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Sublime Desliz. [Los Hardy - III]

Episode 1.

Cumpleaños... se supone que debía ser un año más de felicidad al cumplir 24 años más en éste planeta Tierra, ¿pero qué tengo que hacer cuando el amor de mi vida me ha dejado vestida y alborotada, cuando ni siquiera me ha llamado al acordarse si tanto dice amarme?

—¡Dina!

Giro mi cabeza cuando escucho el carro de Manuel deteniéndose detrás de mí. Lo que me faltaba, soportar al idiota ese.

—¿Siempre estás donde no te llaman?— me muestro distante y seca.

Seco mis mejillas de camino al Lamborghini que compré hace un par de meses.

—Feliz cumpleaños —freno, ¿cómo lo supo?

En todo el día he pasado en una frustración ya que ni mis hermanas se acordaron, ni Darío que se supone que es el amor de mi vida y al que vine a visitar esta noche.

—No estaría bien que te encerraras como siempre en tu apartamento a cantar el Happy Birthday sola. Súbete, reservé un lugar para llevarte, aún son las 9, hay que aprovechar la noche.

Sonríe. Apoyando la cabeza en su mano me hace señal de que suba.

—¿Te encuentras bien? ¿Estuviste llorando? —sus preguntas curiosas nunca faltan.

—Darío se olvidó de mi cumpleaños, también mis hermanas, mamá, Arthur y Alexander... —hago una pausa.

—Si sigues llorando pareceras un mapache, mírate, el maquillaje está que se te corre. Recuerda que eres hermosa pero si sigues de tal manera, te verás peor que la monja.

Logra sacarme una sonrisa mientras maneja por la carretera.

Entramos a uno de sus restaurantes privados y caminamos hacia una mesa que tenía un aspecto... romántico diría yo.

—¿Me vas a pedir matrimonio o qué?

—Niña ilusa, si te traigo aquí y prepare todo esto es para que no te sientas sola. Por hoy pienso tratarte como mi princesa pero no pienses que mañana seguirá de ese mismo modo.

Me sirve una copa de vino.

—¿Cómo sabias que hoy era?

—No hay nada que yo no sepa —golpea su pecho un egocéntrico Manuel.

Se me queda mirando de brazos cruzados.

—¿Qué? ¿Te gusto?

—Ya quisieras. Solo que me pregunto qué te vió de bueno mi amigo.

—Cierra la boca y deja de decir pendejadas o te parto la madre. ¿Acaso me dejarás tomando sola? —le indico con mis ojos la botella de vino.

—No quiero emborracharme, mañana tengo que ir a un viaje el cual durará un mes.

—Ay claro, el responsable Manuel —suelto irónica—. ¿Beberas o no? ¿miedo?

—Miedo de lo que podría hacer con tragos encima.

—¿A qué te refieres?

Agarra mi copa y se la manda sin perder tiempo.

—¿Quién dijo miedo? —sirve dos copas más.

Aquella retadora mirada que le di fue el causante de aquel error...

Llevo bebiendo ya varias horas con Manuel, copa tras copa, he perdido la cuenta de cuantas nos hemos tomado. No me encuentro en mis cinco sentidos por lo que solo digo estupideces que ni yo misma creí decir.

—Ya dime la razón por la que aún Manuel Hardy no tiene una novia oficial, porque andas tan misterioso últimamente? Muéstrate sincero por nuestra bella amistad —suelta una risa irónica— ¿pateas del otro lado? Digo...¿eres marica o qué mismo?

—¿Es necesario respondertelo con palabras?

Me sujeta del brazo y me presiona contra la pared. Se abalanza contra mí y enrolla mis piernas en su cadera para entrar a una de las habitaciones oscuras del lugar. Sus besos recorren cada centímetro de mi cuerpo haciéndome disfrutar.

No sé que carajos está pasando, solo sé que de un momento a otro nos encontramos desnudos en la misma cama.

Me siento cautivada ante aquellos profundos ojos grises. Por estar de perdida no me esperaba la primera embestida al sujetarse de mis caderas y suelto un grito que al parecer le da gracia ya que solo sonríe profundizandose más en mí.

Cubro con mis manos mi rostro y las quita de inmediato como si tuviera autoridad.

—Por ser la primera vez merezco disfrutar de cada expresión excitada tuya —su voz ronca me vuelve más loca que lo que tengo entre las piernas.

Gimo con lujuria cuando su boca besa y chupa el botón de placer que habita entre mis piernas. Mis labios los muerdo con fuerza y mis uñas se clavan en las sábanas que se empapan cada maldito y torturoso segundo de deseo.

La idea no era entregarle mi primera vez a Manuel, tenía que ser Darío, pero si pudiera retroceder el tiempo dejaría todo como está.

Me voltea sin perder tiempo. Levanta mi trasero dejándolo a la altura de su abdomen y pasa su lengua por él. Sonrío con deleite y solo espero lo mejor. Me empuja a él de la cintura y siento su miembro palpitar en lo más profundo de mi interior.

—Mmm...

Trato de calmar los gritos y jadeos pero es imposible. Su mano derecha la llevo a mi cabello para que me sujete de él y haga conmigo lo que quiera.

La excitación invadió mi cuerpo dejándome caer en la cama cuando llegué al primer orgasmo de mi vida, al mejor e inolvidable diría yo.

—Eso fué... —no me deja terminar de hablar cuando su lengua juega con la mía con tranquilidad y su mano acaricia mi espalda.

—Déjame terminarlo por ti; fué la experiencia más hermosa que he podido tener en mi vida.

Tal frase como aquella, elimina los malos recuerdos que he vivido con Manuel.

Sin dudarlo lo abrazo y en un último dulce beso quedo dormida sobre su pecho agitado.

Lo que vi al despertar era lo inimaginable ;me había entregado al idiota de mi hermano adoptivo.

—¿Dina?

Al igual que yo, Manuel se sienta en la cama con los ojos bien grandes. Pero para mi ya no es sorpresa porque poco a poco los recuerdos hacen estragos en mi cabeza.

Su mirada queda fijada en la mancha de sangre de las sábanas y sus ojos se vuelven brillosos.

Se levanta de golpe y empieza a vestirse.

—¿Dónde vas? ¿Te irás sin decir nada? ¿Acaso no recuerdas lo que pasó anoche? ¡Te entregué mi virginidad Manuel, por lo menos mírame a la cara!

Se detiene antes de abrir la puerta, analizandome con su mirada.

—Esto...solo fué un pequeño desliz.

—¿Pequeño desliz? —niego con la cabeza—. ¡Que cobarde eres para no afrontar las consecuencias de tus actos Manuel!

—¡Será mejor que olvides lo que pasó Dina, porque yo también lo haré!

La puerta se cierra dejándome con la palabra en la boca.

¿Olvidar? Parece muy fácil decirlo, ¿quien podría olvidar algo así?  Porque por más que trato no olvido aquella noche en la que cometí aquel sublime desliz con el hombre que menos pensaba; Manuel.

Episode 2.

UN MES DESPUÉS...

Muerdo mis labios con fuerza y me aferro a las sábanas cuando mis piernas se tensan al sentir una ola de placer en mi cuerpo. Una vez más terminé de hacer el amor con mi novio.

¿Acaso Manuel creía que porque me acosté con él no lo haría también con Darío? El no es el único que puede disfrutar, descubrí que tiene una relación con mi mejor amiga, tan solo espero que no la lastime como acostumbra hacer con las mujeres.

—Siento mucho pero tengo que dejarte, debo ir a la empresa a trabajar, mi amor.

—¿No te puedes quedar un rato más?

—No, linda, una empresa no se trabaja sola. Recuerda que tengo que verificar que los incompetentes de mis empleados no hagan algo mal.

Empieza a vestirse.

—Cierto, quería informarte que mañana se realizará la celebración del aniversario de mi empresa. Puedes ir de compras con Helen para elegir el vestido que más te guste.

—Muchas gracias pero no hace falta. Tengo la suficiente ropa.

—Como quieras, hasta mañana.

Se despide con un beso y cierra la puerta de mi apartamento al salir.

Aunque me duela aceptarlo, Darío nunca alcanzará la maravillosa manera de hacerme el amor como me lo hizo Manuel.

—¡Maldito seas Manuel, ni porque te largaste te puedo sacar de mi cabeza!

...

La fiesta en el club empezó hace unas horas, me siento algo incómoda estando más de 200 personas a mi alrededor. Le pedí a Madison que me acompañara para no estar sola por lo que está a mi lado.

—No puedo creer que Dario me haya dejado aquí por conversar con sus amigos. Hombres... —suspiro sin dejar de ver a mi novio.

—¿Qué tal amiga? —Helen me abraza cuando se me acerca con una copa de vino en la mano—. Ya veo porque Darío te eligió como pareja —recorre con su mirada mi cuerpo—. Hermosa.

—Muchas gracias.

—Iré a saludar a tu novio —con su típico sensual movimiento de caderas se aleja.

Miro a Madison que no aparta su mirada de ella.

—¿Y a ti qué te pasa?

—Sabes que nunca me ah agradado esa chica. No sé, no me convence como Arianna que si es una chica que se sabe comportar.

—¿A qué te refieres?

—Olvídalo.

—Amor, me acaban de avisar que tendremos visitas inesperadas esta noche.

—¿De quienes estas hablando?

Mira al igual que Madison detrás de mí y al hacerlo también, veo a mi amiga agarrada del brazo del imbecil de Manuel con el cual no tardo en cruzar miradas.

Me concentro en Arianna y la abrazo.

—Ari, no sabes como te extrañaba corazón —ríe sobre mi hombro.

—Mi vida, disculpa por no avisarte que vendría, pero este tonto tomó una decisión repentina. Cierto, olvidé decirte —enlazó su mano con la de Manuel —, cuñada, te presento a mi novio, Manuel. La verdad recién llevamos un mes pero aún así nos amamos. Estuvimos viviendo juntos...

No presto atención a sus palabras y si al idiota que no para de mirar mi mano que está sujetada por la de Darío.

—Iré al baño, enseguida regreso —tratando de calmar mi coraje entro al baño donde no hay nadie.

Me miro al espejo y me tiro un poco de agua en el rostro.

—Maldito cabron, Manuel, ¿para qué regresaste? estaba mejor sin ti— susurro.

Escucho el chirrido de la puerta al abrirse; Manuel.

—Que bueno verte después de un mes, Dina.

Muerdo mi lengua para no decirle sus cuantas cosas y trato de controlar mi mano para no darle su merecida bofetada.

—Regresé por ti. Necesito hablar contigo.

—Ya lo estas haciendo, así que adiós —me agarra del brazo antes de que salga por la puerta.

—No te irás que antes hablemos de lo que pasó esa noche.

—¿Qué? —sonreí fingiendo estar confundida—. Creo que tengo Alzheimer ya que no recuerdo de qué noche hablas. Y creo que tu también deberías de tener ya que fuiste el que dijiste que lo olvidarías, antes de lárgate como un cobarde. Después de todo, eso tan solo fué...un pequeño desliz, no hermano? —arreglo su corbata—. Supongo que recuerdas cada noche lo que sucedió entre nosotros. Tomaste mi virginidad pero no mi voluntad de querer hacerlo en mis cinco sentidos contigo.  Así que...no te creas el importante. Mantente alejado de mí Manuel, recuerda que soy la mujer de tu mejor amigo.

—¿Mujer?— ríe—. Oh ¿acaso también lo hiciste con él?

Le devuelvo la sonrisa.

—¿Y tú qué crees?— su risa desaparece—. Mientras tu piensas en mí... yo lo hago con Darío y no te imaginarás las formas de como la pasamos a lo grande. Bienvenido hermano, disfruta de la fiesta— ante un último guiño, sonrió y salgo.

...MANUEL...

Preferiría no haber regresado si hubiese sabido que ella me humillaria de esta forma, y lo peor, me dolió como no se lo imagina.

Vine por ella a Londres, y sin antes hablar no podré estar tranquilo. Aunque tiene razón en estar molesta, fue y soy un completo imbecil.

Respiro profundo y alcanzandola regresamos juntos a la fiesta.

—¿Y? ¿Me contarás lo que pasó en el baño?— Curiosea Madison a mi lado y solo veo a Dina que baila de lo más enamorada con mi mejor amigo.

—¿No sé de qué hablas?

—No hay caso de que me lo ocultes. Dina me contó lo que sucedió entre ustedes. Soy la única que lo sabe. Si no estuvieran todas estas personas, ten por seguro que te partiría esa linda carita.

—Sé que estuvo mal lo que hice.

—Fuiste un completo imbecil, un infeliz cobarde, un...

—¿Te gusta insultarme, no?

—No la tendrás fácil con Dina, estás jodido, esa niña es máximo orgullo.

—Atención damas y caballeros...

Y ahora Darío empieza con su discurso...

Me cruzo de brazos.

—Muy aparte de haber realizado esta fiesta por el aniversario número 30 de la empresa, también es para compartirles un momento importante a lado del amor de mi vida— ruedo los ojos impaciente y Madison me extiende su copa.

—Los celos nunca son buenos —ríe y la recibo.

Después de de escuchar un par de cursilerías llegó a la parte que para ser sincero, no pasó por mi cabeza jamás.

—Mi cielo, tu sabes que a tu lado h sido el hombre más feliz y dichoso, te amo y después de tres años de relación, ya es hora de dar el segundo paso, ¿no crees?

Se arrodilla ante ella y saca una caja de su bolsillo, y al abrirla hay un hermoso anillo.

—Dina, ¿quieres casarte conmigo?

Mi cuerpo se estremece de los nervios y mi mirada y la de ella se encuentran entre tanta gente.

—Si...¡si, claro que sí quiero mi amor!

Entre aplausos coloca el anillo en su dedo y siento mi vista nublarse. Y mi mano doler ya que provoque que la copa se rompiera en ella.

Preparado para esto no estaba...

Episode 3.

—Estos celos me hacen daño, me enloquecen— se me burla Madison y mira mi mano con sangre— Manuel...

Camino hacia la salida dejando caer los pedazos de vidrio al igual que mi sangre, ni siquiera puedo sentir dolor; los malditos celos pueden más.

"Eso te pasa por imbecil, jamás debiste fijarte en la novia de tu amigo, pero que puedes hacer, te jodiste por idiota"

...DINA...

Vestirse de blanco para casarse con el hombre que amas es la ilusión más deseada en las mujeres, pero, no puedo sentirme completamente feliz. Quiero a Darío, pero Manuel...¿por qué tuvo que regresar?

—Ahora me doy cuenta que Manuel es realmente como soñaba, tan lindo, tan respetuoso, nuestra relación no ah pasado la raya, tan solo nos hemos besado pero no hemos topado la otra línea porque queremos sentirnos seguros...

Escucho a Arianna platicarme de su amado amorcito. Aún no entiendo como puedo mirarla a la cara sabiendo que me acosté con su novio.

—Te felicito, y te deseo lo mejor.

—Aunque no sé, desde hace una semana que regresamos a Londres está muy distante y casi no tiene tiempo para mí.

—Hombres. Ese idiota siempre ha sido así.

—Pero dime, ¿estás seguro de dar este paso con mi hermano, el de casarte?

—Claro—fué una respuesta rápida pero no pensada.

—¿Y ya decidieron la fecha?

—Aún no, pero esta noche quedamos en vernos.

—Bueno...— agarra su bolso y me dá un abrazo— sabes que te quiero y siempre puedes contar conmigo, te dejo para que vayas eligiendo la ropa adecuada para sorprender al tonto de mi hermano.

Se va regalandome una última sonrisa.

Agarro mi cabello y entro al jacuzzi.

"Todo está bien Dina" Aunque sería mucho mejor sino pensara en él...

Ya me he quedado varias horas en el jacuzzi que se me a ido el tiempo para arreglarme. Busco en un apura un vestido para sorprender a Darío y me decido por uno azul, corto y algo elegante. Agarro una de mis mejores botellas de vino y dos copas. No sé cocinar tan bien pero esta noche me lucí.

Tan solo espero a Diario que en unos minutos ah de llegar...

El timbre suena. Arreglo mi vestido y con una sonrisa camino a la puerta pero no tarda mucho cuando la abro.

—¿Qué tal muñeca?

—¿Qué haces aquí Manuel?

Pasa sin que se lo permita y cierro la puerta.

—¿Estas sola?

—En unos minutos llega Darío, ¡lárgate de aquí!

—Y si llega, qué? es mejor decirle de una vez por todas lo que está pasando— pasa su mano por su barbilla, se sienta en el sillón y me mira el cuerpo sin pasar de vista cada detalle— No me iré sin que hablemos. Sé que lo que hice no fué lo correcto pero tu me retaste, tú me dijiste que tomara esa maldita copa.

—¿Y yo te obligue a que follaramos? Cuando no sabes ni que decir me montas la culpa, no? ¿Yo fui la que te dije que te largaras? No te pedía que fuéramos novios, lo único que quería era que dejáramos las cosas en claro.

—Perdoname.

—Mira Hardy, será mejor que te vayas— le abro la puerta—. Buenas noches.

Sonríe ladeado aún con su mano en la barbilla. Cierra la puerta de golpe pero él aún está dentro.

—Buenas noches las que nos daremos a partir de hoy.

Retrocedo.

—Vete Manuel, te voy a denunciar cabron.

Me toma del brazo y en un rápido movimiento me coloca unas esposas con las que el también está unido.

—Ahora sí, no podrás alejarme de ti.

Saca las llaves de aquella cosa y la tira por alguna parte del apartamento.

—¡¿Qué hiciste?! ¿Acaso no ves, estoy comprometida?

—¿En verdad lo amas?

—Él es el amor de mi vida. Él es tu amigo, como tú hermano.

—Caín mató a Abel, eso también fue traición.

Niego con la cabeza.

Se pone detrás de mí y siento su nariz rozar en mi cuello.

—¿Qué quieres precisamente?— susurro.

—Que sepas que no puedo sacarte de mi cabeza.

Su mano se desliza por mi cintura y llega a mi muslo.

—Que aunque trate de negarmelo necesito volver a sentirte.

Se mete por debajo de mis bragas...

—Y escuchar tus gemidos mientras me pides más.

Aprieto con fuerza su camisa cuando siento dos dedos en mi interior. Trato de no gemir para no darle el gusto.

—Gime para mí.

—Ni lo sueñes imbecil.

El timbre vuelve a sonar, mierda debe ser Darío. A él no parece preocuparle ya que sus movimientos cambian de velocidad.

—Mmm...

Suelto un maldito e inevitable gemido.

Darío aún sigue tocando con desespero el timbre pero solo me tapo la boca.

—Esto está mal.

—Mal también está qué te hayas comprometido aún cuando me deseas.

—¿Y como puedes estar seguro que te deseo?

—Porque lo mismo pasa conmigo.

Una parecida ola de placer como el de la primera vez me vence, viniendome en su mano como tanto soñaba.

—Al parecer tu noviecito ya se fué.

—Eres un maldito como amigo.

—La culpa no tengo por interesarme en su prometida, en el corazón no se manda, Dina. ¿Quieres saber la verdad de por qué regresé? Porque tenía la esperanza de conseguir tu perdón y conquistarte como es debido— levanta mi mano esposada en la cual está mi anillo— ¿Es tarde?

—Muy tarde.

Acerca su frente a la mía y se arrodilla delante de mí.

—Perdóname Dina.

—Vete por favor...

—¡No fué fácil para mí saber que hice el amor con la tonta niña con la que he tenido las mejores discusiones de mi vida, la chiquilla sin gracia de la cual me he burlado desde que conocí, la niña de la cual sin saberlo me he enamorado en menos de seis años! ¡Quería negarmelo, pero tengo todo el puto problema claro! ¡Me muero de los celos saber que te comprometiste con mi mejor amigo y que muy pronto te casarás!

Se levanta y observo sus lágrimas.

—¿Quieres que sea más claro?— niego rápidamente— Te amo, Dina.

Sus labios se funden en los míos impidiendo cualquier palabra. "No es lo correcto" ¿de qué me sirve decirlo en mi cabeza si acabo de caer en mi cama? Y no creo salir de ella sin antes cometer otro desliz con el novio de mi amiga, con el mejor amigo de mi prometido.

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