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Irresistible Deseo. (Pasiones Peligrosas - #3)

"Una Boda Perfecta"

¡Hola, corazones!

Como muchos de ustedes saben, esta es una historia que anteriormente había sido eliminada por la aplicación ya que no cumplía con algunas normas. Pero nuevamente les traigo "Irresistible Deseo", historia que estará temporalmente en esta plataforma hasta su publicación en físico. Por mientras, disfrútenla 😊.

...______________________________...

Los minutos son eternos y mis nervios incontrolables. No entiendo qué sucede, me siento intimidada ante las miradas de todos. El sudar de mis manos está por hacer caer el ramo de flores que sostengo.

—¿Por qué aún no llega Ryan? —las inevitables ganas por saber de él me hacen susurrarle" al oído a mi hermano.

Malik guarda el celular en el pantalón después de contestar la llamada de hace un momento. No me da la cara, aún así, sus ojos rojos son tan notables que erizan mi piel.

—¿Sucedió algo con Ryan? —las flores caen a mis pies—. ¡Habla ya, Malik!

—Ryan no vendrá... tuvo un accidente.

Mis manos sudadas y temblorosas toman cada lado de mi blanco vestido. Corro abruptamente y sin nada por delante, bajo del altar donde lo esperé por largas horas.

—¡Zafira! —su mano envuelve mi brazo en un fuerte agarre.

—¡Quiero ver a Ryan! ¡Necesito explicaciones, saber qué sucedió! ¡Tengo que ver yo misma que le estén dando la atención correcta en una clínica...

—¡Ryan no está en una clínica, Zafira!

—¿Entonces? —agacho la cabeza, tratando de tragar yo misma los filosos pedazos de un corazón roto —. ¿Dónde está Ryan?

—Está en la morgue.

—No me digas eso... —miro el altar para darme la ilusión de que él me está esperando allí —, por favor... —ejerce fuerza en mi brazo con la intención de que no caiga al suelo pero termino haciéndolo. Abrazo sus piernas, cuidadosamente levanto la mirada —. ¡Malik dime que no es verdad! — mis lágrimas rebotan en el frío suelo —. ¡Te lo ruego, te lo suplico, dí que se trata de una estúpida broma! ¡Dime que Ryan está por venir y que nos casaremos! ¡Dímelo ya!

No tenía que ser así, no teníamos que esperar cuatro meses de compromiso para llegar a ésto. Todo cuento tiene su final, pero quiero imaginar que el mío si tendrá un "felices para siempre".

Los párpados húmedos e hinchados caen sobre mis ojos. El mundo gira a mi alrededor, y sigo quieta. Un vacío anormal gobierna en mi pecho.

La temperatura fría de la sala mantiene su cuerpo de la misma manera. Los labios que alguna vez besé están secos. Entrelazo nuestras manos al recostar mi cabeza en su pecho.

—Hola, llegué mi amor —Malik continúa con su espera en la entrada—. ¿Lo ves? Elegí un hermoso vestido para hoy. Todos los invitados llegaron a la Iglesia, ahora solo faltas tú —viejos recuerdos me parten el alma al tenerlo tan cerca—, no hay que hacerlos esperar, Ryan, una boda perfecta nos espera.

—Zafira, es hora de irnos... —lo silencio colocando un dedo entre mis labios.

—No hagas ruido, puede despertarse.

—Él está muerto.

Con una sonrisa de labios cerrados beso la frente de Ryan.

—Él solo duerme... necesita dormir porque mañana será un gran día... él... me ama, siempre cumple lo que promete... prometió amarme siempre y confío en que así será, ¿verdad, mi amor?

—Él ya no está aquí, Zafira, no te está escuchando.

—Está aquí pero tú no lo ves —entrecierro mis ojos al instante que mi mano viaja al lado izquierdo de un pecho cansado de llorar —. Pensaron que podrían quitarme al amor de mi vida, pero nunca llegaron a imaginar que él ya ocupa un lugar en mi corazón, lugar del que nadie podrá quitarlo porque él... es el hombre que amaré hasta un último suspiro de vida.

Busquen a mi hermana.

...MASSIMO...

—Ruth —con pausas toco la puerta para no parecer insistente—, ¿quieres abrirme la puerta? Debemos hablar, Ruth, ábreme.

Esta niña colmará la paciencia que nunca he tenido. Retrocedo, tomando el ideal impulso pateo la puerta.

La habitación de mi hermana está vacía. Las cortinas se levantan al ritmo en el que el viento entra con fuerza por la ventana semi abierta.

—Mocosa del demonio —apreto mi mano.

Siendo medianoche, atrevió a desobedecer mis reglas, volvió a escaparse. No sé que haré con Ruth Lombardo, por más hermana mía que sea, me saca de quicio esa niña. Con solo 17 años es más que un karma, heredó la misma maldita manera de ser que mi padre, ella es un retrato vivo de ese hombre que tanto daño le hizo a mi familia.

—Busquen a mi hermana —retiro el reloj de mi muñeca—, el que la encuentre recibirá una buena recompensa —miro a los diez hombres por el reflejo del espejo en el que estoy parado—. ¡Es para ya, no para mañana!

En medio de tropiezos se largan de mi presencia.

—Imbeciles.

—¡Massimo! —la pequeña Nadia entra por la habitación con un dibujo en su mano.

—¿Despierta a ésta hora? —con un brazo la alzo—. Es de madrugada, tienes 5 no 18 años como para quedarte despierta. Mañana tienes escuela, hermosa.

—Fuí al cuarto de Ruth para enseñarle éste dibujo pero no la encontré —hace su cabeza a un lado, esos grandes y brillosos ojos cafés me miran fijamente como analizandome—. ¿Se fué? ¿Es por la discusión que tuvieron ésta mañana?

La regreso al suelo, mi mano alborota su cabello.

—Vé a dormir, pequeña, mañana hablamos.

—Siempre dices lo mismo pero nunca hablamos de nada.

Me hinco en el piso sin quitarle los ojos de encima.

—Deja que los problemas de grandes, lo solucione yo como el hombre de la casa, ¿si? —agita la cabeza—. Prometo que las cosas tomarán otro rumbo próximamente.

Es solo una niña, no me atrevo a decirle en la cara que la causa de mis problemas con Ruth es por causa de su novio, el hijo de mi peor enemigo.

—Te creo —enseño una sonrisa de labios cerrados—. Solo no la trates tan mal, eso puede afectarle al bebé.

—Bebé... ¿a qué bebé te refieres, Nadia?

—El que lleva Ruth en su barriga, ¿no te lo dijo? —tapa su boca de inmediato—. ¿Era un secreto?

Me apoyo de su hombro para levantarme. En la salida de mi habitación se cruza la niñera de Nadia.

—Cuida de mi hermana —cargo la pistola que se ocultaba en mi pantalón.

—Massi, ¿dónde vas?

—Regresa a tu habitación, Nadia.

Corro hacia mi carro para partir en el mismo. Los autos de mis hombres estacionándose a unos metros me obligan a girar.

—¡Señor, encontramos a su hermana!

Dejo la pistola encima de mi camioneta. Con el demonio que me lleva en peso, doy largas zancadas hacia el automóvil dónde Ruth baja. ¡Quiero que me diga en la cara lo que hace un momento me habló Nadia! ¿Embarazada de ese maldito...?

Sus pies descalzos quedan en un rocoso suelo donde al igual que ella estoy detenido. Sus cabellos caen sobre una espalda desnuda, los tirantes de su corto vestido gris están cortados, lo que cubre su cuerpo está a escasos segundos de topar al suelo. Los moretones y golpes adornan su piel blanca, mientras que sus labios retienen huellas de sangre. Y su rostro bañado en lágrimas... es el mismo que mi madre tenía cada que mi padre la golpeaba.

Sus brazos se abren cuando palpa mi cuerpo con el suyo. Tiembla, apreta mi camisa, y sigo como un reverendo imbécil imaginando cien mil cosas.

—Perdóname —se hinca, sujetando fuerte del borde de mi camisa.

—¿Qué te sucedió? —con una fría mirada analizo una vez más su cuerpo lastimado.

—¡Soy una vergüenza para tí! ¡Perdóname por no ser quien querías formar desde que mamá nos dejó! No soy más que una maldita mierda que no te merece...

—¡Habla, Ruth! —cierro mi mano en un puño.

Una avergonzada mirada cae al suelo, sus manos abandonan mi ropa para ahora ocupar un lugar en el piso.

—Me violaron, Massimo.

Massimo Lombardo.

El nudo no se desata de mi garganta por más que los días pasan. Violaron a mi hermana... ¿cómo se atrevieron a abusar de una niña de solo 17 años?

—Señor, ¿quiere algo más?

—¿Dónde están mis hermanas? — miro a través del ventanal como el cielo se cae por una fuerte tormenta.

—La menor está durmiendo, cayó rendida después de jugar por varias horas con su niñera; y la Srta. Ruth, no ha salido de su habitación en todo el día.

Aparto la silla de mi camino para subir las escaleras que llevan al cuarto de Ruth. Tomo las respectivas llaves de su habitación y, para no pasar tiempo, abro la puerta sin su consentimiento.

La tensión pesa en el aire. Las cortinas están abiertas y su celular sobre la cama.

—¿Ruth? — giro, percatandome de que por debajo de la puerta del baño se libera gran cantidad de agua —. Ruth, ¿estás ahí?

Un extenso silencio me desespera, lo que me hace tomar la decisión de patear la puerta.

La llave del jacuzzi se encuentra abierta y la bañera llena a tope. Un cuerpo femenino se hunde en el agua manchada de sangre.

—Ruth... —observo el bisturí que está al lado de la bañera, y como una de sus manos cuelgan —. ¡Llamen a una ambulancia! — una de las empleadas se apresura a acatar mi orden mientras me encargo de sacar el cuerpo completamente frío de mi hermana.

Aquella corriente que invade mi cuerpo, la deja caer al suelo. Dos de mis dedos viajan a su cuello para tomar su pulso pero no puedo sentir más que un frío cuerpo sin vida.

—¡¿Por qué lo hiciste?! — aprieto sus muñecas cortadas —. ¡¿Por qué no pensaste ni un poco en el hijo qué esperabas?! — mis manos atrapan su cabeza que presiono contra mi pecho —. ¿Por qué me haces esto, Ruth?

ZAFIRA

Un Año Después...

—¡Suban las mercancías con el máximo cuidado posible! — me aseguro de que los trabajadores sigan mis órdenes.

Más de 30 hombres embarcan cajas con kilos de droga rumbo a Francia.

Las metas y sueños que planee hace meses atrás, se fueron al caño. Tan ilusa me debí ver cuando esperé en el altar a mi primer amor. ¿De qué me sirvió cuidarme para no caer en las garras de la mafia si ahora, ya estoy en un mundo sin salida. Busco venganza de quienes me arrebataron la oportunidad de ser feliz, no descansaré hasta ver a todos esos hijos de puta muertos.

—¿Qué tenemos hoy, Kiran?

—Una cena con uno de los hombres más poderosos de todo Europa; Massimo Lombardo.

—¿Quién carajos es ese?

—Me sorprende que estés casi un año en el negocio y aún no conozcas a los hombres más poderosos del mundo. Él es uno de los amigos de Malik. Tampoco es que conozca al Sr. Lombardo, pero cualquiera en tu lugar estaría dichoso.

—¿Y yo qué tengo que ver con ese? No recuerdo haber acordado tener una reunión con algún Massimo.

—Bueno, lo que sucede es que Malik me mandó a darte un recado. Tu hermano está tan estresado en los negocios que olvidó por completo a Massimo, quiere que llegues a un acuerdo con ese hombre en su lugar.

—¿Y el idiota de Malik creé que puedo ser su sucesora en cualquier momento o qué?

—¿Entonces le digo a tu hermano que no asistiras esta noche a la fiesta del Sr. Lombardo?

—No, iré.

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