...Hola amigxs....
...Bienvenidos al primer final de la novela ”Tus ojos en la luna"...
...Para entender el hilo de la historia tendrán que leer primero aquella, les recuerdo que está novela es el final de tres que publicaré....
...Al compartirles mis escritos es compartirles mi corazón, pues antes que nada el guía cada movimiento con amor....
...Les dejo el primer capítulo para que tomen el hilo desde la punta. 😉...
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Me despierto con un fuerte y perturbador dolor de cabeza, es aquel que te hace querer devolver el contenido del estómago.
Un característico olor invade con fuerza mi nariz «Es tierra mojada» pienso, pero sé que algo más percibo
Abro los ojos con lentitud, los siento tan pesados que pareciera que los párpados están atados entes sí con un fuerte material.
Gradualmente abro los ojos, puedo observar lo que me rodea, estoy dentro de una oscura habitación, lo único que me hace compañía es un punto se luz lunar que se filtra en el muro derecho.
Por ello puedo apreciar un poco las cosas que me rodean
»¿Dónde me encuentro?« pienso tratando de esforzarme por recordar algo que aporte algún indicio, pero es inútil ya que el dolor de cabeza me impide realizar cualquier acción.
Hasta respirar es complicado.
Observo con detenimiento el punto de luz, el cual me hace remontar años atrás
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—El profesor Bouchain se ve más guapo el día de hoy.—
—¡No solo hoy, siempre;es un "Adonis", conseguiría a cualquier chica que quisiera sin esforzarse.— dijo una chica colocando sus entrelazadas manos de lado izquierdo de su rostro—El viernes por la tarde caminaba de regreso al aula, ví que Bouchain venía en mi dirección a lo que rápidamente reaccione. Sin pensarlo fingí caerme cuando estaba a escasos dos metros. Cómo todo un caballero me ayudó a incorporarme y en el acto yo puse mis manos sobre hombros, ¡Por Dios, es un papasote; sus músculos fueron tallados por los mismísimos Dioses!.
Tenía planeado agradecerle con un beso en la mejilla, claro con la intensión de rozar sus labios carnosos. Ridículamente pensé que con esto el notaría que quiero ser más que su alumna, sin embargo fue inútil. Ágilmente me dejó estática y me dijo " señorita tenga más cuidado" y se alejo alisando la parte inferior de su traje azul—
La conversación me incomodaba, no logro comprender como un hombre logra alborotar las hormonas de cientos de chicas. Claramente no soy ciega, de antemano puedo apreciar que el profesor Bouchain es un hombre agraciado, pero ante mis ojos no deja de ser eso, un hombre.
— Chicas muy amena su plática, pero podrían conversar más tarde.... a algunas personas sí nos interesa la clase— respondí malhumorada
Las chicas aceptaron a regañadientes, no sin antes escrutarme con la mirada
El profesor era un líder nato, no titubeaba en absoluto, a sus 33 años había logrado varias maestrías además de obtener las bragas de cada chica que el se proponía. Su complexión fuerte y atlética quedaba a la perfección con su varonil rostro; media aproximadamente 1.80 metros, y el tono de su piel era color canela, además de que su rubia cabellera resaltaba sus hermosos ojos verde esmeralda, además de su sonrisa perfectamente alineada.
—Todos alguna vez en nuestra vida hemos probado sangre. ¿Alguien puede decirme por qué tiene el característico sabor metálico?, ¿Nadie?.— Bouchain hizo una pausa y recorrió el aula con la mirada en busca de la respuesta, al no obtenerla prosiguió — La sangre contiene Hemoglobina, es una proteína que se encarga de transportar el oxígeno al cuerpo. En su estructura la hemoglobina tiene hierro el cual le aporta el característico sabor— finalizó el profesor cruzando su mirada con la mía.
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Aquel recuerdo rondaba en mi cabeza, y no fue la mirada del profesor...
...”La sangre contienen hemoglobina, es una proteína que se encarga de transportar el oxígeno al cuerpo”...
Salí del trance sobresaltada, abiendo los ojos de par en par.
Con dificultad logro recobrar el control de mi cuerpo, apoyo las manos sobre el suelo, el cual tenía una consistencia viscosa y con todas mis fuerzas logro apoyar la espalda sobre el muro que esta detrás.
Todo mi cuerpo esta adolorido, de pies a cabeza. Instintivamente se reviso el rostro donde encuentro que el pómulo derecho se adornaba con una reciente cicatriz de aproximadamente unos tres centímetros, bajo la nariz encuentro sangre coágulada, por ende siento el olor tan fresco, además de que en el labio izquierdo inferior tengo una abertura donde aún brota un poco de sangre.
Sin importarle el dolor me esfuerzo en incorporarme, a medias lo logro, el mayor esfuerzo que realice fue poner mis pies rectos pero la espalda jorobada, además que las piernas temblaban con fuerza. Cerré fuertemente los ojos esperando el golpe contra el suelo, me aferre al muro con toda la fuerza que aún quedaba en mi delgado cuerpo.
Frías gotas de sudor recorrían mi cuerpo, el cause era la frente, por sus ojos pude ver caer las gotas. El dolor era tan intenso que incluso sentía mi cabeza palpitar por el esfuerzo.
Mi respiración era agitada, por lo que inhalé y exhale hasta lograr estabilizarla. A trastabilladas me dirijo al muro donde se filtra el punto de luz.
Mi rostro fue adornado por una débil sonrisa de triunfo, pero está duro apenas segundos. A escaso metro de distancia algo detuvo mi andar, al voltear a ver el obstáculo me percató que sobre la muñeca izquierda traigo colocada una gruesa pulsera de metal, la cual, a su vez se adhieren una cadena, uniendome al muro del que venía
»Me amarraron y abandonaron como a un perro« pienso con los ojos llenos de lágrimas a punto de descender. Inútilmente jalo la cadena pensando que así me liberaré de aquel espantoso artefacto, pero lo único que conseguí fue recurrir a la desesperación la cual se apoderó de mis pulmones complicándole el paso al oxígeno, además de generar más cansancio
–A-ayu..— Quise articular palabra, pero no pude ya que un dolor cegador se expandió desde el cuello al cuerpo entero.
Lentamente el pavor se fue apoderando de mi cuerpo,haciendo que las piernas dejaran de responder y me diera un fuerte golpe contra el suelo.
Yacía sobre el, enterrando mis dedos en el fango con fuerza, aguantar la respiración es algo difícil, ahora tener que soportarlo por qué tú cuerpo te impide realizar una acción tan simple es un martirio.
Requería la intervención de un médico inmediatamente o de lo contrario mi vida correría riesgo. Estaba conciente de que era una urgencia, pero no puedo hacer nada, soy tan débil como una hormiga...
Dos lágrimas salieron de mis ojos, la temperatura de ellas era cálida y reconfortante
—Cuando no recuerdes lo que es el verdadero amor... regresa a mi. Te espero aquí...— La persona que más amaba en el mundo se planto frente a mi. logré estirar la mano, podía verla temblar, pero no quise perder la oportunidad para tocar su rostro
Una intensa luz impidió que tocará a aquella persona que aluciné.
No abro los ojos pero estoy conciente, me invaden varios olores... cloro, antiséptico y medicamentos.
»¿Que sucedió?, ¿Dónde estoy?« pienso
Me punza la cabeza al grado de sentir náuseas, no obstante el estómago no tiene nada que arrojar, está vacío; los ruidos que hace me lo indican.
Deseo abrir los ojos pero estos no responden, pareciera que están pegados con algún material sumamente resistente. Pongo empeño en hacerlo pero todo es inútil.
Trato de percibir el ambiente con el tacto, debajo de mi se siente una tela algo aspera. Me empeño en mover mis manos, sin embargo un dolor ensordecedor se apodera de mi.... sin dudarlo estoy molida, tengo que quedarme quieta.
Pongo mucho esfuerzo en recordar los acontecimientos pasados, poco a poco logro hacerlo.
»Alguien mando darme una paliza... el rostro de los hombres trajeados no los recuerdo, solo el de Antonia.
¿Quién será el si vergüenza que me hizo esto?... «En él primero que pienso es Eder.
»¿Porqué el estúpido me dijo que me daba hasta el siguiente día?, claramente mintió... es su naturaleza«
”Cumple con el trato y yo con el mío”
Recordé las palabras exactas de Eder, él me quería en la casa de mi madre a primera hora y no estoy ahí.
»Él no cumplirá con la parte del trato« Digo abriendo los ojos de un golpe.
Logro ver una habitación blanca que por un momento me hace pensar que estoy en el cielo, sin embargo descarto la idea por que según dicen, ahí no se siente dolor y a mi pareciera que me pasó un Bulldozer por encima.
Poco a poco mis ojos se van acostumbrando a la luz dejando que vislumbre lo que me rodea. Efectivamente, la habitación es blanca con tonalidades verdes... son dudarlo es la habitación de un hospital
*Bip... bip... bip..*
Suena las máquinas que tengo conectadas al cuerpo. Las ubico a la perfección claramente por la profesión que estudie.
Son tres máquinas; un monitor de signos vitales, la máquina de ECG y el sistema de ultrasonido de diagnóstico.
Mis lágrimas recorren el costado de mis ojos, me siento impotente al estar aquí, con máquinas adheridas a mi cuerpo adolorido e inútil. Y no puedo hacer nada para impedir que él estúpido de Eder le haga daño a Nathaniell...
Me invade la impotencia, quiero erguirme y salir de aquí... pongo todo el empeño pero apenas y logro despegar mis manos escasos milímetros de la camilla. Mi respiración se empieza a entrecortar, por lo que jadeo en busca de oxígeno pero este no llega a mi...
Escucho el monitor de signos vitales timbrar fuertemente lo que provoca que llegue a la desesperación.
De pronto una enfermera chiquita, flaquita y morena entra vestida con su pulcro uniforme blanco a auxiliarme, comienza a revisar el monitor y pone muy mala cara.
Yo quiero pronunciar palabra pero no puedo la garganta me duele horrores...
—Doctor Gálvez... Doctor Gálvez, Tengo un código azúl. Repito, tengo un código azúl— dice la enfermera para afuera de la habitación.
Mis ojos se empiezan a debilitar más y siento que ya no puedo seguir viviendo en este mundo.
»Nathaniell espero algún día puedas perdonarme y ojalá siempre que pienses en mi lo hagas con una sonrisa en el rostro« pienso antes de perder el conocimiento.
Abro los ojos lentamente para que se adapten a las tonalidades que me ofrece la habitación.
De lado izquierdo está la enfermera que entró hace unos momentos que me desmayé... se ve tan angelical durmiendo. Decido no hacer ruido para no despertarla, además de que no puedo ni moverme.
La única máquina que tenía adherida a mi cuerpo era la de los signos vitales, además de tener una pequeña mascarilla que me brindaba oxígeno.
Mis pensamientos comienzan a divagar al rededor dede mi chico moreno y de sonrisa perfecta.
»¿Qué estará haciendo en este momento?, ¿Me extrañará?, ¿Podrá perdonarme algún día?, ¿Me olvidará en brazos de alguien más?,¿Podré verlo alguna vez ?, ¿ Podré intentar algo con el en el futuro?«
Claramente las respuestas que me doy a las preguntas son muy negativas... es casi imposible que yo regrese a la Capital y aún más que él quiera perdonarme.
—¿A qué hora se despertó?— pregunto la enfermera pegándole en la frente con la palma de su mano —¡Que estúpida soy usted padece de Nódulos Vocales, eso le causó la afonía!—
Con mucho esfuerzo lleve mi mano hacia mi cuello, pude percatarme que tenía un collarín rodeandolo. No pude evitar llegar a las lágrimas.
—¡No llore, eso provocará que recaiga nuevamente!— dijo. —Mi nombre es Edith soy su enfermera personal... —
Deseaba hablar pero aunque lo intenté no salió ningún sonido de mi boca
—No lo intente... se va a lastimar más— dijo Edith —Usted debe descansar—
Negué con la cabeza, no quería descansar, lo único que si deseaba era saber acerca de mi chico.
—Entiendo... entiendo— pronunció las palabras. —¡Tengo una magnífica idea!, ¿Quiere escucharla?—
Yo asentí con un fuerte parpadeo de ojos.
—Le pondré mi celular delante de su mano— señalo mi mano con la suya— Usted podrá escribir en el para comunicarse.—
Le mostré una media sonrisa y afirmé con un parpadeo. Edith saco su móvil y lo puso frente a mi mano derecha.
...”Nathan" escribí con mucho esfuerzo....
Ella negó con la cabeza —¿Nathan?, ¿Está segura que escribió lo que quiso?— yo afirme con un parpadeo —Lo siento pero no sé quién es o que es—
Me puse muy triste ante sus palabras, sin embargo tenía que averiguar más.
...”Donde estoy?”...
—Usted está en el hospital San Javier en Guadalajara, Jalisco—
Las palabras de Edith aliviaron un poco mi sentir, si estoy en Guadalajara quiere decir que en cierto modo cumplí con el trato que tenía con Eder.
...”Mamá”...
—Aquí no se ha presentado ninguna mujer a cuidarla, solo yo y un hombre—
...”Quién?”...
Edith negó con la cabeza —No sé quién es, ni que es de usted. Solo me dijo que me ordenó estar con usted por las mañanas, pero no tengo permitido preguntar mas—
Mire al techo con lágrimas en los ojos.
—No lloré que usted está bien, está en el mejor hospital de Guadalajara y con los mejores servicios. Además el señor que viene a cuidarla por las noches a dispuesto el mejor material y cuidado para su recuperación—
»¿Señor?« pensé
Volví a escribir en el móvil de Edith.
...”Como es?”...
—¿Quién, el señor?— asentí con un parpadeo — Pues él es....
Las palabras de Edith se quedaron suspendidas en el aire, tres hombres trajeados entraron a la habitación. Por un momento pensé que eran los mismos que me golpearon y tuve miedo que lo hicieran nuevamente, sin embargo se dedicaron a revisar cada rincón de la habitación.
—Limpio— respondieron los tres al unisono.
Edith se tensó inmediatamente y guardo el móvil con premura en el bolsillo de su uniforme.
Yo solo observaba el alboroto que hacían los hombres en total parsimonia.
—Adelante señor— Dijo el hombre trajeado que de algún lado se me hacía conocido pero por mas esfuerzo que ponía no lograba recordarlo.
La figura de un hombre se adentro por la puerta, inmediatamente su horrible fragancia inundó la habitación, un aspecto importante de resaltar es que el aroma me era familiar. El hombre llevaba un arreglo de girasoles con rosas rojas... odiaba esa combinación ya que es lo más común que se regala a una mujer.
No le podía observar el rostro ya que el arreglo se interponía, tel camino hasta un pequeño sillón de cuero café y se dispuso a poner el contenido de sus manos sobre una de las mesas.
Poco a poco logré ver su rostro... y que sorpresa me lleve
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