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El Límite De La Tentación.

[1]: La sesión.

PARÍS, FRANCIA.

15: 30 horas.

...ESME...

Me tomo un ligero tiempo para arreglar el cuello de mi blusa de mangas largas, aclaro mi voz para ahora sí pasar por las puertas de mi consultorio.

—Buenas tardes — deja de apoyar la cabeza en su mano para acomodarse en la silla y mirarme de reojo.

—Tardaste — con su voz ronca me lo hace saber.

—Lo siento — con la libreta, el bolígrafo y mi celular en mano tomo asiento delante de él —. ¿Listo para comenzar con la sesión, Dusan?

—Si no lo estaría, no hubiese venido.

Oculto mi liviana sonrisa con una pregunta.

—¿Cuál es la razón por la que viniste? La última vez saliste vociferando que esto era una estupidez que no te ayudaría en nada.

—¿Comenzaremos o me darás un sermón de esos que me hostigan?

Callo, no quiero apartarme de mi trabajo.

—Eres la única persona a la que puedo mostrarme plenamente, me conoces a la perfección. Tuve de nuevo esa pesadilla.

—¿Pesadilla? ¿Me puedes dar detalles de la pesadilla que tuviste?

—Fué hace más de seis años... desde entonces no he podido parar de soñar lo mismo todos los días — momentáneamente descansa su cabeza en el cabecera del sofá —. El maldito pasado no para de atormentarme — sus manos tiemblan inquietas sobre el asiento —. Todo sería diferente si se tratara solo de un sueño que al despertar se termina, pero no, sigue ahí jodiendome la vida.

—¿Qué sucedió hace más de seis años?

—La ví morir... entre mis brazos. Ella era una parte de mí, era esa luz que llegó a iluminar una vida podrida como la mía. Pero ellos llegaron tan de repente que no me dió tiempo de reaccionar, cuando ya me dí cuenta, nos estaban persiguiendo. Los muy malditos no se cansaron hasta que nos acorralaron. Me golpearon un sinnumeros de veces en los que perdí la conciencia. ¡Mierda! — su levanto abrupto me hace saltar en el sofá.

—¿Qué hicieron con ella?

—Solo era una niña inocente que no podía defenderse. La golpearon hasta más no poder — sus dedos se enredan en su cabello de manera nerviosa —, ¡pedía a gritos que la ayudara y no hice más que quedarme como un maldito imbécil! ¡Mataron a todos mis hombres y solo estábamos ella y yo en el puto lugar desolado!

—¿Cómo te sentías mientras la golpeaban?

—Como una puta escoria — patea la pata de la mesita —. La violaron... delante de mí se aprovecharon de ella... ¡los muy hijos de puta no se tocaron el corazón tratándose de solo una niña de 10 años! — sus ojos rojos no dejan caer ni una sola lágrima.

Con disimulo limpio mis ojos, sin ganas de seguir con esta sesión.

—¿Qué sucedió después?

—No sé... la impresión y la herida me desmayaron. Cuando desperté ví la horrorosa escena de su vestido blanco en el suelo, un charco de sangre donde estaban sus zapatos.

—¿Viste su cuerpo?

—No... supongo que su cuerpo inerte y el de mis hombre lo tiraron al acantilado más cercano, había una camino de sangre así que era lo más obvio.

—¿Quién era ella?

—...Mi hermana.

—¿Alguna vez has hablado de esto con alguien más...?

—No, y no vayas a decírselo a nadie. Tanto mis padres como mis hermanos no saben por lo que pasó ella, será mejor dejarlo así, después de todo estoy seguro que me culpan de lo sucedido.

—Pero no es cierto, trataste de ayudarla pero las circunstancias...

—¡El uno responsable de lo que sucedió hace seis años, soy yo, Esme! No fueron otras personas más que mis enemigos lo que hicieron eso con ella. ¡Lo peor es que este maldito recuerdo no sale de mi cabeza! Cada vez me siento una porquería más en este mundo.

—Eres una víctima más, no hables así de tí...

—Deja de defenderme, no necesito de tus consejos.

—Si no necesitaras de mis consejos, no estarías aquí. Te ayudaré a superar ese problema, sé que con tratamientos y...

Sus manos apoyadas en cada lado del sofá me acorralan.

—¿Creés que estoy loco, Esme?

—No...

—¿Sabes cuál es la única forma en la que cálmare este dolor? Vengandome de lo que le hicieron a mi hermana, hacer sufrir a uno por uno.

—Estas mal, así solo lograrás hacerte daño a ti mismo.

Ríe, apoyando su frente en la mía.

—No se puede hacer daño a algo que hace mucho tiempo está muerto. El corazón lo perdí hace tanto tiempo, ahora debo atender las órdenes de mi podrida cabeza. Sufrirán de la misma forma en la que le hicieron sufrir a mi hermana.

[2]: Una persona nueva.

...DUSAN...

Un Mes Antes...

Problemas con mi padre; el asesinato de mi hermana menor; la muerte de la mujer con la que iba a casarme hace unos años; por si no fuera poco, la mujer de la que estoy enamorado está comprometida con un imbécil, y la hermana de ese imbécil es una odiosa mocosa llamada Esme. En resumen, tengo una porquería de vida.

Coloco una buena dosis de droga en una jeringa, preparando mi brazo para aplicarmela en él, sino fuera por la persona que ahora se encuentra tocando la puerta de mi despacho.

—¿Quién? — pregunto molesto por la interrupción.

—Soy yo, Esme, ¿podemos hablar?

Oculto la jeringa en mi pantalón para abrir la puerta.

—Buenas tardes, pasa —la dejo entrar, parece venir en son de paz, pero mejor ni me confío ya que desde que la conocí solo me ha jodido la vida.

—Dudaba en venir después de presenciar tu discusión en aquella cena, ¿te sientes bien?

¿Sentirme bien después de quedar en ridículo en aquella cena donde la mujer que amo estaba celebrando su futuro casamiento con el hombre que odio?

—Eres la primera persona que lo pregunta. Sí, me siento bien. Dí la razón por la que viniste, Esme. ¿Es por tu hermano?

—Es por tí. Sé que ha de sonar estúpido pero quiero ayudarte.

—¿Ayudarme?

—Tienes un problema grave aunque aparente ser leve. La droga produce varios efectos, está claro que los tuyos son generar discusiones. En pequeñas cantidades diarias, creas un monstruo de adicción en tu interior, hasta que se salga de tus manos.

La jeringa sale de mi pantalón, al notarlo no tarda en tomarlo del suelo.

—A ésto me refiero —lo tira a la basura—. Estoy estudiando psicología, quiero ayudarte en tu problema, Dusan. Permíteme ser quien logre que superes esa adicción que tienes, quien haga de tí una persona nueva.

No pasa ni un minuto cuando libero una risita que parece molestarle.

—A ver, a ver. ¿La heredera de una de las mafias más poderosas de Norteamérica, es una psicóloga? Ahora sí acabas de confirmarme que los psicólogos están locos.

—Tienes razón, toda mi familia está enredada en lo que es la mafia. Pero yo no soy como ellos, soy una mujer que piensa en un futuro mejor y beneficioso, incluso quería compartir mis conocimientos contigo pero veo que no sirve venir en son de paz. Desde que te conocí en la mansión de mi hermano donde discutiste con él, me pareciste un arrogante amargado, sigues pareciendome esa clase de persona.

—¿Terminaste? — le señalo la puerta —. ¿Me permites continuar por donde me quedé?

Observa la jeringa en el tacho de basura.

—Pense que eras más inteligente, pero cada quien con su vida. Que tengas un buen día, Dusan Leonardi. No nací para rogarle a nadie.

Contengo unas palabras en la punta de mi lengua, viéndola salir.

No necesito la ayuda de una mujer tan detestable como lo es Esme Howard, puedo solo con mi vida.

Tomo entre mis manos la fotografía que me tomaron con Violet en su cumpleaños número 10. Problemas... los problemas en mi vida surgieron desde que se fué, la única amiga en la que encontré refugio fué en la droga. Tuve que mentirle a todos haciéndoles creer que apenas consumía la porquería de la droga, pero lo que no saben es que he tratado de alejarla de mí pero esta adicción es cada día más fuerte, convirtiéndose en mi total debilidad...

—¡Esme! — alcanzo a tomar de su brazo antes de que salga por la puerta principal.

—¿Qué quieres? ¿Seguirás diciéndome que no necesitas de mí y que estoy loca?

—Mira niña, estoy aquí sin intenciones de pelear. Admito que me pasé en la forma de como te hablé. Y también admito que el único loco aquí, soy yo. Si no es demasiado tarde, acepto de tu ayuda.

..._______________________...

✔️ Lenguaje explícito.

✔️ Erotismo.

✔️ Violencia.

✔️ Muertes.

...______________________...

Y, si quieren un consejo, no se encariñen con nadie.

[3]: La mercancía.

Presente...

Me separo de Esme, tomando el respectivo aire que necesita mi cuerpo.

—Me voy.

—Aún no he termina de hablar contigo, Dusan.

—Yo ya lo hice.

—Si sigues de esta manera, nunca llegaremos a la recuperación ideal que necesitas. Te estás empeñando en una maldita venganza en la que terminarás mal.

—Antes muerto que seguir con esta culpa que me atosiga. Que tengas buen día, niña.

Las ganas de matarme se refleja en sus ojos, sé que odia cuando la dejo con la palabra en la boca. Ya más de un mes siguiendo un tratamiento con ella, sé el sermón que dirá.

—Buenas noches, señores — me siento en una de las mesas del casino, encontrándome con uno de mis socios derrochando su dinero en juegos de azar —. Llegué en buen momento, ¿no?

—Claro, siéntate — tomo un puesto al lado de Ciro —. ¿Deseas jugar antes de hablar de mercancías o saltarte directamente a los negocios?

—Ahora no tengo tiempo para juegos, tengo cosas que hacer. ¿Cómo va la mercancía de mañana?

—Estoy en ese proceso. Mañana al medio día tendrás a esas italianas.

—Más vale que cumplas con tu parte del trato, Ciro. Espero que esas mujeres me sean se utilidad. No derrochare mi dinero.

—Cambiaras esa actitud de amargado cuando veas lo hermosas que son. Son prostitutas de alta calidad, pero sabrán trabajar para tí pasando mercancías de un lado a otro.

—Espero que sea así.

Estoy a solo dos horas de ver la mercancía que Ciro me traerá de Italia, pero no puedo pensar en más que en hablar nuevamente con Esme. Siento que esa niña es la única a la que puedo mostrarme tal y como soy, no hace mucho la conocí pero ella me conoce como la palma de su mano, suelo ser tan obvio cuando estoy con su compañía.

—¿Aló? ¿Esme? — mantengo el celular pegado a mi oreja mientras me dedico a manejar por la carretera.

—¿Ahora qué se te ofrece, Dusan?

—¿Podemos vernos? Necesito hablar contigo.

—Eh... ahora no puedo.

—¿Y eso como por qué? Dijiste que cuando necesitara de tí, te llamara y ya.

—Lo siento pero hoy no, estoy con la compañía de Jan, aparte de que me encuentro manejando los negocios de mi padre.

—¿Jan? — me limito a seguir preguntando, ni que me interesara con quién está —. Hablamos luego, adiós — corto la llamada, tirando mi celular al asiento trasero del auto.

Jan... ¿su novio? ¿amigo? ¿socio? ¿quién carajos es Jan?

Veo a más de 20 mujeres bajar del barco que llegó de Italia. Todas tienen vendas cubriendo sus ojos, vistiendo un diminuto vestido.

—¿Y? ¿No te parecen hermosas esas nenas, Dusan?

Dos de mis hombres se ocupan de quitarle la venda a cada una.

—Sabia que no me defraudarías, Ciro.

—Pues ayer no sonabas tan confiado cuando hablamos.

Levanto el mentón de cada mujer para revisar que estén limpias, sin ningún rasguño.

—¿Dónde las conseguiste? — con las manos en mi espalda les echo una mirada observadora a cada chica.

—En una subasta, las compré a un buen precio. Tienen entre 17 y 22 años. Dime, ¿qué te parecen?

Por último, me paro en frente de la última mujer que me quedaba por revisar. Las manos me suceden de nomento a otro en la que los pelos se me ponen de punta, y me cuesta respirar.

—¿Dusan?

El mirar a los ojos a la joven que tengo delante de mí, solo trae una imagen a mi cabeza; Violet.

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