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Tan Frío Como La Nieve

1 Una promesa

Adrián no entendía como acabó todo de esa manera, el pensaba que sería feliz al lado de su esposa Mariana y dejar a un lado todo el dolor que sus padres le causaron por nacer sin magia. Pensaba que era el fin de aquellas golpizas que le causaban largas fiebres y dolor al caminar eh incluso al respirar.

Cuando cumplió 17 años era el día de su presentación en sociedad lo cual significaba que podía salir ese día, sin embargo un día antes se enteró que lo habian comprometido con la duquesa Mariana Turner, al saber la noticia se hizo a la ilusión de que su vida cambiaría, el quería mantener la pequeña llama viva de la esperanza de alejarse de aquel horrible lugar y vivír una vida tranquila al lado de la duquesa y juró amarla sobre todas las cosas. Ella era su llave hacia la libertad.

Al conocer a la duquesa Mariana Turner se dió cuenta de que era una mujer algo mayor para él, tenía 25 años, cabellos negros y largos, un rostro delgado y un cuerpo en forma, ella habia enviudado a los pocos meses de casarse ya que su esposo murió de una extraña enfermedad. Para Adrián los ojos cafés que ella tenía transmitían una mirada amable y personalidad tranquila.

En cuanto pudieron comprometerlo sus padres dejaron de encadenarlo y golpearlo para que las marcas fueran desapareciendo poco a poco, habían recibido una gran cantidad de dinero por el matrimonio, no tenían miedo de que Adrían dijera algo ya que según ellos lo tenían bien entrenado.

-Adrían esta es tu única oportunidad de servirnos de algo durante tu patética existencia, por favor no lo arruines y comportate como te hemos enseñado, haz que nuestro esfuerzo valga la pena.

Adrían agachó la cabeza y respondió.- Sí padre.

En su primer encuentro la duquesa Habia sido amable y encantadora con Adrían, él sintió que por primera vez en su vida alquien se preocupaba por él.

A partir de ese encuentro ambos tenían citas 2 veces por semana hasta la fiesta de compromiso, él estaba muy feliz y la duquesa aparentaba estarlo.

A los pocos meses de la fiesta de compromiso se casaron, Adrían con 18 y Mariana de 26. Él no obtendría el título de duque ya que eso era parte del trato con sus padres, junto con otras claúsulas.

Claúsulas que Adrían desconocía.

La noche de bodas Adrían se baño y vistío completamente solo, ya que no dejaba que nadie le ayudara para que no vieran las cicatrices, espero y espero pero Mariana no llegaba, Hasta que alguien tocó su puerta, el saltó de la cama y se acerco para abrir, era una sirvienta.

- Buenas noches señor Adrían, la señora me mando a decirle que se encontraba un poco indispuesta después de la fiesta y me pidío que la disculpara.

Adrían un tanto decepcionado suspiró y dijo.- Gracias por avisarme, por favor dile que no hay problema, ya puedes retirarte.

En cuanto la sirvienta se fue Adrían cerro la puerta, se fue a la cama pero no pudo dormir pensando en Mariana y porque no se presentó ya que en la ceremonia y la fiesta parecía estar muy bien.

A la mañana siguiente Adrían se levantó a desayunar con la esperanza de ver a Mariana en el comedor, se vistió y bajo lo mas rápido que pudo y al llegar pudo ver a Mariana sentada y desayunando sin él.

-Buenos días.- Dijo Adrían

-Buenos días.- Contestó Mariana con un semblante frío.- Sientate, necesito hablar contigo.

Adrían completamente desconsertado se sento.- Que necesitas decirme. Dijo un tanto nervioso por la frialdad de Mariana.

-En primer lugar empieza a llamarme señora, no Mariana.

-En segunda, no comerás conmigo en la misma mesa sino en la cocina. Si no llevas a cabo correctamente lo que te pido te castigaré.

Adrían completamente desconsertado se acerca a ella y le dice.- Pero como, no entiendo porqué dices eso tan derepente.

Mariana se acercó a él y le abofeteó de una forma sonora y le dijo.- Lo que escuchaste, el trato fue que me casaría contigo pero que serías más un sirviente que mi esposo, tendrás las mismas responsabilidades que un duque pero igual que las de un sirviente, en sociedad serás mi dulce y amado esposo, pero en la casa no serás más que un simple sirviente.

Adrían se acariciaba la mejilla hinchada, la cara le dolía pero tambien el corazón no entendía el cambio tan repentino en la personalidad de Mariana. Queria perguntarle porque lo trataba así pero se contuvo y solo respondió.- ¿Algo más que necesite saber?

Mariana sonrió totalmente satisfecha y respondió.- Sí, tu no seráz el único hombre en mi cama más sin en cambio mi heredero será nuestro hijo y por cierto, tendrás que hacer las compras de la semana todos los viernes, ahora puedes retirarte.

Corazón roto

Al cabo de una semana Adrían aún seguía sin poder acostumbrase a la frialdad de Mariana, ella lo evitaba cada que podia, la mayoría del tiempo el hacía sus deberes como "duque" y ayudaba a las sirvientas en cosas de la mansión, acababa agotado y en cuanto tocaba su cama se dormía enseguida.

Una noche lo despertó la sed y decidió ir a la cocina a beber un poco de agua, caminaba somnoliento, tanto que no se dio cuenta en que momento se perdió dentro de aquel gran lugar y terminó en un largo pasillo, al fondo escuchaba ruidos extraños, llevado por la curiosidad decidió acercarse y averiguar que habia en aquella habitación, al acercarse más entreabrió la puerta y se asomo por la pequeña rendija que habia abierto.

Inmediatamente se arrepintió de haberlo hecho ya que, era Mariana con un hombre en su cama al parecer esa era la habitación donde traía a sus amantes, Adrían llevado por la tristeza y amargura abrió la puerta de golpe y gritó:

-¡Suelta a mi esposa ahora mismo!

Ellos se detuvieron rápidamente, el hombre saltó de la cama, agarro sus ropas del suelo y se dirigió a la puerta en donde estaba Adrían, cuando se acerco a este le hizo una mueca de disgusto y lo empujo a un lado para salir.

Mariana inmediatamente se puso un camisón y le grito.- ¿Que rayos haces aqui? ¿Acaso no quedo claro lo que te dije el primer dia?

Adrían con el corazón hecho pedazos le preguntó.-¿Porqué las cosas tienen que ser así? ¿No puedes intentar amarme aunque sea un poco?

Ella se acercó a él rapidamente y lo abofeteó con una fuerza abrumadora.

- No quiero hacer el mínimo intento por amarte, te odio con cada una de mis células.

-¿Esque acaso creíste que me casaría contigo por que me gustas aunque sea un poco? Te equivocas, nos casamos porque tus padres descubrieron mi estilo de vida y me sobornaron.

-Escucha claramente lo que te voy a decir, que esta sea la primero y la última vez que me haces algo como esto, ¿Oiste inútil sin magia?

Adrían abrió los ojos lo más que pudo, él desconocía los detalles de su compromiso, no esperaba que ella se casara por amor a él solo esperaba un poco de afecto, agachó la cabeza y empezó a llorar.

-¡Respondemé ahora mismo y deja de llorar!

Mariana agarró a Adrián por el cabello, lo arrastro a la cama y le amarró las manos a la base, se acercó a uno de sus cajones y saco un fuete, lo golpeó repetidas veces hasta que Adrían quedó inconsciente.

Al terminar lo arrastró dela camisa hasta la habitación de él, abrió la puerta y lo aventó en el piso de la habitación.

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A la mañana siguiente Adrían se levanto completamente adolorido, se arrastró a la puerta del baño, con mucho esfuerzo y se levanto agarrandose de la esquina de la bañera, se desvistió y se puso a llenarla, con mucho cuidado se metió, abrazó sus piernas y comenzó a sollozar.

Al calmarse se levantó y decidió ir a ver a Mariana, para decirle que ya no se entrometería más en sus asuntos.

Le dolía en el corazón saber que solo cambió de verdugo, ahora era Mariana la que tenia el control de su vida. Se sintió tan impotente y apretó sus puños lo más que pudo, él solo fue una moneda de intercambio para la ambición de sus padres.

Al llegar a la cocina desayuno en soledad como siempre, al terminar se dirigió rapidamente a la oficina de Mariana, al llegar tocó la puerta.

-Adelante.- se escuchó

Al entrar Adrían se pudo percatar que Mariana no estaba sola, esta acompañada de dos hombres de mediana edad.

-Entra cariño, quiero presentarte a dos personas, son mis socios en unos negocios que tengo en la ciudad Dragón. Ella le sonrió dulcemente, aunque en sus ojos no había nada.

Adrían recordó las condiciones del matrimonio y entendió porque Mariana actuaba tan cariñosa con él. Inmediatamente sonrió y dijo.- Buenos días, me presento soy el esposo de la duquesa, Adrían Courtier hijo del juez Franco Courtier.

-Un gusto respondió uno de los hombres.

-Gusto en conocerlo respondió el otro.

- El gusto es mio-. Respondió Adrían.

-Como estas ocupada me retiro y el gusto es mio señores.

Adrían hizo una reverencia y se rétiro a su despacho, era pequeño pero bastante acojedor, solo tenia sitio para un pequeño escritorio, un librero y un sofá.

Al poco tiempo entró Mariana y le dijo:

-¿Para que fuiste a buscarme?

-Solo fue para decirte que siento haber roto el trato, me descontrolé y lo lamento.

Mariana sonrió de manera terrorífica y le dijo.- Me parece excelente que bueno que lo hayas entendido, por cierto, lo hiciste bien hace un momento realmente los engañaste.

-Gracias, por ahora volveré a mi trabajo quiero terminar antes para poder hacer mis labores en la mansión.

-De acuerdo.- Dijo Mariana satisfecha ( Sus padres tenían razón, es fácil de educar) Pensó Mariana y se retiro.

Adrían respiro profunda y pesadamente, aún le dolia el cuerpo ya que Mariana tiene la magia de Fuerza, ella aumenta su fuerza física a voluntad, por eso para ella era fácil darle un paliza.

A pesar de que el se sentía impotente por el trato de ella no tenía de otra ya que no poseía magia, estaba a merced de la voluntad de ella.

El nunca imagino que su matrimonio sería así, el solo quería amar y ser amado, no pedía nada más pero la vida se empeñaba en ponerle el pie, y a este punto el ya no se quería levantar.

Nada

En los siguientes días Adrían hizo las compras de la semana ya no quería tener problemas con Mariana, siempre se tapaba con una capa para que ningún noble lo fuera a reconocer, al comprar las cosas siempre hablaba lo necesario y regresaba a la mansión a toda prisa para reaunudar sus labores.

Caminando por los jardínes durante un descanso de sus labores se encontró con Mariana, ella estaba tomando té en una de las terrazas, con mucho pesar se acercó a ella y la saludo.

-Buenos días, mi señora.

-Buenos días Adrían, ¿Ya hiciste la compra de la semana?

-Sí mi señora, ya lo hice-. Adrían sabía que podían entregar directamente las cosas en la mansión, el ir a comprarlas el mismo era la manera que tenía Mariana para darle a entender que él para ella no era más que un sirviente

-Que bien, por cierto, esta noche necesito que vayas a mi habitación, varios nobles no dejan de insistirme sobre tener un heredero, maldigo la hora en la que tenía que ser tuyo, si la iglesia no comprobara la paternidad yo jamás te tocaría.

Adrían apretó los puños y solo dijo.- Ahí estaré mi señora.

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Él no estaba nada feliz, estaba nervioso y abrumado ¿como sería su primera vez?

Al llegar la noche se dio un baño, se puso ropa sencilla y se dirigió ala habitación de Mariana, suspiró y tocó suavemente la puerta.

-Entra -. Dijo Mariana

Al abrir la puerta pudo ver que Mariana tenía una bata de color lila casi transparente, sus largos cabellos negros estabas amarrados en una trenza al lado derecho de su rostro. Ella era hermosa, no había duda, más sin en cambio Adrían no logró sentir nada al verla así, el estaba consciente de que ella no le amaba, todo lo contrario, sentía repulsión por él y si fuera por ella jamás lo tocaría.

Pero ahí estaba ella, con una mirada seductora, la forma en la que estaba sentada mostraba lo pronunciado de sus curvas y también lo plano de su vientre, con la bata un poco abierta el podia ver la blancura de su pecho y lo pronunciado de este.

-¿Acaso vas a quedarte ahí?.- Dijo Mariana al verlo perdido en sus pensamientos.

Adrían se acercó, y se recostó en la cama, el no sabía por donde empezar ya que jamás había esta con una mujer, nisiquiera habia hablado con nadie más que Mariana, todos sus maestros fueron hombres también.

Mientras el tenía una mirada perdida Mariana lo besó, Adrían se sobresalto al sentir lo apasionante de su beso, instintivamente intentó alejarse ya que era su primer beso pero Mariana sostuvo con sus dos manos su rostro y lo acercó más a ella.

-Vaya realmente eres guapo, lástima que seas un inútil-. Le dijo Mariana entre besos.

Entre más lo besaba Adrían se sentía abrumado, no se sentía ni un poco tranquilo, el solo quería salir de ahí.

-Lo siento, hoy no puedo-. He intento levantarse de la cama.

El no esperaba que Mariana lo empujara de regreso, Mariana lo acostó bruscamente y se subió arriba de él.

-A donde crees que vas, tienes una orden que cumplir -. Dijo Mariana mientras lo miraba con furia, sus lindos ojos café se habian tornado oscuros, ella estaba furiosa ya que se sintió que Adrían la estaba rechazando. como una persona que no valía nada ni a sus ojos ni los ojos de nadie ¿Se atrevía a rechazarla de esa forma?

Adrían observaba su rostro, se habia convertido en una mueca terrible, sabía que ella esta furiosa, cuando de la nada siente una bofetada en su mejilla izquierda, luego en la derecha.

Paf, paf, paf. Resonó en toda la habitación.

- ¡Como te atreves a rechazarme de esa forma!- Gritaba Mariana mientras abofeteaba una y otra vez a Adrían.- ¡Nadie se a atrevido a rechazarme nunca!

Así estuvo durante algunos minutos y después saco a Adrian de su habitación.

Con la cara completamente hinchada Adrían se alejó y fue por hielo a la cocina, agradecía que no hubiera nadie y se lo puso en sus mejillas.

Quería llorar, pero ya no salía ni una sola lágrima, sin duda alguna el estaba cerrando el camino a su corazón con pesadas puertas de hierro.

El juró amar y protejer a la duquesa, el se hizo la promesa de corazón e incluso recordó el rostro de Mariana cuando le contó lo de su promesa, ella sonrió y agradeció por tener a alguien que la cuidara. Ahora, volviendo a recordar todo aquello, pudo ver que en la mirada de Mariana, no habia nada.

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