LA VERDADERA MUERTE
Pisko era un hombre sabio.
Tenia un hijo único a quien amaba con toda su alma.
Como el joven demostro destacadas aptitudes desde muy chico, se creia que iba ha cumplir un elevado destino.
Sin embargo, no fue asi pues Pachacamac, que todo lo puede y todo lo sabe, no quiso que el joven llegas a cumplir ese destino
elevado para el que estaba destinado; y sólo él sabrá porque no quiso.
Hubo en su juventud un primer combate al que el hijo del sabio Pisko asistió.
Alli, demostrando gran valentía se sacrifico por salvar la vida de otro guerrero.
La madre, los parientes, los amigos, todos lloraban su muerte.
Menos Pisko, y eso que era quizás quien más lo amaba, porque lo amaba por ser su hijo, y por su inteligencia de discípulo.
Era, también, la flor de esperanza.
Si quedaba un poco de orgullo en el corazón de aquel hombre sabio, ese poco orgullo se mantenía por la esperanza depositada en aquel hijo suyo.
Pero Pisko no lloro, resignado aceptó la decisión de Pachacamac.
Llorar hubiese sido rebelarse contra sus designios y eso no cabe en un hombre verdaderamente sabio, como lo era el.
Hubo alguien que, asombrado de ver que Pisko no lloraba, lo interrogo:
-No te visto llorar por la muerte de tu hijo.
Y sé que lo amabas.
Se que el último aliento de tu orgullo respira por él.
Su muerte ha marchitadó la última flor de tu esperanza de anciano.
-¿Por que no lloras, entonces como lo lloramos todos?
A lo que el respondió.
-Ustedes querian su cuerpo.
Yo, más que a su cuerpo, amaba su virtud.
Su Virtud no ha muerto por eso no lloro.
Si el no hubiese sabido morir por su virtud, ella hubiese muerto ; entonces sí yo lo hubiera llorado, aunque el cuerpo de mi hijo estuviese ante mí, vigoroso y animado.
Morir no es caer para no levantarse.
Morír es no saber morir por la virtud.
Perderla, a cambio de la vida fugaz del cuerpo, está es la verdadera muerte.
Mi hijo no muerto.
Ahi, Descansa, nada más, yo lloraria su cuerpo que ya no he de ver, pero el pensamiento de que no ha dudado en sacrificar su vida respondiendo a su virtud, me produce un júbilo tan grande que limpia de llanto mi corazón.
Leyenda quichua
Pachacamac fue el oráculo principal de la costa del perú: se decía de el que era el creador de todas las cosas y la fuerza que animaba a todos los seres vivos.
En declaraciones, crónicas y documentos escritos a mediados del siglo XVI por los españoles se menciona al sitio de Pachacamac y al dios del mismo nombre en repetidas ocasiones.
Nota:
Las sílabas de las lenguas quechuas se componen como mínimo de una vocal como
núcleo.
Por regla general, aceptan una consonante en posición de ataque y coda. (principio y fin de sílaba, respectivamente);
no obstante los prestamos mas recientes pueden aceptar hasta dos consonantes en ataque.
La entonación y la acentuación tienen roles menores.
LAS BANSHEES
Las banshees son las hadas irlandesas de la muerte, procedentes de las leyendas y la mitología celta.
Su nombre significa “mujer hada” y “mujer de las colinas”, ya que en ocasiones aparece caminando errante por las colinas, donde incluso permanece varios días sin rumbo fijo.
Su apariencia es la de una mujer etérea, en ocasiones una joven doncella y, en otras, una bruja vieja y repugnante. Su cara es pálida y tiene los ojos enrojecidos, casi ensangrentados, por el dolor y el llanto. Según la leyenda, suele vestir de verde o azul y lleva una capa gris.
Las banshees anuncian con su llanto y su grito que la muerte está cerca. Su canto es estridente y aterrador, otras veces es un sollozo horrible que hiela la sangre y que sólo puede escuchar la persona que va a morir.
Algunas banshees que están emparentadas o vinculadas con una familia concreta, y su canto se escucha cada vez que perece algún miembro dicha familia. En estos casos, no sólo son escuchadas por el moribundo sino por todos los familiares.
Hay veces en que sólo se las oye y otras en que, además, se las ve. Aparecen también en los funerales, acompañando el alma del cadáver al plano de los muertos.
Las banshees que están unidas a una familia no desaparecen inmediatamente tras la muerte, sino que se quedan algunos días después del fallecimiento, lavando en algún río o arroyo lejano las mortajas del miembro fallecido.
Posteriormente se dijo que las banshees mostraban su respeto hacia los difuntos gritando o lamentándose debajo de la ventana del moribundo y a veces elevándose por los aires hasta varios pisos de altura para poder hacerlo.
Si varias banshees aparecen a la vez, anuncian la muerte de un personaje importante, incluso de carácter sagrado.
Leyenda de Irlanda
Las Banshee siempre son mujeres y sus características más comunes son:
Cabello muy largo y abundante. [Naranja, rojizo, marrón, negro o blanco].
ojos penetrantes
Un vestido que va desapareciendo en la parte inferior por lo que no se ven sus piernas, generalmente de color blanco o gris.
Escucha voces en su cabeza
Su mejor descripción es el grito de muerte.
A veces predicen la muerte por sueños.
Suelen causar visiones confusas.
La palabra banshee es el resultado de la anglización del gaélico irlandés bean sídhe o bean sí, que significa «mujer de los túmulos feéricos» o «mujer de paz». Son brujas dolidas por la pérdida de alguna persona muy cercana a ellas. Ambos nombres provienen del irlandés antiguo ben sídhe: bean 'mujer' y sídhe 'de los túmulos'. Algunos consideran que la bean nighe (‘lavandera’) es el equivalente escocés de la banshee irlandesa. Sin embargo, la bean shìth es la homóloga lingüística y mitológica, y como tal se presenta en numerosas ocasiones en el folclore y la mitología.
La palabra «banshee» ha sido traducido del inglés al español como alma en pena y espíritu aullador.
Aviso.
los relatos, leyendas y cosas que estare subiendo, seran cortos por lo que en un capítulo habra dos o mas historias.
LA ELECCIÓN DEL HORNERO.
Por las regiones del alto Parana vivia un joven guerrero, apuesto y muy fuerte, a quien todos llamaban Ogaraití.
Este nombre une las palabras "casa" y "nido", pero nadie sabía bien porque había sido bautizado asi.
De muy chico Ogaraití se había sentido
deslumbrado por una muchacha muy dulce a quién le gustaba mucho cantar junto a río. Ya en su juventud nuestro guerrero supo que el cacique de la tribu, y padre de la muchacha, había decidido casar a su hija, pero para ello propuso una prueba muy dura a los pretendientes.
Ogaraití se dispuso a participar aunque no estaba muy de acuerdo con ganar de esa manera la voluntad de la muchacha, quien también lo miraba con cariño.
El cacique decidió que primero los pretendientes debían correr dos carreras una a pie, y otra a nado, a través de río.
Ambas fueron ganadas por el fuerte guerrero Ogaraití. Luego vino la peor prueba de todas.
Los aspirantes debian permanecer envueltos en un cuero de vaca durante nueve días y sólo tomando agua.
Lo extraño se manifestó cuando, con el correr de los días el cuero en el que estaba encerrado Ogaraití comenzó a achicarse.
Los jueces seguían acercandole agua al competidor pero ya no podían verlo dentro del cuero.
Al cabo del noveno día, los jueces abrieron el cuero y se encontraron un ave pequeña, de tonos marrones y manchitas rojizas.
Ante el asombro de todos, el pajarito voló hacia un lapacho en flor y desde alli hizo llegar su melodioso cantó.
El cacique y los jueces miraron sorprendidos, y la muchacha que también estaba cerca, sintio una mezcla de alegría y dolor.
Alegría por eso pájaro tan bello en el que se había convertido su amado, y tristeza porque ya no sería su esposo.
En medio de la estupor general, la muchacha comenzó a correr hacia la selva, llamando al pajarillo. los demás la siguieron, pero no pudieron alcanzarla.
La muchacha pareció flotar sobre las ramas y las hojas, y poco a poco, comenzó a volar convertida ella misma en una pajarita marroncita y cantora.
Cuenta que finalmente los dos pajaritos se encontraron y recordando su vida entre los hombres construyeron una casa de barro y paja.
De alli en mas se los llamo Ogaraití u horneros, pajaritos que llaman la atención por sus viviendas tan particulares.
Y porque, como los hombres y las mujeres, construyen su casa entre los dos cuándo encuentran a su pareja.
Leyenda Guaraní
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LAS LUCIÉRNAGAS Y LAS ESTRELLAS
Cierta vez un hombre elogio y adulo la sabiduría de amauta Rupai en su presencia.
El sabio, muy molesto, le dijo:
-En las noches de verano las luciérnagas vuelan encendidas.
Las ve un niño y cree que son estrellas.
Entonces una persona mayor le enseña al niño.
Le hace levantar la vista y le muestra dónde están las estrellas brillando allá en altura.
El niño, olvidandese de las luciérnagas, admira a las estrellas.
Yo sé que toda la sabiduría humana es luz de luciérnagas y que hay otra sabiduría más alta, de luz más hermosa para aquel que sabe levantar la vista.
-Al elogiar mi sabiduría del modo que lo estás haciendo, me demuestra que aún eres un niño, que aún no has levantado tu cabeza para mirar la luz de las altas estrellas. levanta!
Leyenda Quichua
El amauta era el sabio del imperio incaico se dedicaba a enseñar a los hijos de nobles y los hijos del Inca.
Enseñaba historia incaica, religión e idioma.
Ejercía su labor en el Yachayhuasi, una escuela que fundó el Inca Roca, y que se expándio a medida que el imperio crecía; a estas escuelas
asístian los hijos de la nobleza.
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