NovelToon NovelToon

SÉPALO (Segunda Parte De ESPINAS)

PROLOGO

El amor.

Se ha hecho mucho por esto. Se han escrito infinidad de canciones, libros, cartas, memorias.  Se ha gastado demasiado dinero en peluches, chocolates, cenas románticas por este sentimiento que  los humanos llamamos  amor.

Se han destruido familias por amor. Se han destruido amistades por amor. Se ha perdido trabajo por amor.

Se ha perdido tiempo por amar.

Hemos perdido tanto.

Árboles en libros. Voz en canciones. Tinta en cartas. Recuerdos en memorias. Tela y plástico en peluches. Salud en chocolates. Sencillez en cenas románticas. Padres, hermanos, hermanas, Amigos.

Sueños.  Esperanza. Vida.

Nos hemos perdido a nosotros mismos.

Tanto hemos dado, arriesgado por el.

Que en algún momento nos hemos detenido a pensar.

¿Valdrá la pena?

En algún momento hemos formulado esa pregunta en nuestras vidas.

Y únicamente hay una respuesta.

CAPITULO 1

Marco

Estoy muy consciente de lo estúpido que me veo, pero no puedo evitarlo. Es absolutamente  involuntario. Pensar en ella hace que los músculos de mi cara se alcen sin tan siquiera mandar una señal. He tenido esta tonta sonrisa toda la mañana. Desde que ella se despertó y me dio  la oportunidad que había estado esperando. ¿Por cuánto tiempo?  ¿15 años?

Desde que tengo memoria siempre he tenido una loca fascinación por ella.

No podía creerlo. Un día antes estaba seguro de la decisión que había tomado. Alejarme de ella. En ese momento parecía lo mejor. Me bastó con solo mirarla indefensa para acercarme a ella de nuevo. Verla vulnerable en la cocina de su casa después de lo enojado que estaba Luca me partió. Pero no fue ahí cuando cambié de opinión en cuanto a mi decisión. Fue todo. Simplemente, no podía alejarme de ella a voluntad.

Había visto ya en sus ojos algo diferente cuando me miraba. No sé si era amor, pero sabía que por lo menos le importaba, ella misma lo había dicho. No quería hacerme daño. Le importaba.

Sus miradas de antes eran de desdén y terriblemente frías. Me había acostumbrado tanto a ellas, que claro que cuando me miró diferente enseguida lo noté.

-Puedes poner tu cara normal. Me estás dando asco.

La voz de Alex interrumpió mis pensamientos.

Tuve que venir a mi casa en cuanto me habló por teléfono. Era algo importante así que no podía dejarlo para después. No quería separarme de Esme y menos el primer día de estar con ella oficialmente como novios. Pero tenía que estar aquí.

Tomé el documento que Alex me ofrecía junto con una pluma y firmé sin siquiera leer el documento.

-¿No lo leerás?- preguntó Alex.

- Confío en ti.

-No lo hagas, puede que te traicione.

Lo miré de soslayo. Jamás me traicionaría. Tres años de amistad me había bastado para conocerlo bastante bien. El era mi mejor amigo.

-¿Cuándo será la operación?- pregunté.

El documento que firmaba era un documento de banco para pagar los gastos médicos del padre de Alex, había visto como trabajaba todo el día para apoyar a su padre con los gastos de su casa. Cuando su padre cayó enfermo trabajó día y noche para poder pagar todas las facturas del hospital. No era suficiente.  Su

cuerpo ya no podía soportar  la situación. Así que me ofrecí a pagar los gastos de su padre. Él no estaba de acuerdo al principio. Era bastante orgulloso como para dejar que alguien lo ayude. Pero el señor

Harriet también me importaba, había trabajado muchos años para nuestra familia y fue un gran amigo para mi padre cuando él vivía. El señor Harriet era el jardinero que se encargaba de todo el jardín, excepto las rosas, esas mi padre las cuidaba personalmente. Cuando él murió, decidí encargarme yo mismo. Pronto me di cuenta de que necesitaban de mucho cuidado; conforme pasaban los días se iban muriendo, hasta que un día el hijo del jardinero me dijo qué era lo que estaba haciendo mal. Al principio no quería su ayuda. Quería ser capaz de cuidar solo lo que mi padre atesoraba tanto, pero la situación me sobrepasó. Todas morían. Nunca había tenido interés en esto, así que no tenía la menor idea, al final terminé aceptando la ayuda de Alex. Él fue quien me enseñó casi todo. Yo también hice mi parte; investigando, leyendo libros de botánica. Así lo fui conociendo, poco a poco fuimos haciéndonos más cercanos.

Había perdido a mi gran amigo. Mi padre. Pero también gané. El hijo del jardinero se volvió mi hermano.

-El jueves.- Axel habló con el rostro hacia abajo.

-Todo saldrá bien- dije tomándolo del hombro, dándole un aliento.

- Gracias - dijo simplemente - cualquier cosa que necesites, estoy aquí.

Lo sé. Dije en mi mente. Sabía a lo que se refería. Habíamos quedado en un acuerdo. A cambio que le pague los gastos de su padre el haría cualquier trabajo para mí,  aparte de la jardinería que era su trabajo fijo. Lo de ir a buscar la camioneta de Esme cuando la multaron fue su primera tarea.

-Si necesito que hagas algo - dije recordando lo que Esme me había pedido  - Esmeralda dejó su camioneta ayer, ¿se la puedes llevar a su casa?

-Por supuesto. - asintió y se giró hacia el estacionamiento.

Lo vi irse, me giré para entrar a mi casa, tenía la misma ropa de ayer, necesitaba una ducha. Subí a mi habitación.

Mientras me duchaba mis pensamientos todavía rondaban en ella. Sonreía. Pronto una gran duda entró en mi corazón. Mi sonrisa se desvaneció lentamente.

¿Por qué ahora?

CAPITULO 2

ESMERALDA

El amigo de Marco que había conocido ayer como el  mesero había llegado con mi camioneta. Lo esperé en la puerta, se acercó dándome las llaves.

—Gracias— dije sin mirarlo a los ojos, ayer me había visto en mi peor momento y tenía vergüenza, nunca había dejado que nadie me viera de esa forma. Apenas tomé mis llaves se fue. Directamente, después me subí a la

camioneta para ir a tomar un café.  No quería estar en mi casa.

Marco se había marchado temprano, prometió volver para la tarde. Mientras él no estuviera no quería permanecer sola en casa.

Me miré a través del espejo retrovisor, mis ojos estaban hinchados, anoche había llorado bastante. Aun cuando me acurruqué junto a Marco seguí llorando mientras él me acariciaba. Lloré hasta dormirme, él se había quedado despierto junto conmigo. Nunca habló. No me dio ninguna palabra de aliento. Solamente su silencio, sus caricias, el calor de su abrazo y ocasionalmente besos en mi sien. No necesitaba que dijera nada. Nada de lo que pudiese decir podía hacerme sentir mejor en ese momento. Hoy, había tomado una decisión, él estaba para mí, se había quedado conmigo, aún y después de todo lo que había pasado entre nosotros. ¿De verdad me amaba tanto? Quería darle la oportunidad que se merecía de demostrarlo sin restricciones. Yo le correspondería o al menos trataría. No  sé si de la misma manera, pero me comprometería en esta relación. Lo intentaría.

Esta semana sin él, había sido terrible, extrañaba su compañía. Extrañaba lo bien que me hacía sentir y ahora más que nunca lo necesitaba. Ahora estaba segura de que para Luca ya no era una prioridad. Para Marco sí. En él encontraría lo que había perdido con Luca.

Mis padres no me habían enviado ningún mensaje. Ya debían de haber llegado a su destino. Si ellos querían ya se hubieran puesto en contacto conmigo. Decidí marcarles. Mi teléfono estaba conectado al bluetooth del auto, al marcar, enseguida se escuchó el tono de llamada en todo el interior del auto, al cuarto  timbre contestaron.

—¿Hola?

—Buen día, señorita Antzas, sus padres están ocupados en estos momentos, se contactarán con usted en cuanto se desocupen— la llamada terminó antes de que yo pueda decir algo en respuesta.

……………………………

Entre mis manos tenía agarrada la taza de café humeante.

“Te dije que no me gustaban los niños".

Las palabras que había dicho mi madre antes que se fuera resonaban en mi mente. Trataba de entender que era lo que quería decir con eso.

¿No me quería? ¿Significaba que hubiese sido mejor solo abandonarme? Dejado en un orfanato o peor. No dejarme nacer.

O tal vez nada más fue el calor del momento y no es lo que en verdad pensaba. O tal vez sí, pero no de esa manera.

No tenía idea.

— Hola— alguien se deslizó en la silla  frente a mí. No alcé la mirada.

-— Hace un rato que te he observado y no has dado un sorbo a tu café ¿te pasa algo?

Levanté mi mirada. Un chico apuesto estaba frente a mí. Parecía mayor.

— No te conozco.

— Lo sé, si me conocieras no estuvieras triste.— sonrió arrogante.

Seguí manteniendo la mirada en mi café.

— Disculpa por entrometerme, pero te vi muy sola y solo quería animarte.

— Muchas gracias, pero no te necesito. Así que… — le di una mirada fría para que se vaya.

Se levantó sin decir nada más.

Le di un sorbo a mi café.

Saqué el libro que tenía pendiente y seguí leyendo.

.............................................

“Esme, tenemos que hablar".

Fue el mensaje que recibí de Luca.

No quería hablar con él. No es que estuviera molesta, simplemente no tenía ánimos. La situación de ayer no dejaba de rondar en mi cabeza; yo rogando a mis padres para que no me dejen y ellos

yéndose sin culpa. Después… él.

No contesté su mensaje. Mañana hablaría con él. Hoy no.

Saliendo de la cafetería no tenía otro lugar a donde ir. Todavía no era la hora que Marco me había dicho en que nos veríamos. Así que conduje por los barrios en los que nunca paso solo para que el tiempo pase. Un edificio llamó mi atención. Estudio Casiopea. Estaba ubicado en una esquina. Llamó mi atención, ya que afuera Se

encontraban varios chicos y chicas platicando a gusto. Era un estudio de baile. Me orillé hacia un costado. Era un barrio diferente. Las casas eran pequeñas y algo despintadas. Mi camioneta demandaba demasiada atención. No era lujosa, pero a comparación de los autos de la zona sí. Muchos empezaban a mirar hacia mi dirección.  Arranqué la camioneta y me fui antes que un grupo de chicos se acercara.

…………

Marco me envió  un mensaje diciendo que ya estaba en camino. Hacía un rato que me encontraba en casa. Había tomado ya un baño. Llevaba puesto un ligero maquillaje y un vestido azul cielo con pequeñas flores amarillas combinándolo con un par de tenis blanco. Lucia exactamente como una chica que no rompía un plato. Sonreí al verme en el espejo. Podía entender por qué los chicos me miraban. Era hermosa. Sabía que mi belleza deslumbraba.  Mis ojos me hacían lucir exótica. Mi rostro tenía un cierto aire infantil y delicado. Mi aspecto me recordaba a mi madre. Ella igual era hermosa, pero tenía un aire mucho más elegante y sofisticado. Aunque me

parecía a ella,  yo emitía frialdad, en  cambio, ella era cálida. Con los demás por supuesto. Porque conmigo no.

El timbre sonó sacándome de mis pensamientos, bajando de prisa por las escaleras me dirigía a abrir la puerta.

Ansiaba verlo.

Abrí la puerta con prisa, pero detrás de ella no era la persona a la que esperaba ver.

— Luca.

— Hola Esme  — dijo con las manos en los bolsillos. No me imaginé que sería él.

— No has contestado mis mensajes-dijo abriéndose paso para entrar- quiero que hablemos.

— Yo…. — susurré. — no quiero hablar ahora.

Se acercó y tomó mi mano. Juntó nuestras manos acunándolas.

— Te quiero — dijo mirándome — eres importante para mí, yo… no estaba en un buen momento ayer, pero créeme cuando te digo que también me importas.

Tenía la mirada fija en nuestras manos.

— Ayer no hice las cosas bien. No solo contigo, tampoco con Marian. Ella no quiere saber de mí — dijo tristemente. Esperé a que terminara de hablar.  – no sabía como decirle de mi pasado y se ha enterado de la peor manera.- alcé mis ojos observándolo. Sus ojos estaban hinchados y alrededor de ellos se pintaban de color rojo, se veía

desolado.

— Luca — dije su nombre no sabiendo que más decir. No sabía toda la historia, no sabía que había sucedido exactamente y tampoco era muy experta dando ánimos a los demás. Yo era la que siempre lo necesitaba, no al revés. Pero entendía. Esta vez él me necesitaba a mí. Élnecesitaba mi regazo. Necesitaba  de mí para poder continuar. Y estaría para él.

En un impulso lo abracé. Lo abracé tan  fuerte como hace mucho no lo hacíamos. Lo escuché sollozar y mi corazón se partió. El nudo en mi garganta se amarró intensamente. Mis ojos ardían. Las

ganas de llorar estaban a la orilla de mi lagrimal.

— Lo resolveremos — dije — encontraremos una manera – de olvidarte de ella, quise a completar, pero me contuve.

Él negó

– Le he hecho daño. Le he mentido. No una, varias veces. Todo para que nunca se diera cuenta de lo horrible que soy. Ahora lo sabe todo y todo se ha arruinado.

No sabía que decirle, un largo silencio se escuchó. Ninguno de los dos habló. Escuché unos pasos ajenos aproximarse.

Luca también lo escuchó, se separó acercándose al lavabo de la cocina para lavarse la cara. Marco apareció en la puerta que permanecía abierta. Lo vi llegar.

– Hola– dijo serio. Enseguida se dio cuenta de lo pesado del aire. – hola Luca.

–   Hola – respondió él sin voltear a ver.

– ¿Estás bien? -preguntó Marco acercándose a mí. Tocó mi mejilla con la palma de la mano mientras con la otra apartaba un mechón de mi cabello poniéndolo detrás de mi oreja.

Asentí en respuesta.

Un breve beso se posó en mis labios. Cerré los ojos un instante.

Cuando se separó la mirada de Luca estaba fija en nosotros.

– ¿Qué haces aquí Marco?- su tono fue áspero.

Él se volteó a mirarlo.

– Vine a ver a mi novia.

Novia. Se escuchaba extraño. Luca me miró interrogante.

– ¿Novia?- el rio con burla – no alucines Marco. Ella jamás será tu novia. Te dije que te alejaras de ella.

Para este punto Luca se acercaba decidido a él. Viéndolos a los dos juntos ambos eran altos, casi de la misma altura. Uno era ligeramente más delgado en músculos que el otro, pero ambos eran sexis y atractivos. Uno más que otro.

Me interpuse entre ellos. Puse mis manos enel pecho de Luca para que parase no dejaba de acercarse peligrosamente  a Marco.

– Es verdad, soy su novia – declaré.

Luca me miró desde arriba alzando una ceja.

– ¿No apenas ayer dijiste que era bastante bueno para ti? ¿Qué necesitabas a alguien más intenso? – habló con voz fuerte justo para que Marco no se pierda ninguna de sus palabras.

Le di una mirada de advertencia.

– Luca. Necesito estar con él- susurré casi inaudible. Para que Marco no escuchara. Luca estando tan cerca de mí leyó mis labios pues él tampoco escuchó bien.

Me miró con detenimiento.

– ¿Necesitas? ¿O quieres?– susurró de igualmanera.

Negué con un leve movimiento casi imperceptible.

Levantó su vista hacia marco.

– No estoy muy seguro de esto Esme, tú no has tenido nunca una relación, no creo que estés lista.

Mis manos seguían en su pecho así que lo empujé un poco.

– No te estoy pidiendo tu opinión, yo sé lo que hago.

Luca negó. Mirando a Marco dijo:

– Aléjate de Selena y de todas las demás que siempre te rodean, si haces algo mal, por lo más mínimo que sea. Lo que le hice a Roberto no es nada.– bajo la voz  siseando su advertencia.– No digas que no te lo advertí.

Marco me miraba mientras lo escuchaba.

– No le haré daño. –   dijo enfrentándolo.

Luca le dio dos palmadas en el hombro. Se acercó más a él y susurró en su oído.

No pude alcanzar a escuchar lo que dijo. Giró para mirarme después.

– Te vengo a recoger mañana para ir  al campus.

Asentí. Después de eso se marchó.

Me acerqué  a Marco.

– ¿Qué fue lo que te dijo?– pregunté.

Él se encogió de hombros.

– Que más me valía no hacerte daño.

Suspiré.

– ¿Por qué se mete? – dije molesta.

– Le importas.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play