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¿AMOR O DESEO? (+18)

CAPÍTULO 1

Estoy sentada en la entrada de mi escuela pensando en como termine en esta situación tan miserable, donde estoy esperando algo que no sé si llegará y peor aún de alguien que... ¿abuso de mí?.

-Señorita Estrella, soy Car, Rey le envía esto-

Lo escucho. Él se quita el morral que lleva en su espalda y lo coloca a mi lado. Tengo mi mirada fija en el suelo, no quiero mirarlo, no quiero estar en medio de todo esto, quisiera poder retroceder el tiempo, pero eso es algo imposible.

-Dentro encontrará: Una computadora portátil, un celular con sus respectivos cargadores y también suficiente dinero para sus gastos de este mes hasta que el jefe vuelva-

Fue como una ilusión el haberlo escuchado ya que así como llegó se fue, no pronuncié una sola palabra, no miré dentro de ese morral, sólo quiero hacerme a la idea de que todo es un sueño y que estos últimos dos días nunca sucedieron. Me siento como en una nube la cuál en el momento que menos lo espere se abrirá y caeré al vacío.

Estaba completamente pérdida en mis pensamientos cuando escuché a mis mejores amigas, Amelia y Alana.

Amelia es bajita, cabello negro, ojos negros, color de piel morena y es la mas sentimental de nosotras siempre se preocupa más de la cuenta, pero es ella quien estabiliza nuestra amistad. Luego está Alana, ella es alta, cabello rubio, ojos cafés claros, caucásica, nos parecemos mucho en lo impulsivas que somos a veces. Ellas son todo lo que necesito en este momento. Me levanto a su encuentro.

-¿Estrella?, ¿Estás bien?, ¿Quién era ese hombre?, ¿qué tiene ese morral?-

*Pregunta Alana seriamente*

-Niñas, no saben la falta que me hicieron todo el fin de semana-

*Las abrazo tan fuerte como mis adoloridos brazos me lo permiten*

-¿Estrella, qué sucede?, ¿qué pasó contigo esté fin de semana?, no te quedes en silencio, no hagas que me preocupe más de lo que ya estoy con tu silencio-

*La voz de Amelia suena tranquila pero angustiada a la vez*

-Vamos a mi casa, prometo que les contaré todo. Alana por favor lleva ese morral como si fuera tuyo para que mi abuela Dolores no me haga preguntas innecesarias-

Amelia y Alana se miran. Cada una hace lo que le digo y caminamos abrazadas en completo silencio hasta que llegamos a mi casa.

*Es un silencio incómodamente reconfortante por que me hace sentir bien aun cuando tengo mil cosas en mi mente*

-Buenas tardes Dolores-

Decimos al unisono. Vivo con mi abuela Dolores, ella es una mujer de 65 años, bajita, caucásica, cabello canoso ya que no le gusta teñirlo siempre hemos sido solo nosotras dos. Ella ha tratado de llenar mis vacíos paternales, su único hijo quien fue mi padre alguien lo asesino días antes de que yo naciera, Dolores no habla mucho sobre ese tema supongo que aún le duele pensar en ese suceso, por otro lado esta Pamela. Ella es mi madre biológica pero nunca está conmigo ya que realmente es todo lo contrario, ella solo piensa en irse de fiestas con sus jóvenes amantes.

-Buenas mis niñas, ¿quieren algo de beber?-

*Nos dice mi abuela con una gran sonrisa en su rostro*

-Sí, por favor-

*Mis amigas le contestan*

-Yo no, gracias Mamita-

*Le digo caminando hasta la puerta de la habitación*

-Niñas las espero a dentro-

Entro a mi habitación y me acuesto en la cama mirando al techo pensando en como decirles a las chicas todo lo que sucedió, lo irónico es que...ni siquiera estoy segura de nada, ¡ash!, mi cabeza es un enredo y mi cuerpo un desastre, ¿fue mi culpa por aceptar?, ¿de verdad soy culpable?. Doy un gran suspiro.

Ellas abren la puerta. Volteó a verlas. Se sientan a mi lado y me miran fijamente sin decir una palabra, pero sus caras me preguntan sin necesidad de que hablen. Mis ojos se llenan de lágrimas.

-Estrella no sé que te sucede, pero sabes que puedes contarnos lo que quieras, estamos para ayudarte y estaremos para ti sin importar que tan grave sea la situación-

Me dice Amelia dándome un abrazo. Alana abre el morral y saca lo que tiene en su interior, ellas se sorprende al ver lo que contiene.

-¿Te parece si empiezas por decirnos que es esto?, ¿que hiciste el fin de semana?, no imaginas lo preocupada que estaba por ti-

Me dice Alana y yo me quedo en silencio unos segundos mientras trato de encontrar las palabras correctas, si es que existen algunas para explicarles eso que ni yo he logrado digerir por completo.

-Ok, solo... por favor no me vayan a juzgar-

*Bajo la mirada*

-Sabes que nunca haríamos eso, mas que amigas somos hermanas, nos conocemos desde los cinco años cuando apenas y íbamos al jardín de niños es ofensivo que pienses que haríamos algo como juzgarte-

*Las miro y empiezo a contarles*

CAPÍTULO 2

Hace dos días fue mi cumpleaños número diecisiete.

-Felicidades mi amor, espero que pases un día muy especial. Aquí esta mi regalo-

*Dice mi abuela mientras me abraza y me besa para al final entregarme una caja de regalo mediana*

-Gracias mami-

Le respondo dándole un beso, agarro el obsequio y lo abro. Es un hermoso vestido azul cielo con brillos y un par de plataformas plateadas.

-Es hermoso Dolores, debió costarte mucho dinero, no debiste molestarte-

Le digo mientras la miro preocupada por la plata que debió gastar en el, pero también estoy feliz por que realmente es un vestido hermoso.

-No te preocupes por esas cosas y no es ninguna molestia, eres mi única nieta-

*Sostiene mi mano mientras habla*

-No todos los días se cumple años mi pequeña, aparte el año pasado no pude darte nada, hoy solo quiero que te veas linda y salgas con tus amigas, si quieres te puedes quedar donde alguna de ellas o se vienen a dormir aquí, lo dejo a tu elección solo quiero que estés feliz y no te quedes encerrada con esta vieja amargada aquí en casa-

Me dice con una sonrisa amorosa y burlesca en su rostro y palmeando mi pierna se levanta de mi lado, pero antes coloca algunos billetes algo arrugados en mi mano. Me sonríe a la vez que me guiña un ojo. Besa mi frente y sale de la habitación. No le doy más vueltas al asunto así que me levantó veloz de la cama, me baño y salgo para llamar a mis amigas en la cabina telefónica de la cuadra.

Llego a la esquina y allí está él... Rey, he estado enamorada de ese hombre por casi un año, creo que fue justo unos días después que nos mudamos a este nuevo barrio que mis ojos se fijaron en él. Se escuchan toda clase de rumores sobre lo que hace, sé que tiene varios negocios y propiedades, pero también se dice que esta enredado en cosas turbias, pero la verdad es que yo solo lo miro de lejos, no hablo con nadie en este lugar aparte de mis amigas por lo qué lo poco que sé es lo que a veces escucho de la vecina chismosa que habla con Dolores.

Rey es un hombre 10 años mayor que yo con una altura de alrededor de 2 metros, test trigueña, ojos miel, cabello castaño y con muchos tatuajes en casi todo su cuerpo. Él no viene mucho al barrio, pero cuando lo hace todas las mujeres del vecindario enloquecen, yo siempre he creído que soy invisible ante sus ojos dado que cada vez que lo veo esta rodeado de mujeres hermosas, creo que no recuerdo una sola vez que haya estado solo, tampoco se le ve hablando con las mujeres de aquí del barrio, pero en sus carros o motos nunca faltan 1 o 2 a veces más, ¿por qué alguien como él, miraría a una rara como yo?, sin mencionar que mi heterocromía me hace a un más rara.

Tengo una afección poco común, mi ojo derecho es azul y el izquierdo café oscuro, mido 1.70 cm de altura, mi cabello es rizado completamente y de color negro, mi test blanca junto a todas las pecas en mi rostro me volvieron la rara de la escuela y de todas las partes a donde voy. Sacudo mi cabeza tratando de no pensar más en él y camino tratando de parecer normal. Él está hablando con algunos hombres mientras que en su motocicleta veo a una mujer esperándolo al otro lado de la calle, llego a la cabina telefónica que está justo detrás de ellos, es la única varias cuadras a la redonda. trato de calmar mis nervios y marco el número de Alana. El teléfono suena una vez cuando siento un brazo enorme que rodea mi cuello y una mano grande cuelga mi llamada. Automáticamente me siento tensa y me quedo inmóvil con el teléfono en mi oreja. De la nada lo escucho.

-Me dijo un pajarito que hoy estas cumpliendo años Estrellita-

Quita el teléfono de mi oreja y lo cuelga. Yo no logro pronunciar palabras y empiezo a sentir como mi cara se va volviendo colorada, mi cuerpo tiembla suavemente, ¿estoy soñando?, ¿en verdad está hablando conmigo?. Eso es lo único que puedo pensar, esto no puede ser real.

-¿Se le comieron la lengua los ratones Corderito?-

*Me pregunta tomando mi cabello rizado de mi rostro y lo coloca detrás de mi oreja*

-¡Ehh!... ¿no?-

Mi cara se vuelve aún mas roja de la vergüenza al escuchar lo que sale de mi boca, ¿No?, ¿Qué clase de respuesta es esa, Estrella?. Estoy teniendo una batalla campal en mi cabeza que siento podría explotar en cualquier momento de la vergüenza. Puedo escuchar como todos se ríen de mi respuesta al tiempo que siento su respiración en mi oído y su eminente presencia detrás de mí. Estoy demasiado nerviosa y no logro entender que esta pasando en este instante.

-Eso es bueno Estrellita, no te preocupes, no debes sentirte nerviosa yo solo quiero hacerte una invitación esta noche-

*Me da la vuelta suavemente al terminar de hablar y nos miramos directo a los ojos*

-¿Te interesa?-

Me guiña un ojo pasando su mano por mi barbilla. Mis ojos se posan en sus labios rosados, son tan lindos, están un poco quemados por fumar cigarrillos, pero me pierdo por un momento en lo delgado que son y sin pensarlo de mi boca salen mis palabras.

-¡Sí!-

Mis ojos como reflejo a mi respuesta miran al otro lado de la calle dónde esta la mujer que lo acompaña, pero a ella parece no importarle lo que esta pasando, ni siquiera despega su vista de la pantalla de su celular.

-No te preocupes por ella-

*Sostiene mi barbilla y voltea mi rostro hacía él*

-Es solo una conocida y no le molestará que hablemos así que sigamos en lo nuestro, como ya me dijiste que sí entonces te espero a las 8 de la noche en la entrada del barrio, pero... ¿si la deja salir la abuela sin problemas? -

*Se acerca a mi rostro con una mirada que me coloca aun más nerviosa*

-Yo... tengo permiso para salir hoy-

*Respondo bajando mi mirada, Rey se ríe y me da un beso en la mejilla antes de llegar a mi oído*

-Entonces nos vemos en la noche Corderito, no me dejes esperando o estaré muy frustrado, ¿ok?-

Me dice pasando su lengua por mi oreja y da media vuelta sin dejar que responda. Se despide de las personas que lo acompañan, cruza la calle con gran velocidad, sube a su motocicleta y se va sin mirar atrás. Me quedo en shock y solo veo a los hombres que estaban con él también como se marchan. Yo no logro terminar de procesar lo que acaba de suceder. Doy la vuelta y marco nuevamente el número de Alana mientras mi cerebro trata de entender que acaba de suceder en menos de tres minutos... ¿me invitó a salir?, ¿sabe que existo?, no, la pregunta correcta sería ¿sabe que estoy de cumpleaños?. Estoy muy confundida pero no puedo quitar esa sonrisa estúpida de mi rostro. Escucho sonar el teléfono al otro lado, por cuestiones de dinero Dolores nunca me a comprado un celular y el de ella pocas veces tiene para llamar. Por eso casi siempre venimos a la cabina de la esquina, pero ¿quién iba a pensar que sería este lugar donde hablaríamos por primera vez?.

-¿Si?, hola ¿quién es?.

*Escucho a Alana al otro lado y su voz me saca de mis pensamientos*

CAPÍTULO 3

-Alana, soy yo, Estrella ¿como estás?, ¿te desperté? -

*Le digo tratando de controlar mis pensamiento que están por los cielos en este instante*

-¡FELICIDADES CUMPLIMENTADA!, que sigas teniendo muchas bendiciones y que hoy pasemos un día genial, bruja al fin tenemos la misma edad todas, dime ¿qué quieres que hagamos esta noche?-

*Grita emocionada, se escucha tan feliz*

-Gracias bruja, sobre eso-

*Me quedo en silencio unos segundos*

-... Yo necesito un favor tuyo... ¿Podrías decirle a Dolores que estoy contigo si por casualidad llega a llamarte en la noche?-

*Muerdo mis uñas ansiosa al decir mis palabras*

-Sí claro, pero no entiendo, ¿que harás?, pensé que nos veríamos hoy para celebrar tu día -

*Me dice y puedo escuchar lo confundida que esta*

-Bruja, prometo contarles todo el lunes en la escuela, no es nada malo, lo juro, confía en mí y dile también a Amelia por favor. Por ahora te dejo voy a regresar a la casa, te quiero-

*Le digo tratando de contener la emoción*

-Bueno bruja, yo también te quiero y lo que sea que vayas a hacer, por favor ten cuidado-

*Me dice con tranquilidad, pero a la vez se escucha preocupada*

-Sí, lo tendré, no te preocupes-

Le digo para tranquilizarla y cuelgo. Todo el día estuve ansiosa pensando en Rey, mi cabeza era un torbellino de dudas y preguntas. Al llegar la noche me arreglé lo mejor que pude con el regalo que me dio Dolores, no soy mucho de zapatos altos así que practiqué caminar con ellos durante el día para no parecer novata cuando me encuentre con él.

8:00 PM:

Llego a la entrada del barrio y ahí está Rey esperándome parado junto a su auto. Tiene un smoking negro, un cigarrillo en su boca y su celular en la mano. Puedo ver claramente su figura esbelta y puedo decir que luce tan majestuoso e imponente como dicen las personas del barrio. Trago saliva tratando de caminar lo mejor posible con estas plataformas altas que me hacen tambalear por momentos. Llego cerca de él y respiro profundo antes de saludarlo.

-¡Hola Rey!-

Le digo con la voz más madura que logro conseguir en medio de mi nervioso instante. Él voltea a verme con esos ojos color miel y siento que todo mi mundo se detiene por un segundo, extiende su mano hacía mí con una gran sonrisa en su rostro dejándome ver sus dientes perfectos, yo le respondo el saludo estrechando nuestras manos.

-¡Hola Corderito!, ¡Wow!, te ves hermosa Estrellita, es un placer tenerte para mí esta noche... ¿Tienes alguna hora exacta para regresar a casa?-

*Besa mi mano sin apartar sus ojos de los míos mientras me habla*

-... No, Dolores piensa que estoy con mis amigas y cuando regrese puedo llamar a Alana a su celular. Ella me dejará quedar en su casa sin importar la hora-

*Muerdo mi labio inferior al terminar y él acaricia mi rostro con suavidad*

-Tranquila, solo quería estar seguro que te podía robar toda la noche sin problema-

*Me dice dándome un suave beso en los labios*

-Vamonos bombón en este lugar existen demasiados ojos y eso no es bueno-

Me dice sosteniendo mi mano. Mi respiración se corta, mi corazón late súper rápido y soy tan ingenua que no comprendí en ese momento las verdaderas intenciones de Rey.

-Sube Corderito -

Me dice abriendo la puerta del auto. Subo y él abrocha mi cinturón mientras da la vuelta para subir al asiento del piloto. Me quedo perdida en mis pensamientos tratando de entender que no era un sueño ¿en serio estoy con Rey? ¿A donde iremos?, tengo tantas preguntas rondando en mi cabeza en este momento. Él enciende su convertible rojo y mientras cruzamos las calles de la ciudad coloca algo de música suave.

-Estrella, si quieres algo en especial puedes decirme y lo compraré para ti, lo que quieras, ya sea comida, postres, bebidas porque llegaremos en cuarenta minutos a donde vamos y no podrás comprar nada, puedes recostarte sí así lo deseas, yo necesito hacer una llamada que no puede esperar, ¿ok?-

*Me dice sosteniendo mi mano y me da un beso en la parte superior de la misma a la vez que me guiña un ojo*

-Esta bien-

Le contesto tímidamente en medio de su acto que no sé si decir es vergonzoso o romántico. Estuvo hablando por celular durante todo el camino, su conversación era en un inglés muy fluido, pero él parecía enojado, su frente no dejaba de tener el ceño fruncido a la vez que manoteaba contra el volante y por momentos alzaba su voz, yo trate de mirar por la ventana la mayor parte del tiempo para que él hablara con tranquilidad aunque realmente no entendía nada de lo que estaba diciendo.

...

Llegamos a una casa de campo a las afueras de la ciudad con guardaespaldas por todas partes, están armados, veo radios y cámaras de monitoreo en cada esquina a dónde dirijo mis ojos. Su fachada delantera en vez de paredes tiene vidrios, literalmente parece cristalizada lo que me hace pensar que en las mañanas y tardes debe brillar como un diamante a la luz del sol. En medio de mi asombro escucho la voz de Rey que me saca de mis pensamientos.

-Bienvenida a mi humilde hogar, Corderito-

*Me dice con una gran sonrisa en su rostro estirando su mano hacía mí*

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