Narra Karey
Me llamo Karey, tengo 17 años. Estudio por las mañanas y trabajo por las tardes. Tengo un novio que tiene 19 años que se llama Andrés. Hace ya dos años que estamos juntos. Mi padre falleció en un accidente de coche cuando yo tenía 10 años y desde entonces mi madre está sumida en una depresión y le sacaron también un cáncer, apenas sale de la cama y está bastante enferma. A veces se pega semanas en el hospital. También tengo un hermano pequeño. Tiene 7 años. Mi madre, mi hermano, las facturas, deudas... Todo recae en mí. No llegamos ni a mitad de mes con lo que yo gano, pero es lo único que tengo. Algunos vecinos me ayudan a veces con la comida y cosas a sí.
Estoy a punto de terminar el curso y solo tendré que esperar a que alguna beca caiga en mí para poder llegar a la universidad.
Me preparo para irme a trabajar, trabajo en un restaurante bastante elegante, pero los sueldos no lo son tanto. Empiezo a las 3 y termino cuando cierran. A veces son las 12, otras veces son las 3 de la madrugada, nunca se sabe. Luego me levanto a las 5, para ayudar a mi madre a desayunar, a mi hermano pequeño, llevarlo al colegio e irme a mis clases.
Tengo media hora hasta el trabajo andando, a si no me gasto en autobús. Cuando llego todo parece un día normal. Me pongo a limpiar la cocina después del servicio de comidas y en la tarde estoy atendiendo a personas en la barra, sobre todo bebidas y limpiar los platos sucios, vasos... Y todo eso.
Cuando llega el servicio de las cenas, todo se pone más acelerado. Normalmente, son personas con altos rangos en las empresas, personas que no les importa el dinero que se gastan, ni lo que vale un plato o una botella. A sí que debemos ser bastante respetuosas con ellos o ellas.
Estoy sirviendo algunas mesas como hago normalmente. Cuando mi compañera Elena viene a hablarme.
-En la mesa 17 piden que tú seas su camarera - dice Elena. Yo, por el contrario, no entiendo nada.
* ¿Desde cuándo piden camareras de propio? ¿Eso se puede hacer? - pregunto mientras echo un vistazo a la mesa 17.
* Ya sabes\, ellos siempre tienen la razón - hace una mueca con sus labios.
* Claro... - suspiro- ya voy entonces.
Me acerco a la mesa 17 y antes de llegar, veo que se trata de 3 chicos, que parecen demasiado jóvenes para ser dueños de ninguna empresa, aunque visten como tal.
Uno en particular no retira su mirada de mí. Es moreno y tiene unos ojos verdes que no se separan de mí, parece que pudiera leerme el alma, me siento como si estuviera desnuda delante de él. Intento tranquilizarme y recuperar la respiración que creo llevar varios segundos sin hacerlo.
Acabo delante de ellos, intentando parecer profesional y que la mirada de ese chico que sigue fija en mí no me afecte.
* Buenas noches\, señores. ¿Saben ya lo que van a pedir? - pregunto mientras intento ponerme recta\, con tan solo mirarme está haciendo flaquear mis piernas\, en mi vida me había sucedido esto.
* Sí\, sabemos lo que vamos a pedir - me dice uno de ellos\, también bastante guapo\, es rubio\, con ojos azules.
Y no sé qué les darán de comer, pero por dios, los tres parecen que podrían derribar cualquier cosa que se les pusiera por delante. Me dicen el pedido y yo lo apunto en la libreta junto a la bebida.
* En seguida les traigo su pedido\, disculpen.
Me marcho de allí con el pedido en la mano. Lo paso a cocina y me pongo a preparar sus bebidas. Han pedido una botella de vino de 1500 €, me rio cuando la tengo en mi mano. Con todo mi sueldo de un mes, no podría pagarla. Suspiro frustrada mientras la pongo en la bandeja junto a las 3 copas.
Me vuelvo a acercar a la mesa.
* Sus bebidas\, señores. - les sirvo a los tres con una sonrisa.
El chico rubio vuelve hablar
* No nos llames señores\, nos haces parecer viejos\, no podemos ser mucho más mayores que tú - me dice sonriendo.
* Lo siento pero... Son las normas del restaurante.
Ese chico moreno sigue con la mirada puesta en mí, en todas partes de mí, y no sé el porqué, pero hace que mi cuerpo se caliente y se una todo en mi zona femenina. Intento tranquilizarme, ya que creo que incluso mi respiración se ha agitado un poco. Me retiro de la mesa cuando suena el timbre de la cocina. Es mi pedido.
Cojo los tres platos primeros y se los llevo a la mesa, les sirvo a cada uno los suyos. Cuando estoy sirviendo al chico que no deja de mirarme, siento como su dedo acaricia suavemente el brazo con el que estoy dejando su plato.
Solo eso, una pequeña caricia dulce y suave hace que recorra una electricidad por toda mi espina dorsal.
"Concéntrate Karey, concéntrate en el trabajo" pienso para mí misma.
Lo miro de reojo y lo veo sonreír y maldita sea, tiene una sonrisa perfecta, que lo hace sexy hasta el infierno. Doy un pequeño suspiro y niego con mi cabeza, intentando sacar los pensamientos de ella.
* Por favor cualquier cosa\, solamente avísenme.
Me marcho de la mesa hacia la zona de los camareros. Me pido un agua fresca, porque joder, la necesito, necesito refrescar mi cuerpo y mi mente. ¿Qué tiene ese chico para hacerme sentir a sin con tan solamente mirarme?
Cuando veo que han terminado el primer plato, vuelvo para retirarlos.
* ¿Les ha gustado? - siempre preguntamos\, debemos ser simpáticas.
* Estaba todo muy bueno - responde el otro chico moreno\, no el de ojos verdes que me mira\, este tiene los ojos avellanas\, muy bonitos también.
* En seguida les traeré el segundo plato.
* Espera - me dice el chico rubio.
* Dime\, ¿qué desea?
* Esto parecerá raro\, pero... ¿Nos dirías tu edad y tu nombre? Solo es curiosidad.
Me pareció una pregunta bastante extraña, nunca me habían preguntado mi edad o mi nombre, unos clientes.
* Bueno... Tengo 17 años y me llamo Karey- respondí algo avergonzada - ¿Algo más?
* No gracias\, está bien\, yo me llamo César\, aquí mi compañero se llama Henri y este otro - señala al chico de ojos verdes- se llama Andrey - sigue sonriendo como un niño pequeño.
-Encantada - les dio sonriendo y me voy a seguir con mi trabajo.
Estamos a punto de terminar, parece que hoy terminaremos pronto. Bueno, son ya las 12.
Los chicos de la mesa 17 ya han terminado y están hay hablando de lo que sea. Apenas quedan un par de mesas para que se vayan y podamos terminar. Veo como levantan la mano y me acerco a ellos.
* ¿Nos traerías la cuenta por favor? - me dice el chico rubio.
* Sí\, por supuesto.
Me voy a preparar la cuenta, ya no me sorprende las cifras que veo en los tickets, a sí que se las llevo sin más. Estoy esperando a que me den la tarjeta cuando Andrey me pregunta.
* ¿A qué hora terminas de trabajar? - pregunta sin retirar su mirada de mis ojos.
* Pues... Depende\, no hay horario de cierre. Cuando cierran toca limpiar y luego ya nos podemos ir.
* Es muy tarde para que andes sola por ahí - puedo llegar a sentir algo de preocupación en su voz.
* No pasa nada\, estoy acostumbrada\, además hoy viene mi novio a recogerme - digo sonriendo\, pero a él no parece haberle hecho mucha gracia\, puedo ver como su mandíbula se ha tensado\, y como ha cerrado sus palmas en puños\, no pasa desapercibido.
Les hago el cobro y me despido de ellos, antes de irme Andrey me coge la mano, puedo sentir esa sacudida de electricidad otra vez recorrer mi cuerpo, cada célula de mi cuerpo es consciente del toque de él. Besa mis nudillos lentamente mientras me mira a los ojos y dios, creo que he dejado de respirar.
"¡¡Karey por favor, relájate, por dios!!", me grito a mí misma en mi cabeza.
Él sonríe mientras se retira.
* Nos veremos bebe
Y con esa se va, dejándome allí, echa un desastre. Mi cuerpo ardiendo, mi corazón palpitando...
Narra Andrey
Me llamo Andrey, tengo 22 años, soy un hombre lobo y soy el Alpha de la manada. Mi padre murió hace unos años, en un ataque con vampiros. A sí que ahora soy yo el que se hace cargo de las empresas. Mi manada se encuentra a 1 hora de la ciudad en coche. Pero últimamente tengo que viajar mucho a la ciudad para los negocios. Mi lobo se llama Ankor. Aún no he encontrado a mi Luna, pero tampoco me corre prisa, nunca la he buscado, aunque mi lobo lo está deseando.
Tengo que ir a cenar con unos amigos de negocios. Hemos elegido un restaurante nuevo al que nunca hemos ido, por cambiar un poco. Ya que al que siempre vamos hay un par de camareras que no nos dejan en paz.
En cuanto entro al restaurante, un aroma que me recuerda al Azahar dulce llena mis fosas nasales. Algo en mi interior se revuelve, mi corazón empieza a palpitar rápidamente. Me quedo quieto por unos minutos, disfrutando ese aroma dulce que llena cada parte de mí. Noto a Ankor revolverse dentro de mí, lo noto ansioso y eufórico. Este empieza hablarme por el link que nos conecta.
Abro link
Andrey está aquí
Lo sé, puedo oler su aroma, puedo sentirla.
Búscala
Tranquilo amigo, vamos a ver
Cierro link
Entró más hacia adentro con mis amigos y nos sentamos en una mesa. Una camarera viene a atendernos. No hago caso, busco a mi alrededor, hasta que puedo verla.
Una chica sirviendo una mesa, tiene una sonrisa preciosa. El pelo largo, morena con las puntas castañas, sus ojos negros también, tiene una piel perfecta. Miro a nuestra camarera.
-Quiero que me atienda ella- la señalo
* Pero es que está atendiendo otras mesas... - intenta decir
* Me da igual\, quiero que lo haga ella o nos iremos del restaurante - digo fríamente con mi voz autoritaria.
* Está bien\, en seguida la aviso.
Vigilo que de verdad vaya a avisarla y lo hace. Puedo ver como nos echa un pequeño vistazo y le dice algo, luego asiente y se dirige hacia nosotros. No apartó mi vista de ella, es bellísima, como una diosa creada para mí.
Siento como me mira, puedo sentir como se empieza a poner nerviosa por mi mirada, puedo sentir todo de ella. Acaba por acercarse a nosotros y cada vez la veo más bonita y más perfecta.
Abro link
Es humana, no la asustes.
Lo sé Ankor
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Ella nos atiende y César es el único que habla. Yo solo puedo pensar ahora en cómo voy a explicarle mi vida y como hacer para que se venga conmigo. Como hacer para no asustarla.
Puedo notar su nerviosismo al estar cerca de mí, sé que puedo causar el mismo efecto en ella, que causa ella en mí y sé que lo estoy haciendo. No sé qué están hablando, cuando me miran pido lo primero que recuerdo de la carta, me da igual. En cuanto se va miro a mis amigos.
* Es ella\, definitivamente es ella.
* ¿Quién es ella? - pregunta César con cara extraña.
* Mi luna\, ella es mi Luna - digo muy serio mientras me giro a mirarla.
* Oh\, lala - dice Cesar riéndose - por fin.
* Es humana - digo preocupado.
* ¿Y qué? Poco a poco amigo\, primero la enamoras y luego le cuentas -dice Henri.
* Si parece fácil... ¿Verdad?
En ese momento llega con la bebida y me quedo fascinado otra vez mirándola, Cesar le dice algo, pero no atiendo, no puedo. Puedo sentir que se pone nerviosa por mi mirada, su respiración se está agitando y puedo llegar a oler que se está excitando por tan solo de la manera que la miro. Y eso me gusta, sé que puede sentir mi mirada como si la estuviera desnudando, como si la estuviera besando en cada parte de su cuerpo. Se va, no sé a qué, la sigo con la mirada hasta que la pierdo de vista, entrando dentro de lo que supongo que es la cocina.
* Es bonita - dice Cesar.
* Es preciosa - le contestó
Llega con nuestros platos, me sirve a mí el último y aprovecho que tengo su brazo tan cerca de mí para acariciarlo suavemente y dulcemente. Un pequeño toque, una pequeña caricia, que hace que una electricidad recorra todo mi cuerpo y sé que ella puede sentirla también. Puedo escuchar sus pensamientos, como se dice a sí misma, que tiene que tranquilizarse.
Eso me hace sonreír en lo que me fijo que está mirándome de reojo, da un pequeño suspiro y hace un pequeño gesto de cabeza, como si estuviera intentando sacar algunas ideas de su cabeza. Es adorable.
Se marcha de la mesa a la zona de los camareros. Veo como coge una botella de agua y se la bebe casi de un trago. Sé, el porqué lo hace, yo también la necesito.
* Deja de mirarla\, vas a asustarla\, va a pensar que eres un maníaco - me dice Cesar riéndose.
* No puedo\, la cogería y me la llevaría ahora mismo\, a la fuerza si es necesario.
Mis amigos se ríen y empezamos hablar de los negocios, para eso hemos venido. Cuando terminamos el primer plato, vino otra vez a retirarnos los platos sucios, cuando se iba a ir, Cesar la paro. Le preguntó su nombre y su edad. César es, a sí, extrovertido como él solo.
De esta manera supe que tenía 17 años y se llamaba Karey. César nos presentó a todos, yo ni tan siquiera le había hablado. Únicamente podía contemplar la belleza que tenía delante de mí una y otra vez.
Nos trajo el segundo plato, cuando vimos que apenas quedaba gente, decidimos que habíamos terminado la reunión. No quería irme y dejarla aquí.
Cesar la llama y pide la cuenta. Mientras está esperando que Cesar le dé la tarjeta, ya que decidió invitar él, al fin consigo hablarle.
* ¿A qué hora terminas de trabajar? - le pregunto
Ella me dice que no tienen horario de cierre, se van cuando se va la gente y terminan de recoger y limpiar. No puedo dejar de preocuparme por ello
* Es muy tarde para que andes sola por ahí - le digo preocupado.
* No pasa nada\, estoy acostumbrada\, además hoy viene mi novio a recogerme - me contesta\, mis amigos me miran y yo me tenso y apretó la mandíbula para evitar decir una barbaridad. Mis palmas se han cerrado en puños y ni tan siquiera me he dado cuenta.
No me hace ni puta gracia que tenga novio, ella es mía y únicamente mía, tengo que hacer algo para que esto funcione. Para que ella se rinda a mí. De momento no puedo hacer mucho o la asustaré de verdad. Intento calmarme.
Cesar le da la tarjeta y ella le cobra, mis amigos se levantan y se alejan unos pasos, aprovecho ese momento para cogerla de la mano dulcemente. Beso, sus nudillos con un beso dulce, mientras la miro a los ojos, sin retirar mi mirada de esos ojos negros que tiene. Sé que está nerviosa por mi toque, sé que le cuesta respirar normalmente por ello.
Puedo escuchar como en su cabeza sé hecha la bronca ella misma por el efecto que tengo en ella, yo solo puedo sonreír, si supiera todo lo que le puedo hacer sentir... Se volvería loca.
* Nos veremos bebé - le digo mientras me retiro de su mano.
Me acerco a mis amigos y nos marchamos, no antes, sin echarle un último vistazo. Está ahí parada mirándome, es adorable, ojalá no tuviera que dejarla aquí.
Salimos del restaurante, nos despedimos y cada uno camina hacia su coche. Yo tengo al lado de la puerta el mío. Me monto y no arrancó, no puedo. Lo primero que hago es llamar a uno de mis mejores hombres. Aunque es tarde, me cogerá la llamada.
* ¿Carlos?
* Dígame\, ¿sucede algo?
* A partir de mañana\, tu trabajo será vigilar a una chica\, que nunca se encuentre en peligro. Pero no puedes ser visto. Sabes a lo que me refiero.
* Si señor.
-Mañana te mando la dirección
Con eso cuelgo la llamada y espero, solo espero hasta que salga.
Veo un chico que se acerca al restaurante y se queda esperando fuera, puedo adivinar que es el maldito novio. Ella sale por la puerta, ya con su propia ropa puesta. La lleva algo desgastada, pero a ella todo lo que queda perfecto.
Él se acerca a ella y le da un beso en los labios. Golpeó el volante con furia, estoy a punto de salir y apartarlo de ella de un puñetazo.
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No lo hagas Andrey, no querrá volver a verte.
* ¡¡La ha besado!! ¡¡Delante de mí!!
Andrey... Yo también querría matarlo, pero ahora mismo no podemos hacer nada o no la volveremos a ver
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Intento tranquilizarme. Los sigo con el coche sin que se den cuenta, hasta que llegan a casa de ella. Gracias a dios que él no entra, si no, no sé qué habría hecho. Ya sé donde vive. Mañana mismo avisaré a Carlos y a partir de mañana estará protegida por los míos 24 h al día. No quiero que le suceda nada, hasta que la puedo tener conmigo.
Narra Karey
Anoche llegué al final sobre la 1.30 de la madrugada. Cene algo rápido, eche un vistazo a mi madre y otro pequeño vistazo a mi hermano pequeño. Ya puedo irme a dormir. La alarma sonará a las 5 de la mañana.
Como bien dije, a las 5 de la mañana suena mi alarma. Me levanto cansada, me siento unos minutos en la cama, recordando todo lo que tengo que hacer.
Termino por levantarme y me voy a darme una ducha, a si me despejó. Cuando termine me pongo la ropa, un vaquero con una camisa. Lo que tengo no es nada fuera de sí, hace años que no puedo comprarme ropa.
Voy la cocina, le preparo el desayuno a mi madre y voy a su habitación para dárselo.
* Buenos días\, mama\, el desayuno está listo.
* Gracias hija - intenta sonreír\, pero apenas puede ya.
Le doy el desayuno despacio, dándole tiempo a tragar tranquilamente. Me cuesta una media hora poder darle el tazón de leche con galletas desechas, para que pueda tragar mejor. Cada día se apaga un poco más y yo con ella. Ya no hay nada que podamos hacer, si no es hacerle la vida un poco más fácil.
Cuando termino, le limpio un poco la cara y preparo un cubo con agua caliente para asearla. Cuando termino ya son las 7 de la mañana a sí que vuelvo a la cocina para prepararle el desayuno a mi hermano. Lo termino y voy a despertarlo.
-Vamos peque, es hora de levantarse - le doy un pequeño beso en la frente
Él sé estira y me mira con esos ojos de cachorro que tiene.
* Un poco más tata - y saca esos pucheros que hace.
* Vamos\, peque se te enfriará el desayuno.
Al final se levanta con pereza y lo llevo a la cocina a desayunar. Mientras él desayuna, yo le preparo la ropa para el colegio. Cuando termina lo meto a la ducha, lo ayudo a lavarse y a vestirse. Nos ponemos las deportivas y nos vamos hacia el colegio. Ambos entramos a las 9 a las clases, a sí que tengo que tener que pagar media hora más de colegio para poder dejarlo a las 8.30 y a si llegar yo a mis clases a tiempo.
Cuando lo dejo le doy un beso en la frente.
* Estudia mucho peque - y lo vuelvo a besar.
Espero a que entre a la escuela y entonces me voy a la escuela. Entro a clases justa de tiempo, pero llego.
La mañana pasa tranquilamente. Hablo con Andrés, para que vaya a recoger él a mi hermano, ya que hoy ninguna de mis amigas puede, estamos de exámenes finales. Él dice que me hará el favor a sí, que una cosa menos de la que preocuparme hoy.
Cuando las clases terminan corro a mi casa, preparo algo rápido de comer y se lo doy a mi madre. Cuando termino tengo que salir ya de casa para ir a trabajar. Me hago un pequeño bocadillo para comerme de camino. Mi hermano se queda al comedor, ya que al menos eso me lo dan gratis.
Voy andando por la calle donde se encuentra el restaurante cuando veo al chico de ayer, Andrey apoyado en la puerta del restaurante. Lleva unos vaqueros, que le quedan perfectos. Con una camisa, remangada hasta los codos. Se puede notar cada músculo de su abdomen o de su brazo marcado en la camisa. Mi corazón empieza a acelerarse y si como él lo supiera, gira la cabeza hacia mí.
Intento calmarme, me ofrece una sonrisa y eso hace que me derrita por dentro literalmente. Intento andar hacia allí y pasar desapercibida, pero hoy no es mi día de suerte. Cuando paso por su lado, me agarra suavemente de mi muñeca y tira de mí, hasta quedarme a centímetros de su cuerpo.
"OH Dios" pienso para mí misma
* ¿Pensabas pasar y no saludarme? - no parece enfadado por ello\, sino divertido.
Yo me avergüenzo y agachó un poco la cabeza.
* No es que... No me ha dado cuenta... - intento parecer segura\, pero sé que no lo logro.
* Está bien\, ¿Hoy también viene a buscarte tu novio?
Me quedo unos segundos reflexionando y lo dudo, lo de ayer fue de casualidad. Normalmente, no viene a buscarme, ni suele ayudarme mucho con mis problemas.
* No lo sé...
* Vale - me pasa un papel - hay tienes mi número de móvil\, si no viene\, avísame. Yo te llevaré. No es seguro que vayas sola a esas horas de la madrugada.
* No hace falta de verdad. Si mi jefe se entera me despedirá. - y es la verdad\, es una de las normas. No podemos salir a nada con los clientes.
Intento devolverle el papel, pero él lo mete dentro de mi bolsillo delicadamente. Saca su mano de mi bolsillo, pero no la aparta de mi cadera. Su mano en mi cuerpo hace que el mundo se pare y únicamente seamos él y yo. Mi corazón se acelera a velocidad que no sabía si podría soportar. Lo miro a los ojos siendo consciente de que tengo que estar colorada como un tomate. Él me está mirando mientras sonríe
* ¿Sabes? Se te ve adorable cuando te sonrojas. - su otra mano se posa en mi mejilla y me acaricia con pequeños círculos.
* Yo... Tengo que irme lo siento... Llegaré tarde.
Él me suelta, y me da un breve beso en la frente mientras sus palmas sujetan mi cara.
* Está bien\, bebe\, pero no te olvides de llamarme si vas a ir sola esta noche\, ¿vale?
Yo le asiento con la cabeza, aun mareada por lo ocurrido, intento enderezarme y calmarme antes de entrar al restaurante. Echo una última mirada por encima de mi hombro y puedo verlo ahí sonriendo. Me mira como si fuese algo que adorar.
Narra Andrey
Me levanto a las 7.30, me ducho, me visto y me bajo a desayunar. María, mi ama de casa, me está preparando el desayuno. Me tengo que ir a trabajar, tengo una reunión a primera hora y muchos papeles que leer y firmar.
* Buenos días\, Andrey
* Buenos días\, María\, tengo prisa\, tengo una reunión a primera hora.
Ella me pone el desayuno en la mesa y mientras como, no puedo parar de pensar en ella, en Karey. Es que es perfecta, necesito verla, pero tengo que ir a trabajar, no puedo faltar hoy ni en broma.
La mañana pasa lentamente, más lento que nunca. A mitad mañana me llama Carlos y me pone al día.
* Buenos días\, Sr. Andrey. La muchacha que me ordenó vigilar. Le he enviado un e-mail con todo lo que he averiguado de ella. Ahora mismo se encuentra estudiando en la escuela\, no se preocupe\, estoy detrás de ella.
* Está bien\, muchas gracias.
Cuelgo la llamada y miro los documentos que me ha mandado Carlos. El padre de Karey murió cuando ella tenía 10 años. Su madre está diagnosticada de depresión severa y cáncer. Tiene un hermano pequeño que acude a un colegio y ella estudia para entrar en una universidad. Me quedo pensando por unos minutos. ¿Cómo lo consigue? Si sale de madrugada y luego va a estudiar... Si su madre está enferma, ¿su hermano? ¿Se hará ella cargo de todo eso? Solo de pensarlo, sentí mi pecho encogerse, tenía que llevar una vida dura, eso me dolía, me dolía mucho que tuviera que sufrir.
Intenté pasar la mañana lo más rápido posible. Conduje hasta el restaurante, tiene que estar a punto de aparecer. Su aroma me llega de repente, unas cosquillas se concentran en mi estómago, nunca me había pasado algo a sí, puedo decir que estoy incluso nervioso por verla, por tocarla...
La puedo sentir, está cerca, puedo sentir su corazón acelerarse y una mirada clavada en mí. Giro mi cabeza y allí está ella, en todo su esplendor. Dándole luz a mi vida y felicidad a mi alma. Dios, es hermosa.
Siento que está nerviosa y que su corazón se aceleraba, intenta parecer tranquila y pasar por mi lado sin decirme nada, pero no, no se lo voy a permitir. Agarró su muñeca suavemente, sin presionar, no quiero hacerle ningún tipo de daño. La acerco a mí hasta dejarla a pocos centímetros. Tengo una tentación enorme por besarla, por besar esos labios rosados que me están llamando a gritos.
Le pregunto si pensaba pasar sin saludarme, su actitud me divierte. Parece que se avergüenza porque ella agacha la cabeza. Intenta poner la excusa de que no me vio, pero sé que lo hice, note su mirada en mí antes de verla.
Le pregunté si hoy venía su novio a buscarla, aunque la furia en mí solo hacía más que aumentar de solo suponerlo. Se quedó unos segundos pensando, como si estuviera dudando de que decir, estando dentro de sus recuerdos
* No lo sé... - acaba diciendo con una voz débil
Le doy un trozo de papel que ya tenía preparado con mi teléfono móvil. No quiero que ande sola de madrugada, es peligroso, aunque este Carlos vigilando. Me siento más seguro si la acompaño. Ella me dice que no puede, que su jefe la despedirá. Lo que no sabe ella, es que podría comprar el local y a su jefe a la vez.
Me intenta devolver el papel, pero no se lo permito. Se lo meto yo mismo dentro de su bolsillo, y joder, mentiría si no sentí el calor en mi cuerpo al rozar su cuerpo, aunque esté vestida. Apoyo mi mano suavemente en su cadera. Noto su corazón acelerarse y es capaz de levantar su cara y mirarme a los ojos. Yo la miro mientras sonrió, ella me hace sonreír.
* ¿Sabes? Se te ve adorable cuando te sonrojas. - Poso mi otra mano en su mejilla
* Yo... Tengo que irme lo siento... Llegaré tarde.
Él me suelta, y me da un breve beso en la frente mientras sus palmas sujetan mi cara.
* Está bien\, bebe\, pero no te olvides de llamarme si vas a ir sola esta noche\, ¿vale?
Ella me asiente con la cabeza y se va hacia la entrada de su trabajo. Solamente puedo sonreír mientras la miro, ahora mi vida realmente tiene sentido. La veo echarme una última mirada que derrite todo dentro de mí. No sé cómo haré esto, ni cómo voy a explicar en mi manada que ella es humana, no les va a gustar, por desgracia es de las pocas que no aceptan humanos a día de hoy, cosa que quiero cambiar desde hace tiempo. Pero lo único que se es que la necesito, no voy a rechazarla, no por ser humana, no me importa. Únicamente espero que ella tampoco me rechace el día que tenga que decirle la verdad.
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