Una chica de rostro dulce fruncía el ceño frente a un hombre apuesto que parecía tener alrededor de ocho años más que ella. El hombre la miraba con una expresión dura y sin compasión. Sus brazos estaban cruzados sobre el pecho. Su nombre era Danzel. La dulce chica que estaba de pie frente a él ahora era su única hermana.

Danzel no permitió que Chaby comiera helado, aunque ella había suplicado repetidamente con su mirada suplicante.

“No quiero que te enfermes,” dijo Danzel mirando a su hermana.

“Pero,”

“No te resistas. Vamos a casa,” insistió nuevamente, esta vez tomando suavemente el brazo de Chaby y llevándola lejos de allí.

Chaby soltó un largo suspiro, mostrando su cara de descontento. Sus ojos seguían fijos en la heladería. Solo delante del auto volvió su mirada hacia su hermano con desdén.

El coche que conducía Danzel se detuvo frente a un lujoso apartamento que le pertenecía. Ya habían pasado casi siete años desde que los dos hermanos ocupaban ese apartamento. Antes vivían en Seúl.

Sus padres eran coreanos, pero papá y mamá discutían sin parar todos los días, y además, su madre solía golpear a Chaby para desahogar su ira.

Desde aquel entonces, Danzel decidió irse de casa llevándose a su hermana que solo tenía nueve años en ese momento.

Hay una historia sobre cómo terminaron estableciéndose en Yakarta.

Cuando Danzel todavía estaba en la escuela en Seúl, tenía un mejor amigo indonesio. Fue su amigo quien le ayudó en gran medida a salir de Seúl a escondidas sin que sus padres se dieran cuenta. Con su inteligencia, junto a su amigo, fundaron una nueva empresa que con el tiempo prosperó. Esa empresa se convirtió en una de las más grandes de Indonesia en un período de cuatro años.

Pero para Danzel, tenerlo todo no significaba ser feliz. Solo había una persona que era muy importante en su vida, la razón por la cual se esforzaba tanto por tener éxito.

Chaby.

Aunque sabía que la chica no exigía que él tuviera todo, seguía esforzándose por obtener poder para que algún día la gente no menospreciara a su querida hermana.

Chaby había sido una niña débil desde pequeña, y también creció con el amargo trato que les dieron sus padres. Eso fue lo que llevó a Danzel a jurarse a sí mismo que protegería a esa chica por siempre.

\*\*\*

“¿Desde cuándo estás aquí?”

La mirada de Danzel se posó en un hombre apuesto de su misma edad que estaba absorto en la lectura en el sofá de su apartamento. Su nombre era Galen, su amigo de toda la vida. El hombre que lo ayudó a escapar de Seúl. Él y Chaby también hablaban con fluidez el indonesio porque Galen los había enseñado mucho. Aunque también habían tomado clases.

Galen conocía el código del apartamento. A menudo, el hombre reemplazaba a Danzel cuidando de Chaby cuando él estaba ocupado. El apartamento se había vuelto como su propia casa porque prácticamente se quedaba allí todos los días.

Galen detuvo su lectura y miró alternadamente a Danzel y a Chaby. La dulce chica se había quedado dormida en los brazos de Danzel.

“¿De dónde venías?” preguntó él.

“De comer,” respondió Danzel brevemente. Se esforzaba por acostar a Chaby lentamente en el sofá largo en el que estaba sentado Galen.

Galen acarició suavemente la cabeza de la chica, a quien ya consideraba su propia hermana.

Siempre le había ayudado a Danzel a cuidar a Chaby y había visto cómo esa chica se convertía en la hermosa mujer que era ahora.

“¿Ya inscribiste a la nueva escuela?” preguntó mientras miraba a Danzel. El hombre asintió.

“Esta caprichosa ya ha crecido, ¿verdad?” añadió Galen, esta vez acariciando la cara de la chica con cariño.

Levantó la cabeza para mirar a Danzel.

“Oh, sí, mañana hay entrevista para nuevos empleados. Tienes que estar presente,” dijo en voz baja.

“Mm.” Danzel asintió levemente. Sus ojos estaban centrados en su hermana.

“¿No te vas a ir de nuevo?” Esta vez miró a Galen que se estaba estirando ampliamente mientras se recargaba en el respaldo del sofá.

"Gue nginap aja." dijo, cerrando los ojos. Danzel observó al hombre con desdén. ¿Cómo no hacerlo? Casi todos los días, Galen se quedaba a dormir en su apartamento. No es que no le gustara, pero no quería recibir constantes llamadas de la mamá de su amigo, que siempre estaba preocupada por el estado de su hijo, e incluso a veces lo regañaba porque pensaba que él era la razón por la que Galen rara vez regresaba a casa. No sería extraño que su madre empezara a pensar que los dos eran gay, Dios no lo quiera. Danzel se sintió divertido al pensar en eso.

El hombre exhaló un suspiro largo y volvió a cargar a Chaby, que aún dormía, trasladándola a la habitación de la niña. No olvidó arroparla y besar su frente y mejillas antes de salir sin apagar la luz.

Su hermana le tenía miedo a la oscuridad.

\*\*\*

"¡Buenos días, nena!" saludó Galen cuando Chaby apareció frente a ellos.

La niña miró alternativamente a los dos hombres guapos. Estaban sentados en la mesa de comedor con ropa ya bien puesta. Su apariencia no era menos elegante que la de ellos. La niña ya estaba vestida completamente con su nuevo uniforme.

Hoy era su primer día en la secundaria, y no quería llegar tarde y ser castigada en su primer día de escuela.

"Siéntate." ordenó Danzel, ofreciéndole un trozo de tostada en su plato.

Chaby masticó rápidamente el pan para que se acabara pronto, quería irse a la escuela cuanto antes.

"Come despacio, Chaby, querida." esa era la voz de Galen.

Chaby no lo prestó atención en absoluto, lo único que pensaba era en ir rápido a la escuela. Galen movió la cabeza al observar el comportamiento impaciente de la dulce niña.

"¿Quién me lleva?" preguntó Chaby después de haber terminado su tostada. Su mirada se movía entre Galen y Danzel.

"Termina tu leche primero." ordenó Danzel.

"Pero, hermano,"

"¿No quieres llegar rápido a la escuela?" dijo de nuevo con tono amenazante y cara seria.

Sin más remedio, Chaby se apresuró a beber un vaso de leche que tenía frente a ella.

"¡Ya terminé, vamos!" exclamó después de acabar.

Galen soltó una risita porque Chaby no podía esperar para ir a la escuela. Poco a poco, también le empezó a dar pena la niña.

"Está bien, vamos." dijo, luego se levantó y tomó las llaves de su coche de la mesa del sofá no muy lejos de allí.

"¿Me llevará el hermano Galen?" preguntó Chaby, levantándose también. Galen asintió.

"Tu otro hermano está ocupado hoy, querida." respondió.

Chaby se dio la vuelta y echó un vistazo a Danzel, que aún estaba sentado en la mesa. Se acercó rápido hacia él y le besó las mejillas alternativamente.

"Adiós, hermano." se despidió antes de correr hacia la puerta.

"¡Chaby, no corras!"

Danzel gritó con firmeza. No quería ver a su hermana caer y hacerse daño por su propia imprudencia. Vaya niña.

Casi veinte minutos después, Galen y Chaby llegaron frente a una gran escuela. La niña miraba asombrada el edificio imponente que tenía delante.

La escuela que su hermano había inscrito era muy buena, pensó ella. Observando el edificio desde fuera, debía contar con todas las instalaciones completas. Sonrió feliz mientras continuaba admirando la escuela.

"¿Cuándo vas a bajar, querida?"

La voz de Galen la sacó de sus pensamientos. Se dio una palmada en la frente.

"Vaya, ¿por qué me estoy volviendo tan despistada?" murmuró para sí misma.

"Te la pasas en la luna." rió Galen, levantando una mano para revolver cariñosamente el cabello de la niña.

"Apúrate a entrar antes de que cierren la puerta." añadió.

Chaby asintió y le dio un beso en la mejilla a Galen como de costumbre antes de salir del coche. No olvidó agitarle la mano mientras él le devolvía una sonrisa dulce.

Galen solo se marchó después de asegurarse de que Chaby había llegado a la entrada de la escuela. En realidad, quería esperar a que la niña entrara por completo, pero no podía. Tenía que irse rápido porque tenía una importante reunión con su cliente.

Chaby casi podía entrar pero llegaba tarde, aunque solo quedaban unos pasos, el guardia cerró con llave la puerta. Mierda, mierda, mierda.

Golpeó sus pies contra el suelo mientras se maldecía por estar demasiado fascinada con el lujoso edificio como para olvidarse de la hora. La chica se apresuró a poner su sonrisa más dulce cuando el guardia la miró. Esperaba que el guardia fuera amable y abriera la puerta para que ella pudiera entrar.

"Lo siento señorita, esta escuela es muy estricta. A las siete en punto la puerta debe estar cerrada, no se puede volver a abrir hasta la salida de clases", explicó el guardia con detalle.

"Solo por esta vez, señor, ¿sí?", Chaby lo obligó a compadecerse.

"Yo seré quien sea reprendido, lo siento mucho, señorita".

"P...pero señor",

Chaby quiso presionar de nuevo al guardia, pero se detuvo al sentir que alguien le tocaba el hombro por detrás. Se giró para ver a una hermosa chica con una amplia sonrisa dirigida a ella. Su frente se arrugó ligeramente. No conocía a esa chica y ahora le susurraba al oído.

"Sé otra forma de entrar", susurró y luego se dio la vuelta, dejando a Chaby todavía aturdida. ¿Qué quería decir, viniendo y yéndose sin ser clara?

"¡Vamos, sígueme!", la chica gritó de nuevo al darse cuenta de que Chaby todavía estaba aturdida donde estaba parada antes.

Chaby volvió a mirar a la chica. Después de digerir bien sus palabras, corrió lentamente tras la desconocida. Tenía curiosidad por saber adónde la llevaría la chica de pelo rizado, alta y delgada, con un rostro que le parecía muy bonito.

***

Ahora estaban frente a un alto muro que Chaby nunca había visto antes. La niña miró alternativamente a la chica cuyo nombre no conocía y al alto muro que tenía delante.

La altura del muro era de más de dos metros.

¿A esto se refería con otra forma de entrar a la escuela? ¿Quería decir que iban a escalar ese muro? Chaby suspiró. ¿Cómo iba a escalar un muro tan alto? No era una chica poco femenina a la que le gustara trepar cosas así.

Su mirada volvió a la chica que ahora estaba ocupada empujando un objeto como...

¿Una escalera?

Los ojos de Chaby se abrieron de par en par mirando a la chica. ¿De dónde sacó esa escalera? Quién sabe, tal vez la robó de nuevo. ¿Pero dónde? ¿Cómo es que esta chica parece conocer tan bien esta escuela, o podría ser una estudiante de último año?

"Podemos escalar esa pared con esta escalera. ¡Vamos!"

Los pensamientos de Chaby fueron interrumpidos por las palabras de la niña. Luego la vio empezar a subir los peldaños de la escalera.

Chaby dudaba, porque aunque hubiera una escalera, seguía teniendo miedo. Nunca antes había hecho algo tan extremo.

"¿Quieres que te castiguen a correr cien vueltas al campo por llegar tarde?",

gritó la chica desde lo alto de la escalera. Chaby todavía se lo estaba pensando, pero por alguna razón estuvo de acuerdo y empezó a subir lentamente la escalera, siguiendo a la chica que ya había trepado por el muro.

Al llegar a la cima del muro, la chica se aferró con fuerza y se agarró a todo lo que pudo para mantenerse equilibrada y no caerse.

Vio a la chica saltar al suelo y llegar a tierra firme, mientras que ella ya no sabía qué hacer. Tenía demasiado miedo de saltar y no podía mover su cuerpo ni un centímetro por miedo a caerse. Como resultado, se quedó atascada en la parte superior sin poder hacer nada. Tenía mucho miedo. Tenía miedo de que si se movía se cayera y se rompiera una pierna. Dios mío, ¿por qué diablos tuvo que hacer algo tan estúpido como esto?

"Salta rápido", gritó la chica en voz baja.

Su nombre era Pika.

Pika levantó la vista para mirar a Chaby, que tenía una expresión de terror en el rostro aunque, por alguna razón, parecía divertida.

"¿Puedes saltar?", volvió a gritar, a lo que Chaby respondió negando con la cabeza.

Sus ojos empezaron a enrojecer y finalmente la chica se echó a llorar de miedo.

"Oye, oye... ¿por qué lloras?", murmuró Pika mientras miraba a su alrededor, temerosa de que alguien los viera y descubriera que estaban escalando la pared. No sería divertido que los castigaran después de todo el trabajo que les había costado escalar el muro. Su mirada volvió a centrarse en la chica que seguía atascada arriba.

"Y...yo n...no sé c...cómo b...bajar...c...cómo", dijo Chaby sollozando con el cuerpo rígido sobre la valla del muro.

Pika contuvo la risa. Era la primera vez en su vida que conocía a una chica tan llorona. Y por alguna razón, le gustaba. No sabía que esa chica era tan llorona. Acababa de conocerla, ¿cómo iba a saberlo? Solo quería ayudar a la chica a entrar a la escuela y no meterse en problemas si llegaban tarde. Pero...

Sus ojos volvieron a mirar hacia arriba.

"Deja de llorar, iré a buscar ayuda", dijo, y luego sacó un teléfono móvil de su bolsillo y llamó a alguien.

Decklan estaba con sus amigos en la cafetería cuando su teléfono sonó.

Soltó un suspiro perezoso al ver el nombre de su hermana menor en la pantalla. Si no fuera por la sexta llamada, no pensaría ni en contestar.

No es que odiara a Pika, su hermana menor, sino que estaba demasiado cansado de la actitud siempre exuberante y muy habladora de la chica, que incluso podría provocarle dolores de cabeza. No quería escuchar todas las quejas de Pika que consideraba inútiles.

"¿Qué quieres?" preguntó ásperamente con el teléfono pegado a su oído.

"Hermano, ven detrás de la escuela ahora, necesito tu ayuda. Es realmente importante."

Antes de que Decklan pudiera responder, la llamada se cortó unilateralmente.

Maldición...

Maldijo Decklan, maldiciendo a Pika en su interior. Si ella no fuera su hermana, ya habría lanzado a esa chica lejos de este mundo. A regañadientes, se levantó de su asiento.

"¿A dónde vas?" preguntó uno de sus amigos al ver al chico levantarse y prepararse para irse. El hombre con ojos profundamente negros capaces de hacer que muchas chicas se enamoraran se llamaba Bara.

"Mi hermana." respondió Declan de manera indistinta. Su expresión era de enfado.

"¿Qué pasa con tu hermana?" esta vez fue Andra quien habló, pero Decklan no escuchó.

El chico ya casi había alcanzado la puerta de salida de la cafetería. Andra volvió a sorber su jugo despreocupadamente.

Detrás de la escuela, Decklan miró a su alrededor buscando a Pika.

¿Dónde está esa habladora, dijo que estaría aquí pero ni su sombra se ve? El hombre suspiró irritado mientras seguía buscando la silueta de su hermana. Mejor que esa chica no esté bromeando. Hará que se arrepienta.

"Hermano Decklan, estoy aquí."

El hombre se giró hacia la voz conocida y vio a Pika asomando su cabeza detrás de un gran pino.

Levantó una ceja.

¿Por qué esa niña parece estar escondiéndose? Además, estamos detrás de la escuela y no hay nadie más que veo además de nosotros dos y esa arrogante. ¿Qué hace ella sola aquí incluso en su primer día de escuela?

Los pensamientos de Decklan estaban mezclados. Esperaba que esa chica no estuviera haciendo algo indebido. Si es así, verás. Rápidamente se acercó a ella.

"¿Qué haces aquí?" preguntó con aspereza. Su expresión estaba llena de sospecha.

Frente a él, Pika frunció el ceño con irritación. Su hermano siempre era molesto y nunca había sido amable con ella. Siempre sospechaba cuando necesitaba ayuda, lo que la enfurecía aún más.

"Estaba con una amiga y llegamos tarde, por eso pasamos por aquí," explicó ella no menos agresivamente.

"Entonces, ¿por qué me llamaste?" preguntó de nuevo, igual de áspero. Sus ojos buscaron a alguien que supuso era la amiga de Pika, pero no había nadie. ¿Cómo no iba a sospechar?

Pika estaba molesta con la actitud fría de su hermano, pero aún necesitaba su ayuda para bajar a la chica que estaba atrapada en la pared.

"Necesito tu ayuda para bajarla."

Su mano derecha se levantó apuntando hacia arriba en la pared a Chaby. La chica los miraba con los ojos llorosos. Su estómago comenzó a doler por estar presionado contra la pared tanto tiempo. Se culpaba a sí misma por ser tan tonta de seguir a los demás trepando la pared sin saber cómo.

Al mirar hacia arriba, Decklan vio a una chica arriba en la pared. Oh, así que la amiga que Pika mencionaba estaba allí.

La observó durante un buen rato. Los ojos de la chica estaban hinchados. Sus miradas se encontraron. Podía ver la esperanza en los ojos de la chica que lo miraba. Claramente estaba pidiendo ayuda con su expresión. Qué llorona.

Inicialmente, Decklan no se preocupaba y quería irse así como así, pero la mirada de la chica de alguna manera hizo que su corazón se ablandara.

Extraño...

Nunca antes había sentido simpatía por nadie, y menos por una chica desconocida y llorona.

"Por favor, hermano, ayúdala. Me da pena."

La voz de Pika sacó a Decklan de sus pensamientos. Sin decir una palabra, saltó hacia arriba y en un abrir y cerrar de ojos estaba al lado de Chaby, levantándola sin su consentimiento.

El evento ocurrió tan rápido que incluso Pika quedó asombrada al ver a su hermano, quien pensaba que era como un héroe de película. También se sorprendió de cómo él podía mantener el equilibrio arriba con alguien que ahora cargaba.

A diferencia de Pika, que disfrutaba viendo la acción, Chaby no paraba de gritar histéricamente mientras abrazaba fuerte la cintura de Decklan.

"¡Aaaaah...!" gritó Chaby lo más fuerte que pudo.

"Cállate." dijo Decklan enfáticamente.

El grito de la chica se detuvo. Ella miró al chico con miedo. Un momento después, sintió su cuerpo flotar junto al del chico. Cerró los ojos fuertemente, esforzándose por no gritar y mantuvo sus brazos firmemente alrededor de la cintura del chico desconocido. Cuando sintió que su cuerpo ya no flotaba, abrió los ojos lentamente. El chico que la había cargado la estaba bajando suavemente.

"Gr... gracias." dijo entrecortadamente mientras se secaba las últimas lágrimas. El chico solo la miró con indiferencia.

"La próxima vez, si no sabes escalar, no lo hagas. Es estúpido mantener la estupidez."

El tono cortante de Decklan hizo que Chaby se sobresaltara. Se inclinó temerosa. Claro que tenía miedo, desde que su hermano la llevó lejos de sus padres, nunca nadie había hablado tan bruscamente frente a ella.

"¿Por qué tienes que ser tan duro, hermano? Llegaste a asustar a mi amiga," se quejó Pika, molesta.

"Estúpida." respondió Decklan indiferente y se alejó dejando atrás a las dos chicas.

No tenía importancia venir aquí solo para ayudar a una chica mimada y llorona.