pone como tomate y río a carcajadas.
Empiezo a correr para evitar azotes con la almohada.
En un momento quedamos dormidas y abrazadas. Mañana será otro día.
8am. Me levanto y doy una ducha. Mamá estaba ya despierta y preparando el desayuno.
- Dónde conseguiste abierto tan temprano?
- Ah!! Me asustaste!!
Sostenía su pecho dando bocanadas agitadas de aire.
- Qué exagerada! Ni que hubieras visto un fantasma.
- Ejem!! - siento que dicen de atrás y pego un salto, había un tipo sentado en el sofá.
- Maldición!! Podrías haber avisado.
Salgo corriendo ya que me encontraba en ropa interior y sólo una remera en la parte de arriba.
Mi madre entra en la habitación apenada.
- Hija lo siento, creí que dormirías hasta tarde. El Sr. Choi me llamó y para darnos la bienvenida quería que fuéramos a desayunar, pero para que se conozcan mejor le dije de preparar el desayuno yo. Él trajo los ingredientes.
Hago una mueca.
- De acuerdo. Me cambio y voy.
Sale y procedo a cambiarme, sólo me faltaba un jeans y zapatillas, pero recordé que aquí se usa pantuflas, es como una costumbre de ellos. Me pongo un maquillaje ligero y voy hacia el comedor.
Le guiño un ojo a mi madre, con esto dábamos pie a que ella traduzca.
- Hola mi nombre es Melina, lamento la reacción de hace un momento. Si hubiese sabido que venía a fornicar temprano con mi madre, hubiese seguido en la cama. Hago una reverencia y miro de lado a mi madre con una sonrisa. Ésta se atraganta por lo último que dije y traduce sólo la presentación y disculpas, estoy segura que quería comerme en éstos momentos.
- Un gusto Melina, soy Choi Ji Ho. Espero me puedas aceptar y nos acompañes de ahora en más. Ambas están invitadas a mi casa donde podrás conocer a mis hijos.
Mamá simula traducir y yo me hago la intrigada con lo que decía.
- Será un gusto Sr.- Le extiendo la mano y hago nuevamente una reverencia.
Pasamos un rato agradable y algo tedioso por fingir el tema del doblaje. Pero noté a mamá contenta y eso era suficiente para mí.
Luego me retiré para darles intimidad. Les dije que iría a recorrer el lugar y no me alejaría mucho.
Voy con un mapa en mano, hago los trayectos caminando, para ubicarme mejor y así conocer donde quedaba la Universidad y trabajo de mamá. Era cercano al departamento así que no habría problema con la movilidad. Opté por conseguir una bicicleta más adelante, para hacer algo de deporte ya que no me agradaba encerrarme en un gimnasio y con respecto a caminar me agradaba, pero más en compañía de alguien. Me sentía perseguida estando sola en la calle, al igual que en éstos momentos... volví a sentir que alguien me observaba, me agacho disimulando atarme un cordón de la zapatilla y visualizar mejor el panorama.
Se para junto a mí un muchacho coreano, aspecto juvenil y apuesto.
- Hola! Disculpa el atrevimiento, necesitas ayuda?
Como siempre evito hablar su idioma y pregunto en inglés si me entendía porque no era de aquí.
Para mi sorpresa también hablaba inglés.
- Gracias por preguntar, sólo estoy conociendo la zona.- saludo y me sostiene antes de poder irme.
- Si quieres puedo ser tu guía, conozco todo Seúl, por favor no me rechaces.
Acaso es tonto? Qué pesado, no parece mal tipo así que hago la que dudo y acepto su ayuda. Comenzamos a caminar y mientras veía vidrieras trataba de llevar una conversación.
(Hablan en inglés)
- Soy Melina. Llegué ayer y tú?
- Encantado Melina, soy Choi Ji Hu. Qué te trae por aquí?
- Sólo de paseo con mi familia y algunas amigas.
- Ah, espero podamos vernos seguido y te mostraré más lugares. Es una lástima que sólo estés de visita. Piensan quedarse mucho?
Confianzudo a full el muchacho. Aunque pienso que está bueno hacer amistades en Corea, pero no pensé que sería tan rápido.
- Sí bueno, es lo que hay no? Hay que retomar el estudio y trabajo en unas semanas. Emmm y tú? Se puede saber a qué te dedicas?
- Estudio administración y trabajo en la empresa de mi padre.
- Oh que bueno, ya tienes trabajo asegurado. Bueno debo irme, estoy con el tiempo justo. Un gusto nuevamente.
- Espera..., no me diste tu número. Cómo te contactaré sino?
- Mejor dame el tuyo y yo te llamo si?
Contento me extiende una tarjeta.
- Esperaré tu llamado. Nos vemos Melina.
Hace una reverencia y se retira. Me parece lindo, pero al no conocerlo no puedo darle mucha confianza. Además ya sin conocerme es muy pegote.
Por las dudas tomo un taxi para volver al departamento.
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